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Vicente Blasco Ibáñez. Algu
ontinúo y termino con el artículo publicado en el “guerra incivil” que decía Unamunúmero anterior de Letras de Parnaso, aunque material no, la cual se fue deteriorando con tengo para varios más. el paso de los años, hasta alcanzar un estado calamitoso, siendo finalEl gran escritor valenciano amó y mucho a su tierra, la mente restaurada y que constituye terreta, hasta llegar a soñar con poner a Valencia al nivel en la actualidad su Casa-Museo. más elevado de Europa. Pensaba hacer de su Valencia una nueva Atenas. Tenía una preocupación constante por la Blasco Ibáñez fue independienenseñanza y la instrucción del pueblo valenciano. te, luchador, aventurero, emprendedor y arriesgado tanto como Pero con el paso de los años su desengaño de los va- hombre de negocios, periodista y lencianos en general fue enorme. Tras las luchas políticas escritor. entre blasquistas y sorianistas, decepcionado, dijo en una ocasión : “está claro que Valencia no me quiere”. Fundó y dirigió el diario Pueblo, que tuvo una gran difusión. Por ello, desde el año 1905 vivió lejos de su amada Va- Fue clausurado en numerosas ocalencia. No obstante, siempre amó su casa de la playa de siones, pero él siguió siempre comLa Malvarrosa, en Valencia, en donde quería quedarse a bativo sin doblegarse anta nada ni vivir, hasta que a causa de los acontecimientos políticos y ante nadie. los desengaños personales, decidió no volver a vivir más en ella. En el año 1906, el maestro, junSu gran pasión era el mar. Admiraba a los marineros y a los pescadores, hacia los que sentía un gran afecto. Quiso ser marino mercante pero su nulidad más absoluta en matemáticas le impidió estudiar náutica.
to al pintor Joaquín Sorolla, fueron condecorados con la Legión de Honor de Francia, la más alta condecoración que puede concederse a los que no son ni ministros, ni jefes de estado. El director del diario Pueblo, Féliz Azzati, publicó un brillante artículo a tal fin.
Recuerdo con gran afecto su casa de La Malvarrosa, grande y bella mansión mirando y estando a pocos metros del mar, de su mar Mediterráneo, de la cual disfrutaba Parecía que el mundo se le quedaba pequeño, que podía cada vez que venía a Valencia y en donde se reunía con con todo y contra todos. Y así fue hasta el final de sus días. amigos e intelectuales. Embarcándose en incontables aventuras y negocios. La he visitado en varias ocasiones después de finalizar la