En segundo lugar, incorporar mecanismos de compensación vertical y horizontal es una manera de mantener dentro de la coalición a quienes resultan derrotados en el proceso eleccionario. En tercer lugar, permite discutir públicamente las propuestas programáticas, la estrategia del pacto y los liderazgos internos. Sin embargo, hay dos elementos a los que no hay que dejar de prestarle atención en el uso de esta herramienta. Uno de ellos es la celebración de internas semi-abiertas en caso de que la legislación nacional no contemple ese mecanismo: esto es, que voten afiliados propios e independientes únicamente. De esta manera, se limitan las chances de que los rivales electorales de la coalición que está en proceso de formación incidan en el proceso de selección de candidaturas a través de sus militantes y adherentes. El segundo radica en acordar previamente las reglas del juego formal e informal en el proceso de disputa interno. Una elección interna tiene un delicado equilibrio entre potenciar las figuras propias y disputar hasta el quiebre el liderazgo de la coalición. Tensionar demasiado la competencia por los cargos puede redundar de manera negativa en los objetivos electorales compartidos.
El programa importa Uno de los aspectos que ha sido poco abordado en los trabajos sobre coaliciones electorales en América Latina radica en la importancia que tienen los programas de gobierno al interior de estos acuerdos. Aunque la debilidad interna de los partidos políticos impacte en una también débil discusión programática, las plataformas que reúnen las propuestas de gobierno formuladas por las coaliciones son un espacio más de consenso y acuerdo, pero también de tensiones y disputas de poder. Los programas de gobierno son la cara pública y propositiva de toda coalición electoral.
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