Ácida 4ta Edición

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Edición # 4: Movilizadas. Feminismos en las calles.ISSN: 2711-4872

Edición # 4

Publicación Anual

Diciembre, 2022

Popayán, Cauca, Colombia

Editora:

Sara Cristina Tejada

Calle 52N 11-150 Antigua Real

Telefonos:(+57)3178231572

feministacida@gmail.com

Equipa Editorial:

Sara Cristina Tejada

Mónica Quevedo

Natalia Fernández

Daian Alexa Muñoz

Corrección de estilo:

Verónica Curátola

Yinna Ortiz

Paula Andrea Peña

Fotografía

Yinna Ortiz

Sara Cristina Tejada

Colaboraciones:

Diana Sanclemente

Katerin Castañeda

Diseño e ilustración:

Equipa Editorial Ácida en colaboración con Aquelarre, laboratorio de diseño feminista

Atribución – No comercial – Compartir igual: Esta licencia permite a otros distribuir, remezclar, retocar, y crear a partir de tu obra de modo no comercial, siempre y cuando te den crédito y licencien sus nuevas creaciones bajo las mismas condiciones.

Cuarta edición Movilizadas

Feminismos en las Calles

Ácida es una revista caucana de pensamiento feminista que busca visibilizar las voces y lecturas que se están gestando desde los territorios sobre temas de interés para los derechos y las luchas de las mujeres y disidencias sexuales y de género. En este cuarto número las autoras reflexionan sobre el feminismo y su papel en el Estallido Social del 2021.

En Ácida pensamos el lenguaje como una herramienta política e identitaria, es por ello que alentamos un uso inclusivo y no sexista de la escritura; a su vez nos distanciamos, entre otros, del uso en mayúsculas de algunos conceptos como “Estado”.

Buscanos en Instagram como @feministacida y en nuestro canal de Youtube: Revista Ácida

* Puedes donar dinero para que Ácida siga creciendo al Nequi 3113273085

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contenido *

11 Editorial 15 Obra de una cuerpa consciente 21 Para nosotras, la calle 27 Guaneñas en tiempos de Paro Nacional 33 Estallido Social del 2021 en Putumayo 37 La olla comunitaria: cuidado y economía feminista 41 El Corredor del Aguante Feminista 47 ¿Han cambiado las cosas para las mujeres? 53 Entrevista a Daniela Soto 62 Entrevista a Lourdes Magdalena Colucci 68 Entrevista a HaydivI Gaviria

A partir del 28 de abril, cuando centrales sindicales, obreras y grandes movimientos sociales convocaron al Paro Nacional en contra de la reforma tributaria, el Sur respondió a vencer: manadas, ordas, bandadas, cardumenes que salíamos desde todos los rincones: desde la región amazónica, pasando por el volcán Galeras y el Macizo, hasta los cañaduzales. El Estallido Social tuvo como eje expresiones artísticas, políticas y culturales que creaban carnavales llenos de colores e inundaban paisajes rurales y urbanos llevando mensajes pidiendo cambios estructurales. Inesperadamente, el Paro Nacional duró más de tres meses y las movilizadas estuvimos siempre en las primeras líneas.

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“Pero la sombra de la Mujer Salvaje acecha todavía a nuestra espalda de día y de noche. Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de nosotras tiene sin duda cuatro patas”.
Mujeres que corren con los lobos
- Clarissa Pinkola Estés
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Equipa editorial Revista Ácida

Mientras las manifestaciones se llenaban de color, la represión ordenada por el gobierno nacional y materializada por las fuerzas policiales se agudizó: muertes, mutilaciones oculares y violencias basadas en género fueron las estrategias implementadas para oprimir y acabar con las marchas, dando tratamiento de guerra a la protesta social. Muchos de estos abusos quedaron registrados en las redes sociales de medios alternativos y emergentes de comunicación, organizaciones y activistas defensoras de Derechos Humanos. El 15 de mayo de 2021 Popayán fue el epicentro de un aullido de manadas, mujeres que pertenecían a primeras líneas, brigadas de cuidados y defensoras de Derechos Humanos, encabezaron una de las marchas más recordadas en la ciudad, el suroccidente y el país. La Policía Nacional había agredido a una de las nuestras, Alison Salazar, y toda nuestra furia apareció en pantalla, redes sociales, noticieros y notas que hablaban de nosotras, de nuestro dolor y el clamor de una justicia justa, una no patriarcal.

La horda de rebeliones que se explayó por todo el suroccidente no sólo se centró en las marchas, sino que ocupó todo el espacio social: los barrios, las casas, las ollas, los cafés; la política inundó la palabra, los fogones y construyó lazos de solidaridad por la defensa de transformaciones más allá de lo

jurídico, ahí los feminismos tuvieron un lugar que no había sido explorado o visibilizado. En la reivindicación de estos, la cuarta edición de Ácida ocupará distintos canales digitales e impresos (uno de ellos: las calles), ya que tendremos una versión especial como revista mural para que estas ideas sigan rondando nuestros espacios y nos recuerden que tras una gran movilización social las exigencias siguen vigentes, aquellas en torno a las que nos integramos para caminar, pintar, cocinar, bailar y protestar lado a lado por el cambio de este país.

“Movilizadas” recoge un grito herido que es vigente para nosotras, el grito de las que saben el papel que el feminismo jugó en el Estallido Social. Nuestras invitadas son autoras que reflexionan desde el Sur, nuestro lugar político, sobre el papel que las mujeres, disidencias sexuales y de género jugaron en uno de los hechos políticos y sociales de mayor relevancia en Colombia, y las transformaciones que propició.

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Les invitamos a leer y recordar la lucha que nos unió y nos une.

* Sofía DuqueEstudiante de Antropología Activista por los derechos LGBTIQ+

Obra de una cuerpa consciente

Escena 1: pierna derecha

Pateo con violencia desde mi centro, la energía liberadora se concentra en la cadera y la adrenalina baja caliente a lo largo de mi estructura, se instala en la planta de mis pies para tensionar y soltar. De tanto patalear los tombos me sueltan.

El peligro me dicta que debo correr cada vez más rápido con estas piernas cortas acostumbradas a la quietud del confinamiento, empieza un cosquilleo palpitante en la planta que no para hasta estar lejos de los gases lacrimógenos. No queda rastro de los calambres por permanecer horas en estado de reposo total, ni mucho menos de aquellos instantes donde sin razón, el ser de arriba se llenaba de vacío que generaba ardiente dolor y me pedía, particularmente a mí, que diera vueltas en círculo, a la mente era la que menos le gustaba esta idea y hacía que la boca se comiera las uñas.

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*

Escena 2: pierna izquierda

Si no corro me atraparán. Si no corro los gases entrarán en mí. Si no corro el miedo se insertará como vómito, allá arriba, encima de mí. El problema es que no puedo correr. Palpito, transpiro en frío, me paralizo, se entumecen los dedos de mis pies y la rodilla no responde.

Agua tibia, vaho y manzanilla. El calor de un baño asfixia mis pensamientos, me acaricio y adormezco. De repente ¡Bam! estallan las aturdidoras, los gritos, el llanto, el ensordecedor sonido de la angustia, los músculos se relajan y vuelvo en mí. Me imagino en casa segura y completa y logro correr.

Desde la cuarentena empecé a sentir soledad, ausencia, desconexión por las posibles caricias que no recibí. Extrañaba entrelazarme con otras piernas, el contacto de unos labios, el ejercicio, las cremas, las faldas y la brisa de verano. Pero todo cambió aquel noviembre cuando unas piernas sudorosas decidieron ferozmente invadir mi espacio, romperme con alevosía en pedacitos, desde entonces no he vuelto a ser la misma. El pánico se apodera de mí en situaciones de riesgo, espero lo peor y apenas consigo temblar.

Escena 3: Caderas

Derecha: ¡Vamos! puedes moverte ¡vamos!

Izquierda: Mi rodilla no funciona. Derecha: ¡Imposible! porque mi rodilla sí se mueve. Izquierda: La dañaron.

Derecha: ¿Qué pasa? —le pregunto preocupada.

Izquierda: No sé qué me pasa — respondo angustiada con ganas de caerme— la rodilla no funciona.

Derecha: ¡Vamos! tú puedes moverte. Izquierda: No funciona, necesito tranquilidad. Un espacio seguro para poder correr.

Derecha: Vamos hacia un espacio seguro.

Izquierda: ¿Cuál?

Derecha: Las amigas, el silencio, el té de manzanilla, un baño caliente, tu canción favorita.

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Feminismos

Son las caderas conocedoras de vida y muerte. Entre estallidos y silencios, entre la rabia y el miedo se encuentran las caderas, car gando la dualidad de senti-pen samientos que habitan en una.

Seres mutantes que se adaptan a las variaciones del entorno, desde la resiliencia. La ternura radical es su infinita paciencia, la memoria del cuidado, su re sistencia, y recuerda la juntanza como esas manadas poderosas que resistimos a las adversidades.

En alianza con Consejo de Redacción

GUÍA BREVE PARA MUJERES PERIODISTAS

Partiendo de una premisa central para nuestro ejercicio, como lo es la necesidad de un periodismo comprometido con la erradicación de la desigualdad, de las violencias basadas en género y con los retos que implica la construcción de condiciones de vida digna para las mujeres y las disidencias sexuales y de género, hemos incorporado en este número una breve guía con recomendaciones para que periodistas, comunicadoras, comunicadores y medios de comunicación puedan incluir en su quehacer un periodismo con enfoque de género sensible al conflicto armado y a otras formas de conflictividad social.

Esta guía fue construida por el Consejo de Redacción teniendo en cuenta el Acuerdo de Paz firmado entre el estado colombiano y las FARC en 2016, particularmente el papel de las mujeres en dicho proceso en tanto actoras políticas, con un

papel fundamental que las reconoce como protagonistas y que cuenta con un enfoque de género que permite su participación, promoviendo la defensa de sus derechos.

En esa medida, esta cuarta edición contiene una versión resumida de la guía elaborada por el Consejo de Redacción con recomendaciones para hacer periodismo de género sensible a los conflictividades sociales. Además un protocolo de prevención de violencias y seguridad para las mujeres que se irá presentando a lo largo del presente número.

Para acceder a la guía completa escanea este Código QR:

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Para nosotras, la calle*

Valeria Mosquera

Defensora de los Derechos

Humanos de las mujeres, activista de la Ruta Pacífica de las Mujeres

Para nosotras, que todavía no logramos disfrutar del derecho a la libertad de movimiento con total garantía, que nos educan para habitar y descubrir los espacios públicos midiendo a cada momento el ambiente, los gestos y movimientos que nos rodean para identificar los riesgos; que debemos cargar con el desgaste que genera la interminable tarea de aprender a andar en la calle esquivando las violencias; para nosotras no hay mayor amenaza a nuestra ya limitada condición de ciudadanas, que la profundización de barreras estatales dirigidas a restringir nuestro derecho constitucional a protestar en las calles: los escenarios públicos donde se construye la base de la vida democrática.

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En otras palabras, porque la garantía de los derechos sigue en disputa y mientras nuestra ciudadanía siga estando incompleta, la protesta social será por excelencia nuestro derecho (y el de toda la sociedad) a exigir públicamente los derechos que nos faltan.

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Y por qué el derecho a la protesta social resulta tan fundamental para nosotras? porque aún existen múltiples limitantes que nos impiden ser reconocidas como actoras políticas, disfrutar plenamente de la autonomía y libertad para decidir sobre nuestros cuerpos y/o lograr vivir una vida digna y libre de violencias.

Sobre este marco resulta importante mencionar sucintamente dos elementos para la reflexión feminista identificados durante el Paro Nacional del 2021 con los cuales se limitan nuestras posibilidades de organizar y participar en ejercicios políticos de protesta social.

1. La común disociación entre la norma y la subjetividad institucional patriarcal. Esta impide la garantía de nuestros derechos políticos, es decir, existe un choque entre lo que ordena la ley (en materia de Derechos Humanos, eliminación de violencias y participación política de las mujeres) y las subjetividades patriarcales enraizadas y reforzadas en el funcionariado público que da vida a la estructura del Estado.

2. La duda intencionada sobre el carácter político del accionar público de las mujeres. Es decir, a nosotras nos juzgan a partir de un marco de interpretación patriarcal que pone en duda nuestra capacidad de racionamiento político, infantilizando y ridiculizando las acciones públicas de las mujeres, desconociendo el carácter político de los reclamos feministas,

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legitimando así la ausencia de una respuesta estatal, pues no hay nada que atender, nada que resolver por parte del Estado, cuando los reclamos vienen de personas irracionales o de menores de edad que no cuentan con criterio político propio.

Como resultado de la combinación de ambos factores, la estigmatización política, sanción punitiva y represión violenta de las protestas sociales en Colombia, se suma un accionar estatal tendiente a desconocer la norma y a utilizar la violencia militarista y la impunidad en la justicia para cuestionar, juzgar y sancionar nuestra presencia en la escena pública, limitando el ejercicio político de denuncia y exigibilidad desarrollado en la protesta social; vulnerando nuestra ciudadanía, erosionando la democracia y con ello, amenazando la solidez del estado social de derecho.

PARA UN PERIODISMO SENSIBLE AL GÉNERO Y AL CONFLICTO

El periodismo sensible al género y al conflicto para Colombia respeta las siguientes orientaciones generales:

1. Desnaturaliza la violencia contra las mujeres.

3. No vuelve a victimizar.

5. Hace visibles a las mujeres y a las personas LGBTI como constructoras de paz.

2. No olvida a los hombres.

4. Evita los estereotipos.

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6. Representa a las mujeres y población LGBTI en los conflictos como sobrevivientes, no sólo como víctimas.

•PARTE I•
guías
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Guaneñas en tiempos de Paro Nacional *

Abogada egresada de la Facultad de Derecho y Ciencias Politicas de la Universidad de Nariño, feminista, defensora de Derechos Humanos y activista en temas de paz, verdad y memoria.

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“Pero es esa misma sensación de estar viviendo al pie de un volcán la que hace que sea incluso más importante reconocer que, entre tanta destrucción, está creciendo otro mundo, del mismo modo que crece la hierba entre las grietas del pavimento urbano, retando la hegemonía del capital y el Estado y afrmando nuestra interdependencia y nuestra capacidad de cooperar”.
(Federici, 2020).

Sí, tal como lo menciona la frase del inicio, el Paro Pacional trajo destrucción. En parte ma terial, que para cuando lean este documento ya debe estar solucionado, pero también está esa destrucción de lo verdaderamente impor tante: las vidas de 83 personas fallecidas y las de sus familias, la de la institucionalidad y por supuesto, la de la democracia.

En Colombia, la guerra y la protesta son es pacios patriarcales desde hace años, puesto que la guerra tiene todo que ver con roles de género, empezando por quiénes suelen ser los guerreros. Sin embargo, hace mucho hay guerreras, mujeres que han sido invisibiliza das en contextos de batalla y de movilización, que siempre que desearon ser sujetos acti vos de sus luchas, fueron victimizadas en sus cuerpos y acalladas en sus voces.

Las movilizaciones han demostrado ser un espacio donde se usan y reproducen expre siones y discursos machistas y heteronorma tivos, en lugar de ser un espacio seguro para todes, en el que se puedan plantear posturas críticas y se refuerce la idea de que toda lucha popular debe albergar resistencias diversas.

En el marco del Paro Nacional, las acciones de la fuerza pública e incluso de la misma primera línea, se potenciaron estructuras patriarcales y heteronormativas en las que se ejercieron actos de dominación y exclusión a las mujeres, usando a menudo sus cuerpos y vidas como botines de guerra, tal y como lo muestran las cifras de tortura y violencia sexual presentadas por varias organizaciones defensoras de Derechos Humanos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -CIDH-.

Si bien varios de los recuerdos que tengo de aquel momento me llevan a instantes de miedo y zozobra, es imposible no ver cómo esa “hierba que crece dentro de las grietas del pavimento” de la que habla Federici en la frase inicial, creció en el Sur, dentro de las organizaciones feministas, que sin importar la represión a la que varias de nuestras compañeras fueron sometidas, aún manteníamos esa necesidad de cooperar, de persistir en esa reivindicación histórica de no militarización como salida a los problemas sociales, de salvaguardar la vida de todes, de proteger manifestantes desde nuestra labor como defensoras de Derechos Humanos, como marchantes, e incluso con acciones como las de

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varias mamás y mujeres víctimas del conflicto armado, quienes encabezaban cada movilización cuidando a los jóvenes de la represión policial, pese a que estamos en una cultura donde lo femenino asociado al cuidado, es contrario a lo político.

Ver cómo el feminismo fue artífice de espacios para participar en asambleas y mesas de trabajo, donde demostramos que siempre hemos tenido capacidades como sujetos políticos en momentos históricos, siendo propositivas hasta en los peores instantes, fue una forma de insistir en que ningún Estallido Social que se dé en el país puede darse sin mujeres, en lugares donde no se incluyan nuestros saberes u oficios y mucho menos sin abrir espacios de reflexión, denuncia y reivindicación en los que las mujeres no nos sintamos seguras.

DIRECTRICES PARA UN PERIODISMO SENSIBLE AL GÉNERO Y AL CONFLICTO

Antes de empezar la producción:

Tiene en cuenta la seguridad de las y los sobrevivientes, mujeres y personas LGBTI, así como a los líderes y lideresas sociales y a sus familias.

Presta especial atención para obtener el consentimiento informado.

Establece el escenario normativo.

Profundiza y reconoce el contexto histórico y geográfico.

Crea y usa bases de datos de personas expertas en la agenda de paz, conflictividad y seguridad.

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•PARTE II•
1. 5. 3. 2. 4.

Estallido Social del 2021 en Putumayo *

Noris Peña-Pantoja

Psicóloga, feminista, mujer lesbiana y putumayense. Integrante de la Alianza Joven en Mocoa y pionera del colectivo LUMA: zonas violetas en Orito

El Putumayo se ha caracterizado por ser una región con diversas comunidades indígenas, que junto a la comunidad local defienden fielmente el agua, la fauna, flora, el derecho a una vida digna y garantía de los derechos de las niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres del territorio.

En el momento cuando Duque anunció la reforma tributaria, el Putumayo fue uno de los departamentos que se movilizó. Las y los jóvenes protagonizaron esta protesta, iniciando con movilizaciones en las zonas urbanas de los municipios con diferentes letreros alusivos al apoyo del Estallido Social: “Putumayo resiste por la paz”, “Glifosato = muerte”, “cumplan el Acuerdo de Paz”, “basta de asesinatos a líderes sociales”, “reforma tributaria = violencia”, “somos ama-zonas de paz”. No obstante, dentro de algunas arengas había contenido homofóbico: “el que no salte es maricón”, invisibilizando la participación de la comunidad LGTBI dentro de las manifestaciones y el territorio.

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Posteriormente, con la participación y colaboración de grupos sindicalistas, comunidades indígenas y jóvenes se realizaron bloqueos en zonas estratégicas prohibiendo el tránsito del comercio, crudo y petróleo, alterando los ingresos y regalías, no solo a nivel departamental sino también nacional, lo cual trajo represalias, como la presencia del ESMAD en Orito, Mocoa y Villagarzón, generando enfrentamientos entre los manifestantes y la institucionalidad, donde menores de edad y jóvenes resultaron agredidxs, detenidxs arbitrariamente; entre ellos Jhordany Estrellaun, asesinado en Villagarzón, lo que disminuyó la participación de mujeres jóvenes por temor a las represalias.

La organización Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo y su colectivo Alianza Joven, hicieron presencia constante dentro del Estallido Social en el territorio, acompañan do a jóvenes que no tenían red de apoyo para marchar, brindándoles un espacio de empo deramiento y escucha, motivando a su vez la consolidación del colectivo feminista LUMA en algunas zonas violetas en Orito, ya que se observaba ausencia de enfoque de género en las peticiones, monopolización de la voz y li derazgo exclusivo a cargo de hombres.

Sintieron la necesidad de resaltar la importancia de las mujeres como constructoras de paz, exigir la garantía de su seguridad dentro de las movilizaciones, la implementación de la política pública de género, denunciar las violaciones de los derechos de las mujeres tanto dentro del Paro Nacional en el territorio, como a nivel nacional por medio de redes sociales, actos simbólicos, velatones y plantones. Ejemplo de ello es el plantón frente de la estación de policía de Mocoa el 14 de mayo de 2021, en el que se exigía justicia a través de cantos y palabras por el abuso sexual hacía Alison.

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La olla comunitaria: cuidado y economía feminista

La olla comunitaria es un símbolo histórico de resistencia latinoamericana, ha sido una forma de acompañar procesos de movilización social y también de garantizar la necesidad básica y el derecho al alimento en momentos de crisis. Así mismo, ha sido histórica la participación de las mujeres en la construcción y continuidad de estos espacios. La olla nos cuenta de paciencia, trabajo compartido, solidaridad, ternura, vida. En palabras más contundentes, de economía feminista.

Se pone la olla como punto de partida, pues su referente simbólico ilustra de manera clara y vívida lo que en este texto se pretende desarrollar, el papel de los feminismos en la construcción de una nueva política, una que irrumpe en las lógicas de la desigualdad, la guerra y la militarización.

En este sentido, la olla es la más bella representación de lo que con sudor y lágrimas se logró mantener casi por cuatro

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*

meses,1 la revuelta popular más larga en nuestra historia de nación, donde logramos dibujar otras narrativas, desde los barrios y las minorías que resultaron ser mayorías.

Se elige pensar desde olla popular las dinámicas organizativas en torno al Paro Nacional de 2021, allí muchas mujeres demostraron que la resistencia también se cuece en una olla. En ciudades como Cali y Popayán, vecinas, amigas y lideresas se organizaron en algunos puntos centrales de la movilización con el objetivo de apoyar, acompañar y cuidar a quienes se marchaban por sus derechos. Por eso, las ollas fueron llamadas “la primera línea” de la Primera Línea, porque fueron el resguardo de la resistencia.

Ahora bien, además de servir de sostén al Estallido, las ollas comunitarias también suplieron otra necesidad urgente en Colombia: el hambre. Según un informe del Programa Mundial de Alimentos, en Colombia 7 millones de personas pasan hambre, el 14% de la población del

país. Y lo más probable es que el número siga aumentando, ya que según el DANE la pandemia hizo que la pobreza aumentara 6,8 puntos, un ascenso del 42,5%.

1 El Paro Nacional inició el 28 de abril del 2021 y casi cincuenta días después el 15 de junio de 2021, el Comité Nacional del Paro integrado por voceros de varias organizaciones y sindicatos anunció la suspensión temporal de la movilización. Sin embargo, se continuaron realizando actividades en barrios, plazas y universidades, en simultanea con la redacción de proyectos para ser presentados en el Congreso.

El anterior es el escenario oportuno para poner sobre la mesa la economía feminista y las formas feministas de ejercer la política. Así pues, la olla comunitaria se sirve como analogía, porque representa lo público, lo solidario; evidenciando así que el cuidado ejercido por las mujeres es condición para sostener la vida. Ahora, el asunto está en cómo hacemos de esto un proceso sostenible y no solo un evento, cómo institucionalizar esta lucha, cómo empezar a calar en el ámbito de lo privado, del cuerpo y de las instituciones, empezando por la familiar, poniendo el acento en la mujer y su rol en las dinámicas del cuidado, entendiendo lo fundamental de ellas, no únicamente en el bienestar colectivo sino en la economía global. El feminismo está en marcha luchando por reivindicaciones históricas, no sólo alrededor del cuidado, sino apostándole a una transformación del sistema y del modelo socioeconómico a una escala global. Necesitamos que se garanticen las condiciones para la reproducción de la vida y una responsable reproducción social.

La olla comunitaria es un símbolo histórico de resistencia latinoamericana, ha sido una forma de acompañar procesos de movilización social y también de garantizar la necesidad básica y el derecho al alimento en momentos de crisis.

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*Isabel Gonzáles Quinceno Profesional en sistemas de gestión ambiental. Feminista, defensora de DDHH y militante de Somos Pueblo.

El Corredor del Aguante Feminista

El Corredor del aguante Feminista nace en pleno Estallido Social en la ciudad de Cali con el fin de visibilizar las distintas vulneraciones de Derechos Humanos de las mujeres por parte de la fuerza pública, a partir de ahí se empieza a construir esta iniciativa de re-significar la memoria de quienes dieron su vida y de quienes aún siguen poniendo su piel y huesos por la paz y la justicia social. También reconociendo su participación y liderazgo en estos procesos, como ollas comunitarias, primeras líneas, agendas culturales, voceras de los puntos, brigadas de salud y un sinnúmero de roles que surgieron durante el Estallido Social.

Corredor del aguante feminista

El Estallido Social fue un escenario, en principio espontáneo, en el que Colombia atravesó una profunda crisis social y política a causa de un gobierno nefasto y genocida que asesina a quienes pensamos de manera diferente. En

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Cali se empezó a tejer desde distintos sectores una lucha que exigía un cambio, una lucha que necesitaba una transformación de las políticas neoliberales que desangran nuestros territorios y asesinan a nuestras lideresas sociales, así se empezaron a gestar los distintos puntos de re sistencia, quienes mantuvieron las barricadas ardiendo en todo momento incasablemente, llevando la bandera la resistencia en su pecho.

Con el pasar de los días en las diversas dinámi cas de cada punto, se empezó a sentir la necesi dad de organizarse en tareas como las guardias en las noches, la preparación de alimentos, las brigadas médicas, quienes apoyaban desde el ejercicio por la defensa de los DDHH y diversos roles que surgieron a partir de las necesidades en los puntos de resistencia. Las mujeres estu vieron presentes liderando esas dinámicas que fueron indispensables para mantener el Paro Nacional. Por ello consideramos un hecho fun damental en nuestra historia mantener viva la memoria de lo que fue y seguirá siendo la resis tencia popular de las mujeres en los territorios.

Re-significar la memoria de aquellas mujeres que día a día se levantaban dispuestas a luchar por la transformación, por el cambio de un pueblo que ha sido desangrado y marcado históricamente por la violencia, se convierte en un ejercicio cotidiano que nos atraviesa a todas de diversas maneras. La memoria debe ser ese encuentro entre tiempos, nos remite al pasado y al futuro, la memoria se apropia, se recupera y se resignifica en el presente para construir un futuro sin repeticiones. Sin duda, la memoria nos debe permitir abrir caminos, tejer desde una mirada crítica, feminista, comunitaria y popular nuevos mundos donde quepamos todas.

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“En Colombia el miedo persiste, las heridas siguen abiertas, subsisten las estigmatizaciones y asesinatos a lideresas sociales, así como la polarización y la fragmentación”
(Centro Nacional de Memoria Histórica -CNMH, 2010).

Es trascendental desde nuestro accionar generar espacios de alteridad desde la fotografía que permitan visibilizar el rol que cumplieron las mujeres en el Estallido Social en los distintos puntos de resistencia, las fotografías fueron tomadas en diferentes momentos del Estallido y fueron tomadas por mujeres que acompañaron desde el ejercicio de cubrimiento de prensa los puntos de resistencia, también conectamos con fotografías que no fueron tomadas con cámaras profesionales, ya que consideramos que el ejercicio de re-significación de la memoria nos debe permitir recoger de manera amplia cada momento vivido. Por lo anterior consideramos que es importante seguir generando dinámicas que permitan la construcción de una memoria histórica y colectiva feminista comunitaria y popular en los distintos territorios con miras a construir una apuesta de país desde la experiencia popular y desde el saber ancestral de las mujeres.

“Y comprendimos cuán invisible es la historia de la rebeldía de la mujeres, la historia de las luchas que hemos sostenido en contra de nuestra opresión social y cultural”
(Kirkwood, 1987. pág. 36).

guía

PARA UN PERIODISMO SENSIBLE AL GÉNERO Y AL CONFLICTO

En la Producción:

Diversifica los formatos de cobertura sobre violencia sexualizada y de género en los conflictos.

Amplía la cobertura sobre mujeres y personas LGBTI como constructoras de paz.

Usa la voz activa en lugar de la voz pasiva al informar sobre actos de violencia sexualizada y de género.

Proporciona información sobre los recursos disponibles y propone soluciones.

Hace un uso concienzudo del lenguaje.

Tiene cuidado con el uso de imágenes y sonidos que perpetúan estereotipos y revictimizan.

1. 3.
5. 2. 4. 6.
•PARTE III• áCIDA | Movilizadas. Feminismos en las calles 45

Han cambiado las cosas para las mujeres?

Ella/elle. 25 años. Bisexuala.

Boyacense. Realizadora audiovisual con experiencia en trabajo colectivo; licenciada en ciencias sociales; historiadora en formación.

Posiblemente usted, como yo, sea de Colombia y haya sobrevivido al Paro Nacional del 2021 y a esa pandemia. Parece que todo cambió. Con unas compañeras cuestionábamos qué tan diferentes son las cosas ahora en nuestro país; una materializó la pregunta que ninguna había querido expresar en voz alta: ¿valía la pena ser feminista en Colombia? Nosotras mismas habíamos cambiado tras tanta convulsión ¿valió la pena integrarnos a colectividades que nacieron para desafiar los órdenes patriarcales establecidos y normalizados en Colombia?

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*
?

Nos decimos feministas en un país donde las violencias basadas en género no cambian: los crímenes domésticos siguen reportando como principales víctimas a mujeres y niñas, las oportunidades laborales mantienen sesgos de género, las instituciones sólo reconocen al “hombre” como sujeto de derechos y el acoso callejero parece imposible de erradicar. Un contexto donde ser mujer y feminista es agotador.

Por suerte no hemos sido las primeras ni las únicas en cuestionar si es justo el lugar que como mujeres espera de nosotras la sociedad. La médica, profesora, activista y masona argentina-uruguaya Paulina Luisi Janiki (18751949), desde la década de 1900 buscó, junto a otras mujeres, el acceso femenino a estudios universitarios y al sufragio, un salario igualitario entre mujeres y varones, y la abolición de leyes que impidieran el divorcio. En Colombia en 1923, el Comité Central Femenino compuesto por mujeres que ya se decían feministas del Sindicato Liga de Inquilinos de Barranquilla, consiguió a través de una huelga pacífica la derogación de una sentencia que impedía el funcionamiento de su sindicato, convocando al rededor de 3000 personas en su apoyo; todo ello evidencia que las abanderadas por la lucha feminista hemos estado por siglos motivando a que las cosas cambien.

A pesar de ello, mientras estas pocas feministas daban sus luchas, vivían también mis tatarabuelas, bisabuelas y abuelas, en contextos muy distintos: colombianos, rurales, periféricos, sin siquiera considerar el acceso a la educación superior. Voto, divorcio, aborto: derechos a los que ellas no accedieron y que tampoco tuvieron oportunidad de pedir.

En mi contexto cercano, citadino, universitario, patojo, leí al movimiento feminista como otra de las voces que se articuló al Paro del 2021, evidenciándose que la

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revolución no la hizo una masa homogénea, sino que dentro de la misma oposición hubo multiplicidad de verdades, entre las que destacaron voces femeninas y feministas, no siempre conjuntas, pero sí definidas como una postura frente al machismo, al patriarcado y la heteronorma que históricamente ha permeado espacios políticos en Colombia. Ser mujer y ser feminista se siente diferente antes y después del Paro. Antes tenía miedo de decirme abiertamente feminista, ahora, me apoyo en el feminismo y en mis compañeras. Vale la pena ser feminista en Colombia por el hecho de que ha sido razón para que tejamos redes con quienes también se piensan utopías en otros espacios y en otros tiempos. Si así estamos hoy, imaginen lo que podemos dejar juntas como legado de aquí a los próximos cien años.

DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE MUJERES PERIODISTAS EN ZONAS DE CONFLICTO

1. Zona.

2. Conectividad y cobertura telefónica.

3. Temas y actores.

Antes de comenzar

Identifica las condiciones previas

4. Presencia institucional.

5. Periodistas locales aliades, medios de comunicación, organizaciones sociales de mujeres o liderazgos sociales.

Evalua riesgos diferenciales

Con base en el estudio del contexto, es necesario conocer los riesgos particulares que se tienen por ser mujer, pero además por otras características que, dado el contexto nacional y local, pueden ser escenario de mayor vulnerabilidad, tales como condición étnica, de discapacidad y la edad.

Define conjuntamente las condiciones en las que se va a realizar el trabajo

Los medios de comunicación deben ser un lugar de confianza y respuesta para las reporteras, por lo que, previo a la salida, es importante crear espacios de concertación y definición de las formas de trabajo.

•PARTE I•
PROTOCOLO
{
2. 1.
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3. áCIDA | Movilizadas. Feminismos en las calles

ENTREVISTAS

* Autoridad indígena de Sath Tama Kiwe en el territorio de Kweth Kina

Entrevista a Daniela Soto

Revista Ácida: ¿qué papel jugó el movimiento indígena en el Paro Nacional? específicamente el Consejo Regional Indígena del Cauca -CRIC-, la organización a la que perteneces…

Daniela Soto: El CRIC ha tenido a lo largo de toda su historia un ejercicio de movilización muy constante y activo, ha sido una de las herramientas que ha encontrado para exigir los derechos y el cumplimiento de acuerdos, para exigir el respeto a la vida y a la defensa del territorio. La movilización del 2021 tiene una diferencia, es una movilización que surge después de una pandemia y una crisis económica, donde la violencia en los territorios no paró en ningún momento, al contrario, aumentó el ejercicio por parte de grupos armados.

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“Es importante estar en los espacios de decisión, porque no tenemos la confianza de que los que estén, lleven nuestros problemas”.

El paro del 2021 nace para decirle al gobierno que no estamos de acuerdo con una reforma tributaria porque venimos de una crisis económica muy fuerte y lo que necesitamos son garantías para poder recuperarnos y para realmente tener acceso a nuestros derechos y su respuesta ante la exigencia es agresiva, nos sigue violentando. Entonces creo que nace una conciencia más colectiva, porque la movilización empieza en las ciudades, en grandes capitales como Cali y Bogotá, desde los procesos sociales y populares, quienes hacen la invitación al movimiento indígena a sumarnos. Es un escenario distinto porque no arrancamos nosotros como pueblos indígenas, sino que arranca desde el ejercicio popular en las ciudades, quienes ven en el movimiento indígena un referente de movilización.

La Guardia Indígena como un actor de paz y de defensa también territorial juega un papel supremamente importante en la movilización del 2021 en el marco de las ciudades, porque entra a realizar un ejercicio de mediación en las situaciones de enfrentamientos con la fuerza pública.

Ellos [fuerza pública] lograron llegar a los puntos donde se dieron situaciones bastante complejas. Luego de días de

desaparecer y asesinar jóvenes, la guardia indígena logró mediar y proteger un poco a la población civil y decirle a la fuerza pública: no, no ataquen más a la población que está manifestándose pacíficamente.

También se hizo otro tipo de ejercicio, un intercambio de experiencias de lo que pensamos desde lo rural y las ciudades, decíamos “pues ustedes ahorita están viviendo lo que nosotros hemos vivido tal vez durante más de 50 años”. Ahí empieza un ejercicio de hermanamiento, que creo es lo más importante que sucedió en el paro, comprender que entre lo rural y lo urbano todas las necesidades nos afectan de maneras diferentes, pero finalmente es necesario unirnos para poder exigir nuestros derechos ante un gobierno que en ese momento estaba totalmente en contra.

RA: ¿Recuerdas momentos que fueron cruciales en el Paro?

DS: Yo recuerdo varios momentos, recuerdo cuando llegamos a la ciudad de Cali cómo nos recibía la gente, con mucha alegría, tal vez nos tenían idealizados, decían “ellos tienen más experiencia con este tema la movilización nos van a respaldar”, era un ejercicio esperanzador el que nosotros llegaramos a acompañarlos, incluso las primeras líneas, las mujeres, veíamos que había gente que lloraba de la emoción de ver entrar a la minga. Ahí también la guardia indígena y la comunidad del movimiento indígena, se sintió muy

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halagada y dijo “ya la gente reconoce y valora todas nuestras luchas, no ha sido solamente hacia adentro, sino que hacia afuera hay una visión de nuestra lucha que es importante.”

Luego recuerdo un momento en Siloé, veíamos cómo se unían las diferentes barras de equipos de fútbol contra la fuerza pública y le decían a la minga “sigan, nosotros les vamos a cuidar ustedes. Están en nuestro territorio, los vamos a proteger” y era como si fuéramos todos uno.

Recuerdo también los momentos más críticos en los que tuvimos esas arremetidas por parte de la fuerza pública y que daba mucha impotencia ver cómo la gente no tenía con qué defenderse y cómo la policía era insensible, aunque también eran pueblo, igual estaban afectando al resto de la sociedad. Recuerdo que en los puntos críticos cómo las mujeres, como estrategia, nos organizábamos intentando que no atacaran y protegíamos a los demás.

El momento que me tocó vivir a mí fue muy muy complejo, todo fue muy rápido, salimos once compañeros y compañeras heridas, yo fui de las primeras, vi esa reacción de la población civil armada. Ya habíamos vivido previamente

unas discusiones bastante racistas por parte de los “camisas blancas” que nos decían “devuélvanse a su comunidad, no tienen nada que hacer acá, guerrilleros indígenas” y no supieron cómo mantener la discusión sino que recurrieron a las armas, ese hecho hubiera podido terminar en un genocidio. Fue un momento bastante crítico en el que sentimos en nuestros propios cuerpos la violencia. Luego supimos que lo que me había sucedido tenía una señalización previa, porque habían unos chats donde compartían una foto mía minutos antes del disparo. 8 minutos antes cuando yo estaba haciendo un envivo, una persona al frente me toma la foto y escribe en el grupo “ojo esa está coordinando todo y van a venir por acá”. No les gusta que una mujer esté adelante dando las discusiones, liderando este tipo de ejercicios, porque de una vez también es señalizada, o sea, ya habíamos muchos, pero la foto que enviaron fue la mía. A los demás chicos los hirieron en las extremidades en las piernas y en los brazos, aunque igual fueron heridas graves, a la única que hirieron en el abdomen fue a mí, entonces esas cosas uno las va revisando y piensa ¿por qué tanto racismo y machismo en esas experiencias que una misma vive?

RA: ¿Qué acciones caracterizaron a las mujeres en el marco de la minga y el paro?

DS: Yo creo que las mujeres estuvieron en todos los frentes, desde las ollas comunitarias, preocupándose por el tema del cuidado, en el tema de salud, los primeros auxilios, pasando

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el agua, pasando la leche, también desde lo comunicativo para transmitir, en las primeras líneas, por ejemplo, en Siloé nosotras hicimos la primera línea de mujeres con las compañeras del barrio y las compañeras de la Guardia Indígena, fue un ejercicio de articulación bien bonito, yo creo que finalmente las mujeres estuvimos en todos los espacios haciendo cosas importantes y bueno, eso también conlleva a otro tipo de vulneraciones al exponernos y recibir otro tipo de violencias. También vamos tomando esa fuerza para posicionarnos en los espacios políticos de vocería, o sea, a pesar de que no se dé con las mayores garantías a pesar de que seamos nosotras mismas a las que nos toca tomarnos los espacios, igual se ha ido haciendo.

RA: ¿Qué cambió en ti el Paro Nacional?

DS: En mi cambió muchísimas cosas, empecé a ver y valorar la vida de otra manera. Tal vez yo antes, por andar atrás de los compañeros decía “pues si nos toca morir, pues nos morimos y damos la vida por este proceso”, uno está convencido de todo eso. Ahora pienso que hay que resguardar la vida y hay que tener autocuidado, ser muy estratégico y manejar malicia en estas acciones e intentar cuidarnos los unos a los otros, estar pendientes de las señales y pensar estratégicamente ¿cómo servimos más al proceso y a la organización, creo que eso no es miedo sino inteligencia.

También, creo que esto nunca lo había contemplado, hay un sufrimiento colectivo cuando asesinan o hieren a las

personas, pero el más complicado es el sufrimiento familiar, quienes terminan sintiendo la ausencia o el dolor de la persona que se ve afectada y aún como organización no tenemos una ruta o un escenario integral que logre hacer el acompañamiento a este tipo de casos.

En este tiempo también entendí que sí se puede generar una unidad entre los pueblos, entre los procesos, a veces uno ve que hay muchas discusiones entre los liderazgos, entre las organizaciones, pero al fijarse realmente en las necesidades de las comunidades, nos encontramos en varios puntos y con ello tomar mucha fuerza. Otro aprendizaje fue con respecto a la solidaridad, nosotros decíamos ¿cómo se mantiene un Paro Nacional durante más de dos meses? ¿con qué recursos? Entonces recuerdo que las comunidades que no estaban en Cali enviaban “revuelto” (papa, yuca, maíz). Hacían mingas, recogían por las veredas y nos llegaba tanto que hasta en algunos puntos de resistencia en los que no estaba la guardia logramos compartir y eso fue muy importante. Realmente como pueblo sí podemos generar una autonomía para hacer procesos que tengan dignidad y no esperar que siempre existan unas garantías económicas para hacerlo realidad.

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en las calles

Algo más que recuerdo y fue bastante importante: la juventud, creo que asumió el papel fundamental de mover el Paro Nacional, se logró que ellos tomaran una posición y mínimamente generar una conciencia, ya luego estos jóvenes empezaron a proyectar otras cosas “tengo derecho a la educación”, cosas que antes ni siquiera contemplaban como un derecho. Saber que a través de la movilización se puede también exigir muchas cosas y una muestra de eso es que hayamos logrado cambiar un gobierno derechista y poner un gobierno que creemos wes un poco más amigo de las causas sociales, tiene que ver mucho con el trabajo y la conciencia que se generó en el Paro Nacional. Yo creo que existe una claridad de que igual así este gobierno no cumpla con las expectativas que todos tenemos, pues ahí hay una herramienta importante que en algún momento se puede volver a usar y es la unidad entre los pueblos en el marco de la movilización social para exigir cosas.

PROTOCOLO DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE MUJERES PERIODISTAS EN ZONAS DE CONFLICTO

Durante el trabajo de reportería

1.

Responsabilidad de medios y colegas para la acción y seguimiento.

El equipo de trabajo que se encuentra en la sala de redacción, emisora o medio de comunicación debe estar alerta al seguimiento de la situación de la periodista en terreno, de los teléfonos, celulares, correos y medios de comunicación destinados para contactarse con ella.

2. Relación con la fuente.

La periodista debe comunicarse con los miembros de la comunidad o con el contacto directo con quien se va a encontrar para conocer novedades sobre la situación de riesgo.

•PARTE II•
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Movilizadas. Feminismos en las calles

*

Entrevista a Lourdes Magdalena COLUCcI

Activista, mujer trans y migrante venezolana.

RA: ¿qué tipo de acciones caracterizaron la lucha de las disidencias sexuales durante el Estallido Social?

LM:El hecho de ocupar un escenario mayormente cisheterosexual en el que las cuerpas trans “violentaron” el espacio, no había que alzar una bandera en sí, sino que nuestros cuerpos eran la bandera que se estaba levantando en este momento, nuestras cuerpas violentando el sistema y resistiendo al sistema que trataba de quebrarnos, es como "no marica, nos estamos parando duro frente a esta situación que igual estamos viviendo".

“Es importante estar en los espacios de decisión, porque no tenemos la confianza de que los que estén, lleven nuestros problemas”.

RA: ¿qué retos representó pararse duro?

LM: representaba mucho en los espacios conjuntos, para las que estábamos todo el tiempo en el campamento, muchas personas y muchos muchachos de ahí tenían ideas muy machistas, entonces para mí planteaba el reto de imponerse sobre ese machismo que interpelaba allá adentro. Se oían constantemente discursos de odio y machos tratando de imponerse, yo me sentía como con miedo y Andrey fue la que me dijo “párese duro porque si no les gusta de malas, pero existimos, párese duro”.

RA: ¿habían formas particulares de protesta?

LM: el vogue. ellos se dieron cuenta de que yo sabía vogue y empezaron como a querer saber algunos pasos básicos, así que bueno, ellos están haciendo pintas, ellas están con la batucada, ellos están marchando, nosotras decidimos mostrar nuestra resistencia desde la cuerpa, desde el baile, entonces nosotras empoderadas llevamos la lucha al Estallido Social de esta forma.

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RA: ¿por qué crees que es importante resignificar e imaginar otras formas de apropiarse del cuerpo, del espacio público y la protesta?

LM: porque todavía la sociedad no acepta que estamos aquí, ya lo empiezan a ver, pero a veces es complicado, no han normalizado el hecho, siguen las miradas incómodas, el acoso, las burlas. Siempre he pensado que el cuerpo, la ropa, escenarios políticos y una cuerpa trans manda un claro mensaje de desobediencia, de no es ni aquí, ni acá, es ambos y no es ninguna al mismo tiempo, siento que es resignificar la cuerpa desde el mensaje de “no instrumentalices nuestras vivencias, no nos instrumentalicen [...] no nos metan a nosotras como un paquete de guerra, porque nuestro cuerpo se respeta, porque nuestro cuerpo es un santuario”. Siento que hacernos visibles a través de nuestra expresión corporal y decirle claramente a la sociedad “ustedes nacieron para obedecer y nos quieren obligar a obedecer, pero no lo vamos a hacer” es un mensaje de amor propio y es un mensaje de revolución, de que sí se pueden cambiar las cosas.

RA: ¿qué demanda de la población LGBTI y marica viste en el paro?

LM: principalmente, siempre el respeto en el sistema de salud, el trato digno, el trato humanizado es algo que exigimos muchísimo, también los Derechos Humanos de

las personas trans porque parece que cuando tú inicias una transición prácticamente te quedas sin derechos, nos violan, nos matan y ahí nadie responde. A nadie le preocupa, entonces nuestra demanda, específicamente era "estamos aquí estamos resistiendo".

RA: ¿recuerdas algunos momentos claves del paro?

LM: recuerdo muchos momentos, pero sobre todo fueron donde realmente ya no se veía una diferencia entre eres trans o no eres trans, ya estamos en la misma lucha, eran cuando íbamos a pelear contra el ESMAD, ahí no se sentía una barrera, estábamos unos para los otros y era una energía que te envolvía y te hacía sentir que realmente no importaba absolutamente nada, lo que importaba era desmontar esto y siento que en algunos momentos sí se podía tener, fuera de las movilizaciones ya estando en los campamentos con algunas personas, este ambiente cercano, de familia.

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Feminismos en las calles

RA: ¿por qué te parece importante que la población LGBTI y las disidencias sexuales y de género participen en el paro?

LM: hemos sido constantemente silenciadas, constantemente hemos estado rebajadas del nivel, sobretodo a nosotras, las mujeres trans nos pasan como ciudadanas de última categoría, no tenemos Derechos Humanos, no tenemos absolutamente nada porque ni casa tenemos, muchas hasta dormimos en la calle, así que siento que estar en el paro, ha sido mostrar la realidad que todo el tiempo estamos viviendo, pero que la gente ignora porque le da la gana y entonces estas exigencias del paro y meternos nosotras ahí, es como “no nos pueden sacar de aquí porque ese espacio es nuestro, porque a nosotras esto nos golpea mucho más fuerte. Y ya basta, o sea, ya basta de que nos están callando, que nos esten empujando” queremos llegar a viejas. Queremos tener Derechos Humanos. Queremos tener dignidad. Queremos ser humanizadas, queremos que nuestros cuerpos dejen de ser catalogados como objeto de consumo sexual.

PROTOCOLO DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE MUJERES PERIODISTAS EN ZONAS DE CONFLICTO

Durante el trabajo de reportería

Necesidad de hacerse visible o ser cautelosa. La Fundación para la Libertad de Prensa -FLIP- recomienda que, dependiendo de la necesidad de diferenciarse de los actores en disputa, la comunicadora necesita ser “más explícita en su rol”.

Cambio de recorridos.

Procurar variar las rutas y los horarios para reducir las posibilidades de un ataque.

Evitar entrevistarse con actores armados o al margen de la ley en espacios públicos.

Documentar las posibles agresiones y ataques. De ser posible, dejar los equipos siempre encendidos en caso de presentarse agresiones psicológicas, físicas o sexuales.

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•PARTE III•
3. 5. 6. 4.

Entrevista a haydivi Gaviria *

Colectivo Mariposas Negras trabajadoras sexuales de La Esmeralda, Popayán

HG: en el paro y la pandemia se formó la colectividad Mariposas Negras de las mujeres trabajadoras sexuales de la parte de La Esmeralda. Fue una experiencia muy linda, porque empezaron a unirse y a agruparse dentro de las mismas para poder salir a las marchas y a los acompañamientos que hacíamos. Comenzamos a interactuar con personas que no lo hacíamos antes por el miedo al rechazo. Empezamos a trabajar con jóvenes de la universidad, con campesinas y personas indígenas, con estudiantes y todo se hizo en la Facultad de Salud de la universidad del Cauca, fue algo muy bonito, una experiencia muy agradable para nosotras ver cómo la gente no nos rechazaba, sino que les gustaba todo lo que hacíamos.

Fueron alianzas bastante lindas, fue muy lindo el proceso, las marchas, la unión que se vivía cuando habían los tropeles que no nos dejábamos solos. Cuando se formó en la

“Ser constantes en la lucha y seguir dándola toda porque esto no ha acabado, a las personas diversas nos siguen matando”

universidad la Maricalle, éramos las maricas ahí, una experiencia inolvidable, creo que fue la primera ciudad en la que se vio algo así.

Al principio fue un poco traumático para mí, porque fui una de las primeras trans en estar en el paro, en todas las marchas, fue el acoso de los hombres de la Guardia Campesina, el intento de tocamiento, fue denso, pero después fue muy importante, muy bacana.

R.A: ¿qué acciones caracterizaron el accionar político de las disidencias sexuales y de género?

HG: se apoyó lo de Alison Salazar, en la acción que hubo en la Fiscalía, en la metropolitana y en la policía. Todas las actividades en las que participábamos, recordando siempre nuestra posición política. La gente le daba a uno el espacio para hacerlo y ahí demostrábamos que podíamos hacer cosas diferentes como enseñarle a la gente que nosotras como mujeres trans, como maricas, como areperas o machorras no somos diferentes a ellos, somos igual de activas. Jugamos un papel importante cuidándonos como mujeres que fuimos víctimas de la brutalidad policial, siempre eran

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las

Andrey y Haydivi defendiendo a las chicas, nos decían que nunca se imaginaban a una mujer trans defendiendo a una mujer cis y nosotros les preguntábamos ¿qué posición tienen sobre nosotras? porque nosotras también somos mujeres. Bueno, veíamos la necesidad de entrelazar más que una amistad, una hermandad con las mujeres.

Siento que todo este aprendizaje me enseñó a ser más humana, a no sólo pensar en mis maricas, sino en las demás personas. En uno de los tropeles que hubo con Daniel Gallego2, casi le salvamos la vida a un hombre del ESMAD que lo habían linchado, yo decía ¿pero por qué hago esto? si ellos nos agreden y nos golpean, nos han disparado… pero entendí que los Derechos Humanos no son sólo para nosotras, son para todo el mundo.

R.A: ¿cuáles fueron las banderas como maricas?

H.G: nosotras exigíamos la inclusión en estos lugares. Al principio era muy chistoso porque nos entrevistaban en las marchas y siempre me preguntaban que por qué las mujeres salian a marchar y mi respuesta era que nosotras también somos sociedad, pagamos impuestos, pertenecemos y nos duele. Un poco de esto era que nos incluyeran en lo

que pasaba en Colombia. Porque no sólo era que la policía agrediera a la gente en las calles, sino que

2 Lider estudiantil de la Universidad del Cauca, Activista LGBTIQ y Defensor de Derechos Humanos en el Cauca.

molestaban a las chicas en su lugar de trabajo, la persecución que tuvimos después del paro, nosotras tuvimos que salir de territorios por amenazas que sabíamos que eran de la fuerza pública, aunque no teníamos las suficientes pruebas para decir que eran efectivamente ellos y denunciar. Las demandas incluían eso, que nosotras también somos sociedad, que se respetara nuestra vida, de toda la población LGTBI, porque éramos mayoría, cada vez que salíamos a las marchas veíamos más maricas en las calles.

R.A: ¿qué retos ves ahora que ya pasó un año?

HG: el asesinato de Esteban 3 fue muy fuerte para mí porque nos manteníamos pendientes, él se mantenía pendiente de nosotras. Después de un año aún quedan secuelas, porque aunque muy pocas personas saben qué pasó después de la URI, las agresiones que tuvimos que recibir como personas trans por parte de los agentes de policía no se borran. Son experiencias de las que uno puede hablar desde la lucha en las calles. 3 Esteban Mosquera, líder estudiantil asesinado en Popayán el 23 de Agosto de 2021. Estudiaba música en la Universidad del Cauca y había intensificado su liderazgo social tras haber sido víctima de violencia policial, al perder un ojo por el impacto de un gas lacrimógeno disparado por el ESMAD durante manifestaciones en 2018.

Después de un año de haber salido de Popayán es enriquecedor para mí aprender, ser constantes en la lucha y seguir luchando, seguir dándola toda porque esto no ha

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acabado. A las personas diversas nos siguen matando, nos siguen persiguiendo, nos siguen sacando de nuestros territorios, así que hay que seguir. Proteger nuestra vida para proteger las de los demás.

R.A: ¿qué momentos claves recuerdas?

H.G: los momentos mas claves son dos para mí. Uno, cuando todas las maricas salieron, porque estábamos ahí juntas, éramos nosotras. Mucha gente nos miraba y me imagino que se preguntaban por qué estábamos ahí. Me acuerdo que estaban Erica, Karol, Dayana, todas las chicas de La Esmeralda, los de Culturas Diversas4. Todavía yo veo las fotos y me da mucha impresión de haber logrado eso decir “nosotras estamos en el Paro Nacional, nosotras también somos sociedad”.

El segundo momento fue la toma de la Unidad de Reacción Inmediata -URI-, fue una experiencia muy fuerte donde a muchas nos importaba nuestra vida, era la nuestra o la de

4 Las personas mencionadas son integrantes de la Colectiva Mariposas Negras de Popayán, uno de sus principales objetivos se centra en la defensa de las trabajadoras sexuales y el derecho de las cuerpas disientes a habitar el espacio público. Corporación Culturas Diversas es también una organización LGBTIQ que defiende los derechos de las disiencias sexuales y de género en la región.

ellos. Nosotras perdimos compañeros en ese momento, hubo mucha gente golpeada, una secuela son las capturas de Bremen y Andrés5, es una persecución lo que están haciendo con ellos. Ese día me golpearon, me gasearon, los policías también tenían sus hombres lesionados y todo era muy doloroso, saber que una chica se suicidó porque pasó esto, nos dolió a todos porque era una chica que habíamos visto dos días antes. Nos marcó mucho, no sólo a los familiares sino a todos. Se dio por fuera del Paro pero está conectado; la muerte de Esteban. El disparo que me hicieron tan de frente a las piernas también me impresionó, nunca me habían disparado tan de frente, esas son secuelas de haber estado ahí, pero bueno, hay que seguir luchando.

5 Integrantes del movimiento viviendista "Lxs Sin Techo"que enfrentan procesos judiciales por cargos de invasión y avasallamiento de predios en el marco de la pugna por el uso comunitario y la vivienda digna de varias sectores en el municipio de Popayán.

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R.A: ¿por qué fue importante que las mujeres trans estuvieran en el Paro Nacional, en el Estallido Social?

H.G: porque demostramos que nosotras también podemos pertenecer a la Primera Línea, que también somos sujeto de Derechos Humanos y que no somos lo que la gente dice, que no somos ladronas, marihuaneras, somos mucho mas que eso, somos más que putas, somos ese granito de arena con el cual se puede construir si nos incluyen a todos.

La participación de las maricas en el Paro fue increíble, nadie se esperaba que dieran tanto en ese escenario, en una Primera Línea. Todo el mundo pensaba que eran uñas, cabello postizo, pelucas, tacones, nosotras somos más que eso, la guerreamos como cualquier persona.

PROTOCOLO DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE MUJERES PERIODISTAS EN ZONAS DE CONFLICTO

1. Almacenar la información recolectada.

2. Conocer la ruta de denuncia.

3. Evaluar la efectividad del plan de protección y prevención.

4. Difusión de la información.

Posterior al trabajo de reportería

La comunicadora y sus colegas del medio de comunicación deben evaluar la pertinencia de publicar la información recolectada y el modo de hacerlo para evitar futuras represalias.

La FLIP sugiere algunas preguntas para evaluar los riesgos:

1. ¿Es seguro publicar esta información?

2. ¿Es necesario publicar la información de manera anónima?

3. ¿Es necesario publicar la información en otro medio de comunicación?

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•PARTE III•

Esta publiación fue diagramada utilizando fuentes Merriweather a 9,5 pts complementada con la fuente Riverside Texture en el cuerpo del texto y la carátula.

Ácida quiere conocer tus letras, escribenos alcorreo feministacida@gmail.com nuestra línea editorial tiene como temas principales: la defensa de los derechos de las mujeres y los feminismos, la extensión no debe superar las 500 palabras.

Popayán, Diciembre 2022

¿tienes un escrito ácido para compartir con nosotRes?
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“VIOLENTA

SE

PONE EL HAMBRE CUAND

O ES MU CHA NO M E PIDA QUE M E QU ED E QU IETA ESTO ES LUCHA”

Briela Oje da, La M uc hacha y Lianna

A todas las movilizadas que fueron asesinadas y violentadas por la policía nacional en el más grande e histórico Paro Nacional.

Colombia

2021.

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PROTOCOLO DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE MUJERES PERIODISTAS EN ZONAS DE CONFLICTO

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Entrevista a haydivi Gaviria *

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pages 68-74

PROTOCOLO DE PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN DE MUJERES PERIODISTAS EN ZONAS DE CONFLICTO

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* Entrevista a Lourdes Magdalena COLUCcI

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Entrevista a Daniela Soto

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Guaneñas en tiempos de Paro Nacional *

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Para nosotras, la calle*

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Obra de una cuerpa consciente

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Cuarta edición Movilizadas

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Obra de una cuerpa consciente

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