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En este marco, el crecimiento de la población de las parroquias rurales, si bien surge con respecto al aumento natural y a la migración neta, también se produce como resultado del movimiento de las personas, de la ciudad y de las áreas rurales remotas hacia las zonas rurales cercanas a la urbe, los espacios periurbanos. Aquí los procesos de auto-urbanización se han desarrollado sin adecuada planificación que pueda preverlos ni controlarlos (Lowder, 2003). b. Crecimiento físico de Cuenca Consecuente con el crecimiento poblacional, Cuenca experimentó un crecimiento físico de su mancha urbana. En 1946 Cuenca tenía una superficie de 288.29 ha y en la actualidad tiene una extensión de 7248.23 ha (Hermida et al., 2015), es decir que el límite urbano se ha incrementado más de 25 veces en aproximadamente 70 años (figura 19). Por lo tanto, el modelo de crecimiento resulta insostenible en el tiempo, tomando en cuenta el incremento poblacional y la falta de espacio apto para urbanizar.
Figura 19. Fotografías de la ciudad de Cuenca: (izq) vista del centro histórico de Cuenca y río Tomebamba, 1955, (der) Vista El Ejido y centro histórico desde mirador Turi, 2020. Autor: tomadas de internet, sin autor.
A partir de la década de los noventa, en Cuenca al igual que en la mayoría de las ciudades latinoamericanas, se evidenció un proceso de expansión urbana. La tasa de crecimiento pasó de 2.74 % entre 1982 y 1990 a una de 3.92 % de 1990 a 2001 (INEC, 2001). La expansión de la ciudad provocó la continua ampliación de los límites urbanos hacia las zonas rurales. Con ello se presentó además un rápido incremento en la superficie urbana, de 2674.99 ha en 1982 a 7248.23 ha en la actualidad (Hermida et al., 2015), es decir 2.7 veces más.