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Una alcaldesa en primera línea
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, entrega balance de aislamiento social en la ciudad.
A
unque manejar una ciudad con tantos problemas como Bogotá, sobre todo en tiempos de pandemia es muy difícil, la alcaldesa Claudia López ha estado al frente de la emergencia sanitaria desde el día en que el Gobierno Nacional descubrió el primer paciente con covid-19 en Colombia, para proteger la salud de los bogotanos sin temblarle la mano al momento de tomar decisiones, algunas impopulares pero necesarias, para evitar que colapsara la red hospitalaria local. El papel que ha jugado para garantizar el acceso a los servicios públicos, socializar las normas de autocuidado en las calles y garantizar una reapertura gradual de la economía, sin poner en riesgo a la población, se lo reconocen los propios ciudadanos, que le dan una alta calificación en las más recientes encuestas que se han publicado sobre su gestión. “Si algo nos ha enseñado esta pandemia es que el mundo de dónde venimos no es sostenible. Tenemos que cambiar nuestros hábitos de vida y desarrollar una nueva normalidad social, económica y cultural. Hay que aprovechar este momento para innovar en políticas públicas y marcar un nuevo rumbo para nuestras ciudades”, sostiene López. Y es que esta crisis le ha permitido a la mandataria ratificar su talante y firmeza en cada una de las intervenciones y medidas que ha tomado en estos cuatro meses para salvaguardar la vida de los más de siete millones de personas que viven en la capital colombiana, como el simulacro del aislamiento preventivo, el cierre inde-
finido de las operaciones aéreas, el control en el uso del transporte público, el pico y cédula, las sanciones a los establecimientos comerciales que omitieron los protocolos de bioseguridad en el primer día sin Impuesto al Valor Agregado (IVA) y la cuarentena por localidades para aplanar la curva epidemiológica en el pico más alto de contagio, entre otras.
Movilización de recursos
La gente le destaca también la movilización de recursos que ha hecho su administra-
ción para atender el problema de desigualdad social que se acentuó con el confinamiento obligatorio decretado para enfrentar la emergencia, sobre todo en la población que depende de la economía informal en la ciudad. López admite que en algunas zonas vulnerables hubo mayor escasez de víveres, lo que desembocó en principio en protestas de sus habitantes que reclamaban ayudas del Estado para sobrellevar la crisis. Por eso no dudo en impulsar programas como “Bogotá Solidaria” con el fin de entregar mercados a los sectores más necesitados. Los analistas le reconocen el acercamiento que ha tenido con la comunidad para concientizar a los bogotanos de la necesidad de acatar las medidas de autocuidado y protección. Con megáfono en mano, la alcaldesa realiza recorridos por la capital invitando a los ciudadanos a salir con tapabocas para no exponerse al contagio o explicarles la importancia de los cierres focalizados y la manera cómo están funcionando. Aunque la gestión de la pandemia ha sido diferente en cada región y cargo que se ejerza, lo cierto es que el liderazgo de las mujeres ha sido fundamental para mitigar su impacto social en la población.
Con magáfono en mano, Claudia López les pide a los bogotanos acatar las medidas de prevención.