ARTE Y CULTURA LGTBIQ+
La Marcha del Orgullo en imágenes.
Pág. 12
Pág. 82
JULIO 2021 | DISTRIBUCIÓN GRATUITA
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crónicas de la diversidad
LIMA, PERÚ | NÚMERO 19
Juan José Cabezudo, el ilustre desconocido.
Historiadora Magally Alegre nos cuenta de sus hallazgos sobre las masculinidades disidentes
Lima hace 200 años
EDICIÓN DE BICENTENARIO 1
REVISTA CRÓNICAS DE LA DIVERSIDAD ISSN 2710-1711
Director Luis Martín Ulloa (México) ulloa@cronicasdeladiversidad.com Adjunto Nathanael Peralta Luis Diseño Gráfico Cesar ‘Chechi’ Chávez Comité Editorial Ángela Luna (Perú) Julio Lossio (Perú) Nathanael Peralta Luis (Perú) Erika Monsalve (Colombia) Judith Paredes (Perú) Santiago Balvín (Perú) Consejo Consultivo Claudia Salazar Jiménez Profesora en California State Polytechnic University, Pomona Germán Navarro Espinach Profesor de la Universidad de Zaragoza, España Ricard Huerta Profesor de la Universidad de Valencia, España Richard Leonardo-Loayza Profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima Colaboradorxs en este número: Magally Alegre Henderson, Alda Bernaola, Karina Díaz, Fidel Chaparro, Arturo Dávila Zelada, Hans Fernández, G., Cinthia Iturriaga, Gia Lujuria, Alessandra M., Manuel Nieves, Yesenia Pajuelo Cacerez, Nathanael Peralta Luis, José Armando Ramírez Galloso, Alonso Romero Conde, Erick Saavedra, Gloria Elizabeth Salazar Ruiz, Nick Sylvester, Fiorella Terrazas, Mirella Uribe, Natalia Villanueva. Mesa de redacción: Nathanael Peralta Luis y Julio Lossio Quichiz. Foto portada: César Chávez.
Empresa Editora Diversidades SAC. Todos los derechos reservados. Las opiniones de quienes escriben aquí son personales y no comprometen a la revista ni a institución alguna. Si desea publicar un aviso, favor de escribir a ventas@cronicasdeladiversidad.com Para colaboraciones y artículos dirigirse a ulloa@cronicasdeladiversidad.com Desde su creación esta revista se ha basado en el trabajo voluntario de muchas personas. Sin sus colaboraciones esta revista no existiría. Muchas gracias a todas ellas. Si desean contribuir económicamente pueden hacer sus donaciones en la cuenta en soles BCP N° 19116836822-0-89 / CCI: 00219111683682208957 a nombre de César Chávez. Lima, julio 2021.
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Contenido 2. Créditos. 3. Contenido. 4. Editorial, por Luis Martín Ulloa. 6.
«Maricones» en la historia, entrevista por Nathanael Peralta Luis.
12.
Juan José Cabezudo y los banquetes de la Independencia, por Magally Alegre Henderson.
Sucedió en el Perú.
16.
Edicto arzobispal (1757).
18.
Carta sobre los maricones (1791).
20. Carta remitida a la Sociedad [Amantes del País] haciendo algunas reflexiones sobre la que se contiene en el Mercurio num. 94 en que se pinta á los Maricones (1792).
22.
Sobre el juicio de Francisco Pro (1803).
24.
Lima y la sociedad peruana (1856).
26.
El Bicentenario, una fiesta a la cual no hemos sido invitadxs, por por Manuel Nieves.
28.
Las 114 de Teddy, por Fidel Chaparro.
29.
Manifiesto contra lo binario, por Fiorella Terrazas.
30.
Yo nunca, por José Armando Ramírez Galloso.
32.
Mi sexualidad en su laberinto, por Yesenia Pajuelo Cacerez.
34.
Notas breves.
35.
Mi género en palabras incongruentes, por Nick Sylvester.
36.
Memorias de julio, por Gia Lujuria.
38.
Las Exploradoras de la Luna (primera parte), por Gia Lujuria.
51.
Tantos Angelitos y Cortarse las manos, nota de prensa.
52.
La influencia de la sociedad en la construcción de la identidad del género en Lorenzita de Manuel Atanasio Fuentes, por Natalia Villanueva.
54.
Lecturas Transgresoras. Sobre la experiencia de la literatura sexo-género disidente, por Erick Saavedra.
56.
Una historia de amor que la vida nos debe, por Alonso Romero Conde.
58.
Mi primera vez, por Alda Bernaola.
60.
Lejos de la ventana, por Arturo Dávila Zelada.
62. Sol, por Alessandra M. 64. Respira, por G. 68.
Envenenando los recuerdos, por Gloria Elizabeth Salazar Ruiz.
70.
Mi ser «como mujer», adiós al mito: un pensamiento femenino, por Karina Díaz.
72.
¡Es ley! Cupo laboral Trans fue aprobado en Argentina. Y Perú, ¿para cuándo?, por Mirella Uribe.
74.
Concurso Orgullo sin tabúes,obras ganadoras.
80.
Notas breves.
82.
El orgullo está en la calle, fotorreportaje por Hans Fernández.
87.
Outfest 2021, películas ganadoras. 3
Editorial
Hemos cruzado ya hacia la segunda mitad del 2021, y las certezas que creíamos tener en materia de sanidad se están derrumbando, a causa del repunte de la nueva cepa Delta del covid19. Y todxs cruzamos los dedos esperando no volver al confinamiento. En este número de julio de Crónicas de la Diversidad queremos ofrecerles, como cada mes, textos y artículos que informen, cuestionen, diviertan y hagan reflexionar; y por supuesto que les ofrezcan momentos de esparcimiento ante las nuevas incertidumbres que campean por el mundo entero. De esta manera, encontrarán una sección especial acerca del Bicentenario del Perú, con la mirada crítica que lanza Manuel Nieves sobre los festejos alrededor de esta celebración histórica. También la muy interesante entrevista con la investigadora Magally Alegre Henderson, quien realizó la tesis doctoral Dissident Masculinities and the Creation of Republican Peru (1790-1850), escrita originalmente en inglés y de la cual les ofrecemos un fragmento con traducción de Julio Lossio. Esta sección se complementa con la transcripción de algunos documentos históricos de los siglos XVIII y XIX que abordan precisamente esas masculinidades disidentes de la época, facilitados por la Dra. Alegre. De igual manera se hacen presentes las voces trans, lesbianas, no binaries y gays, a través de las crónicas, poemas y narraciones de Alda Bernaola, Erick Isaac Saavedra, Alessandra M., Karina Díaz, Gustavo, Arturo Dávila Zelada, Gia Lujuria, Nick y Gloria Elizabeth Salazar, quienes nos cuentan sobre las vicisitudes de la salida del clóset, las terapias de conversión, el aliento liberador que nos dan las lecturas en el periodo universitario, la maternidad como una libre elección, o los diversos encierros que padecemos (ahora con el más reciente de carácter sanitario) a lo largo de nuestras vidas, entre otros temas. Natalia Villanueva hace una revisión del cuento pionero publicado en 1878 que abordó la identidad de género y presentaba una protagonista trans: «Lorenzita» de Manuel Atanasio Fuentes. Y Alonso Romero Conde aborda la película Tengo miedo torero de Rodrigo Sepúlveda, basada en la novela del gran Pedro Lemebel, como parte de las propuestas artísticas sobre la comunidad trans. Leamos pues, que la lectura libera y abre universos tal vez insospechados, tal vez ya conocidos, pero siempre nos lleva a re-crearnos cada vez. Luis Martín Ulloa / Director
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! S O T N IE M A Z N A L S O V E ¡NU
Todo empezó con tu sonrisa de Andrea Abadie con ilustraciones de Lakita Canessa
Ella también es mi mamá de Samantha Merino Neyra con ilustraciones de Lakita Canessa
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«Maricones» en la historia entrevista: Nathanael Peralta Luis fotos: César Chávez
Magally Alegre Henderson es doctora y magister en Historia Latinoamericana por la Universidad Stony Brook de Nueva York. Actualmente es docente en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Algunas de sus publicaciones, según aparecen en la página de la PUCP, son: ●● Androginopolis: Dissident Masculinities and the Creation of Republican Peru (Lima, 1790-1850) su tesis de doctorado, presentada el año 2012. ●● «Degenerate Heirs of the Empire. Climatic Determinism and Effeminacy in the Mercurio Peruano». Historia Crítica, n.o 73 (2019): 117-136; ●● ALEGRE, M.; Brady, S. (Editor); Seymour, M. (Editor). (2019). ‘It Is My Husband Who Has Such Weaknesses’. A Mid-Nineteenth-Century Peruvian Divorce Case. En From Sodomy Laws to Same-Sex Marriage: International Perspectives since 1789. (pp. 71 - 82). LONDRES. Bloomsbury ●● ALEGRE, M. y ROSAS, C. (Editor). (2019) ‘Hombres de temperamento delicado’: Determinismo climático, moda masculina y cuidados maternos en la prensa ilustrada. En Historia de las Mujeres y de Género. (pp. 229 - 250). LIMA. Pontificia Universidad Católica del Perú; ●● ALEGRE, M.(2011) Mothers, Wet Nurses, and the Effeminate Peruvians. Culture, health & Sexuality. An international journal for research, intervention and care. Volumen: 13. (pp. 28 - 29). ●● ALEGRE, M.(2009). There were a thousand maricones: Public display of (Homo)sexuality in early 19th century Lima, Peru. Culture, Health & Sexuality. An International Journal for Research, Intervention and Care. Volumen: 11. (pp. 31 - 32). **** ¿Cómo vislumbra el bicentenario? Ad portas del bicentenario, es una gran oportunidad para la reflexión de cómo nos integramos como nación, cómo nos asumimos y cómo nos vemos a nosotros mismos, en conjunto o en colectivo. Y resulta muy importante valorar cómo estas discusiones de ciudadanía a inicios del siglo XIX, que se empiezan a dar con la formación de la primera república, van a estar incluidas, absortas dentro también de una discusión, a veces tácita y a veces muy explícita, en términos de masculinidades. En ese momento los únicos permitidos de ejercer la ciudadanía son los varones y esta discusión nos permite, en principio, dejar de lado —aunque hay algunas muy pocas voces disidentes—, a un 50% de la población que son las
mujeres en ese momento. Y a partir de eso, llegamos además a una reflexión interesante de cómo las diversidades sexuales están también siendo representadas o no, en términos de igualdad de condiciones y en términos de la discusión de la ciudadanía. Para mí una de las cosas más potentes es haber descubierto cómo las discusiones de la ciudadanía hablan de la sociedad, atribuyéndole determinados roles y maneras de ser a los hombres, como decía, porque ellos son los únicos a los cuales se les permite ejercer ciudadanía, pero también si nos ponemos a pensar en el presente, nos damos cuenta de que esto es un proceso de evolución y de cambio en el tiempo. Cuando celebrábamos los 150 años de la independencia del Perú la comisión de celebración o de conmemoraciones de este evento tenía solamente a una mujer como parte de la comisión que estaba compuesta no sé por cuantos, pero seguro por más de 20 investigadores e historiadores; se trataba de Ella Dunbar Temple de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Entonces, en cincuenta años nos ha cambiado mucho la capacidad y la perspectiva para representarnos también en las preguntas sobre igualdad en términos de identidades sexuales, en términos de género, en términos de igualdad entre hombres y mujeres, pero también a nivel de la reflexión sobre el acceso que deben tener y que merecen de manera justa todas las diversidades y las identidades sexuales. ¿Cuáles son los hallazgos principales en su investigación doctoral? Quiero comentar cómo empezó la pregunta sobre esta investigación doctoral y, de hecho, parte a raíz de una fuente que es conocida por muchos/as investigadores que es la carta del Mercurio Peruano de 1791 acerca de los maricones. Hace muchos, muchos, años, y lo comento también en la tesis, mientras estudiaba el bachillerato surgió, por el comentario de un compañero, la pregunta sobre el sentido de esta carta dentro de un periódico ilustrado, dentro del periódico más importante de la ilustración en el virreinato peruano, pero también en los virreinatos en América española. Y en ese momento no atinamos a darle sentido a esta carta, ponerla en contexto y tampoco parecía ser el momento para discutirla. Un poco amparándonos en que lo más probable es que no fuésemos a encontrar fuentes, dejamos el tema como en el aire. La razón por la que les cuento esta anécdota es porque esta fuente, cuando retomo el tema, estaba tan disponible y estaba tan accesible y a la vista como había estado hace más de 20 años cuando hice mi bachillerato; pero es la pregunta, es la mirada y es la necesidad de poner sobre la mesa los temas acerca de las diversidades sexuales y, en general, en términos de la historia de la sexualidad, lo que lo convierte en 7
relevante y en urgente. Y esta carta, en el contexto de mi trabajo, lo que representa es ser parte de una discusión pública que se va a dar más o menos entre fines del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX, en la cual se está identificando a la Ciudad de Lima desde distintas formas de una discusión pública, como una ciudad en donde había una presencia muy visible de una comunidad de hombres que usaban atavíos, que usaban vestidos o partes de trajes y actitudes también femeninas. Entonces a estos hombres a los que se los puede reconocer en la época como «maricones» y que esta resulta siendo una terminología, aunque por supuesto con un contenido peyorativo, lo suficientemente educado, académicamente rescatable, para aparecer en un periódico de tanto calibre académico como el Mercurio Peruano. Entonces aquí también nos habla de cómo va cambiando el lenguaje, cómo va cambiando la terminología para acercarnos a las identidades. Estamos hablando de un momento en el que no existe todavía ni el término, ni el concepto de homosexualidad, que nos habla más bien de una medicalización. Esto es algo que se ha investigado mucho para otros contextos históricos, europeos, norteamericanos, pero que en Latinoamérica recién se ha empezado a explorar probablemente en los últimos diez años. Ahora también hay un nivel de investigación que nos permite plantear una historia más bien comparativa o una historia acerca de la circulación de las ideas en términos de historia de la sexualidad, que es mi próximo o más presente interés de investigación. Esta discusión que les hablaba, de por qué en Lima hay hombres como Juan José Cabezudo, representado con un amigo en la Ciudad de Lima, como se ve en esta acuarela de Francisco Javier Cortés de 1827 y que pertenece a la colección Juan Carlos Verme del MALI. Por qué hombres como Juan José Cabezudo y muchos otros que con mucha frecuencia son representados como afrodescendientes se sienten lo suficientemente seguros para transitar dentro del espacio urbano y para tener una vida social y económica sin tener que ocultar o disimular sus gestos y su escenificación o performance, diríamos en inglés, sobre su identidad sexual. Lo que estoy proponiendo en el fondo es que aquí hay una subcultura en base a esta identidad sexual que sin recibir el nombre de «identidad» gira en torno a la noción, a la idea de «maricón», como un término que permite, no solamente ser identificados desde fuera, desde los viajeros, desde los serenos, desde —si se quiere— el gobierno de la ciudad, y claramente desde los vecinos, sino también desde dentro. Y que son personas como Juan José Cabezudo que también se sienten identificados en un «nosotros», con base en ciertas actitudes y ciertas formas de mostrar en público su identidad y sus preferencias sexuales. No es casual que el sujeto maricón también esté representado como afrodescendiente. Ya Marcel Velázquez en su libro La mirada de los gallinazos dice que a fines de la Colonia se consideraban como los dos más grandes males de la patria al «negro» y al «maricón». ¿Por qué? ¿Cómo viene esto? Sí, yo creo que es una pregunta muy importante y, de hecho, lo hemos comentado en algún momento con Marcel Velázquez que tiene un artículo que acaba de aparecer a principios de este año en el Anuario de Historia de América Latina y en el que reflexiona acerca de estos dos paralelismos. Yo creo que los estudios sobre fuentes literarias, y de hecho los Estudios Culturales en general, tenemos mucho en común con una posibilidad de hacer preguntas a la Historia. De hecho, una buena parte de las fuentes que yo uso en mi investigación vienen desde la literatura, vienen desde esta mirada satírica o ficcional sobre una realidad, pero que al mismo tiempo también van a ser luego contrastadas con una serie de eventos que están documentados como reales. 8
La literatura, lo que está haciendo es una reinterpretación sobre algo que es verosímil y que finalmente, en muchos casos, sucede. Yo creo que, en relación a la representación en este periodo de principios del siglo XIX, de los maricones como afrodescendientes, tiene muchísimo que ver con las formas de exclusión. A nivel de la sociedad virreinal es muy fácil decir, y de hecho una respuesta a esta carta que vemos en el Mercurio Peruano es que esto es un problema solamente de algunos negros esclavos que vienen de África y, del pueblo de Guinea y de algunos otros, o que son las condiciones materiales de vida de las clases bajas las que los llevan a esta conducta. Pero es muy fácil en este sentido desligarlos de la conformación de la sociedad, es decir no somos «nosotros» los que estamos procurando contactos o afectos sexuales sino son «ellos», este reducido grupo de esclavos que no son parte de la sociedad. Y ahí hay una forma clara de exclusión en términos de ciudadanía y en términos de reconocimiento. Y por eso decía, hay una llamada a hacer estudios culturales o estudios sobre historia de la sexualidad regionales porque hay otras formas de representación que se pueden dar en otros contextos como por ejemplo en Nueva Granada, en donde también la población a la que se persigue por sodomía o a la que se persigue por transgresiones a la sexualidad son afrodescendientes y se convierte en una manera, más bien, de regular palenques o de perseguir a la disidencia de esclavos. Y sería importante también mirarlo en términos de la esclavitud. En el caso de las colonias norteamericanas se ha explotado una hipersexualidad de los afrodescendientes esclavos sobre todo de los varones y esto es algo que no sé si se ha representado en nuestra realidad virreinal, pero sí vale la pena explorarlo quizá como formas de representación que se están perpetuando en el tiempo o como evidencias de algunas influencias culturales o de formas de identidad que van más allá y que tienen que ver con procesos de migración forzada como en la esclavitud. ¿Qué pasa con las cuestiones lesbianas, la mujer es vista como ese sujeto que no tiene agencia sexual? ¿Cuál es la posición de la mujer rumbo al bicentenario en este aspecto? Sí, yo creo que es muy importante pensar en todas las diversidades en términos de sexualidades y mirarlas hacia el pasado, en el caso del Perú creo que todavía tenemos algunas áreas pendientes con las mujeres o con las relaciones entre mujeres y también con las personas trans. Hay ya investigadores que están trabajando sobre estos temas. En el caso de las mujeres es algo que le di muchísima reflexión en mi investigación doctoral porque sentía que había una ausencia de fuentes. Mi punto de partida en el análisis es la discusión pública sobre estos personajes y sobre su evidencia dentro del espacio urbano y cómo eso contrasta, cómo genera ansiedad en medio de una sociedad que está discutiendo quiénes son parte de, quiénes son ciudadanos y quiénes no y esto únicamente atañe en este contexto a los hombres; por eso de alguna manera en mi investigación no están presentes las discusiones acerca de las mujeres, pero no porque no existan. Al igual que en el caso de las sexualidades disidentes masculinas, lo que creo es que la pregunta histórica y la mirada sobre el pasado son las que van a generar esa necesidad de urgencia en la búsqueda de fuentes. Debe suceder lo mismo en términos de las sexualidades disidentes femeninas, en términos de lesbianas, en términos de personas trans; volver a consultar el archivo e ir a nuestros recuerdos identificando fuentes. Hace unos meses, unas estudiantes de la Universidad Católica publicaron en Twitter unas colecciones familiares que tenían sobre mujeres que se estaban carteando amorosamente con otras mujeres. Era un material muy rico y por supuesto al proceder de una colección familiar, o de una colección personal, va a tomar un tiempo para que lleguen a la investigación, que sería la manera de difundirlas, pero nos
abre los ojos sobre cómo ir identificando, ir preservando en nuestra memoria histórica este tipo de materiales que nos hablan sobre la forma de los quereres del pasado, que es de lo que va, o al menos yo así lo percibo. Y sobre las personas trans también creo que es muy válida la pregunta de si algunos de estos hombres y mujeres asumen una identidad trans —antes de que sea posible una transformación quirúrgica de su cuerpo— o si asumen una identidad de género distinta a aquella asignada al nacer, que las hay también. En el Perú tenemos a Catalina de Erauso, la monja alférez, y resulta verdaderamente válida la pregunta de si estamos hablando de una identidad trans o no. Hay algunas investigaciones en el virreinato del Perú, en el sentido más amplio, sobre Quito y sobre mujeres que eran procesadas legalmente por ventilar sus afectos con otras mujeres de manera muy pública y notoria. Entonces, hay muchas posibilidades de seguir investigando sobre estos temas si es que nos dedicamos a ellos e insistimos en encontrar las fuentes. ¿Cómo se lleva a cabo la interpretación desde la historiografía de estas disidencias sexuales? ¿A qué se debía, cómo eran condenados? ¿Podemos ver en la actualidad algunos paliativos de estas formas de castigo en la sociedad peruana de hoy? Creo que es una pregunta muy compleja porque podemos estar pensando en contextos muy variados y muy distintos. De hecho, creo que un quiebre fundamental aquí es la medicalización de la sexualidad y en qué momento se acuña esta noción de distinción de la población entre homosexual y heterosexual. Una investigadora, la doctora Sara Rondinel, está trabajando sobre cómo estos conceptos que vienen de la medicina y de la psiquiatría se van a ir socializando y adoptando en términos del Perú. Este punto de quiebre nos hace pensar en esa distinción en donde la religión, y lo moral asociado a la
religión, está dejando de ser el paradigma o está sumándose a otro paradigma renovado que va a ser el de la medicina y el de la salud, ya sea física o incluso mental, que son formas de limitar y de encasillar a una diversidad y a una identidad sexual. Ahora, esta franja que hay que ir identificando cómo funciona, tiene muchísimo que ver con cómo sancionados, reprimimos o, en algunos casos terribles, tratamos de reeducar, pero también tienen que ver con cómo se van conformando las relaciones entre familiares y entre afectos, porque una cosa es que la ley o el principio de la religión prohíba las relaciones entre dos hombres y otra cosa es que tú vayas a tomar la decisión de «echar en cancha» a tu vecino, a tu hermano, a tu marido y decir «que se lo lleve el sereno», «que lo metan a la cárcel municipal» o «que se lo lleve la inquisición». Una de las cosas que a mí más me costó asimilar es que los niveles de persecución de la inquisición no son tan grandes. Cierto es que, en términos del Perú, una parte muy importante de los procesos de la inquisición se perdieron, no tenemos acceso, se destruyeron, etc., que lo que quedan son los índices, pero aun así no estamos hablando de miles o cientos de personas siendo quemadas en la hoguera como dice la leyenda negra, no era tal el caso. De hecho, lo que vemos son formas de negociación doméstica, o sea «es así», «mi hermano/mi familia/mi papá es así» y ya. Y esto tiene diferencias también en términos de estatus social, porque los márgenes de tolerancia se van estrechando probablemente en los extremos sociales, entre las clases más acomodadas y entre las clases más populares. Y esa tolerancia con el otro que puede ser un familiar o un vecino, se va tornando hacia la violencia y yo creo que ahí está la clave, porque al preguntarnos cómo aceptar la diversidad, que en el siglo XVIII o en el XIX no era una diversidad expresada en términos sexuales, era una diversidad expresada en términos de pecado probablemente, quiénes pecan más, 9
y hay un lenguaje también de perdón al pecador, de reconciliación, pero que en términos modernos puede enseñarnos también a ser tolerantes con alguien a quien hemos decidido artificialmente en distinguir como un «otro» y que es parte de nuestra vida cotidiana, son nuestros vecinos, nuestros hermanos, nuestros estudiantes o somos nosotros mismo. Creo que ahí hay un aprendizaje desde la historia: no solamente mirar la persecución, la represión, que existía, no la estamos negando, sino también aprender de las formas de tolerancia, de las formas de asimilación, de las formas de respeto, de las formas de integración que nos permite aprender algo sobre cómo nos conducimos en el presente, cómo respetamos diversidades y derechos.
Peruano, que es un término apropiado para ser usado en el periódico de mayor calibre, de mayor respetabilidad académica de los virreinatos en América.
Y a partir de ahí, la palabra, el término y su significado, se van oscureciendo hacia la segunda mitad del siglo XIX. Yo creo que tiene que ver con una adopción de valores burgueses simplemente, como parte de una recomposición a nivel de relaciones de género en esta adopción de valores, llevados también por un crecimiento económico, por una vinculación con ideas y con corrientes de pensamiento europeas o de países en plena revolución industrial. Lo que va a hacer es generar una serie de silencios que incluyen también a los silencios sobre aquellas formas de relación entre personas del El acto de nombrar se vuelve sumamente importante mismo sexo. Ese silencio es previo al concepto de homoseen la época de la Colonia, cuando todo es «redescu- xualidad, a que sea adoptado en el Perú como una noción, bierto», es revisado, ¿por qué nombrar algo que debe pero lo que vemos sobre todo es más bien silencio, sobre ser eliminado? ¿Lo ve desde el lado de la homoge- esas cosas no se hablan, que no es propio decir. neización? ¿O es algo que, pongámoslo en términos lacanianos, aparecer un fantasma al cual nombrar y Todo esto nos lleva a hacernos algunas preguntas en térmiasí poder destruir más rápido? ¿Cómo ha visto esa nos de terminología y en términos de apropiación de concepevolución del «maricón» desde la Colonia hasta el Es- tos. Hace tres décadas o un poco más, los estudios queer surtado decimonónico que conocemos? gían como una manera de reafirmación de los estudios sobre Yo creo que hay eso, como dices, una evolución. Desde diversidades e identidades sexuales, usando un término que 1750, Pedro Antonio de Barroeta, el arzobispo, se está que- había sido bastante peyorativo y que se usaba para discrimijando y se queja de muchas cosas que, él tiene la convicción nar y para segregar a las personas que eran «queer» o «raride que el terremoto de 1746 es fruto de la ira divina frente a tos» en castellano. Y estos estudios queer sirven justamente un quiebre moral y religioso, que pueden ir desde el alto de para voltear el contenido y el significado, y para generar un la manga de las mujeres, hasta por supuesto las maricas que sentido de orgullo y de apropiación de una terminología que hacen celebraciones en los barrios para recoger limosnas para había servido para eso, para la discriminación y, no sé, me los santos. Y dentro de un bando oficial de un arzobispo, la pregunto, si alguna vez llegaremos a hablar de estudios «mapalabra «marica» estaba perfectamente asimilada como co- ricas» o de estudios «maricones». No lo sé. Pero sí, claramenherente, como perteneciente a un discurso formal. Y sucede te depende de nosotros y depende de nuestra capacidad de también lo mismo con el término «maricón» en el Mercurio reinvención sobre la propia lengua académica. 10
Hace unos momentos, mientras preparábamos esta presentación, me preguntaban si había publicado en castellano. Y la verdad, he sido muy remolona de publicar algunas cosas en castellano, también por un temor inicial a lo que significaba la publicación académica. Mientras preparaba mi tesis en Estados Unidos era muy fácil decir «maricón», «marica», porque nadie me iba a tener que levantar la ceja en un ambiente académico y decir «uy, ya nos sobramos de palabras, nos queda muy grande esto, le ponemos un beep». Y eso me dio la tranquilidad para poder decir con precisión, en términos históricos, porque de eso se trataba, de apropiarnos del término histórico en su contexto y de decir las palabras que necesitaba decir sin que a nadie le fuera a resultar altisonante. Cierto es que ha cambiado el tiempo y han pasado algunos años desde eso y que quizá ahora es un momento mucho más oportuno para llamar a las cosas por su nombre también histórico, y voltearles el significado hacia la adopción más bien de una sensación de orgullo y de una sensación de representarnos en la historia, que es muy importante y que tiene muchísimo significado. Creo que tenemos que estar presentes en los textos escolares, le duela a quien le duela, pero es así, somos parte de la Historia, entonces por qué no reclamar también esa presencia no solo a nivel académico sino también a nivel de la enseñanza de la Historia. Dice Adrián Melo que con el nacimiento de las repúblicas latinoamericanas aparece una idea de patria ligada a la virilidad, al heroísmo; una patria que buscaba en sus hijos una especie de machos, de hombres fuertes, masculinos, que perpetuaran este heroísmo. ¿Dónde queda el homosexual ahí? ¿Dónde queda la masculinidad disidente? ¿Esto era una forma de marginar a estas masculinidades que no eran parte de la patria? Esto creo que es muy valioso y es como la otra cara de la misma moneda en términos de la presencia de maricones en la ciudad de Lima, o esta queja de la visibilidad de ellos. La otra cara de la moneda es el desarrollo en la creación de la nación de toda una simbología en donde la masculinidad de los ciudadanos se va a demostrar, se va a hacer visible a partir de las armas, a partir de exhibir una virilidad militar y el uso de la violencia o en la posibilidad del uso de la violencia. Hace unos años se hizo una publicación de las obras de José Gil de Castro, dirigida por la doctora Natalia Majluf. Esta compilación de las obras de Gil de Castro me ha permitido hacer una serie de reflexiones acerca de la importancia del uso de los uniformes y de la representación de los hombres de la patria, desde los que van a ser presidentes hasta los grandes caudillos; vestidos en uniforme militar como una manera de afianzar no solamente su autoridad dentro del gobierno o en el poder político, sino también de afianzar su capacidad modélica como roles de masculinidad. Ahora podríamos hablar de la importancia del fútbol como un referente para una creación de masculinidades modélicas, pero en este contexto son estos, los grandes caudillos de la Independencia. Y hay que ponernos a pensar que, en el periodo de la primera República, y estamos hablando de casi treinta años de guerra civil, en donde tienes un caudillo después de otro, hay mucha movilización constante en términos de milicia y una apropiación constante de los uniformes militares también como una demostración de virilidad. Hay algunos poemas y cantos haciendo este referente de «yo me voy a casar con este porque tiene la mayor cantidad de galones en las hombreras» o de todo el esfuerzo que van a poner algunos militares en demostrar su valía militar a partir de la medalla, a partir de los adornos que, finalmente, te dicen cuán masculinos son. Y yo creo que eso vale la pena también seguírnoslo cuestionando, en términos de la capacidad de educación de masculinidad que van a tener instituciones del presente como los colegios, el ejército o las FFAA en general.
El maricon Juan José. (Pancho Fierro, 1860, acuarela sobre papel).
Quería complementar algo que se me quedó de la pregunta anterior que tenía que ver con esta capacidad del resignificado de los términos y de la reapropiación de ellos. Quería mencionar la cantidad de investigaciones que se están dando en nuestro país en la actualidad sobre el tema de Historia de la Sexualidad, lo que me parece muy importante porque creo que todas estas investigaciones contribuyen, en efecto, a replantearnos las terminologías y a replantear el sentido de valor y de orgullo mirándonos en el pasado. Por un lado, hay investigaciones sobre la sodomía en el siglo XVII como las que condujo Giancarlo Mori en su análisis sobre el oidor Manuel Barros de San Millán y sus actuales trabajos acerca de las personas transexuales en la segunda mitad del siglo XX. Ahí hay un salto temporal muy grande. También Marcela Anicama sustentó hace algunos años una tesis sobre la pornografía en la transición del gobierno militar a la democracia a inicios de los 80. Ilse de Ycaza ha trabajado también sobre los certámenes de belleza y cómo esto sirve para discutir o para evidenciar una relación simbólica entre las nociones de belleza y la construcción de imagen país. Y finalmente, trabajos como los de Augusto Rosas acerca de la difusión de la terminología Queer en el Perú y de los estudios Queer en el Perú y Joaquín Marreros que está trabajando acerca del MHOL y que va pronto a sustentar una tesis acerca de los orígenes y los desarrollos del MHOL en el Perú. Son todas investigaciones que contribuyen justamente a hacer desde el estudio del pasado, esta resignificación de la que hablamos. Quisiera además invitarles a un gran congreso que se va a realizar el próximo año en la ciudad de San Francisco, pero que también va a tener una edición virtual, con lo cual vamos a poder participar sin tener que desplazarnos, y es el Queer History Conference 2022. Creo que sería muy potente poder presentar todos nuestros trabajos y todas nuestras iniciativas. Además algunas de las investigaciones que les he comentado han sido presentadas en una mesa sobre diversidades sexuales en el Congreso Nacional de Historia Bicentenario, una forma de estar presentes en la discusión académica y en la reflexión sobre quiénes somos después de 200 años. / / 11
El Vivandero Ño Juan José. (Eugene Courret, 1860). Archivo Courret, Biblioteca Nacional de Lima.
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Juan José Cabezudo y los banquetes de la Independencia
escribe: Magally Alegre Henderson (PUCP)1
El 13 de agosto de 1827, Juan José Cabezudo y otros amigos protagonizaron en Lima un inusual paseo a la pampa de Amancaes, por aquel entonces, un tradicional lugar de paseo durante la época invernal. La ocasión sería luego recogida por un panfleto de la época titulado: «El paseo de Amancaes y prisión de los maricones». Esta composición en verso describe una concurrida comparsa de despedida a un «maricón» que desea arrepentirse de sus costumbres y entrar a un convento. Antes de dedicarse a la vida monacal, el «maricón» en cuestión decide organizar una última reunión con sus amigos para recordar todos sus «galanteos»; una ocasión que es narrada por el panfleto en estos términos:
«afeminada». Esta discusión se evidencia en periódicos y panfletos, al igual que en relatos de viajeros, procesos judiciales y pintura costumbrista, que documentan una preocupación por la delicada constitución de los hombres limeños y por la abundancia de hombres que adoptan vestimenta y modales femeninos, a quienes se denomina «maricones». Y es que en el contexto de la transición a la vida republicana, esta discusión sirve como un emblema para cuestionar la virilidad de los limeños tanto en el liderazgo político y el ejercicio ciudadano, como en la independencia económica de la nación.
Regresando al Paseo a Amancaes, sabemos, gracias a algunos artículos del periódico El Telégrafo, el diario de mayor «Habia mil maricones difusión de la época, que esta comparsa sí existió en realidad tan grandasos y tan feos y que estaba conformada por al menos una decena de homque la tienda parecia bres vestidos con algunas prendas femeninas, como mantos un retrato del infierno. y sayas. El Telégrafo complementa bien la información que Uno estaba con pollera tenemos sobre esta comparsa, con una carta publicada en Muy adornado y compuesto, la que se felicita a la Prefectura por el arresto de los mariZapatos de razo, aretes cones. La carta cita incluso el nombre de once arrestados, Su pañuelon y sombrero como una forma de repudio a la supuesta impunidad o pro...Mas alla paseando estaba tección que algunos de estos hombres habían gozado en el Un mulato salamero pasado. La lista de arrestados incluía al protagonista de este Con su saya y con su manto artículo, Juan José Cabezudo, un conocido afrodescendiente Y su andadito muy bueno.» que tenía un puesto de venta de comida en la Plaza Mayor. Con amargura, el artículo se quejaba de que otros maricones Este panfleto es parte de una discusión pública que surge si habían llegado a los Amancaes y que permanecían libres, entre 1790 y 1840 y que representa a Lima como una ciudad por lo que se urgía al Prefecto a mantenerse firme frente a
Magally Alegre Henderson es Coordinadora de la Casa O’Higgins, Docente del Departamento de Humanidades (Sec. Historia) y gestora del Doctorado en Historia en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Sus áreas de especialización: género, historia de la sexualidad e historia de las mujeres. Es Doctora y magíster en historia latinoamericana por Stony Brook University. Actualmente es investigadora del proyecto europeo FAILURE: Reversing the Genealogies of Unsuccess, 16th-19t C. H2020-MSCA-RISE-2018 (GA 823998). Algunas de sus publicaciones más recientes incluyen un capítulo en el libro editado por Claudia Rosas, Género y mujeres en la historia del Perú. Del hogar al espacio público (PUCP, 2019), «Degenerate Heirs of the Empire» publicado en Historia Crítica y «’It Is My Husband Who Has Such Weaknesses’. A Mid-Nineteenth-Century Peruvian Divorce Case», en From Sodomy Laws to Same-Sex Marriage: International Perspectives since 1789, editado por Sean Brady y Mark Seymour (Bloomsbury, 2019). 1
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Les scènes de rue (escenas de calle). (Leonce Angrand, 1836-1837, acuarela sobre papel).
las presiones de sus protectores y a arrestar al resto de la comparsa y sentenciarlos a trabajos forzados. También se quejaba de la solidaridad de algunas mujeres que pedían su liberación, argumentando que las prostitutas y los maricones guardaban mucha solidaridad entre ellos. Lo que evidencian estos artículos, así como el panfleto, más allá de los castigos físicos, las sentencias y la reclusión, es una gran visibilidad de los maricones en el espacio público. Una visibilidad que se debía en parte a formas distintivas de su conducta pública, como el uso de un código de vestimenta, la existencia de espacios de reunión y la conformación de redes sociales, que además de crear un sentido de comunidad alrededor de una masculinidad disidente, eran claramente reconocible para personas fuera de esta red. Todo ello, evidencia la existencia de una comunidad o sub-cultura de maricones en la Lima de inicios del siglo XIX. Incluso, un viajero francés que visitó Lima en la década de 1840, Max Radiguet, se refería a esta comunidad como «la extraña sociedad de maricones».
y el estudio Courret. La visibilidad alcanzada por Juan José y sus amigos de comparsa les convierte así, en un referente icónico de las masculinidades disidentes en la Historia del Perú y en particular, a Juan José Cabezudo, en la figura más emblemática de las diversidades sexuales en la época de la Independencia. La noción de disidente me permite referirme a aquellas masculinidades que, dentro de un contexto histórico y social específico, escapan a la hegemonía de una masculinidad dominante. Para ello, me remito al concepto de «masculinidad hegemónica» de Raewyn Connell, y a su categorización para identificar las complejas relaciones entre las diversas masculinidades que coexisten en una sociedad y tiempo determinados, y que incluyen, la hegemonía, la subordinación, la complicidad y la marginalización. Lo icónico de Juan José Cabezudo es la enorme visibilidad que alcanza en la sociedad de su época, aún a pesar de que su masculinidad se encuentra claramente alejada de una virilidad hegemónica y normativa. Incluso, logra alcanzar espacios de reconocimiento personal, como por ejemplo, recibir el encargo para realizar un almuerzo de despedida en honor de Simón Bolívar que tendrá lugar en la Alameda de los Descalzos en setiembre de 1826. La importancia de este encargo es resaltada por Natalia Majluf en su libro La creación del costumbrismo, que analiza la exhibición de las acuarelas costumbristas de la donación Juan Carlos Verme en el MALI (2016), entre las cuales se encuentran varias dedicadas a Juan José.
El miembro más emblemático de esta sociedad durante las primeras décadas de la República y de hecho, el más famoso de los participantes del Paseo a Amancaes fue Juan José Cabezudo; también conocido como Juan José Comesuelas. Un reconocido cocinero de viandas, afrodescendiente, que tenía su puesto en el Portal de Escribanos de la Plaza Mayor y cuya fama se debía tanto a la calidad de su comida como a su capacidad para entretener a sus comensales con su charla satírica y afeminada. Gracias a su fama y a su personalidad extravagante, Juan José será retratado por notables artistas, Max Radiguet, el viajero francés, se sorprendía de la «esintelectuales y viajeros de la época, desde Max Radiguet, candalosa popularidad» de Juan José y lo describía como un Francisco Javier Cortés y Pancho Fierro, hasta Ricardo Palma «tamalero gordo, imberbe, [y] rozagante como una soprano». 14
Juan José Cabezudo y un amigo. (atribuido a Francisco Javier Cortés, 1827, acuarela y témpera sobre papel).
Incluso coincide Radiguet con aquellas representaciones que se le hacen desde la pintura costumbrista, en la descripción del atuendo de trabajo de Juan José, que incluía «un sombrero de paja de Guayaquil y un ancho mandil blanco de cocinero». También destaca Radiguet su habilidad para atraer a los viandantes con su conversación y entretener a sus clientes en el puesto de comida:
le había costado ya su fortuna en dos o tres ocasiones. Radiguet confirma también la obsesión de Juan José por este juego de azar.
Las acuarelas costumbristas son de gran utilidad en este contexto, para documentar la relevancia de este vivandero en la sociedad limeña de la primera mitad del siglo XIX. Ricardo Palma, en particular, había atesorado una colección de éstas en las que se incluyen varias dedicadas a Juan José y que se conservan en la pinacoteca de la Municipalidad de Lima Metropolitana. A él también pertenecen las leyendas al pie de las acuarelas de su colección, que recogen el calificativo de «maricón principal» para referirse a Juan José, mientras que inscripciones similares en otras acuarelas costumbristas le llaman «el maricón». En el reverso de una de ellas, Ricardo Palma se refiere a la predilección de Juan José por el juego, relatando que trabajaba solo durante once meses del año y que al doceavo se mudaba a los baños de Chorrillos para dedicarse a los juegos de azar, en particular al «monte» que
La foto muestra a Juan José entrado en años, vistiendo un delantal de mujer, con diseño de puntos y mangas con bobos, además de su característico mandil blanco. Juan José se encuentra junto a una mesa con un servicio de fuentes y platos de loza. En el otro extremo de la mesa, un niño, también afrodescendiente, sostiene un plumero, para mantener a las moscas alejadas de la comida. Una canasta de paja se encuentra dispuesta debajo de la mesa, inclinada hacia un lado, en una forma más bien despreocupada. El gesto de Juan José es más bien adusto, lo que contrasta con la representación de Radiguet, Palma y otros, como un personaje conversador y animado. El sentido nostálgico de la fotografía, nos recuerda al comentario de Radiguet sobre cómo a sus ojos, «la extraña sociedad de Maricones» se encontraba ya agonizante en esta época. / /
Hacia 1850, la fama de Juan José se había casi desvanecido, desplazado por el prestigio que otros cocineros iban ganando. Casi en la pobreza, muere Juan José en Chorrillos, a mediados de la década de 1860. Como último legado, nos «A pesar de estar continuamente en ejercicio de la ma- deja una fotografía suya, tomada en el Estudio de los Herñana a la noche [...]; su charla aún más inagotable manos Courret y que recoge el Museo Travesti del Perú de que su mercadería, encantaba a un auditorio que, sin Giuseppe Campuzano. tregua, parado delante de él, la boca abierta, como delante de un gran orador, aumentaba de manera que Como propone Natalia Majluf, esta foto representa a Juan interceptaba el paso. Su voz de mujer, clara y vi- José en una composición muy semejante a la de las pinturas brante, decía con mucho espíritu la anécdota del día, costumbristas y al igual que éstas, podría haber cumplido el criticaba las costumbres y se permitía a veces despro- mismo propósito de colección de estampas limeñas; solo que pósitos políticos.» en este caso, llevado al formato de tarjetas de visita.
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Sucedió en el Perú
Rescate de algunos artículos históricos que hablan de nuestra comunidad en los últimos años de la colonia y comienzos de la República
Edicto arzobispal (1757) Edicto suscrito el 2 de Diciembre de 1757 por el Arzobispo de Lima Pedro Antonio de Barroeta tal como se encuentra en: José Toribio Medina, La imprenta en Lima (1584-1824) Bajado de aquí: http://www.bibliotecanacionaldigital.gob.cl/visor/BND:334663
Así como la malicia e iniquidad de los hombres no cesa de buscar modos con que entregarse en el mayor refinamiento á las inmundas torpezas de la lujuria y destemplanza, también el que está constituido de atalaya para velar sobre sus operaciones y de pastor para reducirlos al rebaño, cuando descaminados vagan en la inmensa selva de sus vicios, debe incesante é infatigablemente buscar todos los medios con que apartarlos de ellos, persuadirlos y corregirlos hasta la importunidad; pues nunca la puede haber en lo que es cumplimiento de la propia obligación, cual es la salud de las almas, que está encomendada á solicitud y apostólico ministerio; ojalá el nuestro fuera tan eficaz en argüir, corregir é increpar á sus súbditos, como ellos sutiles, advertidos y fecundos en producir y lograr ocasiones de tratar con libertad y escándalo al otro sexo, que tanta corrupción causa á las costumbres. Las funciones más santas y respetosas y las que son unas protestaciones públicas del culto y religión, las convierten y hacen asumpto de galanteo, de indecencia y de toda la mayor disolución; parece que sólo por ellos se dijo lo del Psalmista: ¡cuánto ha malignado el enemigo en lo santo, y se han gloriado los que te aborrecieron en medio de tu solemnidad! Las noches de Navidad y Resurrección, en que se recuerdan los dos más grandes misterios de nuestra restauración, mientras en nuestra Santa Iglesia se celebran los divinos oficios, en la plaza mayor parece que á contraposición se vuelve á crucificar el Resucitado y se detesta la Natividad del Recién Nacido, pues no hay insolencia que no se cometa entre tantos mozuelos y mujercillas que allí junta la oportunidad de los portales, toldos y covachas de las vendedoras, y al repique de las campanas que celebran los santos misterios, se entregan todos los que allí concurren á la mayor destemplanza y glotonería. Los altares que se hacen en honor de la Santísima Virgen en el Octavario de su Concepción son otro dilatado asumpto para destemplarse los hombres y mujeres que locamente vagan por las calles, ni la misma memoria de la muerte, ni el incesante són de los dobles de campanas, que en la noche de finados por todas partes recuerdan nuestra mortaliclad, ni el pavoroso aspecto de las calaveras, que en los calvarios y cementerios de las iglesias se dejan ver en ella al reflejo de la multiplicidad de tantas luces, no contienen á tan viciosas gentes para no hacer concurrencia y celebridad de lo que es el más tremendo recuerdo de uno de nuestros novísimos, y lo que debiera causar en todos melancólicas representaciones para reformarse en sus costumbres, es motivo de que anden por las calles como locos, visitando calvarios y corriendo iglesias, no para rezar en ellas y encomendar á sus difuntos, sino para tratarse y comunicarse los dos sexos, que, aún de las cenizas de los muertos, hacen nacer volcanes de lujuria que los devore y los consuma. Lo que la devoción inventó en culto de la Santísima Virgen, después de los temblores del año de 87 del siglo pasado, sacándose algunas de sus imágenes por las noches y llevándolas procesionalmente, rezando su santo rosario, se ha hecho un escandaloso asumpto de tantas competencias entre las Hermandades que en cada iglesia v capilla de la ciudad se han erigido, especialmente en los que llaman rosarios galanos, y sus entradas, en que una irregular profusión en el gasto de fuegos y cera, á que sin ilícitos medios no pueden subvenir los mayordomos y cofrades, es todo el culto que hacen á la Soberana Reina de los Angeles, y también el motivo de la concurrencia de hombre y mujeres, que en bandadas siguen los rosarios por plazas y calles, tan irreverentemente como si fuesen máscaras ó espectáculos muy profanos: los mismos que le alumbran, que son todos de baja naturaleza y de mecánicos oficios, no guardan compostura alguna; lo menos que hacen, es ir pitando cigarros, hablando mil desenvolturas y galanteando á cuantas pasan: los que no alumbran, no son menos inmodestos, y las mujeres son las que todo lo trafican, ya por los lados de los que alumbran, y ya á las espaldas del rosario, que ellas llaman retaguardia; todo se hace con el mayor escándalo é indecencia, que causaría horror si
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lo viesen aún los enemigos de nuestra religión: en fin, todo acaba, así en las entradas como en la noche de la celebridad del Rosario, en un gran festejo de cena y bebida, en que permanecen hombres y mujeres hasta el amanecer en una casa que destinan para estos diabólicos banquetes. Otro incitativo de concurrencias y maldades es el de los fuegos de artificio, que en las noches de las vísperas de los santos patriarcas de las religiones y de otras muchas festividades casi diariamente se forman, ya en ésta ya en la otra iglesia, en donde al primer cohete que se dispara están allí todos los ministros infernales para hacer cortejos con sus culpas al averno. Las que llaman escuelas de danza, con el pretexto de recoger limosnas para alguna imagen, es de todas las noches y en distintos barrios; en éstas bailan, á más de los mulatos y negros, que lo tienen por oficio, ciertos mozuelos (según se ha informado) que llaman maricas, por ser tan afeminados en sus hablas, aire de andar y aún en parte del traje, pues los zapatos los traen como los de las mujeres, se ponen vendas en las cabezas y en las bocas gruesos limpiones de tabaco, de quienes vehementemente se sospecha, y aún se ha asegurado, que son nefandos sodomíticos; que muchas veces se visten de mujeres; y que en los festejos de las casas tocan, cantan y bailan como las más desalmadas prostitutas. ¡Oh qué dolor nos causa tan abominable vicio, de que ha resultado la ruina y asolación de las más florecientes ciudades, por ser uno de los que más ofenden á la Majestad Divina, y que continuamente clama hasta los cielos para su castigo! Todos estos abusos, indecencias y depravadas corruptelas hemos procurado, cuanto alcanzan nuestras fuerzas, desarraigarlas é inspirar en nuestros muy amados fieles el santo temor de Dios, y la mayor reforma en sus costumbres; para ello, unas veces por cartas pastorales y otras por públicos edictos, hemos dado saludables consejos, y también se han prohibido aquellas funciones que nos han parecido ser asumpto de estos desórdenes: para los altares de Concepción, los rosarios, la indecencia de los trajes y otras de este género, se han dado providencias y reglamentos para su moderación, encargándose, su cumplimiento á las justicias reales y ministros seculares; pero nada basta, cada día experimentamos lo contrario, y nos es de suma confusión y sentimiento, pues, según Sophonias, al capítulo 1.°, verso 12, tienen comprendido que Dios no les hará bien ni mal. ¡Oh, error tan detestable! Por tanto, no debiendo cesar nuestra reclamación contra estos vicios, una y otra y mil veces volvemos á insistir y redargüir á nuestros fieles que en todas las funciones referidas procuren evitar la concurrencia, y que los padres y madres de familias, que son como párrocos en sus casas, no permitan á sus hijos, domésticos y familiares que vayan, concurran ni asistan en rosarios, fuegos, noches de danza y de una y otra pascua, y las tres de guía que recientemente se han vuelto á suszitar con grande alborozo y público escándalo, y sobre todo les encarguen el grande respeto y reverencia que deben tener á las iglesias y demás funciones eclesiásticas, para que no se diga de ellos haber puesto fuego al santuario y manchado el tabernáculo del divino nombre; haciéndoles saber que la causa principal de los grandes terremotos es la irreverencia é irreligiosidad de los cristianos en las iglesias, que en otros tiempos resistían á los temblores, pero que hoy, como dice el Cardenal Baronio, son las que más fácilmente se destruyen por los delitos cometidos en ellas, verificándose la amenaza de Dios que hizo por boca de su profeta Ezequiel, hablando de la destrucción de Jerusalén, mandando á sus ángeles que empezasen por su santuario. Y en cuanto á la vehemente presumpción que resulta contra los mozuelos afeminados de su ilícito y sodomítico comercio, teniendo presente el capítulo 22 del Deuteronomio, versículo 5, que dice: la mujer no se vestirá de vestido varonil, ni el varón usará de vestido femenino, porque el que hace estas cosas es abominable en la presencia de Dios; se les prohibe, bajo excomunión mayor reservada, que de ningún modo usen de lo que es traje y adorno femenino, ni que bailen en funciones algunas, como lo han acostumbrado; y bajo de la misma pena prohibimos que ninguna mujer pueda disfrazarse del traje varonil contrario, de que tenemos noticia se va introduciendo muy frecuentemente para con mayor libertad comunicarse unos y otros, como lo han ejecutado en las referidas noches de guía y otras. Y asimismo mandamos á todas las personas que supiesen o entendiesen que algunos ó algunas están coinquinados y sumergidos en el horrendo pecado de la sodomía, nos lo denuncien, para proceder contra ellos según derecho, imponiéndoles las penas correspondientes, sin que por ello dejen también las justicias seculares de castigarlos segiún las leyes civiles, que los condenan á la combustión.
«Dado en los Reyes, á 2 de Diciembre de 1757.-Pedro Antonio, arzobispo de Lima. «Por mandado de Su Ilustrísima el Arzobispo mi señor.- Don Joseph Barbadillo y Frías, secretario.-Es copia de su original.- Cayetano de Soria.« (Con su rúbrica). (Archivo de Indias, 112-1-17).
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Carta sobre los maricones (1791) Tomado del Mercurio Peruano número 94 del 27 de noviembre de 1791. Hemos obviado las notas de pie de página que se encuentran en el texto original. Puede revisarse el texto original en este enlace: https://bit.ly/3r7zaZ4
Amado Leandro: no puedo ménos que admirar la prontitud con que exiges de mí noticias sobre las costumbres de los moradores de esta Capital, quando calculando los días empleados en mi viage desde mi partida, apenas me podrás considerar residente en esta veinte días; tiempo muy limitado para poder executarlo. Tu que has residido aquí bastantes años, bien las conoces; y así creo, que tu petición no es sino una mera tentativa para indagar como práctico tus lecciones. Sea del modo que fuere, procuraré complacerte. Entre los raros y agradables objetos que aquí se presentan á cada paso, me ha hecho la mayor impresión una especie de hombres, que parece les pesa la dignidad de su sexo; pues de un modo vergonzoso y ridículo procuran desmentir á la naturaleza. ¿Qué dirían nuestros conciudadanos, si viesen un ente de esta clase que intenta imitar en todo á las mugeres? El ayre del cuerpo, el garbo, los pasos, las acciones, hasta los menores movimientos, todo respira en ellos una afeminación ridícula y extravagante. Su empeño en contrahacer los accidentes mugeriles, es excesivo. No se, si te movería más la indignación, o la risa el ver uno de estos. La lana que en lugar de cabello les concede la naturaleza, reducida hasta la mitad en menudísimas trensas, la reúnen en un lazo, de modo que en la extremidad forma una encrespada poma: algunos pequeños risos artificialmente dispuestos les cuelgan á los dos lados de la frente, sin faltarles los parches, ó medias habas en las sienes. El descote, las manguitas altas que dexan todo el brazo descubierto: la chaquetilla, el fomento que abulta del modo posible la ropa por detrás; todas estas y mil otras menudencias les sirven, ya que en público no pueden renunciar del todo al vestido viril, para modificarlo de tal suerte que el menos perspicaz ve un hombre adornado con la ropa de ambos sexos. Así se presentan en tan extravagante traje: la mano en la cintura, embozados en la capa con ayre mugeril, la cabeza erguida, y á manera de un molinete en continuo movimiento, ya reclinada sobre el un hombro, y ya sobre el otro: miden los pasos á compas: hacen mil ridículos contoneos con el cuerpo: dirigen ácia todas partes sus miradas con un desmayo afectado, y con tales ademanes que pueden excitar la risa al más consumado melancólico: hablan como un tiple, y remilgándose: se nombran, y se tratan como si fueran unas ninfas, siendo así, que sus costumbres por ventura son más bien de sátiros; y... pero mi pluma no acostumbrada á semejantes retratos, por más que la esfuerce, sin duda dexaría el cuadro imperfecto: la célebre aventura que he presenciado en estos días hará que la copia se aproxime al original. Ocupada mi imaginación de semejantes visiones, no pude menos quando vi á mi huesped que manifestarle el asombro que me había causado tan raro fenómeno. Él ya hecho á mirar las gentes de esta especie, me respondió fríamente que depusiese mi admiración, pues estos defectos no llegaban aún al exceso; y que si quería divertirme, y formar una idea cabal del modo de pensar de estos hombres singulares, me llevaría esa noche á un sarao que se hacía por el cumple años de uno de ellos. Acepté gustoso la promesa, y llegado el instante que esperaba, partimos á la casa del festín. Esta presentaba una entrada destruida por el tiempo: pasado el patio, llegamos á una sala que no tenía por techo sino el mismo cielo, ni más aliño que las paredes carcomidas: luego se seguía la quadra, la que estaba regularmente adornada, é iluminada con algunas luces; y á un lado se dexaba ver un aparador cubierto de muchas vasijas de plata: pero lo que arrebató toda mi atención, fué un largo estrado donde estaban sentadas muchas negras y mulatas adornadas de las más ricas galas. No me dexó de admirar este trastorno de las condiciones, pues veía como Señoras las que en nuestra Patria son esclavas; pero más creció mi admiración quando unas tapadas que se hallaban próximas á nosotros, se decían mutuamente: ve allí a la Oydora, á la Condecita de... á la Marquesita de... á Doña Fulanita de... &c. de suerte que iban nombrando quantos Títulos y Señoras principales había en la Ciudad. Yo estaba fuera de mí, y no podía decidir si era ilusión, ó verdad lo que pasaba. Mi huesped, que por un grande rato se había divertido con mi embelezo, por cierto. Amigo, me dixo, que Vm. jamás ha visto cosa igual. ¿Quando pensó Vm. ver tanta Condesa, tanta Marquesa, tanta Señora con más barbas que el animal crecido en puntas, lascivo esposo de cabras, según la fina y primorosa expresión de un Proto-culto? Pensando que era burla lo que me decía, saco mi anteojo, lo aplico á los tostados rostros de esas señoritas; y al punto ¡qué admiración! las veo cubiertas de más espesas barbas que la infeliz Condesa Trifaldi: á este tiempo llegaron de fuera unas madamitas de este jaez, y levantándose del estrado á recibirlas, enseñaron unos pies tan grandes como serían los de Polifemo, pero bien hechos. ¡Qué es esto! le digo á mi huesped. Que ¿en esta tierra hay tal clase de mugeres? Él viendo mi sencillez é inadvertencia, apénas podía contener la risa mordiéndose los labios; finalmente recobrando su ayre serio, me dice: estos son del número de aquellos, cuyas gracias y donayres me refirió V. esta mañana; aquí
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no temen á nadie: y por eso están adornados con todos los vestidos y galas del bello sexo; pero las tapadas que V. ve, como vienen de lexos se contentan con traer la cabeza matizada de jazmines y una mantilla, no despojándose del trage de hombre en lo restante. Apénas había acabado estas razones, quando llegó el Alcalde con sus ministros, los que con bastante diligencia tomaron todas las salidas, y formando una sarta de Condesitas, Marquesitas, y Señoritas, hicieron un botín del refresco que estaba preparado, y las conduxeron á la cárcel, en donde a sus Señorías por aliviarles la cabeza, con gran prolixidad les quitaron su precioso pelo, aplicándoles al mismo tiempo el confortativo de una buena tostada. Tal pena es digna de locura tan monstruosa. ¿Mas podremos hallar razones que disculpen esta falta? Platón pensó que al principio del mundo todos los hombres habían sido Andróginos; pero que habiéndose insolentado, Júpiter los dividió en las dos mitades, hombre y muger: por lo que era tan natural la propensión del un sexo para el otro. ¿No podría también decirse que en muchos hombres quedaron algunas reliquias del otro sexo, que naturalmente se hacen manifiestas? Ambas conseqüencias tienen la misma solidez y fuerza que el sistema arbitrario de Platón: lo cierto es, que sólo unas cabezas desentornilladas y llenas de viento podían dar en la manía de parecer lo que no son; manía tan antigua; que en los tiempos de Augusto se encontraban en la culta Roma estos Andróginos contrahechos. Horacio nos representa al joven Nearco con el cabello graciosamente esparcido en las espaldas, y perfumado de olores exquisitos; y á Ligurino, soberbio de la hermosura de su rostro. Bien veo, querido Leandro, que estos rasgos excitarán en tí la risa y la indignación al mismo tiempo: pero creo, que mi pronta condescendencia á tus insinuaciones dará más incremento á la fina correspondencia del afecto con que te ama. Androginópolis y Agosto 10 de 1773. Filaletes.
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Carta remitida a la Sociedad [Amantes del País] haciendo algunas reflexiones sobre la que se contiene en el Mercurio num. 94 en que se pinta á los Maricones (1792) Tomado del Mercurio Peruano número 118 del 19 de febrero de 1792. Hemos obviado las notas de pie de página que en número de cuatro se encuentran en el texto original. Puede revisarse el texto original en este enlace: https://bit.ly/3wFqGcA
SEÑORES AMANTES DEL PAÍS.
El vicio qué tan salada mente se ridiculiza en la Carta á que nos contraemos, quedaría abolido con sólo la graciosa invectiva de Filaletes, á no encontrarse tan radicado entre gentes de la más baxa clase, contra quienes tiene menos fuerza la sátira con toda su acrimonia, que el cuidadoso esmero de las Justicias empleado en perseguirlo. Aun á pesar de los severos escarmientos que en diversos tiempos les han hecho sufrir estas, solo se ha logrado que para evadirlos aumenten sus precauciones esos viles degradadores de su noble sexo. Un desorden tan monstruoso como el de los llamados Maricones apenas podría creerse, si á cada paso no se presentarsen á la vista estos fenómenos. El hombre es susceptible de las extravagancias mas ridículas: la de los Maricones se debe juntar al número de aquellas absurdas costumbres, entre las que no es poco notable la que los antiguos Historiadores atribuyen á ciertos Pueblos de la España, y se ve en otros incultos del América: esto es, que acabada de desembarazarse la mujer de los peligros del parto, sale a anunciar su feliz suceso á los amigos y vecinos, y el marido se pone en el lecho a recibir los parabienes. Si hubiésemos de examinar el principio de una afeminación tan excesiva, se encontraría por ventura en desórdenes mucho más criminales que los que falsamente supuso la malevolencia en el Abate Choisi disfrazado al auxilio de su juvenil aspecto baxo la representación de una ilustre dama; pero la investigación de estos repugna al pudor y á la naturaleza. Lo cierto es que las afectadas extravagancias que se notan en semejante gente, no serían tan constantemente sostenidas sin desmentirse aun en los más menudos accidentes, si en ellos no hubiese una disposición anterior adaptable a su manía: disposición que sin ir muy lejos, se puede considerar más general y más extendidas, bien que manifestada hasta por sus últimos efectos, sólo en aquellos á quienes es tan propio no sujetarse á los límites de la decencia y del decoro. En diferentes partes del mundo se hayan varones, cuya voz, cuyos movimientos, cuyas costumbres desdicen enteramente, y son muy análogas a las del sexo delicado: y en algunos Pueblos es este un carácter casi universal. ¿Quizá será una anomalía de la Naturaleza? ¿Quizá un defecto del clima? ¿Quizá un vicio engendrado por la educación? Tiénese comúnmente por fabuloso el esfuerzo y propiedades varoniles de las Amazonas; pero aún parece ménos creíble que la Naturaleza siempre pródiga en sus producciones, haya mezquinado a algunos hombres lo que puede ser, ha concedido a aquellas. No obstante, á esta Ciudad se han visto venir Negros de partida educados entre las bárbaras y feroces costumbres de la Guinea, llenos de resabios afeminados, ó más propiamente verdaderos Maricones. Es preciso confesar que estos son tan raros y extraordinarios como los monstruos, los enanos, los hermafroditas &c. No aventurariamos mucho si dixésemos que ambos sexos proporcionalmente son indiferentes á la robustez, ó á la delicadeza; á los exercios varoniles, ó á la suave inacción; á las modales blandas, ó á las ásperas. Que se presente una muger nacida en la intemperie de los montes, educada en los duros afanes de la vida campesina; sus fuerzas, su talle, sus movimientos se equivocan con los de un hombre: ¿porqué no adquiriría en igual situación las mismas propiedades aquella Dama delicada que envuelta entre estofas y holandas se ha habituado a la vida mole y regalada? Por el contrario el zagal vigoroso que se ha formado unas costumbres salvages, ¿no sería un afeminado si no saliese del regaso de una tierna madre más que para ocuparse en las delicias de la vida cortesana? Tal es la fuerza de la educación dice el Sabio Marques de Saint-Aubin, que si las dos ciudades de Sibaris y de Lacedemonia hubiesen hecho un cange de algunos niños, los Sibaritas se hubieran convertido en Espartanos por el valor y la rigidez de las costumbres, y los pequeños Espartanos se hubieran formado verdaderos Sibaritas por la afeminación y la molicie. Esos dos Pueblos no se distinguían por caracteres tan diversos, sino porque en el uno se pasaba la infancia y juventud
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entre los más duros y penosos exercicios hasta connaturalizarse con el dolor y la aspereza; y en el otro crecían sumergidos en la más delicada y torpe ociosidad, hasta mirar con horror todo trabajo: de aquí el valor y robustez de los primeros, y la afeminación de los segundos. Esto mismo sucede proporcionalmente en todo país. Las mugeres mismas adquieren una complexión varonil, quando sus primeras ocupaciones son proporcionadas á robustecerlas, exercitando desde sus primeros años sus fuerzas un trabajo áspero y penoso; y al contrario los mismos varones se afeminan cuando sus primeros empleos son la delicadez. No busquemos pues en otra parte la causa de la afeminación. Verdad es, que un ayre mal sano y húmedo que debilita los resortes de nuestro cuerpo: una atmósfera pesada y nebulósa, que gravitando demasiado sobre los miembros hace lánguido el curso de los espíritus animales: en fin, la debilidad de los alimentos y otras causas parciales á este modo deben influir en la menor robustez, ó afeminación baxo de este, ó del otro Cielo. Mas ¿de donde es, que en un mismo clima hoy sean los habitantes de diverso temperamento, índole y costumbres de lo que anteriormente eran? ¿De donde es, que á un mismo tiempo veamos en un mismo país hombres de un temperamento delicado, y la gente de un color tan robusta, como pudiera en las regiones del Norte? Aun mas: ¿de donde es, que entre aquellos mismos que han nacido de una mezcla desigual haya muchísimos de una complexión tan fina como la de un caballerito? No hay que dudarlo: estas diferencias no provienen sino del excesivo regalo, de la delicadez, molicie y luxo de la educación. La abundancia del luxo no de otro modo que causa en un estado la decadencia de sus fuerzas políticas, debilita igualmente las físicas y morales de los hombres. Su impresión es más fuerte en la primera edad, la que además de esto es muy fácil de contaminarse con aquellas modales, usos y costumbres que percibe más de cerca. Un niño abandonado en manos de una nutriz, ó sea de su propia madre (la única que cuida de su primera educación), aprende por imitación cuanto en ella mira. No tiene otras lecciones más que las modales del sexo: y como en esta encuentra todos los alhagos de un amor mal entendido, la recíproca ternura hace que á su tiernecita alma se trasladen unas costumbres nada conformes a su condición. Por otra parte, viciada su naturaleza entre el regalo y la contemplación, críase de un temperamento débil. Apartásele como de un mal grave, de quanto pudiera robustecer sus miembros. Él se cree de esta manera necesitado á una vida delicada, y se inclina por sus primeras impresiones á todo la femenil: de manera que aún la reflexión de la edad posterior no es bastante á corregir los vicios de la infancia con que se ha connaturalizado. Toda la moral severa de un Licurgo no arrancaría ya de su corazón la pusilanimidad, el fastidio al trabajo, el amor á la vida deliciosa, al cuidado nimio de su cuerpo. Pospone la nobleza del espíritu al afectado aliño; la intrepidez de un corazón valeroso á las acciones blandas y apacibles. En una palabra, si quando joven viste con afectada prolixidad: si gasta en el tocador las mismas horas que una Dama: si usa adornos impropios de la nobleza de su sexo: si se complace más de pasar el tiempo conversando en un estrado, que en el gabinete de un Filósofo: en fin, si en todas sus costumbres y movimiento representa (y no se ven pocas veces) propiedades mugeriles, todo es obra de su viciosa educación. Para evitar esta, es muy á propósito la costumbre que se observa en la isla de Celebes de la India meridional: los niños de alguna distinción se transfieren como en depósito desde la edad de cinco, ó seis años á la tutela de un pariente, o amigo, de donde donde no vuelven a la casa de sus padres hasta el tiempo de casarse, impidiendo esa suerte que el cariño materno, y la costumbre transmitida por una recíproca ternura, debilite el espíritu lo corrompa y lo afemine. Sería ésta una ley demasiado insufrible para aquellas madres que hacen consistir el amor a sus hijos en no separarlos de su regazo hasta que no pasan al de sus esposas. No obstante, este exemplo debería á lo menos moderar los vicios que causa en la educación el excesivo amor materno; y entonces se verían costumbres menos afeminadas, habría menos Maricones.
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Sobre el juicio de Francisco Pro (1803) Tomado de Androginopolis: Dissident Masculinities and the Creation of Republican Peru (Lima, 1790-1850) por Magally Alegre, tesis de doctorado en la Universidad Stony Brook de Nueva York. Traducción de Julio Lossio
La posibilidad de ser engañado por el gesto sensual de la tapada se refleja con ansiedad en muchas piezas de la literatura, desde la escritura de viajes hasta artículos de prensa y diversas obras de teatro.13 Las quejas más habituales de viajeros y lugareños eran si estaban siendo seducidos por la propia esposa o encontrando a una mujer fea acechando bajo el velo.14 Esta queja, por supuesto, incluía un componente racial; Por ejemplo, Johann Jakob von Tschudi, un naturalista suizo que visitó Lima a fines de la década de 1830, lamentó los numerosos engaños desagradables que este «juego de disfraces» provocó, particularmente cuando el paso majestuoso de una figura alta y esbelta pertenecía a una fea mujer, en lugar de la Hebe con la que había soñado.15 Peor aún era encontrar a un hombre debajo del chal de la tapada, una experiencia que debe haber sido particularmente angustiosa para muchos hombres. Esto al menos es lo que sucedió el 2 de agosto de 1803 a Pedro Palomares, un soldado de 22 años que patrullaba la concurrida festividad religiosa de la Porciúncula.16 Palomares vio en medio de la multitud a un maricón vestido con saya y manto. El maricón había desvelado brevemente su manto, demostrando que en realidad era un hombre. Todos los compañeros de Pedro Palomares se sorprendieron y se indignaron rápidamente
cuando este avisó al sargento de la patrulla y se apresuraron a detener al maricón.17 El maricón se llamaba Francisco Pro, un joven sastre de veinte años, que era un chino libre (descendiente de indio y negro) que había nacido en Concepción, Chile. Uno de los soldados afirmó que se le conocía como hermano de una monita (niña linda) y que se le reconocía públicamente como maricón. Francisco fue sorprendido caminando en la Alameda de los Descalzos, un importante bulevar, vestido con un chal andrajoso y una falda de sus hermanas que se había llevado sin su permiso. El hecho de que hubiera elegido un atuendo andrajoso se debió probablemente a que a algunas tapadas les gustaba «disfrazarse», lo que significaba que las damas elegantes usaban una saya y un manto viejos y andrajosos para ocultar aún más su identidad.18 Francisco, a quien se le llama «maricón» durante toda la demanda penal, supuestamente se llevó la ropa de su hermana (falda, chal, corsé, blusa, medias de seda y zapatos) para asistir a la festividad porque así lo deseaba y su propia ropa había sido robada. María Pro, hermana de Francisco y dueña de la ropa, lo reconoció
Un poema en homenaje al Príncipe de Asturias sirve como ejemplo de principios del siglo XVIII sobre las quejas contra las engañosas artes de las tapadas: 13
... Como a las damas, que son u en balcón, u entre canceles, riesgo deseado, tapadas; peligro amado, patentes. Marqués de Castell dos Rios, Comedia Harmonica El Mejor Escudo de Perseo, en Carlos A. Romero, Adiciones a “La Imprenta en Lima” de José Toribio Medina (Lima: Academia Nacional de la Historia, Fondo Editorial Pontificia Universidad Católica del PerúInstituto Riva Agüero, Fondo Editorial Universidad de San Martín de Porres, 2009), 164. Posteriormente, en la década de 1840, Manuel Ascensio Segura dedicó una obra de teatro a mujeres que vestían saya y manto para intervenir políticamente en pos de mejores posiciones públicas para sus maridos. El poder engañoso de las tapadas llegaba incluso al más perspicaz de los maridos. Manuel A. Segura, La Saya y Manto, escena XXI, 195, en Manuel Ascensio Segura, Obras completas, ed. Alberto Varillas Montenegro (Lima: Universidad de San Martín de Porres, 2005). 14
Terralla y Landa nos ofrece una bonita estrofa: Jamas a muger tapada bayas a echarla requiebros, que puede ser una negra o algun horrible esqueleto.
Terralla y Landa, Lima por dentro y fuera, 158. Ver también: Manuel Fuentes, Lima. Apuntes históricos, descriptivos, estadísticos y de costumbres (Lima: Fondo del Libro del Banco Industrial del Perú, 1988), 102-104. 15
Tschudi, El Perú, 92. También, Tristán, Peregrinaciones de una paria, 2: 425-426; Hall, Extracts from a journal, 1:84.
Indulgencia plenaria concedida a los católicos cada 2 de agosto en la Iglesia de San Francisco. Era también acompañada por una celebración muy popular y el ofrecimiento de sopa a los pobres. 16
Causa seguida contra Francisco Pro por encontrarse vestido como mujer en la Alameda, 1803, Real Audiencia, Causas Criminales, Leg. 98. Cuad. 1192, AGN. 17
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Tristán, Peregrinaciones, 426.
entre la multitud y lo regañó a carcajadas y lo abofeteó, dejándolo así, con tal mala suerte que fue visto por Pedro Palomares, quien pidió su detención. Según Francisco, de no haber sido por su hermana habría pasado desapercibido, ya que no había forma de reconocerlo como un hombre vestido de mujer. El juicio por ser sorprendido vestido de mujer se centró en la cuestión del tipo de ropa interior (de hombre o mujer) que llevaba Francisco. El tema de su ropa interior fue en efecto un intento de establecer si realmente era un maricón o no. Resultó que vestía ropa interior de mujer («pollera blanca de gasa»). En este punto Francisco estaba perdido, y ni siquiera sus argumentos de que desconocía que era un delito vestirse con ropa de mujer, o que había visto a muchas mujeres con ropa de hombre sin que se considerara un delito,19 pudieron salvarlo de dos meses de trabajos forzados y de ser desfilado por las calles en público, con el pelo rapado y sus vestidos andrajosos de mujer. Francisco argumentó en su defensa que vestía la ropa de su hermana sin saber que podía ser una ofensa, porque había visto frecuentemente a mujeres de todos los estratos sociales asistir a actividades públicas, de día o de noche, en coches y carruajes, plazas y coliseos, vestidas como hombres sin que esto constituya un delito; creía a este respecto que él y todos los hombres podían hacer lo mismo. Resultó que estaba equivocado, como se enteró más tarde, porque de hecho había leyes que prohibían vestirse con la ropa del sexo opuesto, y había incluso menos tolerancia para los hombres que vestían ropa de mujer.20 Estos edictos y leyes se basaban en un pasaje específico de la Biblia (Deuteronomio 22.5: «La mujer no usará ropa propia de un hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque cualquiera que haga tales cosas es una abominación para el Señor, tu Dios»).21 Se suponía que las mujeres vestían ropa de hombre para ganar libertad en la comunicación con amigos varones, mientras que los hombres vestidos
de mujer eran más propensos a buscar la atención de otros hombres. Eso, al menos, era de lo que se quejaba el arzobispo de Lima, Pedro Antonio Barroeta. En un edicto de 1757 basado en el pasaje citado anteriormente del Deuteronomio, Barroeta prohibió a las mujeres vestirse como hombres. Había prohibido especialmente a los jóvenes afeminados llevar ropa u ornamentos femeninos, o bailar en cualquier función pública como solían hacerlo, porque siempre sospechaban de la sodomía, que estaba prohibida. La sanción era la excomunión de la Iglesia.22 En cualquier caso, el juicio de Francisco Pro nos da una inestimable vislumbre del significado que tenía el término «maricón» en Lima a principios del siglo XIX. Durante su juicio, se le preguntó directamente a Pro si era conocido como maricón y qué había hecho para ganarse ese nombre. Francisco respondió que la suya se debía a su capacidad para realizar «actividades de mujeres» como cocinar, coser y lavar ropa, además de sus pequeños y delicados rasgos. Destacó que no estaba acostumbrado a imitar a las mujeres en sus acciones o modales como lo hacían los verdaderos maricones. También se le preguntó a Francisco Pro si sus amigos y conocidos incluían maricones, en qué lugares se habían juntado y qué tipo de actividades realizaban. Negó conocer ningún maricón, pero la importancia de la pregunta yace en la insistencia de los fiscales en identificar las redes sociales y los espacios usados para estos encuentros. Cuatro de los cinco soldados que detuvieron a Francisco lo contradecían y aseguraban conocerlo como maricón por su habla y modales afeminados, y su amistad con otros maricones, que según uno de los soldados abundaban en la ciudad.23 Un soldado incluso afirmó que conocía a Francisco desde hacía más de siete años, y siempre había notado sus modales, acciones y movimientos afeminados que eran característicos de los hombres conocidos como maricones.
Aunque el argumento de Francisco Pro no era sólido, aparentemente era cierto, como lo demuestra un panfleto de fines del siglo XVIII que invitaba a una comedia titulada El amor más desgraciado, en la que la Sra. Natividad, la Cantante, subía al escenario montada a caballo y vestida de hombre. Romero, Adiciones a “La Imprenta en Lima”, 301. 19
Un ejemplo lo da el juicio de 1796 a Gregoria Piedra, por la Inquisición mexicana, por haber extraído la Hostia de su boca después de recibir la Santa Comunión, y lo más desviado aquí era que lo había hecho vestida con ropa de hombre. Gregoria, una mulata varonil más conocida como «Gregoria el macho», fue puesta en libertad unos días después por falta de pruebas, a pesar de que no era su primera detención por llevar ropa de hombre. Debido a varios testimonios sobre su preferencia por las compañeras, Lee Michael Penyak ha argumentado que se prestó más atención a los hábitos de vestir de Gregoria que a su sexualidad, concluyendo así que «la sexualidad femenina desviada no se consideraba tan peligrosa para la sociedad como la sexualidad masculina desviada». Lee Michael Penyak, «Criminal Sexuality in Central Mexico 1750-1850», (tesis de doctorado, Universidad de Connecticut, 1993), 300-301. 20
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Vaticano. New American Bible, http://www.vatican.va/archive/ENG0839/_INDEX.HTM (consultado el 10 de octubre de 2009).
Pedro Antonio de Barroeta, «Nos el D. D. Pedro Antonio de Barroeta y Angel por la gracia de Dios, y de la Sta. Sede Apostolica, Arzobispo», en José Toribio Medina, La imprenta en Lima (1584-1824) (Santiago de Chile: Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, 1966), 2: 507. Juan Carlos Estenssoro describe a Barroeta como el primer arzobispo de la Ilustración en el Virreinato del Perú. Sus esfuerzos por reformar las costumbres buscaron impartir una nueva religiosidad a su rebaño, en oposición a la comprensión de la práctica religiosa como una celebración festiva, suntuosa y barroca. Juan Carlos Estenssoro, «Modernismo, Estética, Música y Fiesta: Elites y cambio de actitud frente a la cultura popular. Perú 1750-1850», en Tradición y Modernidad en los Andes, comp. Henrique Urbano (Cusco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, 1992), 184. 22
El soldado Pedro Palomares declaró que «... Y [le] tiene por maricón y que por tal es conocido el reo contenido en esta causa respecto de que este ha usado siempre de acciones y movimiento y palabras afeminadas y han sido sus juntas con otros de la misma especie, los quales son conocidos por el sobre nombre de maricones, cuya especie de gentes hay muchas en esta ciudad...». Causa seguida contra Francisco Pro, fol. 15r-15v. 23
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Lima y la sociedad peruana (1856) Tomado del libro Recuerdos de la América Española por Max Radiguet (1816-1899) (tomado de aquí: https://bit.ly/3wD7EUm)
¿Cuál es la vida diaria en Lima? Es la pregunta que se dirige todo viajero apenas instalado en la ciudad de los Reyes. Para responder a ella no tengo sino que llevar yo mismo aquella vida ociosa y alegre, seguir a la sociedad limeña en las plazas y en las calles adonde el amor al far niente, la lleva sin tregua; penetrar enseguida en las reuniones íntimas, observar en fin a la familia bajo el techo hospitalario que la cobija. Después del chocolate espumante y de las dos tostadas, desayuno frugal de los países españoles, mi jornada se abría y comenzaba cada mañana con un paseo en la Plaza Mayor. El movimiento diario se coloreaba de infinitos matices. Gracias a las tapadas se volvía a encontrar ahí, a pleno sol, el atractivo picante y el encanto misterioso de un salón de baile de máscaras. No nos cansábamos de admirar esos trajes raros, en medio de los cuales el vestido europeo, hay que confesarlo, hacía una muy triste figura. Ese vestido en el Perú no es sino el índice de una condición elevada, y el limeño se siente feliz cuando puede dejar el poncho para seguir las modas francesas. Las mujeres se resisten felizmente a esa influencia extranjera y se las ve ostentar con una encantadora coquetería, en medio de todos esos peruanos vestidos a la europea, las irresistibles seducciones del traje nacional. Las limeñas salen casi siempre solas, y cualquier paseante puede dirigirles la palabra: lo peor que puede pasarle es caer en el vacío, o soportar un epigrama. Pero las tapadas son, generalmente, las que toman la iniciativa; sobre todo si un extranjero ha inflamado por cualquier motivo su curiosidad, averiguan todo lo que le concierne: por pocas confidencias indiscretas que haya tenido, no dejará de sorprenderse al oír una voz desconocida revelarle íntimas particularidades de su vida, aunque a menudo, colocadas en la antípoda del lugar en que sucedieron. El traje de saya y manto, que en su origen estuvo destinado a servir ideas de castidad y celos, ha llegado por una de esas contradicciones, a proteger costumbres diametralmente opuestas; su uniformidad hace de la ciudad un vasto salón de intrigas o de ingeniosas maniobras que burlan la vigilancia de los más fieros Otelos. Los escándalos, las aventuras regocijantes, los equívocos burlescos, no pueden faltar con tales elementos. A veces un interés misterioso exige el incógnito absoluto a una dama de alto rango: entonces se reviste de una saya andrajosa, transforma por diferentes artificios su figura y con la ayuda de ese disfraz engaña también aun la mirada ejercitada de un marido, hasta el punto de que se ha visto a uno de éstos, olvidando la rigidez de principios pregonados bajo el techo conyugal, perseguir con declaraciones ardientes y avances temerarios a una tapada que lo fulminaba descubriendo un rostro de esposa irritada ante la oferta de un incienso ilegítimo. En las circunstancias ordinarias, la manta no aparece tan inflexiblemente cerrada. Una limeña bonita, encuentra en su camino mil pretextos para descubrirse, al fin de recoger al paso una mirada de admiración o una alabanza entusiasta. Nunca debe desconfiarse bastante del exceso de severidad en el recogimiento del manto, sobre todo si, en oposición a la costumbre de las limeñas de llevar los brazos desnudos, una manga larga viene a ajustarse sobre el guante, de modo que no se pueda ver por parte alguna el color de la piel. No dudéis: la manta traidora esconde entonces a una africana, negra como la noche, achatada como la muerte, ante la cual sería por lo menos superfluo derrochar las perlas de su galantería. Como se ve, saya y manto han consagrado en Lima la libertad de las mujeres; no tiene para ellas sino ventajas, y para los hombres desagrados. Todo concurre en la ciudad a justificar el dicho peruano: «Lima, paraíso de mujeres; purgatorio de hombres; infierno de borricos». En la limeña hay a la vez, de la avispa y del colibrí. Tiene, como la primera, un fino corpiño y un dardo que es el epigrama; y del segundo, el color brillante, el vuelo caprichoso y desigual, y de ambos, un amor inmoderado al perfume y a las flores. Se la ve bajo los portales revolotear codiciosamente de un cesto a otro de las mistureras, y a veces le ocurre acosar a un transeúnte de cierta calidad con toda clase de zalamerías y gentilezas para obtener de su generosidad algún ramillete ansiado. En la época en que la maniobra de que hablamos florecía con un brillo que se va extinguiendo cada día, se llamaba «Calle del Peligro» al sitio ocupado por las ramilleteras. Las sirenas ejercían seducciones tan irresistibles, que los cicateros, para evitar este pasaje peligroso daban vueltas inmensas, o si por aventura se aventuraban, no era sino después de haberse tapado prudentemente las orejas, como los marineros de Ulises en el Mar Tirreno. Aunque la mayoría de las limeñas hayan adoptado la saya actual, que se llama desplegada, se ve todavía pasar bajo los portales mujeres fieles a la saya angosta, la única que estuvo en uso hace treinta años. Este vestido curioso, desciende desde la cadera hasta el tobillo, dibujando las formas y las líneas con una conciencia de las menos castas; la abertura inferior es tan estrecha, que la
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mujer puede apenas llevar un pie delante del otro al caminar. Subir el día domingo a la hora de misa, a las gradas de la Catedral, constituía para las mujeres así vestidas, un verdadero ejercicio de destreza, en el que, los extranjeros, sobre todo, tomaban un vivo interés. Unas sobresalían en esa ascensión difícil, que resultaba para otras, una penosa labor. Ya que esta particularidad nos ha traído hablar del traje, es preciso decir una palabra del calzado pues éste es en Lima, lo que en ciertas provincias de Francia es el sombrero o el tocado: la piedra del toque de la elegancia, el arma sin resistencia de la seducción. Adoptando el zapato de raso blanco, se han aceptado rigurosamente las consecuencias onerosas de este lujo exagerado. Una verdadera limeña preferiría caminar sobre las manos, antes que presentarse en público con un zapato de dudosa limpieza. Viendo pasar por las calles tantos zapatitos de una blancura inmaculada, no podemos dejar de inquietarnos por su existencia efímera, y más aún, al pensar cómo pueden pies tan delicados, con sólo tan frágil envoltura, desafiar sin ser quemados ni adoloridos, el rudo y ardiente contacto del pavimento, en tanto que los productos más sólidos de la industria de San Crispín, nos ponían al abrigo de tales inconvenientes. La explicación del enigma habría que buscarla en un sabio estudio del modo de caminar unido a una extrema ligereza. El pavimento hace una guerra de exterminio tan declarada a los zapatos de raso, que existe un mercado especial de este artículo, al que va todos los sábados la más encantadora parte de la población a hacer su provisión de la semana. Las mujeres que no han podido reunir la suma necesaria para obtener este indispensable complemento de la toilette, tienen esa tarde, un acceso fácil, entonaciones acariciadoras, y un dejar hacer bastante alentador. Falta de zapatos de raso blanco ¡cuántos pasos falsos se han dado por ti en Lima la tarde de los sábados! Y sin embargo, ¿quién lo creyera? En esta tierra de la Lindeza, en medio de la esa adorable población de sílfides, se ha formado una sociedad para desafiar el poder de la mujer, para burlarse de sus encantos, para negar sus preciosas cualidades y atributos. Esa sociedad, cuyo origen se remonta casi a los tiempos fabulosos de la historia del Perú, lleva en Lima el nombre de «los Maricones» y ya existía con otro nombre en tiempos de los Incas, habiendo tomado una extensión tan inquietante, que muchos jefes, entre ellos Tupac Yupanqui y Lloque Yupanqui, tomaron las armas contra ellos y los persiguieron sobre diversos puntos del Imperio. Durante tres siglos, el Virreinato no fue más feliz en su lucha contra los Maricones. Fue, dada la irrupción de las ideas y costumbres europeas, que al comienzo de la emancipación, se rompe en cierto modo el velo que ocultaba a la nación los extravíos y los libertinajes de la sociedad tantas veces perseguida. En nuestros días, la extraña sociedad de Maricones, no está destruida, pero sí agonizante: hemos podido ver a menudo en la Plaza Mayor a sus últimos representantes. Uno entre ellos, gozaba sobre todo, en Lima, de una escandalosa popularidad; era un tamalero gordo, imberbe, rozagante como una soprano. Ese individuo llevaba un sombrero de paja de Guayaquil y un ancho mandil blanco de cocinero. A pesar de estar continuamente en ejercicio de la mañana a la noche, como ciertos pasteleros de nuestros boulevares; su charla aún más inagotable que su mercadería, encantaba a un auditorio que, sin tregua, parado delante de él, la boca abierta, como delante de un gran orador, aumentaba de manera que interceptaba el paso. Su voz de mujer, clara y vibrante, decía con mucho espíritu la anécdota del día, criticaba las costumbres y se permitía a veces despropósitos políticos. Las tapadas eran particularmente el punto de mira de sus mordaces alocuciones, las interpelaba al paso y las perseguía con sus burlas; pero a menudo también, ellas le replicaban con éxito: ellas encontraban para soportar esos retos frívolos, un vigor y una originalidad de salidas que arrancaban a los espectadores, ruidosas y simpáticas manifestaciones. Esa guerra de epigramas, donde brillaba la incansable fecundidad del tamalero, se prolongaba de ordinario hasta el momento en que otro espectáculo venía a atraer a los curiosos y dejar en el aislamiento a los partidos beligerantes. El comercio del tamalero tenía su interés, decían, en esos escandalosos torneos que llamaban la atención sobre la mercadería. Ese industrial debía también a su verba de improvisador, dos o tres fortunas, que el «monte», cuya pasión llegaba al frenesí, había sucesivamente consumido.
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El Bicentenario, una fiesta a la cual no hemos sido invitadxs escribe: Manuel Nieves1
A pocos días de estar de fiesta por los doscientos años de la proclamación de la independencia del yugo español, en el Perú, se rinden homenajes a todo lo que se refiere a la falsa libertad, heteronormada, condicionada a los poderes de facto, con un Poder Judicial que nos da la espalda, un Sistema de Salud que nos margina y, ni qué hablar, un Sistema de Educación selectivo, es como vivir en una dimensión virtual, esas que aparecen en las series y películas de moda. Existimos solo cuando nos matan. El Estado no garantiza que las comunidades de minorías sexuales tengan los mismos derechos que el grueso de los pobladores, no garantiza la igualdad de condiciones, ¿entonces, qué haremos? Una gran estrategia es empoderarnos en nuestro desempeño, en lo que hacemos en nuestro día a día, en hacer un trabajo reluciente, en esmerarnos en brillar. ¡Un momento! ¿Es necesario hacer todo esto? ¿Es necesario demostrar ser mejores personas solo para que la sociedad y la autoridad nos regalen, cual migaja de pan, una cuota de igualdad que a la larga solo servirá para reforzar la ineficacia de un Estado que no es para todos? Si bien es cierto, que la comunidad LGTBI, en esta última década, ha tomado calles y plazas, ya sea exigiendo sus derechos, celebrando su orgullo o siendo parte de alguna otra exigencia comunitaria, no ha logrado nada propio, que no sea la visibilidad y la «unión» de sus bases. A falta de una agenda común, que trascienda la visibilidad que nos vuelve orgullosos y que se celebra anualmente, entiendo que no tenemos un plan público para poder colocar una agenda plural que comprenda todas las siglas LGTBIQ+, construyendo estrategias verdaderas, no solo con políticos, sino con la ciudadanía misma. La importancia del Estado a través de sus políticas públicas, la verdadera inclusión va llegar con la exigencia de nuestros derechos, no solo como un saludo a la bandera, sino como una verdadera y eficiente manera de tomar en cuenta las necesidades de millones de peruanos y peruanas, que se sienten excluidos a un sistema que los oprime, y repito nuevamente: nos mata. Con el Congreso de Keiko Fujimori nos detuvimos cinco años, la mafia fujimontesinista no solo llevó en su lista congresistas homofóbicos, sino también misóginos, poniendo en riesgo los derechos adquiridos de las mujeres, quienes, por estrategia, deberían ser nuestras principales aliadas para arrancarle al Estado nuestros derechos, porque ambos nos encontramos en carencias legislativas que nos ponen en calidad de ciudadanos de quinta clase.
Manuel Nieves (Tarapoto, 1977) es Ingeniero de Sistemas, Gestor Cultural, Asesor en Incidencia Política LGTBI y Políticas Públicas, Conferencista, Docente Universitario, Escritor y Poeta. Actualmente cursa la maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado Rimary, cuentos y poesía (2003), Encantos, narraciones breves (2010), y El último color (2021). 1
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Veo con pesimismo lo que vendrá ahora, después de estas últimas elecciones, nuestros políticos han demostrado que no buscan una unión progresista, basada en la igualdad de derechos de ninguna minoría, menos la nuestra. Por el contrario, esta carrera electoral hacia el sillón Presidencial ha servido para muchos endurecer su discurso en contra de la comunidad LGTBIQ+, teniendo como aliados a la extrema derecha y a todos, cuyo fanatismo religioso, han sabido suprimir mediante su discurso todo ápice de humanidad sobre nuestros cuerpos políticos. Ahora, ¿qué nos espera con el virtual Presidente, Pedro Castillo? No creo que mucho, solo buscar un acercamiento, establecer puentes de comunicación, con el objetivo de dialogar y presentarle nuestros puntos de vista con respecto a las políticas públicas vigentes y plantearle otras, las que necesitamos y elegimos como prioridad, para que se contextualice y se enmarque en un contexto que, por ahora, la comunidad LGTBIQ+ exige a gritos y con el puño levantado. ¿Qué es lo que nos hace falta? Interseccionalizar nuestra lucha, uniéndonos a otras, como la de las mujeres, Educación, Salud Pública, educadores, de ninguna manera aislarnos en nuestros requerimientos. Nos hace falta una estrategia que vaya de lo general a lo particular, haciendo un consolidado de las necesidades que aún no se legislan y mostrarlas como iniciativas con el objetivo de convertirlas en políticas públicas. Tener una agenda común, plurinacional, donde todas las voces de las regiones con agrupaciones pro LGTBIQ+ sean plasmadas en un documento formal, a manera de exigencia. ¿Qué nos permitirá esto? La unión de las bases, la inclusión como un bloque fuerte nacional que reclama sus derechos. Es una tarea nuestra también democratizar y descentralizar nuestras luchas, porque los integrantes de la comunidad no solo pertenecen a la gran Lima, porque existen líderes en todo el Perú que están prestos a levantar la voz y contribuir a cumplir nuestros objetivos comunes. Entonces, ¿cómo afrontamos y cómo nos encuentra el Bicentenario? Es un contexto muy difícil, lleno de carencias y falta de voluntad política. Se nos viene un resurgimiento del fascismo y la extrema derecha, que será fatal para nuestras vidas y libertades, el cual, si no actuamos a tiempo, nos augura años difíciles de recuperar. A manera de reflexión, me pregunto, ¿por qué somos el gran ausente a esta celebración? Hay distintas formas de interpretar la discriminación. La primera, la más irrefutable, desde mi punto de vista, es que no estamos en su agenda, inclusive ni para el tricentenario. Imagino que a través del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables se realizarán actos protocolares, pequeños saludos a la bandera, premiando o reconociendo el activismo de las cabezas más visibles del activismo LGTBIQ+ limeño. Vacas sagradas, que les dicen. Pero más allá de cualquier situación protocolar está el hecho de que ya no somos una simple minoría y que es necesario y obligatorio tener una presencia en el Estado, no como una cuota de género y diversidad, no nos contentemos con migajas, si no como una presencia elemental en distintos campos del desarrollo profesional y político, tomando espacios para ejercer liderazgo y empoderamiento. ¿Imposible? No. Hay muchos políticos que se han servido de su orientación sexual e instrumentalizaron a parte de la comunidad LGTBIQ+ que creyeron en ellos, y estando en el poder no hicieron nada (¿o no pudieron hacer?) por la minoría a quien decían representar. ¿Qué nos obliga a asistir a una fiesta a la que no fuimos invitados? Sí, estamos en toda la obligación de ser visibles en una lucha, que si bien es cierto no ha logrado mucho, pero que ya dio sus primeros pasos, al enfrentarse a distintos poderes de facto quienes siempre buscaron boicotear nuestras propuestas y agendas, el fujimorismo, ese mostro de mil cabezas que se resiste perder. Por último, quizá un elemento a tomar en cuenta, es la desunión que se vive dentro de la propia comunidad, siendo este un tema básico, que merece ser expuesto en otro artículo. Con esta pequeña argumentación, concluyo que el Bicentenario es una fiesta que se dará en todo el largo y ancho del Perú, para festejar una independencia que no tenemos, una libertad que no gozamos, una igualdad que aún soñamos, y sin duda alguna, en esta fiesta no tenemos los tiquetes de entrada, porque la Comunidad LGTBIQ+ no ha sido invitada, una vez más, y que no nos tome por sorpresa. / /
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Las 114 de Teddy escribe: Fidel Chaparro1
Ante 114 corbatas, Teddy sentía el gran dilema de su vida, a pesar de ese hecho trivial que nos muestra el narrador del texto de Duque de José Diez Canseco. Ahora, estar al frente de 114 posibilidades de salir con un color de camisa, pantalón, pintura para uñas, mascarilla, algún accesorio, entre muchas cosas, también la forma de comportarnos y presentarnos ante desconocidos y conocidos, es cuando siempre tendremos un secreto que no exteriorizamos. Es decir, una forma de comportarnos, la cual es escogida de una gama de posibilidades, el espacio de lo público nos atrapa a siempre escoger, no serán 114 posibilidades que tuvo Teddy, pero sí una paleta de colores que llega desde la más adecuada hasta la más inaceptable, ya sea para los demás, para nosotros mismos o para la sociedad. Aunque parezca que siempre guardamos un secreto que nos pueda avergonzar, hay momentos en que esto sale. La llamada comunidad «gay» también se comporta en la misma lógica, es decir, limitándonos a todas las expresiones que existen en nuestros cuerpos, cuando vamos a un lugar de ligue, por ejemplo, un sauna, ahí la mayoría no habla y por más que estemos desnudos o con una toalla que nos cubre algo, hay un lenguaje que todos conocen, pero que de igual manera no lo hacen obvio, el más varonil es la persona más recatada y la más deseada dentro de esos espacios, pero las locas que también frecuentamos los mismos espacios tenemos que mimetizarnos dentro de las reglas del juego y esconder esa obviedad que nos hacen señalables. Se convierten, así, en un par de horas parecidas a un secreto y, como en una tabla de ajedrez, movemos las piezas del tablero y sacamos provecho de la situación, jugando con la gama de posibilidades para obtener un beneficio. Algunos lo verán como supervivencia dentro de la jungla social de nuestra capital, otros, como parte de la rutina.
Hasta el momento, no he visto ninguna persona trans dentro de un sauna o en esas discotecas que se jactan de ser muy inclusivas. Los espacios se polarizan en ese sentido, se van creando subespacios dentro de lugares secretos de nuestra cartografía capitalina, donde los últimos escalones de supervivencia sexual pueden expresarse en toda su magnitud. Los heteros también juegan estás lógicas: con los amigos, en reuniones sociales, hasta en la vida conyugal. ¿Qué hombre casado se atrevería a confesar que le gusta que su esposa le meta los dedos o usar juguetes sexuales, o que tiene un o una amante? Pienso en varios conocidos que son de una manera ante sus esposas y son de otra ante los amigos. El espacio del internet también se juega de esta manera, escogemos la mejor cara, la mejor pose, la mejor descripción y la exteriorizamos ante los miles de cibernautas que ven la foto de nuestra red social favorita, o se es partícipe de algún evento en pro de la diversidad, pero siempre se muestran a las menos obvias, y si las hay, cuando un sentir heterosexual es detectado o una de apariencia cisgénero, entonces ahí está mal, se revierte todo y es ante la cisgénero y ante el hetero que se le señala, porque su arte, o lo que desea mostrarnos, no es adecuado para los que se jactan de ser inclusivos.
Si se lucha por obtener derechos, si denunciamos un crimen de odio o mostramos el tan llamado «orgullo», tenemos que empezar por «casa» y no trivializar la situación, que como Teddy, solo encontró silencio. No hagamos de ese silencio una violencia para los, las y les demás; Teddy quizás en ese momento se imaginó con cada una de las 114 corbatas y escogió la que más le convenía. Entonces, no veamos la trivialidad de la situación, sino la expresión de cada ser humano por ser feliz. Si jugamos las reglas del juego, muy bien, pero no excluyamos a las demás que no sacan la corbata que nunca te pondrías, pero la tienes ahí porque es parte de ti, es una posibilidad, la mariconería, la feminidad no tiene que ser Ahora, los más varoniles y caletas que se consideran «gay» silenciada, ni mucho menos violentada. también defienden una masculinidad, como si la misma homosexualidad tuviera una sola dirección. Ante esto, puede De igual manera, revirtiendo la situación, si detectamos con ser defendible alguna de estas posiciones, los comentarios se nuestros «radares» a una cisgénero o un hetero, no lo silendispersan en varios bandos. No quiero abogar por una u otra, ciemos, porque también es parte de lo que existe en nuestra sino develar la lógica, lo que no se dice, a consecuencia de exterioridad y lo hacemos nuestro. Lo que sí debemos deveaceptar las reglas del juego, en entender esa felicidad. Pero lar es la violencia que puede haber al defender a una u otra ¿qué pasaría con las afeminadas, las obvias, las no binarias, forma que atente contra nuestros sentires, como si fuéramos las trans, las que no se adecúan a las reglas del juego? No, no una trivialidad tal como lo hace el narrador de Duque ante encuentran ese privilegio que podemos vivir algunas que ju- sus personajes. Vemos la portada del libro y leemos Duque, gamos con el secreto, no nos damos cuenta que los espacios y ya nos imaginamos quién es Duque, pero al abrir el libro que se han creado para nuestros propios placeres también vemos que Duque es el perro y sólo aparece algunas veces, tienen limitaciones, y que no son nada inclusivos para otros como si lo que encontramos no era lo que esperamos y lo cuerpos y sentires. apartamos de nuestros ojos y eso duele, duele mucho. / /
Fidel Chaparro nació en Lima en 1981, cursó estudios de Literatura en la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Federico Villarreal, perteneció al grupo poético «Colmena» en el 2001. Es, a su vez, uno de los ganadores del concurso de poesía organizado por la Feria del Libro Zona Huancayo FELIZH - 2014, obteniendo la mención de primer finalista con el poemario Todos los zánganos son reinas y otros poemas, cuya nueva versión fue publicada en setiembre del 2018 como Todos los zánganos son reinas gracias a la editorial Vagón Azul Editores. 1
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Manifiesto contra lo binario escribe: Fiorella Terrazas1
Me declaro una terrorista de lo binario, de la ilógica forma de mi ser masculino activo. Me declaro drag, diferente entre los drags, la que de menos es más y más es menos. Pero admirando tanto a las más brillantes presencias nocturnas, que solo me animo a mirar con timidez. Me declaro muchacho que toma las riendas del asunto feroz a los dos años de edad, en vez de jugar en el wawa wasi a ser una niña normal, la perra marica en celo que vive adentro sacó las garras a temprana edad. De eso no se debe hablar así tan suelto, la sociedad no lo entendería. Me gusta la soledad para enfrentarme a mis miedos, siempre en formas humanoides prestos a empujarme a la inseguridad cada vez que se logre, luego de una borrachera. Para de 31 años de edad bajar a 13 y asustarme otra vez porque no lograré sostener la perfor para ser aceptada en la logia del colegio, viendo de lejos como masacraban al gordito gay del salón. Pensé en el suicidio a los 3 años, 8 años, 12 años, etcétera. Por curiosidad, a ver si pasaba eso lloraban papá y mamá, a ver si se conmovían por un cabro más muerto, un cabro menos, hubieran sufrido, ahora que lo veo en retrospectiva. Pero hace 3 años no pensaba así. Me pongo stone normalmente cuando analizo estas cosas para desfallecer en el sillón más cercano y sucio de la casa, en un silencio donde se escucha la construcción de 3 cuadras más allá. Recuerdo haber admirado desde el primer instante a Frida Kahlo, la más estúpida de mis heroínas del arte por templada, la admiré porque hurgó en su propio deseo, satisfecha carnalmente de vez en cuando en idas y regresos de su eterno amante protozooico de la mente mega sacavueltero. Por ahí, qué rico pensé, es el lesbianismo. Qué delicia el sabor de mi propia piel. Me chupé, me chupeteé de nena muchas veces. Así empecé a amar a mi género. Amar todo el pelo de mi cuerpo. A tomar valor y aceptar mi diferencia, como espectro limeño gris y espantoso, o belleza cybernética muda y muerta. Normal eso, normal todo. Confieso que en «mi vejez» aún no la culmino con la deconstrucción de la masculinidad que llevo, todavía asumo un rol medio violento, porque me violentaron innumerables veces, quizás solo estoy traumadite y creo que el ser masculino es inherente a lo violento. Tantos aprendizajes pendientes míos. Tanto que analizar, y sigo fluctuando en el género sin definición fija, la verdad. Solo asumiéndome espacial por el momento, cybernética, muerta y rosa también. Entregade al arte para cumplir con la producción en soledad y matar la vagancia. Asumiendo menos roles, menos intimidad, y más narrativa de la intimidad. Confieso que la exploración de las diferencias siempre estará presente en mi vida sexo-afectiva y sentimental. Tengo certeza de la imposibilidad de la mismocracia sexual, de la exploración de ámbitos extracorporales para nuestras pasiones, y que la amistad es lo más importante en estas depresiones y soledades que pasamos, a veces, las bebitas disidentes en los territorios homofóbicos y de odio en general como lo es en el Perú, tanto como otros países. Nuestra revolución es seguir brillando en todas las instancias donde no hay luz, suena a sacrificio y lo es. Pero alguien tiene que destacar así y ser luz en esta tierra opaca. Me declaro una muñeca de plástico con la empatía para defender a mis amigas maricas cuando lo necesiten y requieran, con uñas y dientes entre nosotres, con el amor y los poderes mágicos de la luna. / /
Fiorella Terrazas Espinoza [a.k.a. FioLoba] (Lima, 1990). Persona de género fluido, transfeminista y neurodivergente. Es miembro de la Antifil y de Plástico Revista Literaria. Publicó bajo la Mano Editorial Fantasma: Dejo cabellos en los bares (2013), Espinosza (2015), Hedores (2017), Los tratados de la perdedora (2017) y .l. (2020). 1
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Yo nunca escribe: José Armando Ramírez Galloso1
Yo nunca salí del clóset, fuera de todas las cosas, nunca lo sentí necesario... Nunca había pensado desde cuándo es que empecé a formar parte de la «comunidad». Yo siempre fui diferente, a mí no me gustaban las típicas cosas que a todo niño deberían interesarle, es más, recuerdo que de niño me inscribieron en clases de futbol, y pues, no me gustaban...; yo amaba muchas otras cosas, me llamaba mucho la atención el básquet, las artes marciales, la música y muchas otras cosas más, más que el hecho del deporte que me obligaran a ir y que para mí era una tortura; agradezco mucho que después de algunas clases, y algunas negativas por mi parte, mi papá me dijera «si sientes que eso no es para ti, pues no es para ti, tranquilo». Para mí fue el primer gran gesto de comprensión y tolerancia, ese fue uno de los pilares de mi seguridad y me sirvió hasta el día de hoy para no sentirme culpable por no encajar con los demás niños.
de sentirme culpable, dejé de sentirme triste, dejé de pensar que estaba destinado al rechazo o a la soledad.
Le doy gracias a la vida por no caer en esa etapa oscura, por no atravesar esa incertidumbre de no saber qué va a pasar cuando se enteren, de tener que vivir una doble vida, agradezco mucho no haber pasado por eso, bueno, al menos hasta ese momento. Fue entonces cuando crecí y entré en razón de todo lo que nos espera a las personas como yo, todo el rechazo, la incertidumbre, el tener que esperar a estar listo para contar la verdad, para ser tú mismo, para ser libre, saber si quieres contarlo, o no, y también cuidar que esa decisión sea tuya, que nadie te vea y vaya corriendo a contárselo a los demás para dejarte en ridículo, como si fuera de interés público. En ese momento entendí que, a pesar de todo, las personas de nuestra comunidad siempre llegan a esa etapa oscura, en donde el arcoíris no está, por más que tratemos de Cuando tenía 14 años fue la primera vez que sentí que de huir, por más que intentemos ignorarlo y patearlo, en algún verdad algo no cuadraba. Yo tenía un amigo muy cercano, momento llega, y con un peso que uno no se imagina, mienese con el que uno siempre se sienta y cuadra para hacer las tras más tratas de huir, más fuerte se vuelve. tareas y todo; en algún momento de aquel año escolar, empecé a sentirme extraño cuando se juntaba con otros amigos, Por más que trate de huir siempre aparece el tema, siemquizá se sintió un poco abrumado o asustado por mi forma pre tratamos de mantenernos al margen de conversaciones acaparadora y de búsqueda de exclusividad, debo admitirlo. Verlo con otros amigos para mí era muy incómodo. No fue sobre el tema LGBTIQ+, alguna conversación en el trabajo, hasta días después, una noche en mi cuarto, cuando estaba en la familia, en tu grupo de amigos, en donde las persosolo, que me di cuenta que lo que sentía no era solamente nas suelen ser muy hirientes, donde solemos escuchar «los incomodidad o enojo por verlo con otros amigos, esos eran entiendo, pero que no se besen en la calle», «no me gusta celos, celos de verlo con otras personas, de que ya no fué- verlos agarrados de la mano», «van a confundir a los niños», ramos tan íntimos o que ya no nos vieran como los amigos «quieren pedir privilegios», «que vivan su vida, pero encerrainseparables. Y fue esa noche en la que fui consciente de lo dos en su casa, nadie los juzga, solo que no se expongan». que me pasaba, y me abordó un sentimiento de culpa, un Escuchar ese tipo de cosas es bastante hiriente, porque musentimiento de temor, de incertidumbre, de no saber ¿por chas veces esas personas no saben que alguien en su círculo qué a mí?, ¿qué hice de malo para ser diferente?, ¿en qué está escuchando, alguien que está fingiendo ser otra persopaso me equivoqué para terminar sintiendo eso?, sintiéndo- na, que se está ocultando para evitar ese odio, ese prejuicio, me tan miserable y desafortunado. Aún sigue siendo bas- esa intolerancia, esos ataques, y solo escuchamos y tratamos tante triste pensar en todo lo que sientes cuando descubres de no involucrarnos para evitar que sospechen de nosotros, que eres diferente, pero cuando estuve a punto de derrum- que nos descubran, que se enteren de que somos diferentes, barme, recordé aquellas palabras de mi papá, aquella frase y muchas veces hasta los apoyamos y decimos «sí..., quizá tan reconfortante. Quizá él no lo sabe, pero esa frase fue tan tienes razón...» para evitarnos la confrontación. importante para mí. Aquella frase no solo significaba que no Siempre he pensado que no es justo que tengamos que esimportaba si no me gustaba el futbol, sino que no importaba si me gustaran otras cosas, que nada cambiaba, que todo pecificar qué somos, tener que explicar que somos diferentes, estaría bien, y fue esa misma noche que mi mente se tran- ¿por qué tenemos que hacerlo?, no es justo. Suelo comparar quilizó. Sentí que en alguna parte estaría mi lugar y que todo mi vida como estar buceando, debajo del agua es un lugar estaría bien, que debía estar tranquilo, en ese momento dejé muy tranquilo, no oyes nada más que tus pensamientos, solo
José Armando Ramírez Galloso (1999) actualmente es bombero voluntario, cuenta con experiencia en rubros de prevención contra incendios y rescates. Además, adora la música y ha tenido experiencia en producción musical y obras teatrales desde shows online hasta producciones más grandes en teatros como El Pirandello y Plaza San Miguel Central. 1
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oyes lo que está dentro de tu cabeza, tus sentimientos, todo lo que ves, es muy bonito, al menos hasta el momento en que empieza a faltarte la respiración y necesitas salir a respirar porque comienzas a ahogarte. Y sí, ese momento llegó, llegó así como te llega la pubertad, pensé que podía simplemente vivir mi vida, separarla del todo, separar el amor, la intimidad, de todos los demás aspectos de mi vida, no tener que darle explicaciones a los demás, no tener que compartir esa parte íntima de mi vida, las demás personas no tienen que andar por ahí diciendo lo que les gusta, caminar por la vida con una etiqueta que diga que se es diferente. Muchos de nosotros vivimos privados de vivir transparentemente, a pesar de todo lo que digan, de lo tan libres que finjamos que podamos ser. No me malinterpreten, aún pienso que esa «charla» no debería existir, esa conversación tan intima con tus padres en donde los sientas y les dices «no me gustan las fresas, prefiero los chocolates, o viceversa», ¿por qué tener que hacerlo?, las personas hetero no necesitan hacerlo, ¿por qué nosotros sí? Solemos crear una falsa vida, una vida donde no somos nosotros mismos. Para evitar que nos lastimen, tratamos de ocultar que somos diferentes, que queremos diferente, que vemos más allá de todos los estereotipos, fingimos que somos iguales a los demás para evitar que nos estigmaticen, que nos insulten, tratando de vivir una vida normal, una vida sin odio, sin las miradas, sin el rechazo. Debo admitir que pensar que en algún momento conversaré con mi papá y le diré que soy diferente, o tan solo cuando le presente a la persona que escoja para ser mi pareja y que sea un chico, me aterra y me aterra muchísimo, a pesar de lo muy comprensivos que suelan ser los padres y de que nos acepten y trabajen por entendernos. Esa incertidumbre de no saber qué puede pasar al momento de decir «papá, mamá, quiero conversar con ustedes...» y que todo se derrumbará, aquel esfuerzo por parecer fuertes y decididos, todo eso se irá y solo quedaremos nosotros, buscando un poco de comprensión, de tolerancia, de cariño. Verme en una posición vulnerable es muy aterrador. A pesar de todo, a pesar de vivir una vida plena, de ser aceptado por tu familia, de tener un buen trabajo en donde no te discriminen y tener un círculo social bastante tolerante
y libre, este tema siempre deja huellas en nosotros. Heridas que nunca sanan, por más adentro que estén, o por más curadas que parezcan, siempre hay algo que te estruja el corazón y te recuerda que esas heridas siguen abiertas, y a veces sangran, cuando piensas en que te gustaría poder casarte, en que te gustaría tener hijos, formar un hogar «normalizado» con la persona que escojas amar, sin que las personas sientan el derecho de criticarte, mirarte, hablar de ti. Esas cosas, en este país, suelen ser solamente una utopía, una utopía que nos hace seguir caminando y anhelar el cambio hacia una sociedad mejor, más tolerante, más empática, más respetuosa, En algún momento llegará el día cuando podamos ser nosotros mismos, quizá tú ya saliste del clóset, quizá vives una vida feliz, quizá eres libre, pero hay muchas personas que no lo son, que aún no pueden salir del agua y se les está acabando el aire, que aún no pueden exhalar y respirar de nuevo, que aún no pueden comenzar a vivir, que aún sufren a diario los estigmas y el desconocimiento de todo este tema. Hay muchas personas recibiendo maltratos por ser diferentes, mucha gente muriendo por crímenes de odio, por la incomprensión, por la falta de tolerancia, todos podemos sumar un granito de arena para alcanzar nuestra tan anhelada libertad, para comenzar a vivir, porque las personas LGBTIQ+ nacemos dos veces: el primer parto es al momento en el que venimos a este mundo y el segundo es cuando por fin comenzamos a ser libres. Algún día podremos vivir como realmente somos, con la ropa que nos guste, con el género con el que nos identifiquemos, con los colores que queramos, con la forma de ser, con lo que nos sintamos más cómodos. Algún día no necesitaremos decir SOY GAY, SOY LESBIANA, SOY BISEXUAL, SOY TRANS. Con cierto nudo en la garganta e incertidumbre para explicar que somos diferentes, algún día lo diremos con orgullo, como si fuera una característica más de nosotros y no como lo que nos define y cambia completamente el concepto que las personas tienen de nosotros, simplemente lo seremos y estará todo bien. Así como yo, algún día solo será suficiente ser José Armando, porque José Armando es raro, es diferente, es alegre, divertido, empático, tolerante, solidario, y también un poco renegón, no solamente el bizcocho, aún sigo esperando el momento para nacer por segunda vez, y siempre es una promesa conmigo mismo, siempre me prometo comenzar a vivir de verdad y el tiempo sigue pasando, sigue avanzando, pero cada uno tiene su tiempo. / /
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Mi sexualidad en su laberinto
texto y dibujo: Yesenia Pajuelo Cacerez1
El camino que recorrí para descubrir quién soy y para lograr aceptarme estuvo lleno de obstáculos, en su mayoría, impuestos por mí. Cuando tenía trece años vivía en mi propia burbuja, con pocas cosas que me interesaban, sin embargo, no lograba encontrarme a mí misma en su totalidad, y sentía como si faltaran piezas en un rompecabezas. En ese tiempo no cuestionaba nada sobre mi orientación sexual, estaba saliendo con un chico que me gustaba y era feliz, hasta que conocí a una amiga llamada Fátima en la academia en la que me preparaba para postular a la universidad. Fátima sabía mucho acerca de la sexualidad, pero nunca me había cuestionado nada sobre preferencias o diferentes gustos sexuales. Cuando Fátima me habló acerca de las orientaciones sexuales, fue como si yo hubiese estado cegada toda mi vida, prácticamente abrí los ojos y tenía otra percepción del mundo y de las personas. A partir de ese día, comencé a despertar siempre con ideas caóticas en mi cabeza: ¿Fue mi amiga quien influyó en mí? En efecto, las cosas que me dijo y que me contó, hicieron que, a largo plazo, cayera en cuenta que una parte de mí siempre supo que era diferente. ¿Me estoy abriendo a un mundo que antes no conocía y que le temía? Creo que dentro de todo esto, lo que más temía era que este nuevo mundo me gustara, eso me daba más miedo. Afrontar que era diferente resultó ser un viaje largo y lleno de complejos. A veces, mis actitudes despertaban miedo en otras personas que solo querían ser amigables; ahora lo entiendo, yo era una tormenta con oportunidad de tener una calma absoluta, solo que ante mis ojos todos querían presionarme y ridiculizarme, pero no me daba cuenta que la que se presionaba y ridiculizaba todo el tiempo era yo misma. En mi época de colegio, me sentí atrapada con tantas preguntas y con dudas que hacían que mi vida fuera inestable, no contaba con el apoyo que me hubiese gustado tener, porque buscaba respuestas y no las encontraba; en esos días yo misma fui mi soporte y guía.
me gustaba meditar sola y explorar mis ideas más profundas. Hubo días en los que me daba cuenta que, mientras más cerca estaba de lograr aceptarme, más difícil se me hacía procesarlo. Tenía miedo de sentir atracción por una mujer y no lo podía admitir con seguridad, no obstante, estaba con la motivación de enfrentarme a lo que sea para poder estar tranquila y a salvo. La pintura fue el consuelo más maravilloso que pude tener. Pintaba seguido y plasmaba los diferentes sentimientos que brotaban de mí. Sin duda, el esfuerzo por seguir adelante y la valentía para enfrentar las diversas situaciones hicieron que aprendiera a tener amor propio. Poco a poco empecé a sentir menos temor, porque sabía que yo no estaba mal, sabía y entendía que había muchas maneras de ser: sin miedo y sin vergüenza; no me dolía sentir atracción por una mujer, me dolía no aceptar esa atracción y no atreverme a ser sincera conmigo misma, aunque esa sensación fue desapareciendo con el pasar de los meses. Me miraba al espejo y ya aceptaba mi gusto por las mujeres, era una realidad; debía aceptar y creer que existen muchas maneras de amar y que la diversidad no es peligrosa, todo lo contrario, la diversidad es tranquilidad. Finalmente, a pesar de las carencias emocionales, seguí adelante y, poco a poco, reforcé la idea de que ser bisexual está bien y que no tengo por qué sentir miedo o angustia de lo que los demás piensen al respecto. Mi corazón estuvo en un eterno naufragio y mi mente evitó darse cuenta de lo perdida que estaba. El abrirse a un nuevo mundo es aterrador, pero debemos luchar por lo que somos y por lo que creemos, no basta con tender la mano los unos a los otros, sino que apoyarnos en nuestra fuerza adquiere un mayor significado.
Imaginaba que mi vida era un laberinto y yo estaba desesperada mientras trataba de encontrar alguna salida, cuando el verdadero camino era recorrerlo en confianza y con la fe Convencerme a mí misma de lo que estaba pasando era de que podemos lograr aceptarnos a nuestro tiempo, porque extraño, porque no conocía a nadie que fuese de mi entera al final del camino quienes somos y lo que representamos es confianza y me pudiese entender o escuchar, sin embargo, nuestro mayor poder. / /
Yesenia Pajuelo Cacerez es estudiante de Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Nació en Lima, tiene 21 años de edad y es la menor de cuatro hermanos. Amante de la pintura y de la poesía, tiene como meta ilustrar libros. Creadora de la página de Instagram @novat.arte, en donde se encuentran sus escritos. 1
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Cuando la magia se pierde Arturo, casado con hijo, gay en el clóset, despierta con resaca en la cama de Rodrigo y una de las primeras cosas que dice es «¡No soy homosexual!». Típico. Ya calmado, en la conversa le cuenta de sus problemas conyugales. «Ya no hay magia entre nosotros» le ha dicho la esposa... ¿Qué es la magia? Arturo y Rodrigo lo van a descubrir juntos.
amantes resignados. Cuando madures lo entenderás’. Si madurar significa resignarse prefiero morir joven. Arturo: ‘Marcelo’ Rodrigo: Sí, ‘mi pareja’. Esa es la palabra que normalmente se usa ¿no? ‘Marido’ suena a loca. ‘Novio’ suena a hembrita. ‘Pata’ suena a cualquier cosa menos a novio o marido.
Genial obra de Eduardo Adrianzén. Pura filosofía gay limeña. La doble vida, los problemas de pareja, las diferencias de edades, las relaciones con la familia... Y si hay que verle el lado bueno al teatro grabado es que puedes verlo una y otra vez. Con diálogos tan buenos no te quedas con las ganas:
Actúan Daniel Cano (el campesino Miguel que en El último bastión enamora a la hija del hacendado español, ahora nos enamora a todes; pinta bien para un sex symbol pansexual) y Alonso Cano (el de Cuando el día viene mudo de Diego La Hoz).
Rodrigo: Lo mismo me dijo Marcelo en esa última conversación: ‘No existen amores perfectos, solo
Dirige Ximena Arroyo. Al final hay un breve conversatorio. Precio de entrada en Joinnus: S/ 9.00. / /
LANZAMIENTO
¡Gafas Moradas anuncia pronta publicación!
Más información en el facebook de la Editorial Gafas Moradas.
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Mi género en palabras incongruentes texto y foto: Nick Sylvester1
mi género es un día oscuro de junio es la pintura pelada de la pared que nadie se molesta en retocar mi género es furia y resentimiento es algo que tengo que probar una y otra vez cada día al levantarme sabiendo que no será suficiente mi género es llanto ahogado por el rechazo y disforia por la noche y por el día mi género es manufacturado un conjunto de piezas que no encajan la una con la otra mi género es dolor y es lucha
Me llamo Nick y tengo 17 años. Vivo solo 6 meses fuera del clóset como transmasculine no binarie. Este medio año que ha pasado desde que dejé de ocultar mi identidad ha sido el más difícil de mi corta vida. He recibido tanto odio de personas que supuestamente me amaban y han terminado por irse de mi vida, como amor de quienes siguen en ella, apoyándome cada día. Mi viaje recién comienza y aunque el camino ha sido rocoso hasta el momento, siento que el armarme de valor para mostrarme como soy ha valido totalmente la pena. Este poema titulado «Mi género en palabras incongruentes» fue escrito hace poco más de un mes, en una de esas tardes en las que me siento un inadaptado que ni siquiera puede ser comprendido por sí mismo y en él está plasmado lo que mi género es para mí, otrx trans ignorado por la sociedad que habita. 1
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Memorias de julio
escribe: Gia Lujuria
1994 Era un domingo por la mañana. Con mucha ilusión de mi parte, me llevaron por primera vez a la feria del pueblo, aquella que todos los años se instalaba a inicios de julio y con motivo de la tradicional fiesta patronal de la virgen del Carmen, que tenía como fecha central el dieciséis de julio de cada año. Empecé a recorrer la feria, de la mano de mi madre, veíamos todas las cosas locas que traían las vendedoras que venían de varias partes del Perú, la mayoría venían del norte, Chiclayo, por ejemplo. Justo de allí eran las primeras travestis que vi en mi vida. Habían venido en mancha a instalar una peluquería ambulante, por fiestas patronales nomás. Recuerdo que una era rubia y la otra de cabello bien ondulado, mi memoria de 5 años solo recuerda lo mejor o lo más chocante que ocurría a mi alrededor. Por eso, en esta ocasión, prefiero recordar lo mejor. Recuerdo que ellas me sonrieron, me saludaron y que mi mamá se quedó un poco sorprendida, porque les devolví el saludo. Me miraron a los ojos como si nos viéramos reflejadas, como si fuéramos amigas, porque seguro en alguna vida lo fuimos. Ellas hablaban de hombres, de forma muy descarada y yo ya entendía todo. Quisiera que ese momento hubiera durado más, saber sus nombres, abrazarlas, pero mi madre nos pidió avanzar, yo tenía miedo de que «se dé cuenta», ¡Pero claro que se daba cuenta!, y por eso no me regañó, al contrario, fue mi cómplice. Cada vez que alguien dice «las peluqueras», me recuerda a cómo las llamaban en la feria, cómo llamaban a esas tracas que fueron amables conmigo y me hicieron entender que nunca estuve sola.
2018 Cuando tenía ya veintinueve años, decidí volver a Bambamarca; era julio también y por eso decidí volver para la fiesta. Otra vez fui a la feria, pero esta vez de noche; de paso me metía a chismosear en la calle de la novena de esa noche. Esa noche conocí a una marica que era parte de la congregación de la virgen, pero no le tomé importancia. Qué chocante debe ser, ver una mezcla entre muchacho «gay» y mujer, que se le había aparecido. Dejándolo en contradicciones me moví entre la gente, pero le eché una mirada seductora, para variar. Seguí mi camino porque vi unos alfajores, de esos que solo saben hacer allá. Corrí hacia el puesto y me compré uno. De pronto, escucho que alguien me llamaba con mucha emoción, era la voz de un chico. Era Harley, (mi crush del cole). Nos miramos con deseo y nos abrazamos, yo me puse de una xD. Me dice, oye Gia (obvio que me llamó por mi nombre «legal»), vamos a la disco. Yo me seguía poniendo y le dije «Síiii», con muchas ganitas xD. Me dijo que estaba apurado porque era el cumpleaños de su novia, así que quedé. Me dijo que su novia ya estaba viniendo, que por favor les acompañara, que venía con otras amigas que conocí cuando estábamos en el cole. Yo igual acepté la invitación, pues ya que no habría sexo, habría alcohol. Y así fue. Esa noche de julio, bailé hasta las siete de la mañana, sin parar. Regresé super borracha a la casa de mi abuela. Sí que valió la pena la trasnochada, me reencontré con otros compañeros del cole y fueron más amables conmigo de lo que esperaba. Al punto de coquetear con la mayoría xD, pero más pudo mi noche de borracha, como siempre. Todos al saludarme me decían, «sigues igualito, no has envejecido», yo les contestaba «es porque estoy soltera». 36
Tu placer es político Todos los sábados iba al “sachi”. Como muchas, me gustaba pararme en la entrada a los baños, para hacerle ojitos a quien pudiera. A veces andaba en modo más decidida y sacaba a bailar al primer chico que me gustara, normalmente se paraban en el mismo lugar que yo. Bailaban solos, mirándose al espejo con morbo, yo hacía lo mismo; así que les daba tiempo de lucirse, antes de ir por ellos. El baño era el sitio más cercano si había una urgencia, así que podíamos irrumpir con placer. En una conocida discoteca miraflorina, bailaba Dorian, una de las chicas más guapas que he conocido en la vida. Era elegante, sensual, seductora, unos ojos cautivadores. Me gustaba verla, el brillo venía de algo más que las luces y el maquillaje. Quizá la hermosura es disfrutar de una misma, eso pensé cuando decidí ponerme el vestido que usé para la fiesta Lima is Burning y me miré en el espejo. Me sentí una reina (como les dicen a las drags), pero más que una reina, una historia que cambia de rumbo. Quién hubiera imaginado que era tan parecida a Dorian, pero no físicamente, sino de corazón. Muchas veces se nos niega el placer, es un tabú, un pecado para mucha gente. Pero por qué tanto miedo, me pregunto. Debe ser porque tenemos la capacidad de destruir su mundo normal, ese mundo que han construido con edificios disfrazados de modernidad. En fin, hay muchas maneras de sentir placer, desde comerse una rosca jugosa, hasta meterse el dedo buscando la próstata, o el clítoris. Crear también da placer, todas las de las nuestras tenemos esa capacidad, no lo olviden. El placer es esa obscuridad que te asusta, a la que le volteas la mirada a la que esquivas y no quieres mirar a los ojos. Esa soy yo, la que recorre tu espalda en la obscuridad con la lengua y la cintura, la que hace vibrar tus poros, cada vez que se acerca. El placer es esa incomodidad que disfrutas, como un dolor en el clítoris, como una lamida en el glande. El placer es tu amiga incondicional, como tus dedos y tu mano, como ese beso en las tetillas, después de un roce intenso. Esa soy yo, el placer que te niegas, que me niegas, después de morderte las nalgas y gritar por más. Cuántas veces ignoré mi cuerpo, me resistía a verlo frente al espejo, insegura de lo que veía —lo que siempre quise ver— Muchas veces creí que no merecía amor, ni respeto; mi cuerpo solo fue un recipiente de placer ajeno. Cruzaba frente al espejo sin mirarme, cuántas veces quise preguntarles a mis amantes: «¿Cuando me miras, qué ves?» Un día intervine mi cuerpo con hormonas, los cambios tardaron en notarse, pero valieron la pena. Había llegado a un punto en el que, por fin, podía reconocer mi reflejo y sentirme merecedora de mi propio placer, mis propios halagos. Muchos cuerpos como el mío, se creen intervenidos con el fin de causar un impacto o una reacción en el resto, pero no es así, solo buscamos respuestas, en un mundo lleno de preguntas. Buscamos mirarnos a nosotras mismas sin miedo, ni vergüenza. El género va más allá de la ciencia, la biología o la psiquiatría, es algo mucho más complejo de explicar o entender, no se trata solo del cuerpo, es algo más espiritual. A pesar de ello, el cuerpo siente, necesita, desea, respira, y, el mundo, busca nuevas formas de deshumanizarnos. Nosotras optamos por ponernos carmín en los labios, usar sombras, hormonas, hacernos cirugías, re-asignaciones, «cambios», es el derecho de cada una decidir por su cuerpo, no por eso, dejamos de ser humanas. / / 37
Las Exploradoras de la Luna (primera parte)
texto: Gia Lujuria1 ilustraciones: Rodrigo Ccallo2
¿Dónde están las drag-Queens? ¿Quién se las está llevando? Hay un silencio total, qué vergüenza si todos se enteran, que dirán, libertinas, promiscuas, «seguro que ni tomaban sus pastillas» … «y eso que el tratamiento es gratuito» … ¿Quién lo puede entender? ¡Nadie!, nadie que no haya vivido por ellas, jamás lo entenderá, ojalá se callen la boca las que no tienen nada que decir, hay que aferrarnos a sus canciones, a sus coreografías, a sus looks, esos tocados gigantes que justifican todo el miedo que sintieron. Se merecen el cielo homosexual. ¿Dónde están las drag-Queens? ¿Quién se las está llevando? ¡Tal vez tú!, con tus comentarios, tus morbosas especulaciones, como si no sintiéramos, como si no tuviéramos ya el corazón roto por la vida, por los hombres, por los sueños que jamás pudimos hacer realidad. ¡Pues, hay que vivir la fantasía bebita!
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Gia Lujuria (Lima, 1989). Escritora, performer, modelo, actriz y bruja. Rodrigo Ccallo (Lima, 1996) aka Estado de Limbo. Artista, ilustrador, diseñadorx y brujx.
Ni las balas, ni los virus, ni las risas burlonas me apartan de su altar, todas ustedes son estrellas, alineadas con el sol, la luna y la tierra, se dejaron ver por alguna razón. Quizá nada de lo que comprendo ahora, lo habría podido comprender sin ustedes. Cada lección aprendida con sus palabras, con sus silencios, con su sola manera de existir. Nuestros cuentos son de hadas, pero en ellos, a veces no hay amor, ni felicidad, pero a veces sí; son pequeños momentos que quedan en la memoria, y que explotan como burbujas de jabón expuestas al viento. A veces tampoco hay príncipe azul, ni carruajes, ni fiestas, a veces sí hay fiestas, y muchas. Ahí es donde más protagonismo tomamos en nuestros cuentos, qué más da. En nuestros cuentos también hay muerte. La vida es tan impredecible, un día se puede estar y al otro ya no. Mi corazón herido reclama justicia, memoria y una oportunidad, para conocernos más, para amarnos, para despedirnos o quizá para conocernos por primera vez, este es un intento de no apagar su luz con olvido. Esta es la oportunidad que la vida no nos dio. La tierra descubrió que sus habitantes se habían llenado de odio, un odio implacable contra algunas personas que renunciaron a ser lo normal, a verse y ser como la gente esperaba o demandaba que hicieran. Seres distintos, de maneras difíciles de comprender y explicar, con cuerpos rebeldes y amores prohibidos, pero de sonrisas imborrables. Entonces, la tierra sintió dolor, al ver cómo sus habitantes trataban a sus hijas. Entonces, hizo un pacto con la luna y otros planetas, de enviar exploradoras para cuidar de ellas y para mostrarles el camino hacia la libertad, guerreras de apariencia andrógina y etérea, casi bordeando lo femenino, o apropiándose de ello en algunos casos; otras tímidas, ocultando su locura detrás de una personalidad poderosa. Cada una de ellas fue dotada de un poder especial, el cual permitiría a las hijas de la tierra levantarse, soñar, gritar, creer y vivir siendo fieles a sí mismas. Existen muchas exploradoras de la luna, pero en esta ocasión consideramos necesario rendir homenaje a diez de ellas, para que el olvido nunca nos las arrebate.
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Exploradora de Urano (Acuario) Poderes: Solucionar problemas con rapidez. Cualidades: Atractiva, cálida, inocentemente pervertida, amable, tímida, chibola gym. Dones: Amabilidad, paciencia, disposición para ayudar, creer y crear. Habilidades: Lectura, política. Símbolo: 19.
Un día, la organización a la que yo asistía con fines de empoderarme, socializar y aprender, convocó a chicas voluntarias para ayudar a ordenar la biblioteca, de paso podían «revisar los libros», por lo que ella se ofreció a hacerlo. Como me gustaba, pedí ayudar también, de paso leía un poco. Así que coincidimos en la tarde o poco después del mediodía, no logro recordarlo porque me gustaba demasiado. Fue así que por fin pude verla sonreír. Aproveché para hacer bromas sobre los libros que había que ordenar, enormes informes anuales, irónicamente llenos de cifras de muerte. Me había cautivado, así que después de varios talleres y salidas, la invité a bailar. Ella quería conocer una muy renombrada discoteca «gay» de Miraflores, me pidió que «la acompañara», so pretexto nos besamos en el callejoncito de la vuelta antes de entrar a bailar y tomar como locas, claro. También le enseñé a manejar bici, fue una de las mejores tardes de mi vida. En paralelo, ella siempre asistía a todas las marchas y eventos políticos que podía. Era muy joven y llena de esperanza, de inocencia también. Era muy estudiosa, escuchaba en silencio al igual que yo. A veces no necesitaba decir nada para callar a las cabras racistas, solo se retiraba ignorándolas. Una joven activista sin duda, pero más que nada una exploradora de la vida, tenía alas invisibles debajo de su bandera arcoíris. Estuvo muy entusiasmada de salir vestida de cheerleader en la marcha del orgullo. Chibola, pues.
Dedicado a Robert.
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Exploradora de Marte (Aries) Poderes: Dejar muda a la gente con su presencia. Cualidades: Alegre, glamurosa, traca, flaca, bonita y envidiada. Dones: Descaro, buen gusto, feminidad. Habilidades: Moda, educación, baile. Símbolo: Botas de chu.
Como ya se habían acostumbrado en diversas ocasiones, las chicas (más antiguas) del club sábados de UGB, salieron al terminar el taller, directo al chifa de la vuelta. Salieron en fila india, pero un caminar y unas botas «de mujer» llamaron mi atención. Para ese entonces yo usaba pantalones de «chica», porque era demasiado flaca como para entrar en los de «chico», fue algo que teníamos en común, aparte del descaro. Éramos aries contra aries, pero en el buen sentido, porque nos entendíamos a la perfección, aunque claro, siempre desconfiadas al principio. En un lugar lleno de chicos luchando por no perder su frágil masculinidad, ella caminaba a modo pasarela, descarada como tiene que ser. Eso me intimidaba un poco, porque sabía que era una fiera, pero también era el alma de la fiesta, aunque sea en una chocolatada de señores y señoras. En una de esas, terminamos hablando de Soraya, una de las villanas más icónicas de la inmunda. Ella se contoneaba siempre, para los talleres, las pijamadas, las noches de cine LGBTI, para las salidas a bailar o al chifa, y por supuesto que en las marchas.
Dedicado a Jorge (La) Sales.
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Segunda Exploradora de la Luna (Aries) Poderes: Controlar a las personas con la mirada. Cualidades: Guapa, elegante, butch queen, le gustan los flashmob, siempre sonriente. Dones: Amabilidad, lealtad, autosuficiencia, encanto. Habilidades: Baile, política. Símbolo: Sus ojos.
Una noche, un grupo de amigas y yo decidimos ir a bailar a la casona, un local que se volvió hostil con nosotras porque opacábamos a tanto hombre junto (adjunte emoji sonriente). Esa noche bailé desenfadadamente, y ella también. Cruzamos miradas muy ardientes, que terminamos «sin camisa ni blusa» a mitad de la pista de baile. Una de las actividades que más recuerdo con alegría, sobre el MHOL, son sus flashmobs que organizaron en lugares concurridos de Lima. Allí estaba ella, con una sonrisa de juventud que contagiaba de energía. Participaba con varias amigas que seguro al leer esto, la recordarán con alegría. Los flashmobs buscaban intervenir el «público» con bailes mariconiles. Hasta en las noticias independientes salieron. ¡Qué escáandalooooo!, qué iba a decir la municipalidad de Lima (inserte emoji sarcástico). No hay nada más bello que mirar con deseo a los ojos de una persona que sabes que va a cuidar de ti cuando sea necesario. La amistad es un arma poderosa en la guerra del odio que nos han declarado los conservadores. No obstante, sonreírles a tus amigas también es poderoso, marikión.
Dedicado a Kevin Benit(es).
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Exploradora de Mercurio (Virgo) Poderes: La palabra, confrontarlo todo como intervención. Cualidades: Habladora, barbona afeminada, borracha, inteligente, pesada y renegona a veces. Dones: Conocimiento, la guarrada, carácter. Habilidades: BDSM, política, comunicación. Símbolo: El osito, obvi.
Una noche, estaba extraviada en Quilca. Me dijeron «vamos al Queirolo». Como buena borracha, acepté. Había mucha gente intelectual, vamos a decir. Había miradas de como diciendo «llegó carne fresca», por parte de algunos académicos renombrados. ¡Cómo no les va a gustar esa cabrita de mirada profunda que podría ser su hija, pues! Al fondo de todo, estaba ella, hablando de problemática social, vamos a decir. De paso se metía sus chistes sexuales, casual sobre el fisting. Recuerdo haberla visto en televisión besuqueándose por la plaza de armas, cerquita a la catedral como para «provocar». Tengo que estar ahí, dije, y estuve varias veces. A veces de cordón de seguridad con ella, y otras, besuqueándome con una amiga también, bien rico, por cierto. Mucha gente de prensa se le acercaba, para que hable respecto a la «población LGBTIQ+». ¿Pero qué habría pensado la gente de un representante de «esta población», que participaba de orgías y saunas clandestinos? ¡Ahí sí que se hace política, caray!
Dedicado a Gio Infante.
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Exploradora de Neptuno (Piscis) Poderes: Crear. Cualidades: Amable, cariñosa, muy señora. Dones: Creatividad, gracia, carisma, generar empatía, hacer reír con inteligencia. Habilidades: Arte, Drag, comunicación. Símbolo: La escarcha.
Una tarde, decidí por primera vez ir a una marcha del orgullo. Fui muy temprano, porque estaba demasiado entusiasmada. Quería ver de cerca lo que pasaban en TV, en un reportaje de menos de dos minutos. Tracas calatas y musculosos bailando en carros alegóricos. Justo había uno que fue instalado por una famosa discoteca de Lima. Ella estaba ahí sentada al medio, haciendo la versión drag del papa gay. Me emocioné porque admiraba lo visible que era en TV con su arte, así que me acerqué a saludarla, misma fan. Ella me sonrió, me dio un abrazo muy cálido y un beso en la mejilla. «Te admiro mucho» le dije, y se rio. «Tan linda tú», me respondió. Le pedí que se cuidara mucho, porque en esa época ya no podía caminar con facilidad. Sin embargo, nunca dejó de brillar. Ella era conocida en el mundo del teatro en La Jarrita <3, donde hacía versiones tracas de cuanta película, serie, cuento u obra de teatro conocida hubiera. Armaba noches de carnaval. El arte es una herramienta poderosa para comunicarnos, para mostrarnos, para expresarnos, pero sobre todo para acercarnos a los demás a través de la creatividad. Ese talento lo tenemos todas las mariconas, ¡Que no se nos niegue!, solo hay que encontrar nuestro propio arte. Dejar un legado es importante, pero también es importante ver esa parte de la cultura que la gente no quiere ver. La vulgaridad de un cabaret, el arte es la clave de la inmortalidad en el espacio. Si hay algo que tenía ella claro, es que una sonrisa jamás envejece, por eso hacía reír a todo el mundo, y de paso permanecía joven de corazón, cada vez que la entrevistaron en las marchas.
Dedicado a Juan Carlos Ferrando.
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Una noche, la Luna se alineó con los planetas Mercurio, Marte, Neptuno y Urano, causando una lluvia de estrellas de colores. En ese momento, las cinco primeras exploradoras recibieron su llamado. Su pecho se llenó de una luz arcoíris, enviando una señal directamente hacia el cielo. Sorprendidas, decidieron seguir hacia donde la luz las orientaba. Entonces, al juntarse en el punto medio del arcoíris que se formó con su presencia, surgió una explosión. Una luz cálida las rodeó y la Tierra empezó a hablarles, tenía una voz extrañamente grave, ni de «hombre» ni de «mujer». Dulcemente les alertó que el miedo y el silencio estaban invadiendo los corazones de sus hijas y que ellas habían sido reunidas con una primera misión, encontrar a las otras cinco exploradoras de la Luna. Una vez que las diez exploradoras escogidas lograran reunirse, deberían unir sus poderes para convocar e invocar a la exploradora de la justicia, con cuyo cetro de cristal, infundirían esperanza y coraje dentro de los corazones de las hijas de la tierra.
Luego de agradecer su fortaleza, la Tierra se despidió de ellas, recordándoles que sus planetas regentes las habían escogido para cumplir tan difícil misión, ya que tenían cualidades, dones y habilidades que lo permitirían. Asimismo, les recordó que sus poderes no tienen límites y que, en caso de morir antes de cumplir su misión, todos estos recursos serían transferidos a una nueva exploradora, en un nuevo cuerpo y una nueva vida. Con humildad, las cinco primeras exploradoras aceptaron su destino, recibiendo el cálido abrazo de la Tierra. Cuando el resplandor se extinguió, descendió la Luna a la Tierra, convertida en una enorme bola de discoteca, cuyos espejos generaron un resplandor en el cual se reflejaban las exploradoras, transformándolas en heroínas andróginas, de apariencia sin un género preciso. La mayor de ellas, fue escogida como la líder, quien las guiaría en la búsqueda de sus demás compañeras. Esa noche, la Luna vestida de cristales, les permitió danzar y disfrutar en nombre de la amistad. Era finales del mes de junio cuando aconteció el llamado, que concluyó en fiesta. A la medianoche, los planetas volvieron a su órbita regular y Saturno se puso en frente de la Luna, rigiendo como el planeta que representaba la primera reunión estelar y la destrucción. Esta es la primera parte de una historia creada por Gia Lujuria y Estado de Limbo, la cual continúa con la reunión de las diez exploradoras de la Luna y la gran revelación de la exploradora de la justicia. El fanzine impreso y digital estará disponible muy pronto a través de sus redes sociales, por lo cual esperamos su apoyo a través de la adquisición y difusión de este fantástico trabajo artístico. Reiteramos la dedicatoria a Robert HM, Jorge (La) Sales, Kevin Benit(es), Gio Infante, Juan Carlos Ferrando, Peter Ferrari, Claudia Vera, Nicky Bell, Celeda The Drag, Stacy Malibú y Zuleymi Sánchez, pues sin su existencia, no había sido posible creer, ni crear este sueño. / /
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Tantos Angelitos y Cortarse las manos
Paracaídas es la empresa editorial que nos trajo el libro de Karen Luy Compórtense como señoritas (2019) y el libro de Violeta Barrientos Las imposibles orquídeas (2019), clásicos modernos de la literatura LTGB+ peruana. Esta vez nos sorprende con dos textos de Juan Carlos Cortázar en un solo libro de doble frente. Aún no hemos leído el libro, pero publicamos la nota que nos envía la editorial. **** Juan Carlos Cortázar (Lima, 1964) estudió sociología y gestión pública. Hizo la carrera de escritura narrativa en Casa de Letras, en Buenos Aires, y el Diplomado en escritura creativa de la Universidad Diego Portales, en Santiago de Chile. Ha publicado las novelas Tantos angelitos (Buenos Aires, 2012), Cuando los hijos duermen (Lima, 2016 y Santiago de Chile, 2018) y Como si nos tuvieran miedo (Lima, 2020), así como los libros de cuentos Animales peligrosos (Buenos Aires, 2014), La embriaguez de Noé (Santiago de Chile, 2016) y El inmenso desvío (Lima, 2018 y México, 2020). Vive en Santiago de Chile. «Tantos angelitos, publicada originalmente en 2012, intentó explorar el vínculo erótico entre un sacerdote y un adolescente desde el punto de vista del muchacho. Como suele ocurrir con las primeras publicaciones, la novela dejó rápidamente de satisfacerme, por lo que intenté reescribirla. Siete años después, la tarea de asumir la mirada del sacerdote me sacó del punto muerto y dio origen a Cortarse las manos. No sé cuánto hay de verdad o engaño en ellas; tampoco puedo sugerir cuál voz escuchar primero. Pero, ante la humanidad que asoma en ambas, me siento como ese personaje de Shakespeare que se pregunta si es posible que la verdad no sea la verdad.» (Juan Carlos Cortázar) «Si algo procura un buen libro es una presencia. Dar cuerpo a voces y a historias, fijar nuestra atención en eso que pasa, despejando la niebla. Armar, entre quien lee y quien ha escrito, una intimidad, un modo de mirar, de estar juntos. Juan Carlos Cortázar, en esta novela, nos deja recorrer los pliegues de vidas y vínculos sin desatender luces ni sombras. Con una escritura precisa nos anima a estar atentos a los modos complejos y diversos que puede adoptar el amor, la culpa, el abuso. Nos anima a mirar con valentía.» (Santiago Craig) «Con mucho atrevimiento y novedad, Cortarse las manos y Tantos angelitos se internan en una materia prohibida, la de los sentimientos reprimidos y encuentros sexuales entre un pupilo adolescente y un sacerdote encargado de su educación, en el marco de una estructura de poder: una congregación religiosa y su tutela pedagógica. En los relatos, que adoptan el punto de vista de cada protagonista, se deja entrever la ambigüedad de los sentimientos de quien ahora es un hombre adulto sobre su experiencia como adolescente, y la represión del que, recibiendo un encargo de confianza y un poder en nombre de una iglesia, dio rienda suelta y luego no asumió su deseo prohibido. Esa impunidad y el recuerdo de la relación homoerótica son finalmente sacados a luz mediante confesiones exigidas por un contexto donde agentes de la justicia «desentierran» desde una lectura propia, externa a los personajes, casos ocultos en el tiempo y el tabú, buscando también un beneficio propio.» (Violeta Barrientos) / / 51
La influencia de la sociedad en la construcción de la identidad del género en Lorenzita de Manuel Atanasio Fuentes escribe: Natalia Villanueva1
Durante el período constitucional que atravesaba el Perú, en el año de 1878, se publicó en el mes de abril, en la revista La Broma, el cuento «Lorenzita» del periodista y también literato peruano Manuel Atanasio Fuentes. El cuento tiene como tema la cuestión sobre la identidad del género en el cuerpo por parte de la sociedad; por lo que se busca hondear en el tema para «definir» al personaje principal, Lorenzita. Además, cabe señalar que se considera al cuento como una sátira, desde el punto de la retórica de las contrariedades, ya que trata la antítesis entre los discursos sobre la sátira hacia la masculinidad y la seriedad que se debe tener sobre el cuerpo y la masculinidad del hombre en la sociedad; hacia las «nominadas» reglas o políticas tradicionales que se tenían planteadas sobre el género, formando una ruptura en la sociedad de la época, porque entra en controversia la masculinidad y la feminidad, con base en el cuerpo. Esto lo convierte en un texto innovador y uno de los primeros en narrar los dilemas de la transexualidad a través del cuerpo, además de la sexualidad y la identidad del género en el Perú. Tendremos como principal objetivo el análisis de la construcción del personaje central de la historia, Lorenzita. Ya que, en el relato, el narrador que vendría a ser omnisciente, lo presenta desde la etapa de la adolescencia y el entorno que lo rodeaba mientras crecía, y la época de la sociedad en la que se desarrollaba por las expresiones que se presentan en el texto. Pues, encontramos sobre Lorenzita características y señalamientos por sus rasgos femeninos; también cómo se le desplaza su masculinidad mientras va creciendo. Por lo que estos dos puntos presentes se analizaran para terminar con la conclusión final.
Para el desarrollo sobre la feminidad en los hombres, se analizará el cuento en tres partes que explicarán cómo influye lo femenino, señalado socialmente en Lorenzita, aparte de su personalidad. En la primera parte es cuando se narra algunos sucesos de su adolescencia en el colegio, donde empieza a tener los primeros señalamientos hacia él por los rasgos femeninos de su rostro y forma de su cuerpo, además de sus actitudes y gustos delicados personales, por los compañeros del colegio, e incluso, se puede suponer que también por parte de los adultos como se ve al inicio del texto: «Más que niño, hubieras dicho que era una niña si sus señores padres, en vez de haberlo metido en el clásico mameluco de porte-mahon, le hubieran puesto enaguas y polleras», como un pensamiento generalizado que se tenía socialmente sobre Lorenzita, lo que implicaría a todos los que lo rodeaban, como el entorno social de sus padres y las autoridades adultas del colegio; como si fueran características horribles o una aberración a la masculinidad; nombrándola burlonamente Lorenzita. La segunda parte vendría a ser cuando entra en su etapa como adulto, ya que se encuentra trabajando y finaliza sus estudios. Dedicado y rodeado de arte, ya que se había introducido en un mundo donde predomina la belleza, lo «femenino». Resaltaban a las mujeres como las personas que más abundan en el estudio y desarrollo del arte. Y así se va entregando, en el transcurso de su vida, a las diferentes profesiones «femeninas» señaladas de esa manera por el macho que se imponía como parte de la masculinidad de la época. La última parte a señalar es cuando Lorenzita, por necesidad, se viste de mujer y, estando en mal estado, logra captar
Natalia Villanueva es estudiante de literatura en la Universidad Nacional Federico Villareal. Sus intereses se basan en el estudio y disfrute de la literatura, el dibujo, la pintura y el cine 1
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difusión
la atención de un caballero inglés. Sin embargo, al final, Lorenzita enseña que es un hombre y pide perdón por haberlo engañado para poder comer y no morir de inanición, mostrando la marginación en la que ha caído por no pertenecer a los estándares del género, recibiendo un castigo de golpes que lo llevaría a la muerte. Es ahí donde se ve una fragilidad en la masculinidad del hombre, con respecto al homoerotismo. El rechazo, o miedo, hacia la transformación en las personas, sobre cambiar su identidad de género que vendría a ser la percepción y manifestación personal sobre cómo se puede identificar independientemente de su sexo. Como ya se analizó en el primer punto sobre la feminidad en Lorenzita, podemos hablar, a su vez, sobre el desplazamiento de la masculinidad en Lorenzita, ya que la confusión sobre su cuerpo, generada en parte por la sociedad permanece durante todo el cuento. Puesto que el estándar que se tenía establecido por el «macho», como parte del hombre, no encajaba con Lorenzita. Pero, al mismo tiempo, se le veía como una mujer horrible, le ponían bastante énfasis e hipérbole en señalarlo de esa manera en tonos de burla, como un mecanismo de defensa para mantener protegida la imagen del «macho». Por lo que se puede deducir que ver a un hombre transformarse en mujer, sería un hecho inmoral para la sociedad de la época, algo que se extiende en sociedades conservadoras hasta nuestros días. Porque si bien mostraba afinidad por lo femenino, se seguía viendo como un «hombre» en lo social, posiblemente por presión e inseguridad, y en lo que se suponía sobre su sexo. Quiere decir que para pertenecer a la sociedad debía adoptar la postura de un «hombre a toda regla», porque así había sido presentado desde un inicio por los padres de Lorenzita. Pero en el texto se deduce, en la parte donde es adulto y tiene su negocio, que Lorenzita busca llamar la atención de los hombres por la noche, como si la oscuridad pudiese esconderlo. Es aquí donde existe una controversia sobre
su identidad de género, ya que, finalizando el cuento, se le nombra «hombre-mujer», y también se le llama «Lorenzito» y «Lorenzita», quedando marcada su identidad ambigua, como si su cuerpo fuera inclasificable porque se le atribuiría ambos géneros sexuales, quiere decir, el masculino y el femenino. Rompiendo con el concepto que se tenía definido sobre si naces como hombre o naces como mujer, para ser clasificado, lo que haría considerar al cuerpo como transgresor. Por lo tanto, el cuerpo de Lorenzita, o Lorenzito, queda en la inclasificación, y por ende también una disfuncionalidad, o sea, una alteración en su sexo. Pues se muestra, por consecuencia, el fracaso de tres instituciones importantes que conforman una sociedad y por donde ha pasado Lorenzita, como menciona Marcel Velázquez, sobre el colegio, la iglesia y el hospital (como institución pública). También su fracaso hacia el avance de la modernidad en la biología humana limitando al cuerpo, cuando el cuerpo es transgresor hacia los estándares. Y esto le da importancia al texto, por el cuestionamiento de todo aquello que queda en los márgenes, fuera de la norma. Así, podemos concluir que si bien el concepto que se tenía sobre la masculinidad y la feminidad para la construcción de la identidad de género dependía de la época, la misma sociedad no aceptaba su propia influencia en la creación de la diversidad que generaba por medio de la sátira, marginando a las personas que no tenían establecida su identidad de género. Por lo que Lorenzito, o Lorenzita, llega a quedar en un cuerpo inclasificable y transgresor. Ya que la sociedad le atribuía ser una mujer, por señalar de manera exagerada sus rasgos femeninos y transformarlos en aspectos horribles, para que no se vea dañada la figura del macho dentro de la masculinidad del hombre. Porque el arquetipo que se tenía del hombre sobre los rasgos que debía poseer y las aptitudes en las que debía desempeñarse era [es] la de un carácter y presencia varonil. Pero también da a entender lo frágil que llegaba a ser si se alteraba esta condición, considerando que Lorenzito, o Lorenzita, vendría a ser una amenaza hacia ese sistema. / / 53
Lecturas transgresoras escribe: Erick Saavedra1
Hacia el 2016 comenzó en mi vida la experiencia universitaria y, con ella, un largo proceso de autodescubrimiento y deconstrucción. Bajo la guía de estrictas normas heteronormativas y patriarcales, mi trayectoria como lector se había reducido al simple conjunto de libros al que muy mal llamado se conoce como «canon». Como miembro de una comunidad apenas visible en una superficie machista y homofóbica, nunca pude sentir una verdadera conexión con aquellos personajes tan clásicos, tan perfectos para un imaginario de una sociedad que nunca reconoció algo más que la heterosexualidad. Ingenuo tal vez, me rehusaba a creer que la magnificencia que le era atribuida a esos nombres —en su mayoría, de hombres—, no observaba más allá de los bordes de un supuesto natural, común, homogéneo. El primer contacto, al igual que muchas y muches, se dio de manera sensorial, principalmente a través de la música. Pero no fue hasta que llegó a mis manos una copia de El beso de la mujer araña del argentino Manuel Puig que una parte de mí comenzó a trabajar en esas primeras sensaciones de que los ritmos maricas me habían otorgado. Molina, su irregularidad, su imperfección sistémica, aquel individue tan irrefutablemente marica, que —en la ficción de la novela— se unía en sodomía con Valentín Arregui dentro una celda que parecía el espacio para un devenir casi prohibido. Las experiencias de cada une de repente me sonaban más cercanas, más interesantes y suponían un reto más personal, pues involucraba aquella parte que se me había negado reconocer, aceptar e incluso celebrar. La universidad pública, como espacio del quehacer académico e impulsadora de la investigación, aportó en mi vida con la introducción de amigues disidentes y más textos agridulces para la matriz heterosexual. Así conocí a Mario Bellatin, escritor peruano-mexicano, y el inolvidable Salón de belleza, que experimentaba con el rol de la muerte, el caos de la enfermedad y la existencia de los cuerpos ajenos y diferentes. Y, mientras más leía, más preguntas surgían, preguntas que en otros tiempos habrían sido indicadores de otro ser imperfecto más. La instigadora curiosidad se convirtió en necesidad, y poco a poco fue coleccionando más lecturas y textos a mi coleccionario marica. Tiempo después, entraría, desde el espacio de la crítica literaria, la literatura LGBTIQ+ y la filosofía, a la teoría de género, impulsada por feministas y grupos de mujeres alrededor del planeta y, poco después, a la controversial teoría queer. Aprendí sobre los postulados, sobre los aportes, discusiones, críticas y asocié todos estos aprendizajes a prácticas rutinarias en las que retiraba los pedazos de una identidad rota, perdida, para poder descubrirme y, sobre todo, conocerme.
Erick Isaac Saavedra Chávez, egresado de la carrera de Literatura por la Universidad Nacional Federico Villarreal, es maravillosamente disidente e integra el Círculo de Investigación de Literatura Latinoamericana «Oswaldo Reynoso» (CILLOR). Ha sido ponente y organizador del Coloquio Anual de estudiantes de literatura, y en la actualidad investiga sobre los cuerpos sexo-género disidentes en la obra de Manuel Scorza. 1
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Sobre la experiencia de la literatura sexo-género disidente
También aparecieron en mi vida las voces de mujeres poetas de todo el mundo, pero aquellas que más influyeron fueron, por supuesto, las voces de mujeres peruanas. La primera de estas lecturas fue la de la Violeta Barrientos y el libro que inició mi admiración por la lucha y la revolución sexual femenina: El innombrable cuerpo del deseo, libro esencial que repasa la experiencia sexual de la mujer y especialmente la mujer disidente; sexualidades prohibidas, expulsadas de la literatura y reunidas en un nuevo espacio de enunciación. Las letras sirvieron para la realización de un reclamo, una celebración de lo diferente, la rebeldía de ser una y une. A partir del espacio textual se formó en mí una nueva conciencia lectora y también un nuevo crítico de la realidad social y cultural, que durante siglos han silenciado las voces de la diferencia. Así, pude observar desde nuevas perspectivas el reflejo de una sustancia nueva, el «yo» que nacía, pero no bajo la supervisión de instigadores del orden patriarcal, sino de una aceptación de lo que siempre se resistió a dicho orden. No obstante, quizá el sueño de un país que asuma las deudas que tiene con los sujetos sexo-género disidentes está aún lejos de cumplirse, pero hay quienes han puesto en marcha las rutas para la liberación y revolución del ser marica. Como lo propone Giuseppe Campuzano, fallecida activista travesti y artista performative, en Museo Travesti del Perú y Saturday Night Thriller, que trazó los caminos para una nación deconstruida y conjunta, donde los museos —transformados en Museos travestis— revelaban una oculta sociedad, una irrupción en la historia oficial que colocaba sus héroes y junto a ellos, sus ideologías y tecnologías del poder. Los años han pasado desde aquel 2016 y sigo en la misión de construirme y desarmarme constantemente como un caos incesante a partir del goce y experiencia de la literatura gay, cabra, maricona. Estos textos, que deben ser nuevamente repartidas en bibliotecas y espacios de la acción lectora y cognitiva, permitirán la apertura de un nuevo agente que funcionará como sujeto de representación, provocando cambios importantes para la matriz que tanto ha sesgado nuestras vidas. / /
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Una historia de amor que la vida nos debe escribe: Alonso Romero Conde1
Para Evelyn Ormeño, la persona que fue y, a la vez, la que no pudo ser.
La mirada constante de asco, burla, vergüenza y desprecio hacia lo inaceptable. Los recuerdos familiares que remarcan lo que no puede ser. La falta de empatía. El estado de ausencia en la vivencia. El mundo abierto dividido en dos caminos: prostitución o peluquería. La frase de un familiar: «te prefiero muerta a que [seas] maricón». Estas son las palabras que intentan refractar las memorias de la comunidad transexual en nuestro país, el que propicia, desde siempre, a que sean negados.
alrededores de la protagonista: las relaciones sociales con sus amigas y con su amor imposible, Carlos. Esta multiplicidad de temas que divergen de la recepción de la película convierte a Tengo miedo torero en una manifestación artística que importa y, por ello, es que esta película genera una discusión sobre el estado del sujeto transexual.
Para el siguiente análisis será necesario relacionar a la película con la categoría de lo abyecto, propuesto por Julia KrisEn este sentido, una forma de combatir estos actos de mez- teva. La siguiente cita es un fragmento del texto Poderes de quindad sobre la comunidad trans ha sido el arte, el cual se la perversión: ensayo sobre Louis-Ferdinand Céline (1988): puede entender como un refugio para expresar lo que no tiene cabida en una sociedad reprimida por su tradición y […] Lo abyecto no es un ob-jeto* en frente de mí, conservadurismo. que nombro o imagino. Tampoco es este ob-juego, pequeño objeto “a”, a punto de fuga infinito en una Algunas propuestas artísticas que dialogan sobre el estado búsqueda sistemática del deseo. Lo abyecto no es mi del ser transexual en Latinoamérica son Sin vagina me marcorrelato que, al ofrecerme un apoyo sobre alguien o ginan (2017) de Wesley Verástegui, y El pecado (2007) de sobre algo distinto, me permitiría ser, más o menos diPalito Ortega Matute. Sin embargo, estas películas no serán ferenciada y autónoma […]. tomadas como eje principal del texto; en cambio, se tomará la película Tengo miedo torero (2020) de Rodrigo Sepúlveda. […] Tengo miedo torero es una película en la cual podemos ver cuál es la situación del ser transexual en una época de dictadura y rebeliones. La Loca del frente, interpretada por Alfredo Castro, nos enseña su cotidianidad con base en las paletas de colores de sus dos lugares concurridos. Grises y tintes oscuros en su casa, donde solo se ve, por medio de la luz artificial, una casa devastada por un terremoto, el cual ejemplifica bien el personaje: un lugar donde nadie quiere vivir, donde la negatividad está presente, es el espacio del sujeto transexual. Colores neón como el rojo en las noches de la ciudad, espacio donde se le permite efectuar su trabajo como prostituta. Como mencionaría Slavoj Žižek sobre la ley nocturna: «es el espacio donde lo inadmitido es permitido» (2009).
* La continuación del texto juega con la partícula jet (verbo jeter: arrojar, expulsar), intentando dar cuenta de la construcción del yo (moi) como resultado de las fuerzas de atracción y repulsión entre el yo y el no-yo. (Kristeva, 1988: 8)
A partir de lo dicho por Kristeva, podemos unir los puntos sobre cómo entender como lo abyecto; esta categoría circula no solamente en una negación de algo ni en un objeto lejano sin un sujeto; en cambio, para comprender lo abyecto, debe existir un sujeto que rechace este; este objeto no es similar al sujeto, tampoco podrá ser un punto de diferenciación; debiIncluso, no solo la historia abarca una introspección de do a que termina siendo apartada del resto, y así se elimina la Loca del frente, sino que también nos cuenta sobre los el deseo en este.
Alonso Romero es un estudiante de Literatura en la Universidad Nacional Federico Villareal. Apasionado por la literatura, el cine, la pintura y la filosofía. Sus intereses académicos giran en torno a temas sobre LGBTIQ+, la adaptación cinematográfica, entre otros relacionados. 1
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difusión
Para completar lo dicho anteriormente, volveremos al texto de Kristeva, quien resalta las características de lo abyecto:
San Basilio, la cual es una adición interesante de la escena: añade un verso sobre la situación, «no serás el último, adiós». Desde mi punto de vista, la relación de la muerte con la coNo es por lo tanto la ausencia de limpieza o de salud munidad trans es una de cotidianeidad, es por ello que, ante lo que vuelve abyecto, sino aquello que perturba una la muerte de La Poto loco, la tristeza está, pero no es lo que identidad, un sistema, un orden. Aquello que no respe- perdura, debido a que la muerte está siempre presente, es un ta los límites, los lugares, las reglas. La complicidad, lo hecho normalizado para ellas. ambiguo, lo mixto. El traidor, el mentiroso, el criminal Posterior a estas escenas, tenemos un cúmulo de esas que con la conciencia limpia, el violador desvergonzado, el asesino que pretende salvar… Todo crimen, porque se- giran en torno del cruce entre La Loca del frente con personas ñala la fragilidad de la ley, es el abyecto, pero el crimen que representan la carencia de empatía. Por ejemplo, cuando premeditado, la muerte solapada, la venganza hipócri- La Loca del frente accede a ayudar a Carlos con sus reuniones ta lo son aún más porque aumentan esta exhibición de sobre «los libros», vemos cómo el resto de personas mantiene esa mirada de repulsión; en adición a esta escena, tenemos la fragilidad legal. (Kristeva, 1988: 11) la reacción del chofer de Doña Clarita al ver cómo esta podía Por medio de la cita, se puede identificar otro rasgo que conversar con La Loca del frente o del simple hecho de que complementa el concepto de lo abyecto, el cual se distingue ellos tengan que ir hacia la casa de esta última. como aquel elemento que implica un sujeto para agredir en Finalmente, en las escenas donde La Loca del frente se enel ámbito del statu quo; de manera que hace daño al sujeto en su identificación, en su sistema y orden. Lo abyecto es lo cuentra sola o cuando está en compañía de Carlos son los descarado, puesto que expone a la realidad del sujeto; por espacios en los cuales vemos cómo la categoría de lo abyecto ello causa del repudio, asco y todo lo que se identifica como es más evidente. Entre esas escenas se puede remarcar aqueun símbolo para la perturbación. Además, otra interpretación lla cuando La Loca del frente se lava los pies en la tina, vemos conjunta a lo anteriormente dicho, es que hallamos el deseo cómo intenta eliminar aquellos problemas de envejecer. La del abyecto en estas líneas de Kristeva, el deseo de ser inte- Loca del frente sabe que no es la joven que antes todos iban grado o aceptado; pese a que es lo imposible, por la pertur- a ver, se siente olvidada y con un cuerpo no-deseado. Esto causa que ante la mínima atención que brinde Carlos, esta rebación que inserta en el statu quo del sujeto. accionará a pesar de que la relación en todo el film es llevada A continuación, podemos seguir el engranaje que en la pe- por la intención de usarla para seguir su trabajo de espionaje lícula Tengo miedo torero realiza como un reclamo ante la y rebelión. visión retrógrada de las sociedades latinoamericanas con el La Loca del frente tiene un final agridulce, ya que rechaza trato hacia las personas trans. En una de las primeras escenas su amor por Carlos, a las fantasías de las baladas de su rade la película, podemos escuchar la picardía, la felicidad y la dio, y a un final de cuento de hadas. Sin embargo, decir que transmisión de energía por parte de la comunidad trans, en este es un final triste sería rechazar la madurez emocional un espacio cerrado con luces neón, como si fuese el placer que este personaje adquiere, y lo más importante es que, al secreto. No obstante, el jolgorio no dura mucho, se escunegarse, ella obtiene lo que buscaba, ser deseada: el sueño cha la voz de militares entrando al lugar mientras gritan que de lo abyecto. «se acabó la fiesta, maricón culiao». Este inicio marca una constante dentro de la cinta: la negación de vivir lo trans. La escena termina con la muerte de una bailarina de la fiesta. La Tengo miedo torero es una mirada que acompaña a la alegría a escondidas no dura. La segunda escena que es im- comunidad trans, deja de lado esas proyecciones llenas de portante para el análisis es aquella donde La Loca del frente prejuicios y discriminaciones; para enfocarse en un personaje se encuentra con sus amigas: Lupe, Rana y Myrna, para ren- memorable para la filmografía chilena: La Loca del frente. Ese dir tributo a la bailarina trans La Poto loco. Como es debido, último plano de la película con la protagonista caminando en el pésame por parte de las amigas es solemne; sin embargo, la arena, sola y sin rumbo (?), lo cual es un recordatorio de esta tristeza no dura mucho, y es aplazada por una ola de fe- que, aunque esté en el lugar soñado, siempre habrá algo que licidad por medio del baile junto a la canción Libre de Paloma le falte, una historia de amor que la vida le estará debiendo. / / 57
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Mi primera vez escribe: Alda Bernaola1 foto: Alejandra Huaman / intervención: Alda Bernaola
La primera vez que dejé que la magia de mi feminidad se liberara, yo era apenas une niñe. Une pequeñe temerose que, dentro de la convivencia con el rechazo, se atrevió a ir más allá. Los fines de semana, eran los únicos momentos en los que yo dejaba de ser hije de un padre ausente; el cual era un hombre al que su madre no le permitió soñar, hasta que se convirtió en lo que ahora es. Ese alguien que yo no podría ser, que me rehúso a ser; así nos digan que somos como dos gotas de la misma zanja. Una vez, llegamos de visita a la casa multifamiliar de la villana moral de mi abuela, para «socializar» con una familia paterna que, casi nunca tuvo ningún rastro de bondad. Mis primas menores me mostraron un juego de maquillaje que recién les habían comprado. La verdad, las chucherías para decorar el rostro, nunca llamaron tanto mi atención, nunca. Hasta que, en un momento, me miré al espejo y comencé —con torpeza— a darle rienda suelta a una polvareda hecha color. Me había convertido en un bello y desafiante desastre, que irrumpía en aquel espacio conservador. Como para no quedarme con las ganas, bajé del cuarto de mis primas y llegué hasta la sala, como una estrella pop que se lanza ante la voracidad de su primer concierto. Mis tías y tíos me miraban de pies a cabeza. Las risas de todos estallaron, junto a sus insultos. Yo solo los odié y de paso, me humillé. Me humillaron. Mis grandes ojos sólo querían aparecer dentro de un caparazón. En esa misma coraza en la que todo este maldito tiempo llevo escondida. El tiempo ha pasado, pero parece que los recuerdos aún siguen aquí. El desprecio también. Hoy será mi primera vez travestida. La primera oportunidad, después de muchísimos años, de volver a mostrar mi alma sin ningún reparo. Hace unos momentos, la Alice, una travesti glamazona, tímida, multicreativa y reina de la noche, se ofreció a maquillarme. Sin pedir nada a cambio, y entregando el poder de sus manos, rebuscó la belleza de mi rostro y la llenó de color. En aproximadamente dos horas, ella terminó de darme el último empujón. De esos que son para nunca olvidar. Entonces, decido arreglarme el enterizo seductor de red negra, fumo un poquito de hierba poderosa porque sin ella, no podré sacar mi luz. Me acomodo en mi espacio. Hay florecillas —algo marchitas— tendidas en el piso, una bandera del Perú en rosado, colgada detrás de mí y mucha de esa incertidumbre que viene conmigo desde que nací. Pero también hay ilusión. Me emociona saber que hoy podré ser, al menos un par de horas, quien verdaderamente soy. Hoy regalaré dulces caricias, movimientos suaves y enfurecidos, palabras escondidas; un poquito de mí. Hoy todo esto será para ti, a cambio de que te atrevas —al menos por un ratito— a intentar descubrir qué hay dentro de esta habitación. / /
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Marikona deformada. Nació en Lima hace 25 años. Intensamente cáncer. Con el culo y los ojos grandes. Chequea datos en el día y se toca en las noches. Escribe para ser recordada como una canción. Su mayor victoria será liberarse cada día más, y más, ¡y más!
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Lejos de la ventana escribe: Arturo Dávila Zelada1
Hace mucho que no llueve. Se puede ver a través de las ventanas, aunque no estén limpias. No hay gotas que desenfoquen el exterior, que me ayuden a escapar. Me quedo un rato observando el parque, los árboles, las flores, el pasto. Las madres acompañando a sus niños, a sus niñas y o a sus niñes, se les ve tan dispuestas a cuidarles, a que no les pase nada. Uno cae, su madre se acerca rápidamente lo levanta, lo revisa y lo abraza. Sin querer esas imágenes me llevan a pensar en mi infancia, a repensarla, a compararla. Muevo la mirada al cielo recordando el tiempo antes del quiebre, cuando mi madre aún jugaba conmigo y me acompañaba. Esos días pasaron muy pronto, hay un momento en nuestras infancias que nos notamos distintos, en algún momento entendí el peso real de cada prenda sobre mí. Ese momento fue el inicio de una serie de eventos cercenantes, donde me cuestioné el amor, el cuidado, el castigo y la fe. No reconozco lo que le sucede a mi cuerpo, se tensa como si estuviera amarrado y pierde un poco de calor. Algunas heridas te hacen caer en pozos de líquido espeso donde desapareces. 1, 2, 3… 1, 2, 3… 1, 2, 3… 1, 2, 3… Ya son 3 para las 6, yo golpeteo mis dedos sobre la luna y acomodo un poco la espalda para continuar enmarcando mi isla alrededor de mi ventana. La gente pasa presurosa por el parque, cuidando siempre ciertas formas. Verles me hace pensar en cuanta es la extensión y el peso que las palabras tienen sobre nosotres. Palabras que nacen en todos lados desde refranes hasta discursos, desde el barrio hasta la tele. Es así, nos bombardean. Une no sabe dónde se puede estar realmente y no podemos cambiar de canal. Entonces avanzamos tratando de amarnos, entre mares de tristeza y culpa, moviéndonos en el agua como fantasmas. Las terapias empezaron a los 12, con visitas constantes a capillas y consultorios. La inmoralidad, el pecado, la enfermedad, la culpa. Hablaban de ayudarme, de la posibilidad de salir de ese problema, de curarme, de hacerme cambiar. Me hacían rezar mientras hablaban de un Dios que te sujeta desde la garganta y no te deja regresar de pie. Hablaban, hablaban y hablaban. Me contaban de lo normal mientras algunas palabras se hacían espinas. Los diagnósticos llegaban y lastimaban mi raíz de formas distintas. Las sesiones iban dirigidas a suprimir quién soy, a cambiarme. Y es que de eso se tratan las terapias de conversión, de cambiar la identidad y expresión de género de una persona para que sean los comportamientos esperados según los genitales con los que naciste. A los 12 años sentía la presión familiar y religiosa, sus palabras se extienden dentro abriendo heridas, frente a una espera vigilante que mantenía la ansiedad en alza.
Transmasculine agénero, que habita la capital como migrante, artivista, escritor, dramaturgo y gestor cultural que cree en la revolución de los afectos para transformar la realidad. Su última publicación es Las luces y las flores, su primer poemario, en donde muestra su vulnerabilidad entre luces, cartas, sinfonías y flores. 1
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«Debes esforzarte más para salir de esto. Si cambias podrás sanarte»... No sabía qué hacer para suprimir quien soy. Sus miradas atraviesan mi pecho cargadas de sentencia y desprecio. No era nada de lo que esperaban. A pesar de cuidar cada cierto tiempo como se me veía desde fuera, sentía que no me estaba esforzando lo suficiente y los mares regresaban cantando que debía esforzarme por cambiar. La falta de cuidado, la burla y la manipulación caen en un abrazo disfrazado de una preocupación que culpa. Me obligan a tener una última cena con la madre que me amaba. Aplauden el vía crucis en espera de la estocada final. Me siento a la mesa perdido. Muchas veces quise dejarme ir, sucedió a los 12, 13, 14 y más. Sé que hay un vacío en mí, ahora soy más consciente del dolor que guardo del daño emocional que generaron todas esas voces que decían que estaba enfermo... No sabía cómo hacer para ocultarme, a esa edad se hace lo que se puede para responder a las sentencias. Sentencia, culpa y castigo. Culpa y castigo. Culpa y castigo, por los siglos de los siglos. ¿Cómo borrar esto que habita en mí?... Me escondía en casa, en las clases, en las fotos y en la calle. Me escondí tanto que perdí mi voz, no estar era mejor muchas veces. Me avergonzaba ser visto, porque me avergonzaba de quién era. Mi universo se redujo a dos peluches y a tres cuadernos escondidos junto a mí en un cuarto lleno de vapor y culpa. Donde soñaba con desaparecer una y otra vez esperando acabar ya el viaje. 1, 2, 3… 1, 2, 3… 1, 2, 3… 1, 2, 3… Fui creciendo alimentado por sus juicios, sobre un espacio lleno de promesas quebradizas que se parten al movimiento, como las marcas de mi piel en el reflejo de la ventana. Mi mano sostiene el calor presionándose contra el vidrio. Hace mucho que no llueve en esta parte de la cuidad, tal vez el cielo se movió cuando sucedió el quiebre. Garabateo sobre el polvo acumulado por desenfocar un poco mi reflejo y volver a enmarcar mi isla. Tal vez pueda ver más allá del niño que ya no cree en sus promesas y atravesar los mares que no me dejan escribir y que agrandan las distancias entre mi madre y yo. Garabateo e intento mirar más allá, me esfuerzo en mirar porque la extraño. Quiero volver a casa, abrazar a mi madre y escucharla decir «Estás en casa, hijo». / /
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Sol
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texto y foto: Alessandra M.2
Los últimos rayos de sol atravesaban la ventana. Eran casi imperceptibles y no eran suficientes para iluminar la amplia habitación. Entraban rozando levemente la cama en donde me encontraba acostada. Me levanté a cerrar la ventana: podía ver el viento empujar las cortinas. Prendí todas las velas antes de volverme a sentar, esta vez en la silla de madera del escritorio. Ahora mis pensamientos inundaban el silencio. Había ya pasado un tiempo desde que Mara le había entregado ese papel a su madre. «Estoy con una chica, creo que soy bisexual». Tinta negra sobre hoja blanca. Desde eso nada era igual. Las pocas salidas que teníamos se daban a escondidas, apenas podía verla, me sentía más dentro del clóset que nunca y siempre teníamos que mentir. A veces pasaba horas encerrada en alguna habitación de la casa de Mara, porque había llegado su mamá y se moriría del susto de verme. No podía dejar que me descubriera, su mayor deseo era que su hija se deshaga de mí. No me conocía, pero me detestaba. Todo era mi culpa, si Mara era tan linda y tan correcta, de seguro había caído inocentemente en mis engaños. Pero nada más lejano de la realidad, lo cierto era que nos enamoramos en pocos meses, con la ilusión de los primeros amores a los dieciséis.
con una chica. Si no hubiera sido por la insistencia de mis mejores amigas, jamás le hubiera preguntado. Salir con ella fue un desafío. Mara tenía todos los días ocupados con entrenamientos y ensayos de baile. No había faltado a ninguno hasta que me conoció. Pasamos cuatro meses saliendo como amigas, paseando entre los cúmulos de árboles en los parques cercanos a su casa y hablando de cualquier cosa: clases, libros y todas las ocurrencias que tendría en el camino hacia ningún lado. Por mucho tiempo no nos preocupamos por qué éramos y quién podría enterarse. No fue hasta una fiesta del colegio que empezamos a discutir el tema. Era una reunión de fin de semana, de esas a las que Mara nunca iba porque de seguro tendría algún ensayo o presentación, pero esta vez estuvo. Quiero pensar que fue por mí. Habíamos estado juntas toda la noche, como dos amigas cualquiera. Pero no era así y para el final de la reunión era evidente que estábamos profundamente enamoradas.
—¿Estás ebria?— Le preguntó un amigo que nos vio besarnos. Mara le respondió que no con una sonrisa, ante la sorpresa del chico. En ese momento no lo supimos, pero ese —Ha salido a recoger algo del trabajo, mejor anda de una beso, por más cotidiano que se sintió, quebró desde adentro vez— dijo Mara mientras encajaba la puerta en el dintel. La el sencillo mundo que habíamos construido para nosotras. besaba y me iba. ¿Cuánto tiempo más seguiría así? Bajé las escaleras aguantando mis pisadas y atravesé las rejas negras que El lunes aún podíamos sentir la normalidad de siempre en se abrían al mundo. El mundo real, tan pequeño y vacío en el colegio. Nuestras miradas cómplices seguían pasando descomparación al cuarto de Mara. Pensaba en todo, en qué tan apercibidas y en clase nadie parecía notar que a veces nos toharta estaba y en qué tanto amaba a Mara, en el paradero del mábamos de la mano por debajo de la mesa. Yo fui la primera micro que tardaba varios minutos en llegar. Al cabo de varias en sentirlo en los recreos: los ojos clavados en mí escapando reflexiones, me subí al ómnibus guinda de siempre. Aplastada ágilmente al percatarme. Los murmullos entre compañeros, entre los pasajeros se repetía en mi mente: es injusto. La vida, primero los de clase, luego toda la promoción y al cabo de hasta entonces, nunca se había sentido más injusta. Había pa- unas semanas, la secundaria entera. Le pregunté a los pocos sado algo inusual: que dos personas se enamoren tan profun- amigos a quienes les había contado y nos dimos cuenta de damente que se entiendan íntegramente, que quieran vivir en que ya se sabía. De pronto ya no tenía sentido para mi seguir la vida de la otra por siempre y que se amen tanto que nada ocultándolo. más importe. Y entonces, en el auge del amor desenfrenado, se detuvo todo en un segundo. Pensaba en cómo nos habían Me recordó a mis primeras salidas del clóset de cuando teprohibido amarnos, cómo me habían prohibido ser yo, entre nía catorce. Primero a mis amigos más cercanos, personas gritos, subidas, bajadas y pies derechos. que conocía hace años y les había estado ocultando temerosamente esto desde hacía tiempo. Sentía miedo del rechazo y No había pasado ni un instante de tranquilidad en los últi- de percibir pequeños cambios en sus formas de ser conmigo. mos meses. Desde que conocí a Mara me entretuve pensando ¿Para qué irrumpir en esa pacífica comodidad? En ese entonen cómo hablarle, cómo saber si estaría interesada en salir ces lo hice porque no aguantaba más el peso de ocultarle
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Texto realizado dentro del proyecto de acompañamiento de escritura. Acompañamiento realizado por Arturo Dávila.
Rapsoda de nuestros tiempos. Amante de leer, narrar y caminar. Escribo más de lo que converso. A veces me pregunto en bicicleta y otras, me respondo en el mar. Estudiante de Ciencia Política y Gobierno en la PUCP. 2
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quien soy a las personas que más quería. Ahora era distinto, ahora tendría que decirlo abiertamente, quién sabe a cuánta gente. Aprendí, en el proceso, que salir del clóset no es algo que se hace solo una vez, sino que nunca terminas de hacerlo.
la guardia y nos sentimos una pareja cualquiera. Creo que fue mi culpa: era siempre yo quien acercaba mi mano a la suya, que la besaba y que no tenía miedo de mostrarle mi cariño. Mara lo recibía complaciente, siempre recibiendo mi mano, siempre con una sonrisa en los labios que ocultaba el miedo «Sabemos que lo sabes, ¿cómo te has enterado?». Así in- que sentía. terceptaba a mis compañeros, cada uno con una historia algo distinta. Que las vi besándose en una fiesta, que yo no Lógicamente, al cabo de unas semanas, hasta la señora del tengo nada en contra, que no sé si es cierto y no te juzgo. kiosko lo sabía. Me enteré, a través de amigos, que se co¿Entonces son o no son? Sí, no iba a negar nada. Lo tenía ya mentaba en las reuniones de padres y de profesores, que haconversado con Mara, no íbamos a mantenerlo en secreto. bía opiniones contrarias y que no iban a permitir que se dañe Fue una de las conversaciones más difíciles de nuestras vi- la imagen institucional del colegio ¿Y si la madre de Mara das. Quizá porque sabíamos lo que venía. «¿En cuánto tiem- se entera? Volví a pensar en eso, recordando sus lágrimas y po llegará a los oídos de mis padres? ¿De mis abuelos? No sintiéndome la persona más culpable del mundo. No faltaría nos van a permitir vernos, no podremos salir.» Me repetía mucho para que suceda, pensamos, y sería mejor que sea Mara mientras yo besaba sus ojos y sus lágrimas. Ella no directamente a través de su hija. iba a preguntarle a nadie, de eso me tenía que encargar yo. Estábamos de acuerdo con que teníamos que saber quiénes – No me queda otra, voy a decirle a mi mamá. No sé y cómo lo sabían. Planificar, además, cómo lo contaríamos cómo. No me saldrán las palabras, quizá le mande un a nuestros padres y si era necesario. Era una carrera contra mensaje, quizá alguien podría acompañarme, quizá le el tiempo. Eran las voces contra nosotras. Así pasaban esos escriba una carta. No sé, no sé.— Me decía entre los días ansiosos, impacientes, en los que esas preguntas eran arbustos de un jardín cercano al colegio, en donde sotodo lo que ocupaban mi mente. líamos sentarnos sobre el césped. – Apreciará que se lo digas tú— dije lo que pude para Inesperadamente, las primeras semanas se sintieron mejor tranquilizarla un poco. —Que confíes en ella.— Pero que nunca. Empezamos a advertir ciertos cambios: ahora noera imposible. Yo me sentía peor, tenía tanto o más sotras sabíamos que ellos sabían y no teníamos por qué fingir. miedo que ella. El secreto ya no lo era. Hay cierta satisfacción en eso, en ser – No, no le va a importar eso. No le va a importar nada, abiertamente auténtica y que reconozcan tu lugar en el munsolo me querrá lejos de ti y... do. Mi relación con Mara podía existir fuera de los cuartos – Y yo voy a estar contigo siempre. Y si tengo que escerrados, fuera de los baños del colegio, a los ojos de todos. perarte, lo haré.— La interrumpí. Yo podía ser su enamorada y ella la mía. Así pasamos unos – Pero tengo miedo amor, tengo miedo.— Y yo la bedías con mayor libertad, quizá por error, en los que bajamos saba, la besaba tanto. Sus manos, sus ojos, su cara. / /
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Respira
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texto y dibujo: G2
«En el Jardín se hacía un trabajo secreto que ella empezaba a advertir.» Amor, Clarice Lispector
6 pm. Abrimos la puerta. Pese al clima nuboso, la ciudad olvidamos de ese acto reparador que es salir, caminar, comaún brilla como una vitrina vieja. Mi sobrino Leandro asoma partir una ciudad. detrás de mí con la cautela de un perro faldero. Es el efecto inevitable del encierro: hemos empezado a mirar dos veces La pandemia siempre estuvo. La pobreza siempre estuvo las mismas cosas. como única opción para aquella masa enorme sin herencia, sin estudios, sin horizontes. El encierro siempre estuvo como Salimos de la casa vestidos con la armadura antiviral como única opción para quienes no pueden pagar por espacios hace veinte años yo lo hacía con mi coraza de valor. Al avan- pulcros y aromatizados. El aislamiento siempre estuvo como zar, evitamos la calle que solía recorrer cuando era un púber única opción para quienes no caben en los modelos rígidos dormilón y que ahora está bloqueada por una reja. La vida de belleza, de normalidad, de poder. Para esa enorme masa no ha dejado de cambiar con los años: mientras yo me iba invisible, la asfixia siempre estuvo. haciendo valiente y productivo a la fuerza, la ciudad se fue haciendo más miedosa y hermética. Al explorarla, la ciudad nos muestra su perfil habitual: humilde y opulenta, seca y exuberante. Pese al supuesto desaLeandro es un niño moreno de cabellos gruesos. A pesar rrollo, en las calles de nuestro distrito, algunas cosas no han de sus ocho años, ya luce bastante maduro. Me impresiona cambiado. El viejo de la bodega ahora tiene tres rentables su felicidad mientras avanzamos por las veredas, disfrutando pisos, pero sigue teniendo un terral descuidado habitado cada una de esas rutinas diarias. Parece como si el pasear por algún perro callejero. Hay otras que, por el contrario, la mirada por detalles mínimos de la calle le ofreciera una se han visto alteradas últimamente. La vecina a la que mis oportunidad única de descubrimiento. A veces creo que lo compañeros le tocaban el timbre a la salida del colegio ha disfruta tanto porque encuentra en ello un sustituto de la dejado de sentarse en su fachada para vigilar la manguera. independencia negada por los adultos. Espero que no le haya ocurrido nada malo. De un día para otro, decenas de antiguos habitantes del barrio partieron siComo todo niño, Leandro es curioso. Por eso, cuando ha- gilosamente. Desconozco el legado que dejan a sus familias bla lo hace con una avidez capaz de alterarle la respiración. o sus allegados. Su legado físico para la ciudad son una reja Parece que lo necesita, como si sus pensamientos en cons- oscura y molesta en cada esquina. El legado del miedo al tante ebullición solamente lograran la calma en la expulsión otro. y la escucha. Lo veo poner en práctica el don maravilloso del lenguaje y reparo en todo lo que me perdí hace años repriLlegamos al gran parque de siempre, el único, con sus mismiendo mis propias palabras. Escucho sus expresiones salir mos molles antiguos, su misma piscina municipal cerrada, su incluso con los tropiezos propios de su edad y lamento haber- mismo anfiteatro enrejado, su misma explanada bombardeame silenciado tanto por miedo, por vergüenza, por falta de da de frutos verdes, sus mismos visitantes haciendo deporte, rebeldía. Felizmente, recibe la atención de muchas personas sus mismos canes en alocadas carreras por el grass. Pese a como antes tan solo la tuve en mi abuela. Me alivia tanto que los cambios, la naturaleza es la única que, incorregible, sigue el mundo haya cambiado un poco y pueda sentirlo de una haciendo su trabajo: la maleza sigue incrustando su espinosa manera distinta a como yo lo viví. herencia sobre nuestras suelas a la vez que los árboles siguen ornando nuestras cabelleras con su lluvia marchita. Lima siempre ha sido un mundo cerrado y hostil, y mi generación lo sabe. Entre la inestabilidad social y los estragos Leandro descubre la fronda verde agitada por el viento de de la violencia, hemos tenido pocas alternativas de escape. la noche y se interna en ella como si fuese un planeta nuevo. Cuando los libros, como todo lo básico, escaseaban, y las Se ha acostumbrado a seguirme el ritmo, pero si de pronto calles eran un peligro, la única salida era ver la televisión. De algo lo emociona acelera y agita su abanico verbal sobre mi tanto despejar nuestros miedos frente a una caja hueca, nos cara. Yo lo celebro escuchándolo.
Escrito realizado dentro del proyecto de acompañamiento de escritura. Acompañamiento realizado por Arturo Dávila Zelada. Gustavo Enrique Ochoa Morán (Callao, 1987) ha realizado estudios en Arte y una Maestría en Escritura Creativa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ha publicado poemas, cuentos, reseñas y artículos en revistas variadas de Lima como Bosque de latidos o Kaypunku. Actualmente, compagina la creación de su primer poemario con su trabajo en el rubro educativo. 1 2
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Bajo el cielo feneciente y pisando la grava pulverizada del parque, compruebo el inalterado movimiento en la gente y pienso en la falta de movilidad de mi propia existencia. De adolescente, las caminatas estaban reducidas a los viajes diarios al colegio, recorrido que era una extraña Z invertida trazada de mi casa al callejón, del callejón a la avenida paralela al parque, y de la avenida a mi colegio parroquial. Una Z de ida y una Z de regreso, a veces acompañado de amigas, pero andadas, la mayoría de las veces, solitario, silencioso, escondiendo mi presencia del resto mientras ejercía ociosamente la magia de respirar.
atemorizados por sus diferencias. Olfateo su ímpetu a cola batiente y me seduce su libertad, aunque seamos de otra especie. Los veo y experimento el mismo deseo de correr sin sentido, solo agitar las piernas, sentir la energía desbocada y no tener ganas de controlarla, de recorrer medio continente sin detenerme. Comienzo a creer que el oxígeno sí es mágico.
Leandro ha vuelto a dejarme detrás. La escena casi pastoril de los perritos lo ha emocionado y se ha alejado. Ignora que mi cabeza es ahora un hervidero de memorias. Aunque hace – Tío, ¿cómo respiran las plantas? —interrumpe Leandro frío, niños y niñas «juegan» por los jardines; mejor dicho, ven que siempre hace preguntas oportunas. jugar a sus mascotas. Ya lo expliqué: con la pandemia nos – Respiran oxígeno y expulsan dióxido de carbono, hemos limitado a ver las cosas dos veces. Pero aun en su calcomo el resto de seres vivos, como tú y yo. ma, aun con sus coloridos tapabocas, puedo verles respirar. – ¿Y si dejan de respirar se mueren? Mis ojos de vieja lechuza perciben el halo infrarrojo saliendo – Así es, pero eso no va a pasar, ¿por qué las plantas de sus caras alegres y siento la perplejidad de quien descubre van a dejar de respirar? algo vital. Y, entonces, por un momento, los pensamientos desaparecen y me entrego al viento como una hoja errante. Incluso las plantas tienen claro que sin oxígeno no hay nada. Por eso, hasta la maleza existe pese al empeño de arrancarla Un jalón a mi casaca me devuelve al mundo y al presente. de la tierra a tirones. Imagino el momento sublime en que El tajo de luz que el sol lanza sobre la ciudad dividiéndola del un organismo vegetal rompe la quieta superficie de la tierra cielo carmesí nos avisa que va siendo hora de regresar. para iniciarse en un prometedor ciclo de absorción de oxígeno, dióxido de carbono y luz para liberar más oxígeno, eso Sin embargo, el descubrimiento, al doblar la esquina, de que en la primaria solemos explicar en maquetas como fo- la avenida Colonial, siempre ahumada, siempre caótica, me tosíntesis. De noche, bajo la inmensidad, imagino al capullo devuelve al paisaje acostumbrado, a su atmósfera gris, rarifiminúsculo entregarse a la respiración con las hojas abiertas, cada, a la respiración entrecortada. húmedas, impasibles. Aunque es pequeña, la mata está tan viva y osada, que parece un ser de otro mundo. Antes del retorno, siempre pasamos por un minimarket para comprar algo de comer. Como soy una pésima figura Del sueño de la mata viajo a un jardín y del jardín a un adulta, hoy toca pizza instantánea y chocolates. Emprendebosque en un instante fugaz. Pero esas imágenes pierden mos el camino a casa con la compra y las mascarillas pegadas sentido cuando vuelvo sobre mi infancia enclaustrada. En un a nuestras narices. Aun con ellas, logramos inspirar el aire de mundo paralelo, como una flor alienígena, el mal clima del la noche, una mezcla de brisa marina con aliento agotado. mundo me marchitó pronto y decidí sumergirme de nuevo Otra gente hace el mismo trayecto, niños con sus perros, nien la tierra para respirar entre la oscuridad. Sin pena me fui ñas en patinetas, bebés dormidos en sus coches. internando en mi propio mundo de pensamientos entrecortados y de palabras a medio decir. Entonces, un día, surgió Me propongo respirar como una tarea impostergable. Aunla escritura. O más bien, una noche. Soy un habitante de la que me haya resultado difícil y me lleve tiempo lograrlo; aunsoledad y la noche... que siga siendo el pájaro nocturno de la casa y la vida me haga volar espantado a veces; aunque a mis treinta y cuatro A la mitad del camino, hemos llegado ya al punto más cén- aún me asuste conocer a otros hombres como yo y tenga trico y tupido del parque, es un corazón verde batiéndose incertidumbres; aunque duela reconocerlo, respirar es la ande un lado a otro. Nos envuelve su latido como una fresca tesala al movimiento, al silencio, a la palabra. ráfaga de aire. «Respira —le digo—, es aire limpio». Quiero decirle que es aire mágico, pero se reirá de mí con crueldad. 6:45. Anochece. Al doblar una esquina, niños y niñas han Inspiramos, primero, el oxígeno a un ritmo normal, pero, lue- puesto un parlante sobre la pista de un estacionamiento desgo, repetimos el proceso bajo nuestras mascarillas con un ocupado y practican coreografías de k-pop. Aun a cierta disleve desespero. Debe ser la magia de dar al cuerpo aquella tancia y con las mascarillas puestas, parece que viven todo dosis inusual de paciencia. De pronto estamos en otra atmós- menos timidez. Las hierbas crecidas rebeldemente alrededor fera, en otro planeta. Por unos segundos, el cuerpo se vuelve son su único público. Y como ellas, se dejan llevar por el ligero e importante, un vehículo de travesías cósmicas. viento mientras extienden los tallos con gracia coordinada. Respiran, absorben la luz de la noche y vuelven a respirar. Al instante, surgen perros que vienen correteando de todas ¿Existe otro modo? Incluso las plantas tienen claro que sin partes. No parecen tener noción de sus tamaños ni sentirse oxígeno no hay nada. / /
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Envenenando los recuerdos1 texto y foto: Gloria Elizabeth Salazar Ruiz2
Permanece inerte. Sentado sobre ese frío suelo, frente a paredes marcadas con su dolor, tragando su miedo y con los ojos cansados de tanto llanto. Teme por un mañana. Podría recordarle todo sin problema, pero lo lastimaría y no quiero. Sin embargo, él ha decidido darse el lujo de hacerlo envenenando los recuerdos. Dejé todo en manos del destino y jugué todas mis cartas, estoy harto. Quiero dejar todo en papel y permitirme tomar un descanso. De mi vida. De su vida. De mi vida en su vida. Y de esta vida que ya no es vida. Cada día inicia con el recuerdo de aquello que nunca fue y nunca será. Este dolor me está consumiendo sin piedad y me deja un extraño vacío en el pecho. Es la peor sensación que puede sentir un ser humano y no se la deseo a nadie. Su vida siempre fue inapetente para cualquiera (es un ser ajeno a las miradas), pero si contara cómo esto le hizo tocar fondo, tal vez sería una historia agridulce capaz de deleitar a más de un paladar. Seguro la gente comentará sobre lo que me pasó y para ser honesto no me interesa lo que piensen. Lo que verdaderamente me importa es tener la tranquilidad de dormir sin despertar de manera abrupta lamentando mi desdicha. Un sinfín de veces atenté contra mis sueños, mientras vagamente creía que estaba probando de toda la gama de sabores que la vida me ofrecía (con sus variaciones y sus mezclas extrañas). Puse todo en juego sin darme cuenta que en cualquier momento podía perder más de lo que tenía. Mi dignidad, mi amor propio e incluso mi libertad. Algo le tenía que pasar para que reaccionara. Muchos le advertimos en su momento, pero para escuchar consejos él es el mejor ignorándolos. Su vida dio un giro inesperado por las malas decisiones que tomó, aunque a su tiempo todo vuelve a tomar forma (le repito eso todos los días con la intención de que se vuelva una realidad), se lamenta a diario por su actuar y sufre por todo lo que ha pasado. Ojalá pronto la suerte gire a su favor. Quiero una oportunidad para ser la mejor versión de lo fui algún día y dar lo mejor de mí en cada acción, por más pequeña que esta sea. Estoy trabajando en conseguir esa paz que tanto anhelo, pero no puedo sonreír siempre, hay días en los que tengo que pagar por aquellas culpas que nunca me perdonaré.
Escrito realizado dentro del proyecto de acompañamiento de escritura. Acompañamiento realizado por Arturo Dávila Zelada. Gloria Elizabeth Salazar Ruiz (1996) nació en la ciudad blanca de Arequipa, Perú. Es licenciada en Trabajo Social. Encontró en su profesión la oportunidad de ser un agente de cambio, potencializar las habilidades y empoderar a las personas para que el cambio lo logre cada uno por sí mismo. Tiene la convicción de que con sus actos puede colaborar en la construcción de una sociedad más justa en la que prevalezca la igualdad para todos. Apasionada por el deporte rey, en el año 2017 recibió un reconocimiento a nombre de IDUNSA - Universidad Nacional de San Agustín (su casa de estudios), como la mejor deportista en esta disciplina. Gran amante del arte literario-escritura creativa disfruta escribiendo frases y poesía las cuales publica en sus páginas de Instagram y Facebook que tienen por nombre «Eunoia (xolumaxniva)». Actualmente Gloria es miembro de la RED LGTB Arequipa, así como de la Comisión de Mejoramiento Continuo, Autoevaluación y Acreditación de la E.P.T.S., es integrante de la Comisión Pedagógica de la E.P.T.S. y asociada en la ONG Internacional HOOP PERÚ en la que también es voluntaria, además es aprendiz en LARA (Escuela de Lengua de Señas), donde adicionalmente cumple un rol de voluntaria, así como en la Asociación Por La Vida – ASPOV. 1 2
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Cuando la gente me mira, realmente no lo hace, a no ser que se fijen bien en este «bendito rostro» con el que nací. No soy un tipo agraciado, pero vaya que soy afortunado. Una cara como la mía cautiva, no sé exactamente qué les atrae de mí, pero de que tengo algo que hipnotiza, lo tengo. Ser el mestizo color piel nacional que refleja toda la cultura de un pueblo me ha permitido acercarme a mujeres realmente bellas. Mi cuerpo tampoco es una escultura hecha por un magnífico Dios, sobrevivo con este endeble cadáver. De suerte soy alto y puedo tocar las estrellas casi con las manos, las mismas que me han acompañado en cada tropiezo. Quisiera entender, ¿por qué somos tan superficiales?, ¿será tal vez por el prototipo perfecto de hombre/mujer que nos han vendido de la manera más vil? Buscamos la imperfección en todo lo que nos rodea, claramente en lo imperfecto está la verdadera belleza. Soy hijo único y no sé si eso es una dicha o una desventura. Me hubiera gustado tener alguien con quien compartir lo que mis padres me dieron desde pequeño. Tener el estómago vacío era algo habitual en mí. Nadie me lo contó, viví la pobreza en carne propia. Más de una vez me sentí vacío. La ausencia de «ese algo» en mi vida estuvo siempre presente hasta que ME ENAMORÉ, tan jubilosa o fúnebre como pueda sonar esta «insignificante» expresión. Quién podría imaginar, que un pequeño núcleo palpitante sería capaz de manejar a su antojo; mente, cuerpo y alma. Me tomó por sorpresa, me enseñó que existen los sentimientos puros y sinceros, me movió en diferentes direcciones sin saber cuál sería el destino final. Esta es la razón perfecta que nos conecta y pone a prueba la distancia, el tiempo e incluso la misma muerte. No importa dónde esté en este momento, aún respiro su alegría. Después de todo lo que he hecho, luchar por ella fue lo único que me hizo un verdadero hombre. Y aunque no todos nacimos para amar y ser amados, de nada me arrepiento. Nada lo libró de una situación así. Mucho menos le advirtieron que el aferrarse a un sentimiento tan fuerte lo haría agonizar lentamente, pero lo que sí le dieron fue el infortunio de no morir. Cuenta con la suficiente vida como para sentir que muere sin hacerlo. ¿Cuál es el objeto de vivir si no existe razón? Es difícil fingir que pronto llegará una recompensa por las cosas buenas que hizo, de ser así lo único que deseo es que encuentre una oportunidad para empezar de cero. Se merece un final feliz. / / 69
Mi ser «como mujer», adiós al mito: un pensamiento femenino texto y dibujo: Karina Díaz1
La idea de ser madre me aterra. Justo anoche tuve uno de esos sueños raros en los que tengo un bebé, no siempre puedo ver su rostro, pero en todas las ocasiones termino por sentir un vacío al despertar y vuelvo a la realidad. Creo que este sueño constante expresa lo que pienso en contra de la maternidad impuesta a la mujer; postura que he ido moldeando dentro de mi ambiente familiar. Dicho sea de paso, un ambiente algo represivo, pero que me ha ayudado de alguna u otra manera a liberar mis pensamientos, motivando mi búsqueda de información a preguntas algo complejas y difíciles de responder; por ejemplo, me pregunto si por el hecho de ser mujer debo ser madre, o en el caso contrario, no querer ser madre, en qué me convierte, sino en mujer.
de chela bien helada. La cosa se puso intensa cuando se incitó a jugar «verdad o reto». Los retos no eran el típico juego de colegio en el que tenías que besar a un niño, si eras niña. Allí todo valía. Y ni que hablar de las verdades: ¿te atrae alguna persona de esta mesa que sea de tu mismo sexo? ¿alguna vez besaste a una mujer? Desde aquel día ya no vi la realidad con ojos inocentes y crédulos de niña heterosexual. Desde aquel día, mi interés por ir más allá de los estigmas se vio avivado, no solo por mis relaciones sociales, sino también por mi carrera, las humanidades, la literatura. De esta manera empecé a ver cómo muchos de los comportamientos que yo misma había realizado o visto se podían explicar con la teoría, y lo más relevante fue que me di cuenta de la construcción familiar normativa que me estaban inculcando, la cual no llenaba mis ideas sobre ser mujer. Aquellas construcciones donde todas las mujeres deben ser madres por el simple hecho de su «naturaleza» y «función dentro de la creación» no me convencían. Pero, como ya mencioné, las lecturas y la vida universitaria me llevaron a buscar más. No estaba de acuerdo, pero tenía que encontrar explicaciones, otras posturas que ayuden a moldear a mi pequeña ser mujer.
Es así que en mi adolescencia nunca puse en duda mi ser como mujer, hasta que me di de cara con la universidad. A pesar de todas las frases o «consejos» de mis tías para ser una buena mujer o asegurar mi futuro con un «buen partido»; a pesar de tantos gritos y regaños de mi madre para ser su digna imagen; y, por otro lado, los... no sé cómo llamarlos, les diremos pensamientos en voz alta de mi padre, sus clásicos: «cuando tengas tu marido espero que no te trate como al perro»; o lo más fatal: «cuando tengas tus hijos, ...». A pesar de todo ello, me di cuenta por mi propia experiencia que no todo era como me lo pintaban, sino que había mucho por Es así que encuentro importante mencionar lo que nos dice descubrir allá afuera; y pongo a la universidad como punto Monique Wittig en su texto El pensamiento heterosexual clave, porque fue el lugar más polémico y liberador al que (1992), ella señala que la figura de la mujer está sometida a pude llegar. las relaciones sociopersonales, físicas y económicas con un hombre. Con lo que podemos ver cómo estas relaciones se Haciendo énfasis en ello, viene el recuerdo de mi primer han estandarizado tanto, al punto de verlas y defenderlas dilema con mi ser mujer. Recuerdo que me lleva a aquella como algo cotidiano y normal. Un ejemplo que resulta muy casona de «mala muerte» tan popular entre los estudiantes común ver es la idea romántica del «príncipe azul», aquel carecién ingresados. Fui invitada por un grupo de chicas de mi ballero guapo y apuesto que debe salvar a una princesa, una salón con las que recién había entablado una conversación; mujer. Evidenciando así la normalidad de tener y buscar una sin embargo, esas pocas horas fueron suficientes para abrir relación con un hombre, no solo social, sino también amonuestras mentes a manifestar los más desvergonzados y since- rosa. Además, esta idea se ha impuesto en la mente de las ros pensamientos, incentivados por alguno que otro traguito niñas por la influencia que tiene la sociedad patriarcal en los
Karina Díaz Mendo es estudiante de Literatura en la Universidad Nacional Federico Villarreal. Le interesa todo arte que le permita transmitir emociones y que, de alguna manera, mueva algo en lo más hondo de quienes lo aprecian. Autodidacta desde que tiene memoria; por ello, el gran salto dentro del mundo literario, mundo que le permitió descubrir nuevas y posibles realidades. Mujer no-femenina que quiere descubrir libremente su sexualidad. 1
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medios, los padres y las generaciones anteriores. Pero creo que está en nosotras mismas darnos cuenta de las imposiciones de la sociedad para poder descubrirnos como somos y salvarnos; quitarnos la venda social y, si fuere el caso, familiar, para de una vez por todas liberarnos.
Es así que una mujer que trate de ir en contra de su supuesta función biológica va a encontrarse con muchos obstáculos en su camino: rechazo, muchas críticas, que siempre tratarán de negarnos la posibilidad de elegir y decidir sobre nuestra sexualidad, sobre nuestros cuerpos. Visto que para la sociedad patriarcal es un horror que una mujer vaya en contra sus Por otra parte, romper con el mito de «la mujer» que se designios naturales, como es un horror el día de hoy que una nos ha impuesto puede resultar algo controversial y tiende mujer no quiera ser madre. a malinterpretaciones. Es decir que por negarnos a seguir la Quiero terminar haciendo énfasis en que no querer ser malínea mujer-madre se nos clasifique de «lesbianas»; usando el termino para denigrar, suponiendo que el ser lesbiana es que- dre, no quiere decir que no sea mujer, ya que existen infinitas rer ser un hombre. Por lo que, nuevamente, recurro a Wittig y mágicas formas de serlo, así como las lesbianas, todxs po(1992) para solventar mis ideas; ella responde que «una les- demos elegir ser lo que queramos, todo con lo que te idenbiana debe ser todo, una no-mujer, un no-hombre, un pro- tifiques y te sientas bien, porque eso es lo primordial, que ducto de la sociedad y no de la “naturaleza”, porque no exis- no importe más lo que crea la familia y la sociedad. Ya que te la “naturaleza” en la sociedad» (1992:35). En ese sentido, las críticas, prejuicios, estereotipos y toda idea en contra de creo que lo que Wittig nos quiere dar a entender cuando nos las expresiones disidentes estarán asechando para atacar en dice que una lesbiana es una no-mujer y un no-hombre es cualquier momento. que ellas escapan de esas construcciones ideológicas y «naturales» manipuladas por la sociedad, donde cada individuo Y si tú, lectora, lector o lectorx te encuentras en una situadebe seguir su línea biológica sexual para relacionarse. Y son ción que implique cuestionar quien eres por no querer seguir un producto de la sociedad porque es en ella dónde se de- una imposición social (o familiar), te recuerdo que no estás sarrollan las más inusuales y habituales formas de expresión solx y que no vale sacrificar tu felicidad por mantener contensexual. tos a otros, aunque sean tu familia. / / 71
¡Es ley! Cupo laboral Trans fue aprobado en Argentina. Y Perú, ¿para cuándo? escribe: Mirella Uribe1
«La militancia por los derechos humanos en Argentina logró la aprobación de la ley de Cupo Laboral Trans en el senado argentino. Con 55 votos a favor, 1 en contra y 6 abstenciones, se inicia una reparación histórica para las personas trans, transgénero y travestis en un contexto de precariedad laboral.» El último jueves 24 de junio, la Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero «Diana Sacayán-Lohana Berkins» (2021) fue aprobada por mayoría en el senado argentino. Esta ley se articula con un decreto promulgado en el 2020 - D. N. 721/2020- y se unifica con 15 proyectos presentados con anterioridad2. Si bien el Cupo Laboral Trans era decreto en ese país, como se acaba de mencionar, según Michelle Vargas, integrante del Frente Federal Cupo Travesti Trans3, que sea ley previene que los derechos ganados no desaparezcan si en el futuro arriba al poder una fuerza política antiderechos. El proyecto fue gestado del consenso entre organizaciones y activistas por los derechos trans de todo el país, convocadas por la presidenta de la Comisión Géneros y Diversidades, Mónica Macha. ¿Qué contempla la ley? Los puntos más resaltantes de la ley son los siguientes4: el Estado argentino debe asegurarse de que el 1% de su personal sean personas transexuales, travestis y transgénero mayores de 18 años que puedan trabajar según el marco normativo. Las personas alcanzadas por esta ley que no completaron su educación podrán trabajar con la condición de finalizar los niveles educativos necesarios; este es un requisito esencial para que la norma sea efectiva, ya que, según el equipo del Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, la escuela es el tercer lugar más hostil para las personas trans, transgénero y travestis una vez que asumen su identidad de género. Otro punto importante de la ley es que los antecedentes penales que no afecten al puesto no serán obstáculos en los procesos de selección de las personas trans, considerando que son vulnerables a sufrir violencia policial. Las empresas que contraten personas trans, travestis y transgénero tendrán prioridad en las contrataciones con el Estado. Además, los gastos de contratación que carguen las empresas serán descontadas de los impuestos nacionales por un año desde la firma del contrato. Las personas trans, travestis y transgénero que tengan emprendimientos van a tener acceso a tasas preferencias de financiamiento por parte del Banco de Nación Argentina, más su respectiva capacitación. Las voces críticas de esta ley —y de cualquier norma que busque reparar la marginación de comunidades postergadas—, es la supuesta meritocracia. Aquellos que defienden la ilusión de que las personas cis y trans, así como ricos y pobres, y hombres y mujeres, se encuentran en un piso parejo desde el cual pueden trabajar, satisfacer sus necesidades materiales y hasta enriquecerse solo con esfuerzo individual, se equivocan al invisibilizar la exclusión y marginación en las que se encuentran
Mirella Uribe es egresada de Literatura por la Universidad Nacional Federico Villarreal. Mediadora de lectura gestora cultural y militante feminista. Dirige el club «Rincón Literario» y programas de lectura para jóvenes y adultos. Ha participado en proyectos para la internacionalización del libro peruano y ha organizado eventos literarios con perspectiva de género. Se ha capacitado en Gestión cultural y Gestión de Proyectos Comunitarios. 1
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https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/06/16/argentina-ley-de-cupo-laboral-trans-travestis-empleo/
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http://cosecharoja.org/una-ley-para-llenar-el-estado-de-travestis-y-trans/
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https://www.senado.gob.ar/parlamentario/parlamentaria/ordenDelDiaResultadoLink/2021/175
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las personas trans, travestis y transgénero. Hasta el año 2016, solo el 24.3 % de elles tenía estudios secundarios completos, siendo la principal causa la falta de dinero. La senadora Mónica Macha respondió a los defensores de la meritocracia de esta manera5: «Las personas travestis y trans tienen una formación histórica en sus organizaciones y esos saberes que han construido son los que ponemos en valor, su mirada y su experiencia (...) A la meritocracia le respondemos con justicia social. El argumento en rigor es el inverso: el Estado no está capacitado si no tiene a personas travestis, trans en sus estructuras. Esta ley demuestra que el trabajo dignifica y el orgullo politiza.» Mientras que en Argentina, la Ley de Identidad de Género fue promulgada ya en el año 2012, en el Perú, las personas trans, transgénero y travestis sufren el hecho de que el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) no valida su identidad, exponiéndolas a situaciones de discriminación y peligro. Miluska Luzquiños6, directora de TRANS - Organización por los Derechos Humanos de las personas Trans, indica que se presentó un anteproyecto de ley (de identidad de género) en el 20167, que hasta ahora no se debate. Sobre el cupo laboral trans, la dirigenta dice lo siguiente: «Es importante que las políticas públicas que se aprueben en América Latina y el Caribe tengan repercusión en Perú (...) Lo ideal sería que tengamos una Ley Integral Trans que incluya cupo laboral, mejoras en educación y mejoras en los sistemas de salud.» En nuestro país, el 70% de las mujeres trans, travestis y transgénero se dedican a la prostitución por la falta de acceso laboral, y solo un 3% de tiene un empleo formal8; no pudimos encontrar datos sobre la situación laboral de hombres trans peruanos. La estigmatización de las personas de la comunidad es la causa de que muchos empleadores se rehúsan a contratarlas. Por supuesto, el trabajo sexual que realizan, lamentablemente, las expone a situaciones de violencia física, psicológica, sexual e institucional. El acceso al trabajo digno es un derecho humano irrenunciable que condiciona nuestra vida en experiencias concretas: vivienda y alimentación. Pensar en leyes integrales para las personas trans que incluyan cupo laboral como parte de una política asistencialista es erróneo. La reparación política a las personas trans, travestis y transgénero es una crítica al sistema binario que nos define solo por nuestros genitales y perpetua un tipo de sociedad excluyente y violenta. La diversidad se hace carne en la existencia de esas personas, por tanto su lucha debe ser encabezada por ellas, ellos y elles pero defendida por todos nosotros, nosotras y nosotres. / /
Bibliografía: ●● Agencia EFE. (2020, 20 diciembre). «Un trabajo formal, el anhelo ahogado de las mujeres trans en Perú». Gestión. https:// gestion.pe/peru/un-trabajo-formal-el-anhelo-ahogado-de-las-mujeres-trans-en-peru-noticia/?ref=gesr ●● Alegre, V. (2021, 16 junio). «Para las personas travestis y trans en Argentina, el empleo formal puede salvar vidas». Washington Post. https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/06/16/argentina-ley-de-cupolaboral-trans-travestis-empleo/ ●● Arenas, N. (2021, 23 junio). «Una ley para llenar el Estado de travestis y trans». Cosecha roja. http://cosecharoja.org/ una-ley-para-llenar-el-estado-de-travestis-y-trans/ ●● Bachillerato Popular Trans Mocha Celis. (2016, 1 junio). «Personas trans y educación en Argentina. La experiencia educativa de Mocha Celis». Revista Docencia e Cibercultura. https://e-publicacoes.uerj.br/index.php/re-doc/ article/view/42449 ●● Honorable Cámara de Diputados de la Nación. (2021, 10 junio). Diputada Macha, Mónica - Sesión 10–06-2021 - PL [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=js7udxTfh6A ●● Huilca, I. (2016, 28 noviembre). Proyecto de Ley de Identidad de Género. Indira Huilca. http://www.indirahuilca.pe/ proyecto-de-ley-de-identidad-de-genero/ ●● Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero «Diana SacayánLohana Berkins». (10 de junio de 2021) ●● Luzquiños, M (2021). Entrevista por Mirella Uribe.
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https://www.youtube.com/watch?v=js7udxTfh6A
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Entrevista realizada por teléfono el día 2 de junio de 2021.
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http://www.indirahuilca.pe/proyecto-de-ley-de-identidad-de-genero/
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https://gestion.pe/peru/un-trabajo-formal-el-anhelo-ahogado-de-las-mujeres-trans-en-peru-noticia/?ref=gesr
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Concurso Orgullo sin tabúes El pasado 23 de julio el portal Sin Tabúes dio a conocer los resultados de su concurso «Orgullo sin tabúes», que premió a los mejores trabajos presentados en las categorías de Narrativa y Fotografía. Aquí lxs ganadorxs:
NARRATIVA: Primer lugar: «Erotomanía» de Raúl Oliva Segundo lugar: «Una historia de amor que jamás terminó de contarse» de Tatsuya Oscata
EROTOMANÍA de Raúl Oliva Dos extraños, Jesús y Santiago, acostados desnudos uno al lado del otro, atienden cada uno sus propios asuntos. O al menos eso es lo que hace Jesús, que envía y recibe mensajes de texto sin tregua. A su costado, Santiago, evita mirarlo o decir algo al respecto para no delatar su incomodidad, pero de todos modos avanza una jugada, aproximándose al cuerpo del otro y abrazándolo. ¿Eran celos lo que sentía Santiago? En lo absoluto: él solo quería llamar su atención, quizás no sentirse desplazado por la persona con la que Jesús estaba conversando al teléfono. Santiago acababa de conocerlo y ciertamente ya había perdido la cuenta de todos los hombres con los que se había acostado el último mes. Por lo general, estos hombres venían un rato, se acostaban con él y se iban. Lo particular de este caso es que Jesús le había preguntado a Santiago si se podía quedar a dormir, ya que se habían encontrado pasada la medianoche. Santiago le había dicho que sí porque en el fondo de su ser le daba verdaderamente lo mismo. Y no pareció mala idea al principio: Santiago lo tenía abrazado y su respiración calmada le inducía a relajarse, a fantasear que le quería y que tenían una relación, y así pasó alrededor de una hora en que durmieron juntos. Hasta que llegó el primer mensaje de texto. El chillido del celular los despertó a ambos y Jesús se tuvo que levantarse para ir a contestar. Se disculpó con Santiago, pero señaló que no podía apagar su celular por si lo llamaban a primera hora de la mañana por asuntos de trabajo. Jesús era un emprendedor (algo de ello habían hablado): tenía una cadena de peluquerías dispersas alrededor de varios distritos. Él manejaba dos tiendas y las demás funcionaban bajo un formato parecido al de una franquicia. Durante el día tenía que supervisarlas todas. Así mismo, se encargaba de los pedidos, el trato con los proveedores y de la distribución de las compras. Jesús mandó un par de mensajes de texto y luego se volvió a acostar. El celular, sin embargo, volvió a sonar. Y esta vez Jesús se acostó con el celular en mano. Santiago solo atinó a mirarlo a los ojos, buscando hacer contacto visual con él. Es mi mamá, señaló Jesús, está preocupada pero ya le dije que voy a pasar la noche fuera.
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Dicha excusa resultaba sencillamente curiosa, puesto que Jesús, que tenía 28 años, era un tipo alto, de contextura gruesa y tonificada, que daba la apariencia —al menos cuando llevaba algo de ropa encima— de ser cualquier cosa menos un chico indefenso al que una madre angustiada tiene que seguir llamando para saber dónde y cómo está. A Santiago la idea le pareció divertida, pero no pudo evitar notar mensajes que no paraban de llegar. Mi batería se está muriendo, ¿tendrás cargador?, le preguntó a Santiago. Sí, señaló éste, pensando en la cantidad desproporcionada de cargadores que debía tener desperdigados por su departamento. Se puso en pie y buscó, desnudo, en sus cajones, agradeciendo la tenue luz que ingresaba desde la calle y que le permitía hurgar su cuarto sin tener que prender el fluorescente, pues pese a todo se sentía inseguro sobre ser observado desnudo. No había rastro de los cargadores. Mierda. Lo siento, dijo Santiago, no tengo idea de dónde estarán. Y sin más se acostó de nuevo. Santiago suspiró y puso su brazo sobre el pecho de Jesús, como volviendo a un estado idílico. Pero Jesús ya no tenía sueño y discretamente, con el volumen en off, seguía enviando mensajes por teléfono. Es mi empleado, dijo Jesús, tratando de quedar bien. Estoy viendo con él unas cosas de la chamba. Claro…, pensó Santiago, tu empleado…, y no le dijo nada. Santiago sospechaba que Jesús chateaba con otro chico por WhatsApp y la idea de que lo hacía mientras estaba acostado a su lado le incomodaba. Una hora atrás, Jesús gemía y jadeaba (notablemente), separando el mismo sus gruesas nalgas con sus manos para que Santiago lo follara sin compasión. Aquello a Santiago le había hecho sentirse realizado como semental, y la idea de que aquello no hubiera sido suficiente para el cuerpo fogoso de Jesús, la idea de que éste estuviera buscando otro hombre para que también lo sodomice en la misma noche, hería su orgullo de una manera primaria, muy primaria. Al fin y al cabo, Santiago era un tipo también muy primario, básica, como le llaman. Frecuentemente, sus emociones ejercían mucho peso en sus decisiones y en sus acciones, sobre todo en el ámbito sexual. Aunque parezca contra intuitivo, Santiago no quería averiguar con quien conversaba realmente Jesús. Santiago esperaba era una actuación verosímil: que Jesús fingiera cabalmente que hablaba con su madre o con su empleado. Para Santiago, la pretensión era una cuestión de buenos modales entre desconocidos que tienen un encuentro sexual casual: su acompañante tenía que ser, sencillamente, convincente. Entonces a Santiago se le ocurrió que si tenían sexo otra vez… Jesús se quedaría. El plan era sencillo: dejarlo agotado para que no pudiera correr a los brazos de otro. Pero él mismo ya estaba agotado. No importaba: ya tenía otro plan para salvar esa situación. Así que Santiago abrazó a Jesús y contrajo su espalda contra su pecho. Éste se plegó inmediatamente contra sus caderas. Santiago recorrió su cuerpo con sus manos, apretó sus nalgas, mordió su espalda y entrelazó sus piernas con las suyas… pero no consiguió erectarse. Y Jesús que pareció notarlo, se quedó quieto de un momento a otro. Me tengo que ir, señaló Jesús finalmente, tengo que cargar mi celular, tú sabes, acotó, porque debo estar al pendiente de las llamadas. Santiago dibujó un gesto recostando su cuello sobre un hombro, propio de quien no ha entendido lo que le han dicho. Ya otro día me quedó, añadió Jesús con una sonrisa floja, como quien ofrece una solución, pero, en verdad, sale al paso solamente. Desde la cama, Santiago le sonríe. Por supuesto. Pierde cuidado. Ven cuando quieras, le dice. No piensa volver, se dice a sí mismo, ¡y no pienso invitarlo a volver tampoco! Su mirada es una mezcla de ternura impostada y de la sórdida satisfacción de quien puede leer la mente de otra persona. Por la ventana entreabierta del cuarto llegaba un viento fresco propio de los últimos días del verano. El sonido exterior de un motor arrancando cierra una vuelta más de ese ciclo que se repite todas las noches, indefectiblemente. A veces me gustaría saber lo que textean secretamente después del sexo los gatos que visitan mi techo, especialmente cuando se quedan acostados en mi cama, a mi lado, alimentando mis fantasías ingenuas y matándolas al mismo tiempo. Sí... tomo por sentado que lo harán; y no, no se considera una forma de engaño, ya que es solo sexo casual; y sí, yo también hago lo mismo. No lo podemos evitar: así funciona este juego... ciertamente lo sabemos. Sin embargo, no somos lo suficientemente sinceros entre nosotros. No podemos serlo tampoco, como en un raro caso de una paranoia colectiva.
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UNA HISTORIA DE AMOR QUE JAMÁS TERMINÓ DE CONTARSE de Tatsuya Oscata ¿De dónde veníamos? No me acuerdo. Estábamos uno al lado del otro en los asientos del bus, el cual poco a poco se iba vaciando. Mirella miraba por la ventana, las luces de la calle se reflejaban en sus lentes. Me arrepiento un poco de haberle cedido ese sitio, me estaba sintiendo mareado. Pero ¿qué puedo hacer? Soy débil ante las mujeres. Estaba anocheciendo. De verdad, ¿de dónde veníamos? Mi mente no logra recordar, pero estábamos conversando tranquilamente. Hasta que, ella hizo esa pregunta. — Entonces ¿cómo se conocieron? ¿Cómo fue? Creo que fue durante el verano después de que me graduara de la secundaria. Pase por primera vez el año nuevo lejos de mis padres, acampando con mi mejor amiga, Dan, en la playa. Ahí fue cuando lo conocí, cerca de la orilla, había un chico un poco peculiar tocando el ukelele. Recuerdo que dejo un gran impacto en mí la melodía que tocaba, ya que era una de mis canciones favoritas. El sonido del ukelele alegró mi tarde, ese día no le hablé, solo era un extraño tocando en la playa. Sin embargo, desde ese momento cruzábamos miradas todo el tiempo, no sé si era por mera coincidencia u obra de alguna fuerza del universo, pero cada vez que levantaba mi mirada él estaba ahí, mirándome, me ponía nervioso, después de todo él era lindo y yo nunca he interactuado con gente extraña en la playa. Por otra parte, no sé si Dan se habrá percatado de mi pequeño interés por el chico desconocido o si solo quería molestarme, porque mientras desayunábamos en el primer día del nuevo año me dijo que su radar de mujer bisexual le decía que él era gay. — Lo dudo. — le respondía. — ¿No has visto que lleva puesto? ¬— me decía emocionada. No soy una persona que juzga a otros en base a estereotipos como el tipo de ropa que usan para adivinar su orientación sexual, pero Dan decía que su instinto le decía que el chico era gay. Otra cosa que le hacía sospechar era que no estaba acampando solo. — ¿Serán novios? — la pregunta hacía que me doliera el pecho, era extraño. — Tal vez sean pareja, pero eso no lo sabemos. — Claro que lo son. Dime ¿Dos chicos acampando juntos? ¿No te parece un poco, tú sabes, interesante? — Dan estaba en lo correcto, era un poco intrigante. — Aun así, no debemos asumir que lo son. — Tienes razón. Pondré Pluma Gay a ver si reaccionan. — Dan no, van a pensar que nos estamos burlando de ellos o algo. — Claro que no.
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No sé si fue una buena idea o no, solo quería meterme en un agujero cuando la canción empezó a reproducirse y más cuando Dan empezó a cantarla. Sentía mi cara arder y no era porque no me había echado bloqueador. Después de reproducir unas cuantas canciones que según Dan la comunidad LGBT conoce, el chico se acercó a nosotros. En realidad, no me había percatado de su presencia hasta que estuvo frente a nosotros, hablando con su suave voz. — ¡Hey! Estamos jugando un juego de mesa, pero necesitamos más personas para que sea divertido. Ese tonto de allá me ha ganado como 3 veces seguidas, entonces… ¿les gustaría unirse? Mientras decía todo eso lo único que capté fue su mirada puesta en mi todo el tiempo, sus ojos oscuros hacían que mi cara hirviera, ni siquiera entendí lo que dijo, ¿qué cosa? ¿qué juego? ¿una mesa? Antes que pudiera decir algo, el chico lindo me tiro una sonrisa. Morí en ese instante, mi alma dejo mi cuerpo, estoy seguro de que estaba rojo hasta los hombros y no porque el sol me estaba quemando. Dan grito de la emoción y salió disparada hacia donde estaba el compañero del chico lindo, se fue tan rápido que hasta dejo sus sandalias atrás. Ahora yo estaba solo con el pelinegro, el cual me dijo, aun con esa linda sonrisa en su cara. — ¿Vamos? «Este chico será la perdición para mí», pensé. Sin embargo, si resulta que es novio de la persona con la que vino, voy a enterrarme vivo por la vergüenza. Es decir, me estoy sintiendo atraído por una persona de la cual no se ni su nombre ni edad ¿Y si es menor que yo? Digo se ve joven, si resulta que es menor me va a dar algo. Por suerte mis dudas fueron resueltas cuando ya todos estábamos sentados en una manta encima de la arena caliente, con el juego de mesa al medio. Su nombre era Alex, era un estudiante universitario y la persona con la que vino era Rafael, su mejor amigo. Sentí un tremendo alivio al ver que solo eran amigos y saber que yo iría a la misma universidad que Alex me emociono bastante. «Entonces podremos vernos ahí», pensé. — Si quieres puedo darte un paseo por el campus — respondió como si leyera mis pensamientos. Su mano estaba cerca de la mía, sentir como nuestros dedos rozaban hizo que sintiera mi palpitar hasta en las orejas. — Sería grandioso Desgraciadamente esa misma tarde Dan y yo partimos. Aunque intercambiamos nuestras cuentas de Instagram antes de irnos, pensé que el asunto con Alex quedaría ahí. Estaba equivocado. Mientras recorríamos la autopista de regreso a la ciudad, Alex me mensajeo. ALEX_ 5:03pm Hola :3 ARI_5:04pm Hola :)
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Fue ahí cuando todo comenzó. Con el coqueteo y las salidas, poco a poco empezó a formarse un pequeño romance de verano. — ¡Wow! Mira este anillo, es súper raro, es como un hexágono — estábamos paseando por una feria artesanal en un parque de Miraflores. — Si que es raro. — ¿Compramos uno cada uno para hacer juego? — No soy de usar anillos. — ¿En serio? Yo compro bastantes para decorar mis deditos. — Pero, por ti podría usar uno. Alex siempre hacía comentarios de ese estilo, que hacían que mi corazón se desbordara tanto que pareciera que saldría de mi pecho. — Eres un tonto Con su melodiosa risa como respuesta, Alex pago por los dos anillos. Tomados de las manos seguimos nuestro recorrido, ya era tarde y debía regresar a mi departamento. Me hubiera gustado no haber llegado nunca al paradero, me hubiera gustado no haber soltado nunca su mano. — ¿Aún siguen hablando? — Algo así. —respondí mientras jugaba con algo en mi bolsillo. El sonido del cobrador y de las bocinas de los autos me hizo salir de mi trance. Mirella se paró para salir del asiento. — Lo siento, tengo que bajar aquí, pero me puedes seguir contando mañana. Nos vemos. Antes que pudiera responderle ya se había ido. Nunca pude terminar de contar la historia. Es gracioso, porque desde ese día no he vuelto a hablar de Alex. Bueno, al menos hasta ahora. Miro el anillo hexagonal destrozado en mis manos ¿Cuántas veces se me ha caído? Y ¿Cuántas veces he llorado por eso? Aun así, siempre trato de arreglarlo, pero siempre es el mismo resultado. Ruptura. Cierro los ojos, el bus sigue su curso.
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FOTOGRAFÍA: Primer lugar: Andrés Quijada
Segundo lugar: Violeta Gonzales
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¿Por la igualdad de quién? twitter
El pasado viernes 23 de julio, Susel Paredes, primera congresista abiertamente lesbiana en el Perú, juramentó a su cargo para el periodo 2021-2026. Su momento no le fue esquivo a la prensa nacional, pues, al momento de jurar, la nueva congresista agregó «por la igualdad, sí, juro», este acto es sumamente trascendental para la visibilidad de la comunidad LGBTIQ+, además que es un grito desde el legislativo para la nueva administración que asume este 28 de julio, un mensaje contundente: ¡Existimos! No obstante, esto también constituye una buena oportunidad para reflexionar sobre aquello que encubre esta frase. ¿Por quién se jura? ¿Por qué tipo de igualdad? La verdad es que poco podemos dilucidar a simple vista. Sin embargo, sí estamos seguros de que en nuestro país, y Latinoamérica en general, la situación de precariedad azota al grueso de la población, especialmente aquellas personas de la disidencia sexual y de género. Que las políticas públicas no son suficientes, o ni siquiera toman en cuenta, a nuestra comunidad. Y, a su vez, el propio sistema económico neoliberal no pretende apoyar a las marginalidades, trabajadorxs sexuales, grupos en abandono, etc. Entonces, de qué igualdad hablamos. No basta esgrimir la ley del matrimonio igualitario o la de unión civil, cuando solo un sector privilegiado del Perú siquiera puede pensar en la ceremonia heterosexual del matrimonio, donde muy poca gente puede pretender heredar algo, donde no todos gozamos de la igualdad focalizada que, lamentablemente, profesa la derecha, el centro y la izquierda. Pero, al fin y al cabo, sí, pues, ¡por la igualdad! / /
Perú diverso presente en Tokio 2020 Está claro que uno de nuestros mayores orgullos como peruanos es el deporte (la gran mayoría, menos el fútbol). Es por ello que no fue sorpresa cuando, para el debut del surf como deporte olímpico en los juegos de Tokio 2020, nuestra selección tuviera a grandes figuras de las tablas. Una de ellas, en especial, suscita nuestra mayor atención: Sofía Mulanovich, reconocida surfista y campeona mundial, quien, años después de haber alcanzado el reconocimiento internacional y haber pasado por la experiencia de la maternidad durante la pandemia con su pareja, la venezolana Camila Toro, se perfilaba como una de nuestras mejores cartas frente a los juegos olímpicos en el país nipón. Tal parece que la representación de la comunidad LGBTIQ+ en los distintos espacios sociales supone un avance tremendo para la visibilidad y la apertura, no por a quién amemos, sino por el talento y la disciplina que se ven reflejados en los logros. A pesar de que nuestra compatriota no llegó a instancias para obtener alguna medalla, igualmente le deseamos la alegría de saberse libre, amada y plena. ¡Grande, Sofía! / /
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instagram Sofía Mulanovich
Congreso Bicentenario El Proyecto Bicentenario organizó, del 6 al 9 de julio, un Congreso de Historia que incluyó la mesa «Identidades sexuales y género». Estas fueron las 4 interesantes ponencias que se presentaron: • Sara Rondinel (PUCP): Duque y las políticas de invisibilidad del homosexual en la literatura peruana del siglo XX. • Joaquín Marreros (PUCP): Entre amigos: redes de activismo y lucha por los derechos de homosexuales y lesbianas en Lima en la década de 1980. • Magally Alegre (PUCP): Juan José Cabezudo y los banquetes de la Independencia. • Giancarlo Mori (PUCP): «Con ustedes, La Prostituyente»: Una reflexión alrededor de las transexuales en la Asamblea Constituyente (1978). Aquí toda la programación: https://bicentenario. gob.pe/congreso-historia/programa-mesas/ / /
PELÍCULAS LTGB+
Retina Latina La importancia de llamarse Satya Bicknell Rothon (Ecuador, 2013)
Introspectiva de un chivo entre ovejas (Perú, 2017)
Retina Latina es una iniciativa apoyada en sus comienzos por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y actualmente por la UNESCO. Contribuyen con ella la DAFO del MINCUL Perú, el Instituto Mexicano de Cinematografía, la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos de Colombia, ICAU de Uruguay, IFCI de Ecuador y Adecine de Bolivia.
Agridulce (Uruguay, 2018)
Juan Alberto (Perú, 2018)
Corte de hombre (Colombia, 2007)
La primavera trans (Colombia, 2018)
La carta (México, 2014)
Alén (Colombia, 2014)
Los usuarios de América Latina y El Caribe pueden ver su contenido de forma gratuita solo con registrarse. En sus colecciones aún puede verse la sección MES DE LA DIVERSIDAD que contiene las siguientes películas:
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El orgullo está en la calle texto: Crónicas de la Diversidad fotos: Hans Fernández - GENERACIÓN INCLUSIVA LGTBI
Luego que en 2020 se tuviese que suspender a causa de la pandemia, el pasado sábado 26 de enero se realizó en Lima la tradicional Marcha del Orgullo LTGB+, en esta oportunidad convocada por un grupo denominado Orgullo Diverso (recordemos que el Colectivo Marcha del Orgullo decidió no convocar a una marcha presencial debido al alto índice de casos de COVID-19, por lo que promovió la marcha virtual). Llevando mascarillas y su alcohol para las manos, miles de personas salieron a las calles a exigir al Estado, y sobre todo al virtual presidente electo Pedro Castillo, a tomar acciones para garantizar el respeto a nuestros derechos, que se han visto amenazados por discursos fundamentalistas y abiertamente homofóbicos que han tenido amplia difusión durante esta campaña electoral. / /
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La gente salió a las calles no solo en Lima, sino también en otras ciudades del país. Es el caso de Puno, que por primera vez tuvo su marcha del orgullo. Fotos en esta página: Cinthia Iturriaga.
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Outfest 2021 Entre el 1 y 10 de julio se llevó a cabo la edición número 18 del Festival de Cine LGBT+ de Lima - Outfest, de manera virtual, al igual que en el 2020. Como fin de fiesta la organización y el público eligieron a las mejores producciones exhibidas durante el festival. Aquí lxs ganadorxs. / /
GANADOR COMPETENCIA LARGOMETRAJES
MENCIÓN HONROSA LARGOMETRAJES EN COMPETENCIA
LA NAVE DEL OLVIDO de Nicol Ruíz (Chile, 2020)
EL VIAJE DE MONALISA de Nicole Costa (Chile, 2019)
MEJOR CORTOMETRAJE INTERNACIONAL
MENCIÓN HONROSA CORTOMETRAJE INTERNACIONAL
LA HIJA DE DIOS BAILA de Sungbin Byun (Corea del Sur, 2020)
PAUL 10 de Sunil Revankar (India, 2021)
MEJOR CORTOMETRAJE PERUANX
MENCIÓN HONROSA CORTOMETRAJE PERUANX
ADA Y EVO de José Pecho y Jesús Oro (Perú, 2020)
¿EN QUÉ DÍA SALGO YO? de Jaime Enrique Prada (Perú, 2021)
CORTOMETRAJE FAVORITO DEL PÚBLICO
MEJOR INTERPRETACIÓN COMPETENCIA LARGOMETRAJES
BABILONIA de Joe Menacho y Frida Cárdenas (Perú, 2021)
ROSA RAMÍREZ por La Nave del olvido
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Ya pueden encontrar nuestro libro de cómics LGTB+ SÚPER AMIGUES en las librerías: Casatomada Librería & Café Av. Petit Thouars 3506, San Isidro
Escena Libre
Av. Camino Real 1075, San Isidro
Librería Communitas
Av. Dos de Mayo 1690, San Isidro
Librería El Virrey de Miraflores Av. Bolognesi 510, Miraflores
Librería El Virrey de Lima
Pasaje Nicolás de Rivera 107, a media cuadra de la Plaza de Armas de Lima
Librería Sur
Av. Pardo y Aliaga 683, San Isidro
Librería Contracultura Av. Larco 986, Miraflores
Estruendomudo Librería & Editorial Av. Larco 508, Miraflores
Dibujos de Chechi Chaves y Lakita. Guión de Vero Ferrari, Lakita, Arturo Dávila y Gianna Camacho García. Incluye artículos de Manuel Siccha y Manuel Forno. Prólogo de Hans Fernández. El libro sale gratis por la compra de cualquier ejemplar de nuestras revistas.
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