Tcnl. Telmo E. Betancourth P.
LA INVESTIGACIÓN EN LAS
CALLES DE GUAYAQUIL
N
o cabe duda que la problemática existente en las calles de la ciudad de Guayaquil está marcada por diferentes factores en los que tiene que ver la incidencia delictual y los niveles de violencia, siendo esto el principal reto de cada uno de los investigadores de la Unidad de Muertes Violentas de la Zona 8, son ellos quienes agotan todo su esfuerzo, recursos y sobre todo aplican su intuición y discernimiento prospectivo, con una destacada intervención del sexto sentido que todo policía tiene, que es, “el sentido común” para alcanzar con calidad y calidez los objetivos propuestos, consecuentemente es gratificante saber que existe el compromiso permanente de trabajo para la resolución de casos relacionados a muertes violentas y tentativas de asesinato que se presenta de manera inesperada en cualquier rincón de la urbe en donde se tiene que batallar con situaciones formales e informales que direccionen y garanticen la verticalidad y transparencia de las actividades y acciones investigativas, que a la postre serán los insumos y elementos de convicción aportantes para determinar la participación y responsabilidad de autores en sus
diferentes grados y niveles del hecho violento. Es así que se da una trilogía corporativa y articulada de las tres “I” generadoras de un valor agregado a la investigación como es; el Investigador, la Información y la Inteligencia; que hacen su aparición contribuyendo cada una al esclarecimiento de un hecho, así: el primer actor es el motor que implica al segundo a generar los esfuerzos de búsqueda y colecta de la información útil y oportuna para que con el tercero se tome las decisiones estratégicas oportunas y necesarias, base fundamental para alimentar con premisas y/o hechos ciertos que aporten en la administración de justicia, esto es la consecuencia de alcanzar los objetivos investigativos trazados que constituyen en lograr el éxito, pero éste no debe ser considerado como un simple sinónimo de escalar, de subir, de lograr la meta deseada; estos deben ser un sinónimo de trascendencia, de dejar una huella, de constituirse en un ejemplo para las demás generaciones de investigadores policiales, y es el momento también para realizar un examen de conciencia y poder establecer la diferencia entre lo bueno y lo malo que una Dirección haya realizado, en saber asimilar y asumir con sencillez y coraje las buenas acciones, pero a la vez saber reconocer y asu-
mir los errores cometidos, enmendarlos y a través de ello convertirse en la Dirección investigativa que nuestra sociedad espera, sin olvidar que día a día en este largo camino, los retos son mayores, las responsabilidades se incrementan y el compromiso toma una dimensión mayor, para con uno mismo y con la institución a la que nos debemos. El alcanzar un objetivo o llegar al éxito no es fácil, como tampoco es un logro únicamente de una Dirección; se requiere de confianza, perseverancia, participación y apoyo permanente de las diferentes unidades investigativas y de los ejes preventivo y de inteligencia. El conjunto de expectativas de éxito y productividad se puede medir según diferentes escalas, ya sea por los resultados logrados, por el bienestar obtenido, por la excelencia alcanzada, o simplemente a través de la percepción y aceptación de los demás. El éxito investigativo es sentirse pleno con lo que se hace y con lo que se ha logrado dentro del proceso penal. Un paso muy importante para ser un investigador exitoso, es hacer la actividad y cumplir con la función policial que más nos agrade, como es; ¡la Investigación Criminal!
AGOSTO 2020 | DINASED
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