Mazagón Marzagón Fiestas 2022

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SALUDA DEL ALCALDE

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SALUDA DEL TENIENTE DE ALCALDE

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/Mondo

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SOBRE EL ORIGEN PORTUGUÉS DE MAZAGÓN (Mazagâo)

José Miguel Morales Llamas

HISTORIA DE MARÍA, LA GAVIOTA DE MAZAGÓN

Enrique Cabeza

LA FUNDACIÓN DE LA HOSTERÍA DE LA RÁBIDA

Pablo Tornero Tinajero

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CERAMBYX WELENSII EL GRAN LONGICORNIO PERFORADOR DE ENCINAS Y ALCORNOQUES 18

Israel Sánchez Osorio

SISTEMAS AÉREOS PILOTADOS DE FORMA REMOTA (RPAS): HISTORIA, SISTEMAS Y OPERACIONES (3 DE 3) 22

Prof. Dr. José Manuel Andújar Márquez

MAZAGÓN EN PERSONA: MACHETE, UNA LEYENDA DEL FÚTBOL ONUBENSE

José Antonio Mayo

Edita Fundación Municipal de Cultura de Moguer “Francisco Garfias” Dirección Manuel Padilla

BREVE HISTORIA DEL PARADOR NACIONAL DE TURISMO DE MAZAGÓN

Antonio Gómez Bernal

Ilustraciones IZkin Wild Sonia García Obra pictórica María Ferrera Faustino Rodríguez Pedro Rodríguez Rodolfo Villaplana

Claudio Lozano Guerra-Librero

/Calambur EL GRUMETE DEL RAYO

Concha Gorostiza Dapena

LA CASA

Juan Drago

Depósito Legal H-204-2003 Las notas y opiniones aparecidas en los presentes trabajos son de la exclusiva responsabilidad de sus autores. El Contenido de esta publicación no puede ser reproducido ni total ni parcialmente sin mencionar la procedencia.

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FANTASMA

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Juan Cobos Wilkins

EL MISTERIO DEL DELFÍN DORADO

Cristina Font Briones

CORAZÓN CONVALECIENTE

Carlos Fernández Martín

VIAJE A HANNOVER

Iván Romero Casilla

NADOR

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Dolores Izquierdo Labrado

EN CAMPIÑA, MAR CAMARINAS Y MÉDANOS

Juan Antonio Guzmán Camacho

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LO QUE EXISTE Y LO QUE SE VE

Antonio Orihuela

POR EL CRISTAL AMARILLO

Pablo Rodríguez-Thorices Arroyo

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SILENCIO, CUANDO EL ALMA CALLA

Manuel Durán Muñoz

Imprime

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LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN “MATA DEL DIFUNTO”: EL PECIO DEL “RAYO” COMO HIPÓTESIS 40

Foto Portada Javier Caró Fotografías Alberto Bouzón Tirado Antonio Álvarez Julia Avilés José María Figueredo López Familia Serna-San Miguel Mª José Rodríguez Pérez Joaquín Anjo R&R Riquelme Jaromir Chalabala Valentina Bacchio Juan Oria Callejo Fernando Melgar Pablo Temes

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QUÉ DICHA

Carmen Ciria

TÚ Y YO

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Sefi Cárdenas

ARENAS GORDAS (SIGLO XVI)

Pilar Lahuerta

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SUM


EL IMPERIO ESPAÑOL EN EL PACÍFICO (1 DE 2)

Francisco Domínguez

NUEVA ORA MARÍTIMA LA DERIVA DE LOS INSECTOS

Diego Ropero-Regidor

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ME ESTÁN NACIENDO FLORES

Teresa Suárez

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PRELUDIO A LAS PUERTAS DE UN FAUNO

Faustino Rodríguez

MARZAGÓN, REVISTA LITERARIA

José Antonio García

EL DUENDE DEL ALCOR

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EL ÚLTIMO PASODOBLE

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Sonia Serna San Miguel El Fenicio

MÉDANO DEL ASPERILLO

Pedro Rodríguez

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RECUERDOS DE IDA Y VUELTA

Paqui García Mariano

SOÑABA CON VERTE

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/Bita Diana Gómez Bogado

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/Objetivo Mazagón PLAYAS DE MAZAGÓN

Alberto Bouzón Tirado

2022

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UMARIO 3

Foto. ALBERTO BOUZÓN TIRADO


SALUDA

del ALCALDE de MOGUER

/ Gustavo Cuéllar Cruz / ¡Por fin! De nuevo podremos disfrutar de la Feria de Mazagón. Tras una larga temporada limitados por las vicisitudes ocasionadas por la pandemia, que nos ha impedido celebrar y vivir nuestras tradiciones y costumbres como siempre, por fin 2022 recupera el pulso de la vida y recuperamos la tan ansiada normalidad. Mazagón, uno de los enclaves naturales más bellos de las costas españolas, no es una localidad de playa más. Mazagón es mucho más, un pueblo con identidad, con alma, que sabe aprovechar cada segundo de la vida y que disfruta de sus fiestas con toda la intensidad. Aunque, por supuesto, merece la pena recordar en cada ocasión el maravilloso entorno natural que atesora Mazagón entre pinares, dunas y kilómetros de costa inmaculada. Por ello, desde el Ayuntamiento de Moguer y la Fundación Municipal de Cultura Francisco Garfias, estábamos ya ansiosos por volver a entusiasmarnos con la organización y montaje de nuestra añorada Feria de Mazagón. Y para ello no hemos escatimado en recursos y medios con la implicación de todas las áreas municipales coordinadas desde las concejalías de Mazagón y Cultura con el apoyo y colaboración indispensables de la empresa pública EMVISUR y resto de áreas. Para este equipo de gobierno, Mazagón sigue y seguirá siendo una prioridad, reconociendo que la dureza de los últimos años nos ha impedido trabajar al ritmo que deseábamos, así como resolver con inmediatez, y se ha trabajado con firmeza por seguir mejorando infraestructuras, dotaciones y servicios con el fin de mejorar la calidad de vida y el Bienestar de la ciudadanía, tanto de Moguer como de Mazagón. Ya la tan demandada rotonda del cruce de la avenida Santa Clara es una realidad que ha aumentado la seguridad vial tanto para el tráfico rodado como para peatones, dotándola de una belleza entrañable con la donación del barco por el conocido ciudadano mazagonense Ernesto Pérez Banda, tótem que luce esplendoroso en el centro de esta. Otras actuaciones destacadas en Mazagón han sido la adecuación de 500 metros de acerados y aparcamientos en la avenida Conquistadores, regeneración ambiental de la senda del parador, adecuación de la plaza Oropéndola, adecuación y ampliación de la zona de veladores en el parque municipal, instalación de nuevos semáforos para la regulación del tráfico y el aumento de la seguridad de viandantes. En breve veremos también finalizada la nueva senda de la avenida del Parador y asfaltado de la calzada, así como la adecuación del entorno de la parada del autobús. Mención especial merece, como ya es habitual, la prestigiosa bandera azul y Q de calidad que ostenta desde hace años la maravillosa playa del Parador, galardones que, fruto del esfuerzo del Ayuntamiento de Moguer a través de las áreas de turismo y Mazagón, seguiremos manteniendo, ofreciendo a las personas usuarias unos servicios de calidad. Mazagón vivirá de nuevo un verano para el disfrute de la ciudadanía en un espacio incomparable y, además, cargado de actividades culturales para audiencias de todas las edades; teatro, danza, circo y música llenarán los espacios públicos de luz, color y ocio. Sólo me queda manifestar nuevamente el compromiso de este equipo de gobierno con Mazagón en todos los ámbitos de la gestión y desear a toda la ciudadanía, así como a visitantes, que pasen una feria inolvidable recuperando la ilusión y el entusiasmo que quedaron parados en el tiempo dos años atrás.

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SALUDA

del TENIENTE de ALCALDE

/ Francisco Ángel Martínez Pérez / Con la llegada del verano, y después de la crisis sanitaria que hemos padecido, nuevamente nos preparamos para vivir nuestras fiestas, que se han convertido, con el paso de los años, en uno de los grandes acontecimientos de la época estival en el litoral onubense. Como responsable de la Tenencia de Alcaldía de Mazagón, quiero en primer lugar aprovechar la oportunidad que me brinda esta publicación, para saludar cordialmente a todos los vecinos y vecinas de nuestro pueblo, así como a los que nos visitan, con el deseo de que disfrutemos intensamente de estos días de convivencia, alegría y diversión que se avecinan. A lo largo de esta legislatura, en nuestras calles, en nuestros centros educativos en las instalaciones deportivas, se han ejecutado proyectos y realizado actuaciones que repercuten en la mejora de nuestro entorno y calidad de vida de todos y todas; sin duda alguna, quedan cosas por hacer; Mazagón continúa mejorando aunque a veces no es fácil trabajar día a día cuando los medios con los que contamos son muy limitados y existen problemas y carencias que requieren soluciones; por ello, queremos agradecer vuestra comprensión y paciencia y transmitiros el compromiso que tenemos de escuchar vuestras demandas y seguir trabajando con ilusión y responsabilidad para solucionarlas. Dos elementos son imprescindibles en nuestra Feria, su cartel anunciador y la revista Marzagón. El cartel que anuncia nuestra fiesta de verano se trata de un magnífico trabajo realizado por nuestro vecino José Prieto Escaso, que ha puesto su arte e inspiración para ofrecernos el hermoso cartel de este año y merece todo nuestro reconocimiento público y felicitación. De la revista, 25 años vinculada a Mazagón en Fiestas termina forjándose, poco a poco y de modo firme a lo largo de sus ediciones, para adquirir la cohesión que ha contribuido a fraguar su identidad y su nombre MARZAGÓN como marca cultural asociada al periodo estival de nuestra playa. Continuidad de la cultura año tras año, incluso en los dos años difíciles y complejos de pandemia para sellar así un vínculo elemental de sociabilidad entre Mazagón y su ciudadanía. Marzagón se evidencia no sólo como una revista cultural sino también una publicación en la que el concepto de cultura adquiere una noción articuladora como vehículo a través del cual se expresan colectivos literarios, artísticos, historiográficos, científicos y de investigación. Nuestro agradecimiento a todos y a todas que hacen posible que esta publicación sea una realidad, pues son ellos y ellas los que conceden el valor cultural de la misma, que un año más se muestra lo más hermosa posible en nuestras fiestas. El esfuerzo realizado por trabajadores, técnicos y operarios de las distintas áreas municipales, a los que agradezco su esfuerzo, ha de verse correspondido con la participación de vecinos y visitantes en la atractiva propuesta festiva de estos días, por lo que desde estas páginas os animo a todos y a todas a disfrutar de estas fiestas de verano. Felices fiestas, feliz verano.

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/Mondo 6

Foto. ANTONIO ÁLVAREZ


/ José Miguel Morales Llamas /

SOBRE EL ORIGEN PORTUGUÉS DE MAZAGÓN (Mazagâo) Existe un azulejo en la zona ajardinada al final del puerto deportivo de Villa Real de Santo Antonio y frente al edificio de Capitanía Marítima, que me llamó poderosamente la atención por el topónimo que allí se recoge, cuya pronunciación portuguesa es muy similar a la de nuestro Mazagón con la nasal circunfleja de la â, que seguida de la vocal o, suena como nuestro Mazagón. En la Wikipedia encontramos lo siguiente: Mazagán o Mazagón (en portugués, Mazagão) fue una posesión portuguesa en África del Norte. Corresponde a la actual ciudad marroquí de El-Yadida (en árabe, ), a 90 km al sudoeste de Casablanca. El azulejo en cuestión es el de la siguiente imagen:

Se trata de un azulejo reciente, probablemente del 2021, pues es una localidad muy frecuentada por razones familiares, y no estaba antes allí. Rápidamente me vino a la memoria el artículo de José Luis Gozálvez del año 2000 en la revista Mazagón1 en donde empieza diciendo que Mazagón tiene una difícil etimología, a no ser que se relacione con la historia portuguesa. En ello abundaremos en este artículo. El azulejo en cuestión rinde homenaje al capitán António Leite. Pero, vayamos por partes: traduciremos primero el texto, después veremos la ubicación en el norte de África de los lugares señalados en él, y finalmente analizaremos el contexto histórico en el que se produjeron. También hablaremos de la etimología portuguesa de nuestro topónimo. El texto, aunque fácil de entender, dice así: Antonio Leite, capitán de Azamor, Mazagâo y caballero de la Orden de Cristo, fue uno de los guerreros de la expansión portuguesa, que ascendió en la carrera de las armas por los servicios 1 GOZÁLVEZ, José Luis (2000) “El Mazagón de Bombay, de Marruecos y de Brasil”. Revista Mazagón.

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prestados a la Corona en el Norte de África. En 1542 fue nombrado alcalde mayor de la villa de Arenilla, encomendándole el rey D. Juan III defender y proteger la villa de la desembocadura del Guadiana de los ataques de corsarios y de la piratería magrebí. (Esta antigua villa de Arenilla es la que el Marqués de Pombal, en el siglo XVIII, refundó, al más puro estilo del Despotismo Ilustrado, con el nombre de Vila Real de Santo Antonio, exactamente con el mismo fin pero orientado ahora, lejos ya de la época colonial, a la defensa de la frontera del Guadiana frente a España)2. Respecto a la ubicación de las antiguas Azamor y Mazagâo, nos situamos en el mapa que refleja la época colonial de la dominación portuguesa de la zona.

Junto a Casablanca, cuya ocupación finaliza en 1755, la de Mazagâo es aún algo más duradera, llegando hasta 1769. La distancia entre ambas orillas (Huelva y Mazagâo) está en torno a las trescientas veinte millas náuticas. Teniendo en cuenta la velocidad máxima que podían alcanzar los galeones del siglo XVI (alrededor de las siete millas por hora), se podía tardar en llegar de una orilla a la otra unos dos días. Recordemos que el galeón español (también «nao» o «navío») fue un tipo particular de embarcación utilizado tanto para transporte de mercancías como para navío de guerra con hasta 60 cañones. Fue el navío por excelencia de la marina española desde mediados del siglo XVI hasta principios del siglo XIX. Aunque son muchos los cuadros y planos que representan a los distintos tipos de galeones, hemos elegido este tan curioso, con esa imagen de los vientos, cuya leyenda PATIENTIA&COSTANTIA reza que:

Si los vientos son contrarios, Es grande cordura y ciencia El amaynar con paciencia.

2 FIDALGO, Andreia (2010: 5-9): VILA REAL DE SANTO ANTONIO, O URBANISMO ILUMINISTA. Câmara Municipal.

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Que alude a la habilidad que debían tener estos experimentados marineros en su desigual lucha con los elementos para gobernar estas pesadas naves que, como he dicho, tanto servían para la guerra como para el comercio. La página oficial del patrimonio de la UNESCO sobre el origen del topónimo portugués especula con dos versiones bastante novedosas para nosotros y más convincentes que la extendida con el impuesto del mes de marzo, que yo mismo recojo3 y que la pintoresca que propone Julio Izquierdo Labrado sobre el dios filisteo Dagón. A origem da toponímia “Mazagão” é controversa. João de Sousa afirma que o nome provem da expressão em língua árabe “El ma Skhoun”, com o sentido de “água quente”, enquanto que André Privé supõe que a palavra é de origem portuguesa. A versão mais plausível é que o nome seja de origen berbere uma vez que se encontra registado pelo geógrafo Muhammad al-Idrisi, no século XI, o nome original pronunciado como “Mazergan” com o significado de “amolar”. Após a sua destruição, em meados do século XVIII foi denominada de “Al Mahdouma”, ou seja “a demolida”, e mais tarde reconstruída vindo a ser denominada de “el Jadida” (“a nova”). La traducción dice así: el origen del topónimo Mazagón es controvertido: Joâo de Sousa afirma que el nombre proviene de la expresión en lengua árabe El ma Skhoum, con el sentido de agua caliente, mientras que André Privé supone que la palabra es de origen portugués. La versión más plausible es que el nombre sea de origen bereber ya que se encuentra registrado por el geógrafo Muhammad al-Idrisi, en el siglo XI, el nombre original pronunciado como Mazergan con el significado de amolar. Después de su destrucción, a mediados del siglo XVIII fue denominada Al Mahdouma, es decir, la demolida, y más tarde reconstruida pasando a ser denominada El Jadida, la nueva. Resulta que la ciudad portuguesa de Mazagão, ahora El Jadida, se encuentra en Marruecos, en la costa oeste de África, al sur de Casablanca. Actualmente tiene una población de 194.934 habitantes, y es Patrimonio de la Humanidad, por conservar aún importantes restos portugueses. Sobre la huella portuguesa en nuestra zona baste recordar palabras como fechado y fechadura (cerrado y cerradura) o apellidos como Batista, Méndez o Alves, fruto de las intensas relaciones comerciales hispano-lusas. Este enclave portugués tenía la evidente misión de alimentar y proveer a los barcos y, por supuesto, el comercio de esclavos. Según Manuel Fernández Chaves y Rafael Pérez García, una de las rutas del comercio de esclavos de Portugal a Sevilla procedía de las costas del Algarve, entrando en territorio español a través de Ayamonte. Los esclavos que allí no se vendían entraban en un circuito que pasaba por Huelva, Gibraleón, Moguer, Niebla y Sevilla4. El fin de la presencia portuguesa se data en 1769. El Marqués de Pombal, estratega del reinado de José I, y al que hemos aludido al principio como fundador de Vila Real de Santo Antonio, decidió que toda la población de la colonia africana, sería transferida para la Amazonia, en Brasil, otra región portuguesa que necesitaba garantizar la soberanía. Así, la fortificación fue abandonada y destruida, sus habitantes partieron para Brasil, donde fundaron la villa de Nova Mazagão (Nueva Mazagón), actualmente solo Mazagão, en Amapá, con una población estimada de unos diecisiete mil habitantes. Para concluir hay que recordar lo frecuente que es repetir en territorios nuevos topónimos conocidos de las distintas metrópolis. Para no ser exhaustivos, recordaremos sólo algunos ejemplos: lo hicieron ya los griegos de Rodas cuando bautizaron con el nombre de Rodes (Roses) su colonia de Girona; los romanos lo hicieron con Itálica en Sevilla, los españoles con Córdoba en México; los ingleses con York en Nueva York; los franceses con Nueva Orleáns; los holandeses con Salem…y los portugueses con Mazagâo.

3 MORALES LLAMAS, José Miguel (2014: 93) Nombradía. Moguer. 4 FERNÁNDEZ CHAVES, Manuel & PÉREZ GARCÍA, Rafael (2010: 14-15) “Las redes de la trata negrera: mercaderes portugueses y tráfico de esclavos en Sevilla (1560-1580)”, en La esclavitud negroafricana en la Historia de España. Siglos XVI y XVII. Granada.

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Historias y leyendas antiguas conforman los profundos cimientos de la cultura de un pueblo. Como una amorosa labor de artesanía entretejen lo real con los sueños, anhelos, creencias populares, y por tanto profundas, de una comunidad. Dejémonos pues llevar por esta historia que... ¿quién puede decir que no fue real?

/ Enrique Cabeza

A finales del siglo XVI, las villas de Moguer y Palos de la Frontera vivían diferentes momentos de desarrollo tras la asombrosa gesta del descubrimiento de América. Mientras que en la primera se producía un feliz periodo de crecimiento, impulsado sobre todo por su decisiva participación en el tráfico marítimo y comercial con la España americana, la segunda veía emigrar a sus armadores y marinos más capaces para ofrecer sus servicios en la Casa de Contratación de Sevilla, que tenía el monopolio del comercio con las “Islas de Indias, Tierra Firme, Canarias y Berbería”. En cuanto al topónimo de la villa de Palos, fue medio siglo más tarde, en 1642, cuando, para recoger adecuadamente su carácter y singularidad, y coincidiendo con determinadas vicisitudes políticas relacionadas con la vecina Portugal, al nombre histórico original se le añadió “de la Frontera “, que ha conservado hasta nuestros días. Todas las fronteras son fuente de intercambio y mezcla enriquecedora, así como también de conflictos, componentes

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esenciales todos ellos para que se desarrolle y abra paso la vida en su mayor y plena intensidad. Pues es, por ejemplo, en las zonas costeras, zonas fronterizas entre la tierra y el mar, donde la pesca es más abundante; es en la tierra, a pocos metros de profundidad y donde a modo de frontera contacta ésta con el aire y con el agua, el lugar en el que crecen las raíces y se desarrollan las plantas. Y es en las zonas fronterizas entre reinos a lo largo de la historia donde se desarrollan los intercambios comerciales más productivos, se aprende a convivir con culturas y religiones diferentes y se pueden producir conflictos amorosos como el que dio pie a este relato. Antonio, un mozo de Moguer, y Fátima, una linda morisca de Palos de la Frontera, son sus dos protagonistas. Se habían visto por primera vez en una de las ferias campesinas de la comarca cuando él tenía dieciocho y ella dieciséis años y se habían enamorado perdidamente. Pero, sus familias se oponían a semejante noviazgo. Cristianos y moriscos convivían en paz en aquellas tierras, pero la religión y las costumbres constituían una barrera infranqueable para los matrimonios entre miembros de las diferentes comunidades. El padre de Antonio era vigilante de la Torre del Río del Oro, más conocida popularmente como “Torre del Loro”, una de las catorce torres almenaras construidas a lo largo de la costa de Huelva por orden del rey Felipe II para tratar de protegerla de los regulares ataques de piratas y corsarios turco-berberiscos. Toda la línea de costa desde el Guadalquivir hasta el Guadiana estaba jalonada de estas torres que, separadas entre sí por una distancia media de unos diez kilómetros, permitían a sus servidores vigilar toda la zona y avisarse con fuego y humo de hogueras en caso de ataque, alertando a la población y movilizando a las tropas y milicias de las villas cercanas. Ocurrió que, por una mala caída, el padre de Antonio tuvo que delegar en su hijo aquel trabajo de vigilancia. Solo iban a ser unos días. Antonio estaba preparando sus cosas para marcharse a la Torre cuando se encontró con un conocido amigo suyo que, en un aparte, le habló de la magnífica oportunidad que se le brindaba de huir con su amada Fátima en un barco mercante berberisco, de cuyo capitán era pariente, y que hacía la ruta de Huelva a Argel y otros puertos del Mediterráneo. Los dos amantes podrían ocultarse en la Torre y éste enviaría de noche

una barcaza para recogerlos y llevarlos hasta el barco, que estaría esperándoles pasada la barra de Huelva. De la vigilancia de la Torre no debía preocuparse. Hacía ya tiempo que los corsarios no aparecían por allí y unos pocos días era un tiempo muy corto para que pudiera pasar algo malo… Tanto y tan bien le habló, que el pobre Antonio quedó convencido, sin sospechar siquiera que ese falso amigo era en realidad un espía de Murat Reis, el temible corsario, que se había propuesto atacar Huelva a gran escala, saquear sus poblaciones costeras, entre ellas Moguer y Palos de la Frontera, y coger cautivos a sus pobladores para pedir luego rescate por ellos, como era habitual en aquellos tiempos. Su plan era asaltar de noche una de las torres, de forma sigilosa y con solo uno de sus barcos, para mejor pasar desapercibido, tomarla por sorpresa y simular que seguía en manos españolas, de forma que a la noche siguiente se hiciera el ataque general con toda su flota y con la seguridad de que ninguna de las otras torres sería avisada desde la torre ya tomada. ¡La magnífica oportunidad de la que le hablaba a Antonio no era en verdad para él, sino para el corsario Murat! Así quedó decidido. Antonio recogió a Fátima en Palos de la Frontera y a lomos de una robusta mula se encaminaron hacia la Torre del Río del Oro. El camino discurría por un sendero de arena entre pinares; jara, romero, tomillo y abrótano lo perfumaban, intentando sosegar el corazón de los amantes que abandonaban para siempre el hogar paterno. Ya cerca de la Torre, una gaviota parece abalanzarse sobre ellos, les pasa a un palmo de sus cabezas y finalmente se posa en el brazo extendido de Antonio, que dice risueño - ¡No tengas miedo, es María! ¡Acaríciale la espalda y se hará amiga tuya! - Y mientras Fátima la acariciaba, le contó la historia de aquella singular gaviota. María había tenido una infancia difícil. Al poco de nacer se había roto un ala y eso le había impedido desarrollarse normalmente con el resto de la colonia. El padre de Antonio se la encontró en la playa, muy debilitada, le curó el ala rota y se la dio a su hijo como mascota. María ya nunca le abandonó. Se quedó a vivir en la Torre, donde hizo un nido que todavía hoy puede verse, y se convirtió en un miembro más de su dotación de guardia; distinguía perfectamente los tipos de barcos

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que navegaban por los alrededores, volando tranquila cuando se trataba de lanchas o barcos de pesca, pero graznando fuerte y violentamente cuando parecía tratarse de una embarcación armada. Los dos amantes se instalaron en la Torre en espera de la noche y de la llegada de la barcaza que debía transportarles al barco mercante, tal como se había convenido. Aunque eran muchas las emociones que les embargaban, finalmente el sueño juvenil venció a su tensa vigilia y poco después de ponerse el sol, ambos dormían profundamente.

por Antonio y también por Fátima, que manejaba con decisión la segunda pieza de artillería, y los fuertes picotazos que daba María aquí y allá, acabó convenciendo a los atacantes de que había que desistir del empeño y retirarse, no sin antes abandonar en la playa al espía, el falso amigo de Antonio que venía con ellos, enfurecidos por el fracaso de su plan. Ya amanecía cuando llegaron las milicias. La de Moguer capitaneada por el padre de Antonio, que no había querido quedarse en casa de ninguna manera y venía con la pierna entablillada, y la de Palos de la Frontera dirigida por el padre de Fátima. Se asombraron todos de ver allí a la joven con el botafuego de la mecha en la mano y el rostro tiznado. El espía, bien atado por Antonio, confesó. Todo quedó aclarado. Cogidos de la mano, los jóvenes reconocieron con valentía que se habían ido de casa porque se amaban y querían casarse en otras tierras más tolerantes. Los dos padres se miraron, tornando sus duros rostros en una expresión comprensiva, sonrieron a su pesar… y se dieron la mano. Al día siguiente, las campanas tocaron alegres celebrando la boda de Antonio y Fátima. Y eso no fue todo. Por una disposición municipal conjunta se le concedió el nombramiento de Vigilante Oficial de la Torre del Río de Oro a María la gaviota, con extensión a toda su descendencia y con orden de que fueran respetadas y protegidas por todos los vecinos de la comarca y visitantes de otros lugares. Y en recuerdo de aquellos hechos se compuso una coplilla que fue muy popular en la época y cuyo estribillo decía así:

Los insistentes y fuertes graznidos de María les despertaron cuando ya era noche cerrada ¿Qué era aquello? Seguramente María habría visto la barcaza que venía a recogerles, pero ¿por qué graznaba así?, ¿por qué se alteraba de esa manera a la vista de una simple barca? Antonio subió corriendo a lo alto de la atalaya y allí vio a la barcaza y a María, que se lanzaba una y otra vez dando fuertes graznidos sobre… ¡un nutrido grupo de hombres armados que iban a bordo! No lo dudó ni un momento: “¡Piratas!” gritó, mientras bajaba a coger la antorcha encendida en el interior de la Torre para disparar los cañones y a decirle a Fátima que subiera con él y encendiera la hoguera de alarma. El fuego encendido por Fátima fue contestado al poco tiempo por los fuegos de las torres vecinas ¡La alerta estaba dada y dentro de poco llegarían hombres armados a rechazar el ataque! Eso, unido a los cañonazos disparados

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Pues ya veis, Murat Reis que Lanzarote arrasó con naves y galeotas, fue vencido en Mazagón por solo una gaviota. Pues, esta es la historia de la gaviota María. Ahora ya sabéis en recuerdo de quien ha sido erigida la escultura que hay en la rotonda de la Avenida de los Conquistadores de Mazagón. Y si vais a la Torre del Loro, si os fijáis en un hueco que hay en lo más alto, veréis el antiguo nido de María…


/ Dr. Pablo Tornero Tinajero /

Postal coloreada de la primitiva hostería vista desde el sureste.

LA FUNDACIÓN DE LA HOSTERÍA DE LA RÁBIDA Introducción

Pocos lugares de La Rábida, a excepción del propio Monasterio, han quedado tan inscritos en el hábitat y la fisonomía natural y social de este espacio como La Hostería de La Rábida. Su presencia como espacio cultural, familiar y de ocio, permanece por años en el colectivo rabideño y ha sido referente en la historia para ser mucho más que un mero lugar hotelero. Sus paredes, a lo largo de los años, han sido testigos de acontecimientos políticos, académicos y de la vida cotidiana del entorno. No solo desde Mazagón a Moguer, pasando por Huelva capital, sino del mundo americanista. Y ello, ha sido posible, tanto por el lugar en sí, y su imbricación en la sociedad vecina, como por la cercanía

Convento de La Rábida a finales del s. XIX.

al Monasterio, a la Universidad, primero Santa María de La Rábida y luego, Internacional de Andalucía, sede de La Rábida; al Foro Iberoamericano y al Parque Celestino Mutis. Pero, es que, además, sus espacios, bajo la cordial

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M.R.P. Fray José Coll Mola. Literato franciscano muy vinculado con el monasterio. El 12 de octubre de 1892 se produce la cesión del convento a la orden religiosa.

y atenta mirada del siempre recordado Juancho, han sido un lugar de encuentros y desencuentros para políticos, intelectuales y personas que han llenado de humanidad, con amores y desamores, sus mesas y jardines. Sus muros vieron pasar la Monarquía, la República, la Dictadura y, por fin, la Democracia, convirtiendo el lugar en un Museo de la Historia. La Hostería acogió a personas de todas las tendencias que han conformado nuestra historia más reciente; monárquicos, republicanos, falangistas, nacionalcatólicos, destacados miembros del Opus Dei, y hombres y mujeres de todo el arco político parlamentario. En definitiva, la Hostería ha sido testigo principal de la Historia de España. Para mí mismo, en recuerdos volanderos, la Hostería, fue escenario pasado. Desde mi época de joven profesor de Historia de América en los Cursos de Verano de La Universidad, mis vivencias se hacen presentes. En interminables charlas con viejos amigos, en paseos con Maestros inolvidables, en conferencias más impetuosas que científicas, en debates políticos bastante desorientados, en atardeceres a la búsqueda del amor atolondrado. Un largo camino, hasta que un verano me encargué de la dirección de los cursos, con bastante más voluntad de eliminar el viejo orden que con un interés académico. Pero, gracias a mis antiguos compañeros, aquello significó un nuevo sentimiento respecto a los intereses del pasado. En definitiva, ¿quién en el mundo rabideño, no tiene cualquier tipo de vinculación con la vieja Hostería? Por eso, desde aquí hago un llamado a sus responsables para que sigan manteniendo La Hostería, como un lugar mágico, entre sueños realizados y no realizados y esperanzas conformadoras de nuestra época.

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Sus primeros años Domingo Muñoz Bort, en su libro sobre la Universidad de La Rábida y Rosario Márquez Macías en sus trabajos sobre la creación de la Real Sociedad Colombina Onubense y la revista Rábida, han dejado muy bien expuestos los proyectos que desde fines del siglo diecinueve se promovieron en España y Huelva para la conmemoración del IV Centenario. Esta efeméride es un acicate para dimensionar, en sus justos términos, los lugares colombinos e incorporarlos a la modernidad. El franciscano José Coll escribía en El Siglo Futuro, diario católico, el sábado 21 de noviembre de 1891, en referencia a Palos de la Frontera: “en cuanto a lo material, demasiado sabemos, que entre otras cosas se echan de menos en Palos, el agua potable, la higiene, el alumbrado público,…dos locales más proporcionados que los de hoy para escuelas públicas, y sobre todo, el cementerio fuera del casco de la población y en sitio ventilado, puesto que el actual Campo Santo, situado en un accesorio de la Iglesia Parroquial, hace ya muchos años que está de cadáveres como un embutido, viéndose precisados a sepultar cuatro o más personas en una misma fosa. Todo esto, aparte de que en aquella población se carece de médico, cirujano, farmacéutico y hasta de droguero…después de haber estado relegada cuatrocientos años al más completo olvido”. “Además los que quieran visitar Palos, encontrarán unas comunicaciones pésimas, ni una vez puestos en ella hallarán ni siquiera una miserable hostería o mesón”. Por eso mismo, a partir de estos años, se piensa en la idea de construir una hostería cercana al Monasterio, para que recibiese a los visitantes. Esto no fue, por estos años, aceptado por algunos “prohombres” del entorno. Así, en El Siglo Futuro, el 3 de agosto de 1888, escribía Manuel de Burgos y Mazo: “¿Es digno y noble para un pueblo culto y noble, tener convertida La Rábida en hostería, donde vayan a profanar aquellos


venerandos claustros y aquella reliquia de nuestras grandezas gentes que ni saben apreciar ni conocer siquiera ni lo que simboliza aquel Convento, ni el sublime poema de civilización y de fe que representa y que recuerda? Qué vergüenza. Qué vergüenza¡¡¡¡¡ “ En 1920 se entrega a la Orden Franciscana el edificio conventual, restaurado entre 1891 y 1923 por el arquitectoconservador Ricardo Velázquez Bosco; y se construyó en un terreno contiguo, propiedad del Duque de Alba, un monolito en honor a los Descubridores. Años más tarde se realiza el famoso vuelo Palos –Buenos Aires, ejecutado por el comandante Ramón Franco, también muy bien historiado por la Dra. Márquez Macías.

solicitado, un tiempo antes, al Patronato que se estableciese allí un parador u hostería. A tales efectos, el Estado adquirió, de dos particulares, los terrenos necesarios para la construcción del edificio. Este, constaba de 231 m2 construidos y situado en una parcela de 1.848,90 m2. Su estilo era muy poco innovador en lo arquitectónico, dando predominancia a lo local y con una estética que intentaba aproximarse a la que Velázquez Bosco había trazado para el Monasterio cercano, y por tanto muy ajeno a la arquitectura de la época. Era una clara definición del sentimiento de lo que después se llamaría “el espíritu de La Rábida. La Hostería, se inauguró en mayo de 1930, con un comedor para 60 personas, además de una zona de vivienda, con el máximo rigor gastronómico y servicios anejos.

Ya, desde 1905, se expande por la nación el fomento del turismo; comenzado por el Comisariado Regio de Turismo, presidido por el Marqués de la Vega Inclán, verdadero precursor del Turismo moderno en España, y muy influenciado por el pensamiento del Regeneracionismo, la Institución Libre de Enseñanza y los deseos intelectuales y culturales de incorporar España a la modernidad europea en materia de dar a conocer la nueva identidad española después del 98.

Era la idea general para el turismo de la época. Un turismo de calidad y modernidad que ya impulsara el Marqués de la Vega Inclán. El Patronato Nacional de Turismo asumió su explotación durante la vigencia de la Exposición.

Por eso mismo, desde el Estado se preparan sendas exposiciones universales con sedes en Sevilla, estudiada por el profesor Alfonso Braojos, y Barcelona.

La administración directa fue encargada al Restaurante Internacional, dirigido por el industrial Juan Blanch.

Es el momento en el que se encarga el proyecto de Hostería al arquitecto José María Pérez Carasa, el mismo que había realizado el Pabellón de Huelva en la Exposición Universal de Sevilla de 1929, por el Patronato Nacional de Turismo, creado en 1928, en sustitución del antiguo Comisionado Regio.

Dos años después se encargó a Morales y Estrada. De la misma manera el Patronato fomentó hacia los lugares colombinos frecuentes viajes desde Sevilla y su Exposición.

Este Patronato promueve dos hosterías de características similares y por razones diferentes, la de Alcalá de Henares y la de La Rábida. La Diputación Provincial de Huelva ya había

ABC. Madrid, 1930.

En 1930, escribía la Revista Turismo: “el itinerario de Sevilla a Huelva atraviesa una encantadora ruta, en la que puede admirarse esplendidos paisajes y pueblos singularmente típicos. Puede hacerse el recorrido yendo directamente a Huelva, y desde allí a La Rábida, para lo que se puede utilizar el transbordador en la Punta del Sebo.

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Reforma del establecimiento. Año 1952 Foto: Colección Antonio Cancela.

Desde La Rábida, para mayor interés del turista, el regreso se hace por Palos y Moguer, Niebla, La Palma y Villalba del Alcor, hasta Sevilla (...) y ello es un motivo más para hacer agradable y cómoda la excursión a La Rábida, que empieza a ser muy frecuentada desde que el Patronato Nacional de Turismo ha construido la citada hostería.”

Llegamos a la conclusión de que la única solución del problema está en el arreglo que pueda hacerse entre la Diputación y el Patronato… o veremos derribarse esa Hostería, cuyos escombros acabarán de enterrar el concepto de atracción turística, hacia los lugares colombinos.”

Desarrollo Histórico

En 1934, Paradores y Hosterías del Reino, la cierra, con la oposición de autoridades locales, como Eustaquio Jiménez Mantecón, hermano de Juan Ramón y alcalde de Moguer, como escribiese José Luis Gozálvez Escobar.

Una vez pasada la euforia turística de la Exposición de Sevilla, la Hostería, languideció lastimosamente. Tanto es así, que en 1932 el arquitecto municipal Baltasar Hernández Briz, hizo un muro de emergencias para desviar las aguas pluviales. El periódico La Provincia, el jueves 26 de abril de 1934, publicaba la noticia “La Hostería de La Rábida, en ruina“. En un artículo firmado por Cires se decía: “Debido al abandono en que se encuentra, en un estado ruinoso, por el cual, la construcción se va a venir abajo…pareciese que al Patronato no le interesa como lugar natural y obligado…hay que contar en que la Diputación active las diligencias, dándole prisa al Patronato…por evidencia, huelga afirmar que el hecho de que el turista ,nacional o extranjero, no tenga donde almorzar, convenientemente servido, al visitar La Rábida, constituye una vergüenza manifiesta ¿Qué idea de hospitalidad en un sitio que debería ser, eminentemente hospitalario?

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El 3 de agosto de 1935, se acondicionó lo necesario para los fastos de esta fecha, puesto que La Rábida seguía siendo foco de atención intelectual. Así, el ministro Fernando de los Ríos visitó el lugar, con los profesores del Instituto de Segunda Enseñanza y su director, Fernando Terrades, junto con los de la Escuela Normal de Magisterio. En virtud de la importancia patrimonial del entorno colombino, en 1936, se encarga al propio Pérez Carasa la restauración de La Hostería para su utilización regular; sin embargo, la guerra civil, eliminó toda suerte de reformas.

José Mª Pérez Carasa, artífice de la 1ª hostería de La Rábida.

Finalizada la guerra, es la nueva Dirección General de Turismo, la que asume la administración de La Hostería. A partir de entonces, todo el entorno colombino, se convierte en baluarte ideológico del régimen del 18 de Julio. La frase de “por el Imperio hacia Dios” se hace realidad en la gesta descubridora y


en la Reina Isabel. Por eso mismo, La Rábida y su entorno se politizan y se convierten en arma ideológica. El nacionalcatolicismo y sus diversas variantes quieren reivindicar la España Imperial y, por eso, uno de sus símbolos preferentes es la gesta descubridora, comienzos de la evangelización y la civilización española en América. Siguiendo ese ideario, en 1943, el Opus Dei, a través de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla, pone su mirada y su acción en la creación de los Cursos de Verano de la recién creada Universidad Santa María de La Rábida. Por ella pasan grandes figuras del americanismo nacional e internacional, dando un gran valor académico a la citada Universidad. Al no existir edificio para residencia de alumnos y profesores, el Convento se convierte en lugar de residencia de ellos. En 1944, se inicia una amplia reforma de La Hostería; aunque, hasta 1951, el aforo sigue siendo muy limitado. Por fin, en este mismo año, en marzo, la Dirección General de Turismo entrega la administración de La Hostería a la Diputación Provincial de Huelva. En 1974, 2003 y 2013, se volvieron a realizar reformas en La Hostería. Aunque ya la Universidad de Santa María de La Rábida se acondicionó para alojamiento de alumnos y profesores, La Hostería, desde la presencia universitaria en La Rábida, ha sido un lugar de encuentro, en años pasados, a todos los niveles de la cultura y la sociedad onubense.

Nota de prensa. Año 1930. Foto: todocoleccion.net

Con la llegada de la democracia y la entrega de la organización de la vida académica , primero a la Universidad de Sevilla y posteriormente a la Universidad Internacional de Andalucía, La Hostería siguió conservando ese lazo de unión con la vida universitaria, además de seguir formando parte material e inmaterial de ese espacio rabideño y manteniendo ese sentido de unión con su entorno y, por tanto, un lugar preferente en la historia de la vida y el pueblo de Huelva, desde los más cercanos, hasta los más alejados geográficamente. Por eso mismo, su huella, sigue marcando el acontecer y es punto de referencia en su entorno social.

Lupiánez reconcibió un edificio de estética funcional con volúmenes adaptados al desnivel del terreno. Foto: Antonio Cancela.

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/ Israel Sánchez Osorio /

CERAMBYX WELENSII

El gran longicornio perforador de encinas y alcornoques Introducción La dehesa aparece como un ejemplo modélico de sistema agrario de Alto Valor Natural 4 cm (AVN) (WWF-Adena 2006). Estos sistemas AVN constituyen una pieza clave del Plan de Acción sobre la Biodiversidad de la UE y de la Estrategia Sobre la Diversidad Biológica y Paisajística del Consejo de Europa, y han figurado entre las prioridades para el Eje 2 del Reglamento de Desarrollo Rural (FEADER). El Eje 2 consta de medidas destinadas a proteger y mejorar los recursos naturales, así como a “preservar los sistemas agrarios y forestales tradicionales de gran valor medioambiental (…)”. Entre las amenazas que sufre este agroecosistema resultan especialmente relevantes los daños causados por insectos xilófagos del grupo Cerambyx (Coleoptera, Cerambycidae), en especial por el cerambícido Cerambyx welensii. Los daños mecánicos que origina esta especie constituyen una de las principales causas de deterioro prematuro del arbolado y de muerte de ejemplares añosos; resultando numerosas las voces que, tanto desde un ámbito público como privado, vienen alertando sobre este hecho. La inquietud es comprensible a la luz de los datos obtenidos por la Universidad de Huelva (Domínguez et al. 2010); según los cuales, el 11% de un total de 20.000 árboles ubicados en 103 parcelas repartidas por toda la geografía andaluza y estudiados durante los años 2008 y 2009 presentaron signos evidentes de daño por estos insectos, tres de cuyas especies (Cerambyx welensii y en menor medida Prinobius myardi y Cerambyx cerdo) fueron detectadas en el 58% de las parcelas prospectadas. Estos datos refrendan y agudizan lo apuntado ya por Navarro et al. (2005) respecto a los muestreos realizados dentro de la red de seguimiento de daños sobre ecosistemas forestales de Andalucía (red SEDA), donde la afección por grandes cerambícidos perforadores se situaba en el tercer nivel de relevancia en cuanto a daños por agentes de origen biótico (44 % de los puntos de la red sobre formaciones de Quercus spp. afectados, con nivel de abundancia “media” de estos perforadores). Estos efectos son más pronunciados en el sector occidental andaluz, donde los daños causados por estos insectos constituyen probablemente una de las causas de la elevada mortalidad del arbolado que se viene registrando en la última década; sirva como ejemplo la mortalidad media estimada en 2,6 pies/ha. en cinco años, en 35.537 ha de dehesa analizadas en la provincia de Huelva estimada por Carrasco y cols. (2009). La gravedad de esta situación fue reflejada en el Informe de la Ponencia de Estudio Sobre la Protección del Ecosistema de la Dehesa, realizado por la Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Senado y aprobado por el pleno en enero de 2011, al reconocer como uno de los motivos de “[…] alarma justificada […] que pudiera poner en peligro amplias zonas adehesadas del entorno mediterráneo […] el cerambix [...]”, y se apunta como objetivo en relación con los cuidados y regeneración de la arboleda: “…el control de las plagas…”. Actualmente se considera la acción de C. welensii como factor agravante dentro del proceso de decaimiento en Quercus mediterráneos (López-Pantoja et al. 2008, Sallé y Bouget 2020, Duque-Lazo y Navarro-Cerrillo 2017). Y resulta merecedora de especial atención tanto la cuantificación de los daños que puede causar esta especie en la arboleda (Domínguez et al. 2022) como el riesgo de su propagación en bosques abiertos, particularmente en el contexto del cambio climático (Sallé y Bouget 2020, Duque-Lazo y Navarro-Cerrillo 2017).

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Los daños causados sobre el arbolado por Cerambyx welensii El tipo de alimentación de estos grandes insectos xilófagos causa gran destrucción en el leño de los árboles. Estudios acerca de C. cerdo en el alcornocal de Mamora (Marruecos) efectuados por El Antry (1999) pusieron de manifiesto que las larvas de los dos últimos estadios, las más dañinas, llegan a perforar galerías elípticas de 60 cm de longitud por 5 cm de anchura, consumiendo una media de 10 g de madera al mes. Es fácil constatar que los daños causados en el leño por la acción de estos insectos pueden llegar a causar la pérdida de más de un 30 por ciento de la madera en algunas zonas del árbol (figura 2); y la colonización puede producirse (Figura 3a). Las infestaciones por C. welensii pueden, además, propiciar la infección tanto por hongos y/o bacterias fitopatógenas como por hongos de pudrición (Martín et al. 2005. Figura 3b).

a

Figura 2. Daños por C. welensii en alcornoque.

b

c

Figura 3. Detalles de daños por C. welensii: en rama (a), pudrición de leño en torno a galería (b) y larvas de C. welensii (c).

Se ha observado ampliamente la preferencia de C. welensii por colonizar árboles viejos, débiles o dañados; habiéndose constatado tanto una elevada presencia continua interanual de insectos en los mismos árboles como fenómenos de agregación en árboles dañados y/o exudados corticales (López-Pantoja et al. 2008). Esta concentración de la presencia de insectos en ciertos árboles origina su colonización prácticamente completa, observándose con frecuencia daños en la base del árbol, que al ser apeados revelan galerías que profundizan en el tocón (Figuras 4 y 5).

Figura 4. Grandes daños por C. welensii en alcornoque.

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Figura 5. Detalle de daños en base de tronco (izquierda), y tocón afectado (derecha) (fotos: Manuel Ponce).

Actuaciones para el control de Cerambyx welensii Este tipo de insectos aprovecha cualquier herida en tronco y ramas para realizar la oviposición, incluso en arbolado joven y aparentemente sano (Figura 6). Evitar acciones que generen estos daños es primordial, como también lo es proteger las eventuales heridas que se produzcan debido a podas o daños por aperos. Esta acción puede tener, a su vez, un efecto beneficioso adicional, ya que los huevos de Cerambyx quedarán más expuestos a la acción de predadores en la medida en que las hembras hagan sus puestas en lugares más desprotegidos del árbol (Figura 6, derecha). En estudio se encuentra aún la posibilidad de emplear hongos entomopatógenos para favorecer el control biológico del insecto. En línea con las técnicas propias del manejo integrado de plagas, para el control de poblaciones de este tipo de insectos se viene proponiendo el trampeo con atrayentes, bien de naturaleza cairomonal, de naturaleza feromonal o combinados. En este sentido, varios tipos de sustancias han mostrado acción cairomonal atrayente para C. welensii (Torres-Vila et al. 2012, Sánchez-Osorio et al. 2016).

Figura 6. Izquierda: herida por apero en base de tronco sano de alcornoque, donde se produjeron puestas de C. welensii (izquierda). Derecha: hormigas (Crematogaster scutellaris) predando sobre huevos de C. welensii (foto: Manuel Carretero y María Molina).

Se ha demostrado que la humedad de la madera influye fuertemente en el crecimiento de las larvas de Cerambycidae (Dubois et al. 2002, Wang et al. 2002). Sin embargo, los restos leñosos de árboles infestados por C. welensii pueden continuar siendo foco de emergencia de insectos durante varios años. En nuestras condiciones de laboratorio, ramas caídas de alcornoque recolectadas en campo y mantenidas en jaulas supervisadas fueron fuente de aparición de adultos de C. welensii durante tres años, con los dos primeros años proporcionando cifras elevadas de insectos. Por ello, en situaciones en la que el elevado nivel poblacional de C. welensii se traduzca en daños importantes

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sobre arboledas muy estresadas, donde la supervivencia del arbolado llegue a considerarse cuestión prioritaria (véase Duque-Lazo y Navarro-Cerrillo 2017), resulta imprescindible la retirada y eliminación de restos leñosos en los que se evidencie actividad de este tipo de insectos (presencia de galerías larvarias y/o serrín). Esta recomendación es de aplicación también a los tocones de los árboles; tanto de aquellos generados como consecuencia de las caídas naturales de los árboles a causa de los daños producidos por esta especie, como de los generados tras el apeo de árboles secos; dada la manifiesta capacidad del insecto de desarrollarse también en este sustrato leñoso mientras la madera preserve cierto grado de humedad. Estas acciones deben llevarse a cabo, no obstante, de forma compatible con las estrategias de conservación de fauna en las áreas consideradas, ya que los grandes restos leñosos que proporcionan los árboles pueden servir de cobijo y/o lugar de cría a especies importantes, como el lince ibérico.

Referencias bibliográficas El Antry, S. 1999. Biologie et dègâts de Cerambyx cerdo mirbecki Lucas (Coléoptère, Cerambycidae) en subéraie de la Mamora (Maroc). Integrated Protection in Oak Forests IOBC. Bulletin 22 (3) pp.: 59-64. Carrasco, A. y cols. 2009. Procesos de Decaimiento Forestal (la Seca), Situación del Conocimiento. Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía, 112 pp. Córdoba. Comisión de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca del Senado de España. 2011. Informe de la Ponencia de Estudio Sobre la Protección del Ecosistema de la Dehesa. Consejería de Agricultura y Pesca. Consejería de Medio Ambiente. 2010. Ley para la la Dehesa: Plan Director de las Dehesas de Andalucía. Consejería de Agricultura y Pesca. Grupo de Investigación, Formación y Transferencia Consejería de Medio Ambiente. Junta de Andalucía. Domínguez, L.; López-Pantoja, G.; Sánchez-Osorio, I. 2010. Memoria final de convenio. Universidad de Huelva. EGMASA, S.A., Consejería de Medio Ambiente, Junta de Andalucía. Domínguez, L.; López-Pantoja, G.; Cremades, D.; Paramio, A.; Hidalgo, P.J.; Sánchez-Osorio, I. 2022. Incidence of large wood borers in the conservation of dehesa islands forests in Southwestern Spain. Forests: 13, 413. Dubois, T.; Hajek, A.E.; Smith, S. 2002. Methods for rearing the asian longhorned beetle (Coleoptera: Cerambycidae) on artificial diet. Ann Entomol Soc Am 95: 223–230. Duque-Lazo, J.; Navarro-Cerrillo, R.M. 2017. What to save, the host or the pest? The spatial distribution of xylophage insects within the Mediterranean oak woodlands of Southwestern Spain. For Ecol Manag 392: 90–104. López-Pantoja, G.; Domínguez, L.; Sánchez-Osorio, I. 2008. Mark-recapture estimates of the survival and recapture rates of Cerambyx welensii Küster (Coleoptera, Cerambycidae) in a cork oak dehesa in Huelva (Spain). Cent Eur J Biol 3: 431–441. Martín, J.; Cabezas, J.; Buyolo, T.; Patón, D. 2005. The relationship between Cerambyx spp. damage and subsequent Biscogniauxia mediterranum infection on Quercus suber forests. For Ecol Man 216:166–174. Navarro Cerrillo, R.M.; Calzado Martínez, C. 2005. Resultados de las evaluaciones de las Redes Andaluzas de Seguimiento de Daños (Red Andaluza y Red de pinsapo) Campaña de 2005. Servicio de Ordenación de los Recursos Forestales Departamento de Plagas y Enfermedades. Dirección General de Gestión del Medio Natural-Consejería de Medio Ambiente. Sallé, A.; Bouget, C. 2020. Victims or perpetrators: Contribution and response of insects to forest diebacks and declines. Ann For Sci 77: 104. Sánchez-Osorio, I.; López-Pantoja, L.; Paramio, A.M.; Lencina, J.L.; Gallego, D.; Domínguez, L. 2016. Field attraction of Cerambyx welensii to fermentation odors and host monoterpenes. J Pest Sci 89:59–68. Torres-Vila, L.M.; Sanchez-González, A.; Ponce-Escudero, F.; Martín- Vertedor, D.; Ferrero-García, J.J. 2012. Assessing mass trapping efficiency and population density of Cerambyx welensii Küster by mark-recapture in dehesa open woodlands. Eur J Forest Res 131: 1103–1116. Wang, Q.; Shi, G.; Song, D.; Rogers, D.J.; Davis, L.K.; Chen, X. 2002 Development, survival, body weight, longevity, and reproductive potential of Oemena hirta (Coleoptera: Cerambycidae) under different rearing conditions. J Econ Entomol 95: 563–569. WWF/Adena. 2006. La dehesa en los Programas de desarrollo rural 2007-13. Propuesta. 34 pp.

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/ Prof. Dr. José Manuel Andújar Márquez /

Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Control. Universidad de Huelva

SISTEMAS AÉREOS PILOTADOS DE FORMA REMOTA (RPAS): HISTORIA, SISTEMAS Y OPERACIONES (3 de 3) 2. Sistemas RPAS La mayoría de los sistemas RPAS civiles constan de un RPAS (plataforma aérea), elemento de mando y control, elemento de enlace de comunicaciones, carga de pago, elemento de lanzamiento y recuperación y, por supuesto, el más importante, el elemento humano. Un RPAS militar puede incluir como parte de la carga de pago armas y soporte para tropa. También el resto de los elementos pueden tener adaptaciones específicas para el ámbito militar.

Plataforma RPAS Los RPAS son de ala fija o rotatoria. En la actualidad la denominación UAS (Unmanned Aircraft System) ha sido cambiada por RPAS (Remotely Piloted Aircraft System). La clara intención es poner de manifiesto que no son aviones que vuelan “solos”, sino que el piloto en vez de ir embarcado está fuera de la aeronave (en tierra, en un barco o en otro avión). Un RPAS de ala fija tiene muchas misiones, incluyendo ISR (Intelligence, Surveillance, and Reconnaissance); esto es, inteligencia, vigilancia y reconocimiento.

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Algunos RPAS de ala fija militares han adaptado una misión conjunta combinando ISR y armas, como la serie de General Atomics Predator. -

Las plataformas RPAS de ala fija tienen la ventaja de permitir vuelos de larga duración y de largo alcance.

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La desventaja de los RPAS de ala fija es la logística requerida para el lanzamiento y la recuperación. Algunos requieren de pistas para el aterrizaje y despegue, mientras que otros pueden necesitar catapultas para alcanzar la velocidad de despegue y luego ser recuperados mediante un cable, red o paracaídas.

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Un RPAS VTOL (Vertical Take Off and Landing, aterrizaje y despegue vertical) tiene numerosas aplicaciones y puede ser con forma de helicóptero, un avión de ala fija que pueda flotar en el aire o incluso de rotor basculante.

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Un RPAS VTOL no requiere condiciones especiales de despegue y aterrizaje. A diferencia de las plataformas de ala fija, el RPAS de ala rotatoria puede operar desde una posición fija, requiriendo además muy poco espacio para operar.

Elemento de mando y control Las funciones de Control y Estabilidad de un RPAS están completamente ligadas, y dependen de sus características y prestaciones. Sin embargo, es preciso entender la diferencia entre ambas: •

Control: puede ser definido para nuestros fines como los medios para dirigir la aeronave en la posición, orientación y velocidad deseadas.

Estabilidad: es la capacidad del sistema para mantener la aeronave en los estados deseados.

Tan importante como mantener el control y estabilidad del RPAS lo es también de la carga útil. Por muy bien que se controle la aeronave para situarla sobre el objetivo, de nada servirá si no se realiza también un control efectivo de su carga útil. Esto se puede lograr usando un sistema que es parte del FCS (Flight Control System o sistema de control de vuelo) de la aeronave o mediante el uso de un módulo separado. La elección dependerá probablemente del grado de integración de la operación de carga útil con la operación de la aeronave. Otra parte muy importante del elemento de mando y control son los sensores: posición vertical, giroscopios, giroscopios de cabeza, giroscopios de velocidad angular, sensores de altura y altitud y sensores de velocidad del aire. En algunas aplicaciones pueden ser usados también acelerómetros lineales. Un elemento de control presente en los aviones de hoy y por supuesto en los RPAS es el autopiloto o piloto automático. El piloto automático es el componente de la aeronave capaz de guiar el movimiento de la misma en tiempo real sin intervención humana. Un RPAS totalmente autónomo (UAS) es capaz de volar sin intervención del operador desde el despegue hasta el aterrizaje. Los pilotos automáticos comerciales son cada vez más pequeños, ligeros y baratos. Sin embargo, ofrecen muchas prestaciones operativas similares a los grandes pilotos automáticos de las grandes aeronaves. En la actualidad, un sistema muy importante en el elemento de mando y control es el GPS (Global Positioning System), el cual tiene capacidad operacional total desde mediados de los 90. Este sistema permite determinar en todo el mundo la posición de un objeto (una persona, un vehículo, etc.) con una precisión de hasta centímetros (si se utiliza GPS diferencial), aunque lo habitual son unos pocos metros de precisión. El sistema fue desarrollado, instalado y empleado por el Departamento de Defensa de los EE UU. Para determinar las posiciones en el globo, el sistema GPS está constituido por 24 satélites. Para determinar una posición concreta, el receptor GPS localiza automáticamente como mínimo cuatro satélites de la red, de los que recibe unas señales indicando la identificación y la hora del reloj (atómico) de cada uno de

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ellos. Con base en estas señales, el receptor sincroniza el reloj del GPS y calcula el tiempo que tardan en llegar las señales al equipo (la velocidad es conocida, la de la luz), y de tal modo mide la distancia al satélite mediante el método de trilateración inversa, el cual se basa en determinar la distancia de cada satélite respecto al punto de medición. Conocidas las distancias, se determina fácilmente la posición. El posicionamiento civil trabaja en la frecuencia de 1.575,42 MHz y el militar, de mayor precisión, en 1.227,60 MHz. No obstante, las ventajas anteriores, la dependencia del RPAS del GPS para su correcta navegación puede suponer un problema serio si la señal de GPS se pierde. Por ello, se proponen numerosos sistemas para evitar la dependencia del RPAS del GPS, de modo que aquél no quede inutilizado si este falla, se pierde su señal o es apagado: •

TACAN (Tactical Air Navigation System) es un sistema táctico de navegación aérea usado por aeronaves militares. Proporciona al usuario información de rumbo y distancia a una estación situada en tierra o a bordo de un barco.

LORAN C (LOng RAnge Navigation, también Long Range Aid to Navigation y Long Range Radio Aid to Navigation) es una evolución desde el LORAN A (años 40) y se trata de un sistema de radio de largo alcance basado en transmisores terrestres. Utiliza señales más potentes que TACAN y es más difícil de interferir, aunque es muy vulnerable a las tormentas magnéticas. La tendencia actual parece que es a caer en desuso.

Inertial Navigation System (INS) es un sistema de ayuda a la navegación que usa un computador, sensores de movimiento (acelerómetros) y sensores de rotación giroscópicos para calcular continuamente mediante estima la posición, orientación y velocidad (dirección y rapidez de movimiento) de un objeto en movimiento sin necesidad de referencias externas. Es usado en vehículos como barcos, aeronaves, submarinos, misiles y naves espaciales. Cualquier RPAS lleva hoy en día un sistema INS.

Radio Tracking es un seguimiento por radio. Se trata de una solución muy probada y operativa para las aeronaves que operan a distancias cortas, del orden de 80 a 100 km. Es particularmente aplicable cuando es posible mantener un contacto por radio en línea de vista entre la estación de control en el mar o en tierra y la aeronave.

Way-point Navigation es navegar pasando por puntos prefijados. Para ello se pueden utilizar una o más de las tecnologías anteriores que permiten determinar la posición del RPAS; su controlador puede dirigirlo a cualquier punto ubicado dentro del radio de acción.

Control Station (CS) Es la estación de control del RPAS, donde está ubicado el piloto, el operador de la carga de pago y cualquier otro miembro de la “tripulación”. Puede estar situada en tierra (GCS), en el mar a bordo de un navío (SCS) o incluso en otro avión (ACS). La Estación de Control (CS) es la interface hombre-máquina entre los operadores del RPAS y la aeronave. Desde ella, el operador (piloto) puede “hablar” con el avión o el operador de la carga de pago con ella. El medio es el enlace de radio desde la CS hasta la plataforma aérea que permite intervenir de forma directa sobre el perfil de vuelo o reprogramar una misión. El RPAS devolverá información e imágenes, si es el caso, a la CS a través del mismo enlace de comunicaciones, tanto en tiempo real como a través de datos suministrados a través del enlace. El lanzamiento y la recuperación del RPAS pueden ser controlados desde la CS o a través de otro elemento subsidiario, como por ejemplo un satélite.

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La CS no sólo está conectada al RPAS, sino también permite: (a) Obtener datos meteorológicos. (b) Transmitir y recibir datos hacia y desde otros sistemas conectados a la red de comunicaciones. (c) Recibir órdenes de una autoridad superior. (d) Transmitir información a las autoridades que competan. La CS varía de forma considerable dependiendo del tamaño y misiones del RPAS, de modo que puede ser tan pequeña como un transmisor/receptor de mano o tan grande como una instalación completa fija o transportable con múltiples estaciones de trabajo.

Los RPAS militares de gran tamaño requieren de CS con varias personas que operan, además del piloto que lo hace con la aeronave, diferentes sistemas, como los de armas, por ejemplo.

Elemento de enlace de datos y comunicaciones Data link es el término usado para designar cómo se envían y reciben los datos tanto desde y hacia la CS como desde y hacia el RPAS. Las operaciones de comunicaciones pueden ser divididas en dos categorías: •

Line-of-sight (LOS) o línea de vista son operaciones que implican el control del RPAS de forma directa mediante señales de radio. Dependiendo de la potencia del transmisor y sensibilidad del receptor, las comunicaciones pueden viajar kilómetros, aunque siempre hay que tener en cuenta la curvatura de la Tierra.

Beyond line-of-sight (BLOS) o más allá de la línea de vista son operaciones que implican el control del RPAS vía satélite o usando un vehículo terrestre, aéreo o marítimo como repetidor (relé). La mayoría de los RPAS no operan en modo BLOS. Las operaciones militares BLOS se realizan vía satélite o mediante encriptación en la banda Ku, en el rango de 12 a 18 GHz.

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Quizás el sistema más crítico de un RPAS son las comunicaciones, y aquí hay mucho que hacer todavía ya que: •

Vulnerabilidad: hay dos formas en las que un RPAS es vulnerable. Una de ellas es que un enemigo detecte la señal y la interprete; la otra es que interfiera la señal generando ruido y rompiendo consecuentemente el enlace.

Comunicación multiagente e interoperabilidad: es vital la interoperabilidad del RPAS con todos los sistemas en los que participe, sea el escenario que sea. Esta es una labor que es el núcleo de trabajo de los integradores de sistemas.

Mid-air Collision (MAC) Avoidance: en el caso de los RPAS, donde el piloto no va embarcado, evitar colisiones en el aire es un problema de comunicaciones. Este es un handicap para que los RPAS puedan volar en el mismo espacio aéreo que la aviación civil. Hoy en día, los aviones con tripulación embarcada están obligados a llevar un sistema de aviónica conocido como Traffic Alert and Collision Avoidance System (TCAS) si el peso bruto de la aeronave excede de 5.700 kg o está autorizada para transportar más de 19 pasajeros.

Velocidad de comunicación de datos y uso de ancho de banda: los RPAS militares consumen una gran cantidad de ancho de banda. Si los RPAS de uso civil empiezan a hacer lo mismo, se puede originar un problema muy serio. Así, por ejemplo, una cámara de TV de alta resolución o de imágenes de infrarrojos necesita una velocidad de datos del orden de 75 megabytes por segundo. Más aún, un RPAS Global Hawk que va dotado de sensores de alta definición para poder capturar objetivos a mucha altura, necesita unos 500 megabytes por segundo. Esto es unas 10 veces la capacidad de la red de cable doméstico usual, con lo cual hay una necesidad urgente de desarrollo tecnológico en el ámbito de las técnicas de fusión sensorial y compresión de datos, de modo que los anchos de banda requeridos por los RPAS sean reducidos de forma notable. Una buena parte del desarrollo futuro de los RPAS recae en la necesidad de reducir la necesidad del tiempo crítico de comunicaciones y el ancho de banda necesario, con lo cual hay mucho que hacer todavía en este ámbito.

Carga útil o de pago (PAYLOAD) Se denomina carga útil o carga de pago (payload) a todos los elementos del RPAS que no son necesarios para volar, pero que son transportados para el cumplimiento de la misión específica que tienen encomendada. La carga útil puede estar relacionada con vigilancia, armas, comunicaciones, detección aérea, o carga propiamente dicha. Los RPAS se diseñan a menudo pensando en el tipo de carga útil que van a emplear. Hay RPAS que son capaces de transportar diferentes cargas útiles, de modo que pueden ser configurados para misiones diferentes. En referencia a las misiones de vigilancia y detección aérea, los sensores (cargas útiles) del RPAS adoptan diferentes configuraciones. Así, pueden incluir sensores electroópticos (EO) como cámaras, cámaras de infrarrojo (IR), radares de apertura sintética (SAR) o designadores telémetro láser. Las cámaras electroópticas (EO) emplean electrónica para pivotar, realizar zoom y enfocar la imagen. Estas cámaras operan en el espectro visible y las imágenes que generan pueden ser fijas, de vídeo o mezcladas. Un sensor EO se combina con diferentes tipos de sensores para crear imágenes mezcladas. Se operan con mayor frecuencia durante las horas del día para una calidad de vídeo óptima. Las cámaras de infrarrojo operan en el rango del infrarrojo del espectro electromagnético. Se denominan cámaras IR (infraRed) o también FLIR (Forward Looking InfraRed). Los sensores de estas cámaras detectan energía térmica y con ella son capaces de componer la imagen del objeto que la produce. Las cámaras IR usadas por los RPAS pueden ser refrigeradas o no. La refrigeración permite tener una mejor discriminación de imagen, ya que

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el dispositivo está absorbiendo calor. Las cámaras refrigeradas son más caras y pesadas que las no refrigeradas. Las cámaras refrigeradas más modernas utilizan un cryocooler (criorefrigerador) que baja la temperatura del sensor a temperaturas criogénicas (por debajo de -150°C), lo cual le proporciona una extraordinaria sensibilidad. En general, las cámaras refrigeradas generan mucha mejor imagen que las que no lo están. No obstante, la tecnología de los sistemas no refrigerados avanza muy rápido, de modo que hoy en día, debido sobre todo a su poco peso, son los más usados. Al contrario que los sistemas de cámara que son pasivos, esto es, reciben la luz que se refleja en los blancos, o el calor que transmiten, los sistemas radar son activos; emiten un haz de radiación cuya reflexión en el blanco permite obtener información de él. Por tanto, el radar permite “ver” entre y a través de las nubes. Esto es una ventaja operacional. No obstante, al ser un sistema activo, la energía emitida es detectable, con lo cual y en ciertas circunstancias, es una desventaja operativa. La resolución de imagen de un radar, a pesar de lo mucho que está mejorando la tecnología, no es tan buena como la de un sistema de cámaras. Para crear una imagen 2D el radar emite pulsos sucesivos sobre un blanco con objeto de iluminarlo. El eco de cada pulso se recibe en el RPAS y se registra para luego ser montada la imagen con ellos. Los pulsos se emiten y sus ecos se reciben utilizando una misma antena. Como la resolución espacial es proporcional al tamaño de la antena, ésta puede llegar a tener 6 metros, lo cual hace inviable montarla en la mayoría de RPAS. No obstante, hoy en día se puede aumentar la longitud de la antena por medios electrónicos, lo cual permite montar una antena física más pequeña. El “truco” es que una pequeña antena emite una serie de pulsos consecutivos, recibe los ecos de los mismos y los combina mediante un algoritmo, con lo cual parece que se trata de una observación única (simultánea) de una gran antena. Se ha creado, pues, una apertura sintética (barrido virtual) mucho mayor que la longitud real de la antena y de hecho mucho mayor que la del propio RPAS. Este es el principio de funcionamiento del radar de apertura sintética (acrónimo SAR, del inglés Synthetic Aperture Radar), que es el que incorporan los RPAS actuales de altas prestaciones. Por otro lado, hay una necesidad militar de iluminar objetivos en tierra con objeto de poder ser atacados por misiles guiados por láser. Aunque esto puede ser llevado a cabo por el propio avión que lanza los misiles, es mejor que lo realice otro avión (un RPAS es ideal) de modo que marque los objetivos para el resto de los aviones. Los designadores de objetivos láser envían una serie de pulsos codificados que son invisibles y al reflejarse en el blanco lo iluminan para que pueda detectarlo el receptor del misil. Sin embargo, hay un grave inconveniente en el uso de designadores láser sobre blancos. Por un lado, está el hecho de que el designador puede ser fácilmente identificado por el enemigo, de ahí que interese que sea un RPAS más que un avión con piloto; y por otro que si las condiciones atmosféricas no son buenas porque hay lluvia, nubes, polvo en suspensión o humo, la designación del láser puede ser inexacta. También, el láser puede ser absorbido por pinturas o no ser reflejado, como en el caso del vidrio.

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Otras cargas de pago de interés para RPAS son: sistemas de información pública (un sistema de altavoces y de cámaras de TV pueden ser integrados en una carga útil); sistema de relé de radio (un RPAS posicionado a la altura adecuada, portando una carga útil de receptor de radio, amplificador y transmisor, puede incrementar de forma significativa el rango y posibilidades de comunicación tanto militar como civil en una zona de operaciones determinada); Inteligencia electrónica (un RPAS dotado de un radio receptor adecuado como carga de pago, puede realizar escaneos del espacio electromagnético e interceptar comunicaciones enemigas para propósitos de inteligencia); confusión radar (un RPAS dotado de un transmisor radar es capaz; no solo de crear interferencias en un radar enemigo, sino de hacerle creer que está viendo objetos o fuerzas que en realidad no están presentes); detección de anomalías magnéticas (es posible montar en RPAS cargas de pago capaces de detectar tales anomalías, lo cual ayuda, por ejemplo, a encontrar restos de naufragios en el mar, accidentes aéreos, etc.); sistemas satelitales suborbitales (un RPAS que pueda permanecer largo tiempo en vuelo puede hacer muchas de las funciones que hoy hacen los satélites, con una operatividad y a un precio mucho más bajos).

Elemento de lanzamiento y recuperación

Los elementos de lanzamiento y recogida de RPAS constituyen uno de los aspectos más importantes de la operación de los RPAS. Algunos RPAS tienen operaciones muy elaboradas, mientras otros no tienen prácticamente ninguna. Los métodos de lanzamiento de un RPAS son variados y pueden ser agrupados en tres tipos, cada uno con sus propias formas de recuperación: a) Despegue y aterrizaje horizontal (HTOL) mediante un tren de despegue/aterrizaje presente en el fuselaje, lo cual necesita de una pista. c) Despegue y aterrizaje vertical (VTOL). b) Lanzamiento mediante catapulta o cohete, o incluso a mano para RPAS de poco tamaño y peso.

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Elemento humano El elemento más importante del RPAS es el elemento humano. La operación del RPAS requiere de la intervención del elemento humano. Este, para el caso más general y complejo, consiste en un piloto, un operador de la carga de pago y tripulación de soporte en tierra. En los RPAS tipo MALE y HALE (Medium/High Altitude Long Endurance; media/gran altitud y alta autonomía) es muy importante la labor del planificador de la misión. Por supuesto, dependiendo de la complejidad del sistema, el elemento humano puede ser reducido a una única persona. Evidentemente, cuanto más automatizado sea el sistema RPAS menos requerimiento de intervención humana precisará. El piloto al mando del RPAS es el responsable de la operación segura del mismo.

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/ José A. Mayo /

MACHETE, UNA LEYENDA DEL FÚTBOL ONUBENSE MAZAGÓN Manuel Camacho Mairena “Machete”, nació el 26 de febrero de 1955 en Bollullos Par del Condado (Huelva). Desde muy joven lleva el fútbol en sus venas y ha saboreado las mieles del éxito, llegando a jugar en la máxima categoría. En 1978 su nombre pasó a formar parte de la historia del Real Club Recreativo de Huelva, el Decano del fútbol español. Se puede decir que a Machete lo descubrió, deportivamente a los 12 años de edad, un profesor de Bollullos que lo veía jugar a la pelota con los amigos en la calle, ya que en el pueblo no había medios para jugar al fútbol en aquella época, y le propuso entrenar con el C.D. Siempre Alegres, de La Palma del Condado. Este profesor, que iba todos los días a dar clases a un colegio de La Palma, se hizo cargo de los desplazamientos para que pudiera entrenar. El C.D. Siempre Alegres le hizo fichar como jugador infantil, comenzando así su carrera deportiva. En un trofeo disputado en Sevilla, el Betis se fija en él y lo ficha como infantil, pasando después a jugar en los tres equipos juveniles que entrenaban con el primer equipo verdiblanco. Terminada la etapa de juveniles, recibe dos ofertas: jugar en el Triana Balompié, en la Regional Preferente, o en el C.D. Valdepeñas, que había descendido de Tercera División a Regional; optando por este último equipo que

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Manuel Camacho Mairena “MACHETE”

entrenaba por entonces el célebre Pepe Peñafuerte Ruiz para intentar resurgirlo; un entrenador al que Machete conocía muy bien y con el que se encontraba muy a gusto. Fue la temporada 74-75, cuando llegué a Valdepeñas me encontré con un campo de tierra impracticable, desnivelado y lleno de chinos, que cuando te caías salías herido por todos los lados. Peñafuerte habló con el ayuntamiento para que nos facilitara medios para adecentar el campo y todos los jugadores colaboramos en la limpieza para que le pudieran echar una buena capa de albero y poder jugar sin temor a sufrir ningún daño, recuerda Machete aquellos primeros días en el equipo manchego. En la temporada 76-77, regresa a Sevilla para jugar en la Tercera División con el Betis B, una época de la que guarda muy gratos recuerdos de sus compañeros. La “mili”, el antiguo Servicio Militar, lo que para muchos era una pausa inútil en sus vidas que cortaba de raíz todo su futuro, fue para Machete un trampolín al mundo del fútbol que le proporcionó muchos beneficios y satisfacciones en su vida. En el Cuartel de Marinería de San Fernando lo vieron jugar y lo pusieron en la tesitura de embarcarlo en un buque de la Armada y no ver a su familia en 18 meses o fichar por el C.D. San Fernando; lógicamente, Machete eligió la segunda opción, que además iba acompañada de una interesante oferta económica: 500.000 pesetas de entonces, una cantidad nada desdeñable.


Machete, tercero de pie por la izquierda, con la plantilla del Betis B en la temporada 76-77. /Archivo personal Machete.

Fichó, pues, por el C.D. San Fernando en la temporada 77-78, jugando en la Tercera División, y no volvió a pisar el cuartel hasta el día que se licenció. El San Fernando le dio la oportunidad de enfrentarse a grandes figuras de aquel invencible Valencia; como, Diarte, Arias, Castellanos o Alberto Kempes, el que unos meses más tarde se proclamara campeón del mundo en Argentina. Fue en el partido de ida de la Copa del Rey entre el C.D. San Fernando y el Valencia C.F., celebrado el 4 de enero de 1978 en el isleño Campo de Deportes Marqués de Varela, con un resultado de 1-0. La prensa lo publicaba al día siguiente en grandes titulares: “El San Fernando se subió a las barbas del Valencia”, El Mundo Deportivo; “El Valencia perdió con un ʻterceraʼ, el San Fernando”, El País; “Diarte y Kempes no se estrenaron en el Marqués de Varela. El San Fernando ganó 1-0 al Valencia”, ABC. Aquel fue uno de los partidos más inolvidables de la historia del club. En la temporada 1978/79, finalizado ya su compromiso con el San Fernando, le ofrecen fichar por dos equipos de Primera División, el Almería y el Recreativo de Huelva. Había varias cuestiones que no lo hicieron dudar: su tierra, el estar cerca de su familia y la importancia del Recreativo, el club de fútbol más antiguo de España. Machete no se lo pensó y con 22 años se incorpora a la plantilla del Real Club Recreativo de Huelva, como titular.

de 1-2. Aunque Machete tiene un entrañable recuerdo de aquel partido que llenó el estadio hasta la bandera, con una afición eufórica como nunca la había visto, tuvo que lamentar una lesión en el segundo tiempo que le produjo una rotura de menisco que terminó malogrando toda la temporada. En 1979 se marcha a tierras africanas para fichar por la A.D. Ceuta, que jugaba en Segunda División B. Como era un futbolista que se defendía muy bien con las dos piernas, jugaba de delantero centro y estaba siempre cerca del gol; esta posición lo llevó a ser el máximo goleador de la temporada, con 25 goles. El equipo logra ascender a la Segunda División A, y es cuando se le vuelve a presentar la oportunidad de retornar a la Primera División con el C.D. Málaga, pero el Ceuta exige un traspaso muy elevado y no lo deja marchar. Las cosas no van bien en la temporada 80-81, y descienden de nuevo a la Segunda División B. La directiva le propone continuar otra temporada más, bajándole el sueldo, pero Machete no lo acepta. No me pareció correcto porque cuando ascendimos no nos subieron el sueldo, y después que habíamos tenido la mala suerte de descender, no era justo que nos lo bajaran, comenta Machete explicando el motivo de su marcha del equipo ceutí.

Comenzó jugando la pretemporada, dirigido por el mítico Eusebio Ríos, y en agosto de 1978 disputó el Trofeo Colombino ante el Dinamo de Bucarest, con tan mala fortuna que a los quince minutos del partido, al intentar rematar de cabeza en el área, un defensa rumano le da un golpe en la pierna, volteándole y el portero que salía a su encuentro le clava la rodilla en la espalda partiéndole tres costillas, por lo que tuvo que ser evacuado del campo en camilla. El 25 de marzo de 1979, el Real Madrid visita al Recreativo de Huelva en partido de Liga, con un resultado

Machete, tendido en el césped del Colombino, se queja del golpe recibido en la espalda. /Foto: Pedro Rodri.

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El Recreativo de Huelva en el Estadio Colombino el día del partido contra el Real Madrid. Machete, primero agachado por la derecha. /Pedro Rodri.

La siguiente temporada, 81/82, ficha por la R.S.D. Alcalá. Machete recuerda su paso por este equipo como el peor año deportivo de su historia, calificándolo como una pesadilla. Jugando con el Sporting de Gijón B sufrió una fractura del ligamento tibioperoneo y del peroné, por lo que estuvo escayolado ocho meses. Recuperado ya, se vuelve a incorporar jugando los cuatro últimos partidos y decide dejar el club por motivos económicos; regresando a su tierra para ponerse a trabajar como comercial de coches en un concesionario de Huelva, compaginando el trabajo con el fútbol en el equipo de su pueblo, el Bollullos C.F., en el que estuvo jugando varias temporadas en la categoría Regional y más tarde en Tercera División. Llega la hora de poner fin a su carrera como futbolista y comienza una dilatada trayectoria como entrenador. Fue el primer entrenador del C.F. Mazagón en aquel campo de arena con el perímetro

La A.D. Ceuta, posa en el Camp Nou, antes de comenzar el partido contra el Barcelona Atlético, el 16 de febrero de 1980. Machete, primero de pie por la derecha. /Juan Bernal.

delimitado con vallas y cinta de la Policía Local. Pasó por numerosos equipos de Huelva y provincia: C.F. Mazagón; San Sebastián Cepsa Atlético; C.D. Pinzón; A.D. Pérez Cubillas; C.D. Moguer; ASS.DVA. Los Rosales; ASOC. DVA. Santa Marta, y Bollullos C.F. Excepto en el Pinzón y en el Moguer, en los que tenía una retribución económica, en el resto de los equipos que entrenó lo hizo altruistamente por la satisfacción personal de transmitir a los chavales sus conocimientos. El 15 de de marzo de 2008 sus paisanos le rinden homenaje en su pueblo, inaugurando la Peña Recreativista Machete, que hizo su presentación oficial en el Nuevo Estadio Colombino el 14 de diciembre de este mismo año, antes de la celebración del partido contra el Osasuna. En la actualidad esta leyenda del fútbol onubense disfruta de su merecida jubilación en la playa de Mazagón, donde reside desde 1990.

Ascenso del Bollullos C.F. a Tercera División en 1985. Machete, primero agachado, por la derecha. /Diego Villarán.

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/ Antonio Gómez Bernal /

BREVE HISTORIA DEL PARADOR NACIONAL DE TURISMO DE MAZAGÓN

servicio desde 1968 Estado: Parador en 89) rellas (tres hasta 19 Categoría: Cuatro est a Clase: Naturia Juan del Puerto Carretera de San l: sta po N, n ció GÓ ec ZA Dir ) 21130 MA 31,100 (antiguo 24 Matalascañas p.k. dalucía, España Moguer (Huelva) An 9769122684465 278705504658, -6.76 .11 37 s: da na de or Co el del mar: 43,10 m Altitud sobre el niv 0000FM l: 21050A04700003 Referencia catastra nueva planta Edificio original: de nio del Estado General del Patrimo n ció ec Dir io: ar iet Prop ca: 1 015 111 m2 Superficie de la fin ida: 8530 m2 Superficie constru , 46 en 1986, 86 en éspedes (39 en 1968 hu 6 12 s: ale tot s Plaza ) 1989) en 1986, 43 en 1989 63 (20 en 1968, 23 s: ale tot es o, ion eb ac nc Habit o-Monís y Ma r: Julián Luis Manzan do ra pa ra pa to ec Proy , 1966 de octubre de 1968 rador: martes 15 pa l de ión ac ur Inaug 19:30 h. mo, Manuel Fraga Información y Turis de tro nis Mi d: ida Autor Iribarne 02, 2019 ncia: 1980, 1989, 20 Reformas de importa cina ro Marmitia (82) y Pis Restaurantes: Eneb La Rábida (20, antes Eventos: Rocío (140), Santa , antes La Rábida), Doñana), Doñana (40 Niña (30), Santa Clara, La Bárbara o Chimenea ) ar Alto o Del Rey (20 o Televisión (60) y Pin

Integrado desde 1989 dentro del espacio protegido del Parque Natural de Doñana, corona del parque nacional homónimo, entonces ya una copiosa pinada conseguida por el Servicio de Repoblación Forestal para potenciar el ecosistema que da riqueza al lugar, el Parador de Moguer, popularmente conocido como de Mazagón, localidad a caballo entre aquel municipio y el de Palos de la Frontera, es un oasis natural asomado al océano que costó al estado

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español exactamente 31.326.950 pesetas, una pequeña fortuna para la época, de la que un millón fue solamente destinado a diseñar y dotar su espléndido jardín. Para remontarse hasta los fastos de la inauguración en la tarde del martes 15 de octubre de 1968, hay que hacer un ejercicio retrospectivo: Durante la visita al litoral de Huelva que efectuó, rodeado de técnicos de su departamento, el 16 de diciembre de 1962, el subsecretario del Ministerio de Información y Turismo, Antonio García Rodríguez-Acosta, se trataron especialmente con las autoridades locales, reunidas en el Gobierno Civil, los lugares escogidos para el futuro parador nacional de Ayamonte y, «debido a sus magníficas condiciones naturales», otro en el acantilado de Mazagón, que ya empezaba a despuntar entre el turismo nacional y extranjero, propósito que se comenzó a trasladar a la opinión pública a partir de los anuncios de la prensa nacional del 29 de octubre del año siguiente, 1963. Se puso de manifiesto también en aquella reunión la necesidad previa de mejorar los accesos por carretera, que entonces eran muy deficientes. El propio titular del departamento, Manuel Fraga Iribarne, giró visita de inspección el 17 de enero de 1966 al solar del futuro parador y aprovechó para almorzar en el antiguo parador nacional de Palos de la Frontera, la Hostería de La Rábida, que desde 1951 había sido desafectada de la Administración General del Estado a favor de la Diputación Provincial de Huelva. Desde allí se dirigió a pernoctar al parador de Ayamonte que sería inaugurado a la mañana siguiente, el 18 de enero de 1966. Muy poco después, el primero de marzo de 1966, el Boletín Oficial del Estado publicaba el decreto 514/1966, de 17 de febrero, con el plan de obras de la Subsecretaría de Turismo del Ministerio de Información y Turismo para el bienio 1966-1967. En él quedaba previsto el presupuesto para la construcción de la gran obra de Mazagón. Tres días antes de la solemne puesta en marcha del parador, tuvieron lugar en La Rábida los tradicionales actos del Día de la Hispanidad, fiesta nacional de España. Aquel doce de octubre de 1968, el gobernador civil de Huelva, Julio Gutiérrez Rubio, se desplazó de Palos a Mazagón con el alcalde de Moguer para supervisar los últimos preparativos. Allí les esperaba el secretario de la Delegación Provincial de Información y Turismo, Antonio Martínez Raja. El ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, al que acompañaba el director general de Empresas y Actividades Turísticas, León Herrera Esteban (años después, su sucesor) fueron recibidos por fin el 15 de octubre de 1968 primeramente en el límite de la provincia de Huelva por el gobernador civil, Julio Gutiérrez Rubio. Venían de Zafra (Badajoz) de despachar la primera parte del doblete del día, inaugurar también el parador Hernán Cortés. En el cortejo oficial también estaban el director general de Carreteras, el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Ferrero, y el alcalde de Huelva, Federico Molina Orta. Ya en el vestíbulo del nuevo parador, el obispo católico de Huelva, José María García Lahiguera, bendijo las nuevas instalaciones como era costumbre a la sazón y se pronunciaron por las autoridades los discursos de apertura, tras de los que se sirvió un vino de honor en el salón principal y hubo un curioso detalle por uno de los asistentes, el cónsul de Alemania en Huelva, Luis Claus, quien ofreció al ministro Fraga, en nombre de la fábrica de porcelanas Lorenz Hudschenzeuther, de la

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localidad bávara de Selb, una reproducción hecha en una medalla del Renacimiento, original de Guido Massoni, con la efigie del almirante, gobernador y virrey de las Indias, todo un guiño a las gestas colombinas preparadas en el entorno de este territorio que apadrinaron al entonces 82.º parador con su sobrenombre de Cristóbal Colón. El propio arquitecto, Julián Luis Manzano-Monís y Mancebo, guió al ministro de la nación por las instalaciones que en aquel momento del bautizo se componían de una traza –se aseguraba– con planta en forma de cruz de brazos desiguales, uno de ellos en dos alturas y dotada de un pabellón anexo de sólo una, al que abrazaba. En sus primeros años de andadura la capacidad hotelera se compuso de diecinueve habitaciones dobles y una individual que pronto se vieron insuficientes, lo que ha determinado una constante evolución que ha llevado al parador por sucesivas reformas y ampliaciones hasta la configuración actual de 63 estancias para hasta 126 huéspedes, que en el presente se divide en treinta y dos estándares (dos con cama de matrimonio); dieciocho superiores, de las que siete son matrimoniales; doce superiores plus; y una junior suite. La totalidad, menos tres, con vistas al océano. Ya el 17 de junio de 1972 se anunció la primera ampliación que propuso el ambicioso propósito de alcanzar hasta ciento veinte plazas hoteleras, pero los trabajos tuvieron que esperar hasta acabadas las fiestas de año nuevo de 1979, y cuyas obras se prolongaron hasta el mes de mayo de 1980, sin llegar al techo deseado. La reapertura del primero de junio de 1980 elevó momentáneamente la capacidad inicial, que pasó a un discreto aforo máximo de cuarenta y seis residentes hasta 1987, con veintitrés habitaciones. El seis de marzo de 1988 se publican las primeras noticias de la gran ampliación de 1989 que elevó a cuatro estrellas la categoría oficial y casi duplicó la capacidad (pasa a 43 habitaciones y 86 plazas) con la construcción de un pabellón sur de veinte dobles y una suite. Asimismo, a las zonas comunes se les dotó de más iluminación natural y artificial y se renovaron completamente las instalaciones en las salas de máquinas de producción de calor y frío, lavandería, centro de transformación eléctrica y también la implantación de una depuradora de aguas residuales. En total, la entonces Secretaría General de Turismo invirtió algo más de doscientos cuarenta y siete millones de pesetas, de las de agosto de 1989, en la ampliación y modernización. Los fastos de la reinauguración tuvieron lugar el sábado 7 de octubre de 1989 a cargo del secretario general de Turismo, Ignacio Fuejo Lago, junto con el director general de Paradores, Juan Ramón Yáñez. Durante la década siguiente se produjeron importantes aumentos en la demanda, que conminaron al gobierno central a anunciar, el primero de febrero de 2000, que en los Presupuestos Generales del Estado habría consignados ciento veinte millones de pesetas para dotar al parador de Mazagón de un importante espaldarazo que se formalizó con creces al año siguiente, al fijar el 19 de mayo de 2001 en doscientos setenta y cinco millones de pesetas la reforma integral, ampliación con un nuevo pabellón hacia el oeste y redecoración, culminados en 2002, que ha llevado al parador hasta su configuración presente. El palmarés de visitantes, acontecimientos, eventos de relevancia y sucesos acaecidos en este medio siglo largo de existencia sería imposible de pormenorizar en el reducido espacio de este resumen, pero caben destacar algunos muy señalados: En los dos primeros meses tras la puesta en marcha se alojó en el parador el químico jerezano, ministro de Educación y Ciencia y presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas, Manuel Lora-Tamayo Martín. El miércoles 7 de mayo de 1969 almorzó en el restaurante el capitán general de la II Región Militar, Manuel Chamorro Martínez. Un viernes, el 27 de junio del mismo año, otro almuerzo, el ofrecido solidariamente por el Gobierno

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Civil, Ayuntamiento y Diputación de Huelva, honró a los participantes en la III Semana de Derecho Marítimo de Andalucía, cuya presidencia de honor ostentaron los ministros Antonio María de Oriol y Urquijo, de Justicia, y Pedro Nieto Antúnez, de Marina. A las doce del mediodía del domingo 30 de mayo de 1971, en helicóptero, llegaba a la playa del parador el ministro de Información y Turismo, Alfredo Sánchez Bella, a quien acompañaba el subdirector general de Empresas y Actividades Turísticas. Fueron recibidos por el gobernador civil, Juan Alfaro Alfaro. Una vez en los salones, le fueron explicados por los técnicos algunos detalles de los proyectos turísticos para Huelva. Luego, el ministro se desplazó para comer al parador de Ayamonte. El sábado 17 de febrero de 1973 también el ministro Sánchez Bella volvió por la Casa para almorzar y ofrecer una rueda de prensa sobre las obras de abastecimiento de aguas y saneamientos de toda la Costa de la Luz. En aquella ocasión se acompañó de su subdirector general de Inmuebles y Obras, Alfredo Timermans Díaz, y también del comisario turístico de la Costa del Sol, Francisco Javier Fernández Galas. Con otro almuerzo de trabajo, el subsecretario del Ministerio de Agricultura, Virgilio Oñate Gil, futuro ministro de su ramo, despachó el jueves 6 de marzo de 1973 con las autoridades locales, el jefe de la División Regional Agraria y con el subdirector general de Coordinación de Programas. La prensa se hizo eco de sociedad del elegante cóctel de la boda entre María Bravo Candón con el empresario Augusto Lahore Camuña, celebrada en las mesas del parador el sábado 2 de marzo de 1974. Otro cóctel, pero con cena y desfile de modelos, brilló el jueves 9 de mayo de 1974 en los actos de la I Convención Sur de la Asociación española de Mujeres Empresarias, con la presidenta nacional al frente, la destacada Pilar Díaz-Plaja y Contestí. En 1974 el pintor Benjamín Palencia fue uno de los clientes alojados más recordados. Del 24 al 26 de enero de 1975 se concentraron en las instalaciones los dieciséis jugadores del Real Club Recreativo de Huelva dirigidos entonces por José María Martín (estuvieron convocados Espejo, Romero, Isabelo, Ortiz, Julito, Toñánez, Ángel, Cayuela, Suárez, Juan María, Conejo, Jeromo, Cruz Carrascosa, Otero, Del Cura y Morón). El subdirector general de Ordenación Turística del territorio, Pedro Manuel Cobelas Schwartz, almorzó el viernes 3 de diciembre de 1976 con el gobernador civil de Huelva, para tratar de la posible ubicación de servicios de camping y aparcamientos autorizados en aquellas playas. También los días 26 al 28 de septiembre de 1980 se volvieron a concentrar los jugadores del Real Club Recreativo de Huelva, dirigidos ya por Roque Olsen, en las dependencias del parador (acudieron Bau, Comas, Navarro, Juanjo, Zuloaga, Benito, Moret, Ibáñez, Juanma, Aitor Aguirre, Módigo, Romero, los hermanos Zambrano y José Luis). Una desgracia, por fortuna sólo material, sobresaltó a personal y clientes el viernes 10 de julio de 1981 debido a un aparatoso accidente de aviación militar en el que dos reactores de caza modelo F-5 pertenecientes al Ala 21, radicada en la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla), chocaron en pleno vuelo poco después del mediodía cuando realizaban unas prácticas de combate en la cercana zona de tiro de las Fuerzas Aéreas Españolas. Los pilotos, que, eyectados, resultaron ilesos y cayeron en paracaídas. Uno tocó tierra sobre la aldea de El Rocío, y el segundo junto al parador. El domingo 27 de septiembre de 1981, el director general del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) clausuró el Simposio Internacional sobre el aprovechamiento turístico de Doñana. Otra de las presencias más celebradas fue la pernocta del 10 al 11 de marzo de 1982 de Felipe de Edimburgo, príncipe del Reino Unido y esposo de la Reina Isabel II de Inglaterra. El consorte aprovechó, como hoy en día hacen muchos clientes, para recorrer el

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Parque Nacional de Doñana, y reunirse con los miembros de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza (ADENA), organismo que representaba en España a la Fundación internacional para la Defensa de la Naturaleza (World Wildlife Found International), de la que el príncipe era presidente. Le acompañó Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, duque de Calabria e infante de España, y el presidente del Patronato de Doñana, José Luís Leal Maldonado; así como el gobernador civil de Huelva. En visita familiar, el vicepresidente del gobierno de España, Alfonso Guerra González, pasó los días 19 y 20 de marzo de 1987, puente de San José, disfrutando con los suyos y jugando al tenis. Otro de los mandatarios internacionales más significados que honraron con su presencia al complejo fue Amadou-Mahtar M’Bow, director general de la UNESCO, que se alojó el jueves 4 de agosto de 1987. Al final del mes siguiente, la jornada del viernes 25 de septiembre, se conmemoró el Día Mundial del Turismo en el parador. A las veintidós horas hubo cena de bienvenida a su convención de prensa con actuación de grupo folclórico. Se cerraba así un dilatado día que había empezado con fecundas sesiones de trabajo en las salas orientadas al mediodía de la cercana Hostería de La Rábida, el mítico y cercano establecimiento que perteneció a la red de paradores nacionales entre 1930 y 1951. A esta altura, la prensa nacional se había quejado alguna vez de la insuficiencia de personal para atender momentos de elevada demanda, como ocurrió en el artículo publicado en la página 21 de la edición de Sevilla del diario ABC, el 11 de diciembre del año 1987. Unos clientes habituales del parador, miembros de la secta Comunidad del Espíritu del Gran Águila, con centro en Mazagón, fueron detenidos el 29 de noviembre de 1988 y finalmente condenados por distintos delitos, entre ellos su líder, Ana Camacho Carrasco. La diputada por Huelva en la III Legislatura, del grupo parlamentario Coalición Popular (GCP), Isabel Ugalde y Ruiz de Assin, pasó sus vacaciones de agosto de 1989 en la tranquilidad del recinto. Acudieron para inaugurar la ampliación de 1989, cuentan las noticias del 7 de octubre, como ya va dicho, el secretario general de Turismo, Ignacio Fuejo Lago, junto con el director general de Paradores, Juan Ramón Yáñez. El jueves 31 de enero de 1991 tuvo lugar la entrega de premios a la Promoción Turística de Huelva por el presidente del Patronato Provincial de Turismo y de la Diputación, Manuel Eugenio Romero Castilla. Al evento acudió, de nuevo, el secretario de Estado para el Turismo, Ignacio Fuejo Lago, y el consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía, responsable del área de Turismo, Jaime Montaner Roselló. El acto se desarrolló en tres fases: a las 20:30 fue la cena; a las 22:30 la entrega de premios; y a las 23:00 una celebrada actuación flamenca. Durante los días 20 y 21 de junio de ese 1991 se organizó el Seminario sobre la Industria Química en Huelva, la evolución histórica de la presencia del Polo Químico y la incidencia medioambiental. A la clausura asistió el delegado de Gobernación de la Junta de Andalucía, Carlos Sánchez-Nieva Navas; la alcaldesa de Palos de la Frontera, Pilar Pulgar Fraile; y el presidente de la Asociación de Industrias Químicas y Básicas de Huelva, Juan Manuel Díaz Cabrera.

Foto. Mª JOSÉ RODRÍGUEZ PÉREZ

Otro seminario, el Taller internacional de investigación avanzada sobre los orígenes físicos de la asimetría del tiempo, dirigido por el astrofísico Juan Antonio Pérez Mercader, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y por el Laboratorio Nacional de Los Álamos (EE. UU.), la OTAN y el Instituto de Tecnología de Massachussets, bajo el patrocinio y cooperación de la Fundación BBV, trajo al parador entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre de 1991 a una cuarentena de científicos especialistas en cosmología, mecánica cuántica y teoría de la gravitación, entre ellos el premio Nobel de Física 1969 Murray Gell-Mann, el astrofísico Wojciech Hubert Żurek, el español Pedro Félix González Díaz, el profesor chileno Claudio

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Teitelboim Weitzman, el argentino Juan Pablo Paz, el especialista en agujeros negros John Archibal d Wheeler, de la universidad norteamericana de Princeton, y el ya célebre profesor de física teórica Stephen William Hawking. El 9 de abril de 1994, a propósito del debate La sanidad en Huelva hoy, organizado por la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Huelva, asisten cien profesionales, entre ellos altos cargos directivos del Servicio Andaluz de Salud. En el capítulo de sucesos climáticos, el 4 de enero de 1996 toca hacer balance de los daños por lluvias torrenciales, que ascienden a trescientos millones de pesetas sólo en la franja de Mazagón, y desencadenan el corte temporal de los accesos a la playa del parador. El miércoles 19 de marzo de 1997 la cadena Canal Sur presenta desde el recinto la gala de premios Veo Veo con la popular María Teresa Rabal Balaguer. El secretario general del sindicato UGT de Andalucía, Manuel Pastrana Casado, se reúne el 13 de diciembre de 1999 con los responsables de UGT de toda Andalucía para coordinar las mesas de negociación colectiva. La prensa nacional se hace eco el 5 de agosto de 2001 en el ABC de Sevilla (página 82) de los problemas con los aparcamientos de la playa del parador que incitan a la picaresca de estacionar dentro de él a quienes no son clientes; también se incomoda por los supuestos precios elevados de la cafetería y anuncia la normalización de la parte nudista de la playa. El edificio se actualizó en el año 2002 con una potente intervención en la que destacó la creación del salón Rocío y una redecoración en la que se eliminó la chimenea del comedor que había estado presente, según el diseño del propio arquitecto Manzano-Monís, desde 1968. Los salones La Rábida (entonces con 40 plazas de capacidad) y Doñana (20) permutaron entre sí sus nombres a los actuales. El celebérrimo pino centenario del parador es declarado el jueves 9 de septiembre de 2003 monumento natural por resolución del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Se encuentra a escasos metros de la entrada al parador. Sus 12 m de altura, 4,50 m de perímetro (4,80 en la base), y 23,50 m de diámetro de copa proyectan una inmensa sombra de 424,51 m2. La pintora Paloma Ramírez-Montesinos clausura la exposición de su obra el 22 de agosto de 2005. El 5 de marzo de 2007 tuvo lugar la reunión en el Parador de Mazagón entre la consejera de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, Fuensanta Coves Botella con los directivos del Parque Nacional de Doñana y los medios informativos. Tiene que ser realojada en el parador, el 10 de julio de 2007, una familia de la urbanización CIPARSA por el incendio de cuarenta hectáreas de pino piñonero declarado la tarde del día 9 en el cercano paraje de El Picacho, de Palos de La Frontera. Las III Jornadas Pascal organizadas por CEPSA el 5 y 6 de noviembre de 2007 sobre temas de protección ambiental, seguridad y calidad atraen al parador la visita del consejero de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, Isaías Pérez Saldaña, y también del consejero delegado de CEPSA, Dominique de Riberolles y del director general técnico del grupo, Ignacio Gómez Martínez. Del 12 al 21 de agosto de 2008 expone nuevamente su obra pictórica Paloma Ramírez-Montesinos. El 30 de julio de 2009 un vertido accidental de petróleo durante una operación de descarga en la monoboya de la refinería de La Rábida, de CEPSA, alcanza la zona del espigón Juan Carlos I y

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las cercanías de la playa del parador. Elogios al restaurante Marmitia aparecen publicados en el periódico ABC de Sevilla del 17 de abril de 2010 (página 104). Por contra, el mismo diario se lamenta de nuevo el 10 de agosto de 2010 por el precio del aparcamiento de la playa del parador y por los tiques que llevan borrado el nombre del establecimiento (página 16). La última visita real tuvo lugar el 27 de octubre de 2010 tras inaugurar por la mañana la ampliación de la citada refinería de CEPSA en Palos de la Frontera. El almuerzo privado del rey Juan Carlos I en el parador sirvió de alto en el camino para visitar por la tarde el complejo metalúrgico de Atlantic Copper, en Huelva, con motivo del XL aniversario de la segunda mayor fundición de cobre de Europa. Un misterioso y desmentido encuentro entre el polémico empresario y líder del partido Unión Cordobesa (UCOR), Rafael Gómez Sánchez, con representantes del Partido Popular de Andalucía para garantizar un eventual apoyo para la elección de Javier Arenas Bocanegra, del Partido Popular, en los comicios autonómicos de marzo de 2012 pudo, según la prensa, haber tenido lugar en el parador el 5 de diciembre de 2011. Termina, por el momento, la historia reciente con el suceso que tuvo lugar el domingo 25 de junio de 2017 al ordenarse por Protección Civil a las 00:32 horas la evacuación del parador por el incendio declarado a las 21:15 del sábado 24 en Las Peñuelas de Moguer. El perímetro del parador, por suerte, fue lo único afectado, sobre todo el restaurante-chiringuito del nivel inferior de la piscina y la escalera de acceso. La peor parte se la llevaron las ocho mil quinientas hectáreas de bosque y matorral quemados. Mala racha para la empresa, puesto que al de Mazagón siguieron otros dos incendios recientes en Paradores: Tejeda: 29.09.2017 15:49 Cádiz: 24.11.2018 09:05 El Cristóbal Colón pasó página el 30 de junio de 2017 con la reapertura a los clientes a las once de la mañana. Para transmitir una imagen de normalidad, visita ese mismo día de los ministros de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro María Nadal Belda, y de Empleo y de Seguridad Social, María Fátima Báñez García, acompañados del delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz Cabello. Entre los meses de enero a marzo de 2019, a cargo de la constructora sevillana Díaz Cubero, se aprovechó la tranquilidad de la temporada baja para mejoras de accesibilidad en pavimentos del jardín central y en la vereda de bajada a la piscina e instalación del ascensor al pabellón sur (habitaciones 40s y 50s) y al SPA. También se implementó una plataforma elevadora para la lavandería. El 6 de febrero de 2019 se puso al día el dotado gimnasio del establecimiento con una renovación completa de su enlosado deportivo. Este detalle coincidió en el tiempo con la visita que el reconocido historiador e hispanista dublinés nacionalizado español Ian Keith Gibson Ritchie, quien ocupó la habitación 18, disfrutó entre los días 2 y 5 de ese mes. El parador dispone de confortables salones: Santa María, Santa Clara (La Niña o televisión), Santa Bárbara (o La Pinta, de característicos colores), y Del Rey (o Pinar Alto, ampliación del restaurante Enebro), sobre el salón Santa Clara, debido a haber sido usado por el rey emérito Juan Carlos I, quien en sus tres visitas ha utilizado las habitaciones 13, la junior suite 20 y un inesperado cambio a la 52 para la que hubo que adquirir en un tiempo récord un galán de noche para el servicio de trajes. La actual configuración del parador distribuye sus habitaciones entre una junior suite (20), treinta superiores, veinticinco dobles y siete dobles de categoría básica que hacen una cantidad total de 126 plazas. Encantadoras son las diez primeras (01 a 10), construidas en un pabellón de planta baja, verdaderos chalés con jardín abiertos al océano. Las únicas habitaciones que no disponen de vistas directas al océano son los números 31, 32 y 33; pero, en compensación tienen amplias terrazas viradas al jardín.

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/ Dr. Claudio Lozano Guerra-Librero /

LA PROSPECCIÓN ARQUEOLÓGICA EN “MATA DEL DIFUNTO”: EL PECIO DEL “RAYO” COMO HIPÓTESIS Numerosas son las fuentes y los referentes documentales que nos ofrecen un denso perfil de la navegación en la zona del Golfo de Cádiz, así como en la provincia marítima de Huelva y, más concretamente, en el área denominada como “Arenas Gordas”. En este breve artículo expondremos los resultados obtenidos tras la realización de una prospección arqueológica realizada durante dos campañas (2002-2003); los resultados obtenidos se presentaron en el I Congreso internacional: Tecnología de los barcos de Trafalgar, un homenaje a sus diseñadores y constructores1. Durante la investigación, recopilamos las noticias, informaciones o leyendas que nos brinda la tradición oral de la costa onubense; pescadores, marinos, trabajadores de puerto y gente que vive enraizada en la mar; esta fuente de información ha sido determinante a la hora de ubicar el yacimiento. A pesar de que el hallazgo fue casual, numerosos son los testimonios que a posteriori nos hablan del “navío” en la zona de Matalascañas, así como otros relevantes naufragios en la costa de Mazagón y la Barra de Huelva; si bien estructurar las noticias orales en este sentido constituiría un valiosísimo documento a nivel historiográfico y antropológico, tuvimos en cuenta esta información, segmentándola y tomándola como referencia para facilitar el trabajo de campo y para completar la información através de señuelos que nos han llevado a concretar a través de documentación archivística y evidencias arqueológicas la consistencia de nuestras hipótesis de trabajo. 1 International Congress: Technology of the ships of Trafalgar, an homage to their designers and constructors. Madrid-Cádiz, ETSIN, 3-5 de noviembre de 2005.

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Foto. IAPH

Como parte de la investigación, se compiló un estudio geoarqueológico que nos ha ayudado a comprender el complejo territorio y su dinámica; condición determinante para el devenir de este y otros yacimientos, como se está demostrando actualmente en 2022 con el proyecto “Rey Gerión”; en primer lugar por ser condicionante para la evolución histórica y en segundo lugar por ser la matriz donde se inserta el yacimiento arqueológico objeto de este estudio y su sometimiento a los procesos postdeposicionales naturales2. Así mismo, se realizó un estudio histórico de la zona donde se encuentra ubicado el yacimiento, un análisis del entorno donde se observa la diacronía de la evolución histórica de la sociedad que la habita desde las iniciales fuentes greco-latinas hasta las más recientes fuentes referidas a la revolución industrial. Por último, completan el conjunto de los antecedentes, los antecedentes patrimoniales y los trabajos que han sido herramienta para la catalogación y gestión cultural de los yacimientos arqueológicos del entorno y que nos sirven para contextualizar este yacimiento. En cuanto a la metodología empleada, debemos señalar que el trabajo en las duras condiciones del medio que impone la zona de “Mata del Difunto” nos obligó a trabajar inicialmente con métodos de teledetección através del uso de un sónar de barrido lateral3 y una exhaustiva preparación de las inmersiones de buceo autónomo. Asi mismo, hemos abundado en la localización del pecio y diseñado un área de respeto mediante figura poligonal coordenada con el objeto de favorecer su protección y facilitar la labor de los investigadores a la hora de plantear una intervención mas profunda en el pecio. El diagnóstico final de la intervención plantea como hipótesis de trabajo de manera firme y científica que el navío que se encuentra hundido en la zona de “Mata del Difunto”, en la zona conocida como “Arenas Gordas”; se trata del navío español de primera línea “Rayo”, embarrancado en la zona tras el temporal que sucedió a la batalla de Trafalgar, el 21 de octubre de 1805.

Arenas Gordas en la Edad Moderna El asentamiento en el área está apenas documentado; tenemos datos del séptimo Duque de Medina Sidonia, almirante de la Armada Invencible que mandó construir la denominada Casa del Bosque, lo que a la postre sería el Palacio de Doña Ana, en honor a Doña Ana Gómez de Silva, hija de Ruy Gómez de Silva y la princesa de Éboli. 2 Renfrew, C y Bahn, P. (1993)“Arqueología : teoría, métodos y práctica”.Ed. Akal. 3 Recomiendo la lectura del artículo Side Scan Sonar de Martin Klein en “International Handbook of Underwater Archaeology”(2002) de Ruppé , Carol V. y Barstad, Janet F. Kluwer Academic/Plenum Publishers. New York. Pág. 667.

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El lugar continuó siendo coto privado de descanso y caza durante toda la Edad Moderna y habríamos de destacar el paso de los Pérez de Guzmán a los Álvarez de Toledo, Marqueses de Villafranca del Bierzo, por extinción en la línea masculina de los primeros. A pesar de lo despoblado del área de Doñana y su costa, la playa de Castilla y el área de “Arenas Gordas”: “abundante en bajos arenosos, no ofrece resguardo alguno, por lo que se prolonga hasta confundirse con los terrenos llanos del interior”4. Vemos, pues, que su difícil acceso y la configuración política y social del territorio influyó decisivamente en el poblamiento; produciendo una ausencia casi total de puertos y poblaciones en sus setenta kilómetros de longitud. En la playa de Castilla y área de “Arenas Gordas”, el contacto humano no se produce si no es apenas de forma fortuíta: “la soledad es temor y el temor aún se transluce, a finales del XVIII, en siete Torres vigías que velan sus costas para asegurar el interior, volcado hacia el camino real que conduce a Sevilla”5 Sería, desde el momento del despegue comercial de la Carrera de Indias, el escenario del tráfico que partía y llegaba a la denominada Cabecera de la Carrera de Indias6. Numerosos naufragios se documentan en la zona, así como pérdidas, embarrancamientos, ataques piratas y corsarios, desembarcos de tropas, etc..

El desarrollo de la batalla de Trafalgar La pugna por la hegemonía continental europea y por el dominio atlántico se remonta a los siglos XVI y XVII; siendo a partir del siglo XVIII cuando tres naciones se disputan definitivamente el dominio sobre estos espacios en un claro intento de consolidación de principios comerciales a lo largo del mundo. España, Francia e Inglaterra entran de lleno en esa pugna, que tuvo su colofón, en la batalla naval de Trafalgar, el 21 de octubre de 18057. Tras el desenlace de la batalla, el dia 21, se sucedió un terrible temporal de lluvia y viento los días 22 y 238, que contribuyó al hundimiento y desaparición de XX navíos de los cuales 4 se sitúan através de los informes en la costa onubense. Navío Monarca “El Monarca se batió valerosamente hasta quedar enteramente desmantelado e imposibilitado de hacer resistencia alguna por tener sus baterías ocupadas con los destrozos de su arboladura. Al fin se rindió por evitar mayor pérdida de gente de los 100 muertos y 150 heridos que ya tenía, pero quedó el navío en tan mal estado que se perdió dias después en Arenas Gordas.”9 Navío Berwick “El Berwick defendió perfectamente la popa del príncipe hasta las 3 1\2, que lleno de averías empezó a atrasarse. Murió su capitán y se rindió poco después, pero en tan mal estado que en el temporal que sobrevino, se perdió sobre Arenas Gordas, y parece que los enemigos le pegaron fuego10“. 4 Sacha Blanco, M (1975). La actividad pesquera del puerto de Huelva. Ed. I.E.O. Padre Marchena, Excma. Diputación Provincial de Huelva,.Pág. 20. 5 Biblioteca Nacional. ms. 7301. Almonte. 6 Cabe destacar los trabajos de Clarence H. Haring, P. y H. Chaunu, E. Lorenzo Sanz, L. García Fuentes y A. García Baquero. 7 Cayuela Fernández, J y Pozuelo Reina, A (2004). Trafalgar. Hombres y naves entre dos épocas. Ed. Ariel. 8 Archivo del Museo Naval. Informe, Historia de los principales acontecimientos marítimos de la guerra contra Gran Bretaña declarada en 12 de diciembre de 1804. Mss. -472, folio 180. (Referencias al naufragio del Bucentaure). 9 Íbidem, folio 181. 10 Íbidem. Folio 184.

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Plano del navío reformado a 100 cañones.

Navío Rayo “Desarbolado y apresado el Rayo por los enemigos, lo abandonaron a causa de no poderlo llevar por el fuerte temporal. Varó en las inmediaciones de la Torre de Salabar (costa de Sanlúcar), y de él se salvaron cuatrocientos hombres de su dotación por las providencias del Comandante Militar de aquella provincia11”

Biografía de El Rayo Construido en La Habana en 1749, el Rayo fue el navío más antiguo que participó en la Batalla de Trafalgar, este navío luchó en casi todos los combates contra Inglaterra durante el siglo XVIII; fuerte y bien construido, fue remontado en el astillero de La Carraca (Cádiz) de 80 a 100 cañones. El primer documento sobre el barco es un resumen de Tomás Muñoz en el astillero de La Carraca el 13 de julio de 1790. Escribe que su construcción comienza en 1748, diseñado de 80 cañones y gemelo del Real Fénix. Su base principal fue Cartagena; en 1765 encabezó una misión con una escuadra española para cubrir la doble boda de la Infanta Dña. María Luisa con el Archiduque Pedro Leopoldo y el Príncipe de Asturias con Dña. María de Parma. - En 1778 se incorporó a la escuadra de Cádiz, también con Fénix de 80 cañones, Princesa de 70, San Julián de 70 y también el San Rafael de 70 cañones; y las fragatas Esmeralda, Atrea, Venus, Santa Gertrudis y Santa Rosalía, todas de 28 cañones. - En 1778 se incorporó a la escuadra del Teniente D. Luis de Córdoba, izando el pendón de Jefe de Escuadra D. Miguel Gastón, siendo comandada por el Capitán D. Manuel Guiral. - En 1780 luchó en la flota combinada hispano-francesa al mando del Capitán D. Manuel Guiral y, en la parte francesa, por el Conde de Orvilliers, intentando desembarcar en Inglaterra. - En el combate de Cabo Espartel, en 1782, luchó contra la escuadra de Lord Howe. - Necesitando calafatear a principios de 1783, Rayo entró en el astillero de La Carraca para su reparación. - Hallamos una firma de acta el 3 de abril de 1783, describiendo el final de las obras, su operatividad, y la estructura no enraizada y buena estanqueidad. - En mayo de 1787 se sustituyeron sus revestimientos exteriores de cobre; un año después fue a la misma fila de barcos para el calafateo interno. Tres años después de que el buque fuera reparado en sus estructuras exteriores y obras menores, se firma el documento de operatividad por el capitán D. Fernando Reinoso. El 12 de mayo de 1804 entra el Rayo en la fila principal de La Carraca y durante seis meses el Rayo sufre cambios importantes; el principal es la recarga de sus baterías de 80 a 100 cañones, el cambio completo del revestimiento de cobre y calafateo. Permaneció en Cádiz hasta que se integró en la flota combinada del Almirante Villeneuve. Tenía 53 metros de 11 Relación o resumen de las faenas de mar dirigidas por oficiales de la marina de la escuadra y departamento, en los días 20 a 27 de octubre. Archivo y Biblioteca del Museo Naval. Pp- 225.

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eslora, 14,5 de manga y un desplazamiento de 1750 Toneladas. Al ser un barco de primera clase, tenía pocas diferencias estructurales con la serie de segunda clase de 74 cañones. Luego de la batalla del día 21 de octubre de 1805, se inició un violento vendaval de lluvia y viento los días 22 y 23 que contribuyó al hundimiento y destrucción de 15 navíos de línea; si estudiamos la documentación, cuatro de ellos desaparecen en la costa de Huelva.

La campaña de 2002/2003 Durante la campaña de 2002/2003 se realizaron un total de 36 inmersiones de buceo, en las cuales se hubieron filmado, fotografiado y evaluado, en función de varios sectores, las partes emergidas del yacimiento. También se trabajó por primera vez en una campaña arqueológica subacuática en Huelva, utilizando un sónar de barrido lateral, con muy destacables resultados. Tenemos los restos emergidos del substrato de lo que es un pecio de probable adscripción moderna o contemporánea a la espera del análisis más pormenorizado de las piezas de artillería, las municiones, el modelo de construcción naval y el análisis de los metales y las maderas tras un proyecto de prospecciones más profundo en el que sería necesario realizar, al menos, dos sondeos estratigráficos completos para analizar el sistema constructivo y el modelo de depósito de la estratigrafía. Habría que confirmar que los restos del pecio pudieran pertencer al Monarca, Rayo o Berwick. Las hipótesis del Monarca y Rayo parecen las mas sólidas; si bien las principales fuentes documentales nos indican que pudiera tratarse del Monarca, un análisis mas exhaustivo de la expedición de salvamento del Rayo, nos indican que habría que explorar más profundamente esa hipótesis y no descartarla a priori. El yacimiento se encuentra en una zona expuesta, sin abrigo y a una cota que oscila entre los 6 y los 9 metros de profundidad, con marcada acción del mar al ser una zona somera de la costa. Asi mismo, presenta una enorme dispersión, y con cada temporal diferentes partes del buque aparecen emergidas del substrato con el correspondiente riesgo de destrucción o desaparición. La pesca en la zona es constante y la acción de las artes de pesca han deteriorado considerablemente el yacimiento cuando no lo han contaminado profundamente con redes, cabos y estachas de labor. Las actividades de pesca continúan produciéndose en la zona y dañando el yacimiento. La impronta de dos piezas de artillería en la zona sur nos habla del expolio del pecio, algunos pernos presentan la cabeza seccionada con sierras y la concreción presenta roturas que, tras ser evaluadas por un buzo profesional, señalo que pueden ser producto del empleo de explosivos y palancas. La intervención arqueológica ha constatado la acción de los elementos que pueden destruir el yacimiento y ha certificado la existencia de un pecio que ha de ser catalogado y se encuentra en un estado de conservación que permitiría obtener una valiosa información desde el punto de vista de la construcción naval.

Conclusiones preliminares - El yacimiento arqueológico de “Mata del Difunto” es el pecio de un Navío de Línea de edad Moderna o

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Contemporánea. Por sus características iniciales y ubicación pudiera tratarse del Rayo, Monarca o Berwick; contendientes en el Combate naval de Trafalgar. •

El uso del sónar de barrido lateral se utilizó por primera vez en un proyecto arqueológico subacuático en Huelva con formidables resultados.

El yacimiento se halla en peligro de destrucción por agentes antrópicos y naturales, constatados y evidenciados en el registro arqueológico.

El yacimiento presenta un alto grado de contaminación antrópica.

El yacimiento precisa de una propuesta de intervención que contemple su protección y su investigación; la mejor forma de protegerlo, hoy por hoy, es seguir trabajando en él y realizar un proyecto de prospecciones más profundo que contemple el análisis de las estructuras, la artillería y al menos dos sondeos manuales que daten su estratigrafía, así como un completo programa de recogida de muestras de madera y metales que contribuyan a fijar su adscripción através del análisis metalográfico y del tipo de madera empleada en su construcción.

El yacimiento arqueológico reúne los requisitos necesarios para su inscripción en el Catálogo de Yacimientos Arqueológicos de la Junta de Andalucía, como así se produjo más tarde por parte de la Junta de Andalucía, fruto de nuestra intervención; constatando que presenta suficientes elementos que pueden ser investigados para; no sólo confirmar su protección, sino además, como fuente para el conocimiento histórico de la Historia marítima y la construcción naval.

Futuras intervenciones Posteriormente a nuestro informe y memoria científica en 2003, la Junta de Andalucía decidió catalogar el yacimiento e incluirlo en la base de datos de yacimientos arqueológicos; así mismo, se decretó la protección de la zona para evitar que los saqueos y la destrucción continuaran. Por nuestra parte y en los años siguientes, presentamos dos proyectos más para seguir investigando y definir si finalmente los restos pudieran pertenecer al Rayo y al Monarca; pero todas las propuestas presentadas fueron denegadas por la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía, argumentando que debían integrarse en un plan general de investigación.

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/Calambur

46 Foto. JOAQUIM ANJO


r

EL GRUMETE DEL RAYO

/ Concha Gorostiza Dapena /

Ilustración. ZKIN WILD

He nacido en la Habana, en un bohío en el ingenio de uno de tantos esclavistas de la preciosa Cuba. Mis ojos vieron la luz allá por la década de 1740… exactamente no sé cuándo, y la verdad es que poco importa. Al sonar las sirenas para dar comienzo a la zafra; que es la recolección de la caña de azúcar, yo veloz como el rayo (y de ahí me viene el nombre) corro y, sin mirar atrás, no paro hasta que dejo de oír las sirenas. Ya más sosegado, me tumbo a la sombra de una palma de apellido real, símbolo de nuestra tierra, donde poco a poco voy recobrando el aliento. No me detengo por mucho tiempo, mi destino es otro. Mis ansias y anhelos se fijan en el astillero de la Real Compañía de la Habana. He de confesar que los barcos son la materialización de mis delirios y sueños. No me voy a quedar aquí para siempre. Amo mi Cuba, pero voy más y más lejos; no le pongo freno a mis pensamientos. Y sé, aún a mi corta edad, que para ir por esos mundos desconocidos para mis ojos, pero; vivos en mi mente, la única manera conocida me la puede proporcionar uno de aquellos inmensos bajeles que, en aquel lugar mágico, de simples tablones, que ha poco han sido árboles, van naciendo como setas en los humedales … Y son con nobles maderas de roble, de cauca, quiebrahacha, capá y ceiba las destinadas a la construcción de aquellos magníficos navíos.

He llegado por fin a mi paraíso. Oigo, escondido entre un montón de troncos apilados, que se ha comenzado la construcción de un navío especial de primera línea; no todos los navíos podían ser considerados de línea, (había de llevar al menos 64 cañones) y a este en cuestión van a llamar Rayo... como yo, Rayo. Me estremezco al escucharlos. Siento que mi destino está marcado en ese preciso instante. Oigo poseído por mis emociones: que es el año corriente de 1747, 1 de julio y que la construcción del ya denominado Rayo sería de dos años hasta su botadura. Dos años. Mi mente infantil no controla el tiempo; dos años significan poco, o nada. Pero, ya sé que tendría, a partir de esos momentos, que ingeniármelas para no aparecer por el Ingenio azucarero y no escuchar las sirenas, anunciando el comienzo de las zafras. Yo, Rayo, no veía problemas; siempre hay almas nobles dispuestas a dar un poco de comida y cobijo a un niño humilde y simpático como yo. Rayo el otro, mi barco, como ya le consideraba, íbamos creciendo.

“Un navío de primera línea” Iba a ser grande, veloz y aterrador. Le dotarían con más de 80 cañones y quizá llegase a portar 100.

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453 marineros. Tabaco, azúcar y maderas, nuestra carga. No ha sido difícil, conozco tus más recónditos escondrijos. Me he asegurado de que estábamos en alta mar cuando me he dejado “encontrar”. El capitán, cuyo nombre no recuerdo, decide no tirarme por la borda. Y felizmente empiezan nuestras singladuras por los mares del Reino. Hemos transportado princesas; sufrido carenados, reparaciones y huracanes, con riesgo de perder el velamen. Nuevo carenado, nuevo forro de cobre. Lo habitual en naves de tus características, amado Rayo. Estamos en guerra contra Inglaterra, 1799. Nos incorporamos a la escuadra de Luís de Córdova y Córdova.

Los dos Rayos íbamos creciendo, cada uno según su naturaleza. Yo, Rayo niño, ya sabía qué haría desde el primer momento de su botadura, prevista para junio de 1749. Aún pasarían varios meses hasta su entrega definitiva a la Armada, el 15 de agosto de 1750. Aunque a mediados de octubre de ese año ya estaba botado y entregado, se encontraba en el arsenal sin gente ni tropa de Marina. Voy a ser el grumete del Rayo. Él, Navío de Primera Línea, RAYO: 57 metros de eslora y 14.50 de manga, desplazas 3.000 t; y yo, pobre esclavo cubanito de las Españas. Serás mi hogar, mi cobijo y amigo desde el mismo momento en que tu quilla se sumerja en las aguas, mansas y acogedoras como madre amante, pero que, en momentos de huracanes y tormentas, tendrías que demostrar tu calidad, categoría y firmeza.

Hemos cruzado el cabo de San Vicente. Nos van saliendo achaques; a ti te carenan, cambian los mástiles, hasta los tres, también el bauprés; pero para mí, compañero, no hay carenado que alivie mis dolores y corrija mis arrugas y haga salir de nuevo mis dientes, caídos por el incipiente escorbuto de algunas largas travesías.Hemos capturado buques ingleses, hemos protegido y ayudado a tantos… que he perdido la cuenta. Ha izado su insignia el teniente general don Antonio Barceló. Somos famosos y hermosos. Seguimos aguantando. Siempre en Primera Línea.

Trafalgar, final de nuestro destino

27 de agosto de 1805 / 21 de octubre de 1805

Ya eres mi casa, me escondo, descanso y duermo entre tus cuadernas, cuando los carpinteros e ingenieros se toman su descanso. Hoy he conseguido ropa nueva y hasta zapatos. No preguntéis cómo; hay cosas que es mejor no conocer. La ocasión lo merece y no he reparado en esfuerzos. Voy a estar en primera línea cuando la botella del extraño vino con burbujas doradas se estrelle contra tu orgullosa proa. Mi amado Rayo, padre, madre, compañero en mil batallas… estamos juntos ahora y hasta el final, el tuyo o el mío. Navegamos rumbo a lejanas tierras, los marineros dicen que nuestro destino es Cádiz; ¿España? Quizá lo sea, poco importa el lugar. He tenido que colarme de polizón.

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Restos de navío. Superposición de planos.

Cruenta batalla, la armada española sale mal parada. Las extrañas alianzas y las tempestades no han ayudado nada. Y cerca del cabo de Trafalgar, en los Caños de Meca, en Cádiz, llega el triste final. Un almirante ingles llamado Nelson nos gana la partida. Es el fin. Hemos llegado a


Cádiz ayudados por otros buques. Pero, los temporales, los peores enemigos de todos los navíos. Y aunque el 23 de octubre logramos zarpar, la fuerza de los vientos nos arrastra hasta las costas gaditanas y onubenses. Resistimos; pero, ese Atlántico que tantas veces nos ha sido propicio, ahora nos empuja con fuerza y llega lo inevitable. Naufragamos en una playa conocida como ARENAS GORDAS, entre Mazagón y Almonte, comenzando en el paraje de ‘Chozas de la Morla’ (entre El Picacho y la Torre del Oro) y la Punta de Malandar, en la margen derecha del estuario del río Guadalquivir, frente a Sanlúcar de Barrameda, incluyendo la zona de Matalascañas. Cerca, muy cerca del Coto Doñana. Amado Rayo, te separan de mí tan solo 300 metros de la orilla, y has quedado entre esas gordas arenas a tan solo 7 metros de profundidad. No estas lejos de este intrépido grumete del Rayo, tu amigo, tu compañero, hasta que la muerte nos ha separado. Siento hasta lo infinito que hayas sido tú el sacrificado por ese océano al que tanto hemos amado. Yo, pobre de mí, también he quedado varado en estos hermosos parajes, en tierra, y cobijado y arropado por unos humildes pescadores, que, compadecidos por

mi desesperanza y consternación, me permiten compartir con ellos su humilde condumio y “bohío”, que aquí llaman chozo. Salgo a pescar con ellos cada día, pero no hay ninguno en que no pueda robar un tiempo, e ir a verte, hermano, compañero, padre, madre…Rayo. No has muerto. Ahora otros hombres y mujeres con distintos ropajes e intereses se acercan hasta ti y te aman, te observan, aunque no comprenden por qué la mar océana no te arrastra hasta sus profundidades. No saben que el vínculo entre tú, Navío Especial de Primera Línea, y yo Rayo, grumete por amor a ti, estaremos por siempre unidos, tanto en lo bueno como en lo malo. Maridaje especial y quizá incomprensible a los ojos escépticos de las gentes. Cuando se cumplan mis días, les he pedido a mis amables y hospitalarios amigos, que caben mi fosa lo más posible a la orilla, para que, en las noches de plenilunio, con la marea baja, el crujido de tu maderamen llegue a mis oídos y mis suspiros lastimeros de amor, lleguen a tus depauperados y otrora altivos mástiles.

Foto. R&R Riquelme

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/ Juan Drago /

“La Casa” perteneciente al libro inédito “Lugar y Memoria”

La Casa Foto. JOAQUIM ANJO

La casa está sumergida en oscuridad. Abandonas el nido de tu cama desatando las ligaduras sombrías y tu cuerpo tropieza con la ropa. ¿De qué noche termina de llegar la desazón de tus músculos, el entramado níveo de tu esqueleto? Enciendes la lámpara para que conozcas el espacio un día más e inspires el aire retenido en las alcobas. El ruido de los motores por la avenida te anuncia el alba. Bebes el agua que te ha esperado toda la noche para ser tú mismo. El espejo dibuja tu rostro conocido, tallado por el tiempo. Son manos invisibles las que han golpeado con paciencia tu vida, donde una flor imperceptible se balancea nevando bajo los párpados incertidumbre. Estás hecho del tiempo que tejió la toalla, que recogió el café que ahora te avisa con la serpiente de su aroma en la cocina. Abres la ventana esperando la lluvia y ves los coches adormecidos bajo los árboles. Un sopor va instalándose en las mejillas a cada sorbo. Eres la estatua que rompe la quietud de la noche para representar un día cualquiera, sin más historia que un ascensor, una escalera, una avenida, un permanecer ante una mesa, un nombre, una paga, unas comidas. Tu cuerpo sabe que estás a punto de ser traspasado por la luz del alba, que serás acuchillado por la claridad sin misericordia.

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Fantasma

/ Juan Cobos Wilkins /

(de El mundo se derrumba y tú escribes poemas)

Cualquier detalle, el desconchado que semeja un bisonte prehistórico, la sal cristalizada igual que una galaxia en formación, el pescado azul fosforescente que enciende un fuego fatuo de noche en la cocina, esa nube que plagia el grito de Munch, todo lo que contiene otro o lo expulsa de sí, es un fantasma. El que envuelve con su sábana, como un sudario, el mundo; el que a sí mismo se devora y se vomita en nieve. Un fantasma que copia, que duplica. El avatar que con lágrimas quemadas por la lluvia a tu fatum abrazado se funde, y desvaneces.

Foto. JAROMIR CHALABALA

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/ Cristina Font Briones /

EL MISTERIO DEL DELFÍN DORADO

Había pasado un año desde que Lucía, Luis, Tomás y Miguel formaron la pandilla de Cuco con la intención de descubrir los secretos que escondía la preciosa y misteriosa playa de Mazagón. Reunidos en la cabaña que el padre de Luis le había construido sobre un enorme árbol del jardín de su casa, conversaban sobre sus libros de misterio y aventuras favoritos deseando desentrañar algún secreto ese verano. Para ello, cada día irían en Ilustración. SONIA GARCÍA bicicleta a un lugar diferente de Mazagón y observarían con detenimiento la zona por si hallaban algo interesante. Los días pasaban sin encontrar nada especial, sin embargo, ellos estaban convencidos de que con su interés atraerían algún enigma que descifrar. Una tarde, cuando se encontraban en el Muelle del Vigía, contemplaron a un grupo de delfines que, alegremente, saltaban entre las aguas del océano Atlántico. Divertidos, comenzaron a saludarlos con las manos intentando llamar su atención para que se acercaran. Sabían que ello era muy difícil, pero la ilusión que tenían era más fuerte que la realidad y ello lo transmitían. Inesperadamente, un delfín se aproximó hasta el final del muelle y se acercaron a contemplarlo. —¡Es precioso! —dijo Lucía al verlo de cerca, maravillada —. Y lleva un objeto en su boca... —Sí, es algo de color dorado y parece que nos lo está enseñando —comentó Miguel, observándolo con detenimiento. El delfín comenzó a dar saltos muy altos ante el asombro de la pandilla de Cuco, hasta que de su boca curvada salió un objeto que fue a parar a la altura de los pies de los chicos. Seguidamente, planeando por encima del agua, se alejó del lugar. Luis lo cogió del suelo y, boquiabierto, observó que se trataba de un delfín dorado del tamaño de una mano con forma de la letra ‘L’. —¡Es la figura de un delfín en miniatura! —exclamó Miguel al verlo, entusiasmado—. ¿Será de oro? —Déjamelo, Luis —le pidió Tomás, inquieto por tenerlo entre sus manos. —¿De dónde habrá cogido este pequeño delfín dorado? —se preguntó Lucía, observándolo ¿Y por qué nos lo ha dado a nosotros? —Ya tenemos un misterio para resolver este verano... Creo que deberíamos enseñárselo a mi padre, quizás él haya visto alguno igual —propuso Luis. Todos estaban de acuerdo y en sus bicicletas se marcharon a casa de Luis. Cuando su padre vio el delfín dorado se quedó más sorprendido que ellos.

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—Como mi hijo sabe, me apasionan las historias sobre Mazagón y leo toda la información y anécdotas que han ocurrido desde hace años. Este delfín me ha recordado a una historia del siglo XVII que, más que real, parecía un relato ficticio. Unos escritos antiguos que encontraron hace tiempo narraban que un noble muy rico, llamado Alfonso, frecuentaba esta zona para avistar delfines. Los adoraba y decía que contemplarlos le traía buena fortuna. Cada vez que veía un delfín algo positivo ocurría en su vida. En agradecimiento a los delfines dejó escondido un tesoro en esta playa, pero nadie lo encontró, por lo que los entendidos concluyeron que esa historia no era real, pero... viendo este delfín dorado, puede ser que realmente haya un tesoro —explicó el padre de Luis al que le gustaban aún más los misterios que a su hijo—. Interesante, muy interesante. Mañana iré a la biblioteca para buscar información. Me llevaré la figurita del delfín para consultar de qué material está hecho. Al día siguiente, los cuatro amigos regresaron al Muelle del Vigía a la misma hora con la esperanza de volver a ver a los delfines. Pasada una hora sin verlos, cuando se disponían a marcharse, el delfín apareció y, juguetón, saltó alegremente varias veces para llamar su atención. —¡Ahí está el delfín! —gritó entusiasmada Lucía, señalándolo con la mano derecha—. ¡Hola! ¿Has venido a vernos? ¿Nos traes otro regalo? El delfín comenzó a mover la cabeza de arriba abajo como si estuviera asintiendo. —¡Dice que sí! —exclamó Miguel, emocionado. ¿Qué nos traes hoy, amigo? El delfín se sumergió y, al cabo de unos segundos, dando un gran salto, depositó sobre el muelle un objeto y después de marchó. Con curiosidad lo cogieron del suelo y, desencantados, comprobaron que era un alambre oxidado con forma de un círculo. Los días siguientes estuvieron yendo al muelle y el delfín les dejaba alambres con formas de letras, pero ninguna figurita de delfines. El padre de Luis había comprobado que era de oro. Estaba tan entusiasmado con el descubrimiento que les pidió que le entregaran todos los alambres que les había dejado el delfín. Colocándolos sobre la mesa comenzó a moverlos para darle algún sentido... —Tienen que significar algo; pero, ¿qué? Lucía, que tenía buena percepción espacial, comenzó a mover los alambres hasta que formaron la palabra ‘Torre del Loro’. —¡Qué lista eres, Lucía! —le felicitó el padre de Luis—. ¡Ahí debe de estar el tesoro! ¡Tenemos que ir para allí! —Papá, es mejor que vayamos solos, pues si te ve el delfín con nosotros puede que no nos entregue nada más. —Llevas razón, hijo. Este es vuestro descubrimiento, pero estoy disfrutando tanto que me encantaría ir con vosotros. Los cuatro amigos se miraron: lo veían tan contento que decidieron que los acompañara. Tomando sus gafas de

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bucear, el padre de Luis, emocionado, se fue con la pandilla de Cuco a la playa Torre del Loro. Una vez allí, buscaron por el exterior de la antigua torre almenara alguna señal — como dibujos de delfines— que les pudiera indicar dónde estaba el tesoro, pero no encontraron nada. —¡Mirad! ¡Son delfines! —gritó Tomás al verlos en el mar—. ¡Y parece que vienen hacia aquí! Los delfines se situaron a unos metros de la orilla formando un círculo. Desde el centro del círculo, un delfín comenzó a dar saltos para llamar su atención. —¡Creo que quieren que vayamos para allí! —exclamó entusiasmada Lucía. —¡Voy yo! —se ofreció el padre de Luis, tomando sus gafas de bucear, introduciéndose en el agua. El padre de Luis nadó hasta llegar a los delfines y, en ese instante, los delfines se alejaron del lugar. Siguiendo una intuición, comenzó a bucear por la zona y, maravillado, descubrió un cofre de madera cerrado con un boquete del tamaño de una pelota de tenis en el lado izquierdo. Tomándolo entre sus manos salió a la superficie. —¡Mirad lo que he encontrado! ¡Debe ser el tesoro! —gritó, entusiasmado. Todos corrieron hasta la orilla deseando ver de cerca el hallazgo. La apertura del cofre era muy antigua y estaba oxidada, por lo que no podían abrirla con facilidad. El padre de Luis introdujo su mano derecha por el boquete y sacó una figura de un delfín con la forma de la letra ‘C’. Deseando ver el contenido completo del cofre se fueron a casa de Luis y, después de abrirlo con las herramientas adecuadas, comprobaron que en su interior había varias figuritas de delfines dorados con forma de letra y una carta. Con curiosidad comenzaron a leerla: «Los delfines me hicieron muy feliz y, en agradecimiento, ordené tallar figuras de oro de estos maravillosos animales con forma de letra. El tesoro lo deposité en el mar para que siempre estuvieran cerca de ellos. Colocando las letras en su sitio hallarás su significado. A.M.C» —¡Es de Alfonso! ¡La historia era cierta! —gritó incrédulo el padre de Luis—. ¡Vamos a ordenar los delfines con forma de letras! Pasado un rato, Lucía, después de hacer combinaciones de palabras, encontró la solución: «A quién elijan los delfines pertenecerá mi preciado tesoro». —¡Los delfines nos han elegido a nosotros! —exclamó Miguel—. ¡Ahora somos los dueños del tesoro! Pero... ¿Qué vamos a hacer con él? ¿Tendremos que comunicar que lo hemos encontrado? —Los tesoros ocultos que se descubran en propiedad ajena, o del Estado, y por casualidad, la mitad se aplicará al descubridor —explicó el padre de Luis. Todos se quedaron contemplando los dorados delfines y decidieron que tenían que comunicar el hallazgo. Pero, lo que más valor tenía para ellos era que los delfines los habían elegido para descubrirlo. Otro verano más, la pandilla de Cuco había resuelto un misterio en la fabulosa playa de Mazagón.

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/ Carlos Fernández Martín /

Corazón convaleciente

No tengas miedo. Oye el rumor de las estrellas, sus caballos de miel lejana trotar por el mundo. Si alguna vez te sientes perdido búscame en ellas. No desistas. En algún destello de tu corazón de arena estoy esperándote. Foto. VALENTINA BACCHIO

/ Iván Romero Casilla /

Viaje a Hannover

Un instante, una imagen, un mensaje codificado en la mente. Un viaje de añoranza, de conexión, un viaje de vínculos inquebrantables. -Amor.

Saber llegar, aprender a volver, parar por el camino y perderse. -Expansión. Capturar la Torre Eiffel iluminada en plena puesta de sol. Capturar aquello que vulgar y popularmente relacionamos con eso que llamamos Amor. No es necesario tener alguien esperándote bajo las sábanas para entender por qué estás ahí, por qué esa fotografía de un amasijo de hierros iluminados se te quedará grabado en la mente sin saber bien por qué.

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/ Dolores Izquierdo Labrado /

Nador

A aquellos que entretuvo la muerte.

I

Yo no te espero ya, porque tú estás aquí, entre todas las cosas, y fluyes transparente, como las aguas que blancas serpentean la orilla en la distancia y abrazan la marea. Como el viento incesante que pregona la vida y balancea la tarde por los párpados ágiles de la luz amarilla en la distancia, naranja entre las olas. Yo no te espero, vibración emergente que alcanzas la frecuencia donde vibra mi alma y levantas la sombra de mi pecho encendido en la miel de la vida que me besan los labios, con el pálpito urgente de la luz que atraviesa. Donde no existe el nombre, la palabra se crece y germina la vida, y el extenso fluido permite la existencia, y abre sus alas, y el espacio se torna con lúcida consciencia para vibrar en otra forma nueva que inicia su viaje. Yo no te espero ya, porque tú estás conmigo, y soy feliz abriendo la mañana de luz azul delante de mis ojos, frente a la mar preciosa que me mira distante y entregada, y me ofrece la más amplia belleza de las horas. Qué extraño desenfreno este equilibrio de paz que levanta mis venas por el peregrinaje de los astros que son tus manos libres, aferradas al extenso universo que te nombra, vida y muerte a la vez, descanso y luna llena reparando las sombras que se alejan para dejar pasar la luz sobre tu rostro.

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No me hagas preguntas, la tierra se te impuso como un lecho presente y olvidado, reposo del ínfimo esperpento de la vida sumida en sus vaivenes descalzos y formales, hábitos de los tiempos, crepúsculo del aire que fermenta los flujos de tu cuerpo en la sombra. Pero tú no te has ido, estás aquí, entre todas las cosas, jugando entre mis dedos con la música amable de la vida que no tiene retorno, vibración de las aguas que te han elegido.


/ Juan Antonio Guzmán /

En campiña, mar Huelo a monte y toda la llanura sabe a mar. Enmudezco alzando la mirada y el mar asoma en cielo. Es el viento de lunas quien mueve la mar, y es la mar la que mide el momento. Y el instante es granito de arena brisado en la playa del tiempo… Pero el tiempo, con el viento azuzado en la blonda de espuma, momento misterioso en movimiento, es eterno. Cuando escucho el silencio, reverbera en mi sien, como en la caracola, toda la mar cautiva.

Camarinas y médanos Repentizar la luz en mediodía eterno, atmósfera fulgente absorta en el mutismo de un rincón desmedido. Pulimento del viento tras la fuerza del agua… y la tierra, con sus manos de médanos, anillando en los dedos camarinas silvestres, ha de mojar sus yemas en el latir constante de la nueva marea.

PEDRO RODRÍGUEZ Mazagón. Médano Óleo/tablero. 30x25 cms.

Se activó la memoria recreando el olvido… Ensoñación varada.

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/Antonio Orihuela /

Lo que existe y lo que se ve

Era viernes santo, en Sevilla, un millón doscientas mil personas esperaban ver al Señor del Gran Poder, y en Madrid, más de ochocientos mil espectadores se congregaban para ver al Cristo de Medinaceli. También había mucha gente esperando a Padre Jesús en Moguer, yo volvía esa tarde de la playa, por la carretera iban tres subsaharianos cargados con varios tablones con los que hacerse una chabola en algún asentamiento ilegal durante la campaña de la fresa, los llevaban al hombro, agarrados en un extremo con las dos manos, el cuerpo encorvado por el esfuerzo, el otro extremo arrastrando, me parecieron la más auténtica representación de esa fiesta cristiana que recuerda hasta qué punto un hombre puede sacrificar su vida por amor, hasta qué punto puede latir la pasión por la vida cuando no se convierte en muerte en el Mediterráneo. Iban solos, por el arcén, arrastrando su cruz, no tenían público, tampoco cristianos que les acompañasen o les mostraran compasión, fue la mejor representación de Viernes Santo que he visto nunca, tal vez porque todos mirábamos para otro lado.

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/Pablo Rodríguez-Thorices Arroyo /

POR EL CRISTAL AMARILLO

/a mi hermano Basilio, in memoriam /

En mi casa blanca de la calle Nueva había una cancela que daba del patio de mármol al de los arriates. La cancela era de hierro y cristales blancos, azules, granas y amarillos. Por las mañanas. ¡Qué alegría de colores pasados de sol en el suelo de mármol, en las paredes, en las hojas de las plantas, en mis manos, en mi cara, en mis ojos! ¡Con la luna de noche, qué belleza, mate, sorda y rica! Yo miraba sucesivamente todo el espectáculo, el sol, la luna, el cielo, las paredes de cal, las flores -jeranios, hortensias, azucenas, campanillas azules-, por todos los cristales, el azul, el grana, el amarillo, el blanco. El que me atraía más era el amarillo. Por el cristal amarillo todo se me aparecía cálido, vibrante, rejio, infinito. Mi nostaljia de lo universal latente en mí desde mi semilla, encontraba largo y supremo deleite por el cristal amarillo. Era aquello como una exaltación musical, escalofriante y definitiva. Todo allí acababa bien; era un término como el del beso en el amor, como el de la gloria verdadera e íntima en el arte; después de mirar por el cristal amarillo ya no quería yo más y me quedaba contento. Este libro de Moguer quiero llamarle Por el cristal amarillo, en recuerdo de aquel cristal por el que vi en mi niñez tal espectáculo maravilloso y constante.

Con tan bonito prólogo comienza Juan Ramón Jiménez su libro Por el cristal amarillo. Y su amigo Francisco Garfias, también poeta moguereño, escribió la introducción de este libro que sigo literalmente para elaborar este artículo. En la infinidad de proyectos de libros en prosa que Juan Ramón Jiménez hiciera en vida, figura siempre su deseo de recoger en un volumen o en varios los desperdigados capítulos de una ideal autobiografía lírica (y,) caprichosa, los entes y las sombras del pasado que acudían a su corazón y a su pluma espontáneamente, en

cualquier instante, sin un plan preconcebido y sin una cronología determinada. «De vez en cuando -dice en una nota suelta encontrada entre sus papeles- fuera de la línea jeneral de mis recuerdos en fila, en una noche de desvelo, me asalta uno de esos recuerdos profundos que nunca había asomado la cabeza por su agujero de sombra. Son, jeneralmente, los más bellos, los más sutiles, los más nostáljicos. ¡Qué riqueza en estos barrios de la memoria!» Hemos reunido aquí, por vez primera, todo cuanto

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hemos encontrado en la obra publicada o inédita del poeta que tuviera este delicioso perfume de añoranza. Se han empleado los propios títulos del poeta para agrupar en capítulos los trabajos escogidos: Casa Azulmarino, Josefito Figuraciones, El calidoscopio prohibido, Las flores de Moguer, Entes y sombras de mi infancia, Hombro compasivo, El poeta en Moguer, Vida y Época, Olvidos de Granada, Sevilla y En la muerte de un hombre. Casa Azulmarino y Josefito Figuraciones encabezan los recuerdos más remotos. Casa Azulmarino viene, quizá, de los más lejanos en la vida del poeta. Son los años en que Juan Ramón niño vive en la calle de la Ribera, de donde se trasladó, a los pocos años, a la calle Nueva «porque los marineros -dice- andaban siempre navaja en mano, porque los chiquillos rompían todas las noches la farola del zaguán y la campanilla y porque en la esquina hacía mucho viento». En la calle de la Ribera, el río azul bajo el cielo azul le despierta su primera fantasía. El nombre de Josefito Figuraciones alude a su temprana fantasía desbordada. Es la época en que el poeta se imagina el zaratán de Concha Marín «como un lagarto grana, un cangrejo carmín, un alacrán colorado». O cuando -oro con oro- veía llegar, envuelto en resplandores, al quincallero doble.

La casa de la orilla del rio De haber ido, cuando niño, un crepúsculo de otoño, ribera abajo, a aquella casa de Verdejo, mis sueños traman un paisaje ideal de niño: la casa azul marino de la orilla del río. Iba yo, abría, sacaba dos sillas amarillas, y nos poníamos — ¿quién más?— a mirar la tarde, callados. Desde entonces, en que fue realmente la viña todo yo, niño, nunca había tenido realidad aquella ilusión, como ahora, que vuelve el capricho sentimental a llevarme orilla adelante por partes de la ribera que quiero no haber visto nunca. Nunca me he sentido tan igual a entonces; no he vuelto más a ser Juanito el preguntón, ni a tener más deleite en ello. Así muchos de mis pensamientos y de mi sentimiento se hacen su cuadro con el fondo de marisma que veía, que veo, por la ventana de mi casa azul de la orilla del río, a donde yo voy tantas tardes de paseo, a mirar el sol desde la puesta, en mi silla amarilla.

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El segundo grupo lleva el título general de El calidoscopio prohibido, título con el que Juan Ramón publicó cuatro bellas prosas en el número 16 de Presente: «Su madre», «El San Cayetano», «El Auxiliar Siloniz» y «Su tío abuelo». Nosotros hemos añadido dos prosas más, inéditas, que hacen alusión al calidoscopio: «Montemayorcita Jote» y «Villegas», nombre este último familiar en los recuerdos del poeta. De otro tipo -de un sentimentalismo anterior no superado después en revisiones- son las baladas que agrupamos bajo el título de Las flores de Moguer. Prosa franciscana, sencilla, con leves toques posteriores y con mucho de contacto con la de algunas páginas de Platero y yo. En una hoja suelta apareció la dedicatoria a su hermano Eustaquio, que hemos puesto al frente, y a la que hemos añadido la página titulada «Mi hermano Eustaquio» -de época y estilo diferente-, por parecernos que aquí encajaba bien, más por motivos sentimentales que por razones estéticas. Entes y sombras de mi infancia es el capítulo más abundante y el que centra, en cierto modo, el libro. Junto a páginas conocidas, publicadas aquí y allá, hemos intercalado muchas otras inéditas de parecido matiz, siguiendo un orden más cronológico que estilístico. Son más de cincuenta evocaciones ordenadas en dos grupos: el primero, de ambiente puramente moguereño -infancia y primera juventud del poeta-, y el segundo, de páginas escritas y vividas fuera de Moguer, de carácter más cercano y concreto, aunque no menos evocador.


El capítulo titulado Hombro compasivo es como una continuación del anterior. Hay en él la misma calidad sentimental, e igualmente se han mezclado páginas inéditas a otras conocidas.

A mi hermano Eustaquio, flor de Moguer Mi hermano Eustaquio fue el tipo más completo de la ilusión fracasada. Todo él, desde su niñez, vida de colejio, vida universitaria, trabajo industrial, estaba lleno de horizontes exagerados, de luz supuesta, de fe sin fundamento, de buena voluntad; pero otro era su destino. Él era un enamorado de Moguer, y con esa trampa en los pies, un pueblo andaluz que tira hacia abajo, no pudo nunca volar. Fue una pena de hombre. Con el entusiasmo y la constancia que ponía en cualquier cosa irrealizable, hubiera podido llegar al éxito en lo corriente. El pueblo, siempre inferior a su ilusión, gastó una fuerza que podía haber movido las ruedas más jigantes. Él cayó en esas absurdas ampliaciones de la colombofilia, un peligro que no conoce el que no haya vivido en esa rejión, y por este camino se le fue mucha fuerza y mucho dinero en su juventud. Ya desengañado, tuvo que anularse con los imposibles empeños de una alcaldía corrompida, después del desastre del proyecto teatral de Martínez Zubiria sobre la ciudad de las naciones que había de fundarse en la Rábida, y que le cojió por el lado heroico. De joven era un hombre encantador: alto, esbelto, educado, respetuoso, afable, querido de todos. Sólo su afán de exactitud le hacía caer constantemente en la desgracia de los falsos. En eso era igual a mi madre, a mí y a su hijo. «Lo derecho, derecho—decía mi madre—, y nada más.» Muy distinto a otros señoritos andaluces, no se casó con ninguna de las muchachas ricas que lo asediaron, en su mejor momento, sino con una muchacha bella, enferma y pobre que le vivió poco, lo desveló toda la vida con su epilepsia nocturna, y lo anuló física y moralmente, sin quererlo. Nuestra madre estaba, sobre todas las cosas, para él, y a su muerte, su hijo, Juan Ramón Jiménez Bayo, tomó el puesto de hijo y de madre. El niño era su hijo, su hermano menor, su padre y su madre, y representaba el vacío de su mujer, y él lo mismo de su hijo. Cuando su hijo murió en la guerra, el tiro los mató a los dos. Poco después caía de boca en la sepultura, que fue el altar de sus últimos años

y que cuidó como un jardinero amoroso durante lo que le quedó de vida. ¡Qué de horizontes sin sucederse en fracaso y pérdida, mi pobre hermano! ¡Cuánta cosa no intentó, pero siempre fuera de lo proporcionado, y cuánta cosa dejó por ese absurdo prejuicio del señorito andaluz que se consideraba superior a las cosas corrientes! Sin embargo, y en medio de toda su deuda material, se mantuvo hasta el fin con el tesón del iluso. Mucha desilusión tuve yo que darle para evitarle desilusiones mayores cuando él esperaba cosas inesperables de lo inesperable. Porque animarlo era siempre destruirlo. Y mucho sufrí con él, y por él, y no sé si él lo supo nunca. Si fue así, fue mejor. Y ése es el mejor consuelo que de lo suyo me queda. Y el recuerdo de nuestra infancia tan unida por todo jénero de proyectos fantásticos, de los que yo realicé alguno, como el de la poesía, con más suerte a costa de haber sido atentado, tantas veces, por las más miserables de las calumnias, de las que él se vio libre. El poeta en Moguer hace alusión, sin duda, a la larga estancia de Juan Ramón en su bello pueblo entre los años de 1904 a 1912, con paréntesis de cortos viajes. Ajustados a una más pura intención biográfica son los trozos de Vida y Época que reproducimos, páginas rigurosamente inéditas en las cuales el poeta parece prescindir de su ardiente fantasía para agarrarse ávidamente a la pura emoción del recuerdo. Son nueve evocaciones de más carácter narrativo que las de los capítulos anteriores, tal vez de menos embeleso lírico, pero de mayor precisión temática. ¡Qué honda y acabada autobiografía nos hubiera legado Juan Ramón de haber seguido escribiendo este libro singularísimo! Los Olvidos de Granada siguen el orden que Ricardo Gullón les dio en la edición de la Universidad de Puerto Rico. Hemos suprimido los retratos de García Lorca y de Falla, que ya figuran en Españoles de tres mundos, y el poema titulado Generalife. Estas prosas fueron escritas poco después del viaje de Juan Ramón a Granada, donde pasó unos días como invitado de la familia García Lorca. Sevilla es una serie de notas inéditas encontradas

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entre sus papeles. En una hoja suelta, escribe: «Añadir todo lo de Sevilla de El Diario de un poeta recién casado y otros versos y prosas». La idea de Juan Ramón era, sin duda, publicar un libro sobre su predilecta Sevilla, la ciudad donde un día soñó plantar su tienda fabulosa de poeta universal, proclamándola capital lírica de España y donde hubiese muerto, rodeado de su hermana y sus sobrinos, de haberse realizado su deseado retorno a la patria. La dedicatoria a su hermana Ignacia y sus hijos figuraba entre los manuscritos de este libro que se quedó en proyecto.

y que eras mío, cuando te vi, otro tú, en la feria, con un cartel que decía: «Libro escolar», a 0,75 céntimos. ¡Quién te conocía! ¡Tú, maestro de escuela, Platero!

Por último hemos insertado En la muerte de un hombre cuatro bellas páginas dedicadas a la muerte de don Francisco Giner de los Ríos. El cariño y la veneración de Juan Ramón por don Francisco había dejado ya constancia en Españoles de tres mundos con un «retrato» sensacional.

Pregón: «El que se encuentre un burro, con 150 pájinas en papel crudo, con pasta florida a dos pesetas, con el apodo Juventud, u otro de igual número de pájinas, con pasta gris, a 0,75, bajo el disfraz El libro escolar, devuélvalo a su dueño, Juan Ramón Jiménez, poeta, Madrid, porque es un burro robado.»

Lo insertado en el presente volumen tiene, en cuanto a los trabajos inéditos, una gran fidelidad al texto manuscrito, y en todo el libro se ha respetado la ortografía del poeta.

Platero y los Jitanos

Platero, yo hice, como te dije ya, en memoria tuya, un Platero con mi alma. Un hombre que se decía mi amigo, te cojió y te quiso mostrar —luego supe para qué— a otros hombres. Te puso a su gusto, un poco ridículo, en 150 pájinas de papel, forrado con flores y con dibujos elementales, bajo el título Juventud, ejemplar a dos pesetas. (Ya dijo D. F. G. que en España no había un dibujante capaz de ilustrarlo como eras en la letra, Platero, que tú me dictaste). Pues bien, Platero, creí yo que te había prestado

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Naturalmente, te defendí; pero el hombre aquel, que te me llevó prestado, un aficionado a las letras... de otros y ganapán... de otros, me dijo, con un papel en la mano, que tú eras suyo, y me habló de leyes y tribunales. Yo agoté mi vocabulario de defensa y de insultos, y él y otro te llevaron para siempre.

Gran dificultad suponía la de titular el libro. Quizá el título más anunciado y definitivo sea el de Entes y sombras de mi infancia, pero este título, con el cual el poeta parecía muy encariñado, no encajaba del todo en la totalidad de los capítulos aquí reunidos, ya que algunas prosas no se refieren a la infancia ni a la primera juventud del poeta. Otro posible título general hubiera sido Piedras, bestias y flores de Moguer -anunciado en alguna ocasión por su autor-, pero según esta nominación quedarían fuera del ambiente del libro evocaciones no moguereñas, como las de Sevilla, Madrid, Málaga, Granada, etcétera. Tampoco Josefito Figuraciones era un título adecuado y, menos aún, El calidoscopio prohibido o Casa azulmarino. Más oportuno nos ha parecido poner al frente del libro un título muy repetido entre los originales manuscritos -Por el cristal amarillo-, y que sin duda alguna pensó el poeta poner alguna vez a todos o a una porción de estos trabajos. Hasta tal punto había gustado de este título, que llegó a escribir un prologuillo explicativo, prólogo que no hemos dudado en poner en la primera página. Sí, entre los colores sucesivos de su ideal calidoscopio -granas, azules, morados, verdes, blancos-, el amarillo fue, sin duda, su cristal más suyo, su ventana mejor -¿calidoscopio, cancela de colores?-, por la que viera pasar, como en un sueño roto, la historia de un niñodios azulmarino por su Moguer de España.

Bibliografía Por el cristal amarillo. Juan Ramón Jiménez. Selección, ordenación y prólogo de Francisco Garfias. Aguilar. Madrid, 1961.


/Manuel Durán Muñoz /

“Silencio, cuando el alma calla” Silencio cuando el alma calla. Poco a poco, las ilusiones se desvanecen. La belleza permanece. La tinta de este bolígrafo se diluye. Dejamos a un lado la sonrisa congelada, huyendo de actitudes flageladas. Así, por si te sirve de algo, te ofrezco mis alas prestadas. ¿Dónde están los pistilos de las flores en el Jardín de las Delicias? Ajadas por el viento. Centinelas, vigilantes, ... Pendientes del temporal, en el instante que más arrecia. Huellas, rastros en el Camino. Renacer de las cenizas, cual Ave Fénix. Sientes tu mente transfigurada. Oyes la voz que siempre va contigo. Buscas el más adecuado de los motivos. Donde los silencios enmudecen, las gargantas se estrechan... En el pentagrama, papel pautado, quedan transformados. Sus notas, silencios alterados. Y, mientras el alma calla, tú, pensativa, te paras allá por donde vayas.

/Carmen Ciria /

Qué dicha

Qué dicha cuando la cintura del tiempo puede ser abarcada. Entonces agrupamos los recuerdos felices, los olvidos que nos curan, las dulces contusiones… La espuma de los días se troca en un espacio denso que se hace fuerte y canta su victoria: gozamos el color de la existencia, la pureza del mar.

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/Sefi Cárdenas /

Tú y yo Me creces adentro,

tomas de mi aliento y fluye la sangre de cuerpo a cuerpo. De la nada al Universo, del deseo sin conciencia hasta el pensamiento incierto. Día a día, gesto a gesto. Cambias las raíces y pueblas el tiesto. Creces dentro, ensanchas la entraña y agrandas mi cuerpo. Me impaciento, empujo las horas y aguardo el momento mientras te pienso. Tu latido calma la espera y maquilla el miedo. Tú y yo, nadie en medio. El mundo se encoge asido a la piel que abraza la vida entre nueve meses donde soy la cuna del amor eterno.

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Foto. JUAN ORIA CALLEJO

ARENAS GORDAS (Siglo XVI)

/ Pilar Lahuerta /

/Extracto de la novela: La flor de camarinas /

El océano estaba gris y plomizo como el cielo. La niebla al filtrarse entre las agujas de los pinos se transformaba en gotas de agua y parecía que lloviera. Todo estaba mojado. La playa era batida con fuerza por las olas. En Arenas Gordas, en días así, habían naufragado muchos barcos por la zona. Arenas Gordas era una franja de la costa atlántica entre la villa de Huelva y la desembocadura del río Guadalquivir en Sanlúcar de Barrameda. Los bajos arenosos que danzaban al compás de las dunas móviles eran una trampa mortal para los buques que, intentando llegar al puerto gaditano, se aventuraban a ir cerca de la costa. En 1551 la nao Santa Lucía, de 120 toneladas, con Miguel de la Borda al mando se hundió viniendo de Puerto Plata. En 1560 tres navíos se fueron a pique frente al poblado donde vivía la familia de Marina. En 1566 le tocó el turno a la nao San Antonio cuando estaba a punto de llegar a su destino después del largo viaje desde Puerto Rico. Y así podríamos seguir con una lista sin fin. Arriba de las dunas y los cabezos vivía la familia de Marina. Todo este territorio era conocido, bien conocido por corsarios y marinos. El Sur más al sur de España y de Europa. La costa en días soleados era preciosa, grandes extensiones de suaves colinas de arena y una tierra amarillenta casi dorada, llena de árboles y arbustos. Pinos piñoneros, alcornoques, brezos, sabinas, retamas, romero, tomillo y camarinas poblaban aquel territorio enorme y solitario, despoblado, donde solo vivía la familia de Marina. Su padre, Juan McCullum, ese oso enorme rojo al que temían o respetaban, según se hablara con quién, era el jefe de todo el clan. Heredó pelo, apellido y estatura de su padre, un escocés que naufragó por el cabo de San Vicente, en Portugal, y decidió cambiar el whisky por el vino y no volver a su tierra natal. Matthew McCullum era marino en un barco portugués que hacía la ruta de África, desde Cabo Verde a Lisboa, trasladando esclavos negros. Una tormenta encalló la nave y murieron muchos de los que en ella iban. Matthew siempre fue un joven con recursos y muy buen nadador. En medio de la zozobra, tuvo tiempo de coger una caja llena de oro y buceó sin esfuerzo hasta la costa. Hizo caso omiso de los gritos de socorro de sus compañeros y escondiéndose de todos inició a pie un largo camino que le llevó varias semanas completar hasta el puerto de Palos, nombre que conocía por la gesta de Cristóbal Colón. Había escuchado que en esa tierra había posibilidades, esperaba encontrar un futuro mejor

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que cuidador de un barco negrero. Estaba harto de pobres diablos que vomitaban, se quejaban y se morían delante de sus narices en las duras travesías que los llevaban hasta Lisboa. Tenía ganas de irse de Portugal, no le gustaban los portugueses. Su barco hacía una y otra vez la travesía que unía las Islas de Cabo Verde, donde se concentraba el mayor mercado de esclavos, con Lisboa. En las islas los grandes señores del tráfico de seres humanos compraban la mercancía y después la distribuían por todo Occidente. Los esclavos eran para el servicio doméstico; por eso, intentaban que su estado físico no estuviera muy deteriorado. Muchas veces los negros intentaban protestar, escaparse, rebelarse y la labor de Matthew era que no lo consiguieran. A pesar de estar atados, con collares en cuello y piernas, tenían tanta fuerza que cuando se ponían violentos era complicado tranquilizarlos. Las travesías eran muy duras. Pasaban semanas encerrados, enjaulados en las bodegas de los barcos, sin apenas comida ni agua. En fin, que ya le habían roto un brazo, la nariz y casi pierde una pierna por una herida que se le infectó. Era muy joven para morir a manos de cualquier apestoso negro. Quería prosperar, casarse y montar un negocio. Nada de esclavos. No quería volver a ver ninguno. Si seguía con los portugueses, sabía el final que le esperaba; un día, alguna de esas fieras lo mataría, le aplastaría la cabeza en el suelo de la bodega, un charco de sangre que sus compañeros limpiarían con pocas ganas y riéndose de él. ¡Pobre diablo muerto! Sus esperanzas estaban puestas en una caja que el capitán tenía en su camarote. Una caja llena de oro. Había soñado muchas noches con robarla. Era de madera, vieja y agrietada, el oro estaba en su interior. Eran los ahorros acumulados en toda su larga vida como capitán. La mayor parte de su salario se lo gastaba en vino y putas en cuanto tomaba tierra en Lisboa; pero una parte la guardaba para cuando decidiera hacer su último viaje. El hombre contaba a quien quisiera oírlo, en esas largas noches en alta mar, que, cuando llegara el momento, iba a comprarse una granja y pasaría su vejez lejos, lo más lejos posible del mar. Guardaba la caja bajo unos tablones de su camarote y para que no pudieran abrirlos con facilidad tenía encima la pesada mesa donde escribía el diario de abordo. Matthew lo vio un día mover la mesa y contar el dinero. Desde ese momento, sabía que lo iba a robar.

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Foto. ANTONIO ÁLVAREZ


/ Francisco Domínguez Díaz /

EL IMPERIO ESPAÑOL EN EL PACÍFICO (1 de 2)

-Esto no venía en mi libro de texto-

Contexto Geográfico El Pacífico es la mayor cuenca oceánica del planeta, representa el 30% de la superficie de la Tierra. Abarca más de 155 millones de kilómetros cuadrados y su profundidad media es de 4.000 m. Además de ser el más extenso, es también el más hondo, con las seis fosas oceánicas más profundas. El Océano Pacífico contiene alrededor de 25.000 islas, repartidas entre los archipiélagos de Micronesia, Melanesia y Polinesia.

Denominación En su cuarto viaje, Colón tuvo constancia, por los indígenas de Centro América, de la existencia de un mar al otro lado, al oeste. El explorador español Andrés Contero fue el primero en divisar ese mar. Vasco Núñez de Balboa, como jefe de la expedición, tomó posesión para la corona española el 25 de septiembre de 1513, denominándolo «Mar del Sur». Posteriormente, Fernando de Magallanes lo llamaría Mar Pacífico por la tranquilidad de sus aguas. Las denominaciones Sur y Pacífico fueron utilizadas, indistintamente, hasta el siglo XIX, cuando pasó a llamarse, oficialmente, Océano Pacífico. La presencia española en el Pacífico se ha denominado en multitud de ocasiones como el “Lago Español”. Esta concepción histórica nació hace casi cien años de la pluma del historiador norteamericano William Schurz y fue popularizada por el geógrafo alemán Oskar Ferdinand Peschel. “El Galeón de Manila trazó la ruta desde Nueva España a Filipinas durante dos siglos y medio, impulsando el comercio de mercaderías y potenciando los intercambios culturales. Su presencia en ese escenario fue lo suficientemente importante como para que “el lago español” se convirtiese en el término con el que se conoció al océano Pacífico durante siglos.” Oskar Hermann Khristian Spate. “The Spanish Lake”.

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Contexto Histórico Entre los siglos XVI y XIX, el Imperio Español llegó a poseer inmensos territorios insulares en el Sudeste Asiático y en los archipiélagos del Pacífico. Su dominio comenzó con la expedición de Magallanes; más tarde, serían muchos los que le sucederían en increíbles aventuras para explorar el mayor de los mares del planeta. Los navegantes españoles tomaban posesión de las islas y les ponían nombres castellanos, la mayor parte, tomados del santoral. Actualmente, pocos figuran en los libros de historia, lo cual resulta insólito. Hoy día, se conserva una mínima parte de la toponimia original española. Ejemplo de ello son los nombres de archipiélagos como: Filipinas, Marianas, Carolinas, Marquesas, Salomón, Juan Fernández o Galápagos. También de islas como: Nueva Guinea, Guadalcanal, Santa Cruz, Isabel, Pascua y Australia, así como algún topónimo geográfico como el Estrecho de Torres o Bahía Dudosa. El interés inicial de las expediciones españolas era la localización de las Islas de Las Especias (Islas Molucas). El conflicto de intereses entre España y Portugal por el control de la zona fue resuelto con El Tratado de Zaragoza de 1525. Este acuerdo fue firmado el 22 de abril de 1529 por Carlos I de España y Juan III de Portugal. El tratado delimitaba las zonas de influencia portuguesa y española en Asia. El acuerdo anterior, Tratado de Tordesillas, solamente resolvía los conflictos generados por la exploración y conquista que ambos realizaban en el Atlántico. Hasta la segunda mitad del siglo XIX, los políticos, la ciudadanía, los intelectuales y la prensa española en general no tomaron conciencia de la importancia del Imperio Español en Oceanía; así como de la necesidad de preservarlo ante el avance colonial de otras potencias de occidente. Fue en 1861 cuando se elaboraron las primeras leyes específicas para la administración de las islas españolas del Pacífico. La debilidad del Imperio Español en Oceanía estaba fundamentada en: la poca precisión cartográfica de la zona, la poca o nula presencia de personal administrativo y de negocios español en las islas, los continuos conflictos en el mar de Joló, la presencia de religiosos metodistas que atraían a los indígenas hacia los intereses de otras potencias y los problemas internos de España en el siglo XIX. Todo esto llevó al Imperio Español a ir perdiendo, paulatinamente, peso específico en la zona. Ante el avance de las potencias coloniales, y para evitar el enfrentamiento directo con ellas, España llevó a cabo una importante ofensiva diplomática con el objeto de demostrar la soberanía sobre los territorios de Oceanía (Borneo y la Micronesia). Para tal fin, se recurre a unos archivos bastante confusos sobre las zonas fronterizas con Filipinas: Zebú, Leyte, Samar, Luzón, Mindanao, Las Marianas, Borneo, Las Carolinas y Palaos. La falta de presencia española en estas islas, así como la deficiente documentación acreditativa al respecto, fueron la mejor excusa de las potencias occidentales para poner en duda la autoridad española. En la Conferencia de Berlín de 1885, las potencias establecerían las nuevas bases que alteraría el statu quo imperante hasta el momento. El avance japonés y alemán sobre la zona de la Micronesia, hizo que España se viera obligada a firmar acuerdos con estos países. Con Japón, en 1895, se delimitaba las fronteras entre ambos respecto a Las Marianas. Las pretensiones de Alemania sobre Las Carolinas llegaron a generar un ambiente de preguerra, con numerosas manifestaciones populares. El Protocolo de Roma de 1885, calmó la situación. Después de la sublevación de Ponapé entre 1885 y 1890, las autoridades españolas se plantearon abandonar las islas de la Micronesia debido al poco control que tenía de la región y al alto coste económico y de vidas que suponían las operaciones de militares. Paradójicamente, cuando mayor era el interés de España por las colonias de Oceanía, se produjo el final del Imperio en el Pacífico. La pérdida de la hegemonía española en Borneo se puede calificar como el comienzo de la descolonización española del Pacífico. Alemania, Reino Unido y Estados Unidos se dispusieron a repartirse las posesiones españolas.

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Estados Unidos, espoleado por la prensa (el cuarto poder), buscaba excusas para declarar la guerra a España (explosión del acorazado USS Maine - Guerra de Cuba y Filipinas de 1898). Los americanos que habían manifestado a los independentistas filipinos que su único interés era ayudarles para que consiguiesen la emancipación, terminaron anexionándose Filipinas tras una guerra despiadada (1899-1902) contra los indígenas. Anularon la constitución de la I República Filipina y eliminaron el español de la enseñanza obligatoria. El Gobernador español Don Manuel Villalba y Burgos, testigo de la guerra, manifestaba: Esperamos que de hoy a mañana lleguen los yanquis y, por lo tanto, muy pronto sabremos cuáles son sus intenciones y lo que podemos hacer para resistirles, aunque mucho me temo que nos suceda lo que a los franceses con los prusianos y que quizás estemos aún menos preparados o prevenidos que aquéllos. El Imperio Español en el Pacífico finalizó el 17 de noviembre de 1899 con la entrega de la isla de Saipán a los alemanes.

Los adelantados españoles en el Pacífico – Hombres de hierro en barcos de maderaLa exploración española del Pacífico significó el descubrimiento de muchísimas islas del Gran Océano que, hasta entonces, eran desconocidas. Todos los archipiélagos que componen Micronesia (Marianas, Carolinas, Palaos, Gilbert y Marshall), varios de la Melanesia (Santa Cruz, Salomón, Almirantazgo y Nuevas Hébridas) y también de la Polinesia (Tuamotou, Line, Cook, Marquesas y Ellice), así como los primeros avistamientos de Nueva Guinea, Hawái y Australia, se deben a España. Los españoles realizaron las primeras descripciones de aquellas tierras y de sus habitantes; llevaron a cabo las primeras colonizaciones y la introducción del comercio, la lengua y la religión.

Magallanes: después de atravesar el estrecho de su nombre, se adentró en el desconocido Océano Pacífico. El 16 de marzo de 1521 llegaron a Sámar en las Bisayas Orientales, lo que significó el descubrimiento de las islas Filipinas. Magallanes las llamó «islas de San Lázaro», y las reclamó para España. Un mes después moriría combatiendo en Mactán.

Juan Sebastián Elcano: tras la muerte de Magallanes, Elcano, al frente de la nao Victoria, recaló en Las Molucas, descubriendo archipiélagos como Gubert y Las Marianas. Puso rumbo oeste por el Océano Índico para dar la primera vuelta al mundo, llegando a Sanlúcar de Barrameda el 6 de septiembre de 1522.

Gonzalo Gómez de Espinosa: comandó la nao Trinidad de la expedición de Magallanes. En la isla de Tidore su nave sufrió una avería, tuvo que permanecer en la isla para repararla, mientras que Elcano regresaba a España por oeste. Una vez arreglada la nave, dejó a algunos miembros de la expedición, y partió con el resto el 6 de abril de 1522, con dirección este, hacia Panamá. Buscaba el tornaviaje, pero terminaron siendo apresados por los portugueses.

Fray Francisco José García Jofre de Loaísa: primer marino en pasar el cabo de Hornos. A finales de julio de 1525, comandó una expedición compuesta de siete barcos, teniendo como piloto jefe a Elcano y como contable a Andrés de Urdaneta. En esta expedición, Alonso de Salazar, al mando de la nave Santa María de la Victoria, fue el primer europeo en descubrir las Islas Marshall, el 21 de agosto de 1526.

Álvaro de Saavedra Cerón: Hernán Cortés le encomendó encontrar a los supervivientes de la expedición de Magallanes y que trajera varios ejemplares de plantas de especias, con indicaciones sobre su cultivo. La expedición descubrió el archipiélago de Hawái, el 28 de noviembre de 1527.

Diego Becerra: participó en 1533 en la segunda expedición sufragada por Hernán Cortés a las tierras de la península de Baja California; fue el capitán y comandante de la expedición al mando del navío Concepción.

Ruy López de Villalobos: exploró las islas Filipinas y trató, sin éxito, de colonizarlas y establecer una ruta comercial viable con los territorios españoles en América. Es conocido porque fue su expedición la que dio nombre a esas islas como «Filipinas» en honor de Felipe II.

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Juan Gaetano o Gaytán: participó como piloto en la expedición de Ruy López de Villalobos. Sus cartas náuticas describen las islas Hawái, a las que llamó Islas del Rey. Álvaro de Mendaña y Neira: en 1568, llegó a las Islas Salomón, las llamó así porque pensaba haber llegado a Ofir, las míticas islas donde, según la Biblia, se hallaban las minas del Rey Salomón. Llevó a cabo otras expediciones en las que descubrió las Islas Marquesas, bautizadas así en honor de la esposa del virrey de Perú.

Isabel Barreto de Castro: considerada la primera mujer que ostentó el cargo de almirante en la historia de la navegación. Fue esposa de Álvaro de Mendaña. Hernando Grijalva: tomó posesión de la isla Socorro del archipiélago de Revillagigedo, poniéndole por nombre «Santo Tomás», en honor del santo que se festejaba ese día. Pocos días después descubrió una isla que llamó «Los Inocentes», que actualmente es la isla San Benedito.

Miguel López de Legazpi: colonizador de las islas Filipinas y fundador de Manila. Comandó una expedición para llegar a Las Molucas desde México, poniendo rumbo oeste. Atravesó el Pacífico en 93 días y pasó por el archipiélago de las Marianas. Desembarcaron en la isla de Guam, conocida por Isla de los Ladrones. El día 24 de junio de 1571 fundaba la Siempre Leal y Distinguida Ciudad de España en el Oriente de Manila. Andrés de Urdaneta: marinero, soldado, fraile y cosmógrafo. Integrante de la expedición de Legazpi. Dio la vuelta al mundo en varias ocasiones. Conocido por el hallazgo del tornoviaje, al lograr descifrar las brisas y corrientes del Pacífico para llegar desde Filipinas a México. Los mapas elaborados por Andrés de Urdaneta que daban la posición de la Terra Australis, fueron robados por los ingleses, lo cual permitió a James Cook arrogarse como su descubridor.

Alonso de Arellano: otro distinguido componente de la expedición de Legazpi realizó el primer tornaviaje de Filipinas a México, como capitán del patache San Lucas, buque de cuarenta toneladas y una tripulación de veinte hombres.

Juan Fernández: descubridor del archipiélago de su nombre en 1574 al que denominó «Más a Tierra» y «Más Afuera». Las islas se hicieron famosas debido a los cuatro años que permaneció en ella un náufrago escoces llamado Alexander Selkirk, cuyas aventuras inspiraron la conocida novela de Daniel Defoe, Robinson Crusoe. Fue el primer europeo en pisar Nueva Zelanda y, posiblemente, las costas de Australia.

Pedro Sarmiento de Gamboa: cosmógrafo, matemático, historiador, humanista y explorador. Fue nombrado por el rey Felipe II como gobernador y capitán general de las Tierras del Estrecho de Magallanes, a finales de 1580.

Pedro Fernández de Quirós: marino y explorador portugués al servicio de España. Su expedición alcanzó en 1606 las Tuamotu y las islas, más adelante, llamadas Nuevas Hébridas. Descubrió la isla Ducie, nombrándola la «Encarnación». En su tercer viaje, descubrió la isla de Vanuatu a la que denominó Australia del Espíritu Santo, al conjugar austral con la dinastía de los Austria.

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Marinos Ilustrados Domingo de Boenechea realizó una expedición a Tahití en 1772. Al mando de la fragata Santa María Magdalena, entabló relaciones amistosas con los habitantes de la isla. Su misión era recoger datos sobre las costumbres y creencias de sus habitantes, así como de la flora y fauna del lugar. Ordenó tener un especial cuidado en el trato con las mujeres nativas, quedando totalmente prohibido mantener relaciones ellas.

Alejandro Malaspina y José de Bustamante y Guerra: se hicieron célebres por protagonizar uno de los grandes viajes científicos de la época. La expedición, financiada por Carlos III, se llevó a cabo entre 1789 y 1794; recorrió desde Buenos Aires hasta Alaska, Filipinas, Marianas, Nueva Zelanda y Australia. Recopilaron un enorme patrimonio de conocimientos sobre cartografía, etnografía, astronomía, botánica y medicina.

Onubenses en el Pacífico

Bartolomé Ruiz de Estrada

Juan Rodríguez Mafra Andrés Niño

Juan Ladrillero

Andrés Niño: natural de Moguer. Fue nombrado Piloto Real de la Mar del Sur el 12 de julio de 1514. Participó en diversas expediciones por las costas de Centroamérica, realizando importantes descubrimientos en lo que hoy son Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala.

Juan Rodríguez Mafra: natural de Huelva y Antonio Hernández Colmenero, natural de Ayamonte, fueron dos de los 18 supervivientes de la primera vuelta al mundo en la nao Victoria comandada por Elcano.

Hernando Quintero de Guevara, natural de Huelva, logró ser nombrado Piloto de la Mar del Sur, a fines del siglo XVI. Bartolomé Ruiz de Estrada: natural de Moguer; fue experimentado piloto que formó parte de la expedición de los Trece de la Fama, que acompañó a Francisco Pizarro en la conquista del Imperio Inca. Fue el primer español en avistar costas del actual Ecuador y desembarcar en ellas. Fundó la ciudad de Esmeraldas. Juan Ladrillero: natural de Moguer. En 1558, recorrió el Estrecho de Magallanes en sus dos direcciones, exploró la costa de Chile y la Patagonia, fundó la ciudad de Buenaventura (Colombia).

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Nueva ora marítima

/Diego Ropero-Regidor /

Hasta mí llega el querubín, la fragilidad propiciatoria aprendiendo el trino de los vencejos adultos. ¡Oh, criatura, que te cobijas en la cuenca de mi mano junto a los tiestos de helechos y aspidistras, pero insistes en escapar, a pesar de la dulzura del jazmín, inconsciente de los peligros que te acechan! Estás creciendo en la inclusa del sentimiento. No sé si echarás de menos la albura del nido primero o el jolgorio bajo el cigüeñal que domina el cielo, cuando la luz anaranjada de la tarde sobre la marisma es preludio de alas en silencio, replegadas sobre sí mismas, ajenas al ruido, donde principia la ilusión de una nueva ora marítima. Será, pues, el destino el que marque tu proeza, y en el largo y cansino periplo a otras latitudes no añorarás mis desvelos hasta la próxima primavera.

La deriva de los insectos El miedo a la oscuridad hace sucumbir la respiración a los insectos que, ajenos a la desazón, recorren las autopistas y los troncos de los árboles en la selva amenazada por los depredadores. El miedo lo inunda todo, hasta el despertar a la incertidumbre, y poco importa la deriva de la historia maniquea del mundo. Sí, el mundo y sus miedos se confabularon como si de un cuento de Edgar Alan Poe se tratara: “Aquí vivió un archivero que, a ratos, ejercía el oficio de poeta”. No hay ya vuelta atrás ni una posible reconciliación con aquellas voces que insinuaron la ansiada respuesta liberadora que quedó a medio camino entre la desesperación y el quebranto.

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/Teresa Suárez/

Me están naciendo flores en medio del pecho y ni siquiera sé sus nombres. Afloran libres y busco deslizarme por sus suaves pétalos, encender pasiones y alimentar nostalgias para exorcizar este presente. Me nacen flores en medio del pecho y aparecen senderos en los que encontrarme. Regarlas, como quien construye puentes hacia otra vida, inusual e incólume, que me brota desde dentro.

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Autor. FAUSTINO RODRÍGUEZ Obra. “Preludio a las puertas de un fauno”

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/ José Antonio García /

MARZAGÓN, REVISTA LITERARIA A mi nieta Alba. Foto. FERNANDO MELGAR

25 años, esto es, 25 colaboraciones resumen, hasta hoy, la participación de quien firma en Marzagón, la revista que anualmente edita la Fundación Municipal de Cultura de Moguer “Francisco Garfias” sobre la playa de nuestros días. 25 trabajos o entregas, cada texto junto a otro texto, cada hecho arrimado al deseo de mostrar de forma sencilla las excelencias de Mazagón en su consideración de playa familiar con potencial turístico de primer orden. A vueltas con los 25 años, no es normal que una revista literaria dure tanto, porque la vida de estas publicaciones suele ser efímera. A contemplar como ejemplo los casi 150 años que se dan en la relación prensa-literatura. La razón que justifica esta perdurabilidad de la revista literaria se encuentra en la propia característica de la mencionada publicación, cuyo lenguaje, frente al usado por la prensa diaria, no está sujeto a la eficacia y economía expresivas que exige el periódico, más orientado éste hacia la actualidad que la revista, la cual se inclina en mayor grado hacia la búsqueda de la belleza y sobre las posibilidades que le permiten su periodicidad (semanal, quincenal, semestral), y otras herramientas disponibles. Marzagón, de tal suerte, pervive en lo más alto de las clasificaciones al uso en las revistas literarias españolas, sus huellas esparcidas en un entorno natural fantástico, donde la vida encuentra los mejores argumentos para ser y estar, sus nombres y verbos; su luz y su aire obrando al unísono; sus sístoles y diástoles sometidos a una regularidad prodigiosa; sus mares entregados a la palabra en un diálogo permanente y fecundo. Todo, en conjunto un universo de realidades y sueños como nadie pudiera imaginar: Al tiempo que se escuchaban las olas entró el arcángel en su presencia: -Porque fuiste tierra concebida paraíso, extiende la frescura de tu brazo y aniquila la sequedad de los soberbios. Porque delante de la mar eres. “Y cuantos oían, fijaban su consideración.”

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/Sonia Serna San Miguel /

EL DUENDE DEL ALCOR Recuerdo aquel primer encuentro como si hubiera sido ayer, pero lo cierto es que ocurrió en los años setenta. Era otoño y pasábamos el fin de semana en Mazagón, en la parte de Alcor que por aquel entonces aún lindaba directamente con el pinar. Mi hermano, algunos amigos y yo solíamos salir, como niños que éramos, a corretear por los alrededores, y siempre volvíamos a casa con algunas piñas secas, las que nos cabían en las manos, para quedarnos luego por la noche absortos en la chimenea viéndolas arder. Oír esos chisporroteos del fuego mientras toda la casa olía a eucalipto era un final redondo para esos días de absoluta sencillez y libertad. Aquella tarde de octubre y con la merienda en las manos volvimos a salir por entre los pinos, buscando uno en concreto que estaba medio caído, casi horizontal, y desde el que se veía perfectamente el mar. Anduvimos jugando alrededor de aquel árbol hasta que el sol empezó a no calentar. Era hora de volver a casa, pero el encanto del lugar nos retuvo en el tronco sobre el que sentados mirábamos toda aquella inmensidad azul y verde. No había ninguna prisa por hacer otra cosa que no fuera estar ahí sentados, instalados en esa paz de colores y olores naturales y sin echar de menos nada más. Podría haber otros sitios en el mundo tan reconfortantes como este, pero no parecía probable. Y, de repente, dejé de oír. En mi cabeza se hizo el silencio más absoluto. Algo había cambiado a mi alrededor, como si le hubieran hecho el vacío a mi realidad. Hasta la brisa desapareció, también la noción del tiempo y el canto de los pájaros, y una serenidad absoluta me inundó. ¿Qué acababa de ocurrir? Giré mi cabeza hacia los que estaban sentados en el tronco, a mi izquierda, y ahí seguían, como si nada. Era evidente que no notaban lo mismo que yo; así que, volví a mirar lentamente a mi alrededor, al frente y luego hacia mi derecha. Y ahí lo vi. Sentado a mi lado y mirándome. Lo que unos minutos antes era un matojo de ramas largas y secas se había transformado en una figura antropomorfa, menuda, frágil y adorable, de un amarillo dorado, casi artificial. No era una persona, pero yo distinguí un cuerpo. No tenía cara, pero me miraba. No tenía boca, pero me sonreía. Esa pequeña criatura, o lo que fuera; no solo no me asustó, sino que me transmitió confianza y paz, una paz blanca y profunda. No sé cuánto duró este momento. Pudieron ser cinco minutos o tres segundos. Cuando pude reaccionar me volví hacia los demás para señalarles a la criatura; pero, al girarme de nuevo hacia

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el duendecillo amarillo, ya no había nada, solo el primitivo matorral de ramitas secas. Al instante se restablecieron los cantos de los pájaros, las conversaciones de mis amigos, el bramido lejano de las olas y los aromas que traía la brisa, y justo en ese momento se acabó de poner el sol. Como era evidente que nadie más había experimentado lo mismo que yo, opté por callarme. También en mi casa callé. Me vi a mí misma, una niña de nueve años, intentando narrar semejante experiencia, jurando que no me lo inventaba, mientras los demás me tomaban por embustera o fantasiosa, de modo que nunca conté nada. Pero, sabía que no lo soñé. Hubieron de pasar diez años más hasta volverlo a ver. En esta ocasión era verano y de nuevo estábamos disfrutando de las vacaciones en Mazagón, en Alcor. Empezaba la sobremesa de un día muy nublado de julio, y como no era día de playa me subí al piso de arriba y me acomodé junto al ventanal. Desde aquella habitación se veían los cuatro o cinco chalés algo antiguos del otro lado de la calle y, a lo lejos, por encima de pinos y tejados, se observaba con nitidez una buena franja de mar. Aquel día las aguas estaban bravas, grises, muy grises; tanto como las nubes, y cada vez más alborotadas por el romper de las olas. Los olores a pino y a tierra mojada se colaban por la ventana y se mezclaban con el aroma de café que aún volaba por la casa. Las nubes prometían rayos y truenos, algo maravilloso para los que adoramos las tormentas, así que me instalé encantada entre el tiovivo de fragancias, la novela que tenía a medio leer y la música de U2 que en esa época sonaba en bucle en mi radiocasete. La tarde prometía magia, así que solo quedaba disfrutar de aquel recogimiento hogareño y de aquella panorámica privilegiada. Los primeros relámpagos aparecieron por la zona del espigón, y en seguida comenzó a tronar. La tormenta ya estaba aquí. El mar se convirtió en un hervidero de olas rotas flotando en un color ceniza, el cielo se vistió de gris marengo y los rayos castigaban con latigazos blancos a un Mazagón otoñal en pleno mes de julio. Yo estaba tan absorta como feliz. No podía hacer nada mejor que disfrutar del milagro de lo natural, una vez más. Y fue en esta tormenta perfecta donde lo volví a ver. Uno de aquellos relámpagos se paralizó entre las nubes, sus brazos de líneas torcidas se movieron hasta imitar una figurilla humana, blanca esta vez, y como ya ocurriera años atrás en el pinar, su aparición detuvo el reloj y el curso de mi mundo. ¿Acaso estaba volviendo a pasar? Bajé la mirada unos segundos para asegurarme de no estar perdiendo la cabeza, y al levantarla el trocito de rayo se había acercado hasta mi ventana, a unos centímetros de mi nariz, justo al otro lado del cristal. Volvió a sonreírme con la boca que no tenía y a acariciarme con la mirada que le faltaba. No había miedo, ni dolor. No sobraba ni faltaba nada ni nadie. Yo únicamente sentía una paz sobrenatural y la certeza de estar en un entorno y en un tiempo privilegiados. Pestañeé para enfocar mejor mi mirada y, simplemente, desapareció. Tampoco esa noche conté nada a nadie, y nunca hasta ahora había sentido esa necesidad. De esto hace muchos años, y esa fue la última vez. No sé por qué lo vi solo en aquellas dos ocasiones ni por qué no lo he visto en ningún otro lugar, pero me seduce más alimentar el misterio y la duda. Me es más reconfortante creer que realmente hay un duende en Alcor, posiblemente en todo Mazagón, que se deja ver para recordarnos la importancia de pararse a contemplar. Quizás yo lo necesitaba para fijar en mi memoria el valor impagable de aquellos momentos, el de ciertas personas y el de aquel lugar, y llevarlos siempre conmigo como quien lleva una tabla infalible de salvación. Si es así, que sepa el duende que funcionó. Foto. PABLO TEMES

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/ El Fenicio /

EL ÚLTIMO PASODOBLE Gorro de Manet. Rodolfo Villaplana. 2015

Cuando mi cuñado lo corrigió con ese «Viaplana» casi sentí lástima por él. Mi padre llevaba toda la vida llamándolo «Villaplana», con toda la grandiosidad de un pequeño pueblo. La historia es que, con el paso del tiempo he podido constatar que no era el único que se refería así a aquella barriada choquera con tanta solera. Barrio con más de un siglo del que ya sólo quedan un par de casas seniles que apenas mantienen el equilibrio entre los modernos edificios de las calles San Ramón y San Marcos. Lugareños tan dicharacheros como El Forrapeos, Pepe el de las vacas, Clarita la de la tienda, o La hija de la Canita dotaban de personalidad a aquel vecindario onubense que rezumaba vino, toros, gallos de pelea y fandango por los cuatro costaos. Hoy los nombres están atados a páginas webs, correos o perfiles en redes sociales. Pero ayer eran mucho menos que eso; eran sólo una historia que contar. Precisamente hay una que nunca podré olvidar: El Pasodoble del Cascarilla y la Salá. No hacía falta mucho esfuerzo por aquél entonces para granjearse un apodo de por vida. Nicolás terminó siendo «El Cascarilla» porque allí donde se sentaba dejaba un rastro de cáscaras de «arvellanas», cacahuetes para los forasteros. A veces era aún mucho más sencillo y se terminaba siendo el infame heredero de un mote que poco tenía que ver con los pecados propios. Unas veces era estupendo si éste atribuía la buena fama de una familia honrada; pero otras, resultaba incómodo tal patrimonio, sobre todo si habías nacido siendo la hija del «Pollero». Carmeli era hija del «Salao». Un barbero que, según contaba mi padre, introducía con total naturalidad el dedo en la boca a mi abuelo para «allanar» y poder rasurar el hoyuelo que tenía en la mejilla izquierda. También afeitaba a fuego. Al terminar daba un trago a la botella de aguardiente que siempre le acompañaba y rociaba al desgraciado escupiéndole a la cara a modo de bálsamo para refrescar y tersar la piel. Aunque sospecho que ésto lo conseguía más por sorpresa que por las propiedades del linimento. El Cascarilla y La Salá se enamoraron tan pronto como pudieron, y en cuanto el servicio militar lo permitió se casaron para formar una familia. Tuvieron cinco hijos. Los criaron como casi todas las familias de la época, con el poco dinero que él conseguía trabajando y con todo el esfuerzo para ella. Pasado un tiempo abrieron su propia tahona y pudieron ahorrar lo suficiente para que todos sus polluelos volasen del nido. Incluso les quedó bastante para construirse una casita con huerto. Jubilados, el Sol les pasaba por encima mientras araban, sembraban y recogían sus tomates, lechugas y acelgas en el corazón de Villaplana. Los días pasaban entre despistes y recuerdos, y eso era prácticamente lo único que sucedía. Hasta que una mañana de 1995 La Salá se despertó en la cama junto a un desconocido.

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Abrió los ojos y a su lado, bajo las mismas sábanas, roncaba plácidamente un hombre menudo, de unos ochenta años, con mucho pelo y por completo canoso. Por alguna extraña razón aquella situación le pareció tan inverosímil que ni siquiera se asustó. Se bajó de la cama, ciñó bien su bata hasta borrar cualquier vestigio de escote, se acercó al otro costado y lo observó curiosa durante largo rato. Cuando aquel extraño por fin despertó, la miró y sonrió vagamente como si la conociera de toda la vida. —Buenos días. Qué temprano nos hemos levantado hoy, ¿no? —susurró aquél desconocido a una Salá que cada vez entornaba más los ojos intentando discernir entre un probable sueño y una posible realidad. —¿Y quién es usted si puede saberse? —contestó Carmeli. Aquella pregunta pareció asustar tanto al octogenario que se incorporó tan rápido como pudo al advertir que en aquella pregunta no había ni pizca de broma ni sarcasmo. —Su mujer padece Alzheimer, Nicolás —concluyó el doctor en una consulta contigua desde la que, a través del ojo de buey de la puerta que los aislaba, veían a Carmeli que esperaba sentada. Aquello hundió a un Cascarillas que no pudo contener las lágrimas. —¿Cómo vamos a luchar contra esto, Doctor? —preguntó Nicolás. —Para serle sincero, el Alzheimer no tiene cura señor, pero el único remedio contra el olvido es el Amor —recetó de boquilla el especialista—. Los recuerdos padecen, pero nunca perecen. Al Cascarilla todo aquello se le hizo cuesta arriba. Ya casi no podía con sus pies ni su ánimo, y a estas alturas de la vida se veía cuidando de una mujer que cada día perdía un poco más la memoria y encontraba otro poquito de olvido. Él, que había sido hombre de pocas palabras y menos exhibiciones emocionales, se veía ahora llorando en cada rincón. Sentía que toda la alegría que una vez habitó en aquella casa se había fugado en la misma maleta en la que le robaron sus recuerdos. Aun así, Nicolás nunca tiró la toalla y se echó la vida de ambos a las espaldas. Cada amanecer le preparaba el desayuno, la duchaba y la peinaba. Después la sentaba en la mecedora del umbral desde donde saludaban a viejos desconocidos, veían cómo se marchitaban sus claveles y se arrugaban sus verduras al paso de las estaciones y las temporadas. Una mañana al despertar, el Cascarilla advirtió que junto a él yacía dormida una mujer de complexión fuerte y esbelta, de cabellos plateados, que rondaría los ochenta. Una señora que no había visto jamás. Por alguna extraña razón aquella situación le pareció tan inverosímil que ni siquiera se asustó. Se bajó de la cama ajustándose bien la bata, se acercó al otro costado y la observó curioso durante largo rato. —¿Y quién es usted si puede saberse? —preguntó Nicolás. A veces, la vida parece hilada con pequeñas casualidades perfectamente orquestadas. Y cuando sus recuerdos también se desvanecieron, se esfumó el cariño y nació de nuevo el viejo Amor. Un día llegó tan diferente a la forma de llegar de siempre... La miró de una forma mucho más cálida a como solía hacerlo. No maldijo la vida como siempre acostumbraba a hacer. Tampoco la dejó sola en un rincón. Para el gran asombro de ella, la invitó a pasear. Después se vistieron hermosos los dos. Él elegante, como un caballero inglés. Ella como hacía mucho tiempo que no se atrevía a hacerlo, con un vestido rojo escotado. Se dieron la mano y entrelazaron sus dedos llenos de gracia y ternura. Salieron a la plaza y comenzaron a abrazarse. Allí bailaron un pasodoble que nadie más escuchaba. Todo el barrio despertó y fue tanta la felicidad que la ciudad entera se iluminó. Fueron tantos los besos locos, tantos los gritos roncos… ¿Cómo era posible que los demás no escucharan aquel pasodoble? Si lo hicieran, el mundo entero comprendería. Y recordaron todo cuanto necesitaban olvidar… En paz. En memoria de Nicolás Capelo.

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PEDRO RODRÍGUEZ Médano del Asperillo Óleo/tablero. 50x30 cms.


/Bita

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/ Paqui García Mariano /

Profesora del IES Odón Betanzos Palacios (Mazagón)

RECUERDOS DE IDA Y VUELTA Pasadas dos décadas de mi llegada a Mazagón, inicio un recuerdo emocionado por la memoria de los caminos recorridos. Y no me refiero a todas las veces que anduve y desanduve la distancia que me separa de esta localidad de mi hogar, sino a todos los recorridos iniciados, acabados -o inacabados-, en una sola dirección o múltiples, por los que transité a lo largo de todos estos años. Todos y cada uno de ellos están asociados, ineludiblemente, a personas que me han acompañado y ayudado a crecer y a conformar la persona que hoy soy, derivando en ocasiones en saludables amistades. En el año 2000, cuando todo eran incertidumbres ante el nuevo siglo, aterricé en Mazagón algo desorientada por el desconocimiento de la zona, de su gente, de su forma de vida, … aunque había estado muy cerquita, en Palos, durante seis años. Mazagón se me antojaba serena y calmada entre sus pinos por aquel entonces. No puedo evitar sonreír al recordarme llegando al CEIP El Faro, como si empezara de nuevo, con la misma ilusión y ganas que en mis comienzos. Allí, me recibió un grupo de almas inquietas, cariñosas y muy profesionales; sabían muy bien lo que se traían entre manos con eso de la docencia, el aprendizaje activo y significativo, vamos, unos precursores de esas leyes llegadas más tarde dando un nuevo sentido a la profesión. Soy docente (maestra de ejercicio y puro convencimiento y profesora por titulación). Imparto Lengua Castellana y Literatura y Francés y algo más: valiéndome del currículum de ambas materias he abordado otras cuestiones -denominadas “transversales”-, las cuales para mí han resultado siempre bastante “troncales”. La educación ciudadana, los hábitos de salud e higiene, la educación emocional, artística, medioambiental, etc. han impregnado el desempeño de mi función educativa, que no puramente académica. En definitiva, el fomento del desarrollo de otros aspectos del ser humano para asegurar su formación íntegra, dado que esta fue una de las principales líneas de actuación marcadas al configurar nuestro centro. Parcelas que no parecían formar parte del currículo a impartir, a las que yo derivaba de forma natural por el cove por mi conocida tendencia a abordar cuestiones múltiples surfeando por la información entre mi alumnado, o lo que es lo mismo: “una cosa me lleva a otra” (risas). Volviendo al Faro, allí encontré una formación sobre el terreno, con modelos de docentes inigualables, enseñando al alumnado a interpretar y cuidar su entorno más cercano. Por mi parte, yo, además, me atrevía con clases de Plástica y Música, ya veis, a base de muy buena voluntad y paciencia del alumnado que aún no disponía de una ESO “de verdad”, pues éramos un centro denominado semi-D, lo cual nos hacía ser una ESO con pátina de Ed. Primaria.

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En aquellos primeros cursos mazagonenses recuerdo a mi alumnado escribir como noticia “deseable”, entre otras, la construcción de un instituto en la localidad. Pues bien, siete años más tarde, participaba de la inauguración del IES Odón Betanzos Palacios formando parte de su equipo directivo. Se abría otra etapa a la que me enfrentaba con mucha ilusión y con muchos proyectos nuevos, sobre todo, porque quería dar cierta continuidad a todo lo aprendido en el colegio, que era mi referente en aquellos momentos. Sentía que no podía haber una ruptura en el tránsito al nuevo centro y estaba dispuesta a gestionarlo lo mejor posible para que así fuera. Ese fue uno de mis principales objetivos en mi incipiente labor como jefa de estudios. No estuve sola en el intento. La suerte puso en mi camino, de nuevo, a un grupo enorme de personas para ayudar a la botadura de aquel edificio nuevo. Juntos, con gran ilusión y conscientes de la importancia de nuestro papel en la localidad, emprendimos un proyecto colaborativo: “Mazagón, un pueblo en construcción”. Título que respondía a la necesidad del pueblo de ser una entidad propia, con sus necesidades latentes (como las de hoy día, casi, diría yo…) y con expectativas -abandonadas y desilusionadas ya- de ser el municipio independiente al que correspondía obtener su “mayoría de edad”. Con este objetivo en el horizonte, el alumnado de 1º y 2º trabajó con entusiasmo en dicho proyecto, siendo parte activa de lo que estaba gestándose entonces. Los cursos venideros fueron obviamente diferentes, pero igual de enriquecedores. El capital humano que me ha acompañado ha sido y es la energía que ha impulsado el avance de este buque en el que se ha convertido el instituto en la localidad. Navío que ha atravesado tormentas delicadas en alguna ocasión sin que haya supuesto un naufragio insalvable para sus tripulantes. (Era casi inevitable la metáfora en este entorno costero). Día a día, en mis trayectos de ida y vuelta a Mazagón, encontraba un argumento para continuar aquí, a pesar de que mucha gente me preguntaba si no estaría mejor en Huelva, mi ciudad. Mi respuesta era y es rotunda: “¿Mejor? ¿Mejor que aquí? Si esto es un paraíso, el centro es pequeño y nos conocemos todos, como una familia… Me encanta el paisaje, los caminos de ida y vuelta me sirven para organizarme mentalmente o para saborear momentos del día en el insti, o digerirlos …”. Así ha sido durante 22 años que parece que hayan pasado de dos en dos. En mi mente conviven las risas, las complicidades, las prisas, los agobios de finales de trimestre, las dudas e incertidumbres, … y también la convicción de que nuestra labor incide muy directamente en el “material sensible” que conforma nuestros discentes. Por ellos, esa búsqueda impenitente de la mejor versión de nosotros mismos, los desvelos

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y los anhelos, los deseos de convertirlos en esos ciudadanos responsables y competentes de los que tan necesitada está la sociedad, y en los que confiamos arraiguen los valores inculcados amplia e ininterrumpidamente, día a día, a fuego lento, en esos espacios de aprendizaje continuo que son nuestras aulas. Echando la vista atrás, me recreo en las imágenes guardadas con celo en las que disfruto con los éxitos propios y compartidos, particularmente los éxitos colectivos, como esas Semanas Culturales que durante años suponían un despliegue de recursos y actividades en pro del divertimento y disfrute del alumnado y, por supuesto, del profesorado. Tiempo en que dejamos de lado un perfil exclusivamente docente y realizamos una inmersión más humana entre los jóvenes. No puedo dejar de mencionar entre estos proyectos el más ambicioso de todos hasta el momento: Matapón. Ese que nos hizo salir en las noticias, por ser ejemplo del desarrollo de múltiples competencias, y de tener como objetivo la visualización de la integración, la tolerancia, la apertura de una sociedad que necesita ser más justa. Esa sociedad quedaba representada en aquella pequeña embarcación que, con sus escasas dimensiones, hizo tan grande a nuestro centro y a las personas que consiguieron sacar aquel proyecto adelante: especialmente los profes Isaías Pascual y Alejandro Rodríguez y los alumnos Pablo Gómez, Jaime Salmerón y Raúl García. Y para concluir este breve repaso por algunas de mis vivencias como parte integrante del claustro de este centro y, por ende, de su comunidad educativa y social, me declaro una enamorada de este rinconcito de Huelva, al que cada vez llegan más personas en busca de una nueva oportunidad de vida. He apreciado la maravillosa transformación que ha sufrido esta localidad, unas veces por las embestidas de la época actual y, otras, por el devenir lógico y coherente con los tiempos; sin embargo, aún se podrían abordar mejor estas cuestiones. De igual modo lo ha hecho nuestro centro, siempre con sus amplias ventanas abiertas para impregnarse de luz, de ánimo contagioso y de fuerza para afrontar nuevos retos. Igualdad de derechos, intolerancia contra la violencia de cualquier tipo, compromiso medioambiental, retos tecnológicos, etc. Ningún tren que perder ni que dejar escapar. Todos los vagones deben ir bien cargados: de ganas, de trabajo y de metas por alcanzar. Así siempre ha sido, desde su primer equipo directivo hasta el actual -formado por tres mujeres que aportan una interesante visión femenina en determinados aspectos-. Todos ellos y ellas han ido cogiendo el testigo de su antecesor, convencidos de la necesidad de mejorar y dotar de los recursos necesarios para conseguir que el centro sea un referente de innovación y modernidad, sin perder de vista su heterogeneidad y enclave social, es decir, su contexto. De igual modo han entendido la necesidad de que este no sea un islote en medio del núcleo poblacional, sino un centro impulsor de relaciones bilaterales con los agentes sociales y municipales que faciliten sus propósitos. Este ha sido, por tanto, mi camino, el que he recorrido y en el que sigo, y el que no quiero abandonar. Mi centro -nuestro centro- me proporciona emociones suficientes para sentirme viva, aprendiendo cada día de los que me rodean, ejerciendo la lucha de transformación social con la que nos comprometemos como docentes. Como decía el loco más cuerdo de nuestra literatura. “Cambiar el mundo, amigo Sancho, no es locura ni utopía sino justicia social, No concibo otra ruta que iniciar cada día, con valor -dadas las difíciles circunstancias actuales- y pasión -pocas veces con desgana-, y con la certeza de que aquí es donde quiero terminar mi trayectoria profesional, donde crecí y sigo creciendo. Sigamos cabalgando, mientras tanto…

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/ Diana Gómez Bogado /

Extracto del Pregón de la Romería en Honor de Ntra. Sra. del Carmen Capilla Sagrado Corazón de María. 22 de abril de 2022

Soñaba con verte

(…) Déjame quererte como maduran las formas del árbol, desde dentro hacia fuera, como surgen las olas de esta playa, desde el viento a la tierra. Déjame quererte en las manos de tu gente, en el susurrar de tus vientos, en el Levante y el Poniente... Y dime, si al otro lado siguen intactos los sueños, que al mar confiaron tus marineros cuando eran niños inocentes. Dime por qué sabe el mar a pan en esta capilla de sueños. Dime por qué el mar es más ancho cuando se llena de sueños. Y dime, Virgen del Carmen, Señora del Carmelo, si la sal de la tierra no estaba en la mirada de aquellos niños de Mazagón que se hicieron marineros. Quiero rogarte sosiego Porque me siento humillada antes las penas de un mundo que anhela ver en tus manos el gozo para la vida y el perdón de sus pecados. Por eso, Virgen del Carmen, ven a salvarnos en tu barco navegando con ternura sobre los mares más anchos y deja tus brazos siempre abiertos para el abrazo y recibir de tus manos la protección más hermosa ¡de tu Santo Escapulario! (…)

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Objetivo

/mazagón 86

Foto. ALBERTO BOUZÓN TIRADO


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/ Alberto Bouzón Tirado / www.albertobouzon.com

PLAYAS DE MAZAGÓN

Llevo disfrutando de la fotografía desde que tengo uso de razón y tengo muchos años ya, puede que pronto comience hasta a perderla. Me encanta hacer fotos de todo tipo; pero, sobre todo me apasiona capturar nuestra tierra y nuestras playas bañadas por la magnífica luz que nos ilumina a ciertas horas del día. He realizado miles de fotos de nuestra provincia a lo largo de más de 25 años. Fotos que he ido mostrando, exponiendo, recopilando para diferentes proyectos como Viajar por Huelva o para FotosdeHuelva.es, donde comparto actualmente muchas de mis fotos de paisajes y calles de nuestra provincia. Mentiría si dijera que me faltan pocos rincones por fotografiar. Porque es verdad que hay zonas que, bien por lejanía o bien por circunstancias ajenas a mi voluntad, aún no las he “explorado con detalle”, cámara en ristre. Sé que algún día acabaré de poner la última “chincheta” en el mapa que voy confeccionando con cada álbum que voy realizado en mi web de fotosdehuelva.es (http://fotosdehuelva.es/mapa/) Hay que ser poco observador para darse cuenta de que la costa de Huelva es de las zonas que más he fotografiado. Personalmente divido la costa de Huelva en dos zonas: de occidente y del levante; siendo el estuario del río Tinto y del Odiel la marca de división natural (o artificial, porque es una división creada por mí, para mi organización fotográfica), que parte la costa en esas dos zonas. De la parte de occidente, no voy a hablar en esta ocasión, aunque reconozco que quizás es la que más he fotografiado o ,por lo menos, de la que más álbumes tengo publicado. La costa del levante u oriental de Huelva, que empieza en el Puerto exterior de Huelva y termina en la desembocadura del Guadalquivir, frente a las gaditanas tierras de Sanlúcar de Barrameda, fotográficamente hablando son de gran interés y belleza, de contrastes infinitos y sobre todo cuentan con un ingrediente fundamental, por lo menos para mí (y otros como yo), que es la baja intervención humana lo que la convierte en un auténtico paraíso natural, con todas sus grandes ventajas y sus muy pocos inconvenientes. Si me centro en la zona concreta que más me gusta, por su belleza singular, su morfología paisajística y por la calidad de la luz que la ilumina, tengo que pinchar la aguja de un compás imaginario en las playas de Mazagón, estableciendo unos márgenes que van desde la Playa del Vigía, en las inmediaciones del puerto exterior de Huelva, hasta más allá de las playas de la Torre del Loro (no vamos a entrar en discusiones ahora sobre esta denominación) con sus espectaculares médanos. Partiendo desde un extremo hasta llegar a otro, nuestro primer punto de interés será, como hemos comentado antes, la Playa del Vigía, con su antigua “casa y muelle” de vigilancia. Pocos lugares hay tan fotogénicos en toda la costa

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onubense. Pocos lugares se habrán fotografiado más, independientemente como esté la marea e independientemente la hora del día y la luz que lo ilumine, incluso hasta de noche. Simplemente un lugar maravilloso para el disfrute de todos los amantes de la fotografía; bueno, y de todo el que quiera disfrutar de unas magníficas vistas en una maravillosa playa protegida por el Espigón (dique Juan Carlos I). Ponemos pies en Mazagón, podemos ponerlo en lo alto del Faro del Picacho y desde su “farol” poder disfrutar de todo lo que os vengo contando en una sola mirada. Podemos dar un salto al Puerto Deportivo, con una luz espectacular en el ocaso, que nos permitirá dar la bienvenida a los pescadores que vuelven a casa, tras una larga jornada. Hacer fotos no nos debe impedir disfrutar de un agradable baño en unas de las mejores playas de toda Andalucía, y por qué no, tomarnos un refrigerio en sus magníficos establecimientos, porque no solo de arte vive el hombre. Más hacia levante, la línea de la costa comienza a escarparse, se forman unos típicos barrancos de tierras: los Médanos. Formación característica de la costa que sirve de punto de unión (algunos hablan de barrera natural, a mí me gusta más unir que separar) entre las playas de fina arena dorada y el mar…el mar de pinos, tan propios de nuestra tierra. La altura que nos aporta el Médano, antigua duna solidificada, nos aporta un excelente palco para disfrutar al máximo de la costa, independientemente de la hora del día o de la noche, e independientemente, sea cual sea nuestro objetivo fotográfico. Otra opción interesante a considerar sería disfrutar del paisaje saboreando un brebaje espirituoso en la terraza del Parador de Turismo Cristóbal Colón; incluso dar un paseo por el tiempo hasta descubrir el Pino Centenario que, con más de trescientos años de antigüedad, es testigo mudo de los aconteceres de nuestra costa protagonista. Si comenzamos nuestro itinerario con uno de los lugares más fotogénicos de la costa de Mazagón, no podíamos acabarlo con menos. Tras un maravilloso paseo por la orilla de una de las playas más extensa y maravillosas de toda Europa, dejando atrás la zona del Arenosillo, llegaremos a un inconfundible hito costero que marcará el final de nuestra ruta: La Torre del Loro. Antigua torre almenara construida en la época de los ataques berberiscos a las costas occidentales de Andalucía y de la que ya solo nos quedan uno restos. Pero, unos restos, que aportan una belleza sin par a la playa; convirtiéndola, posiblemente, en la playa más fotogénica de toda la costa onubense. Un dato curioso es que en este lugar concurren cuatro términos municipales diferentes, que no voy a citar, porque no quiero abrir disputas en cuestiones poco relevantes. Lo cierto es que la belleza de esta playa, de esta zona de la costa, es formidable y como bien hemos comentado anteriormente una magnifica meta para poner fin a nuestro itinerario por la costa de Mazagón. Espero que hayan podido disfrutar de este pequeño recorrido por esta gran costa. No me extiendo más de palabra, para poder dejar más espacio a la fotografía. Espero que las disfruten, como mínimo, como yo he disfrutado tomándolas. Un saludo enorme, de un enorme enamorado de nuestra tierra.

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RECUERDOS DE IDA Y VUELTA

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pages 82-84

PLAYAS DE MAZAGÓN

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pages 87-96

EL DUENDE DEL ALCOR

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pages 76-77

EL ÚLTIMO PASODOBLE

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pages 78-79

SOÑABA CON VERTE

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NUEVA ORA MARÍTIMA LA DERIVA DE LOS INSECTOS

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MARZAGÓN, REVISTA LITERARIA

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ARENAS GORDAS (SIGLO XVI

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TÚ Y YO

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POR EL CRISTAL AMARILLO

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LO QUE EXISTE Y LO QUE SE VE

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NADOR

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EN CAMPIÑA, MAR CAMARINAS Y MÉDANOS

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EL MISTERIO DEL DELFÍN DORADO

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pages 52-54

FANTASMA

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LA CASA

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EL GRUMETE DEL RAYO

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BREVE HISTORIA DEL PARADOR NACIONAL DE TURISMO DE MAZAGÓN

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SISTEMAS AÉREOS PILOTADOS DE FORMA REMOTA (RPAS): HISTORIA, SISTEMAS Y OPERACIONES (3 DE 3

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CERAMBYX WELENSII EL GRAN LONGICORNIO PERFORADOR DE ENCINAS Y ALCORNOQUES

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MACHETE, UNA LEYENDA DEL FÚTBOL ONUBENSE

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LA FUNDACIÓN DE LA HOSTERÍA DE LA RÁBIDA

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HISTORIA DE MARÍA, LA GAVIOTA DE MAZAGÓN

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EL PECIO DEL “RAYO” COMO HIPÓTESIS

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SOBRE EL ORIGEN PORTUGUÉS DE MAZAGÓN (Mazagâo

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