LUCHA POR LO QUE QUIERES EN LA VIDA Municipio: Camargo, U.E. Huaca Cancha
Matrimonio servil, unión libre o de hecho servil.
Mi nombre es Alexandra Ruiz y viví en una comunidad lejana de la ciudad, casi llegando a Tarija. Tengo una hermana y un hermano, solo conozco a mi madre y a mi padre nunca lo he visto, ni siquiera conozco su nombre. Aún sin padre, vivíamos muy felices y fuimos afortunados ya que no nos faltaba la comida, teníamos buena ropa y una buena vida. Cuando cumplí mis 12 años empezó una triste historia, mi madre se enfermó y yo como la mayor de todos tenía que cuidar de la familia.
CAMARGO
Autor: Prof. Edwin Laime García
No sé qué pasó, con mi madre, no sé si fue la desesperación por su enfermedad o realmente no me quería, pero un día me entregó a un señor, se veía viejo como un abuelo y tenía el rostro enojado. Casi sin voz en la garganta le dije a mi madre, entre sollozos: ¿Por qué me entregas a este señor?, ella me dijo: Si te vas con él, él prometió mantenerte bien y ayudarme con tus hermanos, va a mantener a la familia. Aún recuerdo ese día y no lo entiendo. Él mandaba dinero a mi casa, pero me decía que yo debería pagar esa deuda atendiéndolo y siendo una buena mujer. Tenía que cocinar para él, lavarle la ropa, atenderlo y me llevaba a dormir a su lado. Nunca conté a nadie cómo me sentía, ni a mi madre, ni a mis hermanos, no quería que ellos se preocupen. No le contaba nada a mi madre porque ella estaba de acuerdo con él, por eso decidí una noche escapar, pero no me fui sola, me fui con mis hermanos, dejando a mi madre. Esa noche, dormimos en la quebrada y al día siguiente seguimos con el viaje de pueblo en pueblo buscando de qué sobrevivir hasta que llegamos a una comunidad donde nos acogió una señora, dejé ahí a mis hermanos que escaparon conmigo porque temían ser vendidos también por mi madre. Me fui a buscar trabajo y lo encontré en Sucre, trabajé tres meses y pude llevarme a mis hermanos, busqué trabajo para ellos y así trabajamos los tres. Pese a todo, no dejábamos de pensar en mamá, así que decidimos volver por ella. No imaginábamos que al llegar nuestro sufrimiento comenzaría de nuevo porque mi mamá no nos quiso recibir, tardamos mucho en convencerla, al final, incluso conseguimos que se vaya con nosotros. Por fin llegamos a Sucre los cuatro y en mi cuartito cociné para todos y en el almuerzo yo empecé a hablar con lágrimas en los ojos. Le dije que no debió haberme dejado a mi suerte, que todo es posible en la vida y que ella se iba a sanar de su enfermedad y les dije a mis hermanos que deben estudiar y tener una profesión. Les prometí que yo me encargaría de todos. No culpo a mamá por mi sufrimiento, a veces la vida es así, me entregó porque estaba mal de salud, por ello la disculpo. Ese día mi madre lloró y me pidió perdón. Actualmente trabajo y me siento orgullosa por sacar adelante a mi familia. Por fin, mi madre mejoró de salud y mis hermanos salieron profesionales. Silvia es Enfermera y Oscar es mecánico. Lo único que me queda es agradecerme a mí misma que a mis 12 tuve la valentía de escapar y cambiar mi futuro.
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