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Cojeando por el cam
E
stos días se cumplen los 500 años de un proceso iniciado durante la batalla por la toma de Pamplona a manos de tropas francesas. El 21 de mayo de 1521 una bala de cañón golpeó a un soldado fracturándole gravemente una pierna y dejando herida la otra. Hubo más heridos de uno y otro bando. Pero los siglos pasaron y sólo Iñigo López, el menor de la casa de Loyola, se alza sobre su tiempo y sigue vigente en la actualidad. Es cierto que todos somos hijos de nuestro tiempo pero también es cierto que Cronos devora a sus hijos, salvo que alguno de ellos sea como Zeus y supere al tiempo. Iñigo encontró la clave y entró, cojeando pero por la puerta grande, en el camino de la eternidad. Pedro Miguel Lamet (Cádiz, 1941) ofrece el relato en El caballero de las dos banderas (2014). El autor es jesuita: añade a su currículum profesional (periodista, poeta, profesor, ensayista y autor de novelas) el conocimiento íntiHablamos de un tiempo de gran agitación política, somo, el compromiso, con el personaje de la novela a la que cial y cultural. Época de la revuelta de los comuneros, la nos referimos. ruptura impulsada por Lutero, la Dieta de Worms, la política imperial, los acuerdos con Enrique VIII, luchas con Conviene resaltar que se trata de una novela histórica. Francisco I, el gobierno de América, los ecos de Erasmo y El autor ha tenido a bien incluir una nota histórica al final los iluminados… de la obra para precisar algunos aspectos que al lector le pueden suscitar, al menos, curiosidad. Sobre la identidad Quizá a todos nos parecen complejos los tiempos que de la dama de la que el joven Iñigo anduvo enamorado, nos tocan vivir. Quizá nos falte el sosiego y la perspectiva sobre la posibilidad de que tuviese una hija, sobre la pre- necesaria. Pero al hombre de los tiempos de Ignacio el dessencia y actividad de determinados personajes y algunos cubrimiento del Nuevo Mundo, el paso del geocentrismo otros detalles de la historia de aquellos tiempos. al heliocentrismo, del mundo cerrado al universo abierto La autobiografía de San Ignacio cuenta, en efecto, que puso sus ojos y sus pensamientos en cierta dama. ¿Quién fue? ¿Correspondió a Iñigo? Lamet entra de lleno en esa posibilidad. Es más, la novela es narrada por la Infanta Catalina, hija de Juana la loca, hermana del emperador Carlos V, reina de Portugal.
y, más radicalmente, del teocentrismo al antropocentrismo, le produjo un vértigo notable.
En ese contexto se mueve un aspirante a gentilhombre, a soldado, a caballero andante; amante y amado por las damas; con un carácter altivo que saca la espada con facilidad y acaba en alguna ocasión en la cárcel; «fogoso, algo colérico, celador de su intimidad pero al mismo tiempo Mezcla hábilmente acontecimientos de la vida de Ig- sensible y apasionado como buen vasco y hasta el momennacio hasta los primeros pasos de la Compañía de Jesús y to solo cristiano del montón» pero, sobre todo, con un los sucesos de la historia de los que Catalina tiene conoci- gran concepto de sí mismo y una preparación, capacidad miento de primera mano. Por sus páginas transita España y resuelta decisión de prosperar en la corte. Pero, como y el Imperio, sus peligros internos y el ataque del turco en decimos, Iñigo es derribado de un mazazo. el Mediterráneo y por Oriente.