— 341 <ie incandescencia era la perfección, ó poco menos, y hoy la lámpara de incandescencia en todas partes brilla, y aun pudiéramos decir que brilla por su pro pio derecho. Sin embargo, ya ciertos inventores buscan otra cosa, otra lámpara, otro sistema. Así, el profesor Nernst trata de resolver el pro blema de la incandescencia al aire libre. Es decir, de suprimir la lámpara de cristal con su vacío interior y su maravilloso hilillo carbonizado. Para realizar su propósito emplea cilindros su mamente estrechos á manera de lápices, ya de alú mina, ya de magnesia, que bajo la influencia de una corriente eléctrica, llega á vibrar con incandescen cia vivísima, y que lucen en el aire sin necesidad de bomba que los contenga. Verdad es que para llegar al estado de incandes cencia necesita alcanzar una temperatura bastante elevada; pero esto se consigue rodeándolos con un espiral de platino, que puede retirarse fácilmente, conseguido el objeto. La supresión de la bomba de cristal tiene, sin duda alguna, sus ventajas; pero la incandescencia al descubierto podrá tener, en cambio, grandes in convenientes, entre otros, el de comunicar con faci lidad el fuego y el calor á los objetos próximos. Me nos seguridad, más calor, menos facilidad para en cender, no son circunstancias muy recomendables.