Reporte SP 63

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Recomendación de los editores

Caminar entre el fuego Felipe Rosete 4

taxista medio gordo y medio calvo, encantador, sin embargo, para algunas mujeres. El típico «todas mías» que sabe bien Ego sum in flammis, tamen non adolebit cómo hablarles, enrollarlas y obtener de ellas lo que quiere. Agnes no es la excepción. Tras conocerlo, se enamora de Shug, abandona a su abnegado esposo, llevándose consigo a sus dos stoy en llamas, pero no me quemo». Se dice que estas hijos —Catherine y Leek—, para regresar al departamento de fueron las palabras de Santa Agnes mientras la hoguera sus padres, en Sighthill, en donde vivirán todos juntos con el en la que había sido condenada a morir por profesar la relinuevo miembro de la familia: el pequeño Shuggie Bain. gión cristiana ardía con intensidad. Y efectivamente, la santa La historia da un giro cuando la familia decide mudarse a su no se quemó. Algunas versiones señalan que, para cumplir propia casa bajo la promesa de una vida mejor. Shuggie tendrá la sentencia impuesta por el emperador unos ocho o nueve años en ese momento. Diocleciano, tuvo que ser decapitada tras ¿Cómo lidiar con todo Para entonces las constantes infidelidades corroborarse que su cuerpo había quedade Shug, quien trabaja de noche en el taxi, do impoluto. Más que una afirmación, lo eso? Contándolo, quizás. han tenido efecto en la paz familiar, parque solía decirme mi padre era un conse- Escribiéndolo, como deci- ticularmente en la mente de Agnes, cuyo jo: «Anda en el fuego, pero no te quemes». alcoholismo es ya considerable, al grado de Algo posible, como él mismo lo demostró, dió hacerlo Stuart a través generar, en una de aquellas noches de dessolo para los santos. Y es que, como se sa- de Shuggie. Porque a fin pecho y tormentosa espera, un incendio en be desde los tiempos más remotos, existe su propia habitación, con Shuggie dentro, una diferencia radical entre los humanos de cuentas la literatura dormido junto a ella. Pero Pithead no es lo y los santos, los héroes o los dioses. Unos es producto de un ardor, que Agnes esperaba, un sitio acorde a su se queman, los otros no. estilo, su clase y su belleza. Es, en cambio, Agnes, la madre del entrañable Shu- es el residuo del sacrificio un barrio minero, oscuro y hollinado, ubiggie, es demasiado humana. Más que que la mente —víctima y cado en medio de la nada, en las afueras de al propio Shuggie, es a ella, a contar su Glasgow —tan solo uno entre las decenas proceso de combustión, a quien Douglas ejecutora a la vez— ejerce de barrios de clase obrera que simbolizan, Stuart dedica la novela que lo convirtió sobre sí misma. por su abandono y precariedad, el neolibeen ganador del premio Booker 2020, uno ralismo impuesto por Margaret Thatcher de los más prestigiosos en la lengua inglesa. Agnes es hermoen la década de los ochenta—. Y para rematarla, Shug la deja sa, tiene cierto parecido a Elizabeth Taylor. Pelo negro, tez ahí, nada más llegar, con sus cachivaches y sus tres hijos, para blanca, ojos azules. No importa en dónde esté o en qué estado irse con Joanie Micklewhite, la afable chica del conmutador se encuentre, siempre va bien vestida: falda, tacones, abrigo, y una blusa escotada, por donde asoman los tirantes negros del brasiere, a los que su hijo alude constantemente a lo largo de la narración. El destino pone en su camino a Shug Bain, un Para mi padre

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