ADMINISTRACIÓN
LIDERAZGO E INTELIGENCIA EMOCIONAL
FOTO: WWW.freepick.COM
>> por: MAGÍSTER LEANDRO GONZÁLEZ BARBERO
“Cuando ya no somos capaces de cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”. Víctor Frankl
E MAGÍSTER HERNáN PÉREZ
ste mundo actual (VICA) requiere de líderes que puedan gestionar y trabajar con colaboradores que dentro de las organizaciones suelen pasar por situaciones de enojo, de miedo, de ansiedad y de stress. Incluso el propio líder, como responsable máximo de su equipo suele verse atravesado por situaciones que no siempre son fáciles o placenteras de afrontar. Pensando en esto último, nos atrevemos a decir que en la actualidad más allá de la capacidad o idoneidad profesional es clave que el Líder no sólo tenga un alto coeficiente intelectual, sino que para lograr guiar con éxito su gestión debe poseer un alto grado de inteligencia emocional. ¿INTELIGENCIA EMOCIONAL? Si, en la actualidad ya no se destaca quien tuvo un buen desempeño académico, sino que es necesario saber gestionar las emociones. Observamos equipos y líderes que no alcanzan los resultados no por no poseer las competencias técnicas para hacerlo, sino porque se estresan, se frustran, se desmotivan y abandonan sus proyectos, sus equipos y las empresas. Para que el líder pueda ser un verdadero ejemplo, un referente para su equipo, debe gestionar sus propias emociones y acompañar la gestión emocional de sus colaboradores. Pero como paso previo, es necesario para ello reconocer las emociones, es decir identificarlas. Para esto em-
10 // REVISTA GBA PROFESIONAL
pezaremos por definir qué son las emociones y que utilidad tienen. EMOCIONES Una emoción es un estado afectivo que se experimenta, una reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato, influidos por la experiencia. No se puede evitar. Toda emoción surge de la interpretación que la persona hace de una determinada situación. ¿QUÉ PROCESOS INCLUYEN LAS EMOCIONES? En nosotros la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto, influyen en el modo en el que se percibe dicha situación. Desde el coaching decimos que cada uno de nosotros es un observador diferente, y ese observador está de alguna manera condicionado por su modelo mental (su cultura, su lenguaje, sus experiencias y su biología). Desde que nacemos (y algunos autores dicen que desde antes ya desde el vientre materno), adquirimos emociones básicas como el miedo, el enojo, la tristeza o la ale-