Trujillo una historia
por cont ar
Trujillo, una historia por contar Proyecto de grado presentado a la Universidad del Valle para optar por el título de Diseñadora Gráfica. Autor: Aura María Gómez Espinosa Director: Juan Camilo Buitrago Santiago de Cali, Colombia 2021
A Pablo Espinosa
Resumen Trujillo, una historia por contar, es un proyecto que recopila, en una instalación museográfica, una serie de relatos orales en los que prima la cotidianidad de los recuerdos, con el fin de evidenciar prácticas que den cuenta de la vida de los habitantes de Trujillo; un municipio ubicado al norte del departamento del Valle del Cauca, Colombia, cuya identidad ha sido construida en gran medida a partir de relatos parciales o impuestos, tales como la violencia bipartidista, la “Masacre de Trujillo” (1988-1994) o el conflicto armado colombiano. La motivación para desarrollar este proyecto de investigación-creación, surge, al notar la estigmatización de este lugar, consecuencia de una identidad mediática parcializada que no tiene en cuenta las diversas realidades de sus habitantes y que dificulta visibilizar narraciones testimoniales de la comunidad, que muestren otra perspectiva del pueblo y que permitan entrever cómo se pueden gestar procesos de sanación desde la auto narración. Palabras Clave: Oralidad, Cotidianidad, Narraciones, Testimonios, Museografía.
Memoria,
Capítulo 2
Sobre el derecho a narrarnos y construirnos las veces que sea necesario 24 28 31
2.1 Un pasado elástico, un recuerdo que transmuta 2.1.1 La intimidad en comunidad
2.2 Conversar de lo cotidiano y descubrir un mundo inmerso en los detalles 32 2.3 Trabajo de Campo
Contenido 86 87
2.3.1 El reconocimiento inicial 2.3.2 Las conversaciones 2.3.3 Mi abuelita, un puente a los recuerdos 2.3.4 Los testimonios
34 36 38
Lista de Figuras Resumen
Capítulo 3 Capítulo 1
Sobre buscar el comienzo, en los recuerdos 1. Presentación 1.1 Recordarnos y olvidarnos 11 1.2 Un recinto de Conexiones 1.3 Revisión de Antecedentes 13 07
15 17 20
1.3.1 Hilando Historias 1.3.2 Una puesta en escena 1.3.3 Lo dicho
1.4 El verdadero por qué
Sobre construir espacios que creen comunidad 44 3.1 Obras dentro de obras 45 50 52
3.1.1 Abrir, cerrar, volver a abrir, estar, charlar... 3.1.2 El aturdimiento 3.3.3 Entretejer las historias
54 55 57 61
3.2 La sala como diario de viaje 3.3 La comunidad, una polifonía de voces 3.4 Un montón de historias, en un solo espacio
63 69
3.5.1 Entre lo hablado y lo imaginado 3.5.2 Susurros que irrumpen 3.5.3 Recorridos inconscientes
3.4.1 Distribución de la Instalación
62 3.5 Instalación Final, Trujillo una historia por contar
78 87 89 87 88
3.6 Planos Instalación, Trujillo una historia por contar
Epílogo Gracias Bibliografía
Pag. 40 Fig. 23 Locación de Encuentro con Maria Eugenia Pag. 41 Fig. 24 Frame Entrevista con Lula Gómez Pag. 42 Fig. 25 Bocetos realizados durante el proceso Pag. 42 Fig. 26 Mapas mentales con reflexiones y citas Pag. 42 Fig. 27 Diagramas realizados en mi diario Pag. 42 Fig. 28 Páginas de diferentes secciones de mi diario Pag. 45 Fig. 29 Bocetos Iniciales, Instalación Trujillo, una historia por contar Pag. 46 Fig. 30 Bocetos Iniciales, Instalación Trujillo, una historia por contar
Lista de Figuras Pag. 08 Fig. 1 Moodboard de periódicos y Documentales Pag. 14 Fig. 2 Web Archivo Oral Vasco, AHOA Pag. 14 Fig. 3 Sitio Web, Colección Voces del Prado Pag. 14 Fig. 4 Sitio Web, Oraloteca del Caribe Pag. 14 Fig. 5 Sitio Web, Oraloteca de la Playa Renanciente Pag. 14 Fig. 6 Libro Silencios, un llano de Mujeres Pag. 15 Fig. 7 Exposición, 68 Voces, 68 corazones Pag. 16 Fig. 8 Exposición, La historia de un grito, 200 años de Ser Colombiano Pag. 16 Fig. 9 Instalación, Sonidos de la Muerte Pag. 16 Fig. 10 Instalación, En nuestra pequeña Región de por acá Pag. 17 Fig. 11 Instalación, Fragmentos Pag. 17 Fig. 12 Exposición Fotográfica, El testigo Pag. 18 Fig. 13 Frame del Documental Trujillo, una tragedia que no cesa
Pag. 47 Fig. 31 Esquema Categorías Comer, Celebrar y Jugar Pag. 47 Fig. 32 Selección de Fotografías, Ventanas y Puertas Pag. 48 Fig. 33 Bocetos Iniciales de las Ventanas de la Instalación Pag. 48 Fig. 34 Bocetos Iniciales de las Ventanas de la Instalación Pag. 49 Fig. 35 Bocetos para definir forma final de las Ventanas Pag. 49 Fig. 36 Visualización Final de las Ventanas de la Instalación Pag. 50 Fig. 37 Fotograma de Propuesta de Aturdimiento Inicial Pag. 51 Fig. 38 Bocetos Sección Introductoria de la Instalación Pag. 51 Fig. 39 Visualización Pasillo Introductorio de la Instalación Pag. 52 Fig. 40 Primeros Escritos de “Yo decidí quedarme” Pag. 53 Fig. 41 Bocetos de una sección de la Instalación Pag. 53 Fig. 42 Visualización Final de la Proyección Audiovisual Pag. 54 Fig. 43 Anotaciones de mi diario, utilizadas para el recorrido Pag. 54 Fig. 44 Bocetos del Recorrido y Disposición de la Instalación Pag. 55 Fig. 45 Visualización Cenital de la Instalación Pag. 56 Fig. 46 Frame de Proyección Audiovisual Pag. 57 Fig. 47 Bocetos de la Instalación Final
Pag. 18 Fig. 14 Obra Documental, El deber de Fenster
Pag. 58 Fig. 48 Bocetos de la Instalación Final
Pag. 19 Fig. 15 Frame Película, Gallo de Pelea
Pag. 59 Fig. 49 Bocetos de la Instalación Final
Pag. 21 Fig. 16 Fotografía Silvia Ontiveros
Pag. 59 Fig. 50 Bocetos de los Espacios dentro de la Instalación
Pag. 33 Fig. 17 Muestra del Archivo Fotográfico Recolectado
Pag. 59 Fig. 51 Render Inicial de la Instalación
Pag. 34 Fig. 18 Muestra del Archivo Fotográfico tomado durante Trabajo de Campo
Pag. 60 Fig. 52 Render de la Instalación
Pag. 37 Fig. 19 Frame de una Entrevista donde estuvo involucrada mi abuelita
Pag. 61 Fig. 53 Render Inicial del Espacio Entre lo Hablado y lo Imaginado
Pag. 38 Fig. 20 Frame de Entrevistas realizadas
Pag. 61 Fig. 54 Render Inicial del Espacio Susurros que Irrumpen
Pag. 39 Fig. 21 Testimonios Recolectados en Formato de Video
Pag. 61 Fig. 55 Render Inicial del Espacio Recorridos Inconscientes
Pag. 40 Fig. 22 Entrevista Realizada con Oscar Ramírez
Pag. 61 Fig. 56 Visualización Cenital con sus respectivos espacios
Pag. 64 Fig. 57 Visualización externa del espacio Entre lo hablado y lo Imaginado Pag. 65 Fig. 58 Visualización externa del espacio Entre lo hablado y lo Imaginado Pag. 66 Fig. 59 Visualización externa del espacio Entre lo hablado y lo Imaginado Pag. 66 Fig. 60 Visualización de Cortinas de Entrada a la Instalación Pag. 67 Fig. 61 Visualización de Cortinas de Salida de la Instalación Pag. 67 Fig. 62 Bocetos de mi Diario de las Cortinas de la Instalación Pag. 68 Fig. 63 Tratamiento Tipográfico de las Cortinas de Entrada y Salida Pag. 68 Fig. 64 Render de las Cortinas desde el Interior de la Instalación Pag. 70 Fig. 65 Visualización frontal del espacio Susurros que Irrumpen Pag. 71 Fig. 66 Instalación de Chiharu Shiota, La llave en la mano Pag. 71 Fig. 67 Fotografía de cerrojo Típico de Trujillo Pag. 71 Fig. 68 Bocetos del espacio Susurros que Irrumpen Pag. 72 Fig. 69 Exposición, Alfredo Jaar: 25 Years Later Pag. 72 Fig. 70 Esquema 3D de la ubicación del arrume de candados Pag. 72 Fig. 71 Render del arrume de candados del espacio Susurros que Irrumpen Pag. 73 Fig. 72 Render frontal del arrume de candados con iluminación Pag. 73 Fig. 73 Render lateral del arrume de candados con iluminación Pag. 74 Fig. 74 Render del Panel Intermedio, donde están puestas las ventanas Pag. 75 Fig. 75 Render de las Ventanas de las 3 categorías, Comer, Celebrar y Jugar Pag. 76 Fig. 76 Bocetos de la Distribución de elementos del espacio Susurros que Irrumpen Pag. 76 Fig. 77 Frames de las Proyecciones laterales del espacio Susurros que Irrumpen Pag. 77 Fig. 78 Render del espacio Susurros que irrumpen con Luces encendidas Pag. 77 Fig. 79 Render del espacio Susurros que irrumpen con Iluminación Final Pag. 79 Fig. 80 Visualización Frontal del espacio Recorridos Inconscientes Pag. 80 Fig. 81 Fotograma de Videos realizados durante el Trabajo de Campo Pag. 81 Fig. 82 Fotogramas extraídos de Videos realizados durante el Trabajo de Campo Pag. 82 Fig. 83 Página del Libro Albúm, The Arrivals, Shaun Tan Pag. 82 Fig. 84 Fotografías de algunas casas de los testimonios Pag. 83 Fig. 85 Bocetos del espacio Recorridos Inconscientes Pag. 83 Fig. 86 Render del espacio Recorridos Inconscientes con Luces Encendidas Pag. 83 Fig. 87 Fotogramas de la Proyección Audiovisual, Yo decidí quedarme Pag. 84 Fig. 88 Composición Lírica, Yo decidí Quedarme Pag. 85 Fig. 89 Renders del espacio Recorridos Inconscientes Pag. 85 Fig. 90 Render de la Instalación Trujillo, una historia por contar
Nota aclaratoria:
Cuando la coyuntura ocasionada por el Covid-19 lo permita, esta instalación será materializada en físico. Mientras tanto, es posible revisar una pequeña muestra de los archivos audiovisuales que la componen en:
http://trujillounahistoriaporcontar.com
1 Sobre buscar el comienzo, en los recuerdos.
Me parece que es un motivo de gran felicidad que, cuando se mire el mundo, siempre parezca que fuera la primera vez que lo hacemos.
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El pintor debajo del lavaplatos, Afonso Cruz
1. Presentación 1.1 Recordarnos y Olvidarnos Es curioso pensar en el olvido y el recuerdo como una dupla de elementos que se necesitan entre sí para sobrevivir. Normalmente nos centramos en el recuerdo y en las miles de formas de acceder a él, ignorando que el olvido no es más que un estado del recuerdo, totalmente necesario para que hacer memoria sea posible (García Maidana & Lleras Figueroa, 2019).
Al respecto Modell, citado por (Stern, 2012), utiliza el término griego “Kairos” para referirse a este tiempo dónde es válido volver sobre sí mismo una y otra vez; y más adelante añade, que este ir y venir se ve impedido cuando existe un trauma sin sanar en la historia a la que se quiere acceder (Modell, 2006).
El olvido se plantea como un acto involuntario, contrapuesto al acto voluntario de recordar, en el que la narración surge como opción para llegar al recuerdo. El hecho de relatar permite reconstruir el recuerdo para que esa historia vuelva a existir en la memoria de otros o en nuestra propia memoria. No se puede pasar por alto, que la historia que surge en el presente proyecto, a partir de la recolección de los relatos en el municipio de Trujillo, es frágil, efímera e inestable; y estas características lejos de invalidarla; responden a una variación constante que tenemos como sujetos partícipes de entornos, cuyos pensamientos, ideas y opiniones se renuevan constantemente. Es la evidencia de que somos entes con procesos cíclicos y no lineales, donde se vuelve una y otra vez a los mismos puntos, permitiendo que los significados de estos cambien, crezcan y se resignifiquen de acuerdo al momento en el que nos encontremos.
Y es precisamente en ese proceso cíclico en el que decidí volver sobre mi origen para tratar de entender la razón por la que sentía que las percepciones de personas ajenas al municipio de Trujillo, eran muy distantes a las percepciones de la mayoría de las personas que hemos vivido en este lugar.
07
Al hablar de mi procedencia, se hace necesario referirme a Trujillo, Valle del Cauca, como un espacio en el que se gestaron la mayoría de mis relaciones familiares y se entretejieron historias con detalles dados por diferentes personas. Mi experiencia de vida y los relatos escuchados, crearon un imaginario personal de la realidad, el cual, en la mayoría de ocasiones, tenía divergencias con lo que escuchaba en contextos externos al municipio.
En el proceso de búsqueda de archivos sobre Trujillo, encontré múltiples registros audiovisuales y textuales (documentales y periódicos). Contienen relatos sobre el municipio desde perspectivas muy distintas a las que plantean las personas cuando cuentan, sin pretensión alguna, anécdotas ocurridas en el pueblo. (Fig. 1) Noté también la existencia de un desequilibrio en la difusión de estos registros, respecto a las historias contadas por las personas; es decir, los registros donde primaba el dolor y la violencia tenían una mayor circulación en medios masivos como periódicos, libros, revistas y sitios web; mientras que las historias contadas por las personas, tenían muy poca circulación en tales medios. Al respecto, Layla Burbano Abadía, socióloga egresada de la facultad de ciencias sociales y económicas de la Universidad del Valle, menciona tras su investigación, “el diario El País produjo un total de 44 noticias referentes a los sucesos ocurridos en Trujillo. En ellas, el personaje que se encuentra más veces mencionado dentro del relato noticioso es “las autoridades (24 veces) Es notoria entonces la diferencia que hay respecto a otros personajes y que supondrían mayor importancia dentro del relato, como los desaparecidos, nombrados apenas 12 veces o los trujillenses, víctimas directas de los sucesos, nombrados solamente 7 veces. Como ya se dijo, es claro quiénes son los personajes realmente importantes dentro del relato de este acontecer.” (Burbano, 2018, págs. 51-52)
Figura 1 Moodboard realizado a partir de periódicos y documentales revisados, dónde hay una
predominancia de relatos hegemónicos sobre el municipio de Trujillo. La selección y construcción de este material la realicé durante la investigación inicial al intentar desvelar cuál era la conversación que se daba sobre trujillo en medios masivos de comunicación. A lo largo de este documento incluiré más desarrollos visuales y conceptuales elaborados en distintos momentos del proyecto, bajo la categoría de “Elaboración Propia”. Fuente: Elaboración propia.
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Es importante mencionar que Trujillo, como muchos de los municipios de Colombia, ha pasado por épocas sistemáticas de violencia, donde destaca especialmente “La masacre de Trujillo” (1988-1994), hecho en el que ahondaremos brevemente más adelante. La serie de relatos hegemónicos, que he hallado a lo largo de esta investigación, habla principalmente desde la violencia, el dolor y la guerra, pero se olvidan de indagar en las formas de resistencia del municipio, de las emociones que tenían sus habitantes ante estos hechos y las reflexiones que surgían de acuerdo a lo sucedido. La carencia de difusión de relatos que ejemplifiquen, desde la cotidianidad, la forma cómo los trujillenses deambularon y sobrevivieron a estos períodos donde la violencia tuvo una relevancia importante, pero no única, afecta desde una forma comunicativa la manera cómo se caracteriza el municipio. Siendo la identidad un proceso de articulación construido “a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos…y en un constante proceso de cambio y transformación”: (Hall & Du Gay, 1996) su naturaleza es ser heterogénea.
Cuando se tiene una caracterización singular y estática, la identidad del municipio termina por ser homogénea; lo que vendría a ser una muestra inequívoca de poder, pues para que ésta exista bajo tal adjetivo, es necesaria la exclusión o la represión de algo. Así entonces se puede hablar de un proceso de estigmatización del municipio, como consecuencia de este discurso identitario creado a partir de la unificación de pocas voces que construyen una postura homogénea, voces que transmiten un único significado, sin tener en cuenta las diversas realidades de sus habitantes.
Vale anotar que los recuerdos pierden su elasticidad y adaptabilidad, cuando un hecho traumático está intrínseco en ellos, en especial porque se conciben como una historia aceptada e instaurada que ya ha llegado a su fin; paralizando todo el proceso de hacer memoria. En el momento en que los protagonistas de esas historias, pierden la posibilidad de acceder a los detalles cotidianos de sus recuerdos, los relatos quedan vacíos y se da vía libre a imposiciones externas de contenidos o significados.
Estas realidades, que se expresan en la trayectoria cotidiana de cada individuo, terminan por entremezclarse a través del discurso y la comunicación subjetiva que se da entre los sujetos. El filósofo chileno Humberto Giannini (2004) plantea la cotidianidad como aquello que a pesar de pasar, día tras día de manera repetitiva, alude a un proceso cíclico, donde siempre se va de un lado a otro. En dicho proceso es posible despertar un carácter reflexivo, ya que ahí, en el ir y venir, reside una carga simbólica y experiencial que consolida de manera individual la forma de ser de las personas, lo que a su vez termina por moldear las relaciones que se dan entre ellos, consolidando algo más grande como lo es la identidad de comunidad o identidad colectiva.
Menciona Giannini (2004) que la conversación es esencialmente transgresora, pues en ella existe una capacidad de recoger la vida diaria, expresarse libre y restaurar esa experiencia en común que es lo permite ser o no, comunidad. Por esta razón el ejercicio de abordar el pasado desde otras vías, como lo es conversar sobre la cotidianidad y no desde lo que está escrito o consignado, permite construirlo nuevamente, re configurarlo y de paso alberga la esperanza de que se comience un proceso de reconciliación de un trauma. Este proceso puede dar pie a que los habitantes de Trujillo sean conscientes de sus voces y de la identidad polifacética y variable que tienen como pueblo. El hecho de reconocer sus propias vivencias posibilita que tomen la vocería para contar la historia y se antepongan a una serie de discursos impuestos; para así poder conectar con el pasado y no quedarse atrapados en él.
Dado que las identidades se construyen dentro del discurso y no fuera de él y que existe una suerte de representación cuando uno se narra y de reconocimiento cuando escucha la narración del otro, encuentro una riqueza en los detalles de los relatos cotidianos realizados por los testimonios y siento la necesidad de poner en escena aquello que a simple vista pueda parecer simple y mundano. La narración de lo cotidiano entreteje dentro de sí, recuerdos y vivencias presentes, con simbolismos y significados vitales para la construcción de la identidad tanto personal como colectiva.
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En esencia una exposición, que se dé a partir de un discurso narrativo en el que la comunicación se genere de forma plurilateral y donde la muestra adquiere significado solamente cuando entra en contacto con el público; al igual que las historias, que sólo existen cuando son narradas a un tercero. Su importancia, como bien se lo plantean García Maidana & Lleras Figueroa, “reside en su carácter transitorio, aquel que permite volver a narrar, apropiarnos del pasado cuantas veces queramos y resaltar la inestabilidad de la memoria”.(2019, p.30) Entender la exposición como un dispositivo creador de relaciones individuales y sociales es fundamental para entender que una colección nunca está terminada, sino que se completa cuando se da la interacción entre personas, lo que permite intuir que este es un espacio donde se facilita la creación de comunidad gracias a la relevancia que toman las narraciones colectivas que permiten gestar conexiones cíclicas entre las personas.
1.2 Un recinto de conexiones Reflexionando sobre las ideas planteadas por Modell acerca del proceso cíclico de las historias y la resignificación, dónde es necesario narrarse, pero también escuchar las narraciones de los demás, surge la necesidad de encontrar un espacio que contenga los relatos compartidos por los habitantes de Trujillo pero que al mismo tiempo los exponga. Un recinto con aquellas características, es el museo, entendido como espacio simbólico y no como institución. Hernández (2011) se refiere al museo como aquel conjunto urbano y lugar semántico que está cargado de significación, dónde es posible encontrarse con lo demás y convivir. Considerando que allí se podían gestar procesos de rememoración y reflexión en torno a lo expuesto, me decanté por construir un escenario donde entran en juego una serie de elementos gráficos, textuales y audiovisuales, todos bajo el mismo objetivo de poner en escena esta serie de relatos.
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Una investigación, trabajo o proyecto nace como respuesta al deseo de tratar de resolver algo o de reconciliarse con algo; en mi caso, es una deseo de visibilizar distintas voces en las que se puedan hallar nuevos significados a través de sus historias. Por esta razón Trujillo, una historia por contar, es un proyecto que pretende divulgar narraciones que evidencien la existencia de prácticas cotidianas de los habitantes del municipio de Trujillo propiciando la reestructuración de la identidad del pueblo, a través de las posibilidades comunicativas que ofrece un montaje museográfico; evidenciando tales prácticas cotidianas a través de la recolección de relatos orales, categorizando estos relatos orales de acuerdo a elementos reiterativos en su narración y proponiendo finalmente la construcción de una instalación museográfica que permita a los visitantes acceder a un discurso construido a partir de los relatos recolectados.
de las personas comunes son los que recrean la verdadera historia.” (2019); tal como ocurre en el Museo Etnográfico de Castilla y León, el cual se centra en reconocer detalles de la cotidianidad para visibilizar relatos alternos y encontrar significados que solo cobran sentido cuando son narrados por los testimonios.
1.3 Revisión de Antecedentes Para estructurar este proyecto realicé un acercamiento a una serie de trabajos e investigaciones que me permitieron afianzar elementos metodológicos, conceptuales y estéticos, con base en tres criterios: en primer lugar según el contenido, en donde me centré en revisar archivos que proponen la recolección y divulgación de testimonios orales; en segundo lugar, según el formato y para ello revisé exposiciones, muestras y/o montajes en los cuales existe un discurso narrativo claro y una preocupación por la divulgación de hechos que no han sido contados en su totalidad por medios de comunicación masivos; finalmente, según el contexto, donde me enfoqué en repasar proyectos realizados en y sobre Trujillo, con el fin de elaborar un mapeo de lo que se ha hecho en el entorno.
Así mismo, la colección de Archivos Orales Vascos AHOA (Fig. 2) y la colección Voces del Prado (Fig. 3), confieren gran importancia a los testimonios que relatan hechos de la vida cotidiana, pues estos indiscutiblemente serán subyacentes a los contextos históricos pertinentes aportando una interpretación específica que no es posible lograr desde otro tipo de fuentes. Un enfoque semejante
A cada uno de estos criterios les asigné un nombre que fuera acorde a los archivos allí incluidos y a la narrativa que propongo durante todo el proyecto.
1.3.1 Hilando historias
Figura 2 Web del Archivo Oral Vasco, AHOA, donde se evidencia la muestra de
acercamiento según el contenido.
relatos cortos y anecdóticos de los testimonios. Fuente: http://www.ahoaweb.org/coleccion.php?col=9
En la búsqueda de la preservación de las memorias, se ha recurrido a la oralidad para la construcción de estas y el ejercicio de escuchar testimonios orales e hilar sus narraciones ha ido ganando validez conforme se es consciente de cuán valiosos pueden llegar a ser dichos testimonios, al contemplar relaciones y significaciones que de otra forma serían pasadas por alto.
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Cristina Pintos, historiadora adscrita al Museo de la Memoria de Montevideo en Uruguay, en la apertura al público del primer archivo oral de la Memoria de Uruguay; menciona que: “los testimonios orales
Figura 3 Colección Voces del Prado en el Portal del Archivo Oral del Museo
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Etnográfico de Castilla y León.Sus categorías, a cambio de ser cronológicas, se centran en las actividades realizadas en el día a día. Fuente: https://museo-etnografico.com/antropofonias1.php
mujeres (2015) (Fig. 6) desarrollado por la fotógrafa Juanita Escobar y la antropóloga Francisca Reyes, en el que se percibe una necesidad latente, por parte de las autoras, de conformar comunidad a partir de las narraciones y de redescubrir los territorios a través de los significados que tienen sus habitantes. Significados que pueden construirse a partir de los sobrevivientes de procesos violentos al tener en cuenta voces que se desconocen en los medios de comunicación y que hacen eco de su
fue desarrollado por la Universidad de Luján, Buenos Aires, Argentina en “Patrimonio cultural de las mujeres: Historias de Vidas de Mujeres”, en la que se utiliza la historia oral como herramienta metodológica para realizar una búsqueda de aquellas narraciones que no están presentes en la narrativa histórica escrita dominante, en esencia, un proyecto que “refiere a una ausencia y a una investigación para lograr la construcción de contenido en esa ausencia.” (Laguna, Ramos, & Cipolla, 2017) Desde otra perspectiva, en la búsqueda de significados no solo vale el contenido sino también la forma de narración; por ello me centré en revisar proyectos que respetaran estos detalles narrativos como las oralotecas; proyectos que se ocupan de recuperar, guardar y difundir la memoria oral de una comunidad. Allí encontré que la cadencia, el ritmo y la entonación de la voz del narrador, permite que quien lo escuche se adentre en el universo de quien cuenta la historia. Además el modo del lenguaje y la jerga local se mantienen intactos, convirtiéndolas en un reflejo de la sociedad en momentos específicos.
Figura 4 Sitio web, Oraloteca del caribe. Combina formatos de audios y vídeos para
respetar la riqueza narrativa propia de los testimonios. Fuente: https://oraloteca.co/
La oraloteca del Caribe (Fig. 4) “se preocupa por reconocer las interpretaciones significativas que los testimonios hacen de las situaciones” (Oraloteca, s.f.) mientras que la Oraloteca de la Playa Renaciente, (Ceballos & Mora Cerón, 2015) resalta una forma de conseguir la información superando el estructurado sistema de entrevista pregunta-respuesta, (Fig. 5) mientras da paso a conversaciones más fluidas, como lo planteo en el proceso de recolección de información que utilicé en el trabajo de campo de este proyecto. Recurrir a la historia oral, como el elemento de génesis y como medio para su ejecución es un aspecto recurrente en los proyectos anteriores y en otro tipo de materiales que no incluyen un contenido sonoro en s ejecución final. Un ejemplo lo constituye el foto libro titulado Silencios, un llano de
Figura 5 Sitio web de la Oraloteca de la Playa renaciente. Combina formatos de audios y
con fotografías y categoriza las grabaciones de acuerdo a los significados por parte de los testimonios. Los autores señalan que “punto de encuentro para la génesis de nuestro proyecto fue, entonces, la evocación de nuestros mayores contando historias de maravilla y de terror” Fuente: http://oralotecaplayarenaciente.com/
Figura 6 Portada e interior del Libro Silencios, un llano de mujeres. Fotografías sin
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retoque y palabras textuales, respetando jerga local de las mujeres, evidenciando la naturalidad misma del relato. Fuente: Fotografía Aura Gómez
como simples fragmentos de un pasado inerte. Al inducir a los visitantes a reflexionar sobre sus propios recuerdos y a entender la memoria como un puente entre el pasado y el presente, abren posibilidades para que los asistentes se vean reflejados en las historias que están escuchando, dando pie a la opción de narrarse desde perspectivas en las que antes no se ha tenido oportunidad.
nombre, como se evidencia en el libro Tácticas y estrategias para contar (2010), en el que los autores Natalia Franco, Patricia Nieto y Omar Rincón, investigadores colombianos, centraron su atención en las voces que habían sobrevivido física y emocionalmente a sucesos violentos, que nunca habían sido tenidas en cuenta por los medios masivos de comunicación. Por último, es importante mencionar el proyecto Difusión de la tradición Oral y la memoria cultural del corregimiento Villacarmelo de Santiago de Cali (2017), que muestra el interés por reconstruir la historia local a partir de la memoria de sus pobladores, generando espacios donde se tejen microhistorias, que se convierten en una invitación a encontrar sentidos con la comunidad.
1.3.2 Una puesta en escena
Figura 7 Exposición 68 voces,68 corazones. Las ilustraciones dan cuenta de un
proceso introspectivo de los artistas, en el que son usadas las metáforas y el color para acercarse al significado de cada relato. En cada producción hay un interés por personificar con detalle al testimonio. Fuente: Fotografía Aura Gómez
acercamiento según el formato.
Al acercarme a proyectos relacionados con la memoria y los recuerdos encontré dos exposiciones que considero relevantes: Una exposición que habla por sí sola (1997), desarrollada por Anna Green, y 68 voces 68 corazones (2019) de Gabriela Badillo (Fig. 7), las cuales surgen ante la inquietud de construir exposiciones estructuradas en torno a relatos orales.
Así como estas exposiciones tratan de dar vida a relatos que hacen parte de la cotidianidad, encontré una serie de trabajos que tratan de mostrar las voces que no son fáciles de identificar y escuchar porque no se ha considerado su relevancia en la historia: Las historias de un grito, 200 años de ser colombianos (Fig. 8), exposición atemporal realizada en el Museo Nacional de Colombia en al año 2010; el montaje titulado En nuestra pequeña región de por acá (Fig. 10), de la artista chilena Voluspa Jarpa, realiza en el año 2016; y finalmente Sonidos de la muerte (Fig. 9), de Teresa Margolles.
La primera gira alrededor de cintas sonoras de relatos biográficos de más de 200 hombres y mujeres de la comunidad Frankton Junction que vivieron y trabajaron en la comunidad ferroviaria en Nueva Zelanda; mientras que la segunda es una recopilación de cuentos indígenas mexicanos animados y narrados en su lengua originaria. Ambas exposiciones, asumen el reto de construir un espacio sonoro, donde la historia oral y la memoria son vistas como elementos vivos y activos, más que
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Las tres exposiciones, disímiles en sus temáticas, pero cercanas en su proceso de aproximación a los hechos, permiten recuperar acontecimientos, personajes, regiones, sonidos, que a lo largo del tiempo no son reconocidos en los relatos oficiales, o han sido sesgados únicamente con el sello de la violencia.
Valerse del arte como un elemento que puede condensar y sintetizar una imagen de la sociedad de una manera que otras disciplinas no lo pueden hacer se hace especialmente notorio en estas instalaciones. En el caso de Los sonidos de la muerte, el recorrido de altavoces que reproducen grabaciones tomadas en terrenos en los que fueron encontrados cuerpos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez es, además de una denuncia explícita de la violencia, una muestra de la importancia contenida en la cotidianidad, que visibiliza los espacios como escenarios dónde no solo se presentan hechos violentos sino situaciones de toda índole, por medio de las cuales la vida, día a día, continua. Figura 10 En nuestra pequeña región de por acá. Instalación realizada por Voluspa Jaar. Hay un respeto por el espacio que evidencia la sensación de ausencia y silencio. El uso de fotografías y archivos textuales, propone nuevos desafíos a la historia contada hasta el momento, dándole voz y caracter a los personajes implicados. Fuente: www.malba.org
Considero que el arte como elemento de creación, permite afrontar la violencia de una manera diferente y por eso incluyo el trabajo de Doris Salcedo quien, en el año 2019, inaugura su Instalación Fragmentos, (Fig. 11) donde extiende láminas, construidas a partir de las transformaciones materiales de las armas entregadas por las FARC, por todo el suelo a manera de piso; “para pararnos y escuchar el silencio” (Salcedo, 2019). Un silencio necesario después del montón de información falsa y real que circulaba en torno a la entrega. Al fundir un arma, anula su poder letal y la vuelve inoperante para siempre, y el hecho de caminar sobre ella refuerza la idea de que podemos, como sociedad, caminar sobre aquello que tanto dolor nos causó.
Figura 8 Las historias de un grito, 200 años de ser colombianos. Instalación realizada
por el museo Nacional de Colombia que retó desde diversos puntos de vista el imaginario colectivo que se tenía del proceso de Indepencia, trayendo a colación personajes y relatos que antes habían sido ignorados. En la imagen, se realiza un paralelo entre la figura de libertador y las diferentes connotaciones que puede llegar a tener. Fuente: Archivo Personal José Vidal.
Figura 9 Instalación Sonidos de la Muerte de Tersa Margolles. Toda la experiencia
del usuario se generaba a través del sonido. Fuente: Sitio web museo
Memoria y Tolerancia, México,
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Finalizo esta revisión, refiriéndome a El testigo, (Fig. 12) proyecto fotográfico realizado por Jesús Abad Colorado, fotógrafo colombiano que se destaca por su labor de retratar la realidad de un país que ha tenido el conflicto siempre latente en su historia. La diagramación de su obra invita a la creación de
una atmósfera un poco más teatral dónde se propone una reflexión al visitante frente aquello que parece una puesta en escena, pero es en realidad la cotidianidad de muchos colombianos.
interior y colectiva. Estos hallazgos fueron un soporte para mi decisión de crear una instalación, que permitiera poner en escena historias y relatos cotidianos a través de la voz de sus protagonistas y generar espacios de silencios para el encuentro personal con los propios recuerdos.
1.3.3 Lo dicho
acercamiento según el contexto. Trujillo está ubicado en el norte del Valle. Es un municipio pequeño, fundado en 1924, de aproximadamente 18.000 habitantes, cuya existencia podría pasar desapercibida para muchos si no fuera por los sucesos violentos acaecidos entre 1988 y 1994, que lograron que apareciera en los diarios bajo el titular de “La masacre de Trujillo” posicionándose como una de las zonas rojas del país, en donde el conflicto causó estragos sociales, económicos y culturales.
Figura 11 Fragmentos, una instalación que en medio del ruido cotidiano invita al silencio, convirtiendo al visitante en una parte vital y activa de la misma instalación. Fuente: www.museonacional.gov.co
Figura 12 El testigo. A pesar de que la instalación carece de componentes
sonoros, las fotografías reflejan la rutina con sus alegrías y dolores en medio del silencio, logrando un impacto realmente fuerte en el visitante. Fuente: www.museonacional.gov.co
En las muestras mencionadas, hallé una serie de aspectos comunes, procesos de génesis, en los que los autores inician procesos catárticos, generando momentos de calma y tensión, en los que las voces de diferentes personas y los elementos gráficos y textuales posibilitan momentos de reflexión en el espectador y permiten nuevos espacios de diálogo; todo lo anterior con un propósito final de propiciar espacios de sanación
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En Colombia, las masacres hacen parte del círculo violento que implica el conflicto de la oposición de intereses y en dicho municipio no fue la excepción, pues durante estos seis años existieron alianzas y desacuerdos entre narcotraficantes, paramilitares y fuerzas armadas del estado que ocasionaron una secuencia de desapariciones forzadas, torturas, homicidios, detenciones y masacres sistemáticas, con un total de 342 víctimas mortales, alterando el orden local de los trujillenses. Como es de esperarse, al finalizar este período de violencia se realizaron las investigaciones correspondientes, se recopilaron testimonios y se dictó justicia para algunas de las personas implicadas. Por su parte el Centro Nacional de Memoria Histórica, recopiló y entregó un informe dónde se exponía toda la investigación realizada incluyendo los testimonios de víctimas directas e indirectas. El Estado colombiano aceptó y
Trabajos como la producción Trujillo, dos décadas después del infierno, evidencian una preocupación por encarar los hechos desde una parte más emotiva donde se explora la guerra desde emociones como el dolor y no desde las cifras. Sin embargo, su ritmo narrativo no permite ahondar en las pequeñas acciones de resiliencia que la misma comunidad ha realizado de forma intuitiva, pues hay una recurrencia de testimonios sobre la forma de las muertes y se centra en algunos procesos de reconciliación impuestos por entes externos.
pidió disculpas por su responsabilidad en la masacre y determinó políticas para que se llevara a cabo la restitución de tierras con el fin de permitir a las víctimas tener de nuevo una vida digna y tranquila. Este preámbulo define claramente el elemento que ha permitido identificar a Trujillo a nivel nacional e internacional, lo que ha conllevado a que casi todo lo que se ha dicho o se dice del municipio gire en torno a la misma temática. Las producciones audiovisuales, Trujillo, una tragedia que no cesa (Fig. 13) al igual que Rostros de las Memorias, del 2008 y 2015, respectivamente, abordan el municipio desde un tono directo, dando más datos cuantitativos que cualitativos sobre lo sucedido. En ambos hay una repetición constante de los testimonios y bajo la premisa de honrar a quienes ya no están se centran exclusivamente en narrar los hechos violentos. Aunque se valen de la anáfora sonora para generar una sensación de repetición y desasosiego en el espectador, la conexión emocional se queda corta porque no se ahonda mucho en los detalles de la vida de las víctimas o de ellos mismos, sino que se centran en su momento de fallecimiento.
Surge la duda de, si la población se enfrenta a un proceso de victimización del que no puede escapar tan fácilmente por el interés de unos pocos de mantener viva cierta parte de la memoria de Trujillo, la más dolorosa, no con fines de reconstrucción de tejido o de revisión del pasado para entender el presente, sino con intereses económicos y de poderío personal en medio de una comunidad que tuvo un complejo proceso de sanación y reestructuración. Por su parte, la obra El deber de Fenster, (Fig. 14) que relata la situación del municipio desde la historia de vida de Daniel Arcila, un personaje puntual y clave durante este proceso; plantea una alteración constante de la relación entre espectadores y actores, pues estos últimos se convierten en espectadores cuando están hablando los testi-
Figura 13 Trujillo, una tragedia que no cesa. El ritmo narrativo corresponde a
documental, por tanto es evidente el formato que subyace de entrevistado y entrevistador, que se enfoca en relatar los hechos de forma cronológica y no a través de los significados que le otorga cada testimonio. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=cYBNJM5lgK4
Figura 14 El deber de Fenster El uso de recursos como la tipografía manuscrita, los
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videos inéditos y las frases exactas, actúan como detonantes para reforzar la sensación de que el espectador se adentra en la parte más íntima del testimonio. Fuente: https://lauravillegas.com/portfolio/el-deber-de-fenster/
rica es importante, el hecho de construirla solamente sobre un hecho trágico es contraproducente para la conformación de la identidad cultural de un pueblo? ¿Qué es Trujillo más allá de la masacre?
monios reales en las grabaciones proyectadas. Este juego cambiante en las relaciones, que refuerza la idea de que, ante los detalles, las historias y las cotidianidades de la vida, todos somos espectadores descubriendo constantemente lo que conforma el entorno; es notorio también en la película Gallo de Pelea, (Fig. 15) una producción que relata detalles cotidianos de la zona rural del municipio y que fue creada bajo el concepto de Cine Minga, modelo en donde la comunidad participa en las grabaciones y realización del producto.
La revisión de materiales frente al contexto me permitió definir que ha existido un interés por saber qué pasó con las víctimas, cómo fueron sus muertes, quiénes fueron los responsables y se han realizado producciones visuales y textuales con los datos encontrados. Yo me incliné por saber qué pasaba en la vida de las víctimas que quedaron en este mundo y cómo era/es su cotidianidad, pues considero que es en esos pequeños detalles de seguir sobrellevando la vida, es donde radica la fuerza que les permitió resistir y levantarse de nuevo como pueblo y como sociedad. Yo decidí crear un espacio que le permitiera saber, tanto a externos como internos que Trujillo, sin olvidar su pasado, es un lugar donde la vida sigue y donde existe una comunidad que aún tiene muchas historias por contar.
Figura 15 Gallo de Pelea. Para lograr una representación más fidedigna de las dinámicas diarias que tienen lugar en el municipio, el guión fue armado en conjunto con los actores de la comunidad. Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=ThtFWOEZ9ag
El resultado de esta revisión de antecedentes me llevó a plantear una serie de preguntas que sustentan el presente proyecto. ¿Hay algo más allá del hecho de que Trujillo fue escenario de una masacre? ¿Acaso ocurrían cosas no violentas que conformaban la identidad de los trujillenses? ¿Durante este período de dolor y muertes, el resto de la vida se detuvo? ¿Dejaron los trujillenses de realizar sus acciones cotidianas, o por el contrario fueron estas las que verdaderamente les ayudaron a resistir y a superar lentamente los estragos causados por la violencia? ¿existen historias de vida con sus respectivas victorias y fracasos, más allá de las que ya han sido contadas y recreadas una y otra vez por los diversos medios de comunicación interesados en construir memoria histórica? ¿No será acaso, que, si bien la memoria histó-
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Este pueblito, del norte del Valle, sitio donde mis abuelos tuvieron una vida, donde yo viví muchos años y donde vive parte de mi familia actualmente, se pintaba como un telón en el que tenían cabida muchos sentimientos. La alegría de la sencillez característica de un pueblo pequeño, la diversión, estado del alma fácil de alcanzar en este sitio; a veces la tristeza y el dolor, común a muchas de las zonas de Colombia donde el gobierno no presta especial atención. Pero también la tranquilidad y la sensación de sentirse en casa, facultad tan fácil de cultivar en un lugar así.
1.4 El verdadero por qué Siento que este proyecto comenzó en las tardes que pasaba con mi abuela sentada en la mesa del comedor de mi casa, tomando café. Mi abuelito, su más grande amor y la que creo yo, es mi figura paternal más estable, había fallecido y su ausencia era notoria en cada espacio; más aún, en estos rituales de tomar tinto lenta y pausadamente. En una de tantas tardes, y quizás para llenar este espacio, mi abuela comenzó a hablar. Comenzó a contarme una por una las anécdotas de su vida, las felices, las tristes, las cómicas, otra vez las felices. Podía repetir una historia muchas veces y cada vez, esa historia presentaba variaciones en algunos aspectos. Yo me dedicaba a escucharla, callada, solo asintiendo, no sólo porque estuviera interesada, sino porque sentía que cualquier palabra dicha por mí iba a interrumpir ese universo que ella iba creando poco a poco mientras contaba su vida. Fueron muchas tardes, muchas historias. Empecé a acostumbrarme e incluso a esperar con ansias este pequeño acto, que juntas convertimos en ritual. Desde mi perspectiva, todo ritual está atravesado por el amor, así que indiscutiblemente en muchos de los relatos aparecía mi abuelo: joven, viejo, entusiasta, cansado, soñador; en todas sus formas y en muchos escenarios. Pero había un escenario, Trujillo, que era especialmente mi favorito. En retrospectiva creo que se convirtió en mi favorito porque era el más sencillo de imaginar, pues muchas veces compartí con él allí.
Quienes me leen y han tenido la oportunidad de encontrar un lugar en el que sienten que se despojan de las máscaras, podrán entender esta sensación.
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El curso de la vida siguió y nuestros rituales se vieron interrumpidos cuando me fui a vivir a Argentina para realizar un intercambio estudiantil. Allí realizaba prácticas en una biblioteca que funcionaba con libros recuperados durante la época de la dictadura. Los mendocinos tienen dinámicas sociales que invitan a la reflexión desde la contemplación y el silencio. Es común que guarden objetos de la vida cotidiana como pequeños tesoros, refiriendo fragmentos importantes de su vivir. Estos libros, cuyas dueños nunca conoceríamos, tenían pequeños retazos de sus vidas: una foto, una firma, una dedicatoria; y nosotros nos pasábamos los días intentando hilar historias y organizar el material editorial, de acuerdo a categorías que establecimos al encontrar temáticas comunes en estos ejemplares.
Figura 14 Silvia Ontiveros, Fundadora de la Biblioteca Hijos y Activista Argentina. Fuente: Fotografía Aura Gómez.
otras; cómo se había sentido derrotada al sentirse sola, miedosa al ver que no habría salida y, más aún, cómo se había levantado victoriosa el día que se empezaron a ver actos de justicia.
A pesar de nuestro intento de organización, se me da por pensar que ninguna categoría terminaría por hacerle justicia a la forma en la que sus dueños entendían el valor de esos libros. Recapitulando, Argentina, diría yo, la cuna del dolor, de la resiliencia y de la memoria latinoamericana fue la primera nación en atreverse a hacer un proceso de justicia a través de las narraciones de personas que fueron víctimas de hechos inhumanos en épocas dictatoriales. Para ser justos a la verdad, he de admitir que la idea de organizar libros no me emocionaba tanto cómo encontrar vestigios de vidas en ellos. Me causaba mucha curiosidad imaginar cómo había sido la vida de la persona dueña de ese libro. Y un día sucedió lo anhelado, una señora de avanzada edad, se sentó frente a nosotros para narrar con voz firme y total detalle, cómo había sido su vida; cómo había perdido sus libros; sus amigos, sus amores, algunas batallas; cómo había ganado
En ese momento yo sentí que ella tomaba la vocería para contar su historia, yendo y viniendo en sus recuerdos, construyéndose de nuevo al narrarlos. Verla allí, expresando por medio de las palabras esas pequeñas minucias de sus días, significaba mucho más que todos los libros de la biblioteca.
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Silvia Ontiveros, (Fig. 16) esta mujer, estaba frente a frente, explorando valientemente el pasado y enfrentándose a sus recuerdos, destruyéndose y construyéndose una vez más para que a través de sus palabras nosotros tuviéramos al menos un vistazo a la realidad que ella había vivido. No nos estaba contando una historia, nos estaba invitando a ser parte del universo que ella había construido a través de esa historia.
Al vivir en dos sitios, existe una dualidad interna, donde cohabitan dos escenarios distintos, culturalmente diversos, que desembocan en dos formas de relacionarme con el entorno muy diferentes. A veces puedo vislumbrar cada escenario detrás del telón por no estar tan inmersa, pero así mismo puedo sentir que no soy totalmente parte de ninguno, esto me ha convertido en una especie de embajadora pasiva, al contarle a mis conocidos, cercanos o amigos cómo es el otro lado. Al interactuar con personas que sólo han tenido referencias de Trujillo gracias a medios masivos de comunicación como noticias o periódicos, es común escuchar cuestionamientos sobre el peligro que representa vivir o visitar el municipio debido a la violencia. Y ante la reiterada pregunta por parte mis oyentes quienes me preguntaban si era peligroso vivir allí, mi respuesta, a lo largo de estos años ha sido la misma siempre: ¡no!
No fue hasta meses más tarde cuando fui consciente de que, esta preocupación por registrar los detalles del día a día y las diferentes versiones o puntos de vista que muchas personas pueden tener sobre un hecho, era parte de algo que se venía gestando desde las narraciones de estas dos figuras femeninas: Silvia y mi abuela, que claramente marcaron mi forma de entender el entorno. Por eso cuando llegó el momento de elegir un tema para la construcción de mi proyecto de grado, sentí la necesidad de gestar procesos donde fuera posible que se dieran estas reivindicaciones a partir de las historias, desde lo que sé hacer; no sólo como diseñadora sino como persona que está convencida que un espacio donde sea posible narrarse o acceder a las narraciones de otros, enriquece la percepción que tengamos del entorno y de nosotros mismos. Vale la pena aclarar que durante toda mi vida he permanecido largos períodos de tiempo en Trujillo, sumados a los seis años en los que viví de forma permanente. A pesar de haber nacido en otra ciudad, mi vida siempre se alternó entre Trujillo y Cali.
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Contextualizando a quienes me leen, posterior a la violencia bipartidista que fue general a toda Colombia (entre 1930 y 1957 aproximadamente), el pueblo pasaba por un período de violencia propio, cuyo punto álgido se dio entre 1988-1994, fechas oficiales de “La Masacre de Trujillo”. (Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, 2008). En esta época se hizo común la desaparición y tortura de personas, por parte de grupos armados al margen de la Ley y fuerzas armadas del Estado; pero también se incrementó la mal llamada “limpieza social”: un proceso interno donde se comenzaron a eliminar ladrones de bienes o negociantes de mercancía ilegal. Si bien es cierto que fue una etapa dolorosa para el municipio, al haber ocurrido 26 años atrás respecto a la época en que llegué a vivir al municipio, no era generacionalmente reconocible para mí.
Durante mi estancia allí, las dinámicas sociales del pueblo eran muy diferentes, y reinaba un período en el que no había mayores conflictos de este tipo; por ello nunca dudé al responder sobre la seguridad del pueblo. Trujillo era el espacio que mi familia, en especial mi madre y mis abuelos, habían creado para mí, era un lugar al que se anclaban, ante todo, recuerdos bonitos. En el proceso de este proyecto, me di cuenta de que para muchas personas es el lugar al que siempre anhelan regresar; a pesar de las dificultades o de los sucesos violentos que ocurrieron allí, continúa siendo ese sitio con el que se conectan cuando piensan en ‘hogar’. Trujillo, una historia por contar es mi intento de alzar una voz para mostrarle a las personas los diversos significados que puede tener el pueblo; es mi anhelo de encontrar un espacio donde se compartan relatos con muchos más matices, donde sea posible crear comunidad y, apelando a la esperanza, cada quien encuentre el modo de reconciliarse con su pasado. Este reencuentro está orquestado a partir de categorías como el comer, el jugar y el celebrar, construidas a partir de las recurrentes menciones en torno a estos
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2 Sobre el derecho a narrarnos y construirnos, las veces que sea necesario.
La memoria es el cofre donde atesoramos nuestros recuerdos y también nuestros olvidos.
Ot to Berdiel
un sabor que se construye después de la experiencia al ponerlo en palabras, añadiendo que no existe como tal un archivo oral y objetivo de lo que verdaderamente pasó, sino que todo pasado vuelve a reconstruirse cuando se es narrado de nuevo, modificándose constantemente de acuerdo a lo vivido durante el lapso de tiempo que existe entre lo que se cuenta y la actualidad. Es clave entender dicha complejidad del pasado, ya que este proyecto se nutre de los relatos de varias personas que viajan una y otra vez al ayer para retomarlo, reconfigurarlo y reconstruirlo a través de sus relatos. Dado que estas narraciones no son totalmente fidedignas respecto a lo ocurrido, sino que dan cuenta de una posición subjetiva del individuo frente a los hechos, es conveniente aclarar que mi objetivo al recolectar estas historias no estaba encaminado a hacer una reconstrucción histórica del municipio de Trujillo; por el contrario, lo que me interesaba al escuchar los testimonios orales, era cómo esa persona se había sentido respecto a los acontecimientos narrados y cómo había actuado frente a estos.
2.1 Un pasado elástico, un recuerdo que transmuta Si pensamos en cualquier vivencia o experiencia que hayamos tenido en el ayer, nos daremos cuenta que esta sólo existe cuando recurrimos a ella en nuestros recuerdos, bien sea para contarnosla a nosotros mismos o para contarsela a alguien más. Claro está, que es posible que nuestra vivencia haga parte de un hecho histórico y entonces, esté registrada en cualquier medio impreso o audiovisual como libros o periódicos. Sin embargo la idea que tengamos de ella, jamás será igual a la que se encuentra escrita; y en caso de no estar documentada en ningún lugar, existirá solamente en las narraciones que hagamos de la misma.
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Tales relatos, lejos de ser extremadamente fidedignos respecto a lo ocurrido, dan cuenta de una percepción del sujeto frente al hecho que relata. Como dice Otto Berdiel (2011) el pasado es un producto a posteriori de la vivencia y la experiencia,
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Esta búsqueda era al fin y al cabo, un intento por vislumbrar los acontecimientos a través del significado, tal como si en una obra de teatro, en lugar de preguntar al público por lo que acaban de ver, se pregunta a los actores directamente implicados. “Lo hemos mencionado con anterioridad, no se trata de recordar el pasado, sino de experimentar su significado a través de construcciones narrativas”. (García Maidana & Lleras Figueroa, 2019, pág. 136) Para que esta rememoración y reelaboración de la historia ocurra, es necesario que el pasado sea lo suficientemente elástico, de manera pues que permita reconstruirse según la ocasión lo requiera. Esta característica, la elasticidad, es una cualidad intrínseca del mismo, que tiende a perderse cuándo existe un trauma.
Según expone Modell (2005, p. 560) “una experiencia traumática crea una alteración retrospectiva de su significado.” El trauma termina convirtiéndose en el responsable de que el pasado se congele e incluso anula su capacidad elástica, tan necesaria para conectarse con el presente. Esto ocurre porque la persona pierde la opción de decidir qué recordar y se enfrenta a una imposición del hecho, es decir, la historia sobre lo sucedido está escrita, difundida, aceptada y no admite cambios en su narrativa; lo que termina por privar al sujeto de poder apropiarse de esta historia pasada para reconfigurarla y traerla al presente. Al respecto Berdiel (2004) insiste en que el pasado guarda una relación directa con lo que una recuerda, pero también con lo que se imagina, simboliza, se convence y pretende recordar. Son distintas formas de acceder al mismo recuerdo que no admiten que el pasado sea estático. Y cuando por alguna razón lo es, un lazo se rompe entre ambos tiempos; así la propiedad cíclica que permitía al individuo ir y volver sobre sí mismo con el fin de entender y significar los hechos, se ve anulada. Este acceso bloqueado, reduce las posibilidades de que la persona se reconcilie con la situación traumática, lo que termina influyendo negativamente en su modo de relacionarse con el presente. Como decía Eduardo Galeano (2010, p. 4) en su Libro de los Abrazos, “recordar, según el latín re-cordis, es volver a pasar por el corazón”; y en una situación dónde sanar depende en su mayoría de volver a la historia una y otra vez, hasta que sea más sencillo entenderla y aceptarla para poder cerrar el ciclo, no tiene mucho sentido pretender que un relato sea estático, por el contrario, es el momento justo para apelar a la inestabilidad misma de la memoria.
Los relatos orales que guardan dentro de sí las memorias de lo vivido, están clasificados en la ciencia archivística, como archivos vivos, dado que los testimonios están narrando y narrándose directamente y, por ende, tienen opción de reconfigurar la historia de acuerdo al momento en el que esta sea contada. Pero más allá de la recolección de narraciones, uno de los principales retos de dicha ciencia, es la difusión de los archivos recopilados. Este proyecto se posiciona como un mediador entre esta relación de recopilar y difundir. En medio de estos dos pasos, existen procesos de sensibilización frente al archivo recopilado y de apropiación con el mismo; y este puente está construido por un ente que transmuta el lenguaje del archivo para que estas dinámicas de sensibilización, recopilación, difusión y apropiación sean posibles y accesibles a un mayor grupo de personas. Sabiendo que el fin de un proceso archivístico es dejar un registro de lo ocurrido, de tal manera que las personas tengan una base de datos a la que puedan acceder, cuando se hagan preguntas sobre su historia o quieran clarificar algo sobre su identidad, Trujillo una historia por contar, comienza a jugar este papel de mediador entre un grupo de archivos vivos y una comunidad que se pregunta a veces sobre su propia historia. La instalación como base de datos, propone un espacio que se presta para exponer todo este archivo vivo, construido bajo una colectividad de voces con sus respectivos puntos de vista, donde priman relaciones colaborativas. Se acerca bastante a un modelo Post-custodial de archivo, en donde los archivistas –quienes registran- y los testimonios, -quienes son o poseen el archivo-, trabajan en una realización horizontal, construyendo la historia entre ambos y desligándose de cualquier imposición o discurso dominante durante el proceso (Afanador Llach, 2019).
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Mi preocupación por alejarme de las imposiciones que promueve a veces la historia dominante, estaba anclada a mi búsqueda incial de acceder a pequeños recuentos narrativos en donde primaran sucesos cotidianos. Esto por el hecho de que a través de estas rutinas del día a día, se puede acceder a un registro mucho más cargado de simbolismos y significados, que redimensionen la forma de ver la sociedad. Cómo bien lo explica la autora húngara Agnes Heller, “la vida cotidiana es la actividad con la que «formamos el mundo» y aquella con la que «nos formamos a nosotros mismos»” (Heller, 1977, p. 31). Un aspecto social realmente complejo, pero importante, pues es allí donde ocurre la génesis de la comunidad como núcleo de relaciones entre personas y sistemas culturales, económicos, políticos y sociales.
La intimidad en comunidad
Reconstruir la historia a partir de los relatos, permite construir una memoria colectiva a partir de hechos individuales, dado que las narraciones de las personas son propias e íntimas, pero, también son un reflejo de la sociedad y de cómo se comportaba en ese momento. Terminan por ser un registro de las dinámicas y situaciones de determinada época. Como lo dice el filósofo chileno, “la vida en común es un constante intercambio de voces y expresiones –y de silencios también- que constituyen en definitiva la experiencia lingüística de una comunidad y el criterio último de lo que es significativo o insensato”. (Giannini, 2004, p. 244) Fue en los relatos de las personas, donde descubrí, -porque ellos se dieron a la tarea de mostrarme- lo que era verdaderamente importante de incluir en la instalación de Trujillo, una historia por contar.
Muchos de los relatos recolectados tienen episodios que son comunes a otros testimonios o se conforman gracias a intervenciones de personas, que pueden ser parte de la comunidad o externas a ella. Como individuos, muy pocos de nuestros recuerdos existen por separado, pues al involucrar otras personas y relacionarlas en las historias, recordamos, no como seres unitarios, sino como seres que hacen parte de una comunidad. Este sentido comunitario que se forma, apela a que la memoria individual es necesaria para conformar la colectiva y, que a su vez, esta última afecta las percepciónes individuales. Adicional a esta relación, existe otro punto importante que conforma estas historias: los pequeños vacíos. Ricoeur, citado por (García Maidana & Lleras Figueroa, 2019, p. 563) en El Museo Efímero del Olvido; sostiene que “el olvido aquí participa de una paradoja, porque es el olvido el que hace posible la memoria”. Es irónico, pero solo se hace memoria cuando se permite olvidar los hechos, pues el olvido le permite a una historia reconfigurarse cada vez que es contada y construirse desde muchos frentes. Son estos pequeños vacíos los que me permitieron identificar los significados que los testimonios le otorgaban a ciertos fragmentos de sus historias. Los significados de los sucesos inciden directamente en la estructuración identitaria de la persona. La elección que el sujeto realiza al momento de contar la historia, el hecho de decidir qué recordar, qué olvidar y cómo narrarlo, contiene en sí mismo otra multiplicidad de significados, que a su vez son un reflejo de cómo la persona se reconoce a sí misma y se representa frente a los demás. Estas dos acciones, reconocerse y representarse, son las bases de la conformación de una identiFragmentos de mi bitácora con reflexiones y bocetos relacionados con la dad, en este caso individual. instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
Se establece una relación bilateral, pues las narraciones recolectadas conforman la identidad de las personas, pero a su vez la manera de abordar éstas son un reflejo de su misma identidad. La exploración de estos dos frentes en los relatos recolectados, el de la comunidad y la individualidad, permiten considerar que “el hombre, al comunicar, es portador de una experiencia personal; pero, como ya lo hemos manifestado, también lo es sin saberlo de una experiencia colectiva e histórica; arcaica, a veces.” (Giannini, 2004, p. 244) A esto se suma Maurice Halbawchs, quien sustenta que la memoria colectiva es un proceso social de construcción de un pasado vivido y lo significado por un grupo o sociedad. (1968) Podríamos decir que tales experiencias “banales” de la cotidianidad de las que habla Giannini, son las que sirven de sedimento para la conformación de una memoria colectiva constituida a partir de múltiples reconstrucciones.
“La historia, lo hemos dicho, deja de lado esos intervalos en los que, en apariencia, no pasa nada, en los que la vida se limita a repetirse bajo formas un poco diferentes, pero sin alteración esencial, sin ruptura ni conmoción. Pero el grupo, que vive primero y sobre todo para sí mismo, aspira a perpetuar el sentimiento y las imágenes que forman la sustancia de su pensamiento. (Halbwachs, 1968, pág. 218)
En ese orden de ideas, la identidad es una relación directamente proporcional entre el sujeto y la sociedad, pues este último, con sus acciones y experiencias conforma la sociedad, pero su propia personalidad se forma gracias a la apropiación de ésta.
Al final, la identidad es una relación tan cíclica y tan dependiente, como la misma que existe entre la memoria, el olvido y los recuerdos, por eso mismo, no debería anclarse a un hecho histórico, sino a una multiplicidad de hechos que hayan sucedido en el lugar. Hablaríamos entonces de que el pueblo es un fundamento de la identidad de sus habitantes y viceversa. En Trujillo esta coexistencia es aún más notoria que en la ciudad porque el territorio es más pequeño y tanto las personas como sus historias tienen un mayor grado de interconexión. Teniendo en cuenta que al igual que las personas, la variedad de momentos por los que atraviesa un municipio, son los que conforman su identidad, construir un espacio que permita la difusión de estos hechos, desde los relatos orales de sus habitantes, posibilita a la comunidad reencontrarse con recuerdos propios, ajenos y entre individuos, de manera que desde la colectividad se empiecen a construir memorias que aporten al reconocimiento, configuración y apropiación de la identidad. Es por eso que Trujillo, una historia por contar, busca ser un espacio abierto que aporte a fortalecer estas relaciones cíclicas, a través de la búsqueda y exposición constante de narraciones que incluyan diversos puntos de vista y que permitan al visitante reflexionar sobre su propia construcción de identidad.
2.2 Conversar de lo cotidiano y descubrir un mundo inmerso en los detalles Trujillo, una historia por contar, es un proyecto que busca redimensionar significados a partir de los relatos de las personas, y para ello fue necesario acercarme a esa comunidad y redescubrirla. Esta sección da cuenta del proceso de acercamiento a una comunidad en la que había vivido previamente, pero a la que en esta ocasión, me acercaba desde otra perspectiva.
Por el contrario, lo que se gestó en todo el trabajo de campo, fueron espacios de diálogos libres y nostálgicos, en especial porque al ser conversaciones tan largas, las personas se permitían navegar libremente por sus recuerdos y, como ya lo he expuesto antes, los recuerdos no son ni blancos ni negros, están en una escala de grises difícil de encasillar y es esto lo que le brinda diversos matices a la historia.
Al revisar los antecedentes, descubrí que no quería replicar exactamente ninguna de las metodologías utilizadas antes. No estaba interesada en escuchar la historia oficial, o las historias que siempre se habían contado sobre Trujillo, por tanto, no tenía ningún sentido que fuera a hablar con las mismas personas de siempre, lo que me llevó a descartar la idea de hacer este trabajo con una institución intermediaria.
Esta fase de reconocimiento del municipio y conversaciones con los testimonios se combinó en algún momento con las fases de revisión teórica y exploración gráfica del producto final, por tanto, los procesos entre estos tres frentes se dieron de forma cíclica, en un ir y venir que me permitió integrar procesos intuitivos, reflexivos y creativos, para llegar a conceptos y posturas fundamentales en el desarrollo del proyecto.
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Previamente había recolectado información sobre el municipio, revisando periódicos, publicaciones en la web y archivos audiovisuales. Casi todos estos materiales, como lo he mencionado en capítulos anteriores, estaban relacionados con la violencia y en ellos primaba un discurso dominante donde no había pluralidad de voces o significados, sino más bien un puñado de voces repitiendo la historia una y otra vez. No quedaba del todo claro si no había más historias por contar o si había un proceso de imposición sobre lo que se debía o no narrar. Sin embargo, rescato haber encontrado ciertos materiales que comenzaban a mencionar iniciativas culturales que se daban en los procesos de reparación de las víctimas y/o dinámicas sociales que eran vividas en el municipio.
2.3 Trabajo de Campo
En estas revisiones, me acerqué a un trabajo realizado por los antropólogos German Bonilla y Rolando Cruz quienes en 2010 desarrollaron un proyecto titulado “Memorias del proceso de Fortalecimiento Social para la Reconciliación” que tenía la
2.3.1 El reconocimiento inicial
"intención de aportar elementos que evitaran la re victimización, evitando de esta manera caer en la reproducción de elementos autocompasivos, auto victimizantes, acompañados de representaciones que reiteran un pasado doloroso que desembocan en un estancamiento del proyecto de vida personal y colectivo (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, 2012, pág. 18).
Humberto Giannini (2004) sostiene que las personas reconocen la cotidianidad como aquello que pasa todos los días sin ninguna alteración inusual y ya desde antes afirmaba que lo cotidiano “parece ser justamente lo que pasa cuando no pasa nada. Nada nuevo, habría que agregar” (Giannini, 1999, p. 21) Dado que eran ese tipo de vivencias las que me interesaba investigar y visibilizar, empecé a tener charlas casuales con personas que viven en el municipio y con mi familia, al mismo tiempo que realizaba largos recorridos, tratando de captar detalles antes de comenzar con las entrevistas, así cuando éstas se dieran y los recuerdos de los trujillenses se fueran despertando, ya tendría una referencia para alimentar la conversación.
El resultado de acercarse paulatina y constantemente a la comunidad, permitieron generar espacios diversos, entre esos el colectivo Manguala que propuso siempre espacios de creación colectiva y actividades lúdicas con la comunidad.
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El acercamiento a este trabajo me ayudó a reconocer que la violencia, como en muchos lugares de Colombia, es transversal a todo, pero no es el
único factor en la cotidianidad de una sociedad. Existen muchas otras actividades, a las que los medios de difusión no les dan la importancia que merecen, aún más cuando son por medio de éstas que una comunidad resiste y se levanta de aquella violencia. En este proceso de reflexión, pude reafirmar la importancia de un discurso en el que los individuos sean capaces de trascender de víctimas a actores sociales y gestores del cambio. Adicional a ello, tuve acceso a un archivo fotográfico mucho más amplio, compuesto por fotos, antiguas y recientes, (Fig. 17) que muchas personas habían ido coleccionando durante años. Estas fotos daban cuenta de que existían más espacios, más encuentros y más actividades que se realizaban en el municipio, no solo las narradas o difundidas en los medios masivos de comunicación. Me cuestioné sobre la razón por la que, a pesar de existir otro tipo de actividades, se hablaba insistentemente de las mismas, dificultando que las personas externas tuvieran una visión mucho más amplia de lo que era el municipio. Reconocí un problema en el hecho de reducir la identidad del pueblo a solo un suceso concreto de violencia, cuando es la variedad de momentos y perspectivas, las que en conjunto conforman su identidad. Ante esto, exploré las formas en las que los habitantes del municipio se relacionan con dicha identidad para construir la propia y apropiarse del lugar; hallando una diversidad de perspectivas, característica de la multiplicidad misma de una comunidad. A partir de estas reflexiones continué con mi proceso de reconocimiento. Esto significó recorrer las calles del pueblo una y otra vez para observar en detalle cómo se daban las relaciones entre las personas, cómo se habían construido sus rutinas y cuáles eran esos pequeños actos que consolidaban sus dinámicas.
Figura 17 Pequeña muestra del archivo fotográfico recolectado durante el trabajo de campo. Foto: Elaboración propia.
Comencé a realizar un proceso de documentación de todas las situaciones observadas mediante notas y fotografías que tomaba con el teléfono. Este archivo (Fig. 18) tiene alrededor de 600 fotografías que fueron tomadas entre diciembre de 2018 - hasta febrero de 2020, dentro de las cuales pude distinguir dos fuertes intereses: por una parte, Trujillo como espacio geográfico y estructural, a través de la identificación de la infraestructura de las casas, las calles, la organización de locales en el pueblo; y Trujillo como espacio en el que convive una comunidad, retratando cómo se daban los acercamientos entre las personas, los puntos de reunión, las actividades, tanto individuales como colectivas del día a día, entre otros.
2.3.2 Las conversaciones La vida cotidiana es como un círculo; regreso al punto de partida para volver a partir y regresar nuevamente, “ya lo hemos dicho: la cotidianidad es esencialmente ‘reflexiva’.” (Giannini, 2004, pág. 68) Por tanto, en las maneras de acercarme a las personas, prioricé que entre nosotros, se creara un ambiente tranquilo en el que la conversación se diera de forma fluida y sin presiones de ningún tipo; aunque eso significó prescindir de herramientas tecnológicas en muchas ocasiones, pues, mientras el encuentro fuera más cercano a una conversación casual entre dos personas que se sientan a contarse la vida, más tranquila o tranquilo estaba el entrevistado, las palabras fluían y yo podía acceder a una mayor cantidad de historias que no escatimaran información.
Basándome en este material, inicié un proceso de reflexión sobre la riqueza que existía en la cotidianidad, pues al final eran las acciones y los pequeños detalles del día a día los que construían la vida de los trujillenses.
De igual manera, establecí una relación más horizontal, evitando cualquier jerarquía o imposición de poder de parte mía. Confieso que antes de iniciar con las entrevistas, revisé autores que hablaran sobre el tema, pero al darme cuenta de que estos modelos terminarían por construir una relación muy formal de entrevistador y entrevistado, los descarté y me acerqué a estas conversaciones de un modo más intuitivo, centrándome en reconocer los puntos claves en las historias de vida de los personajes y captando mejor las sutilezas de los significados cada vez que tenía un nuevo encuentro con un testimonio.
Figura 18 Archivo Fotográfico de mis recorridos por el municipio. Fuente: Fotografía Aura Gómez.
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El momento más retante de estos encuentros eran los minutos iniciales, en los que había poca confianza y cierto recelo por parte del testimonio hacía
la situación. Por ello, solía iniciar estos encuentros pidiéndoles que me contaran cuál era el recuerdo de su infancia o juventud que nunca habían podido olvida. Para ellos y ellas, que iban con una imagen mental de responder un listado de preguntas, esta cuestión de recurrir a su memoria para contarme una anécdota que solía ser graciosa, era una bocanada de aire fresco y la invitación directa a relajarse porque no habían ido a una entrevista, habían ido simplemente a contar historias. Cabe aclarar que estas conversaciones tuvieron un enfoque narrativo por el interés primario de una búsqueda del sentido de los hechos en función de la experiencia que trae consigo una naturaleza subjetiva transversal a todo el proceso. Dicho enfoque entiende la realidad como algo no sólo construido, sino también fluido y dependiente de las situaciones específicas en que se produce la narración. La comprensión de los puntos de vista singulares, subjetivos y cambiantes de las personas pasa al primer plano. La relación interpersonal entre entrevistador y sujeto entrevistado adquiere una gran relevancia (Gonzáles-Monteagudo, 2010).
Esta relación interpersonal, de paciencia y confianza, que creé con los testimonios fue clave para el éxito de las entrevistas, pues no todos tenían la misma capacidad narrativa de ahondar en los recuerdos e hilarlos de forma que se convirtieran en un relato. Así como algunos podían explayarse contando cómo se preparaba mantequilla en las fincas al tiempo que hacían, de forma incosnsciente, un vivo retrato de las dinámicas familiares; otros utilizaban respuestas cortas en las que era necesario insistir durante la conversación para llegar al verdadero sentido de las situaciones. Era curioso que al preguntarles por detalles cotidianos cómo cuál era su juego predilecto en las noches, qué solían hacer en las fiestas o cómo eran las tardes con sus amigos; se asombraban,
pues esperaban que yo fuera a preguntarles sobre hechos históricos o puntualmente importantes a nivel mediático. Hablar sobre la cotidianidad era extraño, e incluso muchos manifestaron no tener nada que decir, porque toda su vida había sido igual o normal; sin embargo, cuando yo empezaba a preguntar sobre detalles de sus día a día, se daban cuenta de que explorar en sus recuerdos traía muchas cosas a favor, entre ellas, caer en la cuenta de que su cotidianidad estaba cargada de momentos que la hacían verdaderamente importantes.
ALGUNOS TEMAS RECURRENTES EN LAS CONVERSACIONES:
Nacimiento Tus padres Tu infancia Tu casa cuando eras niñ@ Tu relación con quienes habitaban tu casa Tu vida en la escuela Tus amigos del colegio El pasar del tiempo en las tardes Las actividades extracurriculares Las actividades de los fines de semana Los grupos de los que hacías parte Tu juventud Personajes del municipio El romance y la coquetería Los planes con amigos Los regaños Las celebraciones personales Las fiestas
La religión El trabajo La comida Los lugares de Trujillo La conformación de una nueva familia El salir del municipio El volver al municipio Tus miedos Tus sueños Las cosas que te marcaron Lo que quieres que los demás sepan Las cosas que extrañas Tu vida actual
2.3.3 Mi abuelita, un puente a los recuerdos Cuando decidí pedirle a mi abuelita que me acompañara en algunas de las entrevistas de este proyecto no lo hice de forma premeditada, como quien piensa minuciosamente la forma perfecta de resolver la ecuación, sino que se dio de forma natural conforme avanzaba en el proceso; en especial, porque quería que mi trabajo de campo fuera cercano a la motivación inicial de este proyecto. Pretendía que cada una de las entrevistas tuviera esa noción de intimidad, de familiaridad y sobre todo de tranquilidad que yo sentía cuando por las tardes nos sentábamos a tomar café, ella a contar historias, yo a escucharlas. A pesar de tener 80 años, su lucidez le permite navegar en sus recuerdos sin ningún problema y traerlos al presente a modo de anécdotas. Su espontaneidad y la capacidad de recordar detalles es una de las cosas que más le aportó a este proyecto, pues era muy común que entre mi abuelita y la otra persona se generara una conversación sobre algún recuerdo específico, del cual yo ya no hacía parte como entrevistadora, sino como oyente. (Fig. 19) Entre las dos personas se daba una construcción de la historia, en la que cada quien aportaba su punto de vista del recuerdo, agregando detalles, trayendo a colación diferentes sujetos que tuvieran participación en los sucesos, aclarando dudas, concatenando una historia con otra, ampliando lo que había preguntado al principio y lo más importante, olvidándose de que yo estaba ahí presente.
Se daban el permiso de abrir un cajón cargado de recuerdos, una ventana al pasado en la que reconocían situaciones y emociones que hace mucho tiempo daban por perdidas. De este proceso surgió una reflexión en la que consideré que por más que alguien intente acceder a nuestros recuerdos, hay una capa que solo nos quitamos cuando estamos con amigos y nos sentimos en confianza. Mi abuelita, fue el detonante para que esa capa desapareciera, logrando crear una burbuja de la que generacionalmente yo no hacía parte, pero en la que, por el momento de intimidad propio del encuentro, estaba invitada a participar. La manera en que se entretejieron las narraciones en estos espacios, me permitió reafirmar la idea de que a partir del relato es posible acceder a un pasado que se estructura de acuerdo a significados y no a cronologías y, más importante aún, que se reescribe de acuerdo al momento en el que es narrado. Figura 19
Frame de una de las entrevistas en las que mi abuelita estuvo presente para dialogar con la otra persona. Fuente: Elaboración propia.
2.3.4 Los testimonios Para hacer realidad este proyecto tuve varias conversaciones, pero solamente 18 quedaron registradas. 18 testimonios, de los cuales 8 tienen un registro con filmación y audio, mientras que el resto sólo está grabado en archivo de audio. (Fig. 21) Necesitaba nutrirme de historias que me permitieran tener un bagaje suficiente sobre el municipio y mi círculo cercano era la oportunidad perfecta de tener un proceso de ensayo-error que me permitiera ir mejorando la forma en la cual hacía las entrevistas, así que los primeros encuentros los tuve con algunos de mis familiares que viven en Trujillo. Recuerdo que las primeras veces, tenía una hoja de preguntas con un guión claro, cámara y micrófono, sin embargo, era frustrante no poder alcanzar esa naturalidad que yo lograba percibir en las conversaciones con mi abuela.
Figura 20 Frame de una de las entrevistas realizadas. Editado visualmente para ser incluido en proyecciones que conforman la instalación Trujillo, una historia por contar. Fuente: Elaboración propia.
recurrente en medio de este proceso. Esta reticencia, creo yo, es producto de que a lo largo de los años, la historia ha sido contada por las mismas voces y existen muchas otras que no han sido tenidas en cuenta.
Abandoné toda idea de hacer entrevistas tan estructuradas, y me dejé llevar por mi intuición priorizando el hecho de hablar, simplemente hablar con el objeto de estudio, sin presionar ni obligar a nada. Y fue allí donde comenzaron a surgir historias que en verdad tenía riqueza para el proyecto.
Dado que a mí no me interesaban las historias con grandes hazañas ni los recuerdos puntuales, con fechas, nombres o acontecimientos exactos; sino conocer cómo había sido su niñez, su adolescencia y parte de su adultez, fue posible sobrepasar estas barreras de “hablar con la persona indicada”, no sin cierto temor inicial de la persona de no tener nada interesante para relatar.
En mis recorridos por el municipio, comencé a preguntarle de forma aleatoria a las personas sobre sus percepciones de Trujillo. Era interesante ver como la tranquilidad y el amor eran emociones recurrentes en las descripciones del municipio y tan diferentes a las que existen en el imaginario colectivo de personas externas a la comunidad. Al comentarles a las personas que estaba haciendo un trabajo donde quería contar las historias de Trujillo, a través de sus recuerdos, la gente se asustaba; incluso, muchas veces, me recomendaron hablar con otras personas “que si supieran del tema”. “Yo no tengo nada que contar”, era una frase
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Quería entender qué significaba el pueblo para él o ella y los pequeños detalles del diario vivir, aquellos que todos consideraban poco importantes; porque era en estos dónde se escondía la verdadera riqueza de la historia. Entonces, hacía hincapié con el testimonio de que solo ibamos a conversar sobre la vida sin siquiera tener una cámara presente, para que estuviera tranquilo y en confianza; sensación que se acrecentaba cuando mi abuelita estaba presente. (Fig. 20)
Figura 21 Testimonios cuya entrevista fue almacenada en formato de vídeo. De izquierda a derecha, de arriba a abajo: Myriam Chavarro, Heberto Rodríguez, Libia Espinosa, Mariana, Carlos Barón, Lula Benitez, Maria Eugencia, Nimed Gonzales, Myriam Chavarro, Oscar Ramírez.
Algunos de ellos han vivido un tiempo fuera de Trujillo y han regresado, sin presión de ningún tipo y con la convicción de que el pueblo es uno de los mejores lugares para vivir. Fuente: Elaboración propia.
Testimonios Recolectados en Formato de Video
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Haciendo una revisión de la forma en la que recolecté la información considero que hubo una transformación tanto técnica como personal respecto a la manera de acercarme a las personas. Por un lado, al darme cuenta de que las herramientas tecnológicas como cámara y micrófono ponían nerviosas a las personas; decidí evitar su uso y empecé a utilizar el celular como herramienta de grabación, lo que, en efecto, me permitió tener una conversación más fluida con las personas. Por el otro lado, conforme más encuentros tenía, más sencillo era para mí hilar las palabras de forma que las conversaciones fueran más cómodas y cercanas. El hecho de haber rebajado la presión que se ocasionaba con estos elementos, me permitió generar espacios tranquilos donde se dieron conversaciones fluidas, profundas y personales. Una entrevista en especial, con Oscar Ramírez, tuvo una duración de dos horas en las que llegamos a niveles de narraciones muy personales que no creí que fuera posible. Si bien es cierto que como sujetos todo el tiempo estamos adoptando posturas frente a los demás, me da alegría saber que en algunas conversaciones, logré la naturalidad que buscaba desde un principio.
Figura 22 Frame de la Entrevista realizada a Oscar Ramírez, en el momento en que toma papel y lápiz y comienza a dibujar signos de la Tropa de Scouts de Trujillo, grupo del que fue miembro en algún momento. Fuente: Elaboración propia.
lugar para las risas, los gritos o exclamaciones de sorpresa y las lágrimas, tanto de tristeza como de alegría. Un punto a recalcar, es que durante las historias, el testimonio viaja de un lugar a otro de forma natural y se muestra a sí mismo como una combinación de todas las situaciones por las que ha pasado en la vida. Así pues, aunque en ningún momento pregunté de forma específica sobre los hechos violentos de Trujillo, el tejido de historias que se iba dando, me permitió entrever como esa, al igual que muchas otras vivencias, habían moldeado a las personas de una u otra manera.
Había sin embargo, un cambio notorio en las personas desde el inicio hasta el final de la entrevista, pues al principio se tensionaban al suponer que iba a hacerles preguntas “difíciles” en las que habría una única respuesta. Durante el desarrollo de la conversación, se relajaban al darse cuenta que las cuestiones por las que les interrogaba estaban relacionadas con su infancia, sus amigos del colegio, lo que hacían los fines de semanas, sus planes preferidos, entre otros y que para el proyecto en cuestión, no había respuestas correctas o incorrectas. En los encuentros, que procuré que siempre fueran en un sitio en el que el testimonio se sintiera en paz y dueño de la situación (Fig. 23), había
Figura 23 Locación del encuentro con Maria Eugenia, en su finca a las afueras de Trujillo. Fuente: Elaboración propia.
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las conversaciones, sin embargo, después de cada encuentro me daba el permiso de llenar un diario personal que daba cuenta de las dudas, los hallazgos y las preguntas que iban surgiendo conforme avanzaba en el desarrollo del proyecto.
El único suceso del que se hablaba anteriormente al mencionar Trujillo en un medio externo, le cedió el protagonismo a muchos otros temas que en conjunto forman la identidad de la persona y desde la colectividad, la del pueblo. Por eso, el archivo oral recolectado es un tapiz de emociones que reflejan la complejidad misma de la comunidad Trujillense y de como la vida, es una amalgama de ideas, pensamientos, recuerdos y experiencias.
Este ejercicio de escritura evidencia que la realización de un proyecto de investigación o creación nunca se da de forma lineal y estructurada, por el contrario, es un laberinto, en el que se vuelve al mismo punto muchas veces, desde distintas perspectivas. Después de todo el proceso, mi diario fue vital para el desarrollo de este documento y condensa gran parte de la esencia de la instalación, pues es mi propia manera de , volver una y otra vez a mis recuerdos.
Este archivo, a la fecha de hoy tiene un total de 10 conversaciones en formato de audio y 8 conversaciones en formato de audio y vídeo que conforman el universo sonoro y visual de la instalación. Soy consciente de que faltan muchísimas personas con las cuales conversar, y que es probable que el archivo nunca esté finalizado, aún cuando se realice el montaje y la inauguración de la instalación porque, así como la memoria, este espacio se construye y se reconstruye cada vez que alguien lo ve, y siempre habrá una historia que falte por ser contada y escuchada, pues de eso se trata la comunidad, de reconstituirse todos los días.
Vale agregar, que estos encuentros, muchas veces fueron la puerta de nuevas reflexiones por parte de los entrevistados quienes al final del encuentro me confiaban algo como “no me había dado cuenta de todo lo feliz que había sido, aunque a veces las situaciones no fueran las mejores”, o “uno si tiene mucha cosa por contar, aquí podría seguir toda la tarde”, y, personalmente la frase que más me alegró escuchar durante el proceso, “gracias, por permitirme traer de vuelta mis recuerdos”.
Como lo he mencionado anteriormente, tanto la cámara como el micrófono fueron eliminados de
Un elemento crucial que se despertaba al momento de hablar de la cotidianidad era la nostalgia, y es que existe una creencia común de que todo tiempo pasado fue mejor. Trujillo no es la excepción, pues a pesar de los hechos violentos que han acaecido en el municipio, muchas de las personas dejaron ver por medio de las entrevistas que extrañaban parte del pasado, en especial aquellos sucesos que les habían permitido conectar con la vida. Figura 24 Lula Benítez viendo fotos antiguas de Trujillo, utilizadas como disparadores
de recuerdos. Los personajes o escenas que veía en las fotografías, le permitía asociar esa imagen con una situación particular, lo que desencadenaba un recuerdo inmediato que antes no había sido tenido en cuenta. Fuente: Elaboración propia.
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Narrarse, les permitió acceder a ese pasado libremente y quizás, reconocer la resistencia y la fortaleza con la que han vivido.
Figura 25 Hojas en las que escribía y bocetaba cuando no tenía mi diario cerca. Luego
las incluía para tener presentes las distintas opciones en la construcción final. Fuente: Elaboración propia.
Figura 26 Creación de mapas mentales que combinaban reflexiones propias y de teóricos y que fueron fundamentales al momento de decidir los puntos innegociables de la Instalación Final. Fuente: Elaboración propia.
Figura 27 Traducción de estos mapas mentales a mi diario personal, que en algún momento comparé con un diario de viajero, en el que se anotan detalles que pueden ser leidos por los demás pero cuyo significado total, solo es entendido por el navegante en cuestión. . Fuente: Elaboración propia.
Figura 28 Páginas de diferentes secciones de mi diario, que dan cuenta de
procesos reflexivos y creativos que tuvieron lugar durante todo el desarrollo del proyecto. Es visible la variación de los trazos y del formato mismo, de acuerdo a las etapas y diálogos que iba teniendo durante todos estos meses. Fuente: Elaboración propia.
Sobre construir espacios que creen comunidad
La historia única crea estereotipos, y el problema con los estereotipos no es que sean falsos sino que son incompletos. Hacen de una sola historia, la única historia.
Chimamanda Ngozi Adichie
Trujillo una historia
3.1 Obras dentro de obras Según Orham Pameuk, escritor turco y ganador del Premio Nobel de literatura en el 2006, “las historias de los individuos son mucho más compatibles con la expresión de las profundidades de nuestra humanidad, que las narraciones históricas de la sociedad”. Esta idea la amplia Silvia Alderoqui, refiriendo que “los museos, deberían ser como novelas acerca de las historias cotidianas y ordinarias de los individuos, que son más ricas, más humanas y mucho más gozosas que las historias de las culturas colosales” (Alderoqui, 2015, p. 31).
por cont ar
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3.1.1 Abrir, cerrar, volver a abrir, estar, charlar... La instalación que surgió como producto final de este proyecto no pretende ser nada más que una invitación a que las personas se den un momento para conectarse con un relato, bajo una suerte de cercanía e intimidad, honrando a quien ha contado esa historia, y creando un espacio de comunicación, en el que puedan darse la oportunidad de ingresar en la cotidianidad de los testimonios y quizás reflejarse en las narraciones que escuchan. Propuse un espacio (Fig. 29 y 30) en el que a través de los testimonios, las piezas audiovisuales y los objetos tridimensionales, fuera posible vislumbrar a un grupo humano que resistió los períodos de violencia y se sobrepuso a ellos, gracias a sus prácticas cotidianas y a su compartir constante en comunidad. Figura 29 Primeros bocetos de la Instalación Trujillo, una historia por contar. Conforme avanzaba en el reconocimiento del territorio y tenía más y más conversaciones con los Trujillenses, más sentía la necesidad de que el espacio final tuviera un caracter íntimo y de recogimiento. Además y por pedido propio de los testimonios, las historias que salieran a la luz serían de preferencia anónimas, para que no hubiera juicio sobre la narración. Fuente: Elaboración propia.
La obra es tan efímera como la memoria y tan heterogénea como el grupo mismo de personas que la componen. Después de las conversaciones, quise condensar en ella una idea de colectividad, donde las relaciones entre elementos son vitales para que la muestra pueda existir. Es por eso que toda la obra no puede pausarse ni devolverse, simplemente está allí, corriendo de manera continua una y otra vez, como las mismas historias. Las narraciones, fotografías y vídeos que están expuestas, las recolecté durante los 9 meses que estuve viviendo alternadamente en Trujillo entre los años 2019 y 2020. Cuando revisé este material, identifiqué puntos comunes que eran repetitivos y que permitían conectar a las historias entre sí. Estas concordancias me permitieron agrupar los relatos a partir de su esencia, más allá de categorías temporales o de hechos hegemónicos. Es por eso que las tres categorías importantes que logré definir: comer, celebrar y jugar, (Fig. 31) fueron producto de interiorizar cómo se ha gestado y se sigue gestando la comunidad en Trujillo. Hacen una clara alusión a las prácticas cotidianas de los Trujillenses: el comer; entendiendo éste como el conjunto de acciones que existen alrededor de cultivar la comida, de prepararla, de consumirla y compartirla; el celebrar, refiriéndome a rituales tanto familiares como comunitarios que pudieran tener incidencia en el municipio pero Figura 30 Bocetos de la obra donde se evidencia mi búsqueda constante por la
materialización del espacio valiéndome de elementos recurrentes en la cotidianidad de los trujillenses, como el papel de envolver las arepas. Hacía hincapié en la utilización de fragmentos para la construcción de la obra y en generar espacios que llevaran a las personas a conversar sobre las historias oidas o vistas. Siempre tuve una inclinación a sentir que la obra debía desarrollarse de forma cíclica aún cuando el espacio final no fuera una circunferencia. Lo cíclico debía estar presente en el recorrido del visitante, en partir de un lugar y volver al mismo lugar, para encontrarse con algo diferente, tal y como sucede con los recuerdos. Fuente: Elaboración propia.
también a diversas celebraciones religiosas características del pueblo; y el jugar, incluyendo en esta categoría todas aquellas narraciones que ejemplificaran una manera particular de abordar la vida desde la curiosidad, la libertad y el placer propio del juego. Mediante estas tres categorías, el visitante puede acercarse a la naturalidad del relato sobre un recuerdo determinado. Dicha naturalidad es mencionada por Ferdinand Tönnies, sociólogo alemán, quién se refiere a la comunidad como aquella vida natural, insustituible y auténtica que tenemos en común con otros sujetos. (como se cita en Álvaro, 2010) Conforme avanzaba en mi revisión de material sonoro y visual y, a medida que iba nutriendo cada una de estas tres categorías, comencé a reflexionar sobre el proceso que había tenido que ocurrir para que los testimonios llegarán a tal grado de vulnerabilidad en contarme historias con una carga emocional tan alta. Figura 32
PRÁCTICAS COTIDIANAS actividades recurrentes que son propias de una comunidad (Trujillo)
COMER
CELEBRAR
JUGAR
mediadas por
RELACIONES INTERPERSONALES Figura 31
Esquema de las categorías definidas para la exposición de los archivos orales. Fuente: Elaboración propia.
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Selección de algunas fotografías que a través de puertas y ventanas abiertas (algunas con sujetos y otras sin ellos) muestran la apertura de los Trujillenses y la invitación misma a conversar con quien quiera que pase cerca a la casa. Fuente: Elaboración propia.
Empecé a fijarme en cuales espacios, este intercambio de relatos se daba de forma natural y en medio de mis paseos fotográficos, encontré una repetición de la práctica de salir a hablar a la ventana con el vecino, con el amigo o con quien pasase por el lugar. (Fig. 32) Al relacionar esta práctica con las historias que narraba la comunidad, en las que mencionaban que la “capacidad de estar siempre para el del lado, nos permitió mantenernos unidos y hacerle frente a muchas situaciones” me ayudaron a definir que las categorías debían contenerse en un espacio que invitara al acercamiento, a descubrir y abrir puertas o ventanas, tal y como los Trujillenses lo hicieron en determinados momentos.
Figura 34 Bocetos de las ventanas que contendrían las categorías, planteando una exposición itinerante cuyos componentes puedan funcionar por separado. Fuente: Elaboración propia.
Figura 33 Bocetos de las superficies donde podrían exponerse estas tres categorías definidas (comer,
celebrar y jugar) En algún momento, esta propuesta fueron simples cajas horizontales apelando a las cajas donde se guardan las fotografías antiguas. Se me ocurrió también, reescribir cada historia en páginas de diarios mientras sonaba una sola historia al fondo. Descarté esta idea porque perdía toda la riqueza de la cadencia del relato oral que yo quería rescatar. Fue después de revisar con detenimiento las fotografías del trabajo de campo, que decidí que había cierta intimidad en el hecho de abrir una ventana para conversar con el vecino. Por esta razón, la materialización final, responde a una necesidad visual de simular una ventana del municipio. Fuente: Elaboración propia.
Figura 35 Bocetos en etapa avanzada de la ventana, donde se alcanza a vislumbrar detalles de las ranuras para
que guarde coherencia con las ventanas del municipios, el parlante que se utilizaría para reproducir el relato oral y la luz que permitiría ver las fotografías del fondo. Fuente: Elaboración propia.
Figura 36 Bocetos final del proceso, en el que es evidente una materialización más precisa de la ventana. El material usado para tangibilizar este render será madera y el proceso será llevado a cabo por un ebanista del municipio de Trujillo. La producción final serán 3 ventanas, 1 por cada categoría definida. (Comer, Celebrar y Jugar) Fuente: Elaboración propia.
Con estas dos perspectivas en mente, la de tener una categorización de los relatos y exponerlos de forma que apelara a la intimidad misma de la conversación, propuse una serie de superficies que pueden entreverse en los bocetos (Fig 33) para decidir por fin, construir una tríada de ventanas, (Fig. 34 y 35) una por cada categoría, donde se pudieran oir estas historias, cuya iluminación y audio funcionara independiente al entorno en el que estuvieran. Al iniciar a construir estas obras, decidí que, a pesar de que el foco de atención estaría en la parte sonora de los relatos, un punto de conexión aún mayor con las personas y que apoyaba el objetivo de facilitar ese viaje a los recuerdos, eran las fotografías.
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Por ello, en el fondo de cada una de estas ventanas hay una serie de fotografías recolectadas durante el proceso, algunas tomadas por mí, otras pertenecientes a archivo de varias personas del municipio, que acompañan y narran a su vez pequeñas historias adicionales a las que están sonando en el parlante. (Fig. 36)
Trujillo, una historia por contar es, al fin y al cabo, una demostración de que existen otros relatos que van más allá de los hegemónicos y merecen ser escuchados.
3.1.2 El aturdimiento
Sin desconocer que hay un amplio trabajo previo en la recopilación de historias que narran los pormenores de los habitantes de esta locación, el proceso de esta instalación fue, para muchos de los testimonios, la primera oportunidad de sacar a la luz eventos cotidianos, por medio de narraciones que daban cuenta de sus dinámicas en comunidad. Dado que el desarrollo creativo de esta exposición, fue paralelo al trabajo de campo y a la investigación teórica, tuvo dentro de sí una serie de cambios que respondían a los interrogantes que me surgían a lo largo del camino. Ejemplo de ello, es esta sección de aturdimiento que sufrió un par de transformaciones conforme fui avanzando en la construcción de la obra. La instalación alberga dentro de sí una serie de negociaciones, tal como lo diría Bea Espejo, Artista Española, “una negociación infinita entre varios puntos de vista” (Espejo, 2020). En este caso, las narraciones recolectadas, dialogan con los visitantes en un baile en la que no hay protagonismos marcados sino coreografías construidas entre todas las voces, incluida la mía.
Figura 37 Fotograma de Vídeo de Aturdimiento. Recopilación inicial de videos, imágenes y fragmentos de periódicos que
en algún momento consideré utilizar para proyectar al inicio de la instalación, haciendo alusión a un aturdimiento de información sobre el municipio desde un solo enfoque. Fuente: Elaboración propia.
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En algún momento sentí la necesidad de que ese baile tuviera una antesala contextual y planteé construir una etapa introductoria a la instalación donde se proyectara una composición audiovisual (Fig. 37) construida a partir de fragmentos de relatos hegemónicos que hasta la fecha habían sido predominantes en el municipio. Sin embargo descarté esta idea al darme cuenta de que yo misma estaba contrandiciéndome dándole tanta importancia a una forma narrativa que opacaba las voces y narraciones de los testimonios con quienes conversé durante el proceso.
En tales cortinas habrían sublimaciones de baja intensidad con frases extraídas de los relatos hegemónicos que habían hecho eco en la comunidad durante todos estos años y que hacen alusión a emociones como el miedo, la tristeza, el despojo y la incertidumbre. Figura 39 Pasillo de entrada a la instalación con cortinas blancas y mensajes extraidos de los relatos hegemónicos recolectados. Fuente: Elaboración propia.
Figura 38 Bocetos de la sección introductoria de la instalación, en los que se evidencian reflexiones sobre el aturdimiento, el silencio y la ausencia. Fuente: Elaboración propia.
Conforme avancé en mis conversaciones con los testimonios, me dí cuenta que había algo que calaba más en sus vidas que el aturdimiento de información: la ausencia de otras historias. El silencio que por años había sido parte del tejido de la comunidad trujillense, bien sea porque fue impuesto por situaciones de violencia o porque luego existieron tantos discursos externos e impuestos que los habitantes prefirieron callar, era un elemento que merecía la atención y que proponía al visitante de la obra una reflexión en torno a la intimidación que pueden llegar a generar los medios de difusión en una comunidad. (Fig. 38) Decicí entonces, que el inicio de la instalación se daría en silencio, con baja luminosidad, invitando al visitante a adentrarse en un mundo a lo largo de un camino estrecho y sofocante que desembocaba en un nuevo universo creado por diversas voces. En términos de materialización, esto se vio reflejado en un pasillo de cortinas blancas, (Fig. 39) de caracter pesado que obligan al visitante a interactuar con ellas y a “moverlas” para abrirse paso hacia el descubrimiento de una nueva historia.
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3.1.3 Entretejer las historias Las historias son un barco para navegar por los recuerdos, y al estar inmersa en medio de ellas durante varios meses, (o años si tengo en cuenta de que este proyecto surgió mucho antes de que yo tomara consciencia de el) no pude evitar navegar en mis propios recuerdos, que se mezclan con los de mis abuelos y reflejan un anhelo de volver al pueblo, una nostalgia por el compartir y una tranquilidad que solo se alcanza al estar en el “hogar”. No hay una forma ordenada de narrar los recuerdos, porque estos responden al más puro deseo de contarlos de acuerdo a la emoción que queramos evocar. Por esta razón, durante el proceso fui anotando en pequeñas orillas de mi diario, frases de los testimonios, frases propias que surgían durante o después de las conversaciones y frases que oía resonar en medio de los paseos fotográficos. No había, como dije, una forma de ordenarlas y sin embargo yo me atreví a irlas cantando en medio de mis rutinas diarias. Cantar, era mi forma de acceder a ellos y darles una cadencia que era coherente con la emoción que despertaban. Fue en medio de esos cantos, que decidí que una parte de la instalación debía ser un reflejo del acto de hilar y entretejer que ocurre al contar una historia y por ello comencé a transcribir mis cantos (Fig. 40) y a convertirlos en una composición lírica titulada “Yo, decidí quedarme”.
Figura 40 Imagen extraída de mi diario con frases que fueron insumo para la construcción lírica “Yo decidí quedarme”. Fuente: Elaboración propia.
Dicha composisión está narrada por mi voz y acompañada de una serie de fragmentos de vídeos que evidencian las rutinas diarias de los habitantes de Trujillo.
Figura 41 Bocetos de la composición audiovisual “Yo decidí quedarme”. Se evidencia mi intención de crear
superficies para sentarse y de proyectar vídeos simulando la disposición concéntrica del parque y la noción de los retratos de pared, presentes en las casas de los Trujillenses. Fuente: Elaboración propia.
En conjunto, “Yo, decidí quedarme” se convirtió en una forma de plasmar la noción de pasar el tiempo en el parque del municipio, contemplando como ocurre la vida alrededor y permitiendo que los anhelos se mezclen con los sonidos exteriores que conforman el universo donde tienen lugar dinámicas propias de la comunidad Trujillense. Para hacer hincapié en esta sensación de pausa que existe cuando en medio de las actividades diaria, te paras a contemplar lo que ocurre, decidí que este espacio tendría baja luminosidad para que el visitante pudiera centrar su atención en las proyecciones de vídeos y en el sonido de la composición lírica. (Fig 42) Incluí además, un lugar para sentarse invitando a la pausa y al despojo de la seguridad que da de estar parado en un sitio para evacuar rápidamente; con la intención de que los visitantes se den el permiso de ver en lapsos de 30 segundos pequeñas realidades de los Trujillenses, todas ocurriendo de forma paralela. Figura 42 Visualización de la disposición final de la composición audiovisual “Yo decidí quedarme”. Fuente: Elaboración propia.
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Figura 44 Bocetos del recorrido que se planteé para la instalación Trujillo una historia por contar en los que se
3.2 La sala como diario de viaje Al revisar mi diario de viaje, hallé anotaciones, hallazgos y reflexiones (Fig. 43) en torno al recorrido que yo misma había hecho en este proceso, el recorrido que hacían los testimonios en medio de sus recuerdos y el recorrido que finalmente, proponía al visitante de esta instalación. Repasé en que era necesaria la existencia de un recorrido cíclico y con diferentes puntos focales, para generar dinámicas distintas entre los espectadores y la obra, articulados por medio de la narrativa de las historias y los registros audiovisuales de los sucesos cotidianos. (Fig. 44)
Figura 43 Anotaciones que realicé en mi diario y que luego fueron la misma génesis del recorrido de la instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
alcanza a vislumbrar la intención de tener puntos focales de atención y una constante búsqueda para que la entrada y salida de la misma fuera parte de un ciclo circular. Fuente: Elaboración propia.
salida
entrada Figura 45 Visualización cenital de la instalación “Trujillo, una historia por contar”, donde defino una entrada y salida angosta, además de una propuesta de recorrido para los visitantes. Fuente: Elaboración propia.
3.3 La comunidad, una polifonía de voces
Este recorrido, así como las historias, tenía puntos de tensión y puntos de calma, necesarios para que exista un ritmo narrativo propio de la instalación. (Fig. 45) Sin embargo, soy consciente de que cada visitante, se acercará y vivirá de forma distinta la instalación, por ello este planteamiento es solo una propuesta y en ningún momento, una imposición de cómo se debe ser partícipe de esta instalación.
Hallé en las narraciones orales una serie de matices, velocidades, silencios, entonación y respiración que evocan directamente la emoción del testimonio y el verdadero significado de la historia que narra; por eso decidí que “Trujillo, una historia por contar”, es un espacio inmersivo con una multiplicidad de códigos comunicativos, visuales, lingüísticos, de iluminación pero esencialmente, sonoros.
Es simplemente, una invitación a que los asistentes a la instalación, vivan parte del recorrido que yo realicé en el proceso de investigación y sean al final, un complemento del mismo, proponiendo sus propios puntos de encuentro.
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Además reconocí que Trujillo es una amalgama de percepciones, ideas, puntos de vista y acciones, en el cual todo se entreteje de manera armónica, por tanto los relatos allí narrados respetan en su mayoría el anonimato de los testimonios y son una puesta en escena del mismo territorio de Trujillo, sin mostrar aspectos ajenos o desconocidos, para que las personas reconozcan su cotidianidad, su territorio y se apropien de la instalación. (Fig. 46)
01
Propuse una instalación que funcione como producto de la comunidad y como productor de comunidad, es decir, un dispositivo creador de relaciones intrapersonales e interpersonales, que a su vez sea un reflejo de ellas. Dado que los espacios creados en la exposición con los relatos no son estáticos, hay una reconfiguración constante, ya que cada persona que asiste a la exposición, la vive e interpreta de una manera diferente sufriendo así, un proceso cíclico de reconstrucción. Tal como destaca Jaime Humberto Silva, (Silva, 2019) el director de Radio Nacional de Colombia, existen tres clases de públicos, los mismos tres que Dori Laub reconoce como niveles de testimonios en su trabajo relacionado el Holocausto (como se cita en Kaufman, 2013). Esta tríada de categorías, se plantea como posibles visitantes a la exposición; aquellos que vivieron las épocas referidas en las historias narradas, aquellos que vivieron en épocas posteriores, pero que conocen de las narraciones o tienen un vago recuerdo y aquellos que no tienen ni la más mínima idea de lo que están escuchando, para quienes la exposición será una puerta a nuevo conocimiento sobre el entorno que relatan las historias.
Figura 46 Frame de proyección audiovisual que hace parte de la Instalación “Trujillo, una historia por contar”
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donde se vislumbran algunos de los testimonios. En ninguna parte hay etiquetas de nombres, cargos o edades. Las historias se mezclan de manera anónima y los nombres solo son mencionados por los mismos testimonios cuando son requeridos en medio de los relatos. Fuente: Elaboración propia.
Figura 47 Bocetos de posibles espacios, formatos, obras y elementos que estarían presentes en la instalación final de “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
3.4 Un montón de historias, en un solo espacio. Para definir cuales eran las obras que debían estar en la instalación “Trujillo, una historia por contar”, inicié un proceso de selección, construcción y depuración en el que revisé cada uno de las ideas y elementos que tenía hasta el momento, para identificar cuáles hacían ruido comunicativo y cuales eran realmente pertinentes para mi intención con este espacio. (Fig 47) En esta etapa tuve en cuenta los conceptos claves que habían guíado mi búsqueda, las conversaciones con mis referentes y los materiales sonoros y visuales, que había recolectado durante los últimos dos años, para articularlos de una forma narrativa que partiera de la incertidumbre y el desconocimiento hasta la apropiación y el reencuentro. Al iniciar esta fase, no tenía claridad sobre el tamaño o la extensión de la Instalación, y me entregué a un proceso donde la premisa principal era proponer un espacio inmersivo que fuera reflejo del recorrido emocional que signifca para las personas adentrarse en sus recuerdos. (Fig. 48) Era un espacio, que así como lo define el movimiento de Artistas Visuales Chilenos, buscaba una articulación entre (...) el diálogo que se establece entre el espacio, los objetos y el espectador.” (Artistas Visuales Chilenos, s.f.)
Figura 48 Bocetos que evidencian la construcción de la instalación final “Trujillo, una historia por contar”. Fuente: Elaboración propia.
Conforme fui avanzando, reflexioné que la rutina diaria y en específico, la rutina de los trujillenses, tiene varios tipos de momentos con sus respectivos lenguajes, y por ello, entendí la importancia de construir una instalación que respondiera a esas diferenciaciones y que dejara entrever la mixtura entre las mismas narraciones.
Propuse una única sala con separaciones de paneles para dar lugar a tres espacios distintos, anclados a un mismo hilo narrativo desde diferentes perspectivas y formatos para que fuera posible disfrutar de la riqueza emotiva que tienen los relatos. Al final, cada espacio, responde a un concepto clave durante el proceso. (Fig. 49)
Figura 49 Bocetos de las distintas opciones de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” en una sola sala, utilizando paneles para la separación de los espacios. Fuente: Elaboración propia.
Figura 50 Bocetos de los tres espacios que componen la Instalación “Trujillo, una historia por contar”. De izquierda a derecha, en las páginas de mi diario fui previendo los encuentros que tendrían los visitantes con las diferentes obras. Fuente: Elaboración propia.
Figura 51 Primera Visualización 3D de la distribución de los 3 espacios en una única sala, separados por un panel e
incluyendo una sección introductoria (pasillo) para la entrada y salida de la Instalación. Fuente: Elaboración propia.
Así pues, decidí que el primer espacio, debía comprender la entrada y salida de la instalación, haciendo eco a mis reflexiones anteriores de incluir un pasillo que invitara al visitante a adentrarse en otro espacio. Este primer encuentro, estaría relacionado con los discursos hegemónicos y alternos y el imaginario colectivo de personas, tanto internas como externas a la comunidad. Después de varias opciones, decidí que esta sección se llamaría Entre lo hablado y lo imaginado.(Fig. 53) Por su parte, el segundo espacio, debía ser un universo totalmente inmersivo para el visitante. En esta sección estarían contenidas las narraciones orales, producto de las conversaciones con los testimonios. Por ello, la liluminación debía ser estratégica para que los focos de atención estuvieran en tales relatos. Propuse que este espacio diera cuenta de la intimidad y la cercanía que existe cuando escuchamos historias, y fuera además un recordatorio de que fueron los relatos contados entre sí, los que la comunidad utilizó como herramienta de reconciliación para derrumbar barreras en tiempos donde la violencia tuvo mayor protagonismo. Así pues, este tramo de la instalación que se relaciona en su mayoría con la oralidad y la memoria; lo nombré Susurros que irrumpen. (Fig. 54)
Figura 52 Visualización 3D de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” donde muestro una utilización de materiales como madera y tela blanca para diferentes espacios. Además, empecé a decidir disposición de bafles y proyectores. Fuente: Elaboración propia.
Finalmente, en el tercer espacio traje a colación la necesidad mencionada antes, de invitar al visitante a que hiciera una pausa en medio del ajetreo diario y se volviera consciente de la cantidad de detalles que ocurren a su alrededo. Titulé esta última sección, que se relaciona esencialmente con la cotidianidad y el paso rutinario de los días Recorridos inconscientes, e incluí en ella la composición audiovisual “Yo, decidí quedarme” como foco principal. (Fig. 55)
3.4.1 Distribución de la Instalación
Figura 53 Visualización 3D, resaltando el espacio Entre lo
3. Recorridos Inconscientes
hablado y lo imaginado. Fuente: Elaboración propia.
2. Susurros que irrumpen Figura 54 Visualización 3D, resaltando el espacio Susurros que Irrumpen. Fuente: Elaboración propia.
1. Entre lo hablado y lo imaginado
Figura 56 Visualización cenital de la instalación “Trujillo, una historia por contar”, con sus respectivos
Figura 55 Visualización 3D, resaltando el espacio Recorridos Insconscientes. Fuente: Elaboración propia.
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espacios. 1. Entre lo hablado y lo imaginado, 2. Susurros que irrumpen. 3. Recorridos Inconscientes. Fuente: Elaboración propia.
3.5 Instalación final “Trujillo, una historia por contar” El movimiento cíclico que fue protagonista durante todo este proceso, fue el que me permitió explorar distintas opciones hasta llegar a la que actualmente es mi propuesta final, que vale reiterar, se mantuvo fiel al único detalle innegociable desde el principio, debía ser un espacio que le permitiera al visitante tener un momento de reflexión en el que se diera la oportunidad de sumergirse en las historias, tal y como yo lo había hecho a lo largo del proceso.
las situaciones por medio de la colectividad, de las relaciones con los demás, de los espacios que se comparten, de las conversaciones y de la oportunidad de poder construir historias comunes. Bien es cierto que la instalación tiene una suerte de subjetividad y de significados que cobran mayor sentido después de haber vivido todo su proceso de construcción; por esta razón no pretendo que ninguno de los visitantes la viva de un modo específico, sino que construyan su propia historia al conectarse con cada elemento expuesto.
El universo que terminé por construir a lo largo de estos tres espacios entremezcla conceptos de memoria, recuerdos, olvido, cotidianidad y discurso, a partir de recursos audiovisuales y objetos tridimensionales, mediante los cuales se plantea una narración del municipio de Trujillo desde múltiples puntos de vista. Quise reflejar el conglomerado que forman los habitantes de Trujillo y las relaciones recíprocas que se han dado entre ellos, mediante una variedad de formatos visuales y sonoros, los cuales refuerzan la idea de comunidad. Sin perder de vista que estos espacios evidencian, que más allá de procesos institucionales o mediatizados, los habitantes resisten, resurgen y se reconcilian con
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Tal y como mencionan dos de las curadoras del Museo efímero del olvido, “la creación del artista, al trabajar con los archivos, reside en la deslocalización y localización de las imágenes.” (García Maidana & Lleras Figueroa, 2019, p. 11), en mi caso, eso se tradujo en la intención latente durante todo el proceso de construir un universo inmersivo en el que las personas se desconectaran de todo lo externo y se conectaran con los elementos de la muestra y al Fragmentos de mi bitácora con reflexiones y bocetos relacionados con la mismo tiempo, con quienes asistían a la misma. instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
Entre lo hablado
3.5.1
Entre lo hablado
Figura 57 Visualización externa del espacio Entre lo hablado y lo imaginado, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar”. El visitante ingresará por el lado derecho, moviendo las cortinas para abrirse paso por el pasillo e ingresar a la Instalación. Fuente: Elaboración propia.
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Entre lo hablado
Figura 58 Visualización externa del espacio Entre lo hablado y lo imaginado, de la Instalación “Trujillo, una historia por
contar” El texto curatorial puede consultarse en la página web www.trujillounahistoriaporcontar.com donde reside una pequeña muestra de esta instalación, mientras la coyuntura generada por el Covid-19 permite materializarla de forma presencial. Fuente: Elaboración propia.
Esta primera parte de la instalación, que comprende la entrada y salida de la misma, (Fig. 57) la propuse como una comparación orquestada a partir de un contra plano entre el inicio y el final de la misma. Contiene una serie de 6 cortinas blancas, de tela medianamente pesada y opaca, colgadas de manera continua, por medio de las cuales el asistente debe atravesar para ingresar a la instalación y para salir de ésta. Lo diseñé como un pasillo “adicional” a la sala dónde está el resto del montaje, para que el espectador tenga una introducción a la instalación, en la que pueda avanzar a su propio ritmo. Es una invitación en la que, poco a poco, le muestro a las personas mi reflexión sobre el discurso sobre el cual se concibe el municipio y el imaginario colectivo que existe por parte de los trujillenses y de las personas externas al pueblo. (Fig. 58)
Entre lo hablado
Estas frases, están escritas en primera persona, haciendo referencia a que éstas son las percepciones propias que la comunidad tiene del lugar. Para el tratamiento técnico de este espacio, se procuró que las cortinas de entrada tuvieran una sublimación en color gris con un grado menor de opacidad, de modo que el texto fuera legible pero de bajo impacto visual.
Figura 59 Visualización externa del espacio Entre lo hablado y lo imaginado, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
Frente al pasillo, al lado derecho están ubicadas las cortinas de entrada y al lado izquierdo las cortinas de salida. (Fig. 59) En las cortinas de entrada, (Fig. 60) están sublimadas frases extraídas de los documentales que revisé en los antecedentes, las cuales dan cuenta de las percepciones que se tienen sobre el lugar. Tales frases están escritas en tercera persona, aludiendo a que eso es lo que se ha dicho y difundido sobre el municipio. Por el contrario, en las cortinas de salida, están sublimadas frases extraídas de las entrevistas que realicé, las cuales evidencian ideas y pensamientos que los habitantes de Trujillo tienen sobre su pueblo. Figura 60 Visualización de cortinas de entrada, que hacen parte del espacio Entre lo hablado y lo imaginado, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
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Siendo mensajes con una perspectiva tan diferente, sentí la necesidad de realizar una composición tipografica que hiciera eco de estos dos puntos de vista. Por ello, para el tratamiento tipográfico de las cortinas de entrada, me decidí por el uso de la tipografía Javanese en un mismo tamaño y estilo, haciendo alusión a la unificación del discurso que se ha dado sobre el municipio. Para las cortinas de salida, me basé en bocetos antiguos de mi diario y en composiciones de libros álbum como Lunática ilustrado por Mercè López (Palacio y López, 2015) o Princesas ilustrado por Rébecca Dautremer (Lechermeier & Dautremer, 2008) en los que se exploran diferentes tamaños y estilos de fuentes, para reforzar la idea de la polifonía de voces que conforman el discurso que nutre esta instalación. Así pues, las fuentes con las que construí éstas frases varían entre Alegreya y Jost, en diferentes estilos y puntajes. (Fig. 63)
Figura 61 Visualización de cortinas de salida, que hacen parte del espacio Entre lo hablado y lo imaginado, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
Por el contrario, en las cortinas de salida (Fig. 61), el texto se sublima en negro, de manera que sea fácil de percibir a simple vista, ratificando la importancia de que las narraciones se den desde los habitantes de Trujillo hacia el exterior, en una búsqueda de la construcción de la identidad desde un discurso en el que primen las voces que no han sido tenido en cuentas a lo largo de los años.
Figura 62 Página de mi diario con bocetos de las intervenciones tipográficas en
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las cortinas y página del libro Princesas (Lechermeier & Dautremer, 2008) cuyos tratamientos tipográficos influyeron en mi composición tipográfica de las cortinas de entrada y salida del espacio Entre lo hablado y lo imaginado, de la instalación Trujillo una historia por contar. Foto: Elaboración propia.
Entre lo hablado
Figura 63 Frases que van sublimadas en las cortinas de entrada y de salida Foto: Elaboración propia.
FRASES DE ENTRADA
La iluminación de este espacio está dada por pequeños focos de luz superior para generar una penumbra que sea el punto medio entre la luz de afuera y la oscuridad que hay al interior de la Instalación, representando además, el equilibrio entre los discursos y los silencios impuestos. (Fig. 64) Figura 64 Cortinas vistas desde el interior de la Instalación “Trujillo, una historia por contar.” Foto: Elaboración propia.
FRASES DE SALIDA
3.5.2
irrumpen
Figura 65 Visualización frontal del espacio Susurros que irrumpen, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar”. Se perciben el arrume de candados y en el panel central, las 3 ventanas de las respectivas categorías. Comer, Celebrar y Jugar. Fuente: Elaboración propia.
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Al conversar con los testimonios alcancé a percibir una cohesión de ellos con otras personas, un sentido de comunidad que estaba presente durante todo el relato. Era posible entrever que en algunos casos este sentido de comunidad se había alterado por algún tiempo y el mismo proceso me llevó a comprender que tales alteraciones correspondían a períodos donde la violencia se acrecentaba, pues durante estas fases, había una precaución para hablar libremente sobre ciertos temas y, por miedo o por prudencia, se vivía una reducción del tiempo de conversa.
irrumpen
Sin embargo, las personas cambiaron sus rutinas y sus horarios para compartir tiempo juntos, reconociendo así que la idea de comunidad nunca Figura 68 Bocetos del espacio Susurros que Irrumpen que dan indicios sobre el papel de cada uno de los elementos en el espacio. Fuente: Elaboración propia.
desapareció del todo, por el contrario, se mantuvo firme conforme fueron sucediendo los hechos y fue la que permitió sobreponerse a la situación, pues al irse tranquilizando las cosas cualquier barrera, que el miedo hubiera podido construir, fue derrumbada por el diálogo, el sentimiento comunitario de sentirse parte de algo y la noción de que, a pesar de todo, esa vida cotidiana se mantiene vigente y activa.
Figura 66 Instalación de Chiharu Shiota “La llave en la mano”, Bienal Internacional de Arte, Venecia, 2015. donde utiliza hilos, llaves, una barca y hace una analogía de la memoria, como contenedor de recuerdos. Fuente: Fotografía de Sunghi Man, www.chiharu-shiota.com
Figura 67 Fotografía de una puerta de madera en Trujillo, Valle que posee un sistema de cierre de candado y pasador. Fuente: Elaboración propia.
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Sentí la necesidad de reflejar ese derrumbe de barreras y al revisar mis archivos, descubrí un marcado interés por fotografiar las cerraduras de Trujillo que aún conservan un modo característico de cierre con candado y pasador. (Fig. 67) Me remití entonces a este elemento para simbolizar la relación de protección y de apertura que había ocurrido en el municipio y para figurarlo como el detonante que al abrirse, posibilita acceder a una serie de historias y recuerdos. Este tipo de analogías es utilizada por Chiharu Shiota (2015) que suele utilizar elementos, dotarlos de significados y convertirlos en portadores de conceptos. (Fig. 66)
irrumpen
Figura 69
Alfredo Jaar en su exposición “Alfredo Jaar: 25 Years Later” (2002) Foto: Periódico el PAÍS.
Figura 70
Esquema 3D de la ubicación del arrume en medio del espacio. Foto: Elaboración Propia.
Figura 71
Visuzalición 3D de arrume de candados abiertos en la instalación final de “Trujillo, una historia por contar”. (2002) Foto: Elaboración Propia.
Para hacer hincapié en el concepto de apertura, ubiqué en el centro de esta sección de la instalación una montaña de candados y pasadores, abiertos, con una iluminación cenital que permite al visitante fijar la mirada en esta parte. El arrume de candados abiertos, da cuenta de una sensación de despojo del miedo de los propios testimonios y una búsqueda por retomar las dinámicas, pues normalmente, arrumamos las cosas que ya no caben, y el silencio era un elemento que ya no tenía espacio en la vida de los Trujillenses. Esta disposición de los candados, surge después de una revisión de referentes, específicamente de Alfredo Jaar en su exposición “Masacre en Ruanda”, (1997) en la que el artista utiliza este tipo de repetición de elementos para reforzar las metáforas y hallar un equilibrio entre lo que es explícito e implícito en una instalación. (Fig. 69) Como esta sección no tiene una iluminación general, utilicé esta luz cenital, al igual que la de las ventanas y proyecciones que también componen este espacio, para destacar puntos focales dentro de la narrativa de la Instalación y mantener un ritmo en el recorrido de la misma; fortaleciendo la idea de sumergir al espectador en un universo distinto. (Fig. 72)
72
irrumpen
Figura 72
Visualización de montaña de candados e iluminación, que hacen parte del espacio Susurros que Irrumpen, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
Figura 73
Visualización de montaña de candados y proyección lateral, que hacen parte del espacio Susurros que Irrumpen, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
JUGAR
CELEBRAR
COMER
120 cms
Figura 74 Visualización de panel intermedio, donde están ubicadas las ventanas que contienen el material sonoro y fotográfico relacionado con las 3 categorías mencionadas, Comer, Celebrar y Jugar. las etiquetas superiores con los nombres, son meramente explicativas y no hacen parte de la instalación final. Fuente: Elaboración propia.
la mitad de este espacio, (Fig. 74) y abrirlas, tal y como se abriría un baúl de los recuerdos, emulando esa sensación de conversar con alguien que está dispuesto a rebuscar en su memoria y a reconstruir recuerdos traídos de días pasados.
Mediante las entrevistas realizadas, accedí a varios recuerdos de los testimonios e identifiqué elementos recurrentes en las narraciones que como mencione anteriormente, categoricé en tres partes: Comer, Celebrar y Jugar que priorizan el significado, sobre el orden cronológico.
Estos elementos son también una alegoría a la costumbre que se ha cultivado en el municipio de abrir puertas y ventanas para contemplar las actividades de la calle o “tertuliar” entre vecinos y conocidos; costumbre que, aunque nunca desapareció, se vio alterada durante ciertos períodos de violencia, en los que las personas redujeron el hábito de dejar puertas y/o ventanas abiertas.
Cada una de estas categorías contienen dentro de sí una variedad de historias que se van intercalando una tras otra, narradas de manera mixta por las 18 personas que conforman el archivo oral de este proyecto. En esta sección, quise evidenciar la relación de cercanía y confianza que establecí con los entrevistados y viceversa; la que ellos establecieron conmigo, por tanto para poder acceder a estos relatos, el visitante debe acercarse a las ventanas que están dispuestas en un panel ubicado en
74
Actualmente es una de las características más marcadas de la comunidad y genera una invitación a adentrarse en la vida cotidiana de las personas y a conectarse como grupo social.
BOMBILLO LED
En términos técnicos, para proponer esta ventana como caja contenedora, me basé en el archivo fotográfico que realicé en mis recorridos por el pueblo, de manera que formalmente hubiera también una cercanía entre la instalación y el municipio, además elegí una paleta desaturada para que la atención del espectador se centre en el archivo visual y sonoro que se presenta aquí. Este elemento, construido en MDF con unas medidas de 40cms de alto, 60cms de ancho y 20cms de profundidad, posee en su interior una muestra fotográfica de la categoría en cuestión, un bombillo led que permite apreciar dicha muestra y un parlante portátil, de aproximadamente 10cms de diámetro que reproduce en un bucle constante los audios seleccionados. Tanto las fotografías como el archivo sonoro, son un collage de actores, lugares, y acciones sin dar protagonismo a ninguna voz en especial para fortalecer la idea de que, en esta construcción colectiva, no hay jerarquías entre los sujetos.
Es importante anotar, que las ventanas poseen su respectivo pasador de apertura, con el fin de que en la instalación estén entreabiertas, y propongan al visitante una dinámica de abrir una ventana a los recuerdos, de adentrarse en un pasado y en una memoria de una comunidad por medio de una sencilla acción, como abrir una ventana. (Fig. 75)
PARLANTE 30 cm
s
20 cm
s
40 cms
60 cms
Figura 75 Visualización 3D de las ventanas, de arriba hacia abajo, COMER, JUGAR Y CELEBRAR. Fuente: Elaboración propia.
irrumpen
Convertí a blanco y negro este archivo y lo intervine gráficamente, para generar composiciones que mezclen frames de las 8 entrevistas de las que se tiene material visual. Agregué sobre los videos, texturas que se asemejen a brochazos y tachones, (Fig. 77) los mismos que se hacen cuando se escribe descuidado o se necesita corregir algo, bajo la idea de que estas personas acceden a un pasado que no es estático sino
Figura 76 Boceto de la distribución de los elementos en el espacio Susurros que irrumpen, en donde se evidencia las proyecciones en las paredes laterales. “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
A pesar de que en ninguna de las historias narradas en las ventanas los testimonios mencionan su nombre, me pareció necesario que el visitante pudiera vislumbrar algunos de los gestos y expresiones corporales que las personas usaban durante nuestras conversaciones. Por ello, en este espacio, incluí en las paredes que son perpendiculares al panel intermedio, (Fig. 76) un par de proyecciones silenciosas del archivo fílmico recolectado durante las primeras entrevistas. Figura 77 Frames de las proyecciones insonoras y en blanco y negro que hacen parte del espacio Susurros que Irrumpen, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar” Fuente: Elaboración propia.
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cambiante, a una serie de recuerdos, que lejos de ser estructurados, son reescritos cada vez que se narran; recuerdos que se configuran de acuerdo a la situación del presente, cuya validez radica en los significados y sentidos que el testimonio encuentre en ellos cada vez que los cuenta. Decidí que estas proyecciones serían carentes de sonido para reforzar la idea de que, aunque existan sujetos que tengan historias por contar, el diálogo sólo podrá darse cuando haya alguien dispuesto a escuchar tales narraciones. Es una decisión de ambas partes, del que cuenta, pero también del que escucha.
Figura 78 Visualización 3D del espacio Susurros que Irrumpen con todas las luces encendidas. Se percibe una de las proyecciones audiovisuales y el panel divisorio de la sala. Fuente: Elaboración propia.
Figura 79 Visualización 3D de ventanas y proyecciones, que hacen parte de la espacio Susurros
que Irrumpen con la iluminación que corresponde a la instalación final. Fuente: Elaboración propia.
Por esta razón, el sonido general que rige este espacio es el de varios candados abriéndose,haciendo alusión al arrume central de candados; para que el visitante solo tenga acceso a las historias cuando decida acercarse a cualquiera de las tres ventanas del panel central.
irrumpen
3.5.3
Recorridos
Figura 80 Visualización frontal del espacio Recorridos Inconscientes, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar”. Fuente: Elaboración propia.
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Figura 81 Fotograma extraído de los vídeos realizados en el parque de Trujillo. Un hombre pasa la tarde sentado en una banca del parque Fuente: Elaboración propia.
Este espacio nació en el momento en que me di cuenta de que a través de los relatos, era posible configurar una cartografía del municipio. Dicha cartografía, que dista de ser exclusivamente geográfica, propone el parque como un lugar de encuentro, en el que se realizan múltiples actividades de toda índole y al que muchos de los habitantes se remiten cuando piensan en un lugar que siempre ha sido parte de su cotidianidad, en el que han estado en distintos momentos de su vida, el que reconocen como emblema del municipio y el que eligen repetidamente para pasar el rato. La plaza, condensa en sí una variedad de acciones que ejemplifican las distintas maneras en que los Trujillenses se relacionan entre ellos mismos y con el entorno. (Fig. 81) Descubrí que había riqueza en aquellos pequeños actos que se gestan alrededor del parque y hacen parte de la cotidianidad de los Trujillenses, así que empecé a registrarlos en formato de video. Realicé varias tomas, en distintos días y en distintos horarios, lo que me permitió comprobar la multiplicidad de las dinámicas que tenían lugar en este espacio.
Si a las 5:00 de la mañana había alguien encargado de barrerlo, a las 5:30 pasaban personas mayores al “Rosario de la Aurora”, a las 7:00 a.m. afloraban gran cantidad de niños y madres de familia que pasaban a la escuela, a las 8:00 a.m. había quienes iban a hacer ejercicio, pero también quienes iban a disfrutar del sol, a las 10:00 a.m. había quienes iban a jugar parqués, pero también a las 3:00 p.m. un grupo de ancianos tenía una cita diaria para jugar cartas. Algunos días había café secándose en los laterales del parque, otros días había mercado campesino en uno de sus caminos y otros días había venta de frituras y dulces en la otra esquina. De noche o de día, el parque siempre tiene movimiento, es el lugar dónde se gestan y se nutren muchas relaciones entre las personas y dónde se sintetizan varias de las dinámicas cotidianas que caracterizan al municipio de Trujillo, es esta amalgama de situaciones lo que construye la vida comunitaria.
Recorridos
inconscientes
Figura 82 Fotogramas extraídos de los vídeos realizados en el parque de Trujillo. De arriba a abajo, de izquierda a derecha;Topes pintados por un artista de la comunidad, haciéndole un homenaje al paisaje cultural cafetero, mientras al fondo pasa un jeep, transporte recurrente en el municipio; Palomera instalada por los habitantes en medio de una de las zonas verdes del parque, hombres y mujeres mayores atravesando el parque por una de sus diagonales principales; La chiva, uno de los vehículos con ruta diaria de Tuluá a Naranjal que transporta personas y mercancía varíada como mercados, materiales de construcción, elementos de ganadería, etc. Fuente: Elaboración propia.
Buscando cómo exponer toda esta amalgama a los visitantes, rememoré cierta forma de organizar cuadros familiares y religiosos, que es característica de las casas donde había realizado las entrevistas. (Fig. 84) Dicha organización que alude a una red de cuadros, ubicados unos al lado de otros, me hizo recordar las secuencias que Shaun Tan utiliza en álbumes ilustrados como The Arrival (Tan, 2006) para reforzar la narrativa y detallar aspectos de la escena. (Fig. 83) Así pues, me basé en estas formas de organización y narración para crear una puesta en escena que contuviera todos estos registros fílmicos, en un total de 10 bastidores de madera y tela tensada, sobre los cuales se proyectan videos con distintas escenas del parque y sus alrededores, cuyos planos se alternan entre planos detalles, planos generales y planos medios para hacer hincapié en acciones específicas, personajes y relaciones interpersonales respectivamente. Tales videos están todos contenidos en un mismo archivo digital, para que su reproducción se dé a partir de la técnica de mapping mediante un solo video-beam.
Figura 83 Página del álbum ilustrado The Arrival (Tan, 2006). Fuente: Elaboración propia.
Figura 84 fotografías tomadas en casas de los testimonios, donde se evidencia la decoración de las
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paredes con cuadros fotográficos y religiosos. Fuente: Elaboración propia.
La organización de los mismos es concéntrica, aludiendo a la infraestructura propia del parque del municipio, por ello durante toda la proyección se reproducen en el bastidor central, imágenes del punto intermedio del parque haciendo alusión al encuentro propio del lugar.
de comunidad. Trujillo es para ellos el lugar del que nunca se quieren ir o al que siempre quieren volver, y este poema, que se introduce en el ambiente por medio de una voz en off, mientras se reproducen las distintas escenas filmadas; es una manera de intentar resumir en palabras la intensidad de este sentimiento.
El encuentro visual tiene eco en la sonoridad, pues para este espacio, propuse utilizar la composición lírica “Yo decidí quedarme”, (Fig. 88) que refleja una idea de querer vivir en Trujillo y un sentimiento de pertenencia condicionado por la idea
Una composición que, a pesar de estar narrada en primera persona, es una combinación entre ambas percepciones, las de ellos y las mías; resaltando la multiplicidad de voces que está presente a lo largo de toda esta instalación y que es reflejo de la diversidad de la comunidad.
Figura 85 Bocetos del espacio Recorridos Inconscientes. Fuente: Elaboración propia.
Figura 87 Fotogramas extraídos de las proyecciones que nutren el espacio de Figura 86 Visualización del espacio Recorridos Inconscientes. Fuente: Elaboración propia.
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Recorridos Inconscientes, de la Instalación “Trujillo, una historia por contar”. Fuente: Elaboración propia.
Recorridos
inconscientes
Yo, decidí quedarme Yo decidí quedarme Yo no quería ver el cielo desde otro lugar quería verlo desde aquí, aunque todos me dijeran que era el mismo cielo en otra parte. Yo, que me levantaba con el sol en medio de las montañas, en medio de una espesa neblina que todo lo cubría, yo, que salía a caminar disfrutando el olor de los cafetales, sintiendo la brisa que me acariciaba, el agua fresca de la cañada el rumor de los guaduales, Yo, que no estaba dispuesta a abandonar esto, que para mí era mi paraíso. Yo, que no sabía lo que iba a pasar, a veces las cosas que escuchaba me daban ganas de llorar, tenía miedo, pero sabía que lo íbamos a lograr, Yo, que muchas veces me caí y siempre me levanté, Y tantas veces en la caída, encontré quién me ayudara a levantar, y no lo niego, juntos se hizo mucho más fácil el andar, Yo que me sentaba a escuchar cómo conversaban mis papás, que les contaba a mis hermanos historias maravillosas que alcanzaba a imaginar, Yo que jugaba, en la finca, en la calle, en la escuela, en el parque, solo, acompañado, tarde y temprano,
Yo, que cada vez que volvía, tenía la sensación de estar en el hogar, Porque no había otro sitio en el mundo en el que me pudiera sentir tan seguro, tan confiado Porque aquí me sentía cómodo, me sentía amado, aquí me sentía cercano a los demás, Yo que salía a caminar, que me encontraba a uno, a dos, a diez personas, todos vecinos, algunos amigos, me sentaba ahí, en una banca del parque en un andén de la calle en medio de todo, porque lo importante era conversar, sentir que la vida seguía, y a pesar de las adversidades este era el mejor lugar para estar. Yo que nunca perdí la esperanza, que me dejaba sorprender por cada detalle, por ínfimo que fuera, que recorría los lugares tratando de recordar, sabiendo que las cosas iban a mejorar, que tarde o temprano iban a mejorar porque sin importar lo que pasara, yo sólo jamás iba a estar, Yo que aprendí a salir adelante, que vi a partir a muchos, pero también vi a muchos quedarse que, para no irme, aprendí cómo podía sobrevivir, que continúe caminando, que aprendí a vivir, a disfrutar, que, a pesar de todo, jamás dejé de sentir, de amar, de reír porque tenía confianza de que, en cada amanecer, la esperanza volviese a resurgir,
Yo, que comencé este viaje después de que te fuiste, porque tu partida despertó un anhelo de querer saber, de querer escuchar la historia, comencé este viaje, porque quería recordar tu voz tu voz que sabía poner en palabras las emociones y los sentimientos que todos tenemos, pero que no todos, somos tan valientes de contar. Yo, que comencé este viaje porque quería retratar la esperanza, porque quería sorprenderme de la vida, contagiarme de felicidad, ilusionarme con pequeñas cosas, alegrarme con el día a día, comencé este viaje porque quería escuchar muchas voces, porque quería conocer el amor que había en esas voces, porque sabía, que, tras este viaje, yo también lo llamaría mi hogar, pues al final, yo nunca pude partir porque yo también decidí quedarme.
Figura 88 Composición Lírica “Yo decidí quedarme”. Fuente: Elaboración propia.
Finalmente, con este espacio quise proponerle a los visitantes darse un momento de pausa y de contemplación. (Fig. 89) Dado que es una sección que resalta el parque como un sitio icónico para los trujillenses incluí una banca que permite sentarse y reforzar la idea de que el parque es un lugar al que siempre se llega y al que siempre se quiere volver, un lugar que permite compartir con la familia, hablar con los amigos, contar historias y a recordar la vida. Un lugar, que como el resto de relatos que están incluidos en esta exposición, queda guardado en los recuerdos de los Trujillenses, y ahora de los visitantes a “Trujillo, una historia por contar”.
Figura 90 Visualización 3D Trujillo, una historia por contar. Fuente: Elaboración propia.
Figura 89 Visualización 3D del espacio Recorridos Inconscientes, arriba con luz directa y abajo con la iluminación final de la Instalación. Fuente: Elaboración propia.
Es así como la puesta en escena inicial de esta instalación, Entre lo hablado y lo imaginado, combina una serie de frases retratando la variedad de percepciones que existen sobre un hecho. Mientras, Susurros que irrumpen, es una apuesta a la intimidad misma de la narración y al tejido que se da entre un grupo de personas cuando al narrarse, resignifican las experiencias. Y finalmente, en Recorridos inconscientes, terminan por mezclarse una serie de reflexiones, las suyas como narradores y las mías como oyente activo. En las primeras páginas de este documento, menciono que las historias presentes en el proyecto son frágiles, efímeras e inestables. Casi como si hubiera una debilidad que necesitara justificar; cuando lo cierto es que una verdadera historia solo existe cuando estas tres características están presentes. De lo contrario, deja de ser auténtica para convertirse en un discurso aprendido e impuesto. Trujillo, una historia por contar, es como diría Ricoeur (2003) una búsqueda por desentrañar la relación que existe entre el vivir y el narrar. El viaje a los recuerdos que inició durante este proyecto, es una breve demostración de que cada uno de los significados que una persona pueda atribuir a sus experiencias, es lo que define finalmente su construcción como individuo y su forma de relacionarse con el resto de la sociedad. Así pues, dependemos de la memoria para acceder a una serie de narraciones tejidas entre varios; claves en una construcción colectiva que permite a cada uno reconocerse y reconocer al resto, para moldear y definir una identidad como comunidad. Existe una búsqueda constante por una única verdad, cuando lo cierto es que los relatos orales, son heterogéneos y esconden dentro de sí matices más importantes, que se alejan del hecho puntual, homogéneo y cronológico para adentrarse en los significados y sentidos de cada momento.
Al final, toda la instalación es un diálogo constante entre subjetividades, sobre hechos cotidianos que se alejan del discurso hegemónico y adquieren nuevos sentidos, gracias a las narraciones de los testimonios. Es además, una invitación a todos los visitantes, a que sean partícipes de un espacio que utiliza los relatos orales para buscar en las prácticas cotidianas, las bases de una construcción colectiva de la identidad del pueblo.
Nota adicional: Cuando la coyuntura ocasionada por el Covid-19 lo permita, esta instalación será materializada en físico. Mientras tanto, es posible revisar una pequeña muestra de los archivos audiovisuales que la componen en:
www.trujillounahistoriaporcontar.com Y revisar las previsualizaciones de cada una de las salas que la componen, revisando este RECORRIDO FOTOGRÁFICO.
3.6 Planos de la Instalación Trujillo, una historia por contar ESPACIO DE LA INSTALACIÓN VISTAS PRINCIPALES
17000 6000
6000 1250 2500 1250 5000
8000
6000 5500
1000 12000
Título:
PLANO DEL ESPACIO COMPLETO
Página 01 de 02
Material: VARIOS Especificaciones:
Las medidas pueden ajustarse de acuerdo al espacio final de la instalación física
Salas: 3
Autor:
una historia
Escala: 1:100 Aura María Gomez
Fecha: noviembre 2020
Medidas dadas en milímetros Formato de Hoja: A4
VENTANAS DE LAS CATEGORÍAS (COMER, JUGAR Y CELEBRAR)
VISTAS PRINCIPALES
VS
550
300
VF
VL
550
400
275
VISTA EN PERSPECTIVA
5
Título:
PLANO VENTANA
Material: MDF / GROSOR: 5 mm Especificaciones:
Peso: Volumen:
4Kg 3
5285 cm
Autor:
Aura María Gomez
Fecha: noviembre de 2020
Página 02 de 02 Acabado: Liso
una historia
Escala: 1:10
Medidas dadas en milímetros Formato de Hoja: A4
Epílogo
Sin embargo, este no aplica para la obra porque la verdadera vida de la Instalación apenas está por comenzar, y siento que la posición de curiosidad y cuestionamiento constante, que aprendí y fortalecí durante estos años, serán claves para los retos venideros que surjan con el montaje final de la Instalación Trujillo, una historia por contar.
Trujillo, una historia por contar, es la demostración de que los procesos encuentran su propia voz en medio del camino, aún cuando estos parezcan enredados y sin salida. Es además, la constatación de que a veces, es necesario perderse y retomar las preguntas más simples, para volver a reconetarse con lo esencial. Durante bastantes meses, me cuestioné exactamente cuál era “el aporte” de un proyecto con tintes museográficos al mundo del diseño gráfico. Fue solamente cuando solté esta necesidad de encajar en determinadas disciplinas, que me dí la libertad de acercarme al proceso con la curiosidad y la ilusión de que fuera la misma comunidad, las mismas historias y los mismos recuerdos quienes me señalaran el camino a seguir.
Esta instalación es una muestra de que el hecho de narrar, lleva dentro de sí una carga simbólica propia de la memoria y una serie de infinitas posibilidades de acceder a los recuerdos para rememorar, sanar, entender, crecer, aprender y vivir. Simplemente vivir. También, es una manifestación de que las historias, con sus múltiples matices, son mucho más interesantes de escuchar, cuando existen narradores con diferentes puntos de vista, dándole la oportunidad a quien escucha, de vislumbrar la amalgama de emociones y vivencias que están contenidas dentro de la vida misma.
Que bien sienta soltar el control y las estructuras impuestas por un momento, para navegar bajo los hallazgos propios de un proceso que genera preguntas y respuestas en el tiempo exacto, ni antes ni después. Por ello, creo que el aporte más importante de este proceso, es la prueba de que las comunidades, en su propia cotidianidad y sin necesidad de categorías, tecnicismos o imposiciones externas; viven procesos cautivadores de comunicación por medio de los cuales, los grupos humanos se identifican, se reflejan y construyen formas precisas de ver y enfrentar la vida. Diría que este epílogo aplica solamente, para el final de un ciclo académico durante el cual, obtuve una serie de herramientas y desarrollé ciertas habilidades que me permitieron llegar a este punto del camino. Mismas herramientas que fue necesario desaprender al momento de enfrentarme a un proyecto en donde las historias, la oralidad y los recuerdos eran el punto central.
Trujillo, una historia por contar no está acabada, y probablemente nunca lo esté, pues sería imposible pretender que todas las historias sean consignadas en esta instalación. Aún así, su “no finalización” es una invitación constante a todos aquellos que quieran narrar y narrarse, a todos aquellos que quieran navegar en sus recuerdos y traerlos a un presente ansioso de escucharlos. El viaje, en definitiva, apenas comienza.
87
A Pablo Espinosa, porque quizás este fue el viaje que yo hice para no olvidar su voz. Gracias por contarme las mejores historias de la vida. A mamá, por leerse esto mil veces convirtiéndose en mi editora personal y ante todo, por abrazarme en los días en los que solo quería llorar. A Mike, por ayudarme a llegar hasta el final y por tener charlas existenciales conmigo en la madrugada. A mi abuelita, por estar SIEMPRE frente al cañón, pasara lo que pasara. A Javier Zarzavilla, por haberme animado, acompañado y retado durante el intercambio, y ante todo por ayudarme a descubrir a fondo las historias que cuentan los lugares. A todas las chicas de HIJOS, por enseñarme que la historia siempre se puede contar de otra forma. A Pilar, Javier e Iván, por escucharme una y mil veces guíandome y ayudándome a vislumbrar el universo que estaba creando.
Gracias
A Julio, por las varias veces que me aceptó un café para hablar de esto y por estar siempre allí para cuando yo lo necesitara ayudándome a encontrar el camino. A Nessie, por ayudarme a materialziar por primera vez este proyecto y a Lina, por ayudarme a seguir construyéndolo y en especial, por rehacerlo las veces que fueran necesario. A Daniel Gallardo, por haber sido paciente durante estos meses y celebrar con entusiasmo cada vez que daba un paso en este proceso. A Andrés Novoa, por enseñarme con el ejemplo, que todo lo que hacemos, impacta en la vida de los demás. (Por construir el Dream Team que me ayudó nuevamente a creer) A todas las personas en Trujillo que quisieron contarme historias, que quisieron mostrarme sus recuerdos y me permitieron viajar con ellxs en sus memorias. Gracias por hacer que este camino fuera de lo más emocionante. Y a Juan Camilo, porque sin las conversaciones y reflexiones del "Cuarto Piso" este proyecto no hubiera llegado a lo que es ahora. A todas aquellas personas que creyeron en mí y en este proceso; y en especial a aquellas que estuvieron allí para devolverme la fé cuando yo la había perdido. GRACIAS TOTALES.
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