GrEMos, Locales, Boyz y Girlz:
Sociología del surfing
Gremos, Locales, Boyz y Girlz: La Sociología del Surfing en Rincón
en RincÓn
Carlos J. Carrero Morales COmpilador
http://cieluprm.wordpress.com
Carlos J. Carrero Morales Amarylis Vélez Pérez Jaime Banuchi Vargas Aiesha Medina Hernández María Fernández Arribas Eilis A. Bracero Rodríguez Melody Fonseca Santos Oliver Bencosme Palmer
http://www.seagrantpr.org
2014
Bryan Laid, Surf spot: María’s
Portada: Darren Muschett, Surf spot: María’s
Surf spot: Sandy Beach
Gremos, Locales, Boyz y Girlz: Sociología del Surfing en Rincón
Surf spot: Tres Palmas
Ernesto Zambrana, Surf spot: Domes
Índice Agradecimientos ..................................................................................................................................... i Introducción . ......................................................................................................................................... ii ¿Quiénes son los locales?
por Amarylis Vélez Pérez y Carlos J. Carrero Morales . ......................................................................................... 1
Surfing: Un deporte con historia por Carlos J. Carrero Morales ................................................................................................................. 6 Mirando lo que traen las olas
por Jaime Banuchi Vargas y Aiesha Medina Hernández ................................................................................ 8
Experiencia que hay que vivirla por Carlos J. Carrero Morales ............................................................................................................... 13 Historia de una sesión de surfing por Jaime Banuchi Vargas..................................................................................................................... 16 Wahines i. La mujer en el surf: Una revisión histórica por Eilís A. Bracero Rodríguez................................................................................................ 17
Ficha técnica: Carrero Morales, C. J., A. Vélez Pérez, J. Banuchi Vargas, A. Medina Hernández, M. Fernández Arribas, E. A. Bracero Rodríguez, M. Fonseca Santos y O. Bencosme Palmer. 2014. Gremos, locales, boyz y girlz: Sociología del surfing en Rincón. Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral, Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. Programa Sea Grant, Puerto Rico.
ii. Girlsurf
por María Fernández Arribas ................................................................................................. 21
Olas de turismo y economía
por Jaime Banuchi Vargas, Aiesha Medina Hernández y Melody Fonseca Santos............................................ 28
Revisado por: Dr. Manuel Valdés Pizzini Sr. Ruperto Chaparro Serrano, MA Edición y corrección: Cynthia Maldonado Arroyo Cristina D. Olán Martínez, MA
Diseño gráfico, maquetación y fotos: Oliver Bencosme Palmer Publicación número UPRSG-B-255 ISBN: 978-1-881719-64-9
Conclusión............................................................................................................................................ 33 Glosario ............................................................................................................................................... 36 Referencias............................................................................................................................................ 44 Otras referencias consultadas................................................................................................................ 49
Agradecimientos
Introducción
Al pueblo de Rincón, por darnos tan interesante temática, digna de ser estudiada.
El año 1968 fue uno de luchas, guerras, Vietnam, cambios políticos, Nixon, Ferré, Luther King, el Black Power, revueltas y huelgas universitarias en Francia, en México, en España y en Puerto Rico. En la literatura, García Márquez con Cien años de soledad; en la música, The Beatles, The Rolling Stones y Black Sabbath. Los hippies pululaban por todas partes y, en los deportes, se celebraban las olimpiadas en México y los juegos invernales en Francia.
Al mar, los arrecifes, la arena y todos esos elementos que se combinan, de manera tan perfecta en Rincón, para formar las olas que inspiraron este estudio. A doña Eduarda, por recibirnos y regalarnos una tarde en la que nos hizo viajar a través de esa máquina del tiempo que es su memoria. A Monchito (Ocean Tribe), a Javy (Tamboo) y a Alex (Capital Water Sports), quienes nos concedieron entrevistas. A la gente del West Coast Surf Shop y del Surf Town. A los boyz y a las girlz de la escena del surf en Rincón, quienes nos permitieron entrevistarlos y nos ofrecieron información que nutre las páginas de este trabajo. Al profesor Ariel González Testen, por sus comentarios y aclaraciones desde Uruguay. Al doctor Carlos García Quijano, por sus comentarios y aclaraciones a este trabajo. Al doctor Manuel Valdés Pizzini, por apoyar la idea de este proyecto. Al señor Ruperto Chaparro Serrano, por el apoyo brindado a esta idea. Al personal del Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico, por la colaboración en la diagramación de este trabajo. A todo el equipo del Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL), por su interés y apoyo en este proyecto.
Mientras todo este torbellino merodeaba el mundo entero, muy al oeste de Puerto Rico, un pueblito se posicionaba ante los ojos del mundo por llevar a cabo las cuartas competencias mundiales de surfing, las cuales fueron a su vez las primeras competencias internacionales en Puerto Rico. El surf cambió la historia, la cultura y la sociedad de este pueblo, Rincón. El surfing es un deporte poco comprendido, una cultura desconocida, un estilo de vida para los amantes del mar. Es desde ese punto de vista que nace este trabajo. En el año 2006, varios de los autores de este escrito comenzamos a colaborar haciendo entrevistas y observaciones para un estudio sobre el impacto económico del surf en Rincón. De esas entrevistas y observaciones, surgió la inquietud de conocer un poco más sobre este deporte y su impacto en la sociedad y la cultura de Rincón. Es por eso que los autores, todos integrantes del Centro Interdisciplinario de Estudios del Litoral (CIEL), nos dimos a la tarea de diseñar un proyecto de investigación, de carácter sociológico, sobre el surfing en Rincón. Al principio, la idea era solamente redactar una reseña breve para el blog del CIEL (http:// cieluprm.wordpress.com). Luego, se fue extendiendo, por lo que pensamos convertirlo en un escrito corto, pero continuó desarrollándose hasta convertirse en este trabajo que hoy les presentamos. El primer paso fue comenzar una profunda revisión de la literatura existente sobre el surf, la cual, para nuestra sorpresa, resultó ser bastante amplia, aunque difícil de encontrar. Decidimos tomar, como punto de partida, el año 1968, aun cuando estábamos conscientes de que el surfing debió haber llegado a Rincón varios años antes. Sin embargo, 1968 es una fecha icónica, ya que Rincón se catapultó mundialmente como un destino para la práctica del surf. Para adentrarnos en el surfing, elaboramos unas preguntas guías como parte de unas entrevistas dirigidas a surfers (novatos, experimentados y contemporáneos), a los dueños de negocios relacionados al deporte y, por supuesto, a los residentes de Rincón que vivieron ese proceso de cambio a partir de 1968. Dichas entrevistas se transformaron en diálogos en los que los entrevistados nos transportaban, con sus palabras, a las olas, a esa sensación que solamente un surfer puede entender y comprender. Escuchándoles, viajamos en el tiempo y visualizamos cómo el surfing llegó a Rincón y cambió su cultura y su gente hasta el punto de ser reconocido como la capital del surfing en Puerto Rico (Sánchez Martínez, 2007).
Para complementar estos trabajos, elaboramos un protocolo de observación con el fin de identificar indicadores del impacto social del surf en Rincón. Vestimenta, idioma y lenguaje fueron algunos de los indicadores utilizados, incluso, la observación partícipe, pues hubo parte de los autores que se motivó a lanzarse al agua con una tabla y experimentar la sensación de surfear por primera vez.
el primer capítulo, “¿Quiénes son los locales?”, se identifican varias de las características que definen a un surfer como local o no local en Rincón. De igual manera, desde una perspectiva de la psicología conductual, se reflexiona sobre cómo se crean esas construcciones sociales que definen a los surfers en este pueblo. En un aparte de este capítulo, se resume la historia del surfing y su llegada a Rincón.
En el segundo Los autores, capítulo, “Mirando lo provenientes de distintas que traen las olas”, se disciplinas (sociología, encuentra un resumen psicología, política, de las observaciones que artes, planificación, realizamos durante junio ecología) y con distintos de 2006: una serie de intereses (surfers y no anotaciones que narran surfers, rincoeños y no el “sancocho cultural” rincoeños), le dieron un que se puede evidenciar toque interdisciplinario a en Rincón. En otro aparte este trabajo que es uno de del capítulo, uno de los carácter cualitativo. En el autores (no surfer) nos transcurso de la lectura, relata sus interrogantes se podrán identificar las relacionadas al surfing y voces de las distintas cómo intenta entender disciplinas que se cruzan esta práctica que para y que, en muchos casos, muchos es un estilo de parecen entremezclarse. vida. Más adelante, otro de Así, después de acopiada los autores (surfer) cuenta Septiembre 1968 Vol.9 No.4 la información, nos dimos una de sus sesiones de a la tarea de redactar, editar y revisar este trabajo surf, desde el momento en que se levanta para ir a para completar un documento con el que todos los surfear, hasta la sensación que siente al estar en el agua y hacerse uno con el mar. autores estuviéramos complacidos. Este trabajo recopila, en cuatro capítulos de temas específicos, varios ensayos donde los autores reflexionan sobre el surfing en Rincón. En
“Wahines” (vocablo hawaiiano que se utiliza para referirse a las mujeres surfers) es el tercer capítulo de este libro y trata sobre la
Figura 1: Diagrama d e eventos e1968 n 1968. Diagrama de eventos en presencia de la mujer en el surfing. En este, se encuentra un primer ensayo titulado “La Mujer en el surf: Una revisión histórica”, donde una de las autoras describe, de manera cronológica, la figura de la mujer en el deporte en general y su encuentro con el surfing. Un segundo ensayo en este capítulo, titulado “Girlsurf”, narra el encuentro de la autora con el surf y sus experiencias y reflexiones en torno a la mujer y el surfing en Rincón.
En el capítulo 4, “Olas de turismo y economía”, los autores comienzan a puntualizar el impacto que el turismo surfer tiene en la economía y su potencial de desarrollo para beneficio de
la comunidad. Este ensayo puede servir como detonante para futuros análisis sobre los impactos de este deporte en Rincón. Al finalizar, se resumen varias conclusiones de eso que llamamos “sociología del surfing en Rincón” y cómo este municipio se ha convertido en un pueblo con playas mundialmente reconocidas para la práctica del deporte del surfing, como es el caso de Domes y de Tres Palmas (Richards, 2007, pp. 60-61; Towery & Pruett, 2002, pp. 116-117). El surfing, más que un deporte, es un estilo de vida que ha cambiado la dirección, el desarrollo y la forma de vida de un pueblo y de su gente.
“Si no fuera por las olas yo no sería quien soy.” Papín “Salimos de aquí y eso no es de donde quiera…” Fiel a la Vega
Surf spot: Black Eagle
¿Quiénes son los locales? por Amarylis Vélez Pérez y Carlos J. Carrero Morales
Estaba en un restaurante en Rincón y percibí que las personas en aquel lugar podían dividirse en locales y no locales. Lo comenté con un amigo, a lo que él respondió: “Es cierto, los que no son de aquí son los que están en el balcón afuera y los locales son los que estamos aquí dentro de la barra”. De hecho, se podía trazar una línea recta para dividir a los presentes. Esta experiencia sirvió como detonante para comenzar este trabajo. Pero “¿quiénes son los locales?” El escritor australiano y experto en la temática del surfing, Michael Fordham, señala que “el localismo” es la respuesta al aumento de personas buscando olas en el agua, es una respuesta ética de que las personas que viven en determinada área geográfica tienen la prioridad o el derecho de correr las olas de ese lugar, (2009, pp. 228-229). Para dar respuesta a esta pregunta de ¿quiénes son los locales en Rincón?, nos dimos a la tarea de hacer varias entrevistas. En estos diálogos, siempre se escucharon respuestas como “los de afuera vienen a faltarle el respeto a los locales”, “los locales tienen que darse a respetar” o “los de afuera vienen por las playas y el surfing”. Las respuestas a esta pregunta fueron variadas. La contestación inmediata fue “Los de aquí”. Luego le añadían adjetivos y argumentos a su afirmación. Algunos de los entrevistados comentaron que “El local es el de aquí, nacido y criado”. Otros argumentaron que el local es “el criado y que vive aquí”. Hubo quien fue más allá diciendo:
…el local es el que ha sido criado, ha vivido toda su vida aquí y su familia es de aquí. Porque te puedes encontrar con quien dice que es de Rincón y cuando le preguntas dónde vive te dice que en tal urbanización o tal condominio y lo que llevan viviendo aquí son uno o dos años. Y cuando le preguntas de qué familia es, rápido te dicen que su familia no es de aquí, que son de San Juan, de San Sebastián o Estados Unidos. Esos no son de aquí.
Estas respuestas nos llevaron a otras preguntas, por ejemplo: ¿quiénes no son de aquí? La respuesta fue casi instantánea y a una sola voz: “Los de afuera.” ¿Y qué de los extranjeros que viven aquí hace más de 20 o 30 años? En esta ocasión, las respuestas fueron distintas. Unos nos dijeron que la mayoría no eran locales, pero que algunos sí se pueden considerar locales porque se han ganado el respeto de los de “aquí”. Para los surfers, el respeto que les 1 otorga ese título de local se gana con respeto a los demás. Nos dicen algunos de los entrevistados que muchos de los de afuera vienen a querer plantar bandera. “Se espotean en el pico, le dropean las olas a los locales, no respetan al de aquí”. espotearse: Se refiere a cuando los surfers se ubican en el orden para el turno a surfear la ola. dropear: Se refiere a robarle el turno al surfer que le corresponde. Al preguntar sobre las personas de Isabela, Añasco, San Juan u otras partes de la Isla que vienen a surfear y a visitar Rincón, las respuestas variaron, aunque algunas coincidieron. Algunos dijeron que “los boyz de Isabela, de Añasco, siempre han estado con los boyz de Rincón y pueden considerarse locales”. Otros señalaban:
Los de Añasco no tienen playa pa’ surfear, por eso vienen a Rincón y se pueden considerar locales, pero los de Isabela tienen sus playas y no tienen por qué venir acá. Cuando uno va allá se ponen con cosas y cuando vienen acá quieren que uno los reciba, pues no.
Con respecto a las personas de San Juan, todos coincidieron en que “Los sanjuaneros, no son locales. Ellos vienen queriendo ser los más importantes y menospreciando a los locales. Los sanjuaneros son de San Juan, no son locales”. Quizás se esté preguntando, ¿de dónde parten los surfers para determinar quiénes son los locales y quiénes no? La cultura donde nacemos y/o nos criamos establece nuestros primeros esquemas mentales, es decir, nuestra cultura nos guía a través de distintos factores hacia la forma 2 en que percibimos, asimilamos y organizamos la información que recibimos del ambiente. El fenómeno del surfing implica un proceso, una historia colectiva y una aculturación. El surfing se ha convertido en una cultura aparte, por lo tanto, los surfers tienen sus propias ideas preconcebidas. ¿Cómo se forman esas ideas preconcebidas en los surfers sobre quiénes son “los locales” y quiénes son “los otros”? Sabemos que existen unas características con las que debe cumplir un individuo para que la comunidad surfer lo considere “local.” Aun así, cuando las personas que son consideradas “locales” no cumplen con algunas de estas características, salen a relucir otros criterios para poder hacerlos “locales”. Este proceso, donde afloran los requisitos “originales” y donde surgen otras características
del “ser local”, se conoce como acomodación cognitiva, que se refiere a la modificación de los esquemas que han sido puestos en cuestión o derrumbados por los nuevos elementos asimilados (Richter, 1965, pp. 291-294). Los surfers rincoeños, cuando entienden que un elemento no cumple con sus creencias en cuanto a las características de un surfer local, lo acomodan dentro de un ‘archivo’ bajo el nombre de “excepciones”. No se eliminan estos elementos, sino que se crean otras características alternas en caso de que las primeras no sean pertinentes. Por ejemplo, el primer requisito para “ser local” es “ser de aquí”, pero al considerar a la gente de Añasco como local también, no están haciendo ni más ni menos que una acomodación cognitiva. La concepción del grupo está ligada a la interacción de sus miembros, objetivos, actividades en común, estabilidad, reconocimiento y conciencia de grupo, entre otros temas (Fernández Prados, 2000, p. 16). Cuando hablamos de grupo solemos asociarlo con grupos formales, con reglas establecidas, con “X” número de miembros, con un fin común. Sin embargo, esto suele dejar fuera a los grupos que se forman de manera espontánea, grupos informales, grupos de pertenencia, grupos que no tienen reglamentos o requisitos escritos para formar parte de los mismos. Ese es el caso de las personas que les gustan las carreras clandestinas de autos, de los cazadores deportivos o de los surfers. Uno de los surfers entrevistados nos comentaba “siempre hay reglas”. Algunos criterios que siempre estuvieron presentes en las entrevistas que realizamos a los surfers, con relación a las
“Los locales son los de Rincón. Varios americanos ya son locales. Los de San Juan son sanjuaneros, no son locales. El local es el nacido y criado aquí. Los surfers de Añasco son locales porque ellos no tienen playa para surfear y siempre han surfeado en Rincón. Los de Isabela no son locales, ellos tienen sus playas allá.” Entrevista realizada el 30 de junio de 2006.
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Alexis Hollins, Surf spot: Domes
reglas del surfing, fueron seguridad, humildad y respeto. Al mismo tiempo, esos criterios eran asociados al sentido de ser local. Se dice que hay que ser humilde y respetuoso, pero también hay que velar por la seguridad no solo personal, sino por la de los otros en el agua. Esto nos sugiere un código de caballerosidad. En el surfing esto no debe de extrañarnos, ya que la práctica del surfing desde sus comienzos fue una de honor.
globalizado las diferencias entre grupos son más evidentes que los elementos que los unen; parece ser que aún se puede observar una identidad más arraigada al sentido de pertenencia y del identificarse con un grupo determinado. En el caso de Rincón, esto puede ser un mecanismo de defensa de identidad ante los procesos de desplazamiento social que desde hace más de dos décadas se está dando en el municipio (Carrero Morales, 2007). Un proceso que se hace permanente en la memoria de las personas crea ese sentido de identificarse y, más que eso, diferenciar “el nosotros de los otros” (Bergua, 2002). De esta forma, se construye una identidad propia, una identidad que contribuye a la autoestima colectiva y al orgullo colectivo.
En las islas de Polinesia se utilizaba el surfing para resolver duelos generalmente por asuntos amorosos. Hoy quizás no se practica por los mismos fines, pero sí se mantienen unas reglas. Aunque no hay un código formalmente establecido sobre cuáles son las reglas del surfing, sí hay una ética o unas normas que todo surfer debe seguir. Estas son transmitidas entre los surfers manteniendo una buena 4 vibra en el agua para “los boyz” y “las girlz”. Jim Kempton ha resumido la etiqueta del surfing en ocho puntos principales: respeto, solidaridad, seguridad, responsabilidad, amabilidad, no ser un pedante, conciencia y disfrute (2008, p. 285). Vivimos en un mundo que parece homogenizarnos en la vestimenta, la música, los gustos; en un mundo donde la clonación y el robo de identidad se hacen latentes, en un mundo donde parece que la búsqueda de una identidad cultural única es un elemento invisible de nuestras vidas. Vivimos en un encuentro o cruce de elementos culturales y políticos, lo que algunos autores han llamado “hibridización” (García Canclini, 2001; Sonntag & Arenas, 1995). Sin embargo, parece ser que en este mundo
Una identidad que ha ido creando toda una iconografía, como el logo de la carretera 413 (ruta escénica de Rincón en los barrios Ensenada y Puntas de este pueblo), el de “University of Rincón”, El Faro ubicado en el barrio Puntas o los conocidos epítetos “Rincón, capital del surfing” y “Rincón, pueblo de los bellos atardeceres” que muestra una forma ideológica del orgullo de ser de Rincón. Como nos afirmaban varios de los entrevistados, Rincón se ha convertido en una marca registrada, “ser de Rincón es cool”. “Las olas son pa’ to’ el mundo, pero tienen que respetar las reglas.” “¿Qué reglas?”, preguntamos. “Que no se espoteen en el pico, que no te roben las olas…” Entrevista el 19 de julio de 2006. Darren Muschett, Surf spot: Indicators
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Surfing: Un deporte con historia por Carlos J. Carrero Morales
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“Yo no necesito eso. Yo escucho las olas desde mi casa”, me dijo Josué cuando le preguntaba si utilizaba el Internet para conocer las condiciones de surfing. Josué, de 56 años de edad, es uno de los primeros surfers en Rincón. Con esa afirmación, dejaba claro la diferencia generacional entre él y otros surfers más jóvenes. “Yo conozco el sonido del mar y sé cuando hay olas”, dijo mientras me relataba cómo a finales de los años 60 comenzaron a llegar los “gringos” a Rincón. Él los conoció y ellos le prestaban sus tablas y le enseñaron a surfear. Lo que me relataba Josué, quien se describía a sí mismo como un lobo de mar, que sabe salir de cualquier corriente en el agua, es el comienzo del surfing en Rincón y quizás en Puerto Rico. En 1968, se llevaron a cabo las primeras competencias internacionales de surfing en Puerto Rico. Desde ese momento, el surfing se convirtió en una actividad esencial en la escena costera y playera de Rincón. Hay quienes afirman que el surf cambió el curso de la historia y de la economía del Municipio (Falcón, 2003).
Comienzos del surfing Aunque el Campeonato Mundial de Surfing de 1968 marcó el comienzo de este deporte en Rincón, el origen del mismo es mucho más antiguo, ya que tuvo su nacimiento en las islas de Polinesia (Warshaw, 2005, pp. 714-715; Kempion & Brown, 2003, p. 29). Mucho antes de la Edad Media, los polinesios se reunían para hacer campeonatos que tenían un alto grado de religiosidad. Las tablas de surfing eran consideradas como un símbolo religioso; el surfing era considerado como un acto de reverencia dentro de la religiosidad de estas islas (Marcus, 2007, p. 15). Esta es una de las teorías del nacimiento del surfing.
venta de artículos de surf, alquiler de tablas y clases de surfing. Algunos han hecho negocios que indirectamente se relacionan con el deporte, como barras, restaurantes en las playas y venta de artesanías hechas con materiales marinos. El caso de Josué es uno de estos ejemplos. Vivía de la confección de artesanías
Ya en siglo XVIII, comienzan los primeros registros escritos de este deporte en las descripciones de los marinos. De ahí nos llega el primer relato de ese encuentro entre el surfing y el hombre occidental. El capitán James Cook y su tripulación relatan la destreza para realizar maniobras peligrosas e increíbles por los nativos en el archipiélago de Hawaii. En esa época, en Hawaii la sociedad se dividía en dos clases: los Ali’i (reyes y jefes) y los Maka’Ainana (el pueblo común). Ambas clases practicaban el surfing y según el tipo de tabla que utilizaban se diferenciaba la realeza del resto de la comunidad (Gault-Williams, 2005, p. 67).
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El surfing era tan importante que, cuando las olas aparecían, todo lo demás quedaba en un segundo plano: la familia, el trabajo y toda responsabilidad. Además, tenían templos (Heyau) donde hacían ofrendas y se rezaba por el deporte. El “kahuna” oraba pidiendo buenas olas cuando no había (Kampion, 2003, p. 38). Muchas personas han construido su vida alrededor de este deporte. Algunos han establecido negocios de
preparadas con caracoles y otros materiales marinos recolectados en las costas de Rincón. “Yo los recojo ya cuando están muertos en la orilla”, refiriéndose a los caracoles y pedazos de corales que utiliza para sus collares. Al momento de la edición final de este texto, Josué había fallecido hacía algunos meses. Sirva este escrito como un homenaje a su memoria.
Julio Cualio, Surf spot: Domes
Mirando lo que traen las olas por Jaime Banuchi Vargas y Aiesha Medina Hernández Aquel día en un bar de Rincón, mirando a nuestro alrededor, nos surgió la curiosidad de querer saber quiénes eran los locales. Intentando descifrar esta incógnita y sumergiéndonos de lleno en la sociedad rincoeña, observamos algo que también consideramos digno de estudiar, y es el hecho de que en Rincón todo gira en torno al surfing, incluso para personas que no practican el deporte: la jerga, la forma de
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Playa Sandy
vestir, la economía y muchas otras actividades diarias. Para verificar si esto era cierto, durante el mes de junio de 2006, nos dimos a la tarea de hacer una serie de observaciones en el pueblo de Rincón. Los indicadores que nos interesaba identificar incluían aspectos principalmente de la vestimenta: baggies (trajes de baños o pantalones cortos de marcas de surf), playeras (camisetas o t-shirts de marcas de surf), chanclas, gafas de sol,
etc. Además, buscábamos identificar autos con racks, stickers y tablas de surf. Estos indicadores se pueden observar comúnmente en las imágenes que presentan los individuos, los establecimientos y el municipio de Rincón, lo cual refleja el impacto que ha tenido el deporte del surfing en el estilo de vida de este pueblo. Decidimos ir a tres lugares que consideramos serían, tanto por el número como por el tipo de gente, local y no local, surfer y no
surfer, adecuados para nuestras observaciones. Los lugares visitados fueron: Taíno’s Café en Rincón Shopping Center, Sunset Village (un pequeño complejo comercial/turístico con tiendas y restaurantes en el balneario de Rincón) y el hotel/ restaurante/barra, Tamboo. Llegamos a Taíno’s Café a eso de las tres de la tarde. En el lugar, había varias personas disfrutando de la música celta interpretada por una pareja que para muchos podrían ser considerados como extranjeros. Ella, una puertorriqueña que ha vivido mucho tiempo fuera del país y él, un estadounidense que tocaba el violín mientras ella le acompañaba con el arpa. Sus niños, mientras tanto, se reían y corrían entre el público. La música celta, el aroma del café puertorriqueño, imágenes de épocas pre-colombinas en las paredes y varios turistas estadounidenses formaban un “sancocho cultural,” típico en Rincón, donde diferentes culturas conviven, interactúan y, en ocasiones, dan forma a identidades ambiguas y hasta
contradictorias como la de un gringo local o una boricua extranjera. Sin embargo, dentro de toda esta contradicción y diversidad, los baggies de los jubilados, el bronceado playero de las chicas, el logo de la carretera 413 en las camisetas (este logo se ha convertido en un ícono de orgullo e identidad para los rincoeños y un recordatorio turístico del pueblo), las calcomanías y los racks de los carros estacionados al otro lado de las ventanas del café, unían toda esta mezcla de personajes en una sola cultura o estilo de vida: el estilo de vida de Rincón, donde el surfing toca de alguna manera a cada uno de los actores de estas 9 escenas independientemente de que alguna vez hayan cogido una tabla.
“…interés en el inglés, los cambios en la vestimenta, el imitar a los americanos. El surfing le da más importancia al mar. Otra forma en que los puertorriqueños imitaban a los americanos fue en su dieta, poco a poco fueron apareciendo negocios de comida americana (sándwiches, pizza, etc.).” Entrevista realizada en junio de 2006.
Después del café y las conclusiones sacadas en Taíno’s Café, fuimos a Sunset Village en el balneario de Rincón donde hay diversos establecimientos y pequeñas tiendas dirigidas a turistas. En esta ocasión, el balneario estaba repleto de familias y gente acampando en los alrededores. Pasamos algún tiempo aquí observando el tránsito de individuos, turistas y locales, surfers
y no surfers que paseaban por el lugar. A pesar de algunas similitudes en vestimentas e imágenes relacionadas al surfing, era fácil notar las diferencias entre el montón de gente, especialmente familias disfrutando del balneario y las parejas e individuos en los alrededores. Al parecer, los campistas eran mayormente locales de Rincón y/o de los municipios aledaños. Aunque no vimos tablas ni algún indicador de que eran surfers, la moda de la cultura playera—baggies, playeras o camisetas de manguillos, chanclas y
gafas de sol—era la orden del día. En general, la apariencia era que estas personas eran de clase trabajadora o nivel económico modesto. La contraposición a esto eran los turistas extranjeros y locales de clase media, media-alta, que utilizaban las facilidades del Sunset Village. En realidad me parece que los únicos “locales de verdá” que estaban en el lugar eran dos de los dueños de establecimientos y los demás “boyz del corillo”. Y estos últimos no se encontraban expresamente en el área, sino que estaban sentados en los
banquitos, mirando al mar. La línea divisoria que trazaba el estacionamiento del balneario creaba una escena muy común en Rincón, especialmente en el desarrollo turístico de este municipio. A un lado, tenemos a la multitud de residentes y vecinos del área, de clase trabajadora o nivel económico modesto, para quienes los desarrollos turísticos no están dirigidos. Por el otro lado, tenemos a los pocos, el mercado de turistas extranjeros y puertorriqueños de nivel económico mucho más alto, a quienes está dirigido como tal todo este desarrollo. Salimos del balneario y a poca distancia, en frente de nosotros, estaba la musa de muchos de los stickers y t-shirts que observamos aquella tarde, a su vez, el camino a la meca para aquellos que van en busca de olas dentro de Rincón: estábamos frente a la carretera 413 o “Road to Hapiness”. Seguirla significaba entrar en un paisaje distinto a los anteriores, un escenario cuyo principal protagonista es el surf.
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Siguiendo la 413, dejamos a nuestra izquierda Tres Palmas y la desviación que te lleva a María’s y Domes. En el camino, nos cruzamos con varios carros, pero en esta ocasión los racks iban cargados de tablas. Después de un poco, llegamos a una tarde de olas en Sandy Beach en el barrio Puntas, y allí empezó nuestra tercera ronda de observaciones.
Playa María’s
Nos estacionamos en el parking del Tamboo; allí los stickers de los carros eran los mismos que los que llevábamos observando toda la tarde por Rincón, pero esta vez un poco más llenos de salitre, consecuencia de la adicción a
la playa de sus dueños. En el deck del Tamboo, se mezclaban turistas que surfeaban, turistas que no surfeaban, surfers que no eran turistas y puertorriqueños que no surfeaban. Cada uno de estos grupos disfrutaba del paisaje y la tranquilidad que brinda la combinación de las palmas, la arena y la luz del atardecer a esas horas. Incluso, algunos de ellos disfrutaban (como si de una película se tratase) de los trucos de algunos de los surfers que se encontraban aquel día corriendo en Sandy Beach. Todos ellos, al igual que en Taíno’s y en Sunset Village, vestían algo alusivo al surf, pero en esta ocasión lo que más demostró que en Rincón el surf está presente de alguna manera en el diario vivir de la gente fue el hecho de ver a distintos grupos de turistas puertorriqueños y extranjeros que habían decidido pasar su tarde 11 en el balcón del Tamboo y entrar en el mood de la playa y las olas, ver el espectáculo que los surfers les brindaban y comentar cada uno de sus movimientos con la jerga típica que cualquier surfer usaría. En varias de las conversaciones entre ellos, se hablaba de lo tarde que había llegado ese swell o lo bueno que estuvo Isabela el día anterior a pesar de que ninguno de ellos surfeara. Definitivamente, las olas y el surf de aquel día en Sandy tuvieron un impacto en los surfers y en la economía del Tamboo de manera activa; a su vez, tuvo un impacto de manera pasiva en los no surfers, turistas y boricuas, los cuales experimentaron el surf como atentos espectadores. Nuestras observaciones reflejan que el impacto que ha tenido el surfing desde su llegada al pueblo de Rincón en los años 60 ha sido uno
significativo. Este impacto se proyecta en la imagen que presentan gran parte de las personas observadas, entre ellas: vestimenta de estilo surf, llena de imágenes de surfing o de marcas asociadas al deporte, stickers y racks en los carros, entre otros. Esto fue observado en personas de todas las edades y niveles socio-económicos. Además del impacto que ha tenido el surfing en la moda, existe el impacto que ha tenido en el turismo y, por lo tanto, en la economía del municipio de Rincón. Esto se puede observar, por ejemplo, en murales, en las competencias de surf
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que auspicia el municipio y en el desarrollo de la infraestructura y las facilidades turísticas como lo son el balneario y el Sunset Village. Este desarrollo probablemente está inspirado directamente por las playas y el buen surf en Rincón. Sin embargo, deberíamos mirar con detenimiento el mercado o a quién están dirigidos estos nuevos desarrollos turísticos, ya que nuestras observaciones dan la impresión de que el rincoeño común y corriente (sea surfer o no) no es el tipo de consumidor a quien está dirigido este desarrollo económico (Carrero Morales, 2007).
Experiencia que hay que vivirla por Carlos J. Carrero Morales
Definitivamente, el surfing es una experiencia que solo se comprende cuando se vive. Yo, que no practico el deporte, ni siquiera en juegos electrónicos, solo puedo verlos y tratar de entender su arte. Para intentar comprenderlos, me doy a la tarea de observarlos. De forma interesante, veo que se acomodan en línea luego del paleteo hasta lo hondo. En uno de los momentos, que como caballeros demuestran su honor, se colocan por turnos para tomar las olas, siguiendo su propio orden. Entonces, el momento de la calma: ese espacio entre cresta y cresta de las olas, parece ser el momento en que se conocen, dialogan y socializan con los otros surfers. Pero el momento en que llegan las olas puede convertirse en un momento de lucha donde el más apto es quien corre la ola, una especie de “darwinismo surfer.” Aunque, según me aclaran varios de ellos, se entiende que hay un orden para el turno de la ola, algunos no lo respetan y quieren
Noah Hollins y Anyhel Velázquez, Surf spot: Black Eagle
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apropiarse del derecho a la ola. Es ahí cuando surgen los problemas; según me dicen, hasta se han formado peleas. Estos encontronazos ocurren especialmente cuando llegan surfers de otras áreas (ej. los “sanjuaneros” en Rincón) e intentan plantar bandera. Ni hablar de los choques entre quienes corren tabla y los que corren boogie, o los choques generacionales entre los “viejos” y los “chamaquitos.” Esto ha sido documentado en trabajos anteriores por Valentín Román (1994) y García Quijano (1992). Quienes no somos surfers nunca lo entenderemos. Solo conoceremos por referencia lo que es tener que
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“paletear” hasta las olas, el duck dive, eso de que las olas están “chopeás” o lo que es el wipe out de la ola. Es una cultura extraña para los que no la conocemos. Pero más que un deporte, para muchos es un estilo de vida, una manera de expresión, de liberar tensiones y de tener un momento de relajación. Supongo que la emoción, el sentido de libertad y el placer de sentir que eres uno con la madre naturaleza es lo que anima a estos descendientes de las dinastías polinesias a aventurarse al mar, desafiarlo y ser uno con él. Ese contacto con la “Pacha Mama”, “Gaia”, “GEA”, o cualquier otro de los nombres que se le dé a la naturaleza, es parte de esa experiencia.
John Mitchels, Surf spot: Domes
Miguel Canals, secret spot
Wahines i. La mujer en el surf: Una revisión histórica por Eilís A. Bracero Rodríguez
En Puerto Rico, el deporte ha sido parte activa de la manifestación cultural que ha contribuido en la afirmación nacional para todos los sectores sociales. La participación de la mujer en la práctica deportiva se da a comienzos de
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Historia de una sesión de surfing por Jaime Banuchi Vargas
Son las 6:00 AM y acabo de estacionar mi carro mirando hacia el mar en el parking de María’s. Aunque todavía no es hora para que el sol esté afuera y nos provea suficiente claridad, puedo ver que las predicciones de las boyas eran correctas. Ese frente frío que se estacionó al noroeste de nuestra Isla, el mismo que trajo consigo aguaceros y un bajón en la temperatura, nos ha brindado el más grandioso regalo que tanto anhelábamos: ¡OLAS! Rápidamente desamarramos las tablas del carro y, antes de dar un paso al agua, ya comenzaban a llegar más surfers. No es que seamos egoístas, pero siempre uno siente ese
resentimiento de tener que compartir “mis” olas con algún “gremo” que no se las merece. Pongo el primer pie en el agua y, como siempre, me sorprende lo agradable que está. Sin embargo, este frente frío también provee una leve brisa que al encontrarse con tu piel mojada te congela hasta el hueso; bueno, esto lo digo ya que siempre he surfeado aquí en el trópico y no conozco lo que es tener que ponerse un wetsuit para enfrentarse a aguas de 60° y hasta 50°. De todos modos, comienza mi avance hasta las olas.
1900. Se destacan íconos como Rebekah Colberg, campeona de tenis, y Angelita Lind, atleta de pista y campo. Ambas participaron de los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá. Fue en estos juegos que, por primera vez, las mujeres puertorriqueñas participaron en eventos internacionales. Esta primera representación femenina en eventos internacionales no contó con el aval de todos los sectores de Puerto Rico. El doctor Félix R. Huertas González destaca que el columnista Julio Francis Edwards declaraba que la delegación femenina era solo un aditamento y
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que no era una representación real de la Isla. La representación de las mujeres obtuvo dos medallas de oro en la figura de Rebekah Colberg. Esta, a su vez, rompió la marca que había hasta ese momento en lanzamiento de disco, convirtiéndose en la primera mujer en establecer una marca olímpica (Huertas González, 2006, pp. 55-58). Nos llama la atención que, en las postrimerías de los años 90, aún se reconocía muy poco la presencia de la mujer en el deporte.
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En 1989, el señor José L. Ubarri, atleta y educador, publicó el libro El Deporte Ayer y Hoy. En este trabajo, el autor comienza haciendo un resumen histórico del deporte en Puerto Rico en el que destaca la celebración del triunfo de Puerto Rico en los IV Juegos Centroamericanos y del Caribe (Ubarri, 1989, p. 1). No obstante, el señor Ubarri obvia por completo en todo el libro la mención de la mujer y que en estos juegos centroamericanos la mujer tuvo un rol central. Varias féminas, junto a hombres atletas como Eugenio Guerra, Juan Luyanda y Ovidio de Jesús, han sido parte de la reafirmación de la identidad puertorriqueña y punto de partida en la integración de la mujer en los deportes. Es por esto que hacemos una revisión histórica para poder saber y explicar la integración y participación del género femenino, no tan solo en cualquier deporte, sino en el deporte que fusiona al humano con la naturaleza, el surf. “…el surfing no es un deporte, es su estilo de vida que implica vestimenta, casas temporeras. Gente que viven fuera y vienen a Rincón sólo a surfear.” Entrevista realizada el 22 de junio de 2006.
En el presente, el surf es uno de los deportes más practicados alrededor de la Isla gracias al fácil acceso a una gran cantidad de playas idóneas para la práctica de este deporte. El grupo de personas (hombres y mujeres) que practican el deporte comparten otras cosas en común como la forma de vestir, el tipo de música que escuchan, su manera de hablar y expresarse, sus pasatiempos, en fin, todos llevan un mismo estilo de vida dado a que comparten la misma pasión por el surf. Esta filosofía de vida que gira alrededor de este deporte crea lo que se conoce como “la cultura del surfing”. Como se ha mencionado anteriormente, se datan los principios de la práctica del deporte en las islas de Hawaii, las cuales fueron pobladas por habitantes de la antigua Polinesia1. El surf era parte de la vida cotidiana de mujeres, hombres y niños, tanto así que se poseía una tabla de surfing de diferente calidad dependiendo de la posición jerárquica dentro de la sociedad (Gault-Williams, 2005) (Kempion & Brown, 2003, p. 29). La llegada del colonialismo restringió la práctica del surf. Circa 1900 renace el deporte, sin embargo, no fue hasta las postrimerías del siglo XX que la mujer pudo reintegrarse en la cultura del surfing. Esta reintegración se da de lleno para los años 1950 y 1960 por varias razones, una de ellas: el cambio de los materiales de fabricación de tablas al introducirse la resina y la fibra de vidrio. A ello se adhiere la llegada de los board shorts para mujeres, la ayuda de Hollywood y el rol de los medios de comunicación. Estos son importantes catalíticos para que la reintegración de la mujer se fuera dando. Antes de estos cambios, 1
Ver Surfing: Un deporte con historia, pág. 8
se encuentran mujeres pioneras del surf como Josephine “Jo” Pratt, Mildred “Ladybird” Turner, Isabel Lenham, entre otras. Lenham fue la primera mujer que a sus 15 años se deslizó por las olas compartiendo una misma tabla, o tándem, con Duke Kahanamoku, mejor conocido como el Gran Kahuna, quien es considerado como el padre del surf moderno. Turner y Pratt fueron las únicas dos mujeres más destacadas que pertenecían al club de surf Hui Nalu que creó Duke en Hawaii para 1911 (Gault-Williams, 2005). El cambio del material de construcción y la manera de convección de las tablas permitió un mejor manejo de éstas en el agua. Esto incrementó el número de mujeres y hombres que practicaban el deporte. La aportación de la cinematografía de Hollywood con películas como Gidget (1959), The Endless Summer (1964) y Playgrounds in Paradise 19 (1978) fueron fundamentales para la reintegración de la mujer en el surf (Heimann, 2004, p. 5). Estas películas motivaron al género femenino a ser más curioso con el deporte y a practicarlo, ya que confirmaban la presencia y la aceptación de la mujer en el deporte (Booth, 1996). En 1972, el Presidente Richard Nixon hizo activa la ley del Título IX. Esta ley les exigía a las instituciones que recibían fondos federales que financiaran proporcionalmente el atletismo para hombres y mujeres bajo riesgo de perder los fondos federales si no lo hacían (Office of the Assistant Secretary for Administration and Management). El Título IX les otorgó a las mujeres surfers el carácter legal y formal para formar parte del surf. Luego, comenzaron a marcarse los procesos de autogestión; se funda la WISA
(Woman International Surfing Association) y la WPS (Woman Profesional Surfing). Luego de la introducción de las nuevas tablas al final de la Segunda Guerra Mundial, la ayuda de Hollywood y el Titulo IX se integran a la cultura del surfing los board shorts para mujeres. Estos hicieron la práctica del deporte más fácil que con el traje de baño de dos piezas, ya que brinda más comodidad y permite la práctica del surf de forma más ágil (Booth, 2001, pp. 3-22). Estos logros se convirtieron en punto de fuerza y partida en donde la mujer se insertó de lleno y con una nueva actitud en el surfing.
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Los medios de comunicación son uno de los factores más importantes que ha contribuido a hacer más accesible el surfing a las mujeres. Estos comenzaron a proyectar a las surfers de forma competitiva, creando así un visual de representación positiva que a su vez fue dispersando su éxito internacionalmente. A pesar del compromiso con la imagen que le daban a la mujer en el deporte, este trajo consigo efectos negativos en cómo la mujer quería ser representada. Hubo magacines que tenían en agenda los atributos físicos de las mujeres surfers antes que sus habilidades atléticas (Pritchard, Quacquarelli, & Saunders, 2004). Todos los eventos que se dan en la segunda mitad del siglo XX se acumularon, resultando en un aumento mucho más significativo de personas integrándose al surf para 1990. El nuevo florecimiento se da por el resurgimiento del longboard, esto gracias a Linda Benson quien reintegró el uso de este tipo de tabla al deporte. Luego, surgen modelos más dinámicos a seguir,
como Lisa Andersen, quien ganó cuatro veces consecutivas, desde 1994 hasta 1997, el título mundial de la ASP (Association of Surfing Professionals). También contribuye a un nuevo estilo de surfear de las mujeres un cambio en actitud en torno al mercadeo de la sexualidad femenina, la revitalización profesional en cómo proyectarla y nuevos productos dedicados a las necesidades de las atletas surfers (Booth, 1996). Casi una década después, en 2002, Hollywood desempeña su papel en ser parte del movimiento de resurgimiento y desarrolla una imagen moderna y positiva de la mujer con el estreno de Blue Crush (Stockwell, 2002). El siglo XXI le otorga a la mujer surfer una imagen mucho más innovadora y retadora. Hoy se unen mujeres procedentes de diferentes puntos del mundo, como España, Nueva Zelandia, California, Perú, Australia y otros lugares, para poder practicar libremente el deporte en playas y competencias alrededor del globo. Cuando las jóvenes ven hoy las revistas y las competencias de surfing, tienen muchos íconos y modelos a seguir (Comer, 2010, pp. 87-88). A pesar de que siempre existirá una distinción entre los géneros dentro de todo deporte, la mujer se ha insertado y se inserta paulatinamente en el surf, no tan solo como una representación femenina en el deporte, pero como parte integral de él. board shorts: Trajes de baño en forma de pantalones cortos utilizados comúnmente para la práctica del surfing; recientemente han tenido cierto auge en el público en general como vestimenta de playa.
ii. Girlsurf por María Fernández Arribas 21
Es enero de 2007, las playas de María’s y Domes, aquí en Rincón, brindan sus olas a surfers experimentados. Vienen de Brasil, de España, de Tahití y de varias partes del mundo para participar en el MASTER PRO COMPETITIONS 2007. Es la primera vez que se hace un evento de estas características, un campeonato MASTER dentro de la International Surfing Association (ISA) en Puerto Rico. Los surfers compiten entre sí por la mañana tratando de coger la mejor ola, y es por la noche cuando, con la excusa de las competencias, Rincón se enciende. El miércoles, el Tamboo estaba lleno, todos habían ido allí para ver el reportaje fotográfico de Jenn Miller, a quien se le da tan bien la cámara, como la tabla. Fue media hora en la que competidores y no competidores, surfers y no surfers, borrachos y no tan borrachos, disfrutaron de
Cristina Canals, Surf spot: Indicators
“Es un reto, nosotras podemos hacer las mismas cosas que los hombres.” Entrevista el 19 de julio de 2006.
las mejores izquierdas, los mejores tubos y los mejores trucos de los “boyz” del área. De la banda sonora de la presentación, se encargó DJ Shasa, también compañera de Jenn en el agua. Ese mismo miércoles por la mañana fui con Sandra, mi roommate y surfer de San Juan, a ver cómo era eso de las competencias. Fuimos a María’s, donde había una carpa montada para los jueces que evaluaban a los competidores. Mientras ellos daban puntuación al participante verde, al rojo o al blanco, un comentarista, micrófono en mano, narraba en inglés y en español boricua lo que estaba ocurriendo en el agua.
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Alexis Engstrom, Surf spot: María’s
Esa tarde me sentí súper bien dentro del agua, las olas eran perfectas para aprender, y a mi lado, en un crowd de treinta y dos personas, había catorce chicas, desde pro hasta principiantes, en las cuales inspirarme. Iban desde los once hasta los cuarenta años de edad.
A nuestro lado, y atentas probablemente a su pareja dentro del agua, tres mujeres mayores de treinta años estaban allí, sentadas en la arena cuidando a sus bebés. Detrás de ellas, y sentadas en un palo en el que apoyaban sus tablas todavía mojadas, estaban Andrea y una de sus hijas, Caroline. Andrea oficialmente tiene unos “cuarenta y pico” de años, pero físicamente supera a muchas de veinte. Probablemente sus hijas, surfers desde que nacieron, llevan el mismo camino. Estas jóvenes pasan la mitad del año aquí durante la temporada de surf, y la otra mitad, buscando olas en otras playas de EE.UU. Estas chicas viven por y para el surf; surfean por la mañana, estudian y surfean por la tarde. La otra tarde, compartí una ola con Caroline. Decidí meterme a Domes, paletear, practicar duck dives y tener ese feeling del que todo surfer habla. Allí estaba Sandra, Ana, Ashley, Stephanie, Miriam, Kimber, Nina y también Katrina Petrovick. Además, estaba Sonia, la novia de “El Jefe” (ellos viven en Hawaii, y Sonia lleva tres meses practicando con la tabla).
Caroline y yo estábamos prácticamente al lado, sentadas en la tabla esperando la próxima ola. Yo aproveché la oportunidad para hacerle algunas preguntas que me dieran luz para la realización de este trabajo. Ella habló catorce segundos conmigo, siempre mirando a las olas y en cuanto vio que había posibilidades de coger una, yo dejé de existir. En ese momento solo tocaba paletear, “ripear” y ganarse la admiración de todos los “boyz” que estaban en la arena de Domes. Mientras tanto, a mí la ola me revolcó, pero, como dirían por aquí, “eso es parte.”
Ver a Caroline en el agua hizo que me acordara del artículo de Susan Orleáns “Las chicas de Maui” (2002). Me recordaron a las chicas de Hana que Susan Orleáns describe, pues a su corta edad todo, absolutamente todo, gira en torno al surf.
“Desde que salió la película Blue Crush, las mujeres se motivaron. Algunas mujeres corren mejores que los hombres.” Entrevista realizada en junio de 2006.
Susan Orleáns escribió un buen artículo que más tarde sirvió de inspiración a John Stockwell para hacer la película Blue Crush. Todo el mundo me ha hablado de esta película: chicos, chicas surfers, no surfers, y todos ellos coinciden en una cosa: “a partir de Blue Crush, el número de chicas dentro del agua aumentó considerablemente”. La película fue un detonante para que muchas chicas sintieran curiosidad por correr una ola.
Ana fue una de las personas que me habló de Blue Crush y de las chicas de Maui; ella trabajó allí la temporada pasada en un campamento de surf que se realiza en Hana (lugar en el que se basa el artículo de Susan Orleáns). Ana me habló de que allí en Hawaii el surf no es broma, las olas son grandes y el localismo es muy radical. Las chicas que se tiran en las olas de Pipe, en el North Shore, han surfeado esas olas desde siempre y son suyas. Allí mandan ellas y, literalmente, no te dejan llegar al pico, te sacan “prendido” o “prendida” del agua. Me decía que allí respetaba igual que cuando surfea Jobos, pero aclara, “que ninguno o ninguna se atreviera a subir al pico en Trampas, Dogmans, o Indicador en Rincón”. Ana me contó sobre cómo fue su experiencia al ir a surfear con Megan Abubo, Sophia Mullanovick y Keala Kennelly. Todas ellas son pro surfers. Ella me dijo: “se tiran unos trucos increíbles, surfean con mucha agresividad y arriesgan al máximo de sus posibilidades”. Me dice además que todas ellas son chicas fuertes y robustas y que superan por mucho a varios de los “boyz”, pero que a nivel competición nunca arriesgarán tanto ni tendrán la misma fuerza que los hombres. Igual que el récord olímpico de los cien (100) metros lisos siempre es más bajo para el campeón olímpico que para la campeona, el riesgo y los trucos en los hombres irán siempre un poco más allá en ellos que en las mujeres. Hay que ser conscientes de que existe una diferencia en el físico y en la potencia entre hombres y mujeres. Por eso a Ana le parece bien que los premios en metálico sean mayores para ellos, ya que “arriesgan más” y también “porque siempre participan muchos más hombres que mujeres
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y no es lo mismo ser el mejor entre cuarenta competidores que ser la mejor entre doce competidoras”. Eso es algo tan obvio como lo es para el resto de los deportes; eso sí, a la hora de surfear y a la hora de estar en el agua “…todos tienen que ser iguales, todos tienen que seguir las mismas reglas del juego”.
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Me contaba Ana que muchas veces, al entrar al agua en playas en las que no es local, se ha sentido underestimated. También me comentó sobre cómo al tirarse y “ripear” una buena ola se ha ganado el respeto de los locales. Dice que cuando ha vuelto a esas playas la han tratado como uno más sin dejarla subir al pico, sacándola “prendida” de allí, pero dejándola surfear más abajo. Luego, ya fuera del agua, par de “los boyz” la felicitan por sus trucos. Esa es la igualdad que se busca dentro del agua, y esa igualdad para ella sí existe. De hecho, según Robert y Félix, el pico de Jobos es de “Rocky” y de “las nenas”. Las chicas en la playa de Jobos son bastante radicales y se toman el surf bastante en serio, incluso, han montado una asociación de mujeres surfers y toman bastantes iniciativas en lo que al surf femenino se refiere, como por ejemplo, “El día nacional de la mujer surfer”, celebrado a finales de noviembre. Ana me hablaba que ella no quiere participar en eso. Según ella, si se busca, se quiere y se tiene igualdad, ¿por qué hacer una escuela de chicas surfers? Comentaba Ana que se aprende mucho viendo vídeos y que hay vídeos de chicos y vídeos de chicas. En los de chicas, nunca sale un hombre “bien duro” tumbado en la arena, pero en los de chicos siempre sale una “tipa en g-string,” como
si fuera el premio que va a tener el surfer cuando salga del agua. Nina Wu habló sobre eso en su artículo “Reframing the images of women surfers” (2007). Antes en las revistas sólo salían hombres “ripeando” dentro de un tubo o haciendo trucos y las chicas siempre salían en la publicidad con bikinis diminutos promocionando gafas, chanclas o tablas. Eso todavía es así, al igual que ocurre con el resto de la publicidad (cervezas, autos, perfumes, etc.), pero hoy, además de ello, también salen reportajes mostrando la calidad y las destrezas de chicas pro surfer. Podemos ver por ejemplo a Sophia, Jessi Miley-Dyer o Melanie Bartels, ver reportajes sobre qué olas cogieron, en cuál clasificación están, cómo les fue en las últimas competencias y así por el estilo. Al igual que existe la revista Surf, también se editó la Surfgirl, pero duró poco tiempo, sólo dos años, puesto que no había tantas competidoras como para mantener una revista especializada en chicas. Lo que se hizo finalmente fue incluir reportajes de chicas en la revista Surf. A parte de esta, existe la revista Wahine, que continúa en el mercado. A nivel más local, se encuentra MUNDO RAD que cuenta con una sección dedicada a las chicas.
años después, las grandes marcas especializadas en surf ofrecen una amplia gama en lo que a productos femeninos se refiere. Unos, son plenamente deportivos; otros, son un poco más comerciales, pero el hecho es que los productos existen, y si existen es porque hay una notable demanda. En el impulso de esta industria, tuvo mucho que ver la campeona Lisa Anderson, cuatro veces campeona mundial y embajadora de la marca ROXY, la versión femenina de la marca QUICKSILVER (Heimann, 2004, pp. 177, 224-225).
Al igual que los magacines consideran noticia el surf femenino para sus reportajes, la industria del surf también se ha adaptado a la demanda de productos femeninos. Cuando Nina Wu empezó a surfear en las playas de North California, hace algunos quince años, no había wetsuit para mujeres y tenía que ponerse uno de segunda mano de un amigo suyo. Hoy, quince
Todos estos datos los obtuve gracias a una larga conversación con Pablo y Fernando. Pablo es de Perú y se encuentra aquí practicando para su próxima competencia en California y Fernando Álvarez ahora lleva la PRSURFINGSCHOOL y da clases de surf. Según él, la demanda de chicos a la hora de solicitar clases es exactamente igual a la de chicas. Cada uno posee su estilo, pero tanto
chicos como chicas tienen la misma capacidad de aprendizaje y dependiendo de sus destrezas individuales, tardan más o menos lo mismo en pararse en la tabla. Juan es el dueño de una tienda de surf en Rincón con quien también estuve hablando por horas, como si no hubiera otra cosa que hacer. Además de hablar de la industria femenina en el surf, estuvimos examinando varias páginas en Internet como la página de la ISA (circuito amateur) www.isasurf.org y la www. triplecrownsurfing.org (circuito profesional). Revisando estas páginas, descubrí muchos nombres como Erica Orsini, Megan Abubo, Sophia Mullanovick, Mellanie Bartels y Jessi Miley-Dyer. Todas ellas “ripean”, hacen trucos y tienen la calidad suficiente como para competir. De hecho, en el mundo profesional de este deporte las tienen en consideración y hay un circuito preparado
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para ellas de la misma calidad que el masculino. El circuito profesional femenino empezó en 1955 con el Makaha International Championships. En 1969, la adolescente de 15 años de edad, Margo Godfrey ganó el Makaha International Championship, y algunos meses después compitió en las cuartas mundiales de surfing, realizadas en Rincón, resultando la ganadora del mismo (Chase, 2008, p. 43). En estas páginas encontré el nombre de tres puertorriqueñas: Noelis Álvaro, Nidia del Mar y Natasha Sagardía. Todas ellas participaron en el evento LOST ENERGY DRINK 2006. Se trata de una especie de olimpiadas de surf. Puerto Rico quedó en la undécima posición y se colocó a la cabeza de todos los países de habla hispana. 26 Natasha obtuvo medalla de bronce en este evento. Esta surfer de 20 años de edad ha sido cinco veces campeona de Puerto Rico. Se encuentra además entre las primeras 10 mejores féminas del mundo en la ISA y, aparte de tener numerosos títulos a sus espaldas, también dirige y enseña en la Sagardía Bodyborading School. Mientras escribía en la laptop este documento, apareció Débora conectada al Messenger. Débora es una de mis mejores amigas en España, ella vive en Madrid, a diez minutos de mi casa y a cuatro horas de la playa más cercana. Mientras hablábamos me dijo: “¿Sabes qué? Me he comprado un wetsuit. Esto va en serio, voy a aprender a surfear. Cuando vuelvas nos vamos de surftrip por Portugal”. En Madrid, no tenemos relación con el mar, ni con el surf;
allí las distracciones son otras, todo es “más cosmopolita,” pero Débora quiere surfear y es capaz de hacerse cuatro horas de viaje todos los fines de semana para conseguir correr una ola. El otro día, fui con Félix a Domes (yo lo tengo a dos minutos y no a cuatro horas). Llegamos a las siete de la mañana y chequeamos la playa. Las olas estaban bien bajitas. Solo logré ver a Kimber y a sus amigas disfrutándose, incluso, las olas más pequeñas. Estaban corriendo la ola con la cabeza apoyada en la tabla y los pies para arriba. Había además otras dos chicas, que no alcancé a reconocer bien, corriendo un longboard y jugando a pararse las dos en una sola tabla. En el agua no había nadie más. Hoy es viernes, y después de la universidad y mientras volvía para Rincón, Sandra me llamó, me dijo que las olas estaban pequeñas, como el día anterior, perfectas para mí. Definitivamente no soy una experta surfeando, como tampoco lo soy en todo lo que se refiere al mundo del surf. Hace poco alguien me preguntó cuál era la situación de las chicas dentro del mundo del surf y yo no supe responder. Si me lo volvieran a preguntar hoy, pensaría en Kimber y en Nina, en Sandra, en la novia de “El Jefe” y en las madres surfers que cuidaban a sus bebés en la playa mientras asistían a las competencias. Pensaría en Andrea, en Carolina, en Ana y en las historias que me ha hecho sobre las wahine en Hawaii, y también en las historias que me han hecho Juan, Fernando y Pablo. Estoy segura de que a mi mente llegarían los nombres de Jenn, de Stephanie y de Miriam. Pensaría en las veces que me he metido al agua, en las revistas, en Débora…
Ariel Engstrom, Surf spot: Indicators
Pensando en todo esto, lo único que podría responder es que las chicas se disfrutan este deporte como cualquiera de los “boyz”. Pensaría que en el agua las ayudan y que, si se hacen respetar, las respetan. Que a nivel de industria se les tiene muy en cuenta, que a nivel de competición profesional hay una igualdad en importancia con el circuito masculino y que, definitivamente, ni a nivel profesional ni a nivel hobby, el surf es descaradamente un mundo solamente de hombres como lo puede ser el mundo de la fórmula uno o el fútbol. Yo vivo en Madrid y de eso sí que entiendo. No conozco ninguna “pachanga” de fútbol femenino, ni ninguna tienda especializada en fútbol femenino, ni ninguna jugadora de fútbol famosa y mucho menos con un contrato millonario.
El surf es un deporte y un estilo de vida y todas las chicas con las que yo he hablado tienen cabida en él. Quizás por ello Jenn Miller, para su próximo slide show, deba incluir alguna foto de “las ‘girlz’ del área…”
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Olas de turismo y economía por Jaime Banuchi Vargas, Aiesha Medina Hernández y Melody Fonseca
“La economía costera de Rincón ha crecido dramáticamente en la última década” (Pendleton, 2002, p. 4). Sin embargo, los procesos históricos que han llevado a este crecimiento en años recientes vienen de un largo proceso, compartido en casi toda la Isla y asociado a “la reestructuración de la economía (global), a procesos de globalización y al desarrollo de modos de producción pos-fordista” (Hall & Page, 1999, p. 125). En Rincón (y similarmente en el resto de Puerto Rico) (Lugo Ayala, 2009), este proceso llevó a la sistemática eliminación de industrias agro-pecuarias, o del sector primario 28 de la economía, sustituidas por actividades del sector terciario, de tecnología/servicios asociados a una economía pos-industrial, lanzando a Rincón
en la dirección del desarrollo turístico. Dado a sus impresionantes playas, paisajes y recursos naturales/visuales, Rincón es el espacio perfecto para la venta de “sitios” (places) para atraer a turistas que en sí lo que están comprando es una experiencia turística. Dado esto, la industria del turismo se encuentra encabezando una nueva dinámica de acumulación de capital basado en la creación y el mercadeo de experiencias (Hall & Page, 1999, pp. 125-126). Lamentablemente, a pesar de estos bellos atractivos naturales que son elemento importantísimo de la experiencia turística, el desarrollo turístico ha tomado una ruta muy destructiva para los ecosistemas costeros.
El economista ambiental Linwood H. Pendleton (2002) señala que existen dos tipos de desarrollo turístico: “rápido o a gran escala” y “lento o pequeña escala”. Rincón muestra señales de ambos tipos de desarrollo. La entrevista con doña Eduarda (ex-propietaria de una de las primeras hospedarías en Rincón, Kahunna’s Guesthouse) nos presentó una imagen de Rincón a principios de los años 60 como desconocido a la creciente globalización del turismo internacional. Algunos pocos surfers/hippies se aparecían de vez en cuando, y el esposo de Doña Eduarda (El Kahunna, según apodado por los surfers gringos) los buscaba en el aeropuerto de San Juan y los traía a Rincón a disfrutar de las olas y de su belleza natural. Poco a poco (y quizás
ni tan “poco a poco, na”), Rincón se cementó como destino para turistas norteamericanos e internacionales, especialmente surfers. Este auge del turismo en Rincón (de la mano con los procesos de globalización y reestructuración de la economía local/global) le dio un giro al tipo de turismo y, más importantemente, al tipo de infraestructura que se implementaría en Rincón. El pueblo pasó de un turismo hippie/surfer, donde los turistas se quedaban en pequeñas hospederías o casas locales, a un “desarrollo turístico” con grandes complejos de apartamentos, condominios y hoteles. “A corto plazo, este desarrollo puede
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“…las olas han bajado de calidad. Por el progreso, la erosión, hay mucha gente…” “Rincón sin olas no es nada.” Entrevista realizada en junio de 2006.
Marco Sersun, Surf spot:Tres Palmas
generar grandes ingresos para los dueños de hoteles, corporaciones de manejo de condominios, dueños locales de tierra y desarrolladores. Sin embargo, los beneficios para la comunidad local son menos seguros” (Pendleton, 2002, p. 3). Definitivamente, el turismo en Rincón no se ha desarrollado de manera sustentable. Como se ha mencionado anteriormente, el turismo en Rincón se ha desarrollado grandemente en los últimos años, especialmente en las áreas costeras del pueblo. Las “actividades, servicios e industrias” se han concentrado en el área costera trayendo consigo una infraestructura (entiéndase, hospederías pequeñas, hoteles, condominios, restaurantes, tiendas negocios de alquiler de equipo) que ha ejercido una gran presión sobre los recursos naturales. No obstante, deberíamos recordar que estos mismos recursos naturales son 30 el principal atractivo del turismo en Rincón y, por ende, deberían ser conservados para el beneficio de la misma industria. El desarrollo sustentable es una posible respuesta al mal y desmedido desarrollo que ha dominado en Rincón y el resto de la Isla. Es necesario implementar un desarrollo sustentable para la protección de las playas y los recursos marinos en Rincón, ya que son estos los que atraen a cientos de surfers y demás turistas cada año. Brevemente presentaremos algunas ideas que podría implementar el gobierno municipal de Rincón para generar empleos e ingresos para el municipio. • En el área de servicios, el gobierno municipal podría utilizar el espacio del faro para operar
una serie de servicios relacionados a las necesidades de los surfers como: alquiler de tablas, shaping de tablas, clases de surf, proveer más información turística, además de la venta de artículos de primera necesidad para surfers como cera, chapaletas, leash, entre otras cosas.
Se reconoce popularmente que fue desde la introducción del surfing en Rincón, por parte de los viajeros hippies norteamericanos, que se consolidó este municipio como un destino turístico (Calderón, 2009). Un gran momento histórico de exposición, fueron las competencias mundiales de surfing que se celebraron en Rincón en 1968. Nuestras observaciones, llevadas acabo durante el verano del 2006, parecían indicar una alta influencia del “estilo surfer” en la vestimentas de turistas y locales de Rincón. Por otro lado, tenemos a las tiendas o surf shops que operan en el área, junto a los shapers y glassers que generan ingresos construyendo y arreglando tablas de surf, todos aportando a la economía y nutridos por el turismo y el surfing en general (Pendleton, 2002, p. 9).
• Otra área que podría desarrollar el gobierno municipal es la venta de refrigerios en la playa. Una manera de generar empleos para personas locales de manera sustentable es implementar “carritos/bicicletas” de comida y bebidas en las áreas más frecuentadas por surfers. Estos carritos podrían pasar los días de mucho oleaje y/o de mucha actividad turística y vender jugos naturales, agua y comida, posiblemente algo que se pueda tener recién hecho o fresco como frutas, burritos, sándwiches, entre otros. • Además, el gobierno municipal podría tomar la iniciativa de organizar eventos como competencias de surfing a nivel local. Estas competencias se podrían llevar a cabo con cierta frecuencia con el apoyo de las tiendas locales (surf shops). Estas ideas pueden ser elaboradas dentro de un plan de desarrollo económico sustentable para el municipio de Rincón. De esta forma, sus residentes pueden beneficiarse del impacto del surfing en sus playas (Carrero Morales, 2007). En diversas partes del mundo, se ha evidenciado el impacto económico del surfing. Muestra de ello son los trabajos de Susan K. Miller (1984) y Mike Markrich (1988) en Hawaii; Ralf Buckley (2002a) (2002b) en Australia; Melissa Murphy (2008) en España, y el de Sara Dolnicar y Martin Fluker (2003).
El Faro de Rincón
Al observarse desde una perspectiva de economía tradicional, la industria del surfing, aunque haya sentado las bases para el desarrollo turístico en Rincón, no es la única actividad e industria costera que genera ingresos en este municipio. Los hoteles y las hospederías pequeñas, además de generar ganancias para sus dueños, ofrecen empleos a tiempo parcial y permanente a los demás sectores de clase, además de los efectos económicos secundarios (entiéndase el dinero que gastan los visitantes/turistas en el sector de servicios). Si incluimos los empleos que se generan en el sector de servicios: restaurantes, tiendas y excursiones de buceo, excursiones de pesca, más los ingresos que genera la pesca comercial, esto resumiría superficialmente la economía costera de Rincón (Pendleton, 2002, p. 10). Si tomamos en cuenta que los seis hoteles más grandes de Rincón generaron aproximadamente 40% de todo el ingreso reportado para Rincón en el 1997, al añadirle los 29 establecimientos más pequeños que no fueron contados en ese estimado (Pendleton, 2002, pp. 10-11) y los otros sectores de la industria costera y turística que operan en Rincón, es fácil notar la importancia de la industria del turismo en la economía de este municipio y la importancia de los recursos costeros para la industria del turismo.
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Conclusión La influencia del surfing en los distintos ámbitos y aspectos del pueblo de Rincón se hizo evidente en el desarrollo de este trabajo. En Rincón todo gira en torno al surfing. Partimos desde 1968, año en que se argumenta se ubicó este pueblo en el ámbito del surfing internacional. A partir de ese momento, fueron varios los cambios que se experimentaron, según nos cuentan varios residentes y surfers que han sido testigos de este proceso. Uno de los cambios más evidentes es el cambio en los usos de los terrenos que durante mucho tiempo fueron enfocados en la siembra de caña y la ganadería. Hoy día, se enfocan en un turismo que mira a la costa; no a la costa como el límite geográfico, sino a la playa como un objeto que es símbolo de estatus o como una mercancía más para generar ingresos. Lugares donde antes se podían observar palmeras hoy se ven condominios, restaurantes, hoteles. Hay que señalar que esto sigue un patrón de urbanismo costero que se está dando alrededor de todo Puerto Rico. Pero en Rincón este patrón de construcción, aunque no está enfocado en los surfers, sí utiliza el surfing como atractivo para la venta de estos. Rincón se ha convertido en una marca o en un producto de venta. Hoy todos quieren venir a Rincón, tener las calcomanías de “Rincón 413” o “University of Rincón”. Es una especie de lo que llamamos “sancocho cultural” donde convergen y se mezclan diversos elementos culturales.
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Aunque muchas veces puede pasar desapercibida, en ocasiones se puede definir literalmente la línea divisoria entre los rincoeños y los extranjeros o los no locales. Sin embargo, Rincón es también ese lugar donde puedes escuchar una conversación en español, en inglés o en un perfecto bilingüismo que evidencia la mezcla cultural. El respeto por los demás parece ser la base para ser considerado local o no local dentro del mundo del surfing.
Reserva Marina Tres Palmas
Durante el desarrollo de este trabajo nos percatamos de que aún hoy se mantienen varios elementos tradicionales del surf. Todavía se pueden observar varias características de honor en el deporte. El surfing es un deporte que requiere de mucha paciencia, a veces se pasan horas en el agua para obtener solo algunos minutos o segundos
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en una ola, pero para los surfers, esos minutos en contacto con el mar, valen la pena. Por eso hay un código de respeto no escrito que todo surfer debe seguir en el agua. Un código que determina el orden sobre a quién le corresponde la ola. El respeto y la seguridad para con los otros son otros elementos en las reglas del surfing. El no seguir o respetar estas reglas puede resultar en “malas vibes” en el agua y puede llegar a riñas o peleas fuera del agua.
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Mientras que muchos de nosotros miramos la costa desde la orilla hacia el mar y disfrutamos de los atardeceres, los surfers tienen una mirada muy distinta. Ellos disfrutan de un paisaje de la costa visto desde el mar; tienen una mirada en la que disfrutan del paisaje prístino y edénico, sin desarrollar, sin edificaciones masivas que alteren la estética natural de la costa. Otro dato que se destacó en este trabajo es el hecho de que en Rincón hay más mujeres surfeando en comparación con las que había antes. En términos de la calidad, competitividad y capacidad para practicar el surfing es igual para chicas y chicos. Las “girlz” que dedican tiempo al
surf “ripean” bien fuerte y hacen trucos igual que los “boyz”. Hoy día se ha roto con muchos de los estereotipos de que el surf era solo un deporte para hombres; ambos géneros disfrutan de este. La llegada del surfing a Rincón trajo una imagen que fue acogida por los rincoeños y que poco a poco fueron haciendo suya. Con relación a la vestimenta, el surf también ha sido de gran influencia en este pueblo. Aunque hay que reconocer que los baggies, las camisetas, las chanclas y los otros artículos de marcas de surf son la moda alrededor de toda la Isla. En Rincón la influencia es más marcada por la diversidad de surf shops que existe. La demanda por productos relacionados al surf ha diversificado la oferta en más de cinco surf shops ubicados en distintas partes del pueblo. Esto ha provocado, por ende, un efecto en la economía. Pero no solo estas tiendas se benefician de la bonanza económica de las temporadas de surfing, también los restaurantes, las barras, los hoteles y las otras tiendas son favorecidos por el deporte, ya que los surfers compran e invierten en estos establecimientos. Los recursos naturales, las playas y el surf son la materia prima que mueve el turismo y una buena parte de la economía de Rincón. El interés por obtener beneficio de las playas ha traído a su vez un desarrollo acelerado que le deja unos beneficios económicos temporeros al pueblo. A largo plazo, la proliferación de construcciones cercanas a la costa crea daños, no solo a la naturaleza, sino también en términos de la seguridad y la economía de este pueblo que ha sido conocido como la “Capital del Surfing.” Estos desarrollos tampoco favorecen del todo al surf. La mayor parte de los surfers con quienes estuvimos dialogando nos expresaban su
preocupación por este desarrollo desmedido, ya que conocen la importancia de la conservación de los recursos costeros de este pueblo. Queda mucho por conocer del surfing. Es una actividad de la costa que para la mayoría de los surfers, es más que un deporte, es un estilo de vida. Al dialogar varios de los pioneros en Puerto Rico estos me narran que en el comienzo la camaradería era parte de la experiencia. Compartían sus olas con respeto las playas, el mar y las olas eran de todos. Las pocas competencias que se realizaban, más allá de ser unos torneos, eran una fiesta, un encuentro entre amigos. Es precisamente ese compartir y respeto el futuro del surfing. Las playas han de ser más que un espacio de competencia, son parte de nuestro entorno, de la naturaleza. La costa es un espacio 35 social donde convergen diversos usos y actividades y los surfers, hombres y mujeres son precisamente los defensores del litoral. Si hay que dar la lucha es más bien para protegerla de los intereses y especuladores que desean destruirlas. El surfing y las playas de este municipio son de vital importancia para el turismo y la economía de este. Es por eso que se debe fomentar la conservación, el uso y el desarrollo inteligente de los recursos costeros para garantizar el disfrute de los mismos por las generaciones futuras. De esta manera, la conservación de las playas creará una serie de reacciones en cadena, manteniendo vivo el surfing y, por ende, el turismo y la economía de Rincón. Como nos dijo uno de los entrevistados: “¡Que viva el surfing, que nunca muera! Rincón sin olas no es nada.”
Glosario
ali’i: Se refiere a la aristocracia hawaiana, reyes y jefes.
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chopeás: (choppy, chopiao, chop) Se utiliza para describir las condiciones del tiempo y particularmente las olas. Una ola “chopeá” es aquella con muchos picos de agua blanca e irregularidades o distorsiones sobre la superficie de la misma. Usualmente, se utiliza para describir las olas en un día muy ventoso y/o con mucha corriente u otras condiciones no favorables. Antónimo: glassy o “glasia’o” cuando la superficie del agua está tranquila y parece cristal.
board shorts: Trajes de baño en forma de pantalones cortos utilizados comúnmente para la práctica del surf, recientemente han tenido cierto auge en el público en general como vestimenta de playa.
Ej.: “Mano, pa’l norte está haciendo un viento bien fuerte, las olas están demasiado ‘chopeás’.”
dropear: (drop, dropping, drop-in) Esta palabra proviene del inglés drop, en español caída. Se puede referir al momento inicial de caer en una ola y comenzar el ride sobre la misma. Aunque muchas veces se utiliza con connotaciones negativas para referirse a caerle frente a otro surfer, efectivamente interrumpiendo su ride, esto es peligroso para ambos y generalmente considerado una falta al código no escrito de la ética surfer.
Ej. drop: “Loco, ¿viste ese late drop? Yo creía que se iba a ‘wipear’.” Ej. “dropear”: “Si ese ‘gremo’ no deja de ‘dropear’, se va a buscar un problema con los locales.
duck dive: Se refiere a la acción de pasar por debajo de una ola cuando se está paleteando en dirección al lineup o al punto de partida desde donde se cogen la olas. Se utiliza el duck dive para evitar ser arrastrado por el espumero y llegar de manera más rápida y efectiva a tu spot en el lineup.
Ej.: “Mira ese loco tratando de hacer duck dive con un longboard.”
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espotearse: Se deriva del concepto de spot (lugar, punto, sitio) y se refiere a acomodarse en el espacio preciso en el lineup donde mejor puedas coger la mayor cantidad o mejores olas. También se puede definir como: acomodarse estratégicamente en el point (punto) más cercano a donde comienza a romper la ola, para así evitar “dropear”, ya que la persona con la posición más cercana a ese punto es quien tiene el “derecho” a la ola y cualquier persona que se tire o “dropee” más adelante estaría cometiendo una falta de consideración y/o respeto. Ej.: “Ese tipo tiene que ser ‘local’ porque sabe ‘espotearse’ pa’ coger las mejores olas del set siempre.”
glassers: Se utiliza el término para describir a las personas responsables de cubrir el pedazo de poliuretano ya formado (“shapeado”) a las especificaciones deseadas, con paños y resina de fibra de vidrio (fiber glass). En operaciones a pequeña escala, como suele suceder con los shapers en Puerto Rico, es usual que el “shaper” y el glasser sean la misma persona. Sin embargo, un glasser puede ser una persona relacionada a otras áreas del mundo costero, ya que la tela y resina de fibra de vidrio se utiliza en la construcción y la reparación de embarcaciones u otros equipos de trabajo y recreación costera.
gremos: Surfers de poca experiencia, o quienes son considerados surfers de poca destreza a pesar de su experiencia. Muchas veces se utiliza a modo de insulto o con la intención de humillar, aunque también se emplea a modo jocoso entre conocidos.
los boyz y las girlz: Términos utilizados generalmente para referirse a l@s locales, los “boyz y las girlz” suelen ser el circulo interior de amistades de la persona que utiliza el término. En ocasiones, puede referirse a la generación de jóvenes 39 surfers que están subiendo a escena en años recientes.
kahuna: Sacerdote, eran una clase aparte dentro de la cultura polinesia. maka’ainana: Se refiere al pueblo común dentro de la cultura polinesia.
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paletear: Se refiere a remar, dar brazadas acostado sobre la tabla. Esto puede ser en dirección al horizonte o sea hacia el lineup, o en dirección hacia la playa en un intento de coger una ola. En el caso de los boogies se utiliza el término “chapaletear” en referencia al accesorio clásico de los “espongeros” o las chapaletas que llevan en los pies.
Ej.: “Ponte a paletear que por ahí viene el set y nos va a coger fuera de posición.”
shaper: Figura mítica en el mundo del surfing, son los artesanos responsables por elaborar las tablas de surf. Usualmente, son respetados miembros de la comunidad surfer ya que tienen el indispensable conocimiento de cómo dar forma (o “shapear”) los pedazos de poliuretano y convertirlos en instrumentos de arte y dporte.
surf shops: Tiendas especializadas en mercancía relacionada al mundo del surfing. En años anteriores, eran los únicos lugares donde conseguir tablas de surf, ropa y accesorios misceláneos relacionados al deporte. Sin embargo, al día de hoy, se utiliza el término para referirse a tiendas de ropa u otros accesorios que no necesariamente venden tablas.
wetsuit: Se refiere al traje de neopreno que utilizan los surfers para protegerse del frío en el agua. En la aguas cálidas del Caribe un wetsuit “completo” (como los que se utilizan en las aguas heladas de localidades como el norte de California, las costas de Sudáfrica o Chile) resulta innecesario. 41 Sin embargo, el término se generaliza para referirse a prácticamente cualquier pieza de neopreno, como el springsuit (un wetsuit de mangas cortas) y los rash guards o camisas de neopreno de mangas cortas o largas. Como su nombre implica, estas últimas se utilizan para proteger al surfer de la fricción de la piel del pecho y el estómago con el tope de la tabla.
Ej.: “Chequéate al turista ese, se cree que está en Antártica con ese wetsuit, jajaja.”
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wipe-out: (waipiá, waipiao, waipió) Este término se refiere a una buena (o mala) “revolcá”. Esto puede ser una caída en el intento de coger una ola, o, una vez parado/a sobre la tabla y corriendo la ola, el/la surfer se cae de la misma. También se utiliza el término para describir un intento fallido de hacer duck dive que resulta en una revolcón por el espumero del inside o cuando una ola le rompe encima a la persona y ni siquiera hizo el intento de duck dive.
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Ej.: “¡Diablo! ¿viste ese wipe-out? Espero que ese chamaco esté bien.”
Surf spot: Indicators / Deadmans
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ISBN 9781881719649
Impresos Sea Grant 2014 Publicación número UPRSG-B-255
9 781881 719649