Cuentos de Navidad para León
Notas mágicas de sábado Cuando la noche de cada sábado cubre las plazas céntricas de la ciudad de León y se encienden las luces navideñas, los músicos callejeros ocupan una esquina o un lugar bajo los arcos de cada portal y despiertan las notas mágicas para que los caminantes entren en mundos imaginarios. Se colocan a cierta distancia para no interrumpirse los unos a los otros. La gente que transita por las plazas se detiene para escuchar y ver en pequeños grupos hasta que la colecta hace que muchos sigan su camino. Aún así, los enigmaticos artistas entregan su arte al público por unas cuantas monedas y una partida de aplausos que les sirven de sustento para el resto de la semana. Un grupo, abrigados con jorongos de lana y el gorro sobre sus cabezas, interpreta música andina, con flautas de carrizo y pequeños tamborcitos. Las notas envuelven a los presentes con las lejanas tierras del Perú, se escucha el vuelo del pájaro Cú o el aleteo de las alas del cóndor sobre las ruinas de Machu Pichu o la ciudad de Cuzco. Otro grupo, dejando ver parte de sus piernas por llevar faldas a cuadros imitando a los escoceses, hace sonar las gaitas y entonces la magia de las notas hace brotar las tierras llenas de neblina del norte del Reino Unido, con altos castillos sobre colinas, feroces dragones escupefuego volando por el cielo y valientes caballeros montando briosos corceles. Más adelante, el pecho retumba a la par de los tambores, el corazón reboza de alegría. Unos muchachos con cabello largo peinado en rastas, usando ropa 9