SE SALVÓ POR POCO Municipio: Camargo, U.E. El Puron
Venta u otros actos de disposición del ser humano con o sin fines de lucro.
Una muchacha de la comunidad de Puna del departamento de Potosí de 22 años tenía su madre y su padrastro. Ella estudiaba en una universidad en Tarija, su nombre era María Eugenia. Se esforzaba mucho porque quería tener una buena vida y no quería que se repita nunca más su pasado. Cuando estaba en el colegio, María Eugenia vivía con su madre y su padrastro, un padrastro que no la quería. Se la pasaba en su casa sin trabajar y bebiendo con su amigo, mientras que su madre trabajaba de sol a sol. El padrastro dejaba que el amigo se acerque a ella de maneras inapropiadas y María Eugenia pensaba en por qué ese hombre la odiaba tanto. Pero ahora se había ido a la universidad y no quería recordar más aquellas escenas. Ahora estaba tranquila estudiando.
CAMARGO
Autor: Prof. Isaac Barrionuevo Cruz
Una tarde, alguien se acercó a ella en la puerta de la universidad y le dijo que su madre le había mandado a recogerla, sabía su nombre, el nombre de su madre, de su padrastro, así que no desconfió, se subió al auto, pero apenas se subió, le taparon la boca y la taparon con una frazada atrás del auto. Durante el trayecto de Tarija a Padcaya, en ninguna tranca policial se dieron cuenta de que había algo raro. Ella habría querido, aunque sea poder gritar auxilio para que la rescataran, no podía hablar, pero si podía oír. Oyó al secuestrador hablando con su padrastro quien le indicó que la trasladara a una mina en Potosí, donde actualmente trabajaba el padrastro. El hombre la había raptado porque tenía un acuerdo para prostituirla en esa mina. Su madre no sabía nada. El secuestrador se reía en el camino y le decía, “servirás atendiendo a los hombres y cuando ya no sirvas para nada te botaremos como regalo al tío de la mina”. Ella quería escapar, tenía que escapar de alguna manera. Por fin llegaron a Padcaya y el chofer fue a registrarse a la oficina de su empresa y a comprar cerveza. María Eugenia logró desatarse, no sabía ni como, las muñecas le sangraban. Bajó del auto muy asustada y se metió a la primera casa que pudo, le contó a la señora cómo la secuestraron en Tarija y que le llevaban a Potosí, mandados por su propio padrastro. La señora alarmada fue a la escuela, habló con el director para preguntarle qué podían hacer, el director alertó a la policía quien actuó inmediatamente tomando preso al hombre.
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