Carta a los Hebreos (Heb o Hb)
La carta a los Hebreos fue escrita entre los años 75 al 80 siglo I d.C, por algún discípulo de San Pablo, aunque algunos expertos piensa que se escribió en el año 66 del siglo I d.C, conjuntamente, en ella se desarrolla el tema de Jesús como Sacerdote. Igualmente, en la época de los Apóstoles se le llamaban Hebreos a los judíos que habitaban en Palestina y está destinada a cristianos católicos constituidos por ellos. Jesús es Dios Hijo, por eso está a la derecha de Dios Padre con una misma divinidad Heb 1,3: Él es el resplandor de la Gloria de Dios y en él expresó Dios lo que es en sí mismo. El, cuya palabra poderosa mantiene el universo, también es el que purificó al mundo de sus pecados, y luego se sentó en los cielos, a la derecha del Dios de majestad. Jesús es el Sumo Sacerdote Heb 3,1: Hermanos santos, que gozan de una vocación sobrenatural, fíjense en Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe; él merece la confianza de Dios que le dio este cargo, […].
Heb 4,14: Tenemos, pues, un sumo sacerdote excepcional, que ha entrado en el mismo cielo, Jesús, el Hijo de Dios. Esto es suficiente para que nos mantengamos firmes en la fe que profesamos.
Heb 5,4: Pero nadie se apropia esta dignidad, sino que debe ser llamado por Dios, como lo fue Aarón. Y tampoco Cristo se atribuyó la dignidad de sumo sacerdote, sino que se la otorgó aquel que dice: Tú eres mi Hijo, […]. Y en otro lugar se dijo: Tú eres sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.
Heb 7,11-24: Así, pues, el sacerdocio de los levitas, que es el fundamento de la legislación de Israel, no es capaz de llevar al pueblo a la religión perfecta. De lo contrario, ¿qué necesidad habría de otro sacerdocio, no a semejanza de Aarón, sino a semejanza de Melquisedec? Y si hay un cambio en el sacerdocio, necesariamente la Ley también ha de cambiar. Jesús, al que se refiere todo esto, pertenecía a una tribu de la que nadie sirvió jamás al altar. Pues es notorio que nuestro Señor salió de la tribu de Judá, de la que Moisés no 191