Monólogos pandémicos para mujeres valientes (segunda generación) por FARO La Perulera.

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ESTO NO ES UNA CONFESIÓN por ANILÚ ZAVALA Ahora querido público empieza la entrevista. Ella nos recibe en la sala de su casa y luego me invita a pasar a la mesa desordenada y llena de papeles apilados. Ella se disculpa ansiosa e insegura por el desorden y la presencia de su hijo de 10 años que no deja de hablar y no la deja hablar, con aire de autosuficiencia. Después de las disculpas, pasamos solas hasta la cocina y nos sentamos, frente a frente y dice primero que nada: Ves por qué extraño a la que yo era. Sí. Empecemos hablando de ti. Podrías hablarnos un poco de ti. Hoy, después de un largo camino puedo decir frente a ustedes, y frente a tí, que soy caótica, intensa y muy seguido volcánica. Que disfruto del placer efímero de un bocado y que me plagio todo el tiempo. Que soy mamá, ni modo. No lo puedo remediar. Que en los últimos tiempos he buscado permanentemente mi lugar, no pudiéndolo encontrar. Que me gusta escribir y no descubro aún, bien a bien para qué. Y aquí voy otra vez para intentar descubrirlo.

Y que estoy aquí, como siempre para confesar lo inconfesable. ¿Cuál es tu concepto de envidia? La envidia se origina primero en la carencia, luego en el vacío; y por último en lo que tienen los otros. Y en este caso preciso, esas, las otras. Aunque en realidad, yo también soy esa otra. Pero ¿Cómo fue? Nos cuentas cómo sucedió. Un día abro el chat de este grupo que en realidad conservo, no sé ni por qué. Supongo que porque a veces comparten cosas que me interesan. Y entonces me entero que habían sido invitadas a un evento de emprendimiento de esta universidad mamona donde había tomado el diplomado donde las conocí. Y entonces la sentí, como nunca la había sentido. Así, brutal y despiadada contra mí. Sentí que yo debí haber estado ahí en esa mesa entre ellas. Y así salían en la foto: blanqueaditas, con sus cabellos largos, lacios y bien peinados, sin tatuajes visibles, alrededor de aquella mesa. Y la sentí. La identifiqué, como nunca la había sentido.


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