HERBERT MOROTE
participó decididamente en la batalla de Junín donde recibió siete heridas de lanza, siendo ascendido a general de división. Este pundonoroso militar tenía un defecto que Bolívar no podía perdonar: no era colombiano, por lo tanto fue considerado sospechoso y expulsado del país. Antes de embarcarse devolvió sus condecoraciones y despachos al gobierno, quiso llevarse sólo sus heridas del Perú, pero, como veremos en otro capítulo más adelante, después regresaría para luchar abiertamente contra Bolívar defendiendo las fronteras del país que tanto amó. Murió querido y honrado en Lima muchos años después. Coinciden los historiadores que el juicio contra los supuestos conspiradores realmente sirvió para demostrar que la justicia obraba bajo la presión del Libertador. La acusación de que planeaban atentar contra la vida de Bolívar fue sólo un montaje creado para eliminar a la oposición, que indudablemente tenía el Libertador, pero que no llegaba al extremo de conspirar un magnicidio. Táctica vieja, pero útil, utilizada por los dictadores en repetidas oportunidades. 4. GUISSE El caso del vicealmirante Guisse fue más patético que el de Necochea por la saña con que Bolívar castigó a un leal servidor del Perú. Martin George Guisse era uno de esos hombres salidos de la mejor tradición de la marina inglesa. Con 40 años llegó al Perú a órdenes del Lord Cochrane, cuya escuadra trajo a la Expedición Libertadora de San Martín en 1820 y mantuvo alejada la flota española de las costas del Perú. La experiencia y carácter de Guisse eran impresionantes, comenzó su carrera a los dieciséis como cadete de marina del Malborough, luego, bajo el mando de Nelson, participó en las batallas navales contra Napoleón durante las cuales obtuvo el grado de capitán de fragata a los 35 años. Al término de la guerra, recorrió Europa deteniéndose en Francia donde pudo observar los males que ocasionó la ambición del Emperador. En 1817 unos agentes chilenos lo convencieron de la causa patriota americana y él, imbuido de un espíritu romántico y caballeresco, adquirió con su propio dinero la fragata Hécate y la llevó a Chile donde la cedió a la Escuadra del Pacífico. Lord Cochrane le dio el mando del Lautaro. Durante esos años participó en frecuentes acciones navales: bombardeo y bloqueos de puertos en manos de los españoles, y combates marítimos como el que terminó con la captura del Esmeralda, el buque de guerra más poderoso de la flota realista. Al retiro de Cochrane, San Martín nombró a Guisse contralmirante de la escuadra peruana, cargo que fue ratificado por sus sucesores, Bolívar inclusive, con quien colaboró transportando tropas, destruyendo importantes barcos españoles, como Venganza, Asia, Santa Rosa y otras embarcaciones menores. También Guisse 122
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