HERBERT MOROTE
ciario del Perú lo cuenta así: “Prorrumpió en dicterios tan horrendos que serían increíbles en la persona menos caracterizada”. Felizmente para el Perú, la caída del gobierno dejado por Bolívar acabó con las aspiraciones de Bolivia. El nuevo presidente del Perú, el general La Mar, puso término al entreguismo, y el tratado con Bolivia fue formalmente rechazado. El 27 de enero de 1827 Ortiz de Zevallos, en una declaración oportunista, escribió al Canciller del Perú, nuestro conocido José María Pando, lo siguiente: “Si yo por seguir las indicaciones verbales de S.E. el Libertador, fui forzado a suscribir los tratados, como hombre que amo el Perú me complazco con que no tengan efecto semejantes convenciones”. Para completar este tema falta añadir que no se trataba sólo de la entrega de puertos a Bolivia. La riqueza que contenía Tarapacá y Atacama no era desconocida por los protagonistas. Desde 1760 se tenía conocimiento de importantes yacimientos de salitre, ya que unos mineros alemanes de la expedición del barón de Nordenflicht habían descubierto esta riqueza. Cuenta Vargas Ugarte que más tarde, en 1820, se enviaron muestras a Inglaterra, pero los altos derechos de aduana impidieron que se iniciara su exportación. Poco después del fallido tratado con Bolivia, Ramón Castilla, intendente de Tarapacá, encargó a Mr. George Smith y Mr. William Bollaert, estudiar los yacimientos. El resultado de un conservador cálculo daba una superficie de salitre de 250 kilómetros cuadrados, equivalente a unos 63 millones de toneladas. Cantidad suficiente para abastecer las necesidades mundiales durante varios años. De este modo lo que comenzó como una fallida entrega de puertos acabó siendo la pérdida real del salitre, del cobre y otras riquezas que acabaron en manos de Chile. Lejos estamos de lanzar proclamas reivindicativas, sería anacrónico. Nos contentamos con subrayar el hecho de que las dictaduras nunca favorecen las naciones donde se implantan, y menos donde se las elogia. 6. EL PROYECTO DE DESMEMBRAMIENTO TOTAL DEL PERÚ No había pasado un año de la batalla de Ayacucho y el Perú ya había sido amputado para siempre, pero eso no era suficiente ante los ojos del Libertador. La oposición soterrada de los peruanos era latente y exageradamente temida por Bolívar, por lo tanto para dominar en América había que debilitar más al Perú, era necesario, pues, quitarle su posibilidad hegemónica frente a las repúblicas vecinas, para que él, como Presidente Vitalicio con derecho a nombrar heredero, mandase sobre todos. El Libertador comenzó su campaña de desmembramiento total del Perú apenas regresó a Lima después de su glorioso viaje a Bolivia donde fue recibido con home182
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