LAS SIMBIOSIS DE LAS PLANTAS EN LA RIZÓSFERA
cartando los tallos en la entrada de su madriguera como huesos limpios. Los favoritos son las hojas de tilo, arces y roble, de las cuales extraen nutrientes. Sus madrigueras airean el suelo y crean canales útiles para cultivar raíces, infiltración de agua e intercambio de gases. Las cuevas son puntos de acceso para las bacterias que fijan el nitrógeno. En el norte de América esta lombriz está impidiendo que se establezca una nueva capa de hojarasca. Allí, el suelo es aireado por insectos del suelo (escarabajos, ciempiés, salamandras) y ahora las lombrices están desplazando este sistema de aireación. Como resultado, el suelo se vuelve más denso y las plantas tienen dificultades para echar raíces. Las lombrices de tierra no estimulan el secuestro de carbono en el suelo y aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero. La presencia de lombrices aumenta las emisiones de óxido nitroso del suelo en 42 % y las de CO2 en 33 %. Pero no hay indicios de que las lombrices afecten las reservas de carbono. El ecosistema del suelo agrícola. /// Un estudio en la zona de Luján (Argentina)
analizó tres tipos de suelos. Uno fue el suelo de campos intensivos con cuarenta años de agricultura; otro en campos intermedios con uso en ganadería y agricultura rotativa y otro de pastizales “naturalizados”. Dado que el suelo agropecuario cambia su estructura física, la primera impresión es que el trabajo llevaría a una menor actividad biológica. Es decir, el suelo de la agricultura tendría menor vida que el suelo de pastizales. Lo que se encontró es que la actividad bacteriana es más alta en los campos de uso intensivo que en los naturalizados. El uso de la tierra afecta a algunos grupos biológicos y permiten que otros se instalen, cambiando la estructura de la comunidad. Las tierras agrícolas tenían buenos niveles de diversidad (p.e.: lombrices exóticas que se adaptaron al “disturbio”). La microbiología de altos niveles de actividad son las que procesan la materia orgánica más rápido. En otro estudio se encontró que el nivel de nutrientes seguía una curva inversa, ya que la agricultura es un proceso extractivo de minerales del suelo y lo empobrece. Vida y nutrientes no siguen la misma tendencia en esos campos estudiados.
4.2.2. Las raíces en el centro de la rizósfera Las células de la raíz. Un fósil de células madre de 320 Ma muestra las raíces de una planta (Radix carbonica) en un bosque pantanoso. Es la primera evidencia de una raíz fosilizada en crecimiento activo y es diferente a las actuales. Tienen un patrón único de división celular ya extinto. Las células madre (totipotenciales) de las plantas actuales se localizan en las puntas de los brotes, rodeadas de células hijas que se dividen para producir los tejidos de la raíz. Las células hijas crecen en longitud y se diferencian por funciones hasta que dejan de crecer (forman la zona de transi-
ción). Las células madre permanecen activas durante toda la vida y pueden desarrollar nuevos órganos cuando se pierden. En la periferia de la punta, la fitohormona auxina hace que las células abandonen el grupo de células madre, se diferencien y formen órganos como hojas y brotes. La fitohormona citoquinina estimula a las células madre a dividirse y proliferar, mantiene el número de células y, por lo tanto, el potencial de crecimiento de la planta. ¿Dónde termina una raíz? La superficie de la raíz no define el exterior de la planta. Los hongos son una prolongación de la raíz. 303