Una realidad con
diferente
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saturación Por Jessica Izquierdo
Los seres humanos solemos dar por entendido el mundo externo e interno: el aire que respiramos, el agua que bebemos. Incluso damos por hecho cada una de las funciones de nuestro cuerpo, nuestros sentidos, esos que nos permiten apreciar la vida, ¿tienes idea de cómo es que funcionan tus oídos?, ¿tu lengua?, ¿tus ojos? Alguna vez te has llegado a preguntar, ¿cómo es que eres capaz de distinguir los colores entre el atardecer y el alba? ¿Todos podemos? Pues hoy te ayudaremos a resolver un par de estas dudas que, si no te habías hecho, ya hemos introducido en tu mente: Los colores y la vista.
C
omencemos con un poco de anatomía. El color es sólo la percepción de luz reflejada en los objetos, y su percepción se lleva a cabo de la siguiente manera: el ojo humano tiene dos tipos de fotorreceptores (células sensibles a la luz): bastoncillos, que se activan con baja iluminación, perciben grises y negros. Y conos que contienen fotopigmentos detectores de color, estos son los que nos permiten disfrutar del colorido cielo al atardecer. Además de esto, cada tipo de cono es sensible a distintas longitudes de onda del espectro de luz visible. El ojo humano tiene tres tipos de fotopigmentos: rojo, verde y azul, es por esto que se consideran colores primarios, pues, a partir de estos tres se va logrando la percepción de más de 100 tonalidades.