Sociedad
Impactos desiguales Sara Fornaro (desde Italia) y redacción
Mamás en tiempos de Covid Las familias están resistiendo también gracias a las madres y a las mujeres que cuidan a los niños y a las personas más frágiles, a costa de no pocos sacrificios
Keira Burton - Pexels
Valeria expuso su tesis de grado por videoconferencia hace unos días, desde la habitación del hospital donde está internado su hijo de un año y medio. Carla fue al psicólogo con su esposo. Pensaban que eran buenos padres pero, al quedarse en casa durante la cuarentena con su único hijo, después de constantes peleas decidieron pedir ayuda. En la ciudad de Forlì, frente a un quiosco, los clientes encontraron el cartel: “Silencio, estoy en la escuela”. Lo escribió el pequeño Eduardo, quien seguía la educación a distancia mientras su madre trabajaba. Mimma no ve a su hija desde hace meses. La niña tiene serios problemas y no puede encontrarla. En casa con ella está su hijo mayor, que es autista. Giulia, en cambio, trató de cuidar a los padres ancianos “desde la distancia”, dejando las compras y las medicinas fuera de la casa, haciendo largas video llamadas y tra-
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Ciudad nueva - Junio 2021
tando de estar cerca de ellos de alguna manera. Son historias de madres, historias de familias. Historias de dificultad, resiliencia y “heroísmo común” vividas en la época del Covid. “Las familias —escribió la socióloga Carla Collicelli, miembro del Consejo Científico del Atrio de los Gentiles, en el texto Pandemia y resiliencia del Consejo Nacional de las Investigaciones de Italia (CNR por su sigla en italiano)— están en gran dificultad, tanto donde padres cultural y económicamente equipados han transformado la casa en una escuela y un patio de recreo, como donde los escasos recursos han dado lugar a situaciones difíciles, con riesgo de repercusiones en el equilibrio psicológico y social de los sujetos más débiles”. Como las madres primerizas, según dos estudios de la Universidad de Granada, las que dieron a luz durante la pandemia sufrieron un estrés severo, lo que
resultó en un aumento del 15 % en los síntomas de depresión posparto. En cuanto al empleo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2020 se perdió el 8,8 % de las horas de trabajo globales, lo que equivale a 255 millones de puestos de trabajo. En el 71 % de los casos, el trabajo se perdió por inactividad, es decir, por la imposibilidad de hacerlo, debido a las medidas restrictivas tomadas a raíz de la pandemia. En esta situación, fueron las mujeres las que más perdieron (-5 % con respecto a los hombres), y especialmente las jefas de hogar. En Paraguay, el 16,4 % de las mujeres perdió el empleo frente al 3,9 % de los hombres (datos del Banco Mundial de octubre que confirman la tendencia de los de mayo y de agosto). Francesca, madre de dos hijos, trabaja a distancia, mientras su marido lo hace presencialmente. Dice: “Como persona me siento aniquilada. Trabajo sola todo el día. Cuando los niños regresan, ya no puedo distinguir entre el trabajo, sus tareas y mis otras actividades. Me parece que ya no tengo vida”. Según datos del Banco Mundial, antes de la pandemia las mujeres uruguayas dedicaban el 20 % de su tiempo al trabajo no remunerado, frente al 8,4 % que utilizaban los hombres, mientras en Paraguay, las mujeres ocupaban el 61 % de cada día a esas tareas y los hombres, el 25 %. Esta carga aumentó con la pandemia, con muchas madres que tuvieron que dejar el trabajo o reducirlo considerablemente para cuidar a los miembros frágiles de la familia. Y el teletrabajo, que ayudó y mucho, corre el riesgo de convertirse en una trampa, tanto es así que las Comisiones de Trabajo y Asuntos Sociales de la Cámara de Diputados italiana han reconocido “el derecho a la desconexión para la trabajadora y el trabajador