Dando Forma nº 4

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DANDO FORMA

Teodoro tenía que fallecer antes que él. Seis meses. Seis meses tenía para ver aparecer la esquela de Teodoro en el periódico. Y apareció. Casualmente y ya sin desear. Un domingo de otoño dos días antes del Pilar.

Regresaba a casa. Por el camino volvía apesadumbrado, taciturno. Retazos de recuerdos se volcaban en su mente. Regresaban desordenados alterando le el sosiego. ¡Cuántos momentos con Teo compartidos! Su infancia, su juventud. Desde los juegos de canicas a esas largas partidas de ajedrez y qué decir de todas esas horas de estudio en la biblioteca.

Tras leerla le invadió una extraña sensación no esperada. A diferencia de lo que creía no sintió regocijo ni placer. Con ra- Se acostó al llegar a casa. No pudo dorzón se decía que la venganza se servía mir la siesta. Se levantó sin ganas a meen plato frío. dia tarde, fue a su despacho, ya sereno y Teo, su amigo. ¡No! No iría tampoco a su sentado frente al escritorio, comenzó funeral. Al fin y al cabo, tampoco Teo le pausadamente a redactar su propia eshabía invitado a su boda, aunque eso de- quela. bió ser cosa de su novia. Ese día el café se quedó a medias, el resto de las esquelas sin leer.

Clara San Miguel

La decisión

RELATOS

Cuando oyó el timbre del teléfono, Carmen lo dejó sonar. No necesitaba descolgar para saber quién la llamaba. Era su madre. Después de la última discusión que había tenido con su hermana Lola, sabía que tarde o temprano iba a recibir esa llamada. Siempre llamaba para echarle en cara todo lo que habían hecho por ella y lo poco que se lo agradecía. Carmen esperaba esa llamada y sin embargo decidió no contestar.

Los padres de Carmen fallecieron en un accidente de tráfico cuando ella tenía 10 años. De eso hace 15. Hasta hace unos meses que se ha ido a vivir sola ha convivido con su tía y su prima. Llevaba casi 15 años aguantándolas y no soportaba más.

Al principio la convivencia era buena o al menos eso cree. No lo puede afirmar con rotundidad. Estaba tan triste, tan perdida, tan sola en aquella casa sin sus padres que apenas recuerda los primeros meses de su nueEstaba harta de las dos, de su va vida. madre y de su hermana. De su hermaLola y ella tenían casi la misma na y su madre. En realidad, no eran ni edad e iban al mismo colegio. Su prisu madre ni su hermana, pero la fuer- mer recuerdo es de Lola llamándole za de la costumbre le hacía llamarlas huérfana en la parada del autobús. Jaasí. más olvidara esa imagen: su prima

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