La Prensa en 7 Tardes

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ÍNDICE Los toros, fuente de inspiración para el arte Arturo Andreu

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‘Sentado en el estribo’ 6 Marco Ortuño Soto Una fiesta arraigada 7 Pedro José García Rex La Feria post covid Guillermo Lorente

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Rejones: brillante broche a un ferión José Francisco Bayona

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Jorge Martínez, un oasis en el desierto de las novilladas 10 Paco Ojados Rafaelillo, de niño prodigio a “catedrático” de los miuras 12 Paco Ojados La ilusión de un nuevo comienzo 14 Alfonso Avilés Sánchez La afición está deseando reaparecer en los tendidos Rafael Martínez Roldán

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Los números del toreo cantan (y avisan) José Enrique Moreno

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10 años, 10 18 María Verónica de Haro de San Mateo Cuarenta años de la alternativa de Pepín Jiménez Manolo Guillén

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El toro que resultó ser dios Rubén Juan Serna

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EDITA Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia y Fundación Asociación de la Prensa Región de Murcia Gran Via Escultor Salzillo, 5. Murcia -30004- Tlf. 968 22 51 06 Correo: colegio@perioditasrm.es https://periodistasrm.es DIRECCIÓN: Juan Antonio De Heras COORDINACIÓN: Miriam Salinas Guirao REDACCIÓN: Juan Antonio De Heras, Arturo Andreu, Marcos Ortuño, Pedro José García Rex, Guillermo Lorente, José Francisco Bayona, Paco Ojados, Alfonso Avilés, Rafael Martínez Roldán, José Enrique Moreno, Verónica De Haro, Manuel Guillén, Rubén Juan Serna, Miguel Massotti, Tomás García, María Luján, María Adela Díaz Párraga, Miguel López Gumán, Pascual García y Soren Peñalver. FOTOGRAFÍAS: Fotografías de los autores, archivo Colegio Oficial de Periodistas de Periodistas de la Región de Murcia, Hemerotecas regionales y nacionales, Rubén Juan Serna, Juan Francisco Moreno, Dupipuente, Ainhoa Górriz, Pablo Cobos, FTL, ANOET, Cano, E. Pignon. IMAGEN DE PORTADA: González Beltrán

La bienvenida de Hemingway 24 Juan Antonio De Heras y Tudela

DISEÑO Y MAQUETACIÓN: Verabril Comunicación

Cano: el rey de los fotógrafos Miguel Massotti

DEPÓSITO LEGAL: MU-1382-2010

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Tres plazas de toros para una ciudad 30 Tomás García Martínez y María Luján Ortega La viuda de Atarfeño 38 Mª Adela DÍaz Párraga Paco, el perro torero y su época 40 Miguel López-Guzmán El tercero 43 Pascual García Hernandiano, toro de España 45 Soren Peñalver

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COLEGIO DE PERIODISTAS JUNTA DE GOBIERNO · Decano: Arturo Andreu Andreu · Vicedecanos: José Manuel Serrano, Dámaris Ojeda y Rubén Juan Serna · Secretaría: Julia Uriol · Tesorero: Marta Isabel García · Vocales: Luis Alcázar, Beatriz Correyero, María José Centenero, Julián Mollejo, Carmen Guardia, Miguel Massotti, Carmen María Vicente, Santiago Cabrera, Sandra García y Francisco Javier Moñino.

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NOTA EDITORIAL Los contenidos de la presente revista se han elaborado a lo largo de varios meses, contando con la inestimable implicación de las firmas colaboradoras. El lunes 30 de agosto de 2021, la empresa Toros Sureste anunció la suspensión de la Feria Taurina de Murcia. La ilusión con la que había sido organizada chocó con el único factor que, ya en el anuncio del cartel, se anticipaba como insalvable: que el 1 de septiembre el nivel de alerta sanitaria por la pandemia se mantuviera en el nivel 2, obligando a un aforo no superior a las 2.000 localidades –lo que la hace inviable– y a guardar metro y medio de distancia entre las mismas. No obstante lo anterior, la decisión editorial de «La Prensa en 7 Tardes» ha sido mantener la integridad de los artículos, tal y como habían sido redactados. Advertimos, no obstante, a los lectores, de esta circunstancia. Nuestro deseo final es que el dramático episodio por el que atravesamos y que ya en 2020 impidió la celebración de la Feria, sea superado con prontitud y que, mientras tanto, la cultura pueda abrirse paso de manera segura, con el apoyo y comprensión de las administraciones, y desde el compromiso y la responsabilidad de todos. Murcia, 31 de agosto de 2021

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Los toros, fuente de inspiración para el arte # Arturo Andreu. Decano del Colegio de Periodistas de la Región de Murcia

Hay momentos en los que me minó mis dudas porque me llevó gusta contemplar sosegadamen- a la siguiente conclusión: no sé si te la importante colección de el mundo de los toros por sí misarte del Siglo XX patrimonio de la mo es cultura —no me arrojen toFundación Asociación de la Pren- davía, por favor, a esas tinieblas sa de Murcia, sin otra pretensión donde todo es frío y rechinar de que la de sentir la belleza íntima dientes—, pero sí sé que el mundo de los cuadros que la componen. taurino ha sido y es una fuente de En esas estaba un día cualquiera inspiración para obras de enorme de este caluroso y extraño verano calidad y gran calado cultural, sode 2021 cuando una compañe- bre todo en la pintura y en el cine. ra periodista, Miriam Salinas, me Recurrí, al hilo de tales elucuadvirtió sobre la presencia en la braciones, a un artículo que escricolección de un pequeño cuadro bió María Jesús Burgueño, en 2010, de motivo taurino, en el que no me había fijado antes, una acuarela pintada por Manuel Muñoz Barberán. “Fiesta taurina en el pueblo”, se llama el cuadro en cuestión, una escena algo difusa en la que se distinguen un mozo y una vaquilla en una plaza de toros improvisada, una de esas plazas portátiles que estamos acostumbrados a ver en numerosas fiestas patronales a lo largo y ancho de la geografía de la Región de Murcia. No es el cuadro que más me gusta de los que ha pintado Muños Barberán, ni siquiera sé si habrá pintado algún otro relacionado con la tauromaquia, pero su contemplación iluminó en cierta manera una pregunta que me hago cada vez que oigo, y lo oigo mucho durante los últimos años, como lo habrán oído ustedes, que los toros son cultura. Ruego a los En 2021 se conmemora el primer centenario muy taurinos que perdonen mi nacimiento de Muñoz Barberán. duda vital al respecto, pero ya saben ustedes que el mundo pro- en Revista de Arte, en el que repagresa cuando somos capaces de saba la tauromaquia en la pintura hacernos preguntas, aunque tales desde los siglos XVI y XVII, cuanpreguntas, o quizás las respuestas do comienzan a aparecer obras a tales preguntas, puedan resultar pictóricas que reflejan el mundo molestas o políticamente incorrec- de los toros y de los toreros, auntas. Ya sabemos que la llamada co- que es a partir de los siglos XVIII rrección política no es mas que otra y XIX cuando esta faceta artística adquiere todo su esplendor en un forma de autocensura. Decía, y vuelvo a las razones mundo, el de la tauromaquia, imque han motivado este artículo, pulsado desde sus inicios por la que la contemplación del peque- nobleza y por la Iglesia. Y eso a pesar de que, en deño cuadro de Muños Barberán iluSEPTIEMBRE 2021

terminadas etapas de los citados siglos, el espíritu moralizante católico haya rechazado los festejos taurinos considerándolos perjudiciales para el desarrollo de su doctrina “ya que el vínculo con las ceremonias paganas —señala María Jesús Burgueño en el artículo citado— era evidente, pues la sangre de toro se ha utilizado en algunas ceremonias paganas para rociar con ella a los iniciados en el culto a los dioses” … Aun así —escribe la autora citada— “tal fue la confraternización de la Iglesia católica con la fiesta taurina que varias plazas compartieron sus muros armónicamente, como es el caso, por ejemplo, del Santuario de Nuestra Señora de las Nieves, en Almagro, recinto erigido por don Álvaro de Bazán, almirante de Castilla y hombre clave en la batalla de Lepanto; o el de Nuestra Señora de las Virtudes en Santa Cruz de Mudela, ambos en Ciudad Real”. Pero a lo que íbamos: El mundo taurino ha sido desde siglos recurrente fuente de inspiración para los artistas, como el inglés William Lake Price, que realizó una serie de dibujos, grabados y acuarelas sobre tauromaquia que luego continuaría el también inglés Richard Ford. Asimismo, el del francés Víctor Adams publicó hacia 1830 algunos dibujos muy interesantes sobre tauromaquia, como 30 años después hiciera Gustave Doré o en 1846 Francis Van Halen y el alemán Wilhelm Gail. Ha sido el Siglo XX, sin embargo, continuando lo ya hecho en el XIX, el que nos ha dado una serie de nombres que han inmortalizado a toros, toreros y público a las plazas, como Pablo Ruiz Picasso. O antes Goya, otro de los grandes, cuyas 33 láminas publicadas de La Tauromaquia, junto a las 11 inédi5


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tas, “de una sublima maestría técnica, suponen lo más logrado que se ha realizado”. No olvidemos a Vázquez Díaz, a Ignacio Zuloaga, Gutiérrez Solana, Roberto Domingo, Pedro Flores, Benjamín Palencia. José Caballero, Juan Barjola, Sofía Morales, José Lapayese del Río, Ángel González Marcos, Cristino Vera o Antonio Cano, entre una nómina cuya relación se haría larga y quizás pesada. No quiero entrar a hablar en extensión de los carteles de la fiesta taurina, entre los que existen auténticas obras de arte, porque se haría prolijo el artículo y no es esa mi intención. Pero queda señalado el dato por si alguien desea pro-

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fundizar en tan prometedora línea. Como resumen de lo escrito hasta aquí podemos concluir con María Jesús Burgueño que, al contemplar con atención las más significativas pinturas sobre tauromaquia, se observan los siguientes rasgos comunes entre ellas o entre parte de ellas: la pintura taurina suele ser muy realista; las obras más vanguardistas en este campo llegan de Valencia, Bilbao y Francia; los temas más repetidos son los de la plaza, el enfrentamiento entre el hombre y el toro, el paseíllo y las capeas; los toreros son retratados por sus pintores preferidos; existe una atracción entre el pintor y el tore-

ro que les hace cómplices, los dos son creadores de arte; se intuye el espíritu del matador de toros plasmado en muchas de estas obras y que solo el retratista taurino sabe captar. ¿Son, pues, los toros en sí mismos cultura, o la cultura surge de ese variopinto mundo que, con su liturgia, sus creencias y supersticiones, se mueve en torno al toro y al torero? Mía es la pregunta, de ustedes las conclusiones. Pero mientras piensan la respuesta, no se olviden de leer los artículos que les presentamos en esta nueva edición de “La Prensa en 7 tardes”. En ellos hay datos que les van a gustar. Y mucha cultura.

‘Sentado en el estribo’ # Marcos Ortuño Soto. Consejero de Presidencia, Turismo y Deportes

Echando la vista atrás he buscado en la memoria recuerdos de ferias pasadas. Y es que a los aficionados, a causa de esta pandemia —y a pesar de que recientemente se hayan realizado algunos espectáculos— nos seguía faltando una feria, una gran feria taurina. Anhelamos la posibilidad de dedicar varios días consecutivos a los toros, porque ese es el enfoque que la afición da a esos días de feria: redirigir los quehaceres diarios para asistir, tras haber degustado un buen plato de la rica gastronomía murciana, a la corrida vespertina en La Condomina y finalizar en una agradable tertulia. Como sabrán, hoy mi tiempo lo ocupa el turismo. Y los toros tienen mucho que ver con esa materia. Toros y turismo son también toros y economía —que nadie lo olvide— y toros y naturaleza, toros y gastronomía, toros y música o toros y moda. En definitiva: el toro es arte y el arte siempre es un buen reclamo para el turismo, para fomentar la economía de nuestra Región de Murcia. Desde luego podría haber dirigido este artículo de esta forma, pero les reconoceré que en esa 6

vista atrás a la que aludía al inicio, me he dejado llevar por lo onírico y sin duda lo que hoy afloraba en mi memoria eran bellas instantáneas de soledad, de la soledad

del torero en tablas, equiparando ese sentimiento —si es que es posible— al que están teniendo tantas y tantas personas en esta situación crítica que estamos

atravesando. El torero espera el encuentro inmerso en sus pensamientos, en una soledad que resulta incluso más fuerte que la compañía física de otros compañeros que sufren como él en la espera de hacer arte del encuentro con la naturaleza más brava. Joselito y Juan Belmonte agarrados a las tablas de la barrera con sus capotes de paseo bajo el brazo; Paco Ureña apoyando su cara en las tablas de un burladero; Morante y El Juli sentados en el estribo de la barrera a la espera de que los clarines llamen al destino que siempre surge por la puerta de chiqueros. Todas esas instantáneas son las que ahora, después de haberlas vivido en la plaza o de haberlas admirado en publicaciones, vienen a mis pensamientos causando una extraña sensación de nostalgia de algo que parece haber sido aplazado por el tiempo presente. Les reconoceré que, en ocasiones, algunos nos sentimos así al hacer un descanso en la lucha por acabar con esta crisis: sentados en el estribo y esperando conocer cuál y cómo será el siguiente toro al que nos tendremos que enfrentar mañana. SEPTIEMBRE 2021


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Una fiesta arraigada # Pedro José García Rex. Concejal de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Murcia

Más de once millones de españoles muestran hoy día interés por la tauromaquia. Así lo recoge un informe publicado el pasado mes de julio por Vicente Royuela, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona. En su ‘Estudio de los factores económicos y sociales que impactan en la celebración de espectáculos taurinos en España’, elaborado para el Ministerio de Cultura y Deporte, Royuela también destaca como información de interés el hecho de que el espectador medio de este espectá-

tardes’, decana de las publicaciones culturales de Murcia, juega un papel de gran importancia en la difusión de los elementos por los que destaca la fiesta de los toros. Además, lo hace con una calidad notable, con una amplia variedad temática y de estilos y completada con los mejores elementos gráficos. Hay que reconocer, por tanto, la enorme labor que en este empeño realiza la Fundación de la Asociación de la Prensa y el Colegio de Periodistas de Murcia. Llegados a este punto, y teniendo en cuenta el momento ex-

gitalizado que se puede consultar en su página web. A través de un mapa interactivo podemos realizar un recorrido por la Tauromaquia en España. En el apartado que recoge la información de nuestra Región aparecen destacados 90 festejos anuales y una presencia de la tauromaquia en el 67% de los municipios, siendo la de nuestra ciudad la feria taurina más destacada. Estos datos nos confirman algo que ya sabíamos, que Murcia como parte de ‘la piel de toro’ también es ineludiblemente tau-

culo supera los 40 años y posee un alto nivel educativo. Estos datos dejan claro que el mundo de los toros sigue estando presente en la sociedad española, al menos en una parte importante de ella, ya que hablamos del 25% de la población. Además, no debemos olvidar que la tauromaquia es patrimonio cultural, y no solo porque lo diga la ley, sino porque forma parte de nuestra historia y de nuestra identidad como pueblo, con una afición que merece todo nuestro respeto. Por eso revistas como la presente, en la que tengo el privilegio de escribir estas líneas, son dignas de ser alabadas. ‘La Prensa en 7

cepcional que vivimos provocado por la actual pandemia, creo que nos encontramos ante una situación que requiere de un esfuerzo añadido, que busca la implicación de todos, de quienes tenemos responsabilidades en la administración, pero también de cada uno de nosotros, en cada una de las esferas de la sociedad. Murcia, además, es tierra taurina, así lo demuestran los numerosos festejos que se acogían en nuestra geografía antes de la Covid-19. La Asociación Nacional de Organizadores de Espectáculos Taurinos (ANOET) publicaba hace unos meses ‘Geografía Taurina’, un nuevo y valioso contenido di-

rina, y así queda demostrado en la radiografía que escenifican las páginas de esta revista. Debemos, por tanto, seguir apoyando la tauromaquia, que como otros sectores de nuestro patrimonio cultural necesitan ahora de un impulso para que continúe desarrollándose, en la medida de lo que permitan las autoridades sanitarias. Tenemos que seguir haciendo visible esta fiesta y proyectarla como una tradición digna de ser preservada, porque es parte de nosotros, de nuestra historia y de nuestras costumbres. Así lo han recogido desde hace siglos artistas y literatos, poniendo de manifiesto su relevancia.

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La Feria post covid # Guillermo Lorente

Todos los aficionados hemos tiembre con la presencia de Momantenido la ilusión y la esperan- rante de la Puebla –máximo triunza de que este año volvieran los fador del ciclo 2019 y máximo festejos taurinos a Murcia. Una exponente de la presente tempoilusión que se iba viendo diez- rada-; El Juli y José María Manzamada conforme evolucionaba la nares. La corrida reseñada lucirá pandemia en las últimas sema- el hierro de Daniel Ruiz que tamnas del mes de julio con la llegada de la quinta ola y la proliferación de las nuevas variantes del virus. Sin embargo, y con el panorama no demasiado halagüeño, recibimos con inmensa alegría la convocatoria de Ángel Bernal para anunciar la Feria taurina de Murcia 2021. Una feria que, ya de por sí, era recibida por los aficionados como una bendición al margen de la que Presentación de la Feria Taurina de Murcia 2021 fuese su composición. Pero Condomina. Ainhoa Górriz para La Verdad. además, sobre el papel, es una de las mejores ferias de los últimos años. Ángel Bernal ha tenido el valor de tirar para adelante con la feria y, además de hacerlo con tres corridas de toros y una de rejones, encajando a la perfección las piezas del puzle para ofrecer un extraordinario menú taurino que abarca todos los gustos y preferencias del aficionado. Siendo fiel a sus señas de identidad la feria de Murcia contará con las máximas Antonio Ferrera. Fotografía de Dupipuente. figuras del toreo del momento, contará con la presencia bién acaparó los premios de la fede los máximos exponentes del ria 2019 en lo que al capítulo gatoreo murciano en la actualidad, nadero se refiere. Al día siguiente, como son Paco Ureña y Rafaeli- 14 de septiembre, Martes de Rollo, y dotará a la feria de un capí- mería, la oferta gira en torno a tulo “torista” con la presencia de otro cartel de campanillas con la la ganadería de Victorino Martín, presencia del lorquino Paco Urealgo que demandaba un nutrido ña –máximo triunfador de la temsector de los aficionados. Ade- porada española en 2019- junto a más, impregnará de la categoría uno de los toreros del momento y protagonismo que merece, a la como es Roca Rey, completando celebración del 25 aniversario de la terna un torero carismático y habitual en Murcia como es Cayealternativa de Rafaelillo. Ángel Bernal ha tenido la ca- tano. La terna lidiará un encierro pacidad de combinar a la perfec- con el hierro de Núñez del Cuvillo ción estos ingredientes para crear que regresa a Murcia tras varios cuatro carteles de máximo nivel años de ausencia. El miércoles 15 que arrancarán el lunes 13 de sep- de septiembre –fecha no habitual 8

en la feria- tendrá lugar uno de los acontecimientos de la feria y del año taurino en Murcia como es la celebración del 25 aniversario de alternativa de Rafaelillo. El del Barrio del Carmen abrirá plaza en una tarde que, al margen de lo puramente emocional, estará dotada de la emoción que pondrán los toros de Victorino Martín, que regresan a Murcia veinte años después, y del mano a mano que disputará el murciano junto a Antonio Ferrera, íntimo amigo del murciano y el gran impacto de la feria murciana de 2019. Ambos, especialistas en este tipo de corridas, pondrán el broche en La a la feria en lo que al toreo a pie se refiere. Se da además la circunstancia de que la efeméride de Rafaelillo se producirá en una Corrida de la Prensa que, año tras año, va guardando en su haber hitos que servirán para enriquecer su ya amplia historia. La feria finalizará el domingo 19 de septiembre con la tradicional corrida de rejones que este año contará con la gran novedad de la presentación en Murcia de la rejoneadora francesa Lea Vicens. El cartel lo completan dos habituales: Sergio Galán y Diego Ventura, quien es en la actualidad, la máxima figura en su escalafón. La corrida lucirá el hierro de Los Espartales. Esperemos que la feria, que ya es una realidad sobre el papel, lo sea también en el ruedo y eso será cosa de todos. Mantengamos la prudencia, respetemos las medidas de seguridad y protección contra el covid y así podamos llegar al mes de septiembre en nivel 1 de alerta sanitaria. Aunque las autoridades sanitarias son optimistas al respecto, sería una auténtica pena perdernos la que es, sin duda, una de las mejores ferias de los últimos años en Murcia. SEPTIEMBRE 2021


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Rejones: brillante broche a un ferión # José Francisco Bayona

El Ferión de Septiembre que se ha marcado Ángel Bernal debía de tener el broche de una corrida de rejones a la altura. Y las tres corridas de toros, redondas, sin mácula, tendrán la guinda el 19 de septiembre con un cartel de máximo interés. El mundo del toro las ha pasado canutas (aún colean los efectos de la pandemia porque las plazas no pueden abrirse en su totalidad y siguen desplazándose fechas o anulándose ferias señeras). Por eso, que un escenario siempre en el punto de mira como la Plaza de Murcia (los rayos siempre fueron a las cumbres), haya anunciado un serial de cuatro espectáculos mayores, es motivo de respiro para los aficionados de la Región, que falta nos hacía. Pero al toro sin más dilación. La corrida de Los Espartales, de origen Murube, ha dejado ya en el olvido al hierro habitual de Fermín Bohórquez. El ganadero José Luis Iniesta hizo historia con ese hierro: en 2017 echó en el coso de La Condomina a ‘Perdido’, que “fue indultado”. Y al año siguiente lidió en Madrid a ‘Biemplantao’, el último toro al que se ha cortado un rabo en Las Ventas, algo que antes de ese momento había sucedido hacía 46 años. Los dos hechos históricos tuvieron como protagonista al rejoneador Diego Ventura, ligado ya de por vida a una ganadería histórica. Sin embargo, José Luis Iniesta no podrá contemplar el juego de sus pupilos el 19 de septiembre en el callejón de la Plaza de Murcia. Probablemente esté ocupando una barrera de privilegio celestial junto a Borja Domecq, ganadero de Jandilla, tan estrechamente ligado a la historia de nuestra Plaza. Ambos han fallecido de coronavirus en esta crisis sanitaria de calado mundial, y ambos se van a recordar mucho en esta Feria del Reencuentro. SEPTIEMBRE 2021

Lea Vicens. Fotografía de Pablo Cobos.

Diego Ventura y el ganadero José Luis Iniesta, recientemente fallecido a causa del la covid-19.

Toros en Murcia. 19 de septiembre de 2021. Toros de Los Espartales para un Sergio Galán de clásica doma y sobre concepto del toreo. Un torerazo con todas las letras. Un virtuoso de la técnica y un inspirado artista. Diego Ventura, figura máxima del rejoneo actual. Figura máxima del Toreo. Valor, raza, ambición a los que adorna una calidad superior. Y Lea Vicens, francesa aguerrida en proceso de

evolución, con desparpajo y determinación para verse las caras con figuras del toreo en el patio de cuadrillas sin que le tiemble un músculo. Su papel es más llamativo que decisivo en la tarde, y eso le sirve para quitarse la presión de un triunfo que, a poquito que dé opciones la corrida de toros, sus compañeros van a obtener con seguridad. Y que ella va a buscar con ahínco. 9


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Jorge Martínez, un oasis en el desierto de las novilladas · Cuando prácticamente las novilladas han desaparecido de las ferias, hay novilleros en la Región como Jorge, Trigueros o Parrita que quieren abrirse paso # Paco Ojados

Las consecuencias que para la economía ha tenido la pandemia por la covid-19, iniciada en China a finales del año 2019 y que llegó a Europa en febrero de 2020, son evidentes y con un alcance global. Casi todos los sectores han sufrido un estancamiento derivado de la crisis derivada del coronavirus. Pero hay algunas actividades económicas que, dependiendo casi en exclusiva de la asistencia de público para poder desarrollarse de forma rentable, han resultado muy damnificadas.

tras otra fueron suspendiéndose el pasado año, desde Fallas hasta la última del año. En las grandes plazas y en las Ferias de relumbrón el escaparate es más visible para quien es aficionado y para quien no lo es. La gira de reconstrucción que auspició la temporada pasada la Fundación del Toro de Lidia y la televisión, con el canal privado de Movistar, lograron recuperar algún festejo mayor, con ínfimos aforos permitidos y pensando especialmente en el espectador de pantalla. Pero los

Jorge Martínez en una fotografía de Juan Francisco Moreno

Le ha ocurrido a toda la industria de la cultura en general, con un confinamiento que comenzó en la primavera de 2020 y que duró hasta el comienzo de aquel verano, lo que impidió a quien tiene gusto por la música en directo, el teatro, el cine o los toros, entre otros espectáculos, asistir a su entretenimiento favorito. El mundo del toro, en todo su conjunto, lo ha pasado realmente mal desde el comienzo de la pandemia. Ha sido muy evidente su efecto en las grandes ferias. Una

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toros sin público en los tendidos no son lo mismo. Conocida la realidad de las grandes citas de la temporada, pocos se acordaban de los que han resultado más perjudicados por la pandemia: Los novilleros. Los chavales que empiezan, que son el futuro de una fiesta que necesita renovación urgente, se han tropezado en su camino de formación con un muro infranqueable. El de las plazas cerradas. Desde hace años se han reducido notablemente las posibilida-

des de torear para los novilleros, al ser cada vez menos las ferias que incluyen novilladas en su abono. El coste de producción de estos festejos y que el público, cada vez menos aficionado, acuda a la plaza al reclamo de los toreros con fama, hacen que su organización en la mayoría de los casos derive en déficit. Su hueco viene siendo en los últimos tiempos el de las ferias y certámenes de novilladas. Muchos de estos ciclos suponen una verdadera oportunidad, algunos una encerrona en las que se las tienen que ver con ganado complicado y muchas veces con volumen de ‘corridones’ de toros. A esa realidad se unió en 2020 una complicación más. La pandemia imposibilitó a los novilleros vestir de luces y mostrar sus cualidades. Navegan por un desierto durante más de un año y medio. Entre tanta soledad en el deambular por ese desierto que no permite ver más allá que dunas imaginarias, sin una plaza de toros, sin una feria, sin un certamen de novilladas que sirva de ilusión, se antoja una aventura incierta ya no solo recorrer, sino solo el hecho de emprender el camino. Sólo los más tenaces, los más pacientes y los mejor preparados llegarán a cumplir su sueño. Con este panorama hay que agradecer, especialmente los novilleros que han podido entrar en la selección, pero también el aficionado, la iniciativa llevada a cabo por la Fundación del Toro de Lidia, con la colaboración de algunos gobiernos autonómicos y secundada por algunas televisiones regionales- desde aquí vaya mi reconocimiento a labor que está realizando Canal Sur- para sacar adelante una liga de novi-

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lleros, que han tenido el acierto de bautizar como “Liga Nacional de Novilladas”. El primer circuito se celebró entre junio y julio en Andalucía. Al circuito andaluz le han seguido los de Castilla y León y la Comunidad de Madrid, y a mediados de agosto también se inició el del Norte. Entre los tres primeros circuitos se han celebrado 24 novilladas, en las que han participado 27 novilleros, se han lidiado 51 ganaderías de 15 encastes diferentes, en 24 localidades de 16 provincias diferentes. Murcia, por desgracia para sus aficionados, ni está ni se le espera. No obstante, la potencia taurina de la Región sí se ha mostrado y con creces con un novillero de la tierra, que tras un paso efímero por la Escuela de Tauromaquia de la Región de Murcia emigró a Almería para enrolarse en su Escuela Taurina, donde ha terminado por hacerse torero. ¡Y qué torero, señores y señoras! El totanero Jorge Martínez, desde el primer festejo de la Liga de Novilladas ha dejado una impronta de torero especial. Tiene ese algo que no se compra ni se aprende. Eso que los aficionados cabales no saben explicar pero que se capta y se transmite en el ambiente. Se puede definir como torería. Su paso por la fase andaluza del concurso ha sido todo un descubrimiento y una alegría inmensa. La manera de hacer el toreo, la clase y naturalidad que atesora ha enamorado a muchos aficionados. Tras pasar las primeras novilladas eliminatorias, destacó más que ningún participante en la semifinal, ganó la final a tres y se impuso por unanimidad en la gran final que acogió la coqueta plaza de toros de Atarfe, mano a mano, con un novillero que se arrimó como un león, Manuel Perera. Ese triunfo le ha abierto a Jorge las puertas de la Maestranza de Sevilla, a la que irá en la Feria de San Miguel, y Las Ventas, donde debutará el próximo año. Los dos finalistas se conocían por otra iniciativa que había tenido lugar en tierras mexicanas durante el invierno, con la creación por parte de la empresa azteca ‘Casa de los Toreros’ de lo que vinieron a llamar el CART (Centro

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de Alto Rendimiento de la Tauromaquia). Otro ejemplo a seguir de apoyo a los jóvenes valores que hay que reconocer a la empresa y especialmente a uno de sus socios, Juan Carlos Corona, filántropo de la tauromaquia. Allí, en las ganaderías mexicanas, han pasado el invierno toreando y adquiriendo competencias un ramillete de novilleros que en cuanto se les ha dado oportunidad han demostrado cualidades. En México, junto a Jorge destacó otro novillero de la Región. José María Trigueros también fue seleccionado para estar en ese CART mexicano. El murciano, vecino de Javalí Nuevo, había demostrado en sus ac-

Si así está de duro el escalafón de novilleros con caballos, yermo ha quedado el sembrado para los novilleros sin caballos de la tierra. Es momento de acordarse del alumno de la Escuela de Murcia que se erigió en gran triunfador de la última feria, la de 2019, Alvaro Ruiz, sorprendiendo a todos con una naturalidad y elegancia impropia de quien está en el día de su debut. Somos muchos los que estamos deseando volver a verle torear. Otros que emigraron a otras escuelas están toreando y haciéndolo bien, como el pachequero Víctor Acebo, de los valores a tener en cuenta en el apartado de novilleros sin caballos.

Jorge Martínez llevado a hombros. Fotografía de Francisco Moreno.

tuaciones en la Feria de Murcia y en el Festival del Cáncer que tiene una voluntad enorme y ha depurado sus formas. Lo ha demostrado en la primera oportunidad que ha tenido, este mes de agosto, en la Feria de Blanca, planteada este año como certamen, al que llegó a la final y la compitió con el extremeño Manuel Perera. Hay futuro, como también lo demostró Parrita en Los Felices, en una novillada en la que volvía a los ruedos después del parón del coronavirus. Otros novilleros de la Región, todavía no han tenido oportunidad de vestir de luces, como Fran Ferrer o Suresteño, por ejemplo.

A la fecha de cerrar la edición de esta revista, aún no está claro si se celebrará o no la Feria del Arroz de Calasparra. Otra feria emblemática, como el Zapato de Oro de Arnedo, hace semanas que anunció su suspensión por segundo año consecutivo. Otra zancadilla más para los novilleros. Si no torean no pueden progresar en una profesión que, como todas, necesita de un oficio y un aprendizaje. Lo dicho, hacen falta novilladas. Novilleros tenemos, alguno con condiciones para llegar a ser figura del toreo. Luego el tiempo y lo que cada uno alcance a ser, no lo sabemos. De momento, nos sirve para mantener la ilusión.

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Rafaelillo, de niño prodigio a “catedrático” de los miuras · Se cumplen veinticinco años de su alternativa en Murcia # Paco Ojados

Muchos aficionados de los que peinan canas recordarán el ambiente que se creó en Murcia hace algo más de un cuarto de siglo alrededor de un niño que irrumpía por las clases prácticas de la Escuela Taurina de Murcia. Tendría unos 10 años cuando le echaron su primera vaquilla y atesoraba una inteligencia innata para resolver delante de la cara de los animales bravos. Recuerda su padre, Rafael Rubio, como incluso tuvieron que mentir con la edad para participar en sus primeros festejos en los que a Rafaelillo, el protagonista de la historia, había que ponerle una caja de botellines de refrescos para que pudiera alcanzar a ver desde el callejón, por encima de la barrera, lo que pasaba en el ruedo. Su irrupción, su capacidad, su pinturería y su inteligencia a tan corta edad no pasaron desapercibidas por las grandes casas del toreo. Pronto, el apoderado de Enrique Ponce, Juan Ruiz Palomares, lo vio y, como hiciera con el valenciano, entonces máxima figura del toreo, lo captó. Con apenas doce años, Rafaelillo cambió su residencia, de la calle Cartagena, del castizo Barrio del Carmen, donde nació un 16 de julio de 1979, a Navas de San Juan, donde residió en casa de Juan Collado Ruiz. Su etapa de novillero fue de figura. La temporada de 1995 debutó con picadores, el 26 de febrero, en Nimes, compartiendo cartel con José Tomás y Lusito. Fue un año en el que estuvo presente en las principales ferias y obtuvo repetidos triunfos, tanto que se plateó su alternativa para la feria de Murcia de 1996, aun siendo el diestro menor de edad. Fue uno de los carteles más atractivos de la feria y el que abrió la misma. Corrida de gran expectación, como demuestran 12

Rafaelillo en plena faena en Navas de San Juan. Foto de su cuenta de Twitter (@ RRRafaelillo).

las fotografías del evento, con una plaza llena. El cartel, con dos máximas figuras del momento, lo completaron Enrique Ponce y Francisco Rivera Ordóñez. Los toros fueron de la ganadería de Toros de El Torero. Rafaelillo cortó una oreja al burel del doctorado que llevó por nombre “Opereto” – como curiosidad, cabe comentar que su cabeza se conserva en la Finca El Cotillo, en Navas de San Juan, en la casa de quienes fueron sus apoderados-. La portada del diario La Verdad del día siguiente publicaba la foto del diestro volando por los aires en el momento en que el toro de la alternativa lo prendió

al ejecutar la suerte suprema. El titular rezaba: “Rafaelillo sacó a relucir la casta y cortó una oreja al toro de su alternativa”, destacando la ambición del joven toricantano. En el cuadernillo central, José María Galiana cuenta como la corrida de El Torero resultó noble y floja y relata con maestría el momento más tenso de la tarde en el comienzo de su crónica: “Cuando Rafaelillo se disponía a matar en la suerte natural al toro de su doctorado, era consciente de que si introducía la espada en el hoyo de las agujas lo desorejaría. De ahí que se perfilara muy en corto y por derecho, bajara la muleta a la peSEPTIEMBRE 2021


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zuña contraria y se abalanzara sobre el animal con tal ímpetu que se encunó entre las astas. Al igual que un ovillo durante unos segundos inacabables permaneció a merced de los cuernos y del destino. En el dramático envite, el cornúpeta había tirado un derrote seco al bajo vientre que le destrozó la taleguilla y, tras echárselo a los lomos, lo arrojó a la arena como si el toricantano fuera una pluma de avestruz. Jocho, uno de sus subalternos, también fue volteado espectacularmente al tratar de auxiliar al maestro. La plaza, conmocionada, se puso en pie, y Rafaelillo cumplió a la per-

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dido en el alegre vuelo de unas chicuelinas al paso” - y la faena de muleta: “(…) Rafaelillo inició la faena con la pierna arqueada para quebrantar a Opereto y llevárselo al corazón de la plaza. Ofreció tersa y adelantada la muleta, embarcó con templanza y remató la serie inicial de derechazos con un largo pase de pecho, mas la acometividad del burel iba en aumento y rebañaba al salir de la suerte. Los naturales fueron menos templados y al concluir la serie el toro le arrebató la muleta. El torero no se afligió. Ceñido y templado, ligó nuevos muletazos con la mano diestra, algunos a pies

Rafaelillo, en Sanlúcar de Barrameda. Foto de su cuenta de Twitter (@RRRafaelillo).

fección aquel aserto taurino de que los buenos toreros nunca se miran la herida. Al recobrar la vertical, mientras el público hacía cábalas sobre las consecuencias de la presumible cornada, el pequeño torero, con grumos de sangre en el rostro y en la desgarrada calzona, retaba encoraginado al toro para que doblase. Con tanta ambición entró a matar que la punta del estoque hizo guardia, pero Rafaelillo había conseguido su propósito de tocar pelo en una efemérides tan señalada.” La crónica relata igualmente el saludo - “Con tres verónicas y una revolera recibió a Opereto en los primeros lances y luego lo llevó a la jurisdicción del caballo pren-

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juntos, otros intercalando molinetes, pases de desprecio, el airoso abaniqueo (…)”. La faena al sexto de la tarde, al que recibió con una larga cambiada, fue vibrante, pero el descabello impidió a Rafaelillo salir aquella a hombros. Tampoco pudieron hacerlo su padrino, Enrique Ponce, que paseó un trofeo, ni Rivera Ordóñez. Pero Rafaelillo, embalado hasta el momento de convertirse en matador de toros, notó el cambio de escalafón, los triunfos no tuvieron la misma regularidad y sus apoderados no tuvieron la mínima paciencia, ocupados en la carrera de Ponce. Sin contratos, llegó incluso a emigrar a Perú, en busca de los festejos que aquí se le negaban,

hasta que en los primeros de la década de los 2000 volvió a encontrar quien le apoderara y a torear por plazas portátiles y donde se presentara. El 2003 fue importante para el diestro. Llegaba el momento de confirmar la alternativa en una de las corridas del verano madrileño. Se presentó en Las Ventas el 17 de julio de ese año. Como el día de su alternativa también fue cogido la tarde de la confirmación, tiró de casta y se abrieron puertas, pero esta vez con las corridas duras. Inteligente, fue dominado las embestidas de los toros de las vacadas más exigentes y Rafael se hizo su hueco en las grandes ferias. Los éxitos en Pamplona - todavía se recuerda la corrida de Miura 2008 en la que Padilla y Rafaelillo salieron a hombros o la última tarde épica de Rafael en los sanfermines de 2017 en la que abrió la puerta grande a sangre y fuego- y especialmente la excelente faena al toro Injuriado del hierro de la A con asas el 7 de junio de 2015 en Las Ventas, le han hecho merecer por parte de la afición el simbólico y virtual título de “Catedrático de los Miuras”. Es el torero en activo que más corridas de este hierro ha lidiado. También fue uno de los matadores protagonistas del cartel del Centenario de la Corrida de la Prensa, celebrada en La Condomina en septiembre de 2014. En plena madurez, hace un par de años vivió el momento más duro. Precisamente un toro criado en Zahariche estuvo a punto de quitarle la vida el 14 de julio de 2019 en la Feria de San Fermín. Una cornada envainada en el tórax, tres vértebras y catorce costillas rotas configuraban un parte médico espeluznante. Heridas que exigieron una lenta y dolorosa recuperación. Volvió a los ruedos el pasado 27 de marzo en Jaén, con una corrida de Victorino. Su temporada está resultando de lo más interesante. En Castellón salió a hombros con la corrida de Miura. Su tierra lo espera el día 15 para celebrar sus bodas de plata como matador de toros. Aquel niño prodigio que tomó la alternativa el 14 de septiembre de 1996, es ahora el catedrático de los Miuras.

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La ilusión de un nuevo comienzo # Alfonso Avilés Sánchez. Presidente del Real Club Taurino de Murcia

Fachada de la plaza de toros de Murcia.

La pandemia ha agravado todas las debilidades de la tauromaquia, tales como la desunión, el individualismo, el desprecio al aficionado, la autocrítica… La temporada 2021 se ha presentado compleja y, en algún caso, decisiva. No obstante, la tauromaquia ha sobrevivido a muchas crisis a lo largo de su historia por su capacidad para adaptarse a la sociedad, para evolucionar con ella. En el sector taurino falta unidad y deseos de cambiar unas estructuras demasiado conservadoras, y los intentos de hacerlo chocan con una reacción insolidaria –¿envidia?– sin que el aficionado pueda hacer gran cosa en un sentido u otro. La pandemia ha puesto en evidencia, una vez más, la falta de 14

cohesión y planificación del sector para plantear un proyecto, y ha ofrecido una sensación de debilidad ante un Gobierno del que solo ha recibido ‘largas cambiadas’. El intento de la Fundación del Toro de Lidia, muy plausible por cierto, ha sido la única opción organizada presentada por el sector, que ha evitado pasar el año 2020 en blanco, lo que habría abierto una brecha aún mayor entre la sociedad y la tauromaquia. Creo que el Covid ha acelerado y agravado las debilidades de la tauromaquia. Es sintomático que se hayan apoyado, con medidas compensatorias durante la pandemia, a la generalidad de los trabajadores y empresas de la industria cultural, y se haya rechazado hacerlo respeto de la tauromaquia. Se trata de una implícita

(cuando no expresa) negación del carácter cultural de la fiesta de los toros. Por todo esto, y algo más que me dejo en el tintero, la Feria del año 2021 que nos ofrece el empresario de Murcia, Ángel Bernal, tiene un mayor valor que la excelencia y rotundidad de sus carteles. Una Feria que, en su composición, no tiene nada que envidiar a las de los últimos años que se han celebrado en Murcia. Trabajada con ilusión, una ilusión que no han podido quebrar los elementos exógenos que han alterado la acción vital del empresario y de su entorno, dentro del cual me encuentro. En definitiva, una gran Feria esta del 2021. Que Dios reparta suerte y que el coronavirus nos permita disfrutarla. SEPTIEMBRE 2021


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La afición está deseando reaparecer en los tendidos # Rafael Martínez Roldán

Interior de la Plaza de Toros de Murcia.

Todo va volviendo a la normalidad, pero poco a poco. En nuestra Feria ya se han anunciado en cartel tres corridas de toros y una de rejones. Habrá aforo restringido, pero el esfuerzo por volver, aún sin novillada, a lo que sucedía antes de la pandemia, es evidente. Siendo optimista creo que en un par de años todo volverá a la normalidad. Los aficionados estamos deseando tener una feria taurina como las de antes. El torero murciano Rafaelillo, que en el año 2019 recibió una cogida aparatosa y gravísima, pues el toro de Miura le rompió varias costillas, afortunadamenSEPTIEMBRE 2021

te se recuperó. Como los toreros están hechos de una pasta especial y de una valentía tan enorme que no le temen a nada, el pasado mes de junio en Castellón –y con una corrida de Miura– le cortó una oreja a cada uno de sus toros, saliendo a hombros por la puerta grande. Estoy convencido de que Rafaelillo triunfará en su mano a mano, en esta feria 2021 en la que se cumplen los veinticinco años de su alternativa. Lo hará por méritos propios. Se lo merece. Los aficionados sin corridas de toros, en este tiempo, también están deseando reaparecer en

los tendidos. Los tendidos se llenarán, pero no como antes, pues seguro que tenemos que seguir guardando las distancias y el aforo de la Plaza de Toros de Murcia se verá muy reducido. Pero lo importante es que se celebren corridas de toros. Hay que tener en cuenta que, al reducir el aforo de las plazas de toros, la recaudación por entradas también es menor. Tanto los toreros como los ganaderos tendrán que apretarse el cinturón. Disfrutemos, en cualquier caso, de nuestra feria taurina. Que suenen clarines y timbales, y que Dios reparta suerte 15


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Los números del toreo cantan (y avisan) # José Enrique Moreno. Director de Toromedia

¿Quién no ha hecho cábalas en este tiempo incierto de confinamientos y estados de alarma sobre el efecto que esta pandemia puede tener sobre la Fiesta de los Toros? Ver las plazas de toros cerradas -salvo muy contadas excepcionesdurante todo un año provocó el escalofrío en los que intentan ver más allá de donde alcanza su vista, y al menos un notable desasosiego hasta en los más optimistas. El parón forzoso de la actividad taurina, con escenarios tan impensables como que Sevilla y Madrid se hayan quedado sin Feria de Plaza de Toros llena. Abril y San Isidro durante dos años consecutivos, ha encendido las alarmas del sector, que por otra parte ha sido casi ignorado por parte del Gobierno central en el reparto de ayudas que se ha producido ante esta situación extrema. Pero el piloto rojo del toreo llevaba tiempo parpadeando, anunciando sin cesar un posible fallo multiorgánico, sin que los diferentes actores de este sector dieran solución efectiva a la empinada cuesta abajo en la que había entrado la Fiesta. Y esta, por desgracia, no es una visión pesimista: los números están ahí para cantarlo y alertar de la necesidad de tomar cartas en el asunto. Si atendemos al interesante estudio presentado por la patronal taurina, ANOET, en el 2º Con-

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greso Internacional celebrado en 2017 en Murcia, se observa que los festejos celebrados en plaza iniciaron un preocupante descenso en el año 2007. Entre ese año y 2019, última temporada completa

celebrada antes de la pandemia, se perdió más de la mitad de festejos, no llegando los celebrados en cosos ni al 8% del total de los que se dan en España, con un aplastante predominio de los festejos populares: 18.331 frente a los 1.432 en plaza que se registraron en ese año pre-covid. Crisis económica Esta caída constante desde 2007 coincide con los peores años de la crisis económica que hemos padecido a nivel mundial y también, cómo no, en nuestro país. Hemos pasado de los 3.637 festejos de 2007 a los 1.432 celebrados en 2019, una reducción que obliga a pensar en una necesaria estrategia para recuperar el sector por parte de todos los que

lo conforman: toreros, ganaderos, empresarios, aficionados, medios de comunicación… Ahora, la unión es más necesaria que nunca. Es imprescindible olvidar intereses particulares y luchar por el de todos para que la Fiesta se reactive y perviva. La historia nos enseña que, a pesar de todo, de las prohibiciones, las crisis y las pandemias, el toreo siempre ha salido a flote, pero el momento actual parece al menos delicado porque, además de revisar sus propias estructuras internas, la Tauromaquia tiene que luchar contra una ideología falsamente animalista cada vez más implantada en la sociedad. Contra esto se puede pelear, pero en el campo de batalla el toreo parece un escuálido David frente al gigante y aparentemente invencible Goliat del movimiento animalista, alimentado por los miles de millones de la industria que lo mueve y mantiene. Por esta razón, el toreo debe mantenerse activo y mostrar sus armas, que las tiene. Ya no vale solo con decir que el toreo es cultura, que lo es, o que es tradición, que también lo es; no vale solo el argumento de que lo llevamos nuestras raíces como españoles o que forma parte de nuestro patrimonio inmaterial, lo que es totalmente cierto… Todo esto es verdad, pero hay que ir más allá.

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El argumento más sólido para plantear un trabajo que nos lleve a la pervivencia del toreo es el económico. Presencia A pesar de todo lo dicho, y de la descendente y preocupante curva que hemos referido, hay datos que siguen hablando de la importancia y la implantación de la Tauromaquia en nuestro territorio nacional. Tomen nota: en 2019, un total de 3.300 municipios es-

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a los toros 4,5 millones de personas, siendo el segundo espectáculo de masas en nuestro país. Por comunidades, Valencia se lleva la palma en cuanto a presencia de lo taurino. La gran cantidad de festejos que se celebran en las calles de sus pueblos -bous al carrer- la colocan a la cabeza de España, con 8.800 espectáculos, un 45% del total. La euforia de estas cifras se relativiza cuando se comprueba de solo 44 de esos festejos se celebran

Gráfico de ANOET.

pañoles dieron toros, incluyendo tanto los espectáculos celebrados en plaza como los populares. Los toros estuvieron presentes en 16 comunidades autónomas y se celebraron en total 19.763 festejos, de los que -eso sí- solo el 8% se celebraron en plaza, siendo los demás festejos populares, lo que demuestra el tremendo arraigo que tiene el toreo en el pueblo. Y otro dato más: en 2019 fueron

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en plazas de toros. A Valencia le siguen Castilla León, con 2.300 espectáculos, de los que 334 son en plaza; Aragón, con 2.200 y 54 en plaza; Castilla La Mancha, con 1.500 y 314 en plaza; Extremadura, con 670 y 82 en plaza; y Andalucía, con 580 en total y 215 en plaza. Murcia celebró en 2019 un total de 90 espectáculos, con un buen equilibrio entre los celebrados en

plaza (33) y los populares, y presencia en el 67% de sus municipios. Impacto en la economía Si atendemos a los datos resultantes de los estudios realizados por ANOET y publicados en la nueva sección Geografía Taurina de su página web, la Tauromaquia tiene un impacto económico de 4.100 millones de euros, casi 2.200 millones de gasto directo, y genera 54.000 puestos de trabajo directos. Es un sector transversal que influye en 103 actividades económicas que abarcan todos los sectores: primario, secundario y terciario, ya que van desde la cría del toro hasta la hostelería y restauración. Esta es la razón de peso que todo profesional y aficionado debe esgrimir para repeler ataques: el peso económico que tiene la Tauromaquia. A nadie se le escapa el movimiento económico que genera en una ciudad la celebración de una feria taurina, activando numerosos sectores que están relacionados con el espectáculo y la atención a los miles de espectadores que acuden a la llamada del toreo. Una feria como San Isidro genera un impacto de 65,3 millones de euros, mientras que la de Sevilla -más corta en duración-, llega a los 18,8 millones. Es este componente económico, además de la cantidad de gente vinculada profesionalmente con el toreo, lo que nos debe servir de argumento para defender nuestra posición. Por eso es necesario que el toreo reaccione ante los nuevos tiempos en los que ya estamos inmersos. Es urgente una revisión y actualización del espectáculo en todos los sentidos: costes, promoción, difusión e implantación en la sociedad. Solo de esta forma sobreviviremos en la nueva realidad que nos rodea, en la que la incidencia de la pandemia está condicionando aforos en un galimatías normativo que se divide por comunidades autónomas y que tiene descolocadas a las empresas. Por lo tanto, señores del toreo, es urgente: siéntense, hablen y entiéndanse. Por el bien de esta pasión que nos une. Por su continuidad en el tiempo.

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10 años, 10 # María Verónica de Haro de San Mateo

Aquel funesto once de mayo tierra, volvió a demostrar su sem- por Espartaco y premiado con el indulto) resultó memorable, al de 2011, la huella de los terremo- piterna voluntad de ayudar. El anuncio del festival taurino igual que el prólogo a la faena tos se percibía abisal. La intuición de que los seísmos nos cambia- “Todos con Lorca” desbordó la de muleta que le instrumentó el rían para siempre mutaba en cer- emoción de cuantos concebimos maestro de Espartinas quien – al teza a medida que se confirmaba la tauromaquia como paradigma ser invitado por sus compañeros la magnitud de la catástrofe. El de generosidad. Probablemente al redondel – expresó proverbialcamino de la recuperación sería – pensé – nadie pueda compren- mente, una vez más, en qué conlargo. Sobreponerse a la añoran- der mejor que los toreros cómo siste torear. La desgracia de los terremotos za, difícil. Pero solo cabía honrar, las cicatrices enjutan el cuerpo y con determinación y coraje, a el espíritu... cómo el cielo en un de Lorca no vino sola. En 2012, la una tierra curtida en mil batallas infierno cabe... cómo la suerte y riada de San Wenceslao ocasionó nuevas pérdidas humanas y agray en la que azules y blancos, en- la muerte en segundos se libran. A tenor de los ofrecimientos, vó el calamitoso estado general carnados y morados, lorquinos y foráneos moramos con brocada bien podría haberse programado (y anímico) de la ciudad. La plaza de toros, apuntalada pasión. ¿Cabía esperar como tantos otros edifimenos de los descencios a la espera de rehabidientes de aquellos que litación, sufrió nuevos daembellecieron “la Ciudad ños a los que se sumarían del Sol” hasta convertirla posteriores agravios que en la joya barroca “de los amenazaron con quebrar cien escudos” que renasu historia para siempre. ció al calor de temblores Resulta pues obligado pretéritos? agradecer la sensibilidad Cuando este año se de cuantos en esta última conmemora el décimo década han respondido aniversario de los seísa la llamada de nuestro mos con profundo dolor Club Taurino, presidido en recuerdo de las víccon denuedo por Juan timas, parece que nada hubiese ocurrido al con- Las máximas figuras del toreo se movilizaron para recaudar Coronel, para participar en cuantas actividades templar la casi total recu- fondos para las víctimas y damnificados de los terremotos. han procurado sostener la peración del patrimonio lorquino. Nos embarga entonces no un festival, sino toda una feria. afición y la esperanza por recupeel legítimo orgullo de haber na- Manuel Díaz ‘El Cordobés’, Fran- rar el coso de Sutullena. Inolvidacido en una tierra magnánima cisco Rivera, Rafaelillo, El Cid, ble también el especial desprenque ha recobrado la prestancia Castella, Perera, Cayetano o Paco dimiento de quienes cedieron sus de antaño con dignidad y esfuer- Ureña (al igual que otros muchos más preciados paños a la exposizo. Pero también, cómo olvidar- toreros y ganaderos cuya lista se- ción “De seda y oro, plata, óleo o lo, gracias a la generosidad de ría imposible reproducir aquí) ex- azabache... capotes con historia” cuantos nos brindaron su apoyo plicitaron su deseo de participar. que tuve el honor de comisariar para levantarnos, de nuevo, con Pero, finalmente, ante bureles de en el Museo Azul de la Semana Garcigrande, Victoriano del Río, Santa el año del 125 aniversario ilusión. Lorca – de suelo grato y casti- Juan Pedro Domecq, Núñez del de la inauguración de nuestra aún llos encumbrados, espada contra Cuvillo, El Torero, Jandilla, Daniel maltrecha plaza de toros. Al fin y al cabo, la memoria es malvados y del Reino segura llave Ruiz y El Ventorrillo fueron Pon(leyenda del escudo de la ciudad ce, Liria, Morante, El Juli, El Fandi, potencia del alma y en ella anidan que el maestro Pepín Jiménez Manzanares, Talavante y el joven pasiones y gratitud. La misma orló en su capote predilecto) – se novillero lorquino Miguel Ángel que hoy aflora sublimada. Ojalá muy pronto, el ruedo convirtió, aquella tarde aciaga, Moreno (acompañados de sus en epicentro de solidaridad. En- cuadrillas) quienes, el 3 de julio de Sutullena y las alamedas que tre los incontables testimonios de 2011, propiciaron en La Condo- arroparon a miles de lorquinos de afecto que se materializaron mina una tarde de fiesta que fue aquella tarde de inmensa zozoen los primeros momentos, mi un verdadero acontecimiento de bra de la que se han cumplido ya recuerdo recala estos días en el principio a fin. El colofón, con la diez años, diez, recobren la sin de la familia taurina porque, ante lidia que todos propinaron a “Zo- par alegría que los días de toros la desgracia que asolaba nuestra letillo” (el noble sobrero regalado conferían a Lorca. 18

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Cuarenta años de la alternativa de Pepín Jiménez # Manolo Guillén

El maestro Pepín Jiménez no es muy dado a las entrevistas. Ni siquiera en estos días en los que se cumple el tetragésimo aniversario de su alternativa, que cualquiera otro se había rendido ante cualquier gesto que pudiera suponer un homenaje. Pero Pepín, el Maestro Pepín, es diferente a todos, hasta en eso. A vuela pluma, en una de las múltiples conversaciones que a menudo tengo la dicha de compartir con él, me contó un ramillete de detalles de aquella fecha tan entrañable en su carrera profesional y en su vida personal, como fue para él aquél 5 de septiembre de 1981 en que se convirtió en matador de toros contando como padrino con sus admirados Paco Camino y Dámaso González en la plaza de toros de La Condomina. Con superior permiso del Maestro, me tomo la licencia de insertar debidamente entrecomilladas algunas de las vivencias que me contó con total naturalidad y sin pensar que serían compartidas con todos los lectores de esta revista taurina que edita anualmente, haya feria o no la haya, el Colegio de Periodistas. Fueron un puñado cortito de recuerdos que retuve en mi memoria, y que ahora me dispongo a desvelar. No se asusten, no son frivolidades ni anécdotas para la prensa del corazón. Son las palabras de un torero con mayúsculas, de un artista único e inimitable, a quien no olvidamos y tenemos muy presente. Vaya en estas líneas mi homenaje a una forma tan singular y tan propia de concebir el toreo, como no hay en el mundo dos iguales. Siempre se cantó la personalidad de Pepín, del gran Pepín. Y pocas veces se habló del misterio que siempre conservó su tauromaquia. Ese misterio se mantiene perenne. No caduca. Y lo engrandece con palabras tan sencillas como SEPTIEMBRE 2021

Pepín Jiménez torea con desmayo al toro de la alternativa. Siempre fue un torero de excelente clase.

las que ahora tendremos ocasión de conocer. Siempre queda algo latente en el aire, como ese halo que resplandecía sobre la arena después de sus grandes faenas. Siempre quedará algo más por contar. Y ese gancho nos sigue enamorando a los que somos de Pepín, en las tardes buenas y en las menos buenas (si algún día las hubo, que no creo). Pepín había despertado una enorme expectación durante un par de temporadas, en las que como novillero había sembrado con sus triunfos y su arte los ruedos de esa vieja piel de toro que es la península ibérica. Aquel día 5 de septiembre era el punto de partida en la carrera profesional de Pepín. Todos los méritos que había adquirido como novillero le habían servido para conseguir que la alternativa le llegara en la Feria de Murcia, en un cartel de postín, y con toros de una ganadería de máximas garantías. “Si especial es el día en que matas tu primer becerro -explica Pepín-; el día, si llega, de ponerte

el traje de luces por primera vez; el día, si llega, de poder debutar con picadores,... el día de tomar la alternativa es aún más especial, porque es el día que sueña todo aquel que emprende el camino de querer ser torero”. Con ese “si llega”, Pepín pone de manifiesto lo difícil que es la aventura del toreo para cualquiera que la intenta. Son escalones que hay que ir subiendo, peldaño a peldaño, que no todo el mundo los consigue subir. Muchos son los llamados y pocos los elegidos. Por si llegaba o no algún día la alternativa, Pepín había brindado a su padre, años atrás en la vieja plaza de Cartagena, el primer novillo que estoqueaba vestido de luces. Don Crisanto Jiménez sabía lo que era vestirse de luces y una vez apartado de los ruedos había dado prolongación a su afición compartiendo junto a sus hermanos la gestión de diversas plazas de toros. El toro de la alternativa se lo brindó a su hermano Juan Francisco, que recogió la montera y salió corriendo por 19


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el amplio callejón de la plaza de Murcia con esa extraña mezcla de nerviosismo y satisfacción, tal vez sintiéndose objeto de las miradas del todo Lorca. Desde ese día en adelante, sólo serviría lo que fuera capaz de ganarse Pepín en el ruedo con su espada y su muleta, con toda la responsabilidad que ello conlleva para un joven que se va a encontrar en el patio de cuadrillas con dos toreros con un impresionante bagaje profesional, con dos maestros de la talla del sevillano y del albaceteño. “Es un día de mucha presión -recuerda ahora Pepín-, porque todo depende de lo que se hace a partir de ahora. Lo que se ha hecho antes ya deja de contar. No suma. Hay que buscar el éxito. Y al final esa presión no te permite disfrutar esos días tan especiales. Luego, pasa el tiempo, y es ya cuando lo asimilas”, argumentaba con la satisfacción de estar refrescando un montón de sensaciones del pasado. Aunque había toreado varios festivales junto a matadores de toros consagrados: “no es lo mismo. Para nada”, señalaba Pepín. Torear en un festival un novillo, reglamentariamente despuntado, es diferente a actuar en una corrida de toros y viendo de cerca a Paco Camino y Dámaso González. El Maestro Pepín recuerda aquella jornada como un día de mucho ajetreo. No tuvo tiempo de deleitarse, ni detenerse un momento para reflexionar sobre la metamorfosis que experimenta el cuerpo y la mente al pasar de ser novillero a matador: “Afortunadamente -y dice Pepín lo de afortunadamente con la cautela necesaria- no pude disfrutar como debiera de un día tan especial. No hubo tiempo de paladear el momento, pues nada más terminar la corrida emprendía camino hacia Palencia, donde toreaba al día siguiente; y al otro, volvía a torear en la Feria de Murcia”. Triunfar, triunfar y triunfar. Es lo único que valía. La competitividad y rivalidad era un hecho. Había que destacar, por mucho que Pepín siempre defiende que la tauromaquia no es cuestión de números. “El toreo es un arte de emociones y no de estadísticas”, repite a modo de lema. Aunque

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Gesto cariñoso de Paco Camino ante la mirada de Dámaso González, en el momento de la ceremonia.

Pepín fue agasajado con toda clase de obsequios durante las vueltas al ruedo. En la imagen, con un cochinillo.

aquella tarde era consciente de que las orejas eran como goles y había que tratar de conseguir un resultado lo más abultado posible. La espada le privó de cortar las dos orejas y el rabo de “Supuesto”, número 1 -que así se llamaba el toro de la alternativa-, y el premio quedó reducido a una oreja; y en el sexto sumó un nuevo apéndice que le permitió salir por la puerta grande. Dos días después, en su segunda tarde en la feria, salió por la otra puerta, la de la enfermería. Finalizada la conversación con el Maestro de Lorca, me fui inmediatamente a los archivos

de la hemeroteca, donde disfruté un rato largo comprobando el ambientazo que tenía Pepín, el jovencísimo Pepín, en aquellos días de los que ahora nos separan cuarenta años. La prensa hacía cábalas sobre el juego de la corrida a la hora de su desembarque en el viejo y centenario ruedo de la plaza de toros de Murcia. Por aquellas fechas todavía se ofrecía la desencajonada como un espectáculo más de la feria taurina. También aparecían noticias sobre las prendas de lujo que Pepín Jiménez iba a estrenar con motivo de un día tan señalado: el traje de luces gris perla y oro, y un capote de paseo azul celeste y oro con bordados alegóricos a la historia y ciudad de su Lorca natal, que fue bendecido unos días antes en la Peña Taurina de Pepín. Incluso Manuel González Sánchez, presidente del Club Taurino de Murcia y excelente artista de los pinceles, realizó una exposición en los salones del Rincón de Pepe con una veintena de obras inspiradas en la figura del lorquino y en la fuerza expresiva de su toreo, a cuya inauguración acudió el propio Pepín en las horas previas a hacer el paseíllo de su alternativa. El fervor con que vivió la ciudad de Lorca la llegada al escalafón superior de su nuevo ídolo quedaba patente en las páginas del diario Línea, donde Diego Vera hacía esta magistral descripción: “Faltaban todavía horas para hacer el paseíllo y media Lorca, carretera abajo, se dejaba caer en Murcia, para ver torear a Pepín, para aplaudir a Pepín, para arrojar al ruedo todo lo que hiciera falta en homenaje a Pepín”. Incluso, entre otras cosas, le regalaron un cochinillo cuando daba la vuelta al ruedo y compartió la portada con Pepín en la Hoja del Lunes en una estampa que tiene un rancio sabor añejo. Después salió el toro y la trayectoria de Pepín Jiménez echó a caminar. Se agigantó con sus tardes de gloria. Ahora que hace dieciocho años que no torea, todavía añoramos la presencia en los ruedos de quien un día se dijo: “Pepín no será el mejor torero, pero sí es el que mejor torea”. Feliz aniversario, matador.

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El toro que resultó ser dios # Texto y fotos: Rubén Juan Serna

sueños cobran vida y la vida, en ocasiones, se convierte en sueño. González Beltrán es de esos artistas murcianos que ha decidido que su hogar y su estudio se encuentren en el mismo sitio, aunque separados, y quizá porque su vida no es separable de su trabajo, que no es un oficio sino una pasión y una forma de vivir. El escultor de los ícaros, ese personaje que escapó junto a Dédalo del laberinto del minotauro, es el autor de la obra que protagoniza la portada de esta publicación. “Ícaro” es también el nombre de un veterano caballo al que Pablo Hermoso de Mendoza ha montado en numerosas tardes, y gloriosas, y que ha destacado por su habilidad y valor en el tercio de banderillas. Los talleres de escultura son museos sin visitantes, son exposiciones sin halógenos dirigidos ni cartelas en las paredes. Así es el taller de González Beltrán, en donde la bienvenida, además de él, la ofrece una escultura a tamaño real de Pepín Liria, uno de los toreros a los que más ha admirado el escultor. “Sufro mucho en los toros, sobre todo si torea un amigo”. Así se refiere a su emoción en la plaza, en donde disfruta del ambiente y de la carga espiritual de la fiesta, pero reconoce sus humanos temores por la integridad de los toreros, y más si hay un vínculo de amistad entre ellos.

El artista González Beltrán.

Entrar en el estudio de un artista es pisar un santuario en el que se reconoce la espiritualidad

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sin conocer a los dioses. Se respira la quietud y el silencio de los espacios sagrados, en donde los

Gran dibujante y pintor González Beltrán es un gran dibujante y pintor. No sé si él se reconoce así, pero la galería de bocetos que adornan su estudio dan buena muestra de ello, aunque sea la escultura, y en concreto la escultura en bronce la que caracteriza su obra.

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“El bronce perdura, pasarán los siglos y seguirá ahí, resistiendo, no hay material como él”. Así lo indica mientras muestra alguna de sus obras más conocidas, todas ellas con una temática mitológica. Mientras recorremos su taller González Beltrán me explica el proceso de creación de sus obras, y la importancia, la raíz, de la escultura, que es el modelado en barro, sirviendo el resultado como base para su reproducción en bronce en la fundición. Un proceso complejo que sumado al valor del propio bronce eleva el coste de una escultura. González Beltrán rechaza la escultura en serie, la realizada con procesos informáticos y que reproducen esculturas idénticas, como el que fabrica tornillos. “¿Para qué quiero yo una escultura que hace un ordenador, exactamente igual, gracias a la tecnología? No hay alma, la escultura siempre partirá del barro, de las manos del escultor”. Con el orgullo con el que un padre enseña el vídeo de la actuación de fin de curso de sus hijos, Mariano me enseña la obra que servirá de portada para esta publicación. A simple vista un majestuoso toro. “No es un toro”, me advierte en primer lugar. “Es Zeus”. El escultor hace referencia al rapto de Europa, hija del rey Agenor, que fue raptada a lomos de un toro que era el propio dios Zeus, que se sirvió de esa apariencia para ganarse la confianza de la joven. En ese rincón del taller surge una emoción entre el goce estético y la angustia, al verme rodeado de grandes pedestales con Ícaros y maternidades, otro de los temas recurrentes en la obra de González Beltrán. Su delicadeza al hablar, su cariño al referirse a sus obras y, sobre todo, la seguridad del artista que muestra su trabajo orgulloso, me convence de que estoy ante uno de los grandes. Ante uno de los pocos genios llamados a ser eternos, como lo son algunos diestros y astados. Y es que González Beltrán tiene el don de la creación, de transformar el barro, no en figuras, sino en objetos únicos llenos de vida.

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Esculturas del artista González Beltrán.

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La bienvenida de Hemingway # Juan Antonio De Heras y Tudela

Hemingway y el fotógrafo Juan López, en La Condomina..

No recuerdo muy bien la fecha exacta en la que tomamos la decisión. Fue tiempo después de que, siendo yo aún muy joven, cruzara por primera vez el umbral de la puerta de acceso a la Asociación de la Prensa, en el céntrico entresuelo de la Gran Vía de Murcia. Hace treinta años de aquello y aún viene a mi memoria la imagen de Rafael, hombre de mediana estatura, voz suave y pelo blanco, amable hasta decir basta, atendiéndome con la hechura de los corazones construidos desde la sencillez. Rafael se encargaba de todo, incluso durante tantísimas Ferias de Septiembre, de distribuir esta misma publicación en los accesos de La Condomina, la tarde en la que el cartel anunciaba la Corrida de la Prensa. Y también mantenía la casa en orden. Lo cierto que es cada rincón del inmueble, cada pared convertida en expositor de las firmas más ilustres de la pintura murciana, cada estantería colmatada por

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premios y reconocimientos, cada mesa coronada por esculturas a cuyos pies, como si de ofrendas se tratasen, se depositaban periódicos y revistas de cabeceras ya desparecidas, evocaba una historia de esplendor, y lanzaba con sutileza el desafío de intentar hacerse merecedor de tan importante legado, de preservarlo y de hacerlo crecer, con la responsabilidad de pasar el testigo a nuevas generaciones. En una de las salas de menor tamaño, situada a la izquierda, en la parte más cercana al patio de luces y transformada en almacén, hacían guardia en silencio unos archivadores metálicos, color gris oficina, que aún hoy se conservan. Su interior albergaba otro tesoro de incalculable valor: el archivo gráfico del semanario Hoja del Lunes. Fotografías clasificadas por temas y personajes, guardando orden alfabético. Y junto a ellas un sobre, con una leyenda escrita a lápiz, en el reverso, con cuidadosa caligrafía: <<Hemingway

en Murcia>>. Ganga y Valcárcel La presencia del afamado Pulitzer y Premio Nobel de Literatura en la ciudad había tenido lugar en 1959. La redacción de Hoja del Lunes y, de manera especial, José Antonio Ganga, periodista y crítico taurino que escribía en esos momentos también en el periódico La Verdad, intuía que Hemingway, don Ernesto, socio y amigo entrañable de Antonio Ordoñez, no dejaría de acompañar al torero en las dos tardes en las que su presencia había sido anunciada en la monumental de Murcia. Conseguir entrevistar al autor de ‘El viejo y el mar’ pasaba, por tanto, a convertirse en prioridad absoluta. La madrugada del 7 de septiembre, Ordoñez llegaba al fin a la capital del Segura acompañado de sus cuñados y apoderados, Domingo y Pepe Dominguín. Sin embargo, el laureado escritor y periodista no iba en la comitiva. Había tomado la decisión de

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desplazarse por su cuenta, un día después, y aparecer directamente en La Condomina a tiempo de presenciar la corrida. Advertido Ganga de tal circunstancia, lo estaba esperando en el callejón, aguardando con la frase exacta para procurar ganarse la simpatía en el primer lance. –He sido, como usted, admirador del ‘Niño de la Palma –le dijo nada más verlo, desplegando una amplia sonrisa. La anterior revelación fue tan sincera como intencionada. Ganga sabía que Cayetano Ordoñez, el padre de Antonio, había inspirado a Hemingway la novela ‘Fiesta’. La argucia era romper el hielo de este modo y funcionó. Fue así como pudo hacer las primeras preguntas antes del paseíllo, aprovechando el descanso para completar la entrevista. Se lidiaban este martes, en la segunda de Feria, siete toros de la ganadería de Samuel Hermanos, que había sustituido en el último momento a la de Anastasio Fernández; el primero a caballo destinado a la maestría del rejoneador Ángel Peralta, y los siguientes, en este orden, para los diestros Julio Aparicio, Antonio Ordóñez y Gregorio Sánchez. Hemingway, ya conquistado, se mostró en todo momento cordial. Habló sin reservas de sus negocios con Ordóñez, con quien anunció estaba estudiando construir unos moteles en Torremolinos; de su preferencia por el toreo de capa, que consideraba más difícil; de que a lo largo del año llevaba ya vistas más de cuarenta corridas; e incluso desveló, tras compartir con su entrevistador una bota de vino de esta tierra, que ya la conocía. Cabe especular que tal vez habría recalado previamente por estas latitudes en alguno de sus múltiples viajes por España, antes de sobrevenirle la fama. Elogió desde esa experiencia la fertilidad de los huertos, la belleza de las flores, la riqueza de Murcia que en su opinión era indudablemente <<mayor que la de California>> y sobre todo, afirmó que lo que más le gustaba era que <<los murcianos son gente estupenda>>. Para un periodista, incluso para uno tan consagrado como lo era

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Ganga a estas alturas de su vida, lo acaecido en esas horas representaba una de las mayores satisfacciones profesionales a las que se puede aspirar. Lo era porque, como en el título de una de las obras cumbre de Oriana Falacci, ese instante había constituido, a ciencia cierta, una entrevista con la historia y, por tanto, un pasaje con derecho adquirido de inmortalidad. No es de extrañar por ello que, al día siguiente, y haciéndose acompañar de su amigo y compañero en Hoja del Lunes, Carlos Valcárcel –de quien se cumple en 2021 el centenario de su nacimiento– Ganga emprendiera rumbo a la barra del “Rincón de Pepe” con un ejemplar del diario

Ganga entrevistó a Hemingway en el callejón de la plaza de toros. Diario La Verdad de Murcia..

La Verdad bajo el brazo, en el que la entrevista ocupaba lugar destacado en la portada y se extendía a la página dos. El soplo de que Hemingway, su secretario y las esposas de ambos iban a degustar los platos elaborados por Raimundo González Frutos, se lo había dado Domingo Dominguín. Llegados ambos periodistas al mostrador con antelación suficiente, pidieron unas copas para hacer tiempo. Tocó esperar, porque Hemingway había decidido hacer noche en Alicante, en un hotel desde el que podía ver el mar, otra de sus grandes pasiones, pero mereció la pena. Cuando finalmente apareció y una vez presentados, Valcárcel

le preguntó educadamente qué deseaba beber. <<Vino, por supuesto>> fue la respuesta del Premio Nobel y a partir de ahí se produjo un animado diálogo entre el laureado literato y don Carlos que, en cuestión de vinos, no solía tener rival ni en erudición ni en capacidad de defender sus bondades. Años más tarde, en un artículo publicado en Hoja el Lunes, el 6 de diciembre de 1972, Ganga recordaría esta anécdota y el ameno intercambio de opiniones sobre las clases de vino de la Región de Murcia: <<¿Quién venció a quién? Puedo decir, en términos deportivos, que el combate resultó nulo>> – explicaría Ganga. Hurto sin denominación de origen Huelga explicar que la conversación en el emblemático restaurante de Murcia, que tuvo continuidad en la plaza de toros, dio de sí lo suficiente para que Ganga dispusiera de material para ampliar la información ofrecida en el primer encuentro. Entre ella, desmentir que Hemingway tuviera intención alguna de aceptar la invitación de ‘La Gaceta Literaria de Moscú’ para visitar la capital moscovita en un futuro y proyectado viaje del presidente norteamericano Eisenhower. –Si invitaran a Ordóñez, me lo pensaría –atajó la cuestión con buen humor. Sin embargo, esta tarde pasaría a la posteridad por un suceso menos agradable. Tal vez fue mientras Ordoñez cuajaba una extraordinaria faena al quinto de la tarde, merecedora de dos orejas, rabo y dos vueltas al ruedo. O muy probablemente al principio, cuando el escritor penetró a la plaza por el callejón, momentos antes de que la cuadrillas comenzaran el paseíllo, y la multitud al verlo se le acercó requiriendo la firma de un autógrafo <<en novelas suyas, en abanicos e incluso en bolsos>>. Las peticiones atendidas fueron tantas que hasta la pluma quedó sin tinta y tuvo que pedir una de repuesto. No fue sin embargo lo único que se evaporó. Días después, ya de regreso en Madrid, Hemingway desveló que mientras lo anterior acontecía le había sido sustraída la cartera. En

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su interior llevaba 9.000 pesetas, que con gusto estaba dispuesto a regalar al ladrón <<en pago a su destreza>>; portaba también una imagen de San Cristóbal con la leyenda “Llévame contigo y no tendrás peligro”; pero lo que más le dolía, por su valor sentimental, era que la pinza billetero le había sido enviada por su hijo Patrick, desde Estados Unidos, y le tenía un gran afecto. De la petición de que al menos eso le fuera devuelto se hizo eco el periodista del diario Pueblo Mariano Gómez-Santos, en un artículo publicado en esa cabecera el 15 de septiembre, con el título “Hemingway envía un mensaje a un carterista”. El revuelo por el hecho de que al Nobel lo hubieran desplumado en La Condomina fue mayúsculo. Tal fue el escándalo que Hoja del Lunes se vio obligada a recordar, en un suelto el día 21 de septiembre, que <<esta ciudad, en cuyo escudo campean siete coronas y un corazón, tiene dos estaciones ferroviarias, innumerables líneas de autobuses, cientos de caminos, un aeropuerto (en construcción), y... ¿quién identifica la cuna del habilidoso “prestímano”? Que... por todas partes se va a Roma o al chaleco de don Ernesto>>. Y estaban en lo cierto. Un día después, la pinza –no así el dinero– era depositada por una mano anónima en el hotel de Madrid en que se alojaba el novelista. José Luis Castillo-Puche, periodista y escritor yeclano que años más tarde fuera nombrado socio de honor de la Asociación de la Prensa, en el mismo acto en el que a Carlos Valcárcel se lo otorgaba la presidencia honorífica de esta institución, había llegado a pedir al Ayuntamiento de Murcia que mandara confeccionar una réplica exacta. Tal gesto no fue necesario. Sin embargo, el hurto de la pinza, la generosidad de Hemingway y la iniciativa de Castillo-Puche, dieron lugar a un interesante desenlace. Alfonso Camorra, descendiente de una saga de hosteleros, que regentaba en ese momento ‘La Pérgola’ y la ‘Terraza del Riscal’, locales de referencia en el Madrid de la época, se había ofrecido a reponer las 9.000 pesetas a don Ernesto de

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su propio bolsillo. El Nobel de Literatura no aceptó, pero sí consideró acertada la propuesta del literato y periodista yeclano, hecha pública en otro artículo en el diario Pueblo, de destinar el dinero a un premio para jóvenes escritores españoles. Además, sorprendió a todos al comprometerse a sumar a esa cantidad quinientos dólares <<porque en España hay escritores extraordinarios, con mucho talento>> y quería leerlos. Simbólica bienvenida Buena parte de estos escritores, los que ya deambulan por

Cartel de la Feria de Septiembre de Murcia de 1959.

las calles de Murcia, los que se forman en las facultades de periodismo, los que sueñan con intercambiar conversaciones con personalidades de nuestro tiempo, los que están llamados a construir el futuro del Colegio de Periodistas y aman esta bendita vocación de informar, atraviesan, como lo hice yo hace treinta años, el umbral del céntrico entresuelo de la Gran Vía de Murcia, para encontrarse con la imagen de Hemingway dándoles la bienvenida. Liberada de su prisión metálica y gris, la fotografía que dormía en un sobre cerrado, despierta de inmediato la atención de quienes la contemplan, enmarcada y expuesta en un espacio intermedio entre las puertas de madera tallada que dan paso a la biblioteca y al despacho principal. Fue tomada en el callejón de la plaza de toros de Murcia, la tarde del 9 de septiembre de 1959, horas después del encuentro con Ganga y Valcárcel en el Rincón de Pepe y, tal vez, aún con peso de la billetera en el interior del chaleco del Nobel de Literatura. Los ojos del escritor se cruzan, desde esa posición, con generaciones a quienes sus obras, y el testimonio de la prensa, convierten en coetáneas, pese al transcurso inexorable del tiempo. Y junto a él, con idéntica mirada, el fotógrafo que lo fue, entre otras muchas publicaciones, de Hoja del Lunes, Juan López, nos invita a seguir respetando y amando el compromiso de dejar constancia de los hechos, y de continuar la labor, impagable labor, de quienes nos han precedido. De ellos, como de Rafael, con quien perdí el contacto tras su jubilación, quiero y necesito acordarme. A su lado, durante veinticinco años al frente de la secretaría técnica de la Asociación y del Colegio, y coordinando las labores administrativas de las publicaciones –también de esta que tiene entre las manos–, estuvo la siempre vitalista y entusiasta Nuria Torreira, colaboradora fiel y amiga entrañable, a quien deseo dedicar un especial y sentido recuerdo, en esta primera Feria en que nos falta. Gracias, de todo corazón, por haber mantenido la casa en orden.

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Cano: el rey de los fotógrafos · Se cumplen cinco años de su muerte a la edad de 103 # Miguel Massotti

Canito y Hemingway.

Este verano que ya acaba -terminando julio, concretamente-, se cumplieron cinco años del momento en el que se cerraron para siempre los “ojillos” más vivarachos, que se hayan asomado al objetivo de una cámara fotográfica para retratar una imagen taurina. En el siglo XX, hubo grandes fotógrafos taurinos: En América, el mismo padre de César Rincón, era fotógrafo taurino profesional (pasando muchos apuros para sacar a su familia adelante); Santos Yubero, Finezas, Arjona (inolvidable, Cascales padre, paseando una oreja en Las Ventas; o Morcillo banderillero, con la oreja del novillero Juanito Muñoz), Zarco, Botán… en España. Y en la Región de Murcia: López, Charles o Tomás en la capital; Casaú en el histórico coso de Segunda Categoría (la misma que Murcia) de Cartagena y más cerca en el

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tiempo, el admirado Luis Godínez. Memoria de Manolo Guillén. Por la Vega Media, rememora Jesús Cano: “El amigo de Canito, se llamaba Ángel Molina Miñano “Sacris”, fotógrafo de profesión y gran aficionado taurino, hasta el punto de organizar un festival taurino en Blanca en el que trenzaron el paseíllo Morenito de Maracay, César Rincón, Enrique Ponce y Pepín Liria, contando con la ayuda del célebre Canito. “Dale recuerdos a mi hermano Ángel” era el encargo que me hacía Canito cada vez que me veía por las plazas de la Región. Se respetaban como hermanos y la casa de Sacris era el lugar donde dormía cada 27 de septiembre, día grande en Abarán, el fotógrafo valenciano. De Lorca, me llegan referencias por Jero Martínez, de “Borrasca” Y el gran Valero, pionero de los vídeos, tras el doctor Parra (Jefe

de la Enfermería de Sutullena), que tomaba película en tomavistas. (Perdonen otras ausencias). Y aficionados artistas de la fotografía: Conrado Abellán (íntimo de Cano), Paco Sastre (hijo/mi hermano de mi Maestro); Juanchi, Enrique Soler o Marcial Guillén. Tenemos falta de organizar el escandallo fotográfico, cronista y de crítica taurina regional. El rey, cámara en mano Pero la fotografía taurina mundial, tiene una referencia única: Francisco Cano “Canito”. El fotógrafo de la cogida y muerte de Manolete. Llegado el quinto aniversario de su muerte, a los casi 104 años de edad. Cano cierra la etapa de aquellos profesionales a los que nunca se les acababan los rollos de película y que eran capaces de revelar en una habitación de hotel y no fallar jamás en el enfoque de

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Muerte de Manolete (Canito).

Alicante, Orihuela… incluso de cualquier instantánea. espontáneo, con paso posteLo conocí, hace ya muchísirior por el calabozo y bautizo mos años, en los corrales de La de sangre en la misma Alicante. Condomina, durante un sorteo La Guerra Civil le pilló en Made los toros, en el que acomdrid, boxeando en el Peso Mospañaba a mi maestro Pedro ca. Y allí es donde se coloca de Sastre. Se saludaron fraternalayudante en un laboratorio y mente, como buenos taurinos; empieza sus primeros “coqueusando guayabera los dos. Y teos” con la fotografía. Y como me dijo: “Nene, Cano estuvo en la cabra tira al monte, Cano Linares y fue el único que hizo debuta con una cámara con todo el reportaje de aquel aciamarca de revolver: Brownie; y go día”. al poco se hace con una Leica, Desde que tengo uso de raque llevaba en Linares y que zón, me sorprendía que todos viajó con él casi toda su vida. mis mayores, tuvieran interés en contarnos dónde estaban El día de Linares cuando les llegó la noticia de la “Yo no tenía previsto ir a Licogida y muerte del más grannares”, me contaba Cano. Pero de torero de todos los tiempos. Luis Miguel me debía un dinero Después con los años y el paso de la vida, ese mismo fenóme- Portada del catálogo de la exposición en el Al- de varios reportajes que le hano, lo encontré repetido con el mudí “Cano 50 años de fotografía Taurina” de bía hecho. Fui a cobrar y como 1990. era muy “chota”, me dijo, “CaGolpe del 23-F y con los atennito, si quieres cobrar, te vienes tados del 11-S en Nueva York. cosas buenas y no tan buenas de A lo largo de los años, tuve la algunas figuras. Cano era un tipo conmigo de gira”. Y por eso me suerte de ser el vecino de burla- entrañable, que se mantuvo al pie embarqué. En Linares, es verdad que por dero de Cano en La Condomina, del cañón hasta el final de su muy la mañana, el mozo de espadas durante muchas, muchas Ferias; larga existencia. y que pudiéramos hablar largo y Hijo de un novillero alicantino, de Luis Miguel, fue a pedirle un tendido. Que me contara de sus llamado “Rendijas”; Cano qui- “añadío” al mozo de Manolete. Y preferencias y me descubriera so ser torero y probó suerte por que el cordobés, dijo “Déjaselo,

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que lleve algo de buen torero”, con ese humor de Séneca que tenía Manolete. Yo era manoletista, pero como el que pagaba era Luis Miguel, no podía dejarme llevar por mi afición. Del Hotel Cervantes, cruzamos a la plaza, con una carretera por medio y una calle corta, que da directamente a la plaza (íbamos andando, los toreros y acompañantes). Aquella corrida de Miura, estaba reseñada para torearse en Murcia en Septiembre, con Islero entre ellos, pero Balañá que era el empresario de Linares, necesitaba subir el tirón de su taquilla y mandó que se la desviaran allí. Contaba Cano, que tras la cogida de Manolete y mientras lo intervenían en la enfermería, cayó en la cuenta y salió corriendo al desolladero para fotografiar a Islero muerto. Después volvió al ruedo y cuando terminó Luis Miguel con el sexto, de nuevo a la enfermería. Las noticias no eran buenas y se organizó una especie de procesión con Manolete en camilla, para llevarle a pie, hasta el Hospital de los Marqueses de Linares, que no es mucha distancia, pero parece extraño que no tuvieran una ambulancia a mano. Y en el Hospital, nerviosismo y preocupación cuando se hizo de noche. Llegó Lupe Sino y dicen que Manolete pegó un respingo cuando oyó el sonido de sus tacones por el pasillo. Pero don Álvaro Domecq, la detuvo y le prometió que entraría, si él la llamaba. Don Álvaro temía, lo que se llama un “matrimonio in articulo mortis”, que le hubiera concedido toda la herencia a Lupe y no a su madre y hermanas. Cuando Manolete expiró, estuve presente mientras lo amortajaban y lloraban. Después corrí hasta la Estación de Ferrocarril y al maquinista del Correo que iba para Madrid, le entregué los carretes y llamé al ABC para decir que iban en camino y que salieran a recogerlos a Atocha. Yo me volví al Hospital y a la Capilla ardiente. Y de allí a Córdoba, donde estuve con Doña Angustias y completé mi trabajo. Cano y Murcia ¿Cincuenta años?,

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¿sesenta

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o setenta?… vaya usted a saber cuántas Ferias de Septiembre, quedaron plasmadas en las fotografías que firmaba Cano a mano, como si de un cuadro se tratara. Que regalaba muchas, si que es verdad. Pero que también sabía vender otras muchas, es el Evangelio. Francisco Cano “Canito”, es el ejemplo más claro y puro de la

Mosca. Pero de espíritu gigante y una fuerza invencible, que con un siglo de vida, le mantenía en las plazas y buscando la imagen con el objetivo, cada día más moderno y veloz. Lejano al primer tubo negro que se inventó y le acopló a su Leica histórica, en sus comienzos. La Murcia taurina, guarda numerosos objetos, fotografías y alguna de sus gorras blancas firma-

Cano con doña Angustias, madre de Manolete.

El autor entrevista a Don Álvaro Domecq, en presencia de Ángel Bernal (foto: Cano).

palabra “Freelance”. Un hombre independiente y libre, que se llevaba bien con todo el toreo y que era querido y respetado por todo el mundo. De físico, chiquitillo. Un Peso

das por Cano. Aquí dejó como un Rey Sabio de la Fotografía, parte de su corazón y entrañas. Y Murcia, no olvidará nunca al Rey de los Fotógrafos Taurinos: Francisco Cano “Canito”.

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Tres plazas de toros para una ciudad · “Nada menos que una plaza como esa, necesitaba esta Región, para poder reunirse alguna vez” # Tomás García Martínez y María Luján Ortega

Con el 134 aniversario de la inauguración de la plaza de toros de Murcia, se pone de relieve la importancia que tienen los festivales taurinos en nuestra Región. Si bien, la ciudad de Murcia había ostentado a lo largo de los siglos de varias plazas públicas que se convertían en cosos taurinos en los días de Feria, algunas de manera improvisada, como tal era el caso de la “plaza en el Mercado” (Santo Domingo), la de Ceballos; el coso de la plaza Camachos (siglos XVIII - XIX), para pasar los actos taurinos a la plaza de la Media Luna, actual González Conde, a la espera de construir una definitiva, pues la ciudad de Cartagena ya disfrutaba desde 1854, de una plaza de toros de construcción exenta y oval. De esta forma observamos como durante el siglo XIX, en la ciudad de Murcia existieron y convivieron tres espacios taurinos en el entramado urbano: la plaza de toros ubicada en el barrio del Carmen, la plaza de toros de San Andrés y la plaza de toros de La Condomina.

mitidas solamente con motivo de nacimientos reales o bodas. El coso taurino ubicado en la plaza Camachos, que recibió en un primer momento el nombre de Plaza del Barrio o Plaza de Toros del Carmen, hizo las funciones de plaza de toros hasta mediados del siglo XIX, momento en el que

El Gallito, 1882.

La plaza Camachos En la Murcia del siglo XVIII, las corridas de toros representaron una buena fuente de ingresos y sirvieron como alivio moral para la población murciana. Al mismo tiempo, algunos regidores prohibieron las mismas, siendo per30

esta actividad se trasladaría a la plaza de San Agustín. Además del espacio urbano que dio lugar a la plaza, como parte del proyecto, fueron construidos un conjunto de edificios balconados de viviendas particulares, cuyos pro-

pietarios debían permitir el libre acceso para la ocasión, del mismo modo se permitía el alquiler de las balconadas para ver las corridas, como la contemplación de actos y fiestas taurinas. A modo de “cierre” se dispuso en su lado sur, a cada lado del comienzo de la Alameda de Colón, de dos casonas llamadas del “cabildo” y del “concejo”, propiedad de dichas instituciones para los mencionados festejos (hoy desaparecidas). Este histórico lugar de la ciudad de Murcia, cercano al Puente de los Peligros y a los molinos de las veinticuatro piedras, cambió de nombre en el año 1845 por acuerdo del Ayuntamiento de Murcia. La plaza de San Agustín A finales del siglo XIX, se difundió por toda España la idea de proyectar plazas estables, situadas en espacios de antiguos monasterios u otras instituciones desamortizadas adquiridas por propietarios o sociedades mercantiles, para intentar obtener beneficios económicos de las ferias taurinas. Por lo que se hizo necesario disponer de plazas de toros estables en las que era necesario pagar una entrada o un abono para acceder. Alrededor de 1838 un grupo de inversores en bienes nacionales, quisieron construir una plaza de toros en el SEPTIEMBRE 2021


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barrio de San Agustín, en el so- de Chiclana - Cádiz. lar del convento. En abril de 1849 A lo largo de la historia, y socomenzaban las obras de l a pla- bre todo a finales del siglo XIX, za de San Agustín en Murcia. El los viajeros extranjeros visitaban coso taurino funcionó aproxima- el sur de España para documendamente entre 1849 a 1889, cons- tar la vida costumbrista y el arte truido por iniciativa del político y singular. Muchos pasaron por comerciante genovés nacido en Murcia, visitando los puntos más Cartagena Miguel Andrés Stárico emblemáticos de la ciudad, entre Pescetto y por José Cardona1, los ellos la plaza de San Andrés. De encargados de comprar el convento de San Agustín y su claustro, con la intención de edificar en el solar la nueva plaza diseñada por el arquitecto murciano Juan Antonio Alcaraz Sánchez. Con un diámetro aproximado de 71,5 metros, tenía tres plantas y una fachada poligonal. Su cuerpo exterior estaba construido por grandes pilares cuadrados de sillar y ladrillo. En su construcción se emplearon materiales del derruido convento de San Agustín. La plaza de toros vieja o de San Agustín fue construida en el solar del convento de frailes Agustinos de la ciudad de Murcia. Tal y como apuntó el Diario de Murcia (31 de julio de 1886), en un artículo titulado “la plaza de toros que termina”, indicaba que la primera Lagartijo, 1882. corrida acreditada en este lugar se celebró el 6 de sep- esta forma Alfred Brehm (naturatiembre del año 1849, siendo pre- lista y ornitólogo austriaco), presidida por el gobernador civil D. senció una corrida en el año 1856. Rafael Húmara y Salamanca. Los Antes de acudir al coso, estuvo toros que se lidiaron pertenecían en una taberna de San Antolín a la ganadería de D. Manuel de la para hacer una degustación de Torre y Rauri, vecino de Madrid, lo que se solía consumir, en este toros, que con el paso del tiempo caso un vino y unos torraos. En formaron parte de la prestigiosa la plaza pudo ver un importante ganadería de D. Justo Hernández. elenco de pobres y campesinos Los nombres de los toros fue- esperando a que se marchara el ron: Mayordomo, Cerezo, Cubeto, sol abrasador. Para el viajero ausVolador, Monjito y Mellado. Para triaco sorprendió las fajas de coaquella ocasión torearon José lor rojo llevadas por los huertanos Redondo ‘el Chiclanero’ y José y los pañuelos de bonitas y vivas Giménez ‘el Cano’, procedentes tonalidades portados por las mu-

jeres. Algunos jóvenes portaban banderas de color rojo en las que habían sido bordadas alegorías a la fiesta, otros tocaban trompetillas para amplificar el ambiente. El ruedo se encontraba repleto de huesos de melocotones y otros restos de frutas, lanzados desde arriba, aspecto que siguió ocurriendo hasta varias décadas después en los diferentes cosos taurinos de Murcia. Durante los intermedios de aquella tarde, tocó la banda de música, junto a los alborotos de los espectadores. Tras varias horas de espectáculo, quedaron muertos unos veinte caballos2. En el año 1876, los toros de Feria tuvieron lugar los días 6 y 7 de septiembre. El ganado para tal ocasión fue de Manuel García Puente y Manuel Bañuelos, ambos procedentes de Colmenar Viejo. Los espadas contratados fueron Rafael Molina y José Lara. Los toros irrumpieron desde la puerta de Castilla a la plaza de San Agustín. En el año 1879 las corridas de Feria contaron con la presencia de Lagartijo y su hermano Manuel. Sin duda alguna la presencia de Lagartijo fue usual en el coso de San Agustín. Al igual que ocurría en otros ambientes sociales – culturales, en la plaza de toros se organizó una gala benéfica, en el año 1883, a favor de Filipinas. Así hasta llegar a las tres últimas grandes corridas de esta plaza celebradas en septiembre del año 1886, con toros de Miura, Saltillo e Ibarra, para las cuadrillas de Frescuelo y Lagartijo. Durante un tiempo convivieron dos cosos taurinos en la ciudad de Murcia. Uno, ubicado en el histórico emplazamiento de la

1 El Toreo. 30 de marzo de 1891, p. 4. 2 MARTÍNEZ CEREZO, A.: “Una corrida de hace siglo y mitad en la plaza de toros de San Agustín”. Murcia en Feria. Murcia: Radio Murcia, 2006.

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plaza de San Agustín, frente a la sas ganaderías de D. Antonio corral, el presidente consintió tal iglesia de San Andrés y de Nues- Miura, Sra. Marquesa viuda de acto, pero no pudo ser, ya que en tro Padre Jesús; otro, de nueva Saltillo y D. Eduardo Ibarra (an- la plaza de toros no había corral, edificación, la plaza de toros nue- tes) de Murube, todos vecinos de tal suceso provocó tres cuartos de va, denominada La Condomina, Sevilla con divisas “verde y negra; hora de gritos y escándalo “unos ubicada en el Paseo de Garay3, a azul y blanca; y azul y paja”. El 6 pedían que el toro fuese muerto “extramuros de la población”. La de septiembre del año 1886 tuvo a tiros, otros con la media luna y plaza de toros vieja, denominada lugar una de las últimas corri- otros que lo decomisaran”. A la así en algunos medios de prensa das de toros en la plaza vieja de plaza cayeron botellas, pedazos nacional y local, estuvo levan- Murcia8, con aspecto lleno, hasta de ladrillo, aljezones, “hasta que tada en la popular plaza de San las gradas del terrado. Los toros volvieron a salir los picadores y lo Agustín (antes General Serrano que se lidiaron en la primera de trastearon”. La segunda corrida Domingo), en la que se lidiaron Feria fueron Miuras, los maestros de Feria fue mucho mejor que la primera, los toros primero y toros por aficionados y proquinto dieron bastante juego; fesionales entre los que se de los otros cuatro toros, dos encontraba el tío Juan Cofueron regulares y los otros llado “que sabía matar recidos “borregos”. Tal y como biendo4”. Esta antigua plaza indican las crónicas del Diade toros fue propiedad de rio de Murcia, las cuadrillas Doña Carlota Stárico Ruíz5, estuvieron muy trabajadoras, los herederos de D. Cayetano los espadas hicieron bien su Gómez y Francisco Martínez. trabajo, con la intención de La plaza de toros tenía forma dejar contento al público. Lade polígono regular, consgartijo estuvo más acertado truida con piedra de sillería, en su faena que Frascuelo, ya ladrillo y madera6. La plaza que ofreció la estocada de la de San Agustín contaba con tarde, al acabar fue ovacionatres pisos y unos 7.700 asiendo “recogiendo muchos cigatos, aforo amplio si pensarros”. De todos los picadores mos que por aquel tiempo la se distinguió uno, por todo población de Murcia estaba ello fue aplaudido al terminar por los 93.000 habitantes. su intervención. La segunda Tenía cuatro puertas para el de Feria9 resultó una corrida servicio público, igual número de escaleras para el accedivertida, amena, sin mucha so a las localidades, dos casangre “pero sin producir el ballerizas espaciosas, doce aburrimiento del día antechiqueros, enfermería y otras rior”. La última corrida de todependencias propias de un ros fue buena, tanto que llegó coso taurino. a quitar el amargor de las dos A primeros de agosto del anteriores. El dueño de los año 1886, el Criterio Murciano toros, Sr. Ibarra, fue saludado se hizo eco de los aconteciy aplaudido por los aficiomientos programados7 para Revista Sol y Sombra n 247 - 24 de octubre de 1901. nados presentes. Los toros “mataron a 20 caballos”, quelos días 6, 7 y 8 de septiemdando un picador útil para la bre. Esta importante corrida, lidia del último de la tarde, iba a ser la última de Feria a celebrar en la mítica plaza de Lagartijo y Frascuelo considera- los demás fueron trasladados a la toros de Murcia, la cual funcionó dos como “los Santos Padres del enfermería. Los espadas trabajadurante el siglo XIX con grandes toreo”, los encargados de matar ron de forma incansable, ya que corridas organizadas por la Em- y dirigir la fiesta. La tarde no fue los toros lucharon en el coso. El presa encargada de gestionar la buena, a pesar de la expectación, público presente en la última de plaza de toros murciana. A bom- los toros no hicieron honor a la Feria se indignó contra el cachebo y platillo publicó el Diario de familia. La nota la puso el tercer tero, ya que “dio a un toro entre Murcia la presencia de las famo- toro, el público lo quiso echar al barreras, con su arma de disparar, 3 El Toreo. 30 de marzo de 1891, p. 4. 4 ORTEGA PAGÁN, N.: Callejero murciano. Murcia: Ayuntamiento de Murcia, 1973. 5 Como dama de la alta sociedad participó en obras benéficas, tuvo importantes posesiones en el Barrio de San Juan y algunos puntos de la Huerta. 6 El Toreo. 30 de marzo de 1891, p. 4. 7 Criterio Murciano. 8 de agosto de 1886, p. 3. 8 Diario de Murcia. 7 de septiembre de 1886, p. 2.0 9 Diario de Murcia. 8 de septiembre de 1886, p. 3 y 4.

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un golpe atroz”. El presidente dio de tener actividad taurina, la nue- dera y zinc. Su perímetro era de una repulsa al torero delante del va plaza se fue “comiendo” a la forma poligonal y tres pisos, el público en el palco presidencial10. vieja. De esta forma en la sesión14 primero dedicado a tendidos, con Tras la celebración del impor- celebrada por el Ayuntamiento unas 11.000 localidades; el seguntante evento de Feria, en la plaza de Murcia (3 de septiembre de do formado por gradas con unas de toros siguieron celebrándose 1890), se indicó “que se reconoz- 3.000 localidades y el tercero pequeños acontecimientos, de ca, a moción del señor Soler, la formado con los palcos y andanaesta forma la tarde del 20 de oc- plaza de toros vieja, que parece das, con el mismo número de localidades. La prensa nacional tubre de 1887, se llevó a cabo informaba en algunos rotauna becerrada con una cuativos como El Toreo, que “el drilla de niños murcianos11 redondel tiene un metro meformada12 por los espadas nos de diámetro que la plaManuel Acedo (Gordito) y za de Madrid”, ensalzando la Trinidad Bautista (Tornero). importancia del coso murciaComo banderilleros, Cefeno. En su exterior existían 18 rino Bautista (Anillo); Luís puertas, siendo 30 el número Jara (Pollo); Antonio Bautisde escaleras para dar acceso ta (Pulguita); Antonio Egea a las diferentes localidades. (Marinero); Ramón Vidal En su arquitectura tenía un (Oliverito) y Andrés Córcoles espacio destinado para dos (Mosquito). Como picadores, caballerizas, suficiente por Mariano Martínez (Chepao); aquel entonces para “las tres José Bo (Pegote) y José Gicorridas que se dan en feria”. ménez (Pájaro). En sus chiqueros había 19 La plaza de toros vieja, departamentos, teniendo un volvía a tener torería para el amplio corral para los toros. disfrute de los murcianos la La estructura arquitectónica tarde del 8 de diciembre de la formaban otras dependen1887, gracias a la compañía cias propias de una plaza imárabe de la tribu Beni-Zougportante: enfermería, capilla Zoug. En su programa, un vay sala de toreros. riado de sorprendentes ejerLa construcción de la nuecicios. La célebre compañía va plaza de toros de Murcia Milá ofreció función el 4 de fue un acontecimiento increínoviembre de 1888, mencioble ya que levantó en menada compañía estaba fornos de un año. Los trabajos mada por los acróbatas de comenzaron en octubre de los principales circos y es que 1886, la nueva plaza surgía las plazas de toros eran utilicomo un deseo de la llamada zadas para otros fines artístiCooperativa de Empleados, cos. A la mencionada función formada por funcionarios del acudió bastante concurrencia Ayuntamiento de la capital. recibiendo importantes ovaciones por los allí presentes. Retrato de la Revista Sol y Sombra n 247 - 24 de En septiembre de 1886, tras las corridas de Feria, empeLos propietarios de la plaza, octubre de 1901. zaron a publicarse noticias15 José Manuel Carles, Francisco Martínez y Cayetano Gómez, amenazar ruina”. referentes a la futura plaza de solicitaron al arquitecto Justo Toros de Murcia, de esta forma Millán un informe sobre el estado La plaza nueva de La Condomina el Diario de Murcia, informaba a del edificio y la posibilidad de seSe edificó la plaza nueva por sus lectores “se ha devuelto a D. guir ofreciendo espectáculos. El la agrupación constituida a tal Agustín Hernández del Águila, faarquitecto de Hellín, tras volver efecto, la Sociedad Cooperativa vorablemente, informada por el a la plaza observó desplomes, de Empleados, fue obra del ar- Sr. Gobernador, la instancia prepisos desnivelados, maderas po- quitecto Justo Millán Espinosa y sentada pidiendo autorización dridas, etc. por lo que se deter- en cuya construcción se empleó para construir una plaza de toros minó estado de ruina13. La plaza piedra de Lorca para la sillería, en el partido de la Condomina”, de toros vieja, poco a poco dejó mampostería, ladrillo, hierro, ma- emplazamiento ubicado cerca de 10 Diario de Murcia. 10 de septiembre de 1886, p. 1. 11 Diario de Murcia. 30 de octubre de 1887, p. 2. 12 Diario de Murcia. 29 de octubre de 1887, p. 3. 13 MONTES, R.: “La plaza de San Agustín de Murcia 1849 - 1889”. Murcia en Feria. Murcia: Cadena Ser, 2009. 14 Diario de Murcia. 4 de septiembre de 1890, p. 1. 15 Diario de Murcia. 24 de septiembre de 1886, p. 2 y 3.

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las calles de la Gloria y San José. la plaza de toros ha quedado inDe igual forma, esta Cooperativa transitable” debido a la volumese reunió en el Teatro Romea para tría de la obra. A pesar de los autorizar a la directiva e iniciar el problemas arquitectónicos o los proyecto, con un objetivo claro: provocados por la lluvia20, para celebrar la primera corrida de to- otros, la creación de este nuevo ros en septiembre del año 1887. inmueble era señal de júbilo “alY así fue, a los pocos días de la gunos vecinos de la parroquia de reunión se colocó la estaca que marcaría el centro del ruedo16. El padre y creador del coso murciano fue el arquitecto Justo Millán y Espinosa (1843 - 1928), natural de Hellín, fue un enamorado de su profesión, arquitecto con una extensa y variada obra creada por las provincias de Murcia (Teatro Romea, Teatro Circo – Villar, la Cárcel de Totana, etc.) y Albacete (cementerio de Hellín, palacio provincial de Albacete etc.). Desde el punto de vista taurino, Justo Millán construyó 5 plazas de toros a lo largo de su historia, siendo la de Murcia la más importante y la que más repercusión profesional le causó. La cooperativa de empleados hacía saber sobre su admisión de proposiciones para “el relleno de mampostería del cimiento” correspondiente a la futura plaza17, la subasta para las obras de cimentación se celebró el 1 de octubre de 1886, donde fueron presentados ocho pliegos18. A las espaldas de la plaza de toros había una senda que transitaba hacia la huerta, junto a ella, un azar- Imagen de la Revista Sol y Sombra n 247 - 24 be. Los días de monda (lim- octubre de 1901. pieza del cauce), el fango y la suciedad procedente de dicho San Juan, particularmente los de cauce se depositaban sobre el las calles próximas donde se va quijero de la senda, llegando a a hacer la nueva plaza de toros, provocar su inhabilitación19 ”la han hecho una cuestación para senda que hay a las espaldas de solemnizar con música y cohetes

el principio de las obras del futuro circo taurino”, así lo contaba el Diario de Murcia a 6 de octubre de 1886. Las obras comenzaban a los pocos días, los trabajos fueron realizados por un buen número de braceros. A la misma vez, hombres, mujeres y muchachos “entraron a tala con los naranjos y demás árboles de aquellos bancales desgajando y cortando a discreción”. La banda de música encargada de recorrer las inmediaciones del barrio de San Juan, fueron al emplazamiento para animar a los trabajadores21. Desde el Ayuntamiento de Murcia se reorganizaba el entramado urbano cercano al coso taurino, de igual forma la Cooperativa de Empleados invirtió una importante cantidad económica en la compra y compensación de terrenos. Tras las lluvias de finales de octubre (1886), se iniciaron los trabajos de acarreo de sillares. La expectación se hizo eco en la prensa nacional, de esta forma el rotativo El Toreo, anunciaba a sus lectores madrileños sobre el avance de las obras y el cartel de inauguración para la Feria de 1887. A primeros de diciembre del año 188622, La Paz de Murcia publicó el contratista encargado de poner el zócalo de sillería, el adjudicado fue D. Juan de Dios Coll Carrión, comprometido “a facilitar la sillería labrada y colocada a de 25 pesetas metro cuadrado”. Las obras avanzaban a buen ritmo y en el mes de diciembre, se construía un horno para cocer cal y una casita para depositarla23. A mediados24 de febrero de 1887, la sociedad que tenía arren-

16 SOLER, P.: “Increíble: la plaza de toros de Murcia se construyó en menos de un año”. El Capote. Murcia: M. Caballero Comunicación, 2012. 17 Diario de Murcia. 25 de septiembre de 1886, p. 2. 18 Diario de Murcia. 2 de octubre de 1886, p. 3. 19 Diario de Murcia. 3 de octubre de 1886, p. 3. 20 “La zanja abierta para el cimiento exterior de la plaza de toros estaba ayer embalsada con el agua de la lluvia; lo cual hará que en tres o cuatro días estén suspendidos los trabajos”. Diario de Murcia. 3 de noviembre de 1886, p. 3.0 21 Diario de Murcia. 12 de octubre de 1886, p. 3. 22 La Paz. 1 de diciembre de 1886, p. 1. 23 A finales de febrero de 1887 se construía otra calera ya que no era suficiente con la que había en funcionamiento. Diario de Murcia. 25 de febrero de 1887, p. 3. 24 Diario de Murcia. 17 de febrero de 1887, p. 2.

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dada la plaza vieja de toros acor- carpintería, quedando favorable- coso taurino, el señor Millán, viadaba “desistir de preparar las co- mente para D. Mariano Cánovas27. jó a Barcelona, junto a D. Enrique rridas de feria” para ese año. Los La importancia28 de las obras hizo Villar, para hacer un seguimiento diarios locales de Murcia hacían que, a finales de mayo, el con- de las columnas que debían colocábalas, ya que, si eso era cier- tratista aumentará el número de carse en los palcos de dicha plato, la Cooperativa de Empleados operarios para terminar las obras za, ya que había premura en terde la nueva plaza debía impulsar lo antes posible. De igual forma, minar el ruedo29. Durante el mes las obras para que la Feria de agosto30, y tras varios incide Murcia tuviera sus actos dentes, llegaban más columtaurinos. La situación publinas a la plaza de toros para cada por el Diario de Murser instaladas por la multitud cia no fue acertada, ya que, de obreros que trabajaban en al día siguiente en el mismo el inmueble “el entusiasmo periódico, fue publicada una cunde, y como todos van a carta aclaratoria, firmada por una, se acabará la plaza para Francisco Martínez, indicanla próxima feria”. Como tal do que las noticias trasmitiacontecimiento histórico, la das no eran del todo ciertas. plaza de toros fue documenLa sociedad Taurina de la vietada gráficamente a través ja plaza de toros de Murcia, de las fotografías realizadas había desistido en prograpor el Sr. Rivera. En agosto mar los festejos para la Feria de 1887 acudió a la plaza de de 188725, ya que no estaban toros para tomar imágenes con los trabajadores a efecdispuestos a dejar a los afitos de exponer la obra en la cionados al toro sin festejos feria de Murcia31. “de este modo, señor director, que la sociedad arrenEl 28 de agosto de 1887 se dataria de la plaza vieja de inauguraba la cantina de la toros, lejos de desistir de dar nueva Plaza, con motivo de las corridas de toros, ha acortal acontecimiento, hizo acto dado el continuar gestionande presencia la banda de múdo para darlas, por si acaso sica del Sr. Raya, sirviendo ocurre la eventualidad de no por parte de los empleados estar terminada la que se endel mencionado establecicuentra en construcción”. El miento horchata, limón y 12 de marzo se transportaba helados variados. La inaugudesde la estación de ferroración fue aceptable para los carril al emplazamiento donpresentes, revisando todas de se estaba construyendo las dependencias de la Plaza. la plaza de toros, el material Con motivo de tal acontecide hierro destinado para la miento, se informó a los lecedificación del embovedado Fotografía de la Revista Sol y Sombra n 247 - 24 de tores del diario La Paz, que el de los tendidos proceden- octubre de 1901. 28 de agosto iba a ser el últite de Barcelona26. Las obras mo día de entrada libre para continuaban por buen camino, se inició la instalación de la pie- visitar el coso32. Los periodistas era contratado más personal, se dra de los tendidos, “la cual es de Murcia, anunciaban en sus ronecesitaba más hierro, así a pri- tan blanca que el circo por dentro tativos sobre los diferentes actos meros de abril salía a subasta la va a resultar sumamente alegre”. programados para la Feria, anéclicitación para construir los ante- Algunos diestros como Lagartija, dotas, carencias, etc. Entre las pechos de hierro para los palcos manifestaban a la sociedad Coo- informaciones mostradas, cabría de la plaza, siendo adjudicado al perativa, el deseo de asistir a la destacar la publicada por el Diamaestro D. José Antonio Pérez. inauguración de la nueva Plaza rio de Murcia, donde apuntaba a De igual forma salía a licitación la de Toros. El arquitecto del nuevo 2 de septiembre de 188733 “ayer 25 Diario de Murcia. 18 de febrero de 1887, p. 2. 26 Diario de Murcia. 13 de marzo de 1887, p. 3. 27 Diario de Murcia. 12 de abril de 19987, p. 3. 28 Diario de Murcia. 27 de mayo de 1887, p. 3. 29 La Paz. 7 de julio de 1887, p. 4. 30 Diario de Murcia. 13 de agosto de 1887, p. 1 31 Diario de Murcia. 20 de agosto de 1887, p. 3. 32 La Paz. 27 de agosto de 1887, p. 1. 33 Diario de Murcia. 2 de septiembre de 1887, p. 2.

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se estaba arreglando la capilla de la plaza de toros, que parece llevará el nombre Nuestra Señora de la Consolación”. Para la inauguración de la plaza de toros de La Condomina se celebrarían tres corridas en los días 6, 7 y 8 de septiembre de 1887, coincidiendo con la feria. Los días previos, se publicó el Reglamento de Espectáculos Taurinos34 aprobado por el Gobernador Civil, presentado por la Sociedad Cooperativa de la construcción de la plaza y redactado por D. Antonio Ibáñez González. En los días previos a la inauguración, los socios fundadores de la Cooperativa de

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taba siendo objeto de discusión, se aclararía de inmediato, pues a las doce del día 6 de septiembre, ya no quedaba ninguna entrada para el tendido de sol, y menos de sombra, en ninguno de los “despachos de la ciudad”, y a la una y media, no quedaban entradas en la taquilla de la plaza de toros, “es, pues, incalculable el número de taurófilos que no vieron la corrida por llegar tarde37”. Se sabía que la inauguración de la plaza de toros iba a ser un éxito, por la venta de entrada y porque eran muchos los visitantes que se acercaban a contemplar la plaza desde el exterior,

Noticia de La Paz de Murcia 8-10-1886.

Empleados Municipales, podrían ir a recoger las invitaciones para ver enchiquerar35 a los toros. Pero la duda estaba en la calle, en los cafés, en los ventorrillos y corrillos, donde se hablaba si se iba a llenar o no la plaza, ya que exhibía unas grandes dimensiones, con un aforo de 18.000 personas. Otros vaticinaban que por inaugurarse este año la plaza “y los varios festejos anunciados en su programa de feria, hará que la provincia en masa36 se traslade a Murcia en estos días”. Lo que es-

se vivía un espectacular bullicio en las calles con el aumento de afluencia de forasteros, que llegaban en trenes para permanecer varios días en las pensiones, fondas y hoteles de la ciudad, aunque algunos tuvieron que regresar a sus respectivos pueblos, terminada la primera corrida, pues no encontraban alojamiento. Incluso empresarios de otras partes del país, no se perdieron el acontecimiento, como el Sr. González Ferrer, gerente de la Real Fundición Asturiana38 construc-

tora de la crestería de la plaza. Llegó la tarde del 6 de septiembre, los aficionados exclamaron “¡Dios, que plaza!, ¡María Santísima, que plaza!, ¡San Antonio bendito y que plaza!”, y no era para menos, ya que la hermosa, rica y filigrana plaza de toros requería los elogios hacia el arquitecto Justo Millán. Cerca de 17.000 personas se dieron cita, según fuentes del Diario de Murcia, presentando un aspecto imposible de expresar. Aquella primera corrida pasó a la historia por lo que entrañaba de solemne inauguración, pero no por las faenas de los diestros, los toros y por ende, de los resultados obtenidos. Comenzó el espectáculo. La plaza, en la corrida de 6 de septiembre de 1887, estaba llena. En los palcos39 se divisaba una marea de mantillas blancas; en las gradas, adornadas por pintorescos mantones de manila, se asentaba la “clase media distinguida40” y las “desahogadas artesanas, que lucían los excesos de la salud”; en los tendidos estaba todo la “Región de Levante” donde se podían escuchar “el valenciano de Alicante, el seseo cartagenero y el mal castellano huertano, con la miajica del pimentoneo murciano en sus iquios y repuñeflas41”. Asentimos lo que expone el periodista del Diario de Murcia en su crónica “nada menos que una plaza como esa, necesitaba esta región, para poder reunirse alguna vez42”. La corrida inaugural comenzó a las cuatro de la tarde, con un fuerte aplauso dedicado a su arquitecto Justo Millán, el presidente era D. Julián Pagán, alcalde de Murcia, por aquel entonces. Con toros de la ganadería de doña María Dolores Monje, viuda de

34 Diario de Murcia. 6 de septiembre de 1887, p. 3. Reglamento de espectáculos taurinos aprobado con motivo de la inauguración de la Plaza de Toros de La Condomina (1887). Publicado en La prensa en 7 tardes. Murcia: Asociación de la Prensa, 2012. 35 Diario de Murcia. 4 de septiembre de 1887, p. 3. “Esta mañana de 9 a 12, en la Depositaria del Ayuntamiento, y por la tarde en la plaza de toros, podrán recoger los socios de la Cooperativa de Empleados, las entradas para ver enchiquerar los toros”. 36 Diario de Murcia. 8 de septiembre de 1887, p. 1. 37 Diario de Murcia. 7 de septiembre de 1887, p. 2. 38 Diario de Murcia. 10 de septiembre de 1887, p. 3. “[…] ha venido a Murcia con objeto de inspeccionar las obras, y de ver las corridas inaugurales”. 39 Lo del día. Toros. Diario de Murcia. 7 de septiembre de 1887, p. 1. 40 Ibidem. 41 Ibidem. 42 Ibidem.

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Murube con distintivo negro y encarnado, para los diestros Rafael Molina “Lagartijo”, Juan Ruiz “Lagartija”, torero del barrio de San Antolín y Luis Mazzantini, con sus cuadrillas respectivas. Pero la corrida, según las crónicas, fue un poco deslucida, debido a que los toros “grandes, hermosos, bien plantados, bien armados y bien puestos” no correspondieron con sus hechos a lo que podía esperarse de su arrogancia exterior. Los nombres de los morlacos, en orden de aparición, fueron Naranjito, Cochinito, Malospelos, Huerfanito, Cocinero y el sexto Favorito; “ninguno de ellos mereció las moñas43 lujosísimas y de mucho gusto con que les adornaron” que fueron regaladas, siguiendo el orden, por Agustín Ruiz, Agustín Hernández del Águila, presidente de la Sociedad de Empleados; Enrique Villar, tesorero; Enrique Clavijo, Manuel Fernández y Prudencio Soler. Los banderilleros, en general, fueron los que estuvieron mejor. Los toros de la segunda corrida de toros pertenecieron a la ganadería de Miura, para las cuadrillas de la tarde anterior; por último, la tercera de Feria fue con toros del Sr. Conde de Patilla, para las referidas cuadrillas, siendo a juicio de la prensa, la mejor de todas. Epílogo Las manifestaciones culturales que se instauran a finales del siglo XIX es debido a la expansión económica y progreso cultural del desarrollo del sistema capitalista junto a la progresiva democratización. Un estímulo para ello fue la mayor difusión de libros y periódicos, naciendo el diario moderno, basado en noticias y publicidad. Por la proliferación de publicaciones periódicas podemos rescatar hechos históricos y ahondar en la historia local. También a finales del siglo XIX las ciudades protagonizaron un desarrollismo debido a la pequeña burguesía y a la mediana industrialización. La arquitectura surge como reflejo del progreso industrial y del apogeo de los grupos sociales urbanos. Que dotaron a las ciudades, como en Murcia, de un equipamiento cultural que aún

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sigue vigente con teatros, casino y plaza de toros monumental. En nuevo enclave era perfecto para ejecutar la nueva ordenación territorial de la ciudad, al haber hecho desaparecer el antiguo meandro de La Condomina y almarjales al este de la ciudad que fueron propiedad del cabildo, lugar donde desembocan en conexión al río las ramblas de Churra y Espinardo. Con la ubicación de estas tres plazas de festejos se puede seguir la pista de la evolución histórica de la ciudad, desde la plaza no estable ubicada en la plaza Camachos concebida inicialmente como una plaza de toros oval

terrenos y hombres de negocios. La definitiva plaza de Toros de Murcia fue construida en un año, bajo dirección del arquitecto provincial Justo Millán por iniciativa de la Cooperativa de Empleados públicos del Ayuntamiento de Murcia, a las afueras de la muralla medieval, en un nuevo barrio, abriendo así el planteamiento urbanístico hacia el río. El paso del tiempo, se ha corroborado la importancia que la tauromaquia ha tenido en Murcia. Una tierra que, a lo largo del siglo XX, y lo que llevamos transcurridos del XXI, ha mostrado inolvidables tardes en La Condomina.

El Noticiero-de-Murcia 23-9-1876.

que se modificó a cuadrangular, se proyectó cuando ya estaba terminado el puente Viejo o de los Peligros, a mediados del siglo XVIII, fue una de las principales iniciativas urbanísticas del siglo de oro murciano, junto al jardín de Floridablanca, que formó parte del desarrollo del barrio del Carmen donde se iniciaba el antiguo camino real a Cartagena. La siguiente plaza de toros, ya estable, constituye el hecho de la consecuencia de la desamortización gubernamental de comercialización de tierras y bienes eclesiásticos producida a finales del primer tercio del siglo XIX en España, con la generación de riqueza para el Estado, burguesía y la nobleza. La expropiación de propiedades eclesiásticas se adquiría por los compradores de forma pública. La plaza de toros de San Agustín se construyó en el solar que había dejado el convento y el claustro de los frailes agustinos por los compradores de los

Bibliografía · BELTRÁN CORBALÁN, D.: La Plaza de Toros de Murcia. Murcia: Asociación Patrimonio Siglo XXI, 1998. · BLÁZQUEZ GARCIA, J.: Propiedad y poder en Murcia: el patrimonio como agente del cambio social en la transición del antiguo régimen a la sociedad de los individuos. Murcia: Universidad de Murcia, 2015. · GARCIA AYLLON, S.: “La evolución urbana de la ciudad de Murcia en relación con el río Segura”. Revista de Obras Públicas. Murcia: 2012. · ORTEGA PAGÁN, N.: Callejero murciano. Murcia: Ayuntamiento de Murcia, 1973. Prensa Histórica - Archivo Municipal de Murcia - Criterio Murciano - Diario de Murcia - El Toreo - La Paz

43 Las moñas. La Paz. 7 de septiembre de 1887, p. 1.

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La viuda de Atarfeño # Mª Adela DÍaz Párraga

Reportaje fotográfico a Luisa Jiménez en Estampa, 22 de junio de 1935.

Atarfeña y cuadrilla.

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Se llamaba Luisa Jimenez, y nació en los primeros años del pasado siglo XX, en el año 1912, para ser exactos. Su nombre tal vez les recuerde algo muy vago a los aficionados al mundo del toro, pero seguro que a cualquier taurino que se precie, no le resulta desconocido el nombre de “La viuda de Atarfeño”, que así era conocida en los ruedos, aunque solo sea por lo insólito de su trayectoria. En realidad, de Luisa se sabe muy poco hasta el momento en que aconteció la trágica muerte de su marido, el diestro Miguel Morilla “Atarfeño”. A él, lo corneó un toro el día 2 de septiembre del año 1934, en la desaparecida plaza de Atarfe. Por aquella época, Luisa, que entonces tenía veintiún años, era lo que se dice una mujer de bandera. Residía en Madrid con su marido y su hijo, y allí precisamente, le llegó la noticia de la muerte del diestro. Noticia, que le tocó darle a Justo Amoros, apoderado de Miguel, y también la acompañó en un triste viaje, en el tren de la noche que les llevó hasta Granada. Y aunque en esos terribles momentos, las escenas de desesperación son cosa natural, Luisa superó todo lo imaginable. Destrozada por completo se agarró al cadáver de su marido, presa de un ataque de nervios, sin que hubiera forma humana de separarla de él. En aquellos tiempos, no era costumbre que las mujeres asistieran a los entierros, por lo que Luisa, acompañada de otras mujeres, esperaba en el segundo piso del Casino de Labradores de Atarfe. Sin embargo, cuando se escuchó el rumor de la triste comitiva, se escapó al balcón, gritando como una loca, y trabajo tuvieron sus acompañantes para que no se tirara por el balcón a la calle. La verdad es que las gentes se portaron muy bien con la familia del diestro, y hasta se celebró un festival a beneficio de la viuda y el hijo, en el que se recaudaron

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cerca de 26.000 pesetas, que en aquellos lejanos días, era un fortunón. Con aquellos dineros, Luisa compró una casa, que puso a nombre de su hijo Miguel. Pero no paró ahí la cosa, que su triste historia, y todo hay que reconocerlo, su gran belleza, hizo que las gentes del cine se fijaran en ella, y le ofrecieron un contrato para rodar una película en Hollywood, muy bien pagado. Pero … Luisa tenía otras ideas. Se le había metido en la cabeza que quería ser torera, y sin pensarlo dos veces, se embarcó en una peregrina aventura taurina, tal vez deslumbrada por las tentadoras ofertas de los avispados empresarios. Bueno, no vean ustedes señores, la que se armó. Y aunque hay que reconocer que la mayoría de los amigos de su marido, le perdonaron su incursión en el masculino mundo del toro, hubo, y nunca mejor dicho, división de opiniones. Pero Luisa no se acobardó, y unas veces vestida de luces, y otras con traje campero, toreó entre treinta y cuarenta becerradas. No es que tuviera mucho éxito, pero el público la quería y simpatizaba con ella; también tenía su aquel, eso de que junto a su nombre siempre figurara lo de “La viuda de Atarfeño”. Por cierto, que también toreó en la secular plaza de toros de Cehegín, compartiendo cartel con Julian Medina y el caravaqueño Pedro Barrera. Y fue una tarde bien gloriosa para Luisa, ya que le dieron las dos orejas y el rabo. Una no tiene noticias de que estuviera metida en política, tal vez fuera una acusación maliciosa. Que eran tiempos revueltos, y muchos aprovechaban para cobrarse agravios reales o imaginarios. El caso es que un día de 1936 detuvieron a Luisa en Guadix, y se pasó tres largos años en la cárcel de Baza, mientras su hijo vivía con sus abuelos. Ella siempre proclamó su inocencia, pero este suceso, puso fin a su carrera taurina, ya que cuando salió, ya no volvió a torear. Por unas cosas y otras, su vida fue tan apasionante como uno de aquellos enormes novelones de principios del siglo pasado, o un

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romance de ciegos, y ella misma era una mujer tan fascinante, que hasta el propio Federico Gar-

Su carrera taurina término, pero Luisa siguió llevando una vida algo movidilla, ya que se

María Luisa Jimenez-Revista Estampa nº388 22 junio 1935.

Reportaje en Estampa en 1936.

cia Lorca, le dedicó un romance poco antes de su muerte. “En tus pupilas serenas se hace más honda la pena …”, le decía entre otras cosas.

casó dos veces más, la ultima cuando ya tenía sesenta años, pero no tuvo más hijos. Murió pasados los setenta, en octubre del año 1983.

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Paco, el perro torero y su época · Era popular en el Madrid nocturno y pintoresco de fines del siglo XIX, y murió en una becerrada del gremio de vinateros # Miguel López-Guzmán

El Perro Paco, polka canesca.

Fue, precisamente Salvador Sánchez Frascuelo, el primer propietario del perro Paco, cuya popular figura llenó toda una época pintoresca y castiza de la vida madrileña. Un can del que no se le conoce raza, pero sí quedó para los anales como un perro valiente y vividor que supo morir en el albero del coso entre los aromas del “respetable” con una mezcla de admiración y sentimiento. El gran torero tenía ciertos ribetes de negociante. Cuando se retiró a su finca de Torrelodones,

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cansado ya de la profesión que le diera triunfos y fortuna, estableciendo un pequeño comercio en la estación del pueblo, que él mismo atendía. Los antiguos aficionados –partidarios o detractores de su toreo– asomaban con curiosidad los rostros por el cristal para verlo despachar; muy serio, canoso y reseco, detrás del mostrador. Y no era esto sólo, Frascuelo era el concesionario de la línea de diligencias entre Colmenar y Chinchón. Y en esa línea es don-

de prestaba su servicio el perro Paco. ¿En qué consistía ese servicio? Es superfluo preguntarlo, sabiendo que la actividad bulliciosa del perro se desarrollaba en el ir y venir de los voluminosos coches a través de los polvorientos caminos; el ayudar con sus ladridos al mayoral que animaba a las mulas y las arreaba para que anduviesen mejor; en vigilar atentamente a los viajeros para que ninguno escapase sin pagar y en pedir – como él sabía hacerlo– un almuerzo proporcionado a sus esfuerzos en cada parada del camino. ¿Cómo abandonó un día el perro Paco su vida trashumante para entrar en el más popular de los cafés madrileños de su época? ¡Quién lo sabe! El caso es que el perro “Paco” se vio repentinamente envuelto en aquel ambiente mundano de Fornos, asiento de calaveras y de artistas, que allí fue obsequiado con terrones de azúcar, tostadas, huesos de chuletas y otras fruslerías, y abandonando desde aquel punto el servicio de diligencias y a su amigo el mayoral Francisco Lozano que le quería entrañablemente porque Paco era un perro que sabía hacerse de querer, se entregó a la vida nocturna que marcaba entonces la pauta entre las gentes del tronío de la Villa y Corte. Era el momento en que la pasión taurina se subía a todas las cabezas como un vino dulce y caliente. El perro Paco sabía vivir. Entre la afición se había hecho ya con muchos amigos, y uno de ellos, el marqués de Bogaraya , le pagaba diariamente el sabroso consumo de un bistec con patatas… ya no se contentaba el perro con huesos y terrones. Agradecido y afable, el animal seguía a los coches de sus protectores –recordando acaso

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los días de polvorientas cami- Felipe Ducazcal. A partir de aquel momento, natas entre Chinchón y Colmenar– calle de Alcalá arriba entre Paco se dio cuenta de toda la el luminoso estruendo de coches, ómnibus, calesas y tartanas que conducían a una muchedumbre palpitante, ruidosa, febril, entusiasmada, hacia el gracioso anillo de la Plaza de Toros, meta final de aquella riada moviente y tormentosa. El perro Paco se quedó al principio en la puerta de la plaza. Pero un día entró en el circo y buscó en él lugar adecuado para presenciar el espectáculo: el tendido 9 era Fotografía del animal. su preferido. En el ambiente trepidante que se respiraba en el café Fornos, en medio de las discusiones acaloradas dónde tirios y troyanos ensalzaban hasta las nubes o arrastraban por el barro las reputaciones taurinas de sus lidiadores preferidos, en el perro Paco se fue creando poco a poco un espíritu de emulación… ¿por qué no habían de ser para él también los aplausos, los ¡olés!, los éxitos con que se premiaban las faenas de los diestros, si él también El Perro Paco en un grabado de la época. sentía fluir por sus venas la sangre torera? Paco no lo pensó mucho tiempo, porque era perro de resoluciones rápidas. Una tarde de domingo soleado y alegre cuando sonaba el pasodoble y gritaba el clarín, se lanzó al ruedo, se fue al toro y realizó un faena llena de alegría, de garbo, de valentía, que le valió una ova- Tertulia del Café Fornos presidida por Vital Aza en 1895. ción frenética. Aquella noche no fue uno sino dos los bistec que se importancia que le había hecho comió. El otro se lo había pagado adquirir su rasgo de inspiración.

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Comprendió que debía comportarse como un verdadero astro de la tauromaquia y ajustar su vida al canon brillante y ligero de aquella sociedad que le rodeaba. Empezó a asistir a los estrenos… ¿cómo se enteraba de los estrenos? Eso, como tantas otras cosas del perro singular ha permanecido en secreto. Pero sí supo pronto que la comedia y el drama le aburrían y que en cambio, le encantaban las piececitas del género chico y sobre todo, la cuarta de Apolo. Allí se encontraba el perro con toda la bulliciosa sociedad madrileña, con las duquesas que asistían a La Revoltosa con el mismo traje de gala con que habían salido del Real, con los pollos de goma con las peripatéticas de grandes y escandalosos sombreros de plumas, y , naturalmente, con sus amigos los toreros y los chicos del Veloz que también le distinguían con su amistad, y a cuyas bicicletas solía ladrar amablemente en las pistas del Buen Retiro, no muy temprano, porque al perro Paco no le gustaba madrugar. El perro Paco conoció a todas las celebridades de la época. Él sintió un día la mano pálida y distraída de don Isaac Peral acariciar su cabeza oscura, mientras Felipe Ducazcal, con su verbosidad, subido en las sillas y en las mesas del café, hacía apología del olvidado, del desdeñado submarino. Él vio los cortejos en que se le celebraba con vítores frenéticos y pudo apreciar también la ne-

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grura del vacío, de la ingratitud y ro, como un vino pardillo de los del olvido… Presenció las prime- merenderos de las afueras, quiso ras marchas de voluntarios, entre saltar al ruedo y nadie le impidió pasodobles y marciales que iban saltar. Al revés, se consideró una a sofocar los conatos de la insu- gentileza en el torero canino querrección cubana. Por delante de rer valorar aquel modesto especlos ojos redondos, como alfileres táculo benéfico con su preciada de cristal del perro Paco pasó ín- actuación, porque la corrida era, tegro el panorama de la vida na- en efecto, una becerrada del grecional de aquellos años, últimos mio de los vinateros, entre los de una época cuyo espíritu iba a perderse para siempre en el mundo. Era despreocupado e imprevisor como su tiempo. Su nerviosa e inagotable alegría le daban prestigio de mascota. Ducazcal quiso llevárselo a su casa, achacándole el éxito de dos de sus negocios, que se habían tramitado y resuelto en presencia del perro Paco. El animalito lo agradeció, sin duda; pero el veneno de la independencia se le había metido profundamente en la Antigua Plaza de Toros de Madrid. carne y en la sangre. Vivía en la casa del célebre empresario como un pachá, pero ¡la calle!, sus correrías, sus estrenos, sus corridas, sus noches espléndidas, acurrucado en un portal coronado de estrellas, sin techo encima que limitase el vuelo de sus sueños le superaban. Y por fin… ¿qué mal fario le llevó aquella mañana de primavera a la plaza de toros, y por qué el perro Paco que tenía, como toEl Perro Paco en una ilustración. dos los perros, la capacidad de olfatear la muerte, no se mantuvo quieto en que el perro Paco tenía grandes su asiento del tendido 9, en vez amistades. Nunca se sabe por detrás de de saltar al ruedo y comenzar, con un mal becerrete, una de sus qué puertas acechan las negruras de nuestro destino. más lucidas faenas? El perro Paco se lanzó al enEs el caso que el perro Paco sintió bullirle en los sesos aquel cuentro del becerro, en el mosol perfumado por las lilas del mento en que se preparaba a Retiro, aquel sol dorado y lige- torearlo de muleta Pepe el de los

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Galápagos, tenía este el carácter irascible y tenía además, mucho más miedo al becerro. Al ver a éste precipitarse sobre él, irritado por los ladridos y contorsiones de perro, se dejó arrebatar por un repentino impulso de cólera, y volviendo el estoque contra Paco se lo metió entre las costillas. ¡Gran sorpresa en los ojos doloridos del perro! ¡Gran sorpresa en aquella mirada un instante antes alegre, inflamada de luz mañanera, llena de confianza y de la facilidad sonriente de la vida…! Un gran clamor de protesta se alzó de todos los ámbitos de la plaza. El cabo de areneros de la Plaza Vieja, José Chinchilla, le retiró del albero, tratando en vano de reanimarle. La becerrada continuó lánguidamente entre los murmullos y comentarios del público, irritado y descontento. Alguien vino a traerle un terrón de azúcar y alguien lloró al verle morir. Toda la ciudad se conmovió ante la noticia. Chinchilla, que conocía a Paco desde sus primeras actuaciones en el coso y que le había cobrado un gran afecto, hizo disecar su cabeza que lució durante muchos años en una popular taberna de la calle de Alcalá, cerca de la plaza. Después de varios traslados y vicisitudes, encontró aquella cabeza, antes tan popular y ahora polvorienta y medio apolillada, un viejo aficionado, don Rafael San Jaume, que la trasladó a su casa. Aquella cabeza era la clave de toda una época para siempre perdida, la más simpática y atractiva de la vida madrileña de fines del siglo XIX.

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El tercero # Pascual García

Traje de torero Obispo y Plata.

Violeta y plata eran los colores de su vestido de luces, el capote bien asido con las dos manos y encajada la montera, mientras sus ojillos vivaces y pequeños iban haciéndose al esplendor de la tarde, a la luz en demasía que bañaba la plaza de toros de aquella pequeña ciudad de provincias

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donde había sido contratado su matador, aún en el principio de una carrera que no acababa de remontar y que había estado jalonada por unos cuantos accidentes con el toro, algún puntazo, varetazos varios y una cornada de pronóstico grave de la que ya parecía recuperado, aunque

el tercero, cargado de años y de experiencia, con la malicia acumulada de un sinfín de tardes y el espectro del miedo tan cerca siempre, tan presente que nada de lo humano podía escapársele, no terminaba de ver a aquel muchacho rubio y espigado en algún lugar de importancia del escalafón taurino, antes bien había ido percatándose de una creciente desidia que solía atacarle en las largas tardes sin gloria de toros mansos, de desechos de tienta, de alimañas que ya no quería nadie. Lo había ido notando poco a poco, medroso y desganado, mientras le iba huyendo la afición del principio, cuando era un novillero con ganas, con voluntad y con el valor suficiente para enfrentarse al burel de turno. Pero ahora no, ya no, y el tercero sabía con ese conocimiento que le otorgaba el sabor del fracaso tantos años degustado que aquel joven de piel pecosa y sonrisa franca iría desapareciendo de los medios y de la memoria de las gentes, los que lo habían visto torear en alguna plaza y los que habían puesto sus esperanzas en un nuevo valor de la tauromaquia. Y se acordó de sus principios, cuando aún soñaba con la gloria y el triunfo, mientras daba naturales de quimera y largos pases de pecho en las noches de insomnio en las que tornaba el viejo aroma de una emoción intacta. Ya no, se dijo, cogiendo con fuerza los pliegues del capote y mordiendo la esclavina mientras seguía las evoluciones del toro, que no había hecho nada bueno desde que saliera al albero, alto de agujas, basto de cabos y cornalón, no había rematado en tablas, corretón y abanto, desentendido del torero que lo citaba en el tercio para probar su embestida con cierta inseguridad y turbado. La ilusión tiene un plazo y caduca en algún momento, pues el dolor y el aburrimiento y la mala

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suerte solo se combaten con la con una media de lujo lenta y aiseguridad y el deseo de triunfar rosa. Antes de que nadie notara a toda costa y nada ni nadie pue- la perturbación, volvió a pegarle de detener esa firmeza de ánimo, una tanda de chicuelinas bajas y pensó el subalterno con el re- ajustadas al cuerpo mientras se cuerdo contrariado de su propia quedaba muy quieto e iba perciexperiencia, pues nunca supo con biendo el aire amargo y montuno seguridad qué le había ocurrido, que movía el animal. Volvió a tosi le ganó la falta de afición o el rear por verónicas, suelto, despamiedo, si le superaron las circuns- cioso y gustándose y en esta ocatancias de una empresa tan alta sión terminó con unas lentísimas como la de llegar a ser figura del y graciosas tafalleras que dejaron toreo. Y sin embargo tuvo siem- al toro sin argumento para no sepre el deseo oculto de un golpe guir embistiendo. El tercero sabía que en cualde efecto. Pero el peón de brega, el hu- quier momento podrían interrummilde torero de plata, que había pirle su atrevimiento, que le estarenunciado a la gloria por la co- ba robando el turno a la figura modidad y por la seguridad de que le pagaba, al hombre al que un dinero constante que solo le debía respeto y dedicación, pero reportaría un riesgo mínimo vio la sangre se le dio la vuelta en las en los ojos hundidos del maes- venas y los pies tornaron a bustro la duda perniciosa y la decepción constante y a lo largo de las últimas temporadas fue notando su deterioro moral y una evidente frustración que le ganaba por días hasta dejarlo abatido, mientras que él iba tensando sus músculos, asentaba las zapatillas en la arena, relajaba sus brazos y las palmas de sus manos y permitía que el toro pasase a su capricho hasta situarse en el lugar exacto donde debía estar; no otra era su labor, Banderillas en la Maestranza. Obra de Pedro Serna. con la suavidad de unas muñecas de seda hartas de soñar con tardes propias y con car al cornúpeta con el ansia del toros que le pertenecieran del que busca la gloria o la muerte, todo. A él no le estaba permitido o ambas cosas, y la certeza de lucirse con el percal ni robarle que estaba violando las principaun solo pase al que mandaba en les leyes del toreo mientras miraba a su matador y descubría una todo aquello, al espada. Aquella tarde todo fue distinto; actitud impertérrita y un gesto de el toro dio varias vueltas al ruedo alivio. Muy pronto se dio cuenta de como huido del infierno, berreando y atropellado, buscó la salida que el toro aceptaría todas las y miró al público, despreció los suertes de capa, porque había capotes de todos los toreros y entrado ya en la jurisdicción del ofreció la imagen de un manso torero y había aceptado su mande libro que mostraba un claro do, ese pacto misterioso entre el peligro; así que el maestro se en- hombre y la bestia. Aquel manso cogió, se apostó en las tablas y que podría haber derivado en alimaña colaboró con el tercero en observó con recelo al burel. Nadie parecía dispuesto a re- la ilusión de un torero de plata solver aquel desorden de la lidia que no escatimó ni una sola págihasta que el tercero abrió su ca- na de su sabiduría: gaoneras, depote, llamó al astado con voz de lantales, navarras y serpentinas, mando y lo recibió con media lopecinas, caleserinas y faroles docena de verónicas abrochadas y una monumental revolera con

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la que cerró lo que podría haber sido un fascinante tercio de quites, pero el respetable reaccionó a tiempo, aplaudió con ganas la imprudente audacia del tercero, obligó a la banda a interpretar un pasodoble, Manolete, y nadie osó protestar por aquel alarde ni expulsarlo del ruedo, ni el matador que, cabizbajo y como avergonzado, observaba la faena de su hombre con un punto de satisfacción y de orgullo. El tercero supo con ese conocimiento que proviene antes de las tripas que de la cabeza que aquella terrible transgresión de las leyes de la corrida no llegaría muy lejos a no ser que se produjera un milagro, pero salieron al ruedo los dos picadores, peleó con bravura el toro en el caballo y el matador continuaba estático, la mirada perdida y el cuerpo abandonado a una lasitud que el tercero achacó a algún tipo de trastorno anímico; de manera que tomó la muleta y la espada, brindó al cielo con un gesto apenas perceptible y llamó al bocel desde los medios, le recetó un pase cambiado por la espalda que detuvo el aire de la tarde, tomó la muleta con la izquierda y muy templado, muy lento y muy bajo estuvo pegándole naturales durante unos minutos hasta que se dio cuenta de que el animal iba alcanzando su término, así que remató la faena con unas manoletinas a pies juntos y las alternó con molinetes y bernardinas hasta que tuvo el convencimiento de que el toro se había colocado en el lugar y en la posición adecuada para recibir la muerte. De manera que montó el estoque, cruzo la muleta con la izquierda por lo bajo y metió la mano hasta la empuñadura en el hoyo de las agujas. El resto se lo contaban en la enfermería mientras el cirujano iba cosiendo la herida y el propio matador le traía alborozado las dos orejas. Enhorabuena, maestro, le espetó con una sinceridad de hombre bueno, y el tercero, agradecido y emocionado, le dejó ver un rostro cubierto de lágrimas.

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Hernandiano, toro de España · A Juan Antonio De Heras # Soren Peñalver

Si contradictorios, polemistas y discutidores somos los españoles, mi experiencia, por ejemplo, entre los cretenses (viví en su hermosa isla durante el invierno de mi primer año en Grecia), me convenció de lo parecidos que somos, unos y otros. Un mismo apasionamiento de querer convencer al amigo, e incluso al adversario, de una preferencia o valoración de algo, nos distingue del resto del mundo al cretense y al español. En Creta, todo el mundo se pone de acuerdo en la adoración por su escritor y coterráneo más “herético” y disidente: Nikos Kazantzakis (1883-1957), el gran creador de Zorba el griego y, entre otras obras literarias y periodísticas, de un libro dedicado a España, durante el comienzo de la Guerra Civil, y en que consta Miguel Hernández. Dibujo de E. Pignon. la última entrevista a don Miguel de Unamuno (otro una tan breve vida. gran polemista, discutidor Fue tardío mi encuentro con la y contradictorio), en su hogar salmantino, durante los días finales obra de Miguel Hernández. Ocude 1936, la cruenta guerra en alza, rrió en Londres, en el inicio de y llamando a la puerta la “parti- los años setenta del pasado siglo cular muerte” del autor Del senti- (en España no circulaba libre su poesía). En la presentación de miento trágico de la vida. Miguel Hernández (1910-1942) un poemario del poeta Geoffrey es sin duda el poeta más taurino Hill, titulado King Log (Rey Leño), de nuestra lengua, y junto con fue aplaudido Miguel Hernández, García Lorca y Luis Cernuda con- al ser citado por el público joven siderado y leído en los ambien- en general, y seguido por un petes literarios y democráticos de queño grupo de exiliados espatodo el mundo. Desde su trágica ñoles, entre los cuales estaba Ilse, muerte, su poesía y personalidad la viuda del gran Arturo Barea, humana, unánimemente ha pues- autor de la trilogía La forja de un to de acuerdo a los españoles. Y rebelde, donde, sin tendencias de he de indicar, personalmente, no conveniencia, se expone la cruelhaber conocido a nadie, conser- dad y destrucción con que se vievador en política y entre una de- ron envueltos todos los españorecha democrática, que no hable les. El libro de Hill dedicaba una con admiración del poeta y de su especial sección a cuatro poetas, poesía; sobre todo del hombre en idiomas diversos y con pareque sufrió y amó tanto, durante cidos destinos –prisión, muerte,

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humillación-, y por causa de indistintas ideologías totalitarias. Estos fueron: Tommaso Campanella, monje víctima de la Inquisición eclesiástica, en Italia; Robert Desnos, judío francés, exterminado en Auschwitz; Ósip Mandelshtam, judío armenio ruso, muerto en Siberia; Miguel Hernández, español y republicano, moribundo a lo largo de sucesivas cárceles franquistas. Sobre Miguel Hernández existe una historia desconcertante. Cuenta en una memoria, su casi paisano (era de Alcoy) y músico Carlos Palacio, que tenía la misma edad que el poeta, su encuentro: “En septiembre de 1938 estuve en Valencia para conocer a músicos e intelectuales de España y para atraer a Estados Unidos un mensaje de nuestra República… Una mañana vino Miguel a mi casa. Entró con los jóvenes oficiales de la Sexta División y les dijo que yo era la persona indicada para componer el “Himno de la División”. Me entregó la letra y se marchó. Aquella noche la pasé escribiendo ese himno: noches de bombardeo del puesto de Grau. Terminé la canción esa noche” (Acordes en el alma. Alicante, Instituto Juan Gil Albert, 1984). El resultado de aquel encuentro fue Canciones de lucha 19361939 que, según Eutimio Martín cuenta, no pudo distribuirse, porque las tropas franquistas cuando entraron en Valencia destruyeron la tirada en la propia imprenta. Corrió este libro la misma suerte que El hombre acecha, el último poemario de Miguel. Pero tanto uno como el otro libro pudieron ser rescatados del desastre… Esta historia resulta compleja, como

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ya hemos dicho. En 2001, editado por Dahiz Produccions, apareció Canciones de lucha (1936-1939). Una de ellas es la “Canción de la Sexta División”, con letra de Lan Adomian (1905-1979), neoyorquino que vino a España enrolado en la Brigada Lincoln. El texto no

aparece en la Obras completas… Incompresible a estas alturas… El patrimonio de Miguel impregna todo el texto: “De España, madre…/Patria de mi vida, tierra de mi corazón./ Patria de mi vida, tierra de mi corazón…” El poeta más taurino de nues-

tro idioma, nos dejó un significativo poema, poco conocido. Es el segundo de los dieciocho que contiene el último de sus libros, El hombre acecha (Editorial Losada, S.A. Buenos Aires, 1963). Con el justo hermetismo que a la poesía no le va mal, he aquí el poema:

Alza, toro de España: levántate, despierta. Despiértate del todo, toro de negra espuma, que respiras la luz y rezumas la sombra, y concentras los mares bajo tu piel cerrada.

No retrocede el toro: no da un paso hacia atrás si no es para escarbar sangre y furia en la arena, unir todas sus fuerzas, y desde las pezuñas abalanzarse luego con decisión de rayo.

Despiértate.

Abalánzate.

Despiértate del todo, que te veo dormido, un pedazo del pecho y otro de la cabeza: que aún no te has despertado como despierta un toro cuando se le acomete con traiciones lobunas.

Gran toro que en el bronce y en la piedra has mamado, y en el granito fiero paciste la fiereza: revuélvete en el alma de todos los que han visto la luz primera en esta península ultrajada.

Levántate.

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Rhyton, vaso se libaciones cretense. Knossos (1550-1500 a.C).

Revuélvete.

Resopla tu poder, despliega tu esqueleto, enarbola tu frente con las rotundas hachas, con las dos herramientas de asustar a los astros, de amenazar al cielo con astas de tragedia.

No te van a castrar: no dejarás que llegue hasta tus atributos de varón abundante esa mano felina que pretende arrancártelos de cuajo, impunemente: pataléalos, toro.

Partido en dos pedazos, este toro de siglos, este toro que dentro de nosotros habita: partido en dos mitades, con una mataría y con la otra mitad moriría luchando.

Esgrímete.

Víbrate.

Atorbellínate.

Toro en la primavera más toro que otras veces, en España más toro, toro, que en otras partes. Más cálido que nunca, más volcánico, toro, que irradias, que iluminas al fuego, yérguete.

No te van a absorber la sangre de riqueza, no te arrebatarán los ojos minerales. La piel donde recoge resplandor el lucero no arrancarán del toro de torrencial mercurio.

De la airada cabeza que fortalece el mundo, del cuello como un bloque de titanes en marcha, brotará la victoria como un ancho bramido que hará sangrar al mármol y sonar a la arena.

Desencadénate.

Revuélvete.

Sálvate.

Desencadena el raudo corazón que te orienta por las plazas de España, sobre su astral arena. A desollarte vivo vienen lobos y águilas que han envidiado siempre tu hermosura de pueblo.

Es como si quisieran arrancar la piel al sol, al torrente la espuma con uña y picotazo. No te van a castrar, poder tan masculino que fecundas la piedra; no te van a castrar.

Despierta, toro: esgrime, desencadena, víbrate. Levanta, toro: truena, toro, abalánzate. Atorbellínate, toro: revuélvete. Sálvate, denso toro de emoción y de España.

Yérguete.

Truénate.

Sálvate.

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