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En equilibrio y calma
N
o sé si a menudo miramos el cielo cuando surge el día, pero, si no lo hacemos, deberíamos. Es algo portentoso. El alba, con sus variopintos mantos de colores y tonalidades muy particulares, y en sintonía con cada época del año, nos distrae con sus atractivas apariencias y sus dichas, que le acompañan, y también con los dones que nos regala a cada oportunidad, esto es, cada 24 horas. No únicamente debemos existir: hemos de procurar vivir y sacar beneficio a cada segundo, exprimiendo y experimentando lo que nos aporta.
La naturaleza nos circunda con sus sorpresas y suavidades. Hemos de verla como la gran aliada que es en los asuntos primordiales. No malgastemos los tiempos, que se van rápidos y no vuelven con las circunstancias pasadas. Pueden ser similares, pero nunca idénticas. No perdamos sin sacar zumo lícito a cuanto sucede.
Con esta perspectiva, nos detenemos un tanto. Oteamos. Meditamos. Viene, en definitiva, la mañana con el frescor de lo renovado. Recordamos lo que nos complace, esté o no esté, y nos ponemos en marcha con el afán de un Todo, como señala un amigo pintor, es un hecho mila- contento que se multiplica como el agua en la naturaleza. groso. Nos debemos corresponder, ante tamaño presente, Procuremos saciar el alma y que no falte nada a lo cocon un aprovechamiento claro, diáfano, no distraído. No vayamos con prisa, ni con fines predeterminados, ni con lectivo y a lo minoritario. Hemos de proteger, igualmente, astucias cimentadas en medias verdades. Abramos, por fa- a lo débil, que podría ser garantía de la fortaleza de un mavor, las puertas del amor en la apreciación de respeto y ñana como éste, que tanta paz nos brinda. libertad para nosotros mismos y para los que nos rodean. Marchemos, pues, hacia delante. Todo aguarda a nuestras respuestas, y, antes que eso, a las preguntas, que son La vida es un puñado de elecciones que hemos de saborear con voluntad y con el empeño de conquistarnos, en orígenes y destinos. No nos olvidemos de hacerlas. Eso primer lugar, en lo espiritual, desde el cariño, claro, para nos descuella este instante, al que correspondemos con a continuación realizar esa misma propuesta respecto de y firmeza y convicción de equilibrio y calma. para los demás. Palpemos, toquemos, rocemos, gustemos, respiremos...
Juan TOMÁS FRUTOS
“No vayamos con prisa, ni con fines predeterminados, ni con astucias cimentadas en medias verdades. ”