Opinión
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NO MÁS SILENCIO Representante a la Cámara Katherine Miranda Peña Partido Alianza Verde
“A
mí también me pasó” decía el titular de la columna en la que su autora relataba cómo fue, siendo niña, víctima de abuso sexual por parte un tío suyo. Ese escrito me dejó pensando en las vidas que, silenciosamente, arrastran el lastre de haber sido objeto de un delito sexual en su niñez o en su adolescencia. Tratar de imaginar el dolor y, hasta la culpa, cultivados año tras año a lo largo de la vida me dejó el alma helada. ¿Qué hacer para aliviar esas existencias tímidas, cerradas, esquivas a la tranquilidad y a la felicidad? ¿Cómo vencer la tiranía del tiempo y hacer que no haya límite para la denuncia? Empecé a buscar qué hacen otros países
para impulsar a las víctimas llenas de miedo y vergüenza, a hablar, a contar su historia, a denunciar: a liberarse. Recién, en Chile, consagraron la imprescriptibilidad de los delitos sexuales cometidos contra menores de edad; también en Perú, hace un año, se determinó que la acción penal no prescriba en los delitos contra la integridad sexual, sin importar la edad de la víctima. Imprescriptibilidad: esa es la llave para abrir la puerta de la desolación de las víctimas hacia la certeza de hablar y, sobre todo, de saber que puede haber justicia en sus casos o, aunque sea, alertar a otras potenciales víctimas.
No es un secreto que los principales agresores de la causa de violencia sexual a niños, niñas y adolescentes son los familiares o personas conocidas por ellas en un 70%. La mitad son familiares directos (padrastro 13,1%, padre 9,4% y tío 8%) y personas conocidas un 21%. Así, es natural que exista tanto silencio entre las víctimas de delitos sexuales. Es fácil entender que un niño calle lo que le hace su agresor si se trata del tío o de los mismos padres, primos, abuelos quienes tienen la responsabilidad de cuidarlo, de no de hacerle daño. El silencio se convierte en un escudo que proteje más al atacante que a la víctima. Durante 2018 el Instituto de Medicina Legal realizó, en promedio, 62 valoraciones médicas por presunto abuso sexual a menores de edad reportando que existieron 22.788 presuntos casos de abusos sexuales en ese año; los promedios diarios superiores se presentaron en abril y mayo y el más bajo en diciembre, tal vez en esa época del año los cuidadores estamos más pendientes de los niños. Sin embargo, según el Informe de Cumplimiento de la Ley 1146 de 2007, en el que se hace un balance de los casos efectivos de violencia sexual y que llega al Congreso de la República cada año, se entregó un balance para el 2018 de 23.635 casos efectivos de violencia sexual con un aumento dramático el último año de 21.9%. Los 23 mil casos efectivos de violencia sexual podrían ser la punta del iceberg de estos delitos, se estima que solo el 20% de estos se denuncian, y aún más dramático que según Mariana Ardila abogada de la dirección legal de Women`s Link Worldwide, los abusos sexuales quedan en la impunidad en un 90%. Con estos datos y, sobre todo, con el corazón atravesado por el dolor construí el proyecto de ley para disminuir la impunidad y evitar el silencio en los delitos sexuales, el proyecto de ley de imprescriptiilidad de la acción penal en delitos sexuales en menores de edad; más de 40 senadoras y representantes del Congreso de la República de Colombia lo suscribimos. En 2019, alrede-