Canción tardía para Marilyn Monroe Fueron tuyos los mimos de la gloria. Tu cortejo de amor fue de millones. Pero aquel desamparo inexorable fue más fuerte que tú, Marilyn Monroe. Niña-mujer gacela, te recuerdo desnuda de brillantes oropeles en aquel calendario heterodoxo que te llevó en sus alas por el mundo. En la cantina de mi pueblo estabas clavada en la pared como un icono. Eras como un relámpago de carne inmune a los puñales del deseo...
Horacio Salazar Ortiz
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