UNA HISTORIA DE VIDA Autor: Prof. Edwin Laime García
Explotación sexual comercial
Cuando tenía 11 años, yo vivía en una familia numerosa en Camargo, así que la economía no alcanzaba para cubrir las necesidades de todos. Mi madre y mi padre no siempre tenían trabajo, por ello, crecimos carentes de dinero, por falta de trabajo en la comunidad donde vivíamos. Entonces vi una oferta de trabajo en la ciudad de Santa Cruz en facebook. Sueldo de dos mil bolivianos. Tenía 14 años y aunque yo era una chica que no tenía mucho miedo, aunque sí me daba miedo irme a un lugar tan desconocido para mí. Pero tomé una decisión y me fui, dejando a mis padres y mis hermanos sin decirles nada.
CAMARGO
Municipio: Camargo, U.E. Huaca Cancha
Le hable a la señora del aviso y me dio la dirección y yo estaba feliz, pensando que mi vida cambiaría. El trabajo era para mesera de un bar. También pensaba en mi familia, decía en mi mente que iba a ahorrar dinero y mandar a mis padres. Pero nada era como yo pensaba. El trabajo no era como me imaginaba. Ahora que me acuerdo, ni siquiera quiero pensar en esos trabajos. Eran unos lugares donde había mucha música, hombres borrachos y otras jóvenes como yo vestidas de manera provocativa, casi sin ropa y el dueño les obligaba a atender a esos hombres borrachos con sonrisas. Trabajé algunos días, pero los hombres no nos respetaban, el dueño me decía que sea buena para que me regalen propinas y que no está mal si me tocan mis partes íntimas y eso es lo que hacían los borrachos. Eso estaba muy mal, me sentía horrible. A la semana de trabajar allí, tomé una decisión y me fui de ese lugar, me escapé, porque no nos dejaban salir, había un guardia en la puerta que no nos dejaba ir a ningún lado. Además, creo que las demás chicas ya estaban resignadas, pero yo no, por eso me salí a escondidas. Todas mis ilusiones se destruyeron porque solo pensaba que todos los trabajos serían así. Y yo que tenía tantas esperanzas. No sabía qué hacer, sola, sin casa ni dinero. Cuando estaba sentada llorando, se me acercó una señora mayor y me dijo: ¿Trabajas en esas casas? Le dije que ya no. Ella me dijo: -Que bueno porque en esas casas las muchachitas de tu edad sufren explotación sexual-. Me preguntó si tenía donde ir, le dije que no, me dijo que ella era una persona sola, que sus hijos se habían ido a España. Me preguntó si no quería ir a su casa a trabajar. Acepté porque no tenía donde ir. Lo bueno es que esta señora me tuvo como a una hija, pude mandar dinero a mis padres y tuve la dicha de asistir a la escuela. Yo no sé quién me protegió ese día, ni qué me impulsó a escaparme y menos sé quién mandó a esa viejita a que me hablara. Yo tuve mucha suerte, pero hay cientos de niñas que caerán en la trata de personas y se destruirá así su vida. Yo le cuento mi historia a todas las chicas que puedo y les digo que tengan cuidado con el Facebook.
95