Capítulo XI. Los programas genealógicos y sus consecuencias en términos de destino. Vd. dice que llevamos en nuestros adentros programas transmitidos por nuestros ascendentes. ¿Podría Vd. explicar con más detalles de qué se trata?… Para empezar, desearía citar el caso de un hombre, tercero de una fratría de tres chicos, cuyo padre murió a la edad de cincuenta años. Su hijo, nuestro consultante, tiene entonces diez y seis años. Este hijo lleva en él, consecuencia de este episodio familiar dramático, el programa siguiente: cuando tengo 16 años, muere mi padre. Este hombre tiene dos hijos, no concibió ningún tercer hijo porque se hallaba él en este lugar originalmente y el no repetirlo podría alejar la muerte del padre. Este hombre podría con razón temer que sus hijos lleguen a la edad de diez y seis años… Sí, porque estaría a su vez en peligro de morir como su propio padre. Este programa le obliga a ciertos comportamientos irracionales para sustraerse a él. El primero podría ser el de dejar a su familia y abandonar a sus hijos: al ya no estar dentro de una función paterna, podría escapar al programa. En este caso concreto, su mujer, seguramente para protegerle de una muerte prematura, tenía un amante y es el amante quien murió cuando el hijo de este hombre tuvo diez y seis años. Otro ejemplo… En un segundo caso, se trata de una mujer joven cuyo padre murió en un accidente de coche cuando tenía ella 8 años. Se caso de adulta pero llevaba el programa siguiente: cuando tengo ocho años, muere mi padre. Cuando su hija tuvo ocho años, su marido dejo el domicilio y abandonó a su familia, totalmente inconscientemente, pero entraba dentro del programa de su esposa – un padre que muere cuando su hija tiene ocho años. Como padre, referido por el programa de su mujer, su vida estaba en peligro. Lo sabía su inconsciente y para salvarse negar sus responsabilidades y fundar una nueva pareja. Querría hablarnos de las consecuencias de una sincronicidad entre el nacimiento y la muerte de uno de los abuelos? Se concibe a una niña; justo después de su nacimiento, muere su abuela materna; había caído enferma tres años antes en la edad de cincuenta y seis años. Para la hija, el programa es el siguiente: una hija nace (yo), muere mi abuela. La niña que nace lleva este programa y éste perdura en la edad adulta. Ella – misma tiene hijos. Una generación más tarde su hijo espera a un hijo, ella se volverá abuela. Celebrará sus cincuenta y seis años.
102