INTERÉS GENERAL
LA REVOLUCIÓN CORDOBESA DE 1810
FOTO: Retrato de Santiago de liniers. autor desconocido. FUENTE: WIKIPEDIA.
>> Por: Prof. Raúl Omar Chizzolini
CONTACTO: rachizzolini@gmail.com
L
os sucesos acaecidos en Buenos Aires en Mayo de 1810 tuvieron por objeto la búsqueda de un gobierno autónomo dentro del esquema de la Corona Española y los planteos en torno a la independencia lo eran respecto a una España dominada por Napoleón, hecho confirmado por la jura de Fidelidad al Rey Fernando VII, cautivo del Gran Corso, por parte de la Junta constituida el 25 de Mayo. Sin embargo y bajo el argumento de esa misma fidelidad al Rey legítimo de España, varios territorios del Virreinato del Río de la Plata reaccionaron en forma contraria al proceso desatado en su Capital. El Alto Perú se unió a Lima, el Paraguay desarrolló un proceso autónomo respecto de Buenos Aires y Montevideo rechazó en duros términos a la insurrección porteña. Pero la reacción cordobesa encabezada por el héroe de las invasiones inglesas, el francés y ex Virrey Santiago de Liniers desató una tragedia. El 30 de Mayo llegó a Córdoba la noticia de la destitución del Virrey Cisneros y la constitución de una junta de gobierno. Inmediatamente, el Gobernador Intendente de esa jurisdicción Don Gutiérrez de la Concha convocó a una reunión en su casa, de la que participaron el Obispo Orellana, el Deán Gregorio Funes, el Coronel de Milicias Santiago Allende, algunos vecinos y Santiago de Liniers. Salvo Funes, el resto coincidió en que había que resistir los mandatos de la Junta de Buenos Aires. Los rebeldes contaban con el apoyo del Cabildo cordobés y de varios vecinos. Liniers recibió cartas del Presidente Saavedra, de Belgrano y de su suegro Sarratea, en las que le explicaban que el gobierno actuaba en nombre del Rey Fernando VII y le pedían prescindencia. Eran dos ciudades unidas por una vasta trayectoria colonial, que se veían enfrentadas por defender cada una la causa del Rey. Sin embargo, el francés, héroe de la Reconquista, tenía su plan de resistencia. Fuerzas militares de la Banda Oriental reforzarían la guarnición cordobesa. Asimismo, solicitó al Virrey del Perú, José de Abascal, que enviara tropas. Mientras tanto, la Junta enviaría un ejército a Paraguay y otro, conducido por Ortíz de Ocampo, a Córdoba para sofocar la rebeldía. El 28 de Julio de 1810 y con la abstención del
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clérigo Manuel Alberti, la Junta de Gobierno firmó la sentencia de muerte de los complotados. En Córdoba, la noticia de la cercanía del ejército de Buenos Aires provocó una verdadera desbandada. Solo acompañó a Liniers en su marcha hacia el norte un pequeño grupo de soldados y otros cabecillas revolucionarios. El 6 de Agosto fue capturado en la Estancia Las Piedritas (Santiago del Estero). El noble Ortiz de Ocampo, su antiguo compañero de armas durante los ataques británicos, se negó a fusilarlo y dispuso su traslado a Buenos Aires. El Secretario de la Junta, Mariano Moreno se opuso al traslado de Liniers a la Capital. Es que allí el ex Virrey gozaba de mucha popularidad y el Secretario temió que el impacto de su ejecución produjera una pueblada en su defensa. Moreno encomendó a Castelli, Rodríguez Peña y a Domingo French ir al encuentro de los prisioneros y cumplir la sentencia. El 26 de Agosto, en el paraje Cabeza de Tigre, Liniers junto a otros acompañantes fueron fusilados. Salvó su vida en esta tragedia, por su investidura religiosa, el Obispo Orellana. Estas ejecuciones constituyeron un error político de la Junta, ya que al interior del Virreinato generó la imagen de una Buenos Aires conquistadora que perduraría en el tiempo. Cabe decir también que el héroe de la Reconquista de Buenos Aires y de las Invasiones Inglesas, el Conde de Buenos Aires Don Santiago de Liniers era ejecutado por sus antiguos compañeros de armas, también verdaderos héroes de la resistencia a los británicos. Ese 26 de Agosto de 1810 y duele decirlo, la Revolución de Mayo y el gran Mariano Moreno, escribieron la página negra de su gloriosa historia.■