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Las 10 consignas d
E
n las anteriores entregas de esta serie de artículos he Es que yo luego si me gusta lo compro mostrado alguna de las premisas estandarizadas que esgrimen los defensores de las descargas de contenido protegiPerdónenme que lo do por derechos de autor y explotación. Hasta el momento dude. Los defensores de las me había centrado especialmente en consignas concepdescargas ilegales, en mutuales como la naturaleza cultural de las obras, el aprovechas ocasiones, se creen que chamiento de la condición de medio masivo de Internet, quienes estamos en contra o el valor económico de las obras. Pero existe otra vía que de sus postulados vivimos explorar, la de las repercusiones de esta mala costumbre. en un mundo aparte. No, ¿Afecta realmente la descarga ilegal a las ventas, en modo no es así. Nuestro entorno más cercano, el de todos, está alguno? ¿Incentiva el consumo legal como tanto se dice? repleto de conocidos que descargan contenido protegido. Lo vemos en el día a día: la mayoría de ellos se han acosEs que una descarga no es una venta perdida tumbrado a consumir cultura y ocio mediante las descargas pirateadas, muchas veces sin tener conciencia de que ¿Y eso cómo estén haciendo algo malo. No conozco a nadie que, tras se demuestra? ver una película obtenida en alguna de esas webs, salga co¿O simplemente rriendo al cine, compre el DVD o incluso la copia digital es porque lo dice que ya ofrecen de manera legal; no conozco a nadie que Neil Gaiman? tras descargar la serie de moda luego se registre en Netflix Quienes apoyan o cualquier plataforma similar para pagar por el visionado las páginas que de ese producto que tanto le ha gustado previamente. Sé vulneran dere- que hay usuarios que lo hacen, pero son una minoría, y chos de autor ase- todos somos conscientes de ello, lo reconozcamos o no. guran que el supuesto impacto negativo de las descargas Seamos sinceros con nosotros mismos. ilegales en el mercado editorial, que enarbola la industria, Obviamente, y resulta innegable, están proliferando los no se puede valorar, ya que dichas webs piratas no ofrecen servicios de pago, desde Spotify, en la música, a la mendatos de sus descargas. Estoy de acuerdo, pero eso vale en cionada Netflix, que ya lleva meses en España. Parece que ambos sentidos: tampoco se puede asegurar que no haya su público es fiel, en algunos casos incluso numeroso, por impacto negativo. Sin información válida no podemos lo cual hay que felicitarse. Pero quien se ha acostumbrado plantear ninguna premisa, ni a favor ni en contra. Sí, que a descargar de manera ilegal, con total impunidad y facialguien descargue una copia pirata no significa necesaria- lidad (porque sí, es tan sencillo como googlear un poco o mente que estemos ante una venta perdida, y por tanto no guardar una web de descargas entre tus favoritos), y sin se puede sancionar o reclamar indemnizaciones en base tener que soltar un euro, es prácticamente imposible que a eso. Es posible que el usuario que descarga nunca hu- quiera renunciar a esa comodidad y enfrentarse a un desbiera comprado ese libro. Pero utilizar esta excusa como embolso económico que, aunque no es excesivo para un justificación de las descargas ilegales es no comprender (ni sueldo medio, sí puede resultar molesto. Quizás dentro de querer hacerlo) el trasfondo del problema: no se trata de un tiempo las cosas empiecen a cambiar de manera susventas ni de dinero (al menos para los autores), se trata de tancial, momento en el que este artículo quedará, para mi derechos. Nadie tiene la potestad de apropiarse por la cara propia alegría, anticuado. de algo que sus productores han tasado en un precio. Es una Con los libros tenemos todavía la ventaja de que se cuestión ética y moral. Y en relación a este aspecto viene la considera un producto físico (cuando hablamos del forsiguiente consigna: