Smaug: Orígenes, desarrollo y vida posterior de un dragón literario Ibai Adrián Goldaraz, España
1. INTRODUCCIÓN
Señor de los Anillos, por ejemplo, actores como Ian McKellen, o el compositor canadiense Howard Shore para la producción de la banda sonora.
A pesar de las diferencias culturales, los dragones son universalmente concebidos como criaturas poderosas, amenazantes y sorprendentes (Honegger, 2019). El autor británico J. R. R. Tolkien, creador de las obras literarias El Hobbit y El Señor de los Anillos, es responsable de la relevancia que el dragón recuperó en la producción literaria postmedieval (2019). Los dragones han formado parte de la literatura del autor desde sus primeros relatos, como es el caso de La caída de Gondolin (Garth, 2011). John Garth (2011) destaca en Tolkien y la Gran Guerra que los dragones de dicha obra manifiestan evidentes asociaciones con los vehículos acorazados con los que se encontró el autor británico mientras servía en la Primera Guerra Mundial.
El artículo tiene como objetivo, en primer lugar, analizar las influencias medievales en la creación de Smaug por parte de Tolkien y, en segundo lugar, examinar cómo se ha representado posteriormente el dragón en la adaptación cinematográfica de Peter Jackson The Hobbit: La Desolación de Smaug. Concretamente, deseo averiguar cómo la alternancia de medio en la adaptación de Smaug afecta a la representación y caracterización del personaje.
2. INFLUENCIA LITERARIA MEDIEVAL EN LOS DRAGONES DE TOLKIEN
Los predecesores de Smaug muestran claras similitudes con los dragones de Beowulf o la Saga Völsunga, como es el caso de Glaurung o el Dragón Blanco (Pellerin, 2009). En cuanto a El Hobbit, a pesar de las diferencias en relación al tono, varios paralelismos son observables a través de la yuxtaposición de la estructura de la novela de Tolkien con la de Beowulf:
La premiada trilogía de Peter Jackson The Lord of the Rings (2001-2003) es la adaptación cinematográfica más reseñable del legendarium de Tolkien. Años más tarde, el director neozelandés se embarcó en la adaptación de El Hobbit, probablemente la adaptación cinematográfica más notable de esta última novela hasta el momento. El éxito de la trilogía, comparable al de otras películas de renombre como Crepúsculo o Los juegos del hambre, se atribuye principalmente al personaje de Smaug (Lee, 2016). Dado que el libro narra los acontecimientos que precedieron a su primera trilogía, Jackson tuvo que enfrentarse a varios retos al adaptar las aventuras de Bilbo:
“ambos contienen un héroe poco prometedor que adquiere estatura heroica; ambos relatos, tanto literal como implícitamente, contienen monstruos en ascendente escala de terror identificados como ‘descendientes de Caín’; ambos contienen historias secundarias sobre la gente o sobre los enanos en el caso de El Hobbit, y ambos, por supuesto, contienen al menos un dragón.” (Christensen, 1989, p. 4).
[Peter Jackson] tuvo que traducir una novela episódica, casi picaresca, sobre la búsqueda de Thorin para recuperar su riqueza y su patria en una narración cinematográfica cronológicamente coherente que conecta la búsqueda con el objetivo más amplio de derrotar a Smaug, no sólo como guardián del tesoro robado, sino como un instrumento potencial de Sauron (conocido en la primera película sólo como el “Nigromante”) y de su maldad que se extiende (Riga, Frank P.; Thum, Maureen; y Kollmann, Judith, 2014, p. 106)
En consecuencia, Peter Jackson decidió adaptar el libro de Tolkien en una trilogía: El Hobbit: Un viaje inesperado (2012), El Hobbit: La desolación de Smaug (2013) y El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos (2014). Con el fin de establecer un continuo espacio-temporal entre ambas producciones, se conservaron varios elementos de las películas de El
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El dragón del poema épico en inglés antiguo es inicialmente presentado durmiendo encima de una enorme montaña de tesoros, al igual que Smaug en El Hobbit. El objeto que roba Bilbo se trata de una copa de dos asas, muy similar al cáliz que le roban al dragón de Beowulf. Del mismo modo, la reacción de Smaug ante el robo de una de sus piezas del tesoro replica al dragón de Beowulf, pues incurrirá en la ira del dragón y en consecuencia provocará la exhibición del poder de las criaturas mediante el vuelo y el vómito de llamaradas tratando de perseguir a sus respectivos ladrones (Pellerin, 2009). Otros vínculos con Beowulf y la Saga Völsunga se exhiben en el personaje de Smaug en El Hobbit, en particular durante la conversación entre Bilbo y Smaug en el duodécimo capítulo de la novela. La capacidad de hablar es una característica presente