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Introducción
Como ocurre siempre que se deja atrás un movimiento artístico, una corriente pictórica o un estilo consolidado de arquitectura, esto no sucede de manera drástica de la noche a la mañana. Hacen falta muchos intentos y numerosos ejemplos en los que a través de los meses, años o incluso décadas se distinguen aspectos, enfoques y soluciones desde nuevos puntos de vista o expresadas de forma diferente. En la historia del jardín en Estados Unidos esto no ha sido una excepción. La tradición academicista de la escuela de las Bellas Artes impuso, incluso a través de las escuelas de paisajismo, una forma de enfrentarse a los ejercicios de paisaje y jardín, ya fueran domésticos o de uso público. Las Vanguardias, que tanta influencia tuvieron en los jardines de los años 20 y 30 en Europa, no pudieron con esta tradición norteamericana hasta medicado el sXX. Hasta entonces, fueron pocos los paisajistas que se atrevieron a experimentar con nuevas formas, materiales, texturas y sobre todo con un nuevo concepto del paisaje, de carácter menos naturalista, basado en las ideas, formas y esquemas del Movimiento Moderno, ya consolidado por el contrario en la arquitectura desde los años 30. De esta forma, a la hora de hablar del origen del jardín moderno en los Estados Unidos resultaba imprescindible analizar estos primeros ejemplos de Christopher Tunnard o Thomas