Modelo A Coupe ∙1929 ∙
▸ Uno de los inconvenientes de casi cualquier producto exitoso es que eventualmente tendrá que ser rediseñado o reemplazado por completo. Los gustos cambiantes del público, los avances en la tecnología y el aumento de la competencia contribuyen a esta constante necesidad de evolucionar. A Henry Ford, la evolución no era algo que le importara especialmente. A mediados de la década de 1920, su Modelo T y sus métodos de producción ya habían demostrado estar entre los inventos más importantes del siglo XX, con ventas cercanas a los quince millones de unidades. Ford era uno de los industriales más poderosos del mundo y, sin embargo, parecía resistirse a cambiar lo que había demostrado funcio-
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nar tan bien. A medida que el T avanzaba, la competencia de General Motors erosionó gradualmente las ventas de Ford. Fue solo cuando las ventas cayeron drásticamente y los concesionarios dieron la alarma, que Henry Ford finalmente se animó a reemplazar al venerable Modelo T. El diseño del nuevo Modelo A incorporó muchos de los mismos principios fundamentales en los que fue pionero el Modelo T. El espíritu de Ford Design for Manufacturability significaba que el Modelo A se podía producir tan eficien-
MODERNO Respecto al Modelo T, el Ford A duplicaba su potencia, tenía caja convencional de tres velocidades y diseño «like» Lincoln.