Bomba lógica
Las once. Las doce. La una. Es la una de la madrugada. Mi marido aún no ha regresado del trabajo. No es la primera vez que debe hacer horas extras. No ha podido avisarme. Ya no me avisa. Mi marido no tiene teléfono. En algún momento tuvo, pero ya no. El teléfono se hizo una moneda de cambio. Bitcoins que sirvieron para alimentarnos durante unas semanas. Necesitamos comprar muchas cosas. Además de una lavadora necesitamos un teléfono para él. Un teléfono para no morir de ansiedad. Estoy enferma de ansiedad. Miro por la ventana. Recorro la calle. Cada hombre que pasa pudiera ser él. Con detenimiento miro. Una y otra vez miro. Inútilmente miro. Ninguno de los hombres de la periferia es él. Pudieran serlo, pero no lo son. 147