Maribel Arrelucea Barrantes
Trabajo y racismo a fines del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX Hay muy pocos estudios sobre la posesclavitud. Algunos sostienen que los afros fueron desapareciendo producto del mestizaje; otros sostienen que, tal vez, tuvieron que camuflarse para alcanzar condiciones de vida aceptables siguiendo las reglas de la sociedad republicana. Cosamalón estudió tres cuarteles del censo de 1860, realizado en Lima, el cual demuestra que algunos afros ascendieron socialmente cuando alcanzaron instrucción (leer y escribir), propiedad y oficio con prestigio. Por ejemplo, Julián Sandoval era un propietario minero que vivía en la calle de Baquíjano (hoy Jirón de la Unión) y tenía dos sirvientes. Él fue identificado como “zambo” y no como “negro”, a pesar de tener padre y madre “negros”. Siguiendo al citado autor, podemos ver que el 35 % de afrolimeños sabían leer y escribir; por tanto, podían votar. Probablemente, la cifra de alfabetos afro era más alta que durante el periodo de la esclavitud. El 66 % de los trabajadores domésticos y de servicios menores era analfabetos y el 92 % fue identificado como negro y zambo. Lo más probable es que algunos oficios estaban plenamente racializados; de allí que aquellos que trabajaban en esos oficios automáticamente eran percibidos como más oscuros. En otras palabras, ser aguador, vendedor, cocinera, ama de leche y lavandera equivalía a ennegrecerse.
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