LA LECCIÓN DEL GATO DE MONTE Aquellos esposos se asustaron mucho. Regresaban del pueblo cansados porque habían estado vendiendo en la plaza. Iban en silencio por el camino pedregoso que les llevaba a su casa, cuando oyeron un maullido como de un animal hambriento. ¡Miuauuu! ¡miauuu!, se oía. Trataron de ver qué animal era el que maullaba, pero no lograron divisarlo. El marido buscó un palo para defenderse, porque pensó que iba a atacarlos. La mujer corrió a esconderse detrás de unas rocas en la sombra de los árboles. Palo en mano, el hombre fue en busca del animal, pero éste apareció de pronto asomando la cabeza entre las rocas ante la pobre mujer que casi se muere del susto. Era una especie de gato que la miraba enfurecida con sus ojos amarillos. -¡Ayuda! -grito la mujer- ¡ayuda! El marido corrió a auxiliar a su esposa. Rápidamente la tomó del brazo y la puso a resguardo en medio del camino, luego regresó a donde había quedado el animal. Como vio que estaba atrapado entre las rocas, se tranquilizó, volvió con su esposa y ambos prosiguieron su camino. Iban atemorizados, comentando la aventura que había vivido y lamentándose de los peligros que encontraban cuando tenían que bajar al pueblo el día de mercado, porque aquella era una región muy agreste. Caminando, caminando se encontraron con un joven y quisieron alertarlo. Joven, joven -llamaron los esposos-. Tenga cuidado porque hay una fiera que parece muy hambrienta. Estuvimos a punto de que nos atacara… Por eso vamos tan aprisa… -Muchas gracias por avisarme -les dijo el muchacho-. ¿Pudieron ver el animal? -Sí, es una especie de gato salvaje -explicaron los esposos-. Está entre unas rocas que va a encontrar a la orilla del camino, a unas pocas leguas de aquí… El muchacho agradeció de nuevo a la pareja y siguió su camino alerta para lo que pudieran suceder. Cuando iba llegando al punto que le había indicado los esposos, oyó el maullido. “¡Es el gato!”, pensó y recogió un palo por si tenía que defenderse del animal.
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