EL SECTOR HÍDRICO Y EL DESARROLLO
ÓSCAR VEGA ROLDÁN
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Ingeniero civil y maestro en Ingeniería hidráulica con diplomado en Presas. Perito certificado en Ingeniería Hidráulica y en Gerencia de Proyectos. Profesor de la FI UNAM. Coordinador del Comité del Agua del CICM. El agua es vida, dice un proverbio árabe. En efecto, los seres vivos estamos constituidos fundamentalmente por agua, y en los procesos de la vida una parte se consume y otra parte se desecha, por lo que hay que reponer continuamente cierta cantidad. El agua, además, está en la base de los alimentos que consumimos. Por todo eso, el acceso al agua es un derecho inherente a nuestra propia naturaleza. Pero nuestra vida no es puramente vegetativa: como decíamos en la introducción a este foro, las personas necesitamos desarrollarnos, individualmente y en comunidad: necesitamos construirnos, transformarnos y progresar, y necesitamos hacer que se desarrolle el medio en que vivimos. Necesitamos crear. Y para esto también necesitamos el agua. Para nuestro desarrollo es indispensable producir alimentos en cantidad suficiente, y eso lleva al uso del agua para
las actividades agropecuarias, que son parte del desarrollo, pues son parte de la economía de un país o de una sociedad (“economía” es “administración de la casa”). Debemos incrementar la superficie de riego del país y utilizar tecnologías más eficientes para el aprovechamiento del agua en estas actividades. Por otra parte, el agua interviene en la industria, como parte de los productos y como parte de los procesos productivos, que incluyen el uso de energía; la energía eléctrica es básica para el desarrollo. Y la producción de energía eléctrica con el agua tiene dos cualidades básicas: es renovable y no contamina. Se ve muy conveniente planear y desarrollar en mayor medida la producción de energía hidroeléctrica. Ahora bien, el agua que nos da la naturaleza, y que podemos usar para el desarrollo, se distribuye irregularmente en el territorio nacional, y gran parte de la que estaría disponible en las planicies costeras de nuestro país no se capta y, en consecuencia, no se utiliza. Conocer su disponibilidad, planear su aprovechamiento y realizar obras de ingeniería para lograrlo es algo que debemos hacer. En las intervenciones que siguen conoceremos los planteamientos de expertos en estos temas.
Colegio de Ingenieros Civiles de México, A. C.