HERBERT MOROTE
El Libertador expatrió a su más ferviente opositor, Luna Pizarro, junto a otros congresistas que se oponían a sus designios antidemocráticos y antiperuanos. También ordenó el fusilamiento de cuanto soldado o jefe protestase por las condiciones en que vivía el ejército peruano después de la batalla de Ayacucho. Por sospechas infundadas encarceló al almirante Guisse, jefe de la Armada y contribuidor indiscutible al éxito de la campaña por la Independencia. Igualmente se deshizo del general argentino Necochea vencedor de Junín, quien al salir del país devolvió las condecoraciones diciendo: “del Perú solo quiero llevarme las heridas”. Fusiló a Berindoaga, ministro de Torre Tagle, cuando éste creía que se cumpliría la amnistía concedida en el tratado de Ayacucho y cuando no representaba ningún peligro para nadie. También encarceló o fusiló a los guerrilleros que lo ayudaron en las campañas en la sierra. En resumen, aterrorizó a los peruanos que se le opusieron. A continuación desarrollaremos este párrafo. 2. LUNA PIZARRO El político más demócrata y liberal que tuvo el Perú fue un cura arequipeño, intelectual y tribuno, amante de la libertad y la honestidad. Este hombre prácticamente olvidado por nuestra historia, cuyo nombre lleva apenas una modesta avenida en Lima, luchó con igual o más valentía y entereza que muchos militares cuyas decenas de monumentos atosigan la ciudad. Las cualidades de Francisco Xavier de Luna Pizarro representaron una amenaza a los deseos cesaristas del Libertador. La consecuencia era predecible, Luna Pizarro terminó siendo desterrado de su país por un tirano extranjero que avasalló su patria. ¿Quién era este cura tan odiado por Bolívar? Pues simplemente era alguien que defendía sus ideas con valentía, sin reparar en las consecuencias que le acarrearían o la importancia de la autoridad en turno. En tiempo de tiranos esto equivale a ser héroe. Luna Pizarro lo fue. A los once años, huérfano y pobre, entró becado al Seminario de su ciudad natal, Arequipa. Después terminó la carrera de Leyes, Teología y Sagrados Cánones en la Universidad del Cusco. Ejerció el sacerdocio y a la vez la abogacía en Arequipa. En 1807, a la edad de 27 años, fue vicerrector y prefecto de estudios del Seminario de esa ciudad, siendo el primero en enseñar públicamente ciencias exactas en Arequipa. Dos años más tarde viajó a España acompañando a un obispo. Allí este joven arequipeño consiguió cargos de importancia debido a su capacidad e inteligencia. Fue capellán del Consejo de las Indias y examinador sinodal del importante obispado de Sigüenza. Su permanencia en España durante los turbulentos años 1809-1811 le permitieron observar la defensa política y militar que realizaron los españoles contra la invasión francesa, el fracaso subsi112
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