Paulina Villalba El hombre de madera Pinocho, fue tan deseado por su creador, que el hada de los hombres de madera le inyectó un corazón independiente que latía como humano. En la primera revisión gubernamental, se le implantó un chip que lo haría servil a los beneficios y fueros de los opulentos de turno. El chip y el corazón pensaban diferentes, generando cortocircuito. El médico que ensambla a los hombres de maderas, no se explica ¿el por qué? Los nuevos microchip, tienen unas bombas de tecnologías, amparadas por los medios de comunicaciones, propagando noticias quiméricas. Captando una total alineación de la conciencia de los sujetos para doblegarlos sutilmente, en desmedro de sus derechos y libertades, con tolerancia cero a los librepensadores, que en el pasado obstaculizaron, el intervencionismo de los amos del mundo, con la consiguiente pérdida de sus ganancias. Con esta nueva metodología, serían segregados los libertarios, creando ciudadanos de madera extremistas, congruentes a las necesidades del Estado Universal. Sin embargo Pinocho tenía sus propias opiniones, críticas y sueños, por lo que asiduamente se lo enviaba a reeducación, conectándolo a baterías de información ilusorias. El psiquiatra Franz, no logró vencer su tenacidad, le diagnosticó Mitomanía compulsiva, la cura, si es que tal cosa existe para su mal, es confinarlo, hasta que acepte como propio lo infiltrado a todos los subordinados. No lo destruyeron, les era necesario para estudiar la falla que poseía e investigar si existían otros hombres de palos
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