Hogar, ¿dulce hogar?
Mariana Pfeffer
CRÓNICA
E
l 16 de diciembre de 2017 em-
mí. Dos señores desconocidos, con
prendí el viaje más agobiante
rostros enardecidos me despertaron
de toda mi existencia. Nunca esperé
apuntándome con una pistola y or-
que fuera a vivir la peor experiencia
denándome con un tono de voz des-
de mi existencia dentro de mi pro-
esperado y que encerraba furia: “No
pio hogar. Aguardaba con ansias ver
grites, párate y camina”.
a mi familia luego de seis meses sin
Cuando reaccioné y asimilé lo que
estar con ellos, respirar el aire de mi
estaba sucediendo, rápidamente
tierra, sentirme en casa. Aunque me
hice lo que el sujeto me ordenaba;
encontraba en la ciudad más peli-
salí del cuarto agarrando fuertemen-
grosa del mundo, Caracas, no sentía
te mis manos y con el cañón de la
miedo; luego, todo cambio.
pistola en mi espalda. Lo único en lo
Eran las 10:02 de la mañana, cuan-
que pude pensar fue en mi abuela,
do sentí una mano en mi hombro
quien se encontraba en la habita-
agitándome fuertemente con inten-
ción contigua. Con miedo, solo unas
ciones de despertarme. Al abrir los
pocas palabras salieron de mi boca:
ojos vi mi vida pasar por delante de
“Mi abuela está en la habitación de al 51