LA RANA AZUL Autor: Prof. Freddy Arimendano
ASCENSIÓN DE GUARAYOS
Municipio: Ascensión de Guarayos, U.E. San José Obrero
Matrimonio servil, unión libre o de hecho servil.
Cerca de una hermosa laguna, había una granja tan singular donde convivían animalitos domésticos con animales de la selva. Convivían como buenos vecinos. La más sobresaliente de la comunidad era la rana azul, muy conocida por su personalidad alegre. Esta rana azul tenía una hija jovencita, de belleza sin igual, porque ella tenía una piel colorida que reflejaba todos los colores del bosque tropical. Como era de esperarse la ranita joven llamaba la atención de cuanto visitante llegaba a la granja. Era costumbre realizar en la granja, una fiesta para el cumpleaños del dueño de la granja, a la cual asistían los animalitos llevando preciosos regalos, vistiendo sus mejores trajes. Ya se acercaba la ansiada fiesta y la señora rana azul se alistaba para el evento que por naturaleza ya lucía unos colores espectaculares y un gran cuerpo atlético. Esto no era del todo bueno, porque se dejó llevar por la vanidad y quería lucir una hermosa medalla dorada. Se fue a buscar al gallo que era también muy admirado y el más adinerado de la granja, le dijo. - ¿Sabes? Tengo la hija más hermosa de toda la granja, me gustaría que salgas con ella, para el cumpleaños- le dijo con una voz de cómplice. El gallo se puso contento. La señora rana con sus palabras seductoras le aclaró el plan al gallo: Te la entrego esta misma noche, a cambio de algo Lo que usted pida- Dijo el gallo visiblemente emocionado. Quiero que me compres una medalla dorada- concluyó la rana. El gallo selló el pacto con un apretón de manos. Llegó el día de la fiesta. El gallo entregó lo acordado a la madre rana y se lució con la joven rana de colores exóticos. Estuvo de fiesta toda la noche con ella, pero al terminar la fiesta, se la llevó. Al otro día la rana azul con la medalla en el cuello se sintió sola en la laguna, lloró toda la noche entera, arrepentida por haberla entregado a su hija a cambio de una joya. La rana joven, nunca supo qué pasó y tuvo que acostumbrarse a vivir con el gallo adinerado como si fuera una posesión más del gallo.
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