COMPOSTELA
Año 2020 2019
ARTE Y CULTURA EN EL CAMINO DE SANTIAGO. POR SUS CATEDRALES EN ESPAÑA. POR LOS SIGLOS DE LA EDAD MEDIA José Manuel García Iglesias Universidad de Santiago de Compostela1
Los caminos a Santiago suponen Arte y Cultura en sus diferentes sendas, en aquellos lugares por los que transcurre. Y, en cada uno de ellos, las peculiaridades de cada territorio y los tiempos en los que cabe localizar, en los mismos, huellas jacobeas tienen un ser, y un sentido, que cabe explicar desde ese contexto, inmenso y variado, que la peregrinación aporta. Cada trayecto cuenta, en su desarrollo, con la presencia de catedrales y, en éstas, en mayor o menor medida, hay huellas jacobeas, acordes, precisamente, con el ser de la sede a la que se corresponde cualquiera de las basílicas a estudiar en relación, concretamente, con el culto a Santiago el Mayor. Es en el repertorio de catedrales hispanas anteriores al Concordato de 1851 en donde cabe incidir en este caso. Oviedo supone, entre ellas, un referente importante en relación con los caminos del Norte, como lo es Santo Domingo de la Calzada en el Camino Francés, o Plasencia en la Vía de la Plata. La valoración, en paralelo, de tales exponentes resulta clarificador. Y al final, Santiago de Compostela, principio y fin de los caminos jacobeos, con su ejemplificadora manera de entender y valorar a Santiago el Mayor en su catedral, la suya, aquella que lo tiene por fundamento y de la que es su razón de ser.
1. Oviedo
E
n la puesta en marcha del culto jacobeo, a partir, aproximadamente, del año 830, tiene una especial importancia un rey asturiano, Alfonso II el Casto (788-842), dado que él —ante el hallazgo del cuerpo que se reconoce como propio de Santiago el Mayor, por parte de Teodomiro— fue a Galicia para constatarlo. Lo cuenta así la Historia Compostelana: “Después de encontrarla (la tumba),
dando gracias a Dios, se dirigió enseguida a presencia del rey Alfonso el Casto, que entonces reinaba en España, y le dio a conocer el asunto verazmente según había oído y visto con sus propios ojos; el rey en persona, henchido de gozo por tan gran noticia, con paso apresurado vino a estas regiones y restaurando la iglesia en honor de tan gran Apóstol trasladó el episcopado de la sede iriense al lugar que se llama Compostela…” (Historia, 1139: 70. Vid. Cid, 1993: 55-58; Cruz 2004: 27-45). Fueron, pues, las tierras de Asturias y, concretamente Oviedo (vid. Remolina, 2014: 229-242), en donde aquella noticia, en cierto modo, se autentificó, convirtiendo a los monarcas asturianos en guardianes de aquel santo lugar dado que, como se ha afirmado, “el reino era el único heredero directo de Toledo y la presencia del cuerpo de Santiago, evangelizador de la Hispania, confirmaba además su independencia frente a las pretensiones pontificias y al tradicional enemigo, los francos” (Rucquoi, 2017:37). Es en el Oviedo prerrománico, entonces, en el que cabe incardinar el principio de esta historia (vid. Suárez Álvarez, 1993: 53-61; Torrente, 1993: 115119). De allí salieron, con este reconocimiento regio (vid. López Alsina, 1993: 27-36), los primeros peregrinos y, con ello, el nacimiento de la concreción de una ruta, de un camino, de peregrinación que, desde allí, conducía, y lleva, a Compostela y que, hoy, se conoce como Camino Primitivo (vid. Ruiz de la Peña et al., 1990: 84-145); en él acontecieron, también, milagros a relacionar con Santiago el Mayor (vid. Rucquoi, 2013: 393-415).
Grupo de Investigación GI-USC-1907. ORCID: org/0000-0003-0491-3213. Researcher Id: F-9465-2016. Este trabajo está incluido dentro del programa de Consolidación e estruturación. REDES 2016 (ED341D R2016/023) de la Xunta de Galicia; y Proyecto (HAR2016-76097-P) (AEI/FEDER, UE), adscrito al Programa estatal de fomento de la investigación científica y técnica de excelencia, subprograma estatal de generación del conocimiento. Parto para este texto de la obra en preparación que tiene como título provisional, Huellas Jacobeas en las Catedrales de España. 1
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