Haciendo fácil lo difícil
Controla tus emociones Un aspecto muy importante para que la mente pueda desarrollar toda su capacidad a la hora de trabajar intelectualmente es asegurar un estado ausente de tensión. Los desafíos que enfrentamos hoy son mucho más complejos que antes. La vida se ha convertido en un proceso mucho más duro y menos natural. Vivimos en una época caracterizada por cambios cada vez más rápidos y profundos, y estamos sujetos a una serie de presiones mayores, más insistentes y más ineludibles que en otras épocas. Todos los días enfrentamos algún desafío. En el hogar, en el trabajo, en el estudio, incluso en los momentos de ocio, nos encontramos con una serie de demandas extraordinarias para nuestras mentes y nuestros cuerpos. El organismo reacciona con estrés. El estrés es un estado de excitación gracias al cual el cuerpo reacciona ante estas exigencias. No podemos vivir sin estrés, ya que estos desafíos se presentan permanentemente. Un cierto nivel de estrés es positivo para que podamos hacer frente a las exigencias del ambiente con un buen rendimiento. Pero un exceso de estrés es poco saludable, llegando a producir diversos trastornos y enfermedades. A menudo el cuerpo se pone de manera inconsciente en estado de alerta debido a nuestras propias actitudes psicológicas y emotivas ante el estrés. Emociones ante situaciones que aún no han ocurrido, como la impaciencia, la angustia, la ira y el miedo, pueden producir el mismo tipo de impulsos nerviosos y de reacciones químicas que si nos enfrentásemos a una situación real y concreta. El hipo tálamo recibe los mensajes que le llegan de las diferentes partes del cerebro y comienza a preparar el cuerpo para algo que no ha ocurrido y tal vez nunca ocurra. La respuesta del cuerpo a los desafíos y peligros se conoce como reacción de lucha o huida. Es una compleja reacción en cadena de cambios fisiológicos y bioquímicos, en la que participan el cerebro, el sistema nervioso y diversas hormonas. La reacción de lucha o huida se atenúa cuando desaparece o se resuelve el origen del estrés. Por tanto, cuando nos enfrentamos a una situación angustiosa hemos de utilizar la energía provocada por la reacción de huida o lucha, o bien aprender a apagar el mecanismo utilizando un ejercicio o una técnica de relajación consciente. Sólo así lograremos que nuestro organismo se relaje otra vez, a medida que el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, el consumo de oxígeno y la tensión muscular vuelven a un nivel normal, mientras la sangre vuelve a fluir hacia los músculos, los órganos interiores y la piel. Al pasar de la excitación a la relajación los órganos del cuerpo se renuevan y vuelven a funcionar normalmente. 120