Entrevista
Card. Matteo Zuppi Carlo Cefaloni (desde Italia)
Primero la proximidad Crecido con el compromiso social hacia las periferias de la ciudad de Roma y conocido a nivel internacional por su acción diplomática de paz de la Comunidad de San Egidio, el cardenal Zuppi lee nuestro tiempo desde Bolonia, ciudad tradicionalmente anticlerical y patrimonio de la humanidad Matteo Zuppi proviene de la capital italiana y, más precisamente, de Trastevere, “el pueblito dentro de la metrópolis”. Un lugar de gran atractivo turístico y hogar de la comunidad de San Egidio, de la que proviene. San Egidio es un movimiento nacido de algunos estudiantes de secundaria en 1968, y ahora se extiende por todo el mundo. Su misión es acompañar a los pobres. Roma contiene zonas periféricas donde se vive entre las penurias, el saqueo urbano, las plazas de tráfico de drogas y una presencia claramente visible del crimen organizado. Es también en estas fronteras donde se mide, aquí, la autenticidad de la experiencia cristiana. Bolonia, ciudad antigua, por siglos en los dominios pontificios, trabajadora, laica y anticlerical, tardó poco en reconocer en este obispo en bicicleta, en el cargo desde 2015, un evidente punto de identidad cultural. La imagen simbólica es la del viaje a Auschwitz junto al cantautor Francesco Guccini. Su posición muy clara se puede leer en un libro-entrevista con el sugerente título de Odiarás a tu prójimo. Por qué hemos olvidado la fraternidad. Reflexiones sobre los miedos del tiempo presente1. Cuando el Papa lo nombró cardenal, en 2019, lo acompañaron hasta San Pedro 1.500 fieles, entre vítores y coros de estadio. -Cardenal Zuppi, ¿no existe el riesgo de que la opción por los pobres se
12
Ciudad nueva - Diciembre 2020
reduzca a una retórica mediática sin la capacidad de ir a las raíces de las causas de la injusticia social? Esta es la acusación, recurrente en años pasados, de dedicarse únicamente al asistencialismo que, en última instancia, sería una corrupción del vínculo personal y de la atención concreta a las necesidades del otro. Cuando, en los primeros tiempos, iba, con los amigos de la Comunidad a las barriadas romanas, había muchos grupos activos en la zona, que nos acusaban de solo brindar asistencia, mientras ellos buscaban cambiar las causas estructurales de las injusticias. Pero, para realmente hacer un cambio, siempre se debe partir de la proximidad concreta con las personas, es decir, tener una visión no reduccionista de la realidad. Todo vínculo, si es verdadero, se convierte en ideas, proyectos, acción. Hoy vivimos un momento especialmente difícil, porque hay pocos recursos para responder a las necesidades básicas, y es muy limitada la presencia de quienes intentan planificar un cambio en las periferias en el sentido de reconstruir un tejido humano. Si faltan respuestas concretas y atención al bien común, se genera una peligrosa mezcla de abandono y resentimiento. -En el período que evocó, rico de tensiones políticas, muchos grupos de cristianos inquietos estaban en pri-
mera línea en el frente social. Fueron quienes organizaron el congreso de 1974 “sobre las expectativas de caridad y justicia en la ciudad de Roma”, que marcó un punto de inflexión en la atención hacia los suburbios. Es común pensar que hoy en día no existen sujetos sociales capaces de repetir una experiencia similar. ¿Qué piensa al respecto? Ese congreso fue decisivo, porque logró aunar caridad y justicia, la necesidad de asumir responsabilidades personales y, al mismo tiempo, identificar las causas de las injusticias. Hoy se percibe cierto desánimo en el compromiso social, y una falta de actores sociales creíbles, capaces de activarse seriamente por el bien común. Es un estado de sufrimiento que tiene que afrontar un panorama de las periferias radicalmente diferente. Hace cuarenta años, encontrábamos familias de pueblos del Sur de Italia; hoy hay nuevos migrantes de diferentes partes del mundo, con grandes problemas de integración y el riesgo real de luchas entre pobres. Por mi parte, considero necesario y oportuno proponer hoy, no solo en Roma sino en todas las ciudades, una instancia como la de 1974, impulsada