Envenenando los recuerdos1 texto y foto: Gloria Elizabeth Salazar Ruiz2
Permanece inerte. Sentado sobre ese frío suelo, frente a paredes marcadas con su dolor, tragando su miedo y con los ojos cansados de tanto llanto. Teme por un mañana. Podría recordarle todo sin problema, pero lo lastimaría y no quiero. Sin embargo, él ha decidido darse el lujo de hacerlo envenenando los recuerdos. Dejé todo en manos del destino y jugué todas mis cartas, estoy harto. Quiero dejar todo en papel y permitirme tomar un descanso. De mi vida. De su vida. De mi vida en su vida. Y de esta vida que ya no es vida. Cada día inicia con el recuerdo de aquello que nunca fue y nunca será. Este dolor me está consumiendo sin piedad y me deja un extraño vacío en el pecho. Es la peor sensación que puede sentir un ser humano y no se la deseo a nadie. Su vida siempre fue inapetente para cualquiera (es un ser ajeno a las miradas), pero si contara cómo esto le hizo tocar fondo, tal vez sería una historia agridulce capaz de deleitar a más de un paladar. Seguro la gente comentará sobre lo que me pasó y para ser honesto no me interesa lo que piensen. Lo que verdaderamente me importa es tener la tranquilidad de dormir sin despertar de manera abrupta lamentando mi desdicha. Un sinfín de veces atenté contra mis sueños, mientras vagamente creía que estaba probando de toda la gama de sabores que la vida me ofrecía (con sus variaciones y sus mezclas extrañas). Puse todo en juego sin darme cuenta que en cualquier momento podía perder más de lo que tenía. Mi dignidad, mi amor propio e incluso mi libertad. Algo le tenía que pasar para que reaccionara. Muchos le advertimos en su momento, pero para escuchar consejos él es el mejor ignorándolos. Su vida dio un giro inesperado por las malas decisiones que tomó, aunque a su tiempo todo vuelve a tomar forma (le repito eso todos los días con la intención de que se vuelva una realidad), se lamenta a diario por su actuar y sufre por todo lo que ha pasado. Ojalá pronto la suerte gire a su favor. Quiero una oportunidad para ser la mejor versión de lo fui algún día y dar lo mejor de mí en cada acción, por más pequeña que esta sea. Estoy trabajando en conseguir esa paz que tanto anhelo, pero no puedo sonreír siempre, hay días en los que tengo que pagar por aquellas culpas que nunca me perdonaré.
Escrito realizado dentro del proyecto de acompañamiento de escritura. Acompañamiento realizado por Arturo Dávila Zelada. Gloria Elizabeth Salazar Ruiz (1996) nació en la ciudad blanca de Arequipa, Perú. Es licenciada en Trabajo Social. Encontró en su profesión la oportunidad de ser un agente de cambio, potencializar las habilidades y empoderar a las personas para que el cambio lo logre cada uno por sí mismo. Tiene la convicción de que con sus actos puede colaborar en la construcción de una sociedad más justa en la que prevalezca la igualdad para todos. Apasionada por el deporte rey, en el año 2017 recibió un reconocimiento a nombre de IDUNSA - Universidad Nacional de San Agustín (su casa de estudios), como la mejor deportista en esta disciplina. Gran amante del arte literario-escritura creativa disfruta escribiendo frases y poesía las cuales publica en sus páginas de Instagram y Facebook que tienen por nombre «Eunoia (xolumaxniva)». Actualmente Gloria es miembro de la RED LGTB Arequipa, así como de la Comisión de Mejoramiento Continuo, Autoevaluación y Acreditación de la E.P.T.S., es integrante de la Comisión Pedagógica de la E.P.T.S. y asociada en la ONG Internacional HOOP PERÚ en la que también es voluntaria, además es aprendiz en LARA (Escuela de Lengua de Señas), donde adicionalmente cumple un rol de voluntaria, así como en la Asociación Por La Vida – ASPOV. 1 2
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