CURIOSITY
DÍAS CONTADOS
HACE 170 AÑOS
SE DEMUESTRA LA ROTACIÓN DE LA TIERRA GETTY
AUNQUE YA EXISTÍAN MODELOS QUE APUNTABAN QUE NUESTRO PLANETA GIRABA SOBRE SÍ MISMO, A PRINCIPIOS DEL SIGLO XIX AÚN NO SE HABÍA IDEADO UN MÉTODO QUE PERMITIERA PROBARLO. EN 1851, EL PÉNDULO CONSTRUIDO POR FOUCAULT CONSTATÓ ESTE FENÓMENO.
Una réplica exacta del péndulo de Foucault –el original quedó dañado en un accidente en 2010– oscila bajo la cúpula del Panteón, en París.
na de las evidencias más reiterativas que nos presenta la naturaleza es el lento giro del Sol a nuestro alrededor. Jornada tras jornada lo vemos salir por el este, alcanzar la posición más alta al mediodía y caer con la tarde, hacia el ocaso. Es una experiencia que tenemos tan arraigada que incluso en los días más oscuros del invierno sabemos con certeza que el astro rey está haciendo ese trayecto. Todo esto lo conocemos desde hace miles de años. También, que por el cielo vemos girar la Luna y los luceros, con trayectorias similares, y que durante la noche se mueven lentamente las constelaciones de estrellas. La observación más detallada de todos esos fenómenos conlleva, sin embargo, tener que entender, entre otras muchas cosas, por qué los días son más cortos en invierno que en POR RAMÓN NÚÑEZ
U
54
verano, por qué a lo largo del año no vemos siempre las mismas constelaciones o por qué los planetas varían su posición respecto a las estrellas fijas de esos modos tan extraños. Para ello se elaboraron distintos modelos. En el siglo II, Ptolomeo explicó esos detalles mediante un sistema geocéntrico muy complejo. De hecho, la principal virtud que en el siglo XVI aportó el sistema heliocéntrico de Copérnico fue su simplicidad. Pero que la Tierra se moviera alrededor del Sol, como planteaba este último, no era algo manifiesto. El progreso de las ideas científicas, con el trabajo de Brahe, Kepler, Galileo, Newton y tantos otros, nos hizo preferir la idea de que, en realidad, todo puede explicarse mejor si pensamos que la Tierra gira sobre sí misma y, con ello, da pie a la sucesión del día y la noche. Pero a comienzos del siglo XIX todavía nadie había demostrado que eso fuera así de verdad. Con una idea en la cabeza y tras unas semanas de trabajo en