Últimas voluntades
El cadáver de la prostituta inflable está tendido en el suelo de la cocina. Lo miro. Lo vuelvo a mirar. Es difícil de creer. Denise dijo. No dejes que me lleven a un vertedero de chicas reventadas, es un lugar espantoso. En eso siempre fue precisa. Las tijeras están en la primera gaveta. Yo soy la que ahora mismo no sabe dónde está. Mi mente lejos de mi cuerpo. La vida ya nunca volverá a ser la misma. Hay cosas que no tienen vuelta atrás, como los sueños inconclusos. Telefoneo a la policía. Dicen que llegarán en breve. Cuelgo. Caigo en la cuenta de que nunca me preguntaron la dirección. Yo tampoco la dije. Vuelvo a llamar. Nadie contesta. Llamo una y otra vez. Y otra vez. Y otra más. Hasta que la misma voz de antes me dice que estoy equivocada. 197